Está en la página 1de 10

Clase 17 Patologías crónicas

Diabetes
La diabetes es una enfermedad crónica que se origina porque el páncreas no
sintetiza la cantidad de insulina que el cuerpo humano necesita, la elabora de una
calidad inferior o no es capaz de utilizarla con eficacia.
La insulina es una hormona producida por el páncreas. Su principal función es
el mantenimiento de los valores adecuados de glucosa en sangre. Permite que la
glucosa entre en el organismo y sea transportada al interior de las células, en
donde se transforma en energía para que funcionen los músculos y los tejidos.
Además, ayuda a que las células almacenen la glucosa hasta que su utilización
sea necesaria.
En las personas con diabetes hay un exceso de glucosa en sangre
(hiperglucemia), ya que no se distribuye de la forma adecuada. la glucosa elevada
puede ser perjudicial "para todo el organismo, pero principalmente para el
corazón, el riñón y las arterias, por lo que las personas que tienen diabetes y no lo
saben o no la tratan tienen más riesgo de problemas renales, infartos, pérdida de
visión y amputaciones de miembros inferiores".
Causas
"No se conoce la causa exacta de la diabetes, entre otras cosas porque hay
muchos tipos diferentes". De hecho, el momento de aparición de la enfermedad,
las causas y los síntomas que presentan los pacientes dependen del tipo de
diabetes:

Diabetes tipo 1
Aparece generalmente en niños, aunque también puede iniciarse en adolescentse
y adultos. Suele presentarse de forma brusca y muchas veces
independientemente de que existan antecedentes familiares.
Se produce una destrucción de las células que producen la insulina en el páncreas
(las células beta) por autoanticuerpos. "Es decir, el organismo ataca a sus propias
células como si fueran extrañas (como ocurre en la enfermedad celíaca, y en otras
enfermedades autoinmunes)", aclara González. El mecanismo inicial que induce la
aparición de estos anticuerpos no está totalmente identificado y es muy complejo.
Se investiga si el origen está, según Ávila, en "una predisposición genética que,
debido a diferentes factores ambiantales, produce esa respuesta autoinmune que
destruye esas células".

Diabetes tipo 2
Surge en la edad adulta, su incidencia aumenta en personas de edad avanzada y
es unas diez veces más frecuente que la tipo 1. En ella se produce una
disminución de la acción de la insulina, de forma que, aunque haya mucha, no
puede actuar. González indica que se da "un componente mixto: por un lado, hay
menor insulina en el páncreas y, por otro, esta insulina funciona peor en los tejidos
(la denominada resistencia a la insulina)".
"Su principal causa es la obesidad porque el tejido graso produce determinadas
sustancias que disminuyen la sensibilidad de los receptores de la insulina", agrega
Ávila. Puesto que la obesidad ha crecido de forma muy significativa en España,
también lo ha hecho este tipo de diabetes.

Síntomas
Entre los posibles síntomas de una elevación de la glucosa se encuentran los
siguientes:
● Mucha sed (polidipsia).
 
● Sensación de mucha hambre (polifagia).
 
● Necesidad de orinar continuamente, incluso de noche (poliuria).
 
● Pérdida de peso, a pesar de comer mucho.
 
● Cansancio.
 
● Visión borrosa.
 
● Hormigueo o entumecimiento de manos y pies.
 
● Infecciones fúngicas en la piel recurrentes.
Si la glucosa sube despacio, de forma progresiva (en general, en la diabetes tipo
2), pueden pasar años hasta que comiencen los síntomas, y por ello la
enfermedad puede pasar inadvertida. "Que no duela no quiere decir que no haga
daño, y de ahí la importancia del diagnóstico precoz para prevenir la aparición de
complicaciones", recalca González.
Prevención
En la actualidad no es posible prevenir la diabetes tipo 1, a pesar de los múltiples
intentos que se han hecho.
La diabetes tipo 2, que es la más frecuente, sí se puede prevenir. Puesto que la
causa más importante es la obesidad, "todas las acciones que tengan que ver con
la prevención de la obesidad -evitar el sedentarismo, la comida basura, las
bebidas azucaradas...- van a tener un resultado positivo". Una vez que se ha
diagnosticado la enfermedad, hay que prevenir la aparición de complicaciones
micro y macrovasculares. El seguimiento del tratamiento prescrito, así como de las
recomendaciones dietéticas y de actividad física es fundamental para evitar
complicaciones como las cardiovasculares, las renales, la retinopatía diabética o el
pie diabético. Además, se aconseja la realización de revisiones periódicas, entre
las que destacan las siguientes:
● Fondo de ojo.
 
● Análisis de la función renal.
 
● Revisiones de los pies.
 
● Electrocardiograma.
 
● Medición de la presión arterial.
Las personas con diabetes también deben estar atentas a la aparición
de hipoglucemia (bajo nivel de glucosa en sangre). Actualmente se considera que
una persona tiene una hipoglucemia cuando su nivel de azúcar en sangre es
menor de 70 mg/dl. Es la complicación aguda de la diabetes más frecuente y
puede aparecer en multitud de circunstancias:
● Dosis de insulina excesiva.
 
● Insuficientes hidratos de carbono en las comidas.
 
● Comidas retrasadas en el tiempo.
 
● Ejercicio extra para la dosis de insulina administrada.
 
● Algunos antidiabéticos orales también pueden causar hipoglucemia.
 
● Administración de la insulina en músculo en lugar de en tejido subcutáneo.
 
● Errores en la administración de insulina (administrar insulina rápida en lugar de
retardada o errores de dosis).
 
● Bañarse o ducharse con agua muy caliente poco después de haberse pinchado la
insulina.
Entre las medidas para prevenir la hipoglucemia cabe citar la realización de un
mayor número de controles de glucemia durante el día, sobre todo si se ha hecho
ejercicio físico, así como la planificación con antelación del ejercicio físico que se
va a realizar para poder ajustar la insulina que se va a administrar y los hidratos de
carbono que se van a comer. En este sentido, los expertos recalcan que nunca se
debe administrar la insulina sin haberse hecho un control de glucemia.

¿Cómo medir los niveles de glucosa?


Existen diversas formas de medir la glucosa. Para la práctica de deporte pueden
resultar especialmente útiles los medidores continuos de glucosa
(MCG) implantables, que constan de un pequeño sensor que va implantado en el
antebrazo y un transmisor que envía los datos a una aplicación que el paciente
instala en su móvil.
Estos dispositivos proporcionan resultados en tiempo real, que además se pueden
descargar en otros móviles. También permiten programar alarmas que se activan
cuando el paciente tiene niveles próximos a la hipoglucemia y ofrecen la
posibilidad de llevar un registro de las glucemias y analizar como la alimentación o
la actividad física inciden en ellas.
Tipos

Diabetes Mellitus tipo 1


Está causada por la destrucción de las células productoras de insulina. Suele
aparecer en la infancia.

Diabetes Mellitus tipo 2


Es la más frecuente y prevenible y se produce por un déficit de insulina, que se
suma a una acción reducida de esta hormona en los tejidos.
Diagnóstico
El diagnóstico de la diabetes se realiza midiendo los niveles
de glucosa en la sangre. Se trata de pruebas que puede realizar el médico de
atención primaria. Ávila explica que solo existen 4 formas de diagnosticar la
diabetes:
● Glucemia basal (en ayunas) mayor de 126 mg/dl
 
● Hemoglobina glucosilada mayor de 6,5 por ciento
 
● Curva de glucemia con 75 g de glucosa mayor de 200 mg/ dl
 
● Glucemia al azar (en cualquier momento del día) mayor de 200 mg/dl con
síntomas típicos
Todos ellos deben ser confirmados en una segunda ocasión menos el último, que
se ratifica por los síntomas.
Tratamientos
El tratamiento de la diabetes se basa en tres
pilares: dieta, ejercicio físico y medicación. Tiene como objetivo mantener los
niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad para minimizar el riesgo de
complicaciones asociadas a la enfermedad.
La insulina es el único tratamiento para la diabetes tipo 1. hoy en día solo puede
administrarse inyectada, ya sea con plumas de insulina o con sistemas de infusión
continua (bombas de insulina). "Es preciso ajustar la administración de insulina a
lo que la persona come, la actividad que realiza y sus cifras de glucosa, por lo que
el paciente debe medirse la glucosa de forma frecuente, mediante el uso de
glucómetros (pinchándose los dedos) o con sensores de glucosa interticial (alguno
ya está financiado en varias comunidades autónomas), de forma más sencilla y
menos dolorosa"
La diabetes tipo 2 tiene un abanico terapéutico más amplio. En este caso, a
diferencia de los pacientes con diabetes tipo 1, no siempre va a ser precisa la
administración de insulina. Adoptando un estilo de vida saludable y perdiendo
peso, los niveles de glucosa pueden normalizarse.
Junto a ello, añade la endocrinóloga, "el uso de uno o más fármacos que ayuden a
que la insulina funcione mejor van a ser la mejor opción de tratamiento". Según
Ávila, el fármaco que se prescriba "dependerá fundamentalmente de las
características clínicas del paciente". Los grupos terapéuticos disponibles son los
siguientes:
● Biguanidas, de las cuales solo se utiliza la metformina.
 
● Inhibidores de la alfa decarboxilasa.
 
● Sulfonilureas.
 
● Inhibidores de la enzima DPP-4.
 
● Antagonistas de SGLT-2.
 
● Agonistas de GLP-1.
 
● Insulinas.
Otros datos

Complicaciones
Existe una relación directa entre el cumplimiento del tratamiento y un adecuado
control glucémico, que a su vez se relaciona con el riesgo de desarrollar
complicaciones crónicas asociadas a la diabetes.
Actualmente la diabetes es la primera causa de diálisis y de amputaciones no
traumáticas, además de ser una causa muy importante de ceguera". Asimismo,
"tiene una gran influencia en el desarrollo de problemas circulatorios, como angina
de pecho e infarto".

Consejos dietéticos
Aunque no hay una dieta específica establecida como tal para la
diabetes, la alimentación es un elemento esencial del tratamiento para mejorar el
control glucémico, cuya eficacia es similar e incluso superior a la de muchos
medicamentos. "Además, también es eficaz en el control de los lípidos y la presión
arterial, y en la prevención de las complicaciones de la diabetes. Por lo tanto, vale
la pena dedicar tiempo a explicar a los pacientes los beneficios de la alimentación
y a realizar una adecuada prescripción de la misma. teniendo en cuenta las
características de la persona y el tratamiento que recibe. Por eso, el número de
comidas diarias con la presencia de hidratos de carbono debe adaptarse a la
medicación y a las preferencias y hábitos de cada persona. 
 
"El objetivo es un aporte energético (Kcal) para alcanzar y mantener un peso
razonable, y centrarse en el consumo de alimentos y sobre todo de patrones
alimentarios como la dieta mediterránea en vez del  consumo de nutrientes
aislados". Además de en el patrón mediterráneo, también se hace hincapié en
patrones alimentarios de base vegetal, como la dieta vegano-vegetariana y la dieta
DASH, dirigida a tratar la hipertensión arterial, para mejorar la salud. Estas
personas, al igual que el resto de la población, deben procurar suprimir los
alimentos ultraprocesados y procesados, así como los alimentos refinados, los
ricos en azúcares, las grasas trans y las grasas saturadas, y basar su alimentación
en frutas y verduras, legumbres y cereales integrales. Y todo ello sin olvidar que
no hay alimentos prohibidos, sino que hay que ceñirse a las bases de una
alimentación saludable.
 
Por tanto, las recomendaciones sobre una dieta saludable no deberían ser
diferentes a las de la población general, pero lo cierto es que la medicación y las
características personales de las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2 hacen que
en la práctica la dieta sea diferente. 
 
Al estructurar una comida se suele identificar la distribución de la ingesta de
los hidratos de carbono en 5 ó 6 tomas a lo largo del día. Sin embargo, esta
recomendación "únicamente tiene razón de ser en personas tratadas con dos
dosis fijas de insulina de acción intermedia o con premezclas, pero no cuando
reciben tratamiento con otras pautas de insulina o con fármacos no insulina en los
que se precisa otra distribución".   
En cuanto a las personas con diabetes tipo 1 o tipo 2 que se administran insulina
de acción rápida antes de las comidas, se explica que éstas pueden adaptar la
administración y la dosis de insulina al horario de las ingestas y al aporte
hidrocarbonado. "Para ello deben cuantificar la cantidad de hidratos de carbono
que van a tomar para calcular la dosis de insulina que le corresponde para esa
cantidad".

 Hipertensión arterial

¿Qué es?
La hipertensión arterial (HTA) es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente y
afecta a 1 de cada 3 personas adultas. Se produce por el aumento, sostenido en
el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Es
una enfermedad que generalmente no da síntomas y, si no se diagnostica y no se
trata, provoca frecuentemente complicaciones graves como el infarto de corazón,
el accidente cerebrovascular o la necesidad de diálisis por daño renal.

¿Cuáles son sus causas?


Se dice que la HTA es multifactorial porque está determinada e influenciada por
muchos factores distintos. La herencia (padres o hermanos hipertensos), la edad
(con el paso de los años la posibilidad de ser hipertenso aumenta mucho), la
obesidad, el consumo excesivo de sal, el consumo excesivo de alcohol, fumar, el
uso de prolongado de algunos medicamentos (corticoides, descongestivos
nasales, analgésicos) y la falta de actividad física, son algunos de los factores que
provocan HTA.

¿Cómo se hace el diagnóstico?


La única manera de detectar la HTA es mediante su medición con un tensiómetro
y en condiciones adecuadas. Al ser un problema silencioso y sin síntomas,
muchas personas tienen la presión arterial elevada durante años sin saberlo.
Existen dos medidas: la presión arterial sistólica (PAS) o máxima y la presión
arterial diastólica (PAD) o mínima. Se considera presión arterial alta (hipertensión)
cuando dicha medición máxima es mayor o igual a 140 y/o la mínima a 90.

¿Cómo se previene y se trata?


En la gran mayoría de los casos, la HTA no puede curarse, pero sí controlarse con
medicamentos. El tratamiento indicado debe continuar sin interrupciones durante
toda la vida y es el médico la persona que hará los ajustes necesarios en el
número de pastillas y sus dosis para mantener su presión arterial dentro de los
valores recomendados (menos de 140/90 mmHg). Además, hay otros elementos
importantes además de la medicación, que contribuyen a controlar la presión
arterial:

● Reducir el peso corporal si tiene sobrepeso u obesidad.

● Reducir el consumo de alimentos ricos en sal y suprimir el uso de sal de


mesa. Limitar el agregado de sal durante la preparación de las comidas y
reemplazarla con condimentos de todo tipo (pimienta, perejil, ají, pimentón,
orégano, ajo, limón etc.). Los fiambres, embutidos y otros alimentos
procesados (como caldos, sopas instantáneas y conservas) contienen
elevada cantidad de sal y su consumo debe limitarse al máximo.
● No tomar bebidas alcohólicas o reducir la ingesta de alcohol en personas
bebedoras.

● Realizar actividad física: caminar, trotar, nadar o ir en bicicleta, al menos


durante 30 minutos y la mayor cantidad de días de la semana posibles.

● Consumir abundante cantidad de frutas y verduras frescas.

● Abandonar el hábito de fumar.

Si sos hipertenso acudí o llamá a un servicio de urgencias en caso de:

● Dolor de cabeza muy intenso, no habitual y repentino.

● Dificultad para hablar, confusión, levantar un brazo o mover los músculos


de la cara.

● Mareos o vértigo (sensación de giros y movimiento).

● Visión borrosa repentina.

● Dolor en el pecho o sensación de falta de aire.

Dislipemia - colesterol alto


¿Qué es?
La dislipemia (o dislipidemia) es la alteración en los niveles de lípidos (grasas) en
sangre (fundamentalmente colesterol y triglicéridos). El exceso de colesterol en
sangre produce la acumulación del mismo dentro de las arterias, fenómeno que se
conoce como ateroesclerosis. Esto hace que las arterias disminuyan su calibre,
comprometiendo la llegada de sangre, oxígeno y nutrientes a los órganos
(corazón, cerebro, riñón, ojos, etc.).

Está demostrado que la combinación de niveles elevados de colesterol con otros


factores de riesgo (tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes) aumenta
notablemente el riesgo cardiovascular global, es decir la posibilidad de sufrir un
infarto cardiaco o un ACV. Por otro lado, el aumento severo de triglicéridos (más
de 1000 mg/dl) puede causar pancreatitis aguda (inflamación del páncreas).

¿Cuáles son sus causas?


La presencia de altos niveles de colesterol en la sangre puede tener diferentes
causas, pero principalmente están vinculadas al modo de vida. El sedentarismo
(poca o ninguna actividad física), el sobrepeso y la obesidad, la alimentación rica
en azúcares, harinas y grasas refinadas (trans) o el consumo excesivo de alcohol.
Además, se puede presentar acompañando a otros problemas de salud (diabetes,
enfermedad renal, problemas tiroideos, trastornos genéticos, consumo de ciertos
medicamentos). También es frecuente el componente hereditario y genético, o sea
padres y/o hermanos con colesterol alto.

¿Cómo se detecta?
La dislipemia es asintomática y para conocer los niveles de colesterol hay que
realizar un análisis de sangre. No hay un valor considerado universalmente como
normal. Los niveles adecuados de colesterol son diferentes en cada persona y
dependen de sus antecedentes médicos y la presencia de otros factores de riesgo
cardiovascular. Como regla general, el colesterol total debería ser menor a 200
mg/dl y los triglicéridos menores de 150 mg/dl.

¿Cuál es el tratamiento?
Comer saludablemente y realizar actividad física en forma regular han demostrado
bajar el nivel de colesterol en sangre. La toma de estatinas (medicamentos que
bajan el colesterol) es la medida más efectiva ya que además previenen el avance
de la enfermedad aterosclerótica y disminuyen el riesgo de infarto de miocardio,
ACV y muerte. La necesidad o no de tomar regularmente estos medicamentos
dependerá del riesgo cardiovascular estimado por su médico.

¿Cómo se puede prevenir?


● Disminuir el consumo de azúcares, harinas y grasas refinadas, moderando
el tamaño de las porciones de comida.

● Incrementar el consumo de fibra alimentaria comiendo frutas y verduras


diariamente.
● Incorporar legumbres, cereales integrales, semillas y frutas secas.

● Limitar el consumo de alcohol.

● Realizar actividad física en forma regular (caminar, nadar, bicicleta).

● Mantener un peso saludable.

También podría gustarte