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Max agregaba.
El punto de partida de Max Weber
(1864-1920), su contemporá neo, fue
precisamente el criticado por Du-
Weber
rkheim. Si éste construye el objeto de
la sociología desde la exterioridad y
la coacció n de lo social sobre el indi-
viduo, Weber considerará como uni-
dad de análisis a los individuos, pre-
cisamente porque son los ú nicos que
pueden albergar fines, intenciones,
en sus actos. Se trata, por lo tanto, de
dos caminos metodoló gicos inversos,
LA SOCIOLOGÍA CLÁSI- producto de dos tradiciones cultura-
CA: les opuestas -el naturalismo positi-
vista en Durkheim; el historicismo en
DURKHEIM Y WE- Weber- que, sin embargo, se reen-
cuentran en la consideració n sobre el
BER. papel que el sistema de valores y el
orden normativo juegan en el com-
portamiento humano.
Talcott Parsons, quien con su teoría
de la acció n intentó construir la sínte-
Juan Carlos Pontan- sis de los temas de la sociología clá si-
tieroi ca, lo señ ala lú cidamente: "a pesar de
sus diferencias -la absorció n de We-
ber en los problemas de la diná mica
social y la casi completa indiferencia
de Durkheim hacia ellos; la preocupa-
ció n de Weber por la acció n y la de
Durkheim por el conocimiento de la
realidad- sus resultados son casi
idénticos en el esquema conceptual
bá sico al que llegan. La identidad se
aplica a, cuando menos, dos puntos
estratégicos: la distinció n entre los
motivos morales y no morales de la
acció n en relació n con las normas y la
Weber: distinció n entre la calidad de las nor-
mas como tales (Weber, legitimidad;
Racionalidad y dominación Durkheim, autoridad moral) y el ele-
mento má s amplio del que ésta es
Durkheim, en su introducció n a El una manifestació n: Weber, carisma;
suicidio, advertía sobre el error de Durkheim, sacralidad."2
definir socioló gicamente ese acto a La trama del discurso teó rico de We-
partir de la voluntad de quien lo co- ber es, pese a ello, distinta a la de Du-
mete. La intencionalidad de los acto- rkheim: Weber es tanto un historia-
res es un inobservable y, por lo tanto,
no puede ser base de la ciencia: "la 1
Emile Durkheim, El suicidio, Buenos Aires,
intenció n es cosa demasiado íntima Schapire, 1965, pág. 13
2
para poder captarla desde afuera si Talcott Parsons, La estructura de la acción so-
cial, Madrid, Guadarrama, 1968, tomo II, pág.
816.
2
mero y que se ordenan segú n los pre- lonamiento ló gico que opera por adi-
cedentes puntos de vista elegidos ció n. El capítulo primero de Econo-
unilateralmente para formar un cua- mía y Sociedad actú a en ese sentido
dro de pensamiento homogéneo". como un largo pró logo imprescindi-
Pero el punto de partida para esta ble para comprender luego el derro-
construcció n es el actor y la acció n tero total del texto. Pero, pese al gra-
social; las relaciones sociales y los do de abstracció n alcanzado, el pen-
hombres interactuando. A diferencia samiento weberiano no tiene nada de
de Durkheim, no la sociedad naturali- gratuito. Tanto como una sociología
zada sino el comportamiento indivi- hay en él una filosofía de la historia,
dual. La sociología es, de tal modo, recorrida por una idea-fuerza, la de la
"una ciencia que pretende entender, racionalidad. El desarrollo del hom-
interpretá ndola, la acció n social, para bre es el de una creciente racionali-
de esa manera explicarla causalmen- dad en su relació n con el mundo.
te en su desarrollo y efectos"3. El Es- Las regularidades en la conducta hu-
tado, la familia, cualquier formació n mana se deben principalmente al re-
social, deja de existir socioló gicamen- conocimiento por los actores de la
te cuando no existen relaciones socia- existencia de un orden legítimo que
les que le dan sentido. les otorga validez. Esa legitimidad –
La característica bá sica de la vida so- tan parecida como acota Parsons a la
cial es la orientació n de las acciones "autoridad moral" que respalda a los
humanas hacia la consecució n de de- comportamientos en Durkheim- pue-
terminados fines a través de la utili- de estar garantizada por la tradició n,
zació n de medios adecuados racio- por la entrega afectiva, por el acata-
nalmente para conseguirlos. Este se- miento a valores absolutos o por la
ría el caso extremo de la acció n racio- adhesió n a la legalidad estatuida po-
nal de acuerdo a fines, pero Weber sitivamente.
reconocía otros tres tipos de compor- Esta ú ltima es la legitimidad contem-
tamientos probables: la acció n tradi- porá nea, sobre la que se construye el
cional, la acció n afectiva y la acció n moderno tipo de dominació n, legal y
con arreglo a valores. La centralidad burocrá tica, racional.
analítica de la acció n con arreglo a fi- Racionalidad y dominació n burocrá ti-
nes surge de la metodología propues- ca, impersonal, son dos temas co-
ta para la construcció n de tipos idea- nexos. El capitalismo realiza ambos
les (que siempre son tipos de acció n): supuestos y los lleva a su grado má xi-
para explicar un comportamiento po- mo. Es así el punto de llegada de la
lítico, por ejemplo, hay que fijar pri- historia, y el socialismo propuesto
mero có mo se hubiera desarrollado por los marxistas -interlocutores de
esa acció n de haberse conocido todas Weber especialmente a través de la
las circunstancias y todas las inten- poderosa socialdemocracia alemana-
ciones de los protagonistas y de ha- no significaría ningú n cambio subs-
berse orientado éstos para la elecció n tancial: en todo caso, una variante
de los medios, de un modo racional má s dictatorial de esa misma trama
en relació n con los fines. Este tipo- histó rica que arranca desde lo sagra-
ideal así construido permitirá anali- do para llegar al período actual de
zar las acciones reales como desvia- "desencantamiento del mundo", en
ciones de ese modelo. un proceso indetenible que Max We-
En realidad, resumir un pensamiento ber reconocía en tanto científico,
tan sistemá tico como el de Weber es pero que íntimamente rechazaba.
una tarea inabordable. Su discurso Max Weber y Emile Durkheim coro-
tiene una textura perfecta y cada con- nan el edificio de la sociología clá sica.
cepto supone al anterior en un esca- Después de ellos poco se avanzará
3 teó ricamente, salvo en el esquema
Max Weber, Economía y Sociedad, México,
FCE, 1964, tomo I, pág. 15. del contemporá neo Parsons, que
4
(apartá ndonos del uso lingü ístico ha- la conciencia, o lo que es má s frecuen-
bitual que suele hablar de "intencio- te, no lo haya sido con toda la pleni-
nar", en esa acepció n, solamente en tud con que fue intencionada en con-
relació n a la acció n racional dirigida a creto: un caso límite de la interpreta-
un fin determinado). ció n de sentido.
b) Manifestaciones exteriores de la
6. Comprensió n quiere decir, en acció n consideradas por nosotros
todos estos casos: comprensió n inter- como "iguales" o "semejantes" pue-
pretativa del sentido o de la conexió n den basarse en conexiones de sentido
de sentido intencionado realmente muy diferentes en el agente o agen-
en la acció n particular (en la conside- tes; y “comprendemos" también un
ració n histó rica) obrar muy distinto, a menudo de sen-
b) del sentido o de la conexió n de tido cabalmente opuesto, frente a si-
sentido como término medio y apro- tuaciones que juzgamos semejantes
ximativa mente (en la consideració n entre sí. (Ejemplos en Simmel: Probl.
socioló gica); Der Geschichtsphil.)
c) del sentido o de la consideració n c) En determinadas situaciones los
de sentido ("típico-ideal") construido hombres está n sometidos en su ac-
científicamente para obtener el tipo ció n al conflicto de impulsos opues-
puro (tipo ideal) de un fenó meno fre- tos, todos ellos "comprensibles".
cuente. Nunca se puede apreciar con seguri-
Tales construcciones típico-ideales se dad plena y, en la mayoría de los ca-
presentan, por ejemplo, en los con- sos ni siquiera aproximadamente la
ceptos y las leyes de la teoría econó - intensidad relativa con que se expre-
mica pura. Exponen como se desarro- san en la acció n las distintas referen-
llaría una forma especial del obrar cias significativas subyacentes en la
humano, si lo hiciera estrictamente "pugna de motivos” para nosotros
con vistas a un fin, sin ninguna per- igualmente comprensibles. Ú nica-
turbació n por errores o afectos, y "es- mente el resultado efectivo de la pug-
tando orientada unívocamente por na de motivos nos enseñ a sobre ello.
un ú nico fin (el econó mico). Pero la Como en toda hipó tesis es imprescin-
acció n real ú nicamente en casos ra- dible controlar la interpretació n com-
ros (la bolsa), y só lo aproximadamen- prensiva de sentido por medio de los
te, se desarrolla tal como fue cons- resultados: la direcció n que muestre
truida en el tipo ideal (sobre la finali- la realidad. Só lo en los pocos y espe-
dad de tales construcciones, cialmente adecuados casos, de la ex-
La interpretació n siempre busca la perimentació n psicoló gica puede ob-
evidencia. Pero ninguna interpreta- tenerse un control de precisió n rela-
ció n de sentido, por evidente que re- tiva.
sulte, puede aspirar, en virtud de ese También en la estadística y con enor-
cará cter, a ser también la interpreta- mes diferencias en la aproximació n
ció n causal vá lida. En si misma só lo en los casos (igualmente limitados)
es una hipó tesis causal de evidencia de fenó menos masivos pasibles de
particular a) frecuentemente “'moti- cuantificació n y correlació n.
vos" pretextado y ' “represiones" es En los demá s casos y como tarea im-
decir motivos no admitidos) encu- portante de la sociología comparada,
bren, incluso para el mismo agente, la ú nicamente resta la alternativa de
conexió n real de la trama de su ac- comparar la mayor cantidad posible
ció n, de modo que el propio testimo- de hechos de la vida histó rica o coti-
nio subjetivo, aunque sincero, só lo diana que, similares entre sí, só lo di-
posee un valor relativo. fieran en un punto decisivo: el "moti-
En este caso la tarea que cabe a la so- vo" u "ocasió n" que, justamente por
ciología es indagar e interpretar esa su importancia prá ctica, procuramos
conexió n, aunque no haya alcanzado investigar. Con frecuencia desgracia-
9
damente solo queda el medio insegu- lecerse con la prueba obtenida de los
ro del “experimento ideal”, es decir. ejemplos del comportamiento segui-
Considerar como no presentes cier- do por los persas en los casos de vic-
tos elementos constitutivos de la ca- toria (Jerusalén, Egipto, Asia Menor)
dena causal y construir el desarrollo y, por ello, en muchos aspectos tiene
probable que tendría la acció n para que conservarse incompleta. Aquí, la
lograr así una atribució n causal. evidencia racional interpretativa de
La denominada “ley de Gresham", por la hipó tesis debe servir necesaria-
ejemplo, es una interpretació n racio- mente como apoyo. En muchos otros
nal evidente del comportamiento hu- casos de atribució n histó rica, de gran
mano en ciertas condiciones y segú n evidencia aparente, ni siquiera cabe
el supuesto típico-ideal de una acció n la prueba del ejemplo citado. En con-
estrictamente racional con respecto a secuencia, la atribució n resulta defi-
un fin. nitivamente una simple hipó tesis.
Hasta dó nde la conducta real se co-
rresponde con la construcció n es algo 7. Denominamos “motivo” a la
que só lo nos lo puede enseñ ar una conexió n de sentido que para el agen-
experiencia (formulable, en principio, te o el observador aparece como el
bajo alguna forma estadística) que "fundamento con sentido de una ac-
comprueba en las relaciones econó - ció n”. Decimos que un comporta-
micas la desaparició n efectiva de la miento que se desenvuelve como un
moneda de mayor valor; ello nos ilus- todo coherente es “adecuado por el
tra sobre la amplia validez de la ley. sentido”, en tanto afirmamos que la
El curso del conocimiento, en reali- relació n entre sus elementos es una
dad, es este: primero se dieron las ob- “conexió n de sentido típica (o, como
servaciones de la experiencia y luego acostumbramos a decir, “correcta"),
vino la fó rmula interpretativa. de acuerdo con los há bitos mentales
Sin esta interpretació n obtenida por y afectivos medios. Por el contrario,
nosotros no hubiera sido satisfecha decimos que una secuencia de hechos
nuestra necesidad causal. Pero sin la es “causalmente adecuada”, en tanto,
prueba, por otra parte, de que el pro- de acuerdo con las reglas de expe-
ceso idealmente construido de los riencia, exista esta probabilidad: que
modos de obrar se corporiza en algu- siempre se desarrolle de igual mane-
na medida, también, la realidad, una ra. (Adecuada por su sentido es, por
Ley semejante, por evidente que sea ejemplo, la solució n correcta de un
en sí misma, sería una construcció n problema aritmético, segú n las nor-
sin ningú n valor para el conocimiento mas habituales del pensamiento y el
de la acció n real. La correspondencia cá lculo.
entre adecuació n de sentido y prueba Es causalmente adecuada -en el cam-
empírica es, en este ejemplo, conclu- po del acaecer estadístico- la proba-
yente y los casos son lo suficiente- bilidad dada, segú n reglas comproba-
mente numerosos como para consi- das de la experiencia, de una solució n
derar la prueba suficientemente se- "correcta" o "falsa" -desde el á ngulo
gura. La hipó tesis de E. Mayer acerca de nuestras normas habituales- así
de la significació n causal de las bata- como de un "error de cá lculo" típico o
llas de Marató n, Salamina y Platea en de una confusió n de problemas tam-
relació n con la peculiaridad del desa- bién típica.) La explicació n causal im-
rrollo de la cultura helénica (y, con plica, por lo tanto, la afirmació n de
ella, de la occidental) -hipó tesis ex- que, en correspondencia con deter-
traída por adecuació n de sentido y minada regla de probabilidad -de
basada ingeniosamente en hechos cualquier manera que se la calcule y
sintomá ticos (actitud de los orá culos ú nicamente en pocos casos ideales
y de los profetas helénicos frente a puede serlo segú n datos mensura-
los persas)- ú nicamente puede forta- bles, a un determinado proceso (in-
10
les, lo que está necesariamente veda- que se ocupan de la acció n. Los resul-
do a las ciencias naturales (en el sen- tados de una ciencia psicoló gica que
tido de la formulació n de leyes causa- solamente indague lo psíquico con el
les de fenó menos y formaciones y de método propio de las ciencias natura-
la explicació n por su Intermedio de les y con los medios específicos de
los procesos particulares): compren- esas ciencias y no se preocupe de in-
der el comportamiento de los indivi- terpretar el comportamiento humano
duos participantes; viceversa, no po- por su sentido -con lo que se tendría
demos "comprender" el comporta- algo ya totalmente diferente - intere-
miento de las células, por ejemplo, san a la sociología, cualquiera que
sino aprehenderlo funcionalmente, sea la metodología particular de esa
determiná ndolo mediante las leyes a psicología, como pueden interesarle
que está sometido. [...] los de cualquier otra ciencia, y en
ocasiones particulares pueden tener
10. Las "leyes", como suele denomi- una significació n de primer orden.
narse a muchas proposiciones de la Pero no hay en este caso una relació n
sociología comprensiva-como la "ley má s estrecha que la que mantiene
de Gresham"-, son determinadas po- con otras ciencias. El error radica en
sibilidades típicas, corroboradas por esta concepció n de lo "psíquico": lo
la observació n de que, dadas deter- que no es "físico” es psíquico. Sin em-
minadas situaciones de hecho, se de- bargo, el sentido de un cá lculo aritmé-
sarrollen en la forma esperada ciertas tico intencionado por alguien no es
acciones sociales que resultan com- algo "psíquico'. La consideració n ra-
prensibles por sus motivos típicos y cional de un hombre acerca de si para
por el sentido típico intencionado por la realizació n de ciertos intereses es
los agentes de la acció n. Y resultan necesaria o no determinada acció n,
má s claras y comprensibles cuando el en virtud de las consecuencias que se
motivo que está detrá s del desarrollo esperen de ella, y la decisió n que de-
típico de la acció n (o que fue coloca- riva de esa consideració n, son algo en
do como fundamento del tipo ideal cuya comprensió n para nada nos sir-
construido metó dicamente) es pura- ven las reflexiones "psicoló gicas". [...]
mente racional con respecto a un fin
y, por ende, la relació n de medio a fin, 11. La sociología construye concep-
conforme enseñ a la experiencia, es tos-tipo -como frecuentemente se da
unívoca (es decir, los medios son por supuesto y evidente por sí mismo
"ineludibles"). En este caso se puede y procura encontrar reglas generales
aceptar la afirmació n de que cuando de acaecer. En antítesis con la histo-
se ha actuado de manera rigurosa- ria, que se esfuerza por lograr el aná -
mente racional así y no de otra mane- lisis y la atribució n causales de las
ra debió actuarse (porque por razo- personalidades, estructuras y accio-
nas "técnicas', los participantes, para nes individuales a las que se piensa
servir a sus fines, dados con claridad, culturalmente importante.
ú nicamente podían disponer de estos La elaboració n conceptual de la so-
medios y no de algú n otro). Este caso ciología halla su material paradigmá -
enseñ a, justamente, cuá n erró neo es tico fundamental, aunque no exclusi-
suponer a una psicología cualquiera vamente en las realidades de la ac-
como fundamento ú ltimo de la socio- ció n que se conciben como importan-
logía comprensiva. Hoy, cada uno en- tes también desde el punto de vista
tiende por psicología algo diferente. histó rico. Asimismo, construye sus
Cuestiones de orden metó dico justifi- conceptos y busca leyes con el objeti-
can plenamente que una orientació n vo, ante todo, de que sirvan para la
científico-naturalista separe lo "psí- atribució n causal histó rica de los fe-
quico" y lo "físico", algo totalmente nó menos culturalmente importantes.
extrañ o, en este sentido, a las ciencias Sus abstracciones deben ser, como
13
frente a situaciones dadas; y de ahí den ser señ aladas. Y ú nicamente ha-
derivan homogeneidades, uniformi- blaremos, b) de una "validez'" de este
dades y continuidades de disposició n orden cuando la orientació n efectiva
y de acció n que, generalmente, son por aquellas normas se produce por-
mucho má s estables que cuando la que en una medida significativa (vale
conducta se orienta sobre la base de decir, en una medida que pese prá cti-
normas y deberes que tienen un efec- camente) se muestren vá lidas para la
tivo valor "obligatorio" dentro de un acció n, es decir, como obligatorias o
circulo de individuos. como modelos de comportamiento.
[...]
§ 5. En la acció n, particularmente, la 3. La acció n no só lo puede estar
social y asimismo la relació n social, orientada por la validez de un orden
sus participantes pueden orientarse cuando "cumple" con su sentido
en la representación de la existencia (como término medio, naturalmente),
de un orden legítimo. La posibilidad sino que también en el caso en que el
de que esto suceda de hecho se llama sentido en cuestió n es eludido o in-
"validez' del orden en cuestió n. fringido puede operar la posibilidad
1. “Validez” de un orden equiva- de su validez (como norma obligato-
le aquí a algo má s que una simple ria) en mayor o menor medida. El la-
uniformidad en el desarrollo de la ac- dró n, cuando esconde su acció n, la
ció n social, condicionada por la cos- orienta por la validez de la ley penal.
tumbre o por una situació n de intere- La "validez” que un orden tiene para
ses. Cuando las sociedades que se de- un círculo de individuos se revela en
dican al transporte de muebles man- el hecho de tener que ocultar su in-
tienen regularmente determinadas fracció n.
disposiciones respecto al tiempo de [...]
la mudanza, esas uniformidades es- § 6. La legitimidad de un orden puede
tá n determinadas por la situació n de ser garantizada:
intereses. Cuando un vendedor visita I. De modo puramente íntimo, y en tal
a sus, clientes en forma regular en caso: 1) puramente afectivo: por
ciertos días del mes o de la semana, adhesió n sentimental; 2) racional con
ello obedece a una costumbre arrai- respecto a valores; por la creencia en
gada, o a una situació n de intereses la validez absoluta como expresió n
(la gira por su zona comercial). Pero, de valores supremos que engendran
cuando un funcionario asiste diaria- deberes (morales, estéticos, etc.); 3)
mente a su oficina a la misma hora, religioso: por la creencia de que su
ello sucede no sólo en virtud de una cumplimiento asegura la existencia
costumbre arraigada, ni só lo en vir- de un bien de salvació n.
tud de una situació n de intereses - II. También (o exclusivamente) por la
que pudiera voluntariamente aceptar expectativa de ciertas consecuencias
o no-, sino también (por regla) por la externas; vale decir, por una situa-
"validez" de un orden (reglamento de ció n de intereses, pero por expectati-
servicio), como imperativo cuya in- vas de un cierto género. Un orden se
fracció n no só lo acarrearía perjuicios denominará : a) convenció n: en el
sino que, (normalmente) se rechaza caso en que su validez esté asegurada
por motivos racionales respecto al exteriormente por la posibilidad de
valor (efectivo sin embargo, en medi- que dentro de un determinado circu-
da muy diversa) de su "sentimiento lo de individuos, un (comportamiento
del deber". discordante tropezará con una (rela-
2. Al "contenido de sentido" de una tiva) reprobación general y prá ctica-
relació n social lo denominamos: a) mente perceptible; b) derecho: en el
"orden" cuando la acció n se orienta caso de que esté asegurado exterior-
(por término medio o de manera mente por la posibilidad de la coer-
aproximada) por "normas" que pue- ción (física o psíquica) practicada por
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Por asociació n hierocrá tica se entien- constituir las bases en que confía la
de una asociació n de dominació n, en dominació n. Otro factor se le agrega
tanto y en cuanto utilice para la ase- normalmente: la creencia en la legiti-
guració n de su orden la coerció n, psí- midad.
quica, otorgando o negando bienes de Ninguna dominació n, segú n la expe-
salvació n (coerció n hierocrá tica). riencia, se conforma voluntariamente
Debe entenderse por iglesia un insti- con tener como posibilidad de su per-
tuto hierocrá tico con actividad conti- sistencia motivos exclusivamente
nua, en tanto y en cuanto su cuadro materiales, afectivos o racionales con
administrativo tenga el monopolio le- respecto a valores. Todas se afanan,
gítimo de la coerció n hierocrá tica. má s bien, por suscitar y fomentar la
[...] creencia en su "legitimidad". El tipo
de acatamiento, el del cuadro admi-
Tipos de dominación y formas de nistrativo encargado de garantizarlo,
legitimidad así como el cará cter que adopta la do-
minació n se diferencian de acuerdo a
§ 1. [...] la clase de legitimidad pretendida.
No toda dominació n se vale del me- Segú n ella varían también los efectos
dio econó mico ni, mucho menos to- de la dominació n.
davía, tiene fines econó micos. Má s Por eso, resulta conveniente distin-
toda dominació n ejercida sobre mu- guir las clases de dominació n de
chos individuos exige normalmente, acuerdo a sus pretensiones típicas de
aunque no siempre, un cuadro admi- legitimidad. [...]
nistrativo: vale decir, la posibilidad,
confiable, de que tendrá lugar una ac- 2: No hay que denominar "relació n
tividad dirigida al cumplimiento de de dominació n" a toda "pretensió n"
sus ordenaciones generales y manda- convencional o jurídicamente garan-
tos concretos, y llevada a cabo por un tizada.
grupo de individuos de los que se es- De otro modo, podría decirse que el
pera obediencia. Este cuadro admi- trabajador en la esfera de la preten-
nistrativo puede obedecer a su señ or sió n de su salario es "señ or" del pa-
(o señ ores) por la costumbre, por ra- trono, dado que éste se encuentra, a
zones puramente afectivas, por inte- demanda del ejecutor judicial, a su
reses materiales o por motivaciones disposició n. Desde el punto de vista
ideales (con respecto a valores). formal es só lo una arte” acreedora"
El carácter de estas motivaciones de- del cumplimiento de ciertas presta-
termina en buena parte el tipo de do- ciones dentro de un intercambio de
minació n. Motivos puramente mate- servicios determinado. El concepto
riales y racionales con arreglo a fines de una relació n de dominació n, no
como el lazo entre el mandante y su obstante, no descarta que haya podi-
cuadro comportan en este caso, como do surgir de un contrato formalmente
en todos, una relació n relativamente libre: es lo que sucede en la domina-
frá gil. Se le agregan generalmente ció n del patrono sobra el obrero, que
otros motivos: afectivos o racionales se expresa en las instrucciones y or-
con respecto a valores. denanzas de su trabajo, o en la domi-
En casos excepcionales pueden ser nació n del señ or sobre el vasallo que
éstos los decisivos. Cotidianamente contrajo libremente el pacto feudal.
domina la costumbre y junto a ella in- El hecho de que la obediencia por dis-
tereses materiales, utilitarios, aquí ciplina militar sea "obligatoria" desde
como en cualquier otra relació n. Pero el punto de vista formal, en tanto que
ni la costumbre, ni la situación de in- la prescripta por la disciplina de ta-
tereses, ni tampoco los motivos pura- ller sea "voluntaria" desde el punto
mente afectivos y de valor (raciona- de vista formal, no cambia absoluta-
les con respecto a valores), pueden mente la circunstancia de que la dis-
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co? Esa dominació n tiene siempre lí- mitada por el saber especifico, la bu-
mites para el no profesional: el con- rocracia (o el soberano al que sirve)
sejero profesional hace prevalecer, se inclina a aumentar todavía má s su
por lo general y a la larga, su volun- papel, mediante el saber de servicio:
tad sobre la del ministro no profesio- el saber sobre hechos, adquiridos a
nal. La obligatoriedad de una admi- través de las relaciones de servicio e
nistració n má s constante, estricta, in- "depositada en el expediente", La no-
tensiva y calculable, tal como fue ge- ció n de "secreto profesional" que si
nerada –no só lo por él, pero por él bien no es privativa sí es específica-
ciertamente en primer lugar por el mente burocrá tica -puede comparar-
capitalismo (indispensable para su se, por ejemplo, con el conocimiento
subsistencia y también para la de de secretos comerciales de una em-
todo socialismo racional, que deberá presa frente a los conocimientos téc-
aceptarla y potenciarla), define el ca- nicos-- se origina en este impulso de
rá cter fatal de la burocracia como co- poderío.
lumna vertebral de cualquier admi- Só lo es superior en saber a la buro-
nistració n de masas. El pequeñ o Ins- cracia -por su conocimiento de la es-
tituto, y só lo él (político, sacerdotal, pecificidad de los hechos en el á rea
econó mico, está en condiciones de de sus intereses- el interesado priva-
prescindir de ella. Así como el capita- do en una actividad lucrativa: El em-
lismo, en su etapa actual, fomenta la presario capitalista, constituye el ú ni-
burocracia –aunque haya surgido de co nivel inmune, por lo menos relati-
raíces diferentes, desde el punto de vamente, a la inevitabilidad de la do-
vista histórico-, porque ademá s apor- minació n científica y racional buro-
ta los indispensables fondos para el crá tica. El resto, en las asociaciones
fisco en dinero, así también es el fun- de masas, está n sometidas sin apela-
damento econó mico má s racional so- ció n al mando de la burocracia, como
bre el que puede sostenerse en su la producció n masiva lo está al domi-
forma también má s racional. nio de las má quinas de precisió n.
Junto a las cuestiones fiscales, se pre- La dominació n burocrá tica, desde el
sentan, para la burocracia condicio- punto de visto social general signifi-
nes esenciales de naturaleza técnica ca:
respecte de los medios de comunica- l. La tendencia a la nivelación a cam-
ció n. Su exactitud implica el ferroca- bio de una posibilidad general de re-
rril, el teléfono, él telégrafo, y se vin- clutamiento de los profesionales me-
cula a estos medios cada vez má s. Un jor preparados.
orden socialista no podría cambiar 2. Lo tendencia a la plutocratización
este rasgo. El problema sería si este en aras de una formación profesional,
orden podría llegar a crear condicio- cuya duració n es la mayor posible (a
nes similares a las de una administra- veces hasta casi los cuarenta añ os).
ció n racional, que en este caso sería 3. La dominació n de la impersonali-
el de una administració n burocrá tica dad formalista: sine ira et studio, sin
rígida, sujeta a reglas má s rigurosas y "amor" y sin "entusiasmo", regulada
formales que las del orden capitalista. só lo por el deber estricto; "sin acepta-
Si ello no sucede, nos enfrentaríamos ció n de individuos", igual, desde el
nuevamente con una gran irracionali- punto de vista formal, para todos los
dad: la antinomia entre la racionali- interesados que estén en una similar
dad formal y material que tan fre- situació n de hecho: tales son las nor-
cuentemente comprueba la sociolo- mas del oficio para el funcionario
gía. ideal.
Administració n burocrá tica supone: Sin embargo, del mismo modo en que
dominació n por el saber, que es su la burocratizació n genera la nivela-
rasgo racional principal y específico. ció n de los estamentos (de acuerdo
Si desborda la situació n de poder li- con una tendencia regular que tam-
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