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Craneoencefálico y Facial
Uso con Fines Académicos y Educativos
ÍNDICE
1.- Objetivos
2.- Introducción
3.- Anatomofisiología del traumatismo craneoencefálico
3.1 Definición
3.2 Anatomía
3.3 Fisiología de la circulación cerebral
3.4 Fisiopatología del TCEG (Traumatismo craneoencefálico
grave)
3.5 Mecanismos y tipos de lesión
4.- Reconocimiento primario y tratamiento inicial
4.1 Evaluación y tratamiento inicial
4.2 Evaluación secundaria y cuidados de mantenimiento
4.2.1 TCE severo: paciente inconsciente
4.2.2 TCE leve y moderado: paciente consciente
5.- Evacuación y Traslado
6.- Transferencia
7.- Posibles diagnósticos de enfermería en relación con el TCE
8.- Resumen
9.- Bibliografía
TRAUMATISMO FACIAL
1.- Introducción
2.- Clasificación
3.- Cuidados de enfermería en la urgencia extrahospitalaria
3.1 Reconocimiento primario
3.2 Reconocimiento secundario
3.3 Otros cuidados de enfermería
4.- Bibliografía
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1.- OBJETIVOS
• Conocer la fisiopatología del Traumatismo Craneoencefálico Grave (TCEG) y las causas que
pueden empeorar su pronóstico, incidiendo sobre aquellas en las que podemos intervenir en
la urgencia extrahospitalaria.
• Diferenciar los distintos tipos de TCE e identificar los problemas de salud que conlleva cada
uno de ellos con el fin de proporcionar los cuidados adecuados desde una perspectiva física,
psicológica y social.
2.- INTRODUCCIÓN
El Traumatismo Craneoencefálico (TCE) grave es una de las principales causas de morbimor-
talidad en el mundo industrializado, y la causa más común de muerte en traumatismo cerrado.
Afecta más a varones debido a los diferentes roles y conducta social de uno y otro sexo, aunque
en el caso de atropellos, hay una pequeña incidencia mayor en mujeres en algunos puntos de
España(1). La edad de máximo riesgo se sitúa entre los 15 y los 24 años(2), sin embargo a partir
de los 75 años, se produce otro pico debido presumiblemente a las caídas en nuestros mayores(3).
Se estima que por cada 250-300 TCE leves, hay 15-20 moderados y 10-15 graves, lo que conlleva
altos gastos económicos y sociales.
A pesar de esto, la mortalidad por TCE ha disminuido en los últimos años, entre otras causas,
por la mejora en los cuidados críticos del paciente desde la primera hora, a todos los cuidados
intrahospitalarios. Para continuar mejorando estos resultados, es fundamental el entrenamiento
y actualización del personal que desarrolla su actividad en la urgencia extrahospitalaria, entre el
que se encuentra el personal de enfermería, hacia el que va dirigido este manual.
En función del valor obtenido tras clasificar el TCE según la escala de Glasgow (GCS) po-
demos hablar de TCE grave (incidencia 10%), TCE moderado (10%) y TCE leve (80%).
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3.2 Anatomía
El encéfalo se compone de cerebro, cerebelo y tronco del encéfalo, y está recubierto por:
líquido cefalorraquídeo, meninges (piamadre, aracnoides y duramadre), cráneo y cuero
cabelludo (fig. 1).
Surco central
Lóbulo frontal
Lóbulo parietal
ANTERIOR POSTERIOR
Lóbulo
occipital
Surco lateral
Protuberancia
Tronco del encéfalo
Bulbo raquídeo
Entre el cráneo y la duramadre, discurren las arterias meníngeas, cuyo sangrado dará
lugar al hematoma epidural. Entre la duramadre y la aracnoides, se encuentran las venas
cerebrales, que si se lesionan, producen el hematoma subdural. Por último, entre la arac-
noides y la piamadre (membrana unida íntimamente al cerebro) se encuentra el espacio
subaracnoideo, ocupado por LCR. El sangrado en esta zona se denomina hemorragia
subaracnoidea (fig. 2).
Espacio epidural
Espacio subdural
Cráneo
Membrana aracnoides
Piamadre
unida directamente a la superficie
del cerebro y no separable
El cráneo es una estructura cerrada y rígida, compuesta por tres elementos: parénquima
cerebral (85%), sangre (venosa y arterial) (7%) y líquido cefalorraquídeo (LCR) (8%). La
presión intracraneal (PIC) (Normal 15 mm de Hg), depende del equilibrio entre estos tres
componentes.
El cerebro, tiene unos mecanismos de autorregulación que permiten mantener un flujo san-
guíneo cerebral (FSC) constante (50ml/min/100gr) que se mueve en márgenes muy peque-
ños, a pesar de los cambios de la presión arterial (PA) sistémica (si hay subida de PA, se
produce vasoconstricción y si hay bajada de la PA se produce vasodilatación).
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También la concentración de O2 y CO2 van a influir en el FSC, ya que el cerebro tiene la
capacidad de adaptar el FSC al consumo de O2 cerebral (acoplamiento flujo/consumo).
Además, los valores de Pa CO2 en sangre modifican el FSC. La hipercapnia (PaCO2 > 45
mm de Hg) produce vasodilatación mientras que la hipocapnia (PaCO2 < de 35 mm de Hg)
produce vasoconstricción.
• Lesión primaria. Sólo podemos intervenir con la prevención. Son las que se producen
como consecuencia de la agresión mecánica inicial y estarán en relación con el meca-
nismo de producción y la energía transferida. Pueden presentarse en forma de lesión
celular, desgarro, retracción axonal y alteraciones vasculares. Hay lesiones focales como
la contusión cerebral, en relación con fuerzas inerciales directamente dirigidas al cerebro,
y lesiones difusas, como la lesión axonal difusa, en relación con fuerzas de estiramiento,
cizallamiento y rotación(4).
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b) Mecanismos intracraneales:
- HTIC: Es el más frecuente y está asociado a peor pronóstico tanto en mortalidad
como en alteraciones funcionales. Se producen lesiones cerebrales tanto por com-
presión mecánica como por lesiones isquémicas e hipóxicas. La consecuencia
final de una HTIC no controlada sería la herniación del encéfalo a través del orificio
del tentorio, con compresión del tronco cerebral, hidrocefalia, isquemia y muerte
cerebral.
- Vasoespasmo cerebral.
- Convulsiones.
- Hiperemia cerebral.
- Edema cerebral: puede crear problemas de espacio, y compresión de los vasos
sanguíneos, disminuyendo el FSC y provocando isquemia.
• Lesión terciaria. Inmediatamente después del traumatismo y en las horas o días si-
guientes, tiene lugar una producción excesiva de metabolitos y de neurotransmisores
(inocuos a concentraciones normales), que provocan lesiones del tejido cerebral. Aun-
que algunos autores lo incluyen en el daño secundario(4),otros lo clasifican como daño
cerebral terciario(5).
Fractura craneal
Aumentan el riesgo de meningitis.
abierta.
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Son las más frecuentes.
Fracturas na-
Se acompaña de edema, hematoma, epístaxis y
sales.
deformidad ósea a la palpación.
Lesiones Fracturas de
A la palpación crepitación en la zona de fractura.
de cara la línea media
Asimetría facial.
y cuello facial.
(cont.)
Se deben a un golpe seco en la región cervical anterior.
Lesiones Se puede observar: un tono de voz más bajo, contusión cervical
laríngeas. o pérdida de la prominencia del cartílago tiroides. A veces, enfi-
sema subcutáneo en cuello.
Lesiones Las arterias carótidas irrigan la mayor parte del encéfalo y las
de vasos venas yugulares lo drenan, y la lesión de cualquiera de ellas
cervicales. puede provocar una hemorragia intensa.
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Reacción inflamatoria del tejido cerebral que puede ir
acompañada de hemorragia microscópica del propio encéfalo.
El mecanismo lesional suele ser el traumatismo cerrado, aunque
también puede ocurrir en traumatismos penetrantes como
disparos, y puede afectar a regiones alejadas del lugar del
Contusión golpe, al lado contrario, por una “lesión de contragolpe”. (Por
cerebral. ejemplo, una típica caída en la ducha con golpe en la región
occipital puede provocar alteraciones en la zona frontal).
Se observa en un 20 – 30% de los TCE graves y también en
algunos moderados con Glasgow entre 9 – 13 que pueden
evolucionar con el tiempo a un TCE grave al aumentar el efecto
masa provocado por la hemorragia y/o el edema cerebral.
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4.1 Evaluación y tratamiento inicial
Es una etapa donde los cuidados de enfermería se realizan de forma interdependiente con
el resto del equipo, colaborando tanto en la movilización e inmovilización como en la esta-
bilización del paciente.
Tabla II: Sedación y relajación para IOT (cálculo práctico para 70 kg de peso) (16) (17)
TIPO DE DOSIS ADMINISTRA-
FÁRMACO RITMO EN LA PRÁCTICA
FÁRMACO INICIAL CIÓN
INDUCCIÓN A LA SEDACIÓN
Amp. de 15 mg
Poner en
(en 3 ml)
*Midazolam una jeringa
0.15 – 0.35 + 7 ml pasar en
Benzodiacepina de 10 ml 15 mg
Dormicum ® mg/Kg de S.S.F. 20 ó 30 sg.
+ 7 ml de S.S.F. y
También amp.
pasar en 20 ó 30 sg.
5mg en 5 ml.
RELAJACIÓN QUÍMICA
relajante entre
Vecuronio muscular 10mg (un vial) + 7-10 ml Puede dar hipoten-
0.1 mg/Kg
Norcurón® no 10 ml de S.S.F. en sión y bradicardia
despolarizante bolo IV
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Otras alternativas a la IOT pueden ser la cánula orofaríngea1 con ventilación mediante
balón de reanimación2, la mascarilla laríngea o combitube, o la punción cricotiroidea en
caso de trauma facial importante o rotura traqueal. (8)
La inmovilización de columna cervical se debe realizar con collarín cervical semirrígido
tipo Minerva. Se tendrá la precaución de no colocarlo muy apretado para no impedir el
drenaje venoso cerebral, lo que podría tener como consecuencia el aumento de la PIC.
“La colocación de collarín cervical no es obligatoria si se inmoviliza de forma correcta
cabeza y cuello”(2).
B. Ventilación
La existencia de hipoxia es un factor predictor de mala evolución en el TCE, por lo que
es importante mantener una correcta ventilación. Para conseguirlo, debemos:
• Asegurar una ventilación efectiva y oxigenación con mascarilla de efecto venturi o
ventilación mecánica, tras IOT, para prevenir la hipoxia.
• Monitorizar pulsioximetría manteniendo una Sat. O2 >95 %.
• No se aconseja hiperventilación de forma rutinaria3 porque al disminuir la PCO2 se
produce vasoconstricción e isquemia. Sólo en el caso de signos evidentes de HTIC o
caída en el GCS de 2 puntos.
• Monitorizar con capnografía: el aumento de PCO2 produce vasodilatación (aumento
de edema cerebral) y la disminución de PCO2 produce vasoconstricción (isquemia).
Se consideran normales valores de 35 – 40 mm de Hg. En caso de HTIC, la PaCO2
no debe ser menor de 30 mm de Hg. (2)
C. Circulación
La valoración se realizará de forma rápida como en cualquier otro traumatizado: pulsos,
relleno capilar y color de piel (normocoloreada, palidez, cianosis).
Sabemos que la hipotensión arterial es un indicador de mal pronóstico en la evolución
del TCE. La existencia de un único episodio de hipotensión (PAS<90mmHg) en fases
tempranas, está asociada con el doble de mortalidad.
- Pupilas
· Valorar tamaño, simetría y respuesta a la luz, así como la dilatación o fijación
pupilar.
· Se registrará:
- Si hay o no trauma orbitario.
- Asimetría: diferencia mayor de 1 mm.
- Si existe diferencia en la contracción – relajación pupilar entre una y otra pu-
pila.
- Si la pupila no responde.
E. Exposición
• Se valorarán las lesiones externas descartando lesiones sangrantes y lesiones aso-
ciadas. Debemos palpar el cráneo en busca de scalps, deformidades, hematomas,
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heridas abiertas con pérdida de masa encefálica, pérdida de sangre y/o líquido cefa-
lorraquídeo por nariz o por oídos. (10)
• Es conveniente desnudar al paciente para hacer la valoración completa, pero esta
maniobra puede demorarse hasta que podamos proporcionarle un medio en el que
mantenga la temperatura corporal, y esté asegurada su intimidad.
Una vez el paciente en un ambiente seguro (UVI móvil, ambulancia, Centro de Salud) se
le desnudará y se realizará una valoración de la cabeza a los pies en busca de lesiones
asociadas. Como los principales objetivos en esta fase, siguen siendo mantener la mejor
oxigenación, conseguir la normotensión y conservar la perfusión cerebral, con el fin de evitar
el edema cerebral o la isquemia, si el paciente se encuentra en estado crítico, no se demo-
rará el traslado por completar la evaluación, y se realizará en camino. En esta etapa, se
continuará con el tratamiento farmacológico y valoraremos otras necesidades de cuidados
que no hayan sido cubiertas con anterioridad.
• Cuidados respiratorios
• Cuidados cardiovasculares
- Monitorización cardiovascular: TA, monitorización electrocardiográfica.
- Si no se ha podido antes, canalizar dos vías venosas periféricas, preferible-
mente de grueso calibre (14-16 G.) y asegurar bien las vías.
• Prevención de la HTIC
- Los síntomas típicos del aumento de presión intracraneal van a ser dolor de ca-
beza, alteraciones de la visión y deterioro del nivel de conciencia (11). En el caso
del paciente intubado, sospecharemos de HTIC si encontramos hipertensión
con bradicardia, bajada de 2 puntos de la escala de Glasgow y/o anisocoria.
• Control de glucemia
- Realizar glucemia capilar. Las soluciones glucosadas están desaconsejadas por
aumentar el edema cerebral, salvo si es preciso tratar un cuadro de hipoglu-
cemia(2).
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• Cuidado de la piel
- Tras desnudar completamente al paciente, abrigarle colocando sábana y manta
encima. No debe estar hipotérmico pero la temperatura del paciente debe man-
tenerse < 37ºC. Si hipertermia, valorar antipiréticos (paracetamol, dipirona, ibu-
profeno) (8).
- Evitar puntos de presión, siendo los más frecuentes la barra de la camilla a nivel
de los pies y collarines de tamaño no adecuado.
- Atención a los ojos, cerrando los párpados y colocando una gasa humedecida
con suero fisiológico .
Son pacientes que están conscientes, con un Glasgow mayor o igual a 9, donde los
cuidados irán enfocados a suplir aquellas áreas no cubiertas, será una relación de
ayuda.
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Según el tipo de TCE se adoptarán distintas medidas:
En su domicilio, podrá:
- Ponerse hielo en la zona inflamada (envuelto en un paño para proteger la piel).
- Tomar paracetamol para el dolor de cabeza, no aspirina. No usar sedantes.
- Puede beber y comer de forma habitual. No tomar alcohol en 3 días.
• TCE moderado: precisará un diagnóstico radiológico (TAC) por lo que debe ser de-
rivado al hospital, según su estado, en ambulancia de SVB o SVA con monitoriza-
ción constante para observar posible deterioro. Es frecuente que el paciente tenga
amnesia lagunar, desorientación temporoespacial y haga preguntas repetitivas.
1- Cuidados respiratorios
Oxigenación: mantener Sat. O2> 95 %. Poner mascarilla con reservorio o mas-
carilla de alto flujo con efecto Venturi.
Monitorización de pulsioximetría.
2- Cuidados cardiovasculares
Monitorización cardiovascular.
3- Cuidado de la piel
Tras desnudar completamente al paciente para la valoración secundaria, abri-
garle colocando sábana y manta encima.
4 - Confort y seguridad del paciente (movilizaciones, postura…)
Se colocará al paciente en decúbito supino con cabecero elevado 15 -30º. Si
en esta posición el paciente se agita, no está contraindicado trasladarle en po-
sición de Fowler.
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Sujeción mecánica del paciente, mediante correas, a la camilla de la ambulan-
cia.
5- Educación sanitaria: si estuviera la familia, o si fuera hacia el hospital, explicarle
que hay que ver la evolución del estado del paciente. A veces, de forma transi-
toria, son normales las preguntas repetitivas debido a la desorientación tempo-
roespacial que produce la conmoción cerebral.
6- Atención psicológica: el paciente tiene amnesia de sucesos recientes. Por ello,
habrá que apoyarle, explicarle y centrarle sobre quién es, dónde está y qué ha
ocurrido, normalmente de forma reiterada.
7- Atención a aspectos psicosociales: dada la desorientación temporoespacial de
estos pacientes y su posible deterioro, es conveniente conseguir un teléfono
de contacto de algún familiar y anotarlo en el informe de Enfermería.
- Una vez estabilizado, requiere traslado con monitorización constante y reevaluación cada
5 minutos.
- Destino: Centro hospitalario útil, de tercer nivel con neurocirugía y UCI. El traslado inter-
hospitalario de estos pacientes aumenta la mortalidad un 20%.
6.- TRANSFERENCIA
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7.- POSIBLES DIAGNÓSTICOS DE ENFERMERÍA EN RELACIÓN
CON EL TCE (15) (10)
• Perfusión tisular inefectiva: cerebral r/c hipovolemia y/o interrupción del flujo cerebral m/p
cambios en las reacciones pupilares y/o alteración del estado mental y/o debilidad o parálisis
de las extremidades.
• Deterioro de la memoria r/c hipoxia aguda y/o interrupción del flujo cerebral m/p incapacidad
para recordar información sobre los hechos.
• Riesgo de aspiración r/c reducción del nivel de conciencia y/o depresión de los reflejos nau-
seoso y tusígeno.
8.- RESUMEN
Como hemos visto a lo largo del tema, la lesión cráneoencefálica es un trastorno dinámico y
evolutivo, donde la asistencia prehospitalaria, en los primeros minutos tras el impacto, tiene
una gran importancia para prevenir o corregir los factores que provocan una lesión secundaria,
fundamentalmente la hipotensión y la hipoxia.
9. BIBLIOGRAFÍA
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2007. p. 113-130.
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Manual de Enfermería en Emergencia Prehospitalaria y Rescate. 2ª ed. Madrid: Arán; 2008. p. 447-452.
8. Prehospital Trauma Life Support Committee of the National Association of Emergency Medical Tecnicians en cola-
boración con the Committee on Trauma of the American Collage of Surgeons. PHTLS. Soporte vital básico y avan-
zado en el trauma prehospitalario. 6ª ed. Barcelona: Elsevier; 2012.
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http://www.uclm.es/AB/enfermeria/revista/numero 15/numero15/politraum.htm. Recuperado el 5/10/2012.
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11. García J, Lizandra J, Safont P, García R. Actuación de enfermería en la monitorización de la presión intracraneal.
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13. Abad F, Morillo J. Asistencia prehospitalaria al politraumatizado. En: Morillo J, (coord..). Manual de enfermería de
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http://www.ee.isics.es/servlet/Satellite?pagename=ExcelenciaEnfermera/Articulo_EE/plantilla_articulo_EE&num-
Revista=4&idArticulo=1108403547334.Recuperado el 21/5/2012.
16. Huidobro M. 112 fármacos intravenosos en emergencias. 2ª ed. Torre Don Jimeno: Formación continuada Logos;
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17. Ramiro C, Navalpotro S. Farmacología práctica en la Urgencia Extrahospitalaria.
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TRAUMATISMO FACIAL
1.- INTRODUCCIÓN
Se entiende por traumatismo maxilofacial aquel cuya lesión afecta a la estructura ósea
facial y/o a los tejidos blandos de la cara, incluyendo el pabellón auricular. Con frecuencia
este traumatismo se presenta asociado a lesiones craneales, cervicales y torácicas. Su incidencia
es mayor en el sexo masculino y en edades comprendidas entre los 20 y los 45 años.
La etiología más habitual la constituyen los accidentes de tráfico seguidos de las agresiones
y los accidentes laborales. En cuanto al mecanismo de producción, puede ser directo o indirecto.
Es raro que las lesiones maxilofaciales por sí mismas pongan en peligro la vida del pa-
ciente salvo que provoquen una obstrucción de la vía aérea por distintas circunstancias, como
la desestructuración ósea, las fracturas, las deformidades, la presencia de cuerpos extraños, la
acumulación de vómitos, sangre, etc. Otra complicación que puede aparecer son las hemorragias
abundantes por la gran vascularización de la cara. Esta misma circunstancia justifica que las su-
turas de las heridas puedan prolongarse hasta 24 horas después de producirse la lesión.
2.- CLASIFICACIÓN
• Afectación de tejidos blandos: lesiones superficiales, heridas simples o heridas complejas.
• Afectación ósea: las fracturas de los huesos nasales son las más frecuentes.
• Les siguen en incidencia las fracturas mandibulares. Mención especial merecen las fracturas
de la línea media facial o fracturas de Le Fort (tabla I), en las que se distinguen tres tipos dife-
rentes (la más frecuente Le Fort tipo II) que comparten entre ellas el presentar maloclusión
de la boca.
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3.- CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN LA URGENCIA
EXTRAHOSPITALARIA
Siguiendo el protocolo de actuación del traumatismo grave, y en colaboración con el equipo
multidisciplinar, respecto al traumatismo facial nos centraremos en los siguientes puntos:
B. Control de la ventilación.
• Oxigenación: control de la ventilación asistida.
• Frecuencia respiratoria: 10 resp./min en adultos, 20 en niños y 25 en lactantes.
• Volumen de 350 a 500 ml.
• Monitorización con pulsioximetría y capnometría.
• Cuidados del paciente intubado.
D. Valoración neurológica.
E: Exposición.
Se procederá a la inspección del cuero cabelludo, la cara, el cuello y la boca. Incluirá una
inspección intraoral. Una evaluación extraoral, y la palpación de los maxilares.
• Evaluación intraoral:
- Si hay problemas de visualización se lavarán las heridas con suero fisiológico, eli-
minando la sangre y los cuerpos extraños mediante irrigación.
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- Se inspeccionarás asimismo las posibles avulsiones dentarias, teniendo en cuenta
que las piezas pueden haber sido deglutidas o aspiradas. En caso de encontrar la
pieza dental, tiene la posibilidad de ser reimplantada en los primeros 30 minutos. Para
su traslado, el diente se colocará dentro del alveolo si se puede, simplemente en la
boca del paciente o en su defecto, introducido en leche. Evitar tocar la raíz con los
dedos.
- Controlar anomalías en la oclusión.
• Evaluación extraoral:
- Cuero cabelludo: presencia de contusiones, hematomas o heridas.
- Cara: se buscarán asimetrías, hematomas, tumefacción o crepitación.
- Conducto auditivo externo: posible otorragia (sangre) u otorrea (LCR), signo de Battle
(hematoma sobre la apófisis mastoides del temporal) o heridas en el pabellón auricu-
lar.
- Ojos y párpados: valorar agudeza visual, vía lagrimal, movilidad del globo ocular y
heridas palpebrales.
- Fosas nasales: explorar si existe rinorrea, edema, hematoma, epístaxis, deformación,
crepitación.
- Buscar heridas en la mejilla: lesión del conducto de Stenon (drenaje de la parótida,
a nivel del segundo molar superior).
- Evaluación de la función motora y sensitiva.
.
• Confort y seguridad del paciente: proporcionar una postura lo más cómoda posible
que asegure la vía aérea permeable, el control de hemorragias y la tranquilidad del pa-
ciente. Normalmente la posición de Fowler, si no existe contraindicación por otros trau-
mas asociados, será la más confortable. Sujeción mecánica del paciente, mediante
correas, a la camilla de la ambulancia.
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• Traslado a centro útil: se realizará a un centro hospitalario con posibilidad de atención
al paciente mediante especialidad de maxilofacial, además del resto de especialistas
que precise por las lesiones asociadas que presente. El tratamiento definitivo de estas
lesiones es quirúrgico y debe realizarse lo antes posible.
4.- BIBLIOGRAFÍA
1. Prehospital Trauma Life Support Committee of the National Association of Emergency Medical Tecnicians en cola-
boración con the Committee on Trauma of the American Collage of Surgeons. PHTLS. Soporte vital básico y avan-
zado en el trauma prehospitalario. 6ª ed. Barcelona: Elsevier; 2012.
2. Gómez LM, Pueyo J, Redondo LC. Atención integral en accidentes de tráfico. Jaén: Formación Alcalá; 2006.
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22
BIBLIOGRAFÍA