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II Máster de Nutrición Vegetal Módulo XVII: Suelo: manejo práctico en invernadero

en Cultivos Hortícolas Intensivos

MÓDULO 17. SUELO: MANEJO PRÁCTICO EN


INVERNADERO

Miguel Giménez Moolhuijzen


Dpto. Fisiología Vegetal
Centro de Investigación y Formación Agraria "La Mojonera", Junta de Andalucía
mimollhu@cajamar.es

INTRODUCCIÓN
En este capítulo se intentan describir cuestiones fundamentales relacionadas con el uso
y manejo de suelos bajo invernadero. Evidentemente el mayor o menor control que la
horticultura protegida nos permite ejercer sobre las condiciones climáticas del cultivo se
extiende también a otro componente fundamental del sistema que es el suelo. El suelo
como soporte físico de la planta pero también como fuente de agua y nutrientes, como
amortiguador de posibles desajustes climáticos o incluso como origen de problemas en
forma de enfermedades que amenacen la sanidad del cultivo.
El cultivo protegido de hortalizas es un sistema de uso de la tierra en el que coexisten
una serie de calidades o propiedades de suelo, de agua, de clima, etc. y una serie de
necesidades o parámetros de cultivo, específicos de cada especie hortícola. El
emparejamiento de estos dos grupos de factores, la optimización de esas propiedades
con respecto a las necesidades del cultivo, implican un profundo conocimiento del
sistema.
Con frecuencia se observa en el productor de hortalizas bajo abrigo un cierto
desconocimiento de su sistema de uso de la tierra en comparación con el profundo
conocimiento que los agricultores de antaño tenían del medio en el que desarrollaban su
actividad. La automatización de operaciones como el riego, la ventilación, o incluso el
control de la radiación incidente, ha alejado a la horticultura del medio y tal vez la haya
acercado más a la actividad industrial. Sin embargo se sigue trabajando con seres vivos,
en este caso las plantas, que crecen también sobre un sustrato vivo que es el suelo. El
objetivo de este módulo no es otro que aportar una información que permita un manejo
adecuado del suelo y garantice su estabilidad como factor de producción primordial en
la producción hortícola bajo invernadero.

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Bien, disponemos de un invernadero más o menos tecnificado y por supuesto la firme


intención de que cumpla con su cometido, que no es otro que tener un rendimiento
económico satisfactorio y permitir la creación de riqueza. En el caso de no contar con
un sistema de riego que permita la fertirrigación por medio de una red localizada de
riego de alta frecuencia estaremos obligados a utilizar el riego a manta como medio para
aportar agua y fertilizantes a nuestro cultivo. Indudablemente esto supone la adopción
de una serie de medidas culturales encaminadas a racionalizar este aporte con el fin de
conseguir las condiciones más homogéneas posibles. Solamente con el fin de recordar
"viejos" conceptos desde el punto de vista de una horticultura tan tecnificada como la
actual, describiremos aquellas operaciones de manejo de suelo tradicional relacionadas
con el riego a manta.

Se define el riego a manta como la aplicación de un cierto caudal de agua o "regante" en


forma de lámina sobre la superficie del terreno aprovechando su desnivel para que el
agua se desplace por gravedad. Para la distribución del agua, el terreno se divide en
sectores o "amelgas" mediante caballones que serán de arena en el caso de utilizar un
"mulching" o acolchado de arena. En la parte más elevada de las amelgas y a lo largo
del invernadero se formará un surco con el fin de distribuir el agua de riego. Con una
azada o similar se irán abriendo y cerrando sucesivamente los accesos a cada una de las
amelgas. El aporte de agua se hace normalmente alternadamente, es decir, se riega una
de cada dos amelgas para evitar problemas asociados a un exceso de humedad, tanto en
el suelo como en el ambiente, como consecuencia de las altas tasas de evaporación que
se pueden llegar a dar en un cultivo protegido sin instalaciones adecuadas de ventilación
y en función de la época del año. En el caso del cultivo del tomate normalmente los
primeros riegos se dan directamente sobre las propias líneas de cultivo ya que
previamente se habrán abierto unos surcos en la arena para realizar la siembra de las
semillas, en el caso de siembra directa, o la plantación de las plántulas obtenidas en el
semillero o almácigo. Es muy importante evitar en la medida de lo posible el contacto
directo del agua con el cuello de las plantas para disminuir el establecimiento y
dispersión de agentes patógenos, fundamentalmente de tipo fúngico, sobre todo en sus
primeros estados de desarrollo, por lo que los riegos iniciales deberán hacerse antes del
establecimiento del cultivo con el fin de crear unas condiciones óptimas iniciales en lo
referente a contenidos de humedad del suelo. Naturalmente esto dependerá del tipo de
suelo con el que contemos. Suelos pesados y de textura arcillosa, con una granulometría
pequeña, se encharcarán con mayor facilidad al tener tasas de infiltración menores, con
lo que los riegos serán cortos para evitar problemas de asfixia radicular. Ocurre lo
contrario con suelos arenosos o francos, en los que los ciclos de riego serán mayores.

FUNCIONAMIENTO DE UN SUELO

Para saberlo por supuesto será deseable contar con una caracterización física del suelo y
sobre todo con la curva de retención de agua de ese suelo (pF) con el fin de establecer la
fuerza con que ese suelo retiene el agua en relación con el porcentaje de agua en el
suelo (en volumen). Tradicionalmente se ha considerado que en un suelo el agua
disponible para el cultivo se obtiene a través de la diferencia entre el agua retenida en
dos situaciones de "quasi equilibrio": las denominadas capacidad de campo y el punto
de marchitamiento permanente.

Se define capacidad de campo como el contenido de agua en un suelo después de 48


horas de riego o de una lluvia abundante y se asume que transcurrido este tiempo

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empieza un drenaje lento del agua. Por tanto podemos considerar la capacidad de campo
como el contenido máximo del agua que puede retener el suelo cuando la mayoría de la
macroporosidad está ocupada por el aire. Podemos imaginar entonces que la
normalización o "estandarización" de un método de laboratorio destinado a medir la
capacidad de campo de un suelo es una tarea complicada, así que se ha preferido estimar
este valor a partir del contenido de agua que retiene una muestra de suelo en equilibrio
con una presión de succión de 33 kPa.

El punto de marchitamiento permanente se define como el contenido de agua por debajo


del cual las plantas no son capaces de extraer agua del suelo, y viene a corresponder con
el límite inferior del agua retenida por fuerzas capilares absorbible por las raíces. Al
igual que para la capacidad de campo se hace corresponder arbitrariamente el punto de
marchitamiento permanente con una presión de succión de 1500 kPa.

Podemos imaginar que la relevancia física y biológica del dato de un agua disponible
para las plantas obtenida a través de ambos valores es más que dudosa: por encima de
capacidad de campo lo que impide la absorción de agua es la falta de oxígeno, no el
exceso de agua (como así demuestra la viabilidad de sistemas de cultivo como el NFT o
el NGS). Además, la noción de que el punto de marchitamiento permanente es una
característica del suelo es errónea. Hay cultivos más o menos resistentes a la escasez del
agua y esa resistencia es consecuencia de su capacidad de absorber agua del suelo con
mayor o menor fuerza. Cultivos como la patata, la calabaza y el pimiento se marchitan
irreversiblemente a tensiones de succión de 2000-3000 cm., mientras que otros como
girasol, algodón, garbanzo, etc. sobreviven a tensiones de succión de 15000 cm o más.
Por tanto, el punto de marchitez permanente es una característica del cultivo y no del
suelo, aunque depende también de la demanda evaporativa del aire ya que en
condiciones de alto déficit de presión de vapor la planta reacciona cerrando estomas,
interrumpiéndose el flujo de agua y nutrientes, lo que provoca pérdida de turgencia y
marchitamiento.

Para comprender en que medida la condición del suelo determina la absorción de agua y
nutrientes por parte del sistema radicular de la planta es conveniente conocer que tipo de
procesos son los que determinan está absorción. Lo más importante es comprender que
el ambiente en el entorno de la rizosfera, que a partir de ahora denominaremos cilindro
de la rizosfera, no es un ambiente estático sino tremendamente dinámico. Ya se ha
comentado anteriormente que el suelo está formado por varias fases:
• La fase sólida que incluye la materia mineral y la materia orgánica
• La fase líquida formada por el agua del suelo con aniones y cationes en disolución y
partículas coloidales en suspensión
• La fase gaseosa, aire, con una composición distinta a la del aire atmosférico debido
a la actividad respiratoria de las raíces y descomposición de la materia orgánica; por
tanto con una concentración mayor de CO2

Cada una de estas fases no está perfectamente separada de las demás, sino que forma un
continuum en el que el intercambio de materia y energía en tiempo y espacio es
constante.

Imaginémonos un entorno de la raíz en el que se produce un constante movimiento de


iones. Este movimiento obedece a procesos como la agitación térmica inducida por las
micelas coloidales del suelo y las diferencias de potenciales iónicos originados por las

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distintas concentraciones de iones entre una y otra parte del sistema radicular. Bien, este
continuo movimiento de iones favorece los procesos de absorción, procesos que se
producen mayormente sobre la superficie de las raíces jóvenes (que son aquellas con
mayor superficie específica, mayores vacuolas y membranas más finas). Esta absorción
radicular no es más que un proceso de intercambio de cargas electrostáticas sobre una
superficie sólida que es la superficie de la raíz.
De esta manera, el intercambio de iones entre la solución del suelo y la raíz modifica la
composición del entorno inmediato de la raíz. Por ejemplo, la absorción preferencial por
potasio (K+) que se produce durante la etapa generativa de la planta para inducir la
transformación de azúcares, va acompañada de una liberación de iones H+ con el fin de
mantener la carga electrostática del medio y el equilibrio establecido, lo que
naturalmente induce una acidificación que es necesario tener en cuenta a la hora de
mantener las condiciones óptimas del medio radicular. Esto mismo ocurre con la
absorción de aniones, proceso en el cual se liberan grupos OH- o HCO3-. Algunas veces,
sin embargo, el intercambio de iones puede ser directo entre los coloides del suelo y la
raíz sin pasar a través de la solución del suelo. La superficie radicular puede
considerarse entonces como un auténtico complejo de cambio que facilita la
disponibilidad de nutrientes para la planta. Los procesos de absorción consiguientes
(paso al interior de las células y transporte) son procesos de tipo activo que posibilitan
mediante el consumo de energía (respiración) el movimiento de nutrientes en contra de
los gradientes de concentración. Hay excepciones, especialmente el caso del calcio en el
que el transporte se realiza de modo pasivo, al igual que los procesos de adsorción en la
superficie de la raíz. Esto explica la lenta asimilación del calcio y su acumulación en el
cilindro de la rizosfera si lo comparamos con otros iones.

Podríamos clasificar de la siguiente forma (de mayor a menor) a los iones que
intervienen en la nutrición vegetal en función de la velocidad con que se difunden en la
solución del suelo, son adsorbidos en la superficie radicular y absorbidos a través de la
membrana:

Difusión en la solución del suelo


K+ > Na+ > Ca2+ > Mg2+

Adsorción en la superficie radicular


Ca2+ > Mg2+ > K+ > Na+ > H+

Absorción a través de la membrana


NH4+ > K+ > Mg2+ > Ca2+ > Na+
NO3- > Cl- > SO42- > H2PO42-

Siendo además este último paso más rápido en cationes que en aniones, lo que explica
por ejemplo la mayor facilidad por parte de los cultivos en absorber amonio que
nitratos.

Es necesario, sin embargo, señalar que estos gradientes son profundamente


dependientes del estado del cultivo, de las condiciones climáticas y de las condiciones
del medio donde crezca el cultivo.

ALGUNAS IDEAS BÁSICAS SOBRE FISICA, QUIMICA Y BIOLOGÍA DE


SUELOS

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Llegado a este punto del módulo y habiendo tomado contacto ya con ciertos aspectos
que explican como funciona un suelo sería conveniente retomar algunos conceptos
básicos a partir de algunas ideas que ya han sido apuntadas.
El suelo en agricultura se define como el medio físico donde se desarrollan las plantas y
toman los nutrientes y el agua necesarios para su desarrollo, por lo que debe de reunir
una serie de condiciones adecuadas para el desarrollo de las plantas.

Tiene su origen en la descomposición de la roca madre y para que exista esta


descomposición es necesario que se produzcan ciertos procesos físicos, químicos y
biológicos.
Entre los procesos físicos tenemos variaciones de temperatura que conducen a la
fisuración y rotura de las rocas y la acción del desgaste o erosión producida por el
viento y el agua.
Los procesos químicos de alteración de las rocas están condicionados por la presencia
de agua conteniendo oxígeno y CO2 en disolución siendo más intensos cuanto más
cálido y húmedo sea el clima.
Los procesos biológicos son inducidos por una serie de microorganismos que
transportados por el aire se depositan en la roca. Los primeros residuos orgánicos
liberados por su actividad permiten la fijación de algas, líquenes y bacterias. A
continuación se implanta los hongos y plantas superiores

Tal y como se ha apuntado anteriormente podemos distinguir en el suelo varios


constituyentes:
• Parte Mineral: Constituida por las partículas minerales procedentes de la
descomposición de la roca madre siendo éstas de tamaño y composición muy
diversos. Ocupa el 40 - 50% del volumen del suelo.
• Parte Orgánica: Tiene su origen en los residuos que proceden de los animales y
plantas que viven en el suelo. La gran mayoría de los residuos de los suelos
naturales tienen un origen vegetal, entrando en su composición una serie de
elementos como son: celulosa, lignina, materia proteica, etc.
• El Aire: Es lógico que éste exista en el suelo puesto que las raíces de las plantas y
los microorganismos necesitan respirar para su desarrollo. Al unirse las partículas
del suelo para formar agregados, se crean unos espacios de volumen variable entre
las mismas que se llaman poros, pudiendo ser macroporos o microporos. Los
macroporos están asociados a los fenómenos gravitacionales del agua en el suelo
(drenaje) y los microporos a los fenómenos capilares (ascenso capilar, evaporación,
ascenso salino).
• El Agua: La importancia del agua en el suelo desde el punto de vista agrícola radica
en que las plantas, en su composición, están formadas en su mayor parte por agua
(75-80%). Además, el agua interviene en los procesos de regulación térmica de la
planta por medio de la evaporación y constituye en vehículo de transporte para la
absorción y movimiento de nutrientes, fitohormonas, enzimas, y un largo etcétera.
• Microorganismos y otros seres: El suelo se considera un medio vivo porque existen
en él multitud de organismos (animales y vegetales). Entre la microorganismos
podemos distinguir:
- Bacterias que degradan la materia orgánica pero son poco eficaces en la
formación de humus. Contribuyen a la descomposición de compuestos orgánicos
de difícil degradación como la celulosa y la quitina, fijan nitrógeno atmosférico,
porque participan en el ciclo de los elementos minerales, producen sustancias

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estimuladoras de la fisiología vegetal y participan en procesos de lucha biológica


frente a patógenos de los cultivos, aunque algunas especies son patógenas.
- Actinomicetos que viven en presencia de oxígeno y contribuyen a la
degradación de los componentes más resistentes de la materia orgánica e
intervienen activamente en la formación de sustancias húmicas.
- Hongos que constituyen la mayor parte de las poblaciones microbianas.
Contribuyen también en la degradación de componentes complejos de la materia
orgánica, en la formación del humus y en la agregación del suelo por su acción
mecánica y bioquímica. Los hay patógenos.
- Algas
- Protozoos, cuya importancia agrícola se debe a su capacidad para nutrirse de
bacterias y hongos fitopatógenos.

Los microorganismos son muy sensibles a las condiciones del medio en que viven.
Su número disminuye con la profundidad, encontrándose en la superficie, sobre
todo, los microorganismos aerobios; a medida que se profundiza, los
microorganismos anaerobios son los que dominan. La reacción del medio (pH) más
favorable para los microorganismos es la neutralidad o una alcalinidad muy ligera.
Su actividad depende mucho de la temperatura; resisten muy bien el frío y su
desarrollo máximo se logra a los 30 - 40º C.

Las propiedades físicas del suelo dependen fundamentalmente de la textura y de la


estructura de éste. La importancia de estas propiedades es muy grande, ya que de ellas
depende el comportamiento del aire y del agua en el suelo. Por otra parte, las
propiedades físicas son más difíciles de corregir que las propiedades químicas, de ahí su
interés desde el punto de vista de la adecuación de un suelo para su uso hortícola.
Empezaremos por ellas y trataremos conceptos como la textura o tamaño de partículas,
la estructura y la porosidad.

La textura se refiere a la distribución o proporción en que se encuentran las diferentes


partículas minerales atendiendo a su tamaño. El conocimiento de la textura de cada uno
de los horizontes del suelo es interesante para interpretar el comportamiento del suelo
frente al laboreo, para conocer la relación agua - suelo, por su interés taxonómico, etc.
Con arreglo a la textura podemos clasificar a los suelos de la siguiente forma:
• Suelos arcillosos: Cuando su mayor porcentaje es arcilla.
• Suelos limosos: Su principal componente es limo.
• Suelos arenosos: Son aquellos en los que la arena predomina ante el resto de sus
componentes.

Según el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) la clasificación


textural se hace sobre la base de los siguientes diámetros de las partículas del suelo:

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FRACCIONES
Denominación Diámetros (µm)
Arena muy gruesa 2000 > ∅ > 1000
Arena gruesa 1000 > ∅ > 500
Arena media 500 > ∅ > 250
Arena fina 250 > ∅ > 100
Arena muy fina 100 > ∅ > 50
Limo grueso 50 > ∅ > 20
Limo fino 20 > ∅ > 2
Arcilla 2>∅

GRUPOS DE SUELOS SEGÚN TEXTURA


I. Gruesa II. Media III. Fina
Arenoso Franco Franco - arcilloso
Arenoso - franco Franco - arcillo - limoso Franco - arcillo - limoso
Franco - arenoso Franco - limoso Arcillo - limoso
Limoso Arcilloso
Arcillo - arenoso

Esta clasificación, a la que hemos hecho referencia, se determina utilizando el triángulo


textural de USDA, que se incluye a continuación.

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Los suelos de textura fina, tienen las siguientes características:


• Un gran poder de absorción de elementos nutritivos.
• Buena capacidad de retención.
• Son difíciles de trabajar.
• Poca permeabilidad al aire y al agua si no tienen buena estructura.

Los suelos de textura gruesa, tienen las siguientes características:


• Excelente permeabilidad para el aire y el agua.
• Poseen poca capacidad de retención del agua.
• Los elementos nutritivos son lavados fácilmente.
• Son más fáciles de trabajar.

La estructura es el modo en que tienen los elementos constituyentes del suelo de unirse
entre sí, de tal forma que le confieren una arquitectura característica que determina los
procesos de transporte de agua y aire, la temperatura del suelo o la capacidad de este
para permitir la emergencia de semillas o la penetración del sistema radicular de los
planteles. La estabilidad estructural es la resistencia de los agregados a modificar su
forma o su tamaño por la acción de efectos externos y depende de factores como los
tipos de arcilla presentes en el suelo o los contenidos en materia orgánica, que
constituye no solamente una reserva de fertilidad por su capacidad de cambio sino
también de estabilidad estructural. Son numerosos los factores degradantes de la
estructura del suelo, pero el más importante es el agua, que ocasiona efectos de
dispersión, estallido, golpeteo, etc. En horticultura protegida este factor carece de
relevancia ya que la precipitación nunca incidirá directamente sobre el suelo; otros
factores como la utilización de maquinaria pesada o aguas de riego con excesiva
salinidad ocasionan serios problemas estructurales que inciden negativamente sobre la
permeabilidad de los suelos. Así, los suelos salinos, con pH < 8.5, CEes (Conductividad
eléctrica del extracto saturado) > 4 dS m-1 y un PSI (porcentaje de sodio intercambiable)
< 15, son suelos fácilmente recuperables mediante lavado ya que el porcentaje de sodio
es lo suficientemente bajo como para que se mantenga la estructura del suelo. Esto es
debido a que la alta proporción de cationes divalentes como el Ca2+ o el Mg2+ con
mayor carga eléctrica hace que las uniones que se forman entre las partículas de arcilla,
materia orgánica y partículas minerales sean lo suficientemente fuertes como para
mantener la estructura del suelo. Algunas veces, si el muestreo de un suelo no se ha
hecho correctamente, podemos encontrarnos con una analítica que indique que nuestro
suelo está salinizado, aún a pesar de que el cultivo no muestre síntomas de toxicidad por
exceso de sales. Esto ocurre cuando se ha muestreado el frente del bulbo húmedo, en
caso de riego por goteo, apreciándose también niveles altos de NO3- y K+. La solución
consiste simplemente en repetir el muestreo.
En el caso de que el PSI > 15, al lavar el suelo el Na+ ocupe las posiciones de cambio
ocupadas previamente por los cationes divalentes; su menor carga hace que las fuerzas
de atracción entre las partículas sean menores alterándose la estabilidad estructural del
suelo. Decimos entonces que se ha producido una dispersión, lo que afecta a la
porosidad del suelo con graves consecuencias para la permeabilidad, oxigenación del
suelo, formación de costras superficiales, etc. La solución en este caso pasa por realizar
una enmienda cálcica previa al lavado para aumentar la proporción de Ca2+ con el fin de
evitar que el Na+ ocupe las posiciones libres del complejo de cambio.

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La porosidad nos da una idea del comportamiento del suelo frente al agua y el aire,
indicándonos posibles fenómenos de encharcamiento (y, por consiguiente, de asfixia
radicular), pérdidas de nutrientes por lavado, procesos de compactación, etc. se expresa
en volumen de poros por unidad de volumen de suelo y depende directamente de la
distribución textural del suelo. Así, los suelos arenosos presentan porosidades que
oscilan entre 0.35 y 0.60, mientras que los arcillosos presentan valores entre 0.30 y
0.70. Pero más importante que la porosidad es la distribución por diámetro de esos
poros. Así, los macroporos (∅>100 µm) conducen agua solamente en condiciones de
encharcamiento por lo que intervienen en los procesos de drenaje y aireación. Los
mesoporos (30<∅<100 µm) intervienen también en procesos de drenaje y redistribución
de agua, mientras que los microporos (∅<30 µm) intervienen en los procesos de
movimiento capilar de agua en el suelo (evaporación, ascenso salino, etc.).

En cuanto a las propiedades químicas del suelo estas caracterizan las transferencias de
materia entre el suelo y la solución del suelo. Estas son:
• Reacciones de disolución e hidrólisis de los constituyentes minerales (química).
• Reacciones de intercambio de iones (físico - químicas). Sobre estas reacciones
incide la fertirrigación y serán tratadas con detenimiento en aquellos módulos que
traten el manejo de la fertilización.
• Reacciones de biodegradación de la materia orgánica (bioquímica).

Trataremos en este punto conceptos importantes como la capacidad de intercambio


catiónico, el pH, la relación C/N, carbonato cálcico equivalente, materia orgánica y
salinidad. Indudablemente para manejar un suelo adecuadamente se debe conocer
adecuadamente su riqueza en macro- y micronutrientes, pero este aspecto corresponde
más específicamente al manejo de la fertilidad de los suelos, lo que es tratado en otros
módulos.

La Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC) se refiere a la cantidad máxima de


cationes de todas clases que es capaz de retener un medio. Se expresa en meq/100 g de
suelo. Estos cationes quedan retenidos frente al efecto lixiviante del agua y están
usualmente disponibles para las plantas. En general, puede afirmarse que tanto el pH
como la disponibilidad de nutrientes de las plantas están relacionados con la CIC,
aumentando aquellos cuando lo hace la capacidad de intercambio catiónico.

El poder amortiguador de un suelo define la resistencia que este ofrece a las variaciones
de pH cuando se añaden ácidos o bases. Esta propiedad es importante, ya que permite
mantener los valores de pH dentro de límites estrechos, evitando modificaciones en el
ambiente del suelo que podrían afectar desfavorablemente a las plantas,
microorganismos y a la disponibilidad de nutrientes.
El poder amortiguador o tampón del suelo está relacionado directamente con la CIC lo
que habrá que tenerse en cuenta a la hora de realizar enmiendas. Dado que el
bicarbonato presenta propiedades tamponantes y su presencia es muy significativa en
suelos de tipo calcáreo, se recomienda mantener concentraciones en el extracto saturado
del orden de 2-2.5 meq L-1. En el caso de encontrarnos con niveles excesivos de CO3H-
en el suelo podemos realizar una aplicación en el riego de ácido nítrico o fosfórico

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El pH Influye sobre la movilidad de los diferentes elementos del suelo: en unos casos
disminuirá la solubilidad, con lo que las plantas no podrán absorberlos; en otros, el
aumento de la solubilidad debida al pH, hará que para determinados elementos sea
máxima ( por ejemplo, cuando hay mucha acidez se solubiliza enormemente el aluminio
pudiendo alcanzarse niveles tóxicos). La génesis del suelo se ve influenciada por la
acidez o la alcalinidad de la solución. Al aumentar la acidez del suelo, la flora
bacteriana se ve desplazada por el predominio de hongos, por lo que la nitrificación y
otros procesos dependientes de la actividad bacteriana se verán afectados. Para el
cultivo de hortícolas en suelo se recomiendan valores de pH alrededor de 6.5.

A continuación se incluye un gráfico de la disponibilidad de nutrientes en función de los


valores de pH.

La relación Carbono - Nitrógeno,(C/N) se usa tradicionalmente como índice del origen


de la materia orgánica, de su madurez y su estabilidad. Los daños producidos sobre las
plantas cultivadas en materiales orgánicos inmaduros son debidos tanto a la
inmovilización del nitrógeno como a una baja disponibilidad de oxígeno en la rizosfera.
Esta situación está provocada por la actividad de los microorganismos que
descomponen los materiales orgánicos crudos y utilizan el nitrógeno para la síntesis de
sus proteínas celulares. El oxígeno es también consumido por la actividad microbiana.
Una relación C/N entre 15 y 20 favorece la proliferación de microorganismos y la
descomposición rápida de la materia orgánica, con lo que las plantas disponen de una
fuente rápida y eficaz de nutrientes fácilmente asimilables.

El Carbonato Cálcico Equivalente representa los niveles de caliza presentes en el


suelo. El origen de los carbonatos en el suelo puede ser:
• Heredado del material original (suelos desarrolladas sobre calizas, dolomías,
mármoles, margas, etc.).
• Aportados por deposición eólica o por aguas de escorrentía y percolación, que
transportan carbonatos disueltos o en suspensión.

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• Resultado de prácticas agrícolas de adición de carbonatos alcalinotérreos para la


mejora de las condiciones del suelo (encalado)

Por otra parte, se pueden encontrar en el suelo de diferentes formas:


• En disolución, en forma de bicarbonatos (forma móvil de los carbonatos).
• Como caliza activa (reserva inmediata de carbonatos en el suelo).
• Como caliza inactiva (fragmentos gruesos de carbonatos, nódulos de caliza,
recristalizaciones, costras calcáreas, etc.).

El papel de los carbonatos en el suelo es bastante complejo, ya que actúan de diferentes


formas:
• La caliza activa provoca un aumento de pH. Un 1% de esta sustancia eleva el pH
por encima de la neutralidad. Los suelos muy carbonatados presentan valores de pH
situados entre 8.0 y 8.5.
• La caliza fina precipita por insolubilización de los carbonatos e influye en la
formación de agregados, ya que, junto con el humus, puede formar películas
alrededor de los mismos, estabilizando de esta forma la estructura. Una
precipitación excesiva puede dar lugar a la formación de costras calizas en el suelo,
sobre todo si existen marcadas variaciones estacionales de temperatura y humedad.
• La riqueza en carbonato cálcico es un factor importante en la ecología vegetal. Se
habla de especies calcífugas y calcícolas. La presencia de éste produce bloqueo de
micronutrientes por aumento de pH, como Fe (clorosis férrica) o el manganeso;
bloqueo de macronutrientes, como el fósforo (retrogradación cálcica); interacciones
específicas con otros iones, etc.
• El calcio es un macronutriente de microorganismos y plantas superiores.
• El calcio bloquea la mineralización de la materia orgánica, y con ello, permite su
acumulación e formas muy estables (humatos cálcicos) lo que contribuye al
mantenimiento de una buena estructura. Por otra parte, una elevada cantidad de
calcio puede hacer que disminuyan los contenidos de nitrógeno asimilable.
• La caliza puede fijar fosfatos en la superficie de la caliza
• También puede adsorber zinc

La materia orgánica interviene en las propiedades físicas del suelo y en la actividad


fisiológica del cultivo. Tiene una acción directa sobre la estructura, mejorándola, así
como de la estabilización de la temperatura del medio. Activa la acción enzimática de
las raíces, cuestión de gran importancia para un buen suelo. Desde el punto de vista
nutricional, la materia orgánica, no juega ningún papel importante, ya que el tiempo que
permanecen las plantas sobre el suelo no es suficiente para que la humificación de la
materia orgánica permita su mineralización.

La salinidad se refiere a la concentración de sales solubles presentes en la solución del


suelo. Esta concentración se expresa en términos de conductividad eléctrica del
extracto de saturación (C.E.es).en decisiemens por metro (dS/m) y referidos a 25º C
de temperatura.

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CUADRO GENERAL DE LA SALINIDAD DEL SUELO


C.E.es (dS/m) Salinidad del suelo Respuesta de los cultivos
<2 Ninguna Efectos despreciables de la
salinidad.
2-4 Escasa Sólo restringen la
producción de los cultivos
más sensibles.
4-8 Moderada Se ven afectados los
rendimientos de muchos
cultivos.
8 - 16 Alta Sólo los cultivos tolerantes
rinden satisfactoriamente.
> 16 Muy alta Sólo los cultivos muy
tolerantes rinden
satisfactoriamente.

Las causas que provocan un incremento de la salinidad del suelo son:


• Presencia de fertilizantes insolubles, como son los de liberación lenta, cuando se
mineralizan para producir nitratos, o bien, cuando liberan sales mediante difusión,
en una cuantía superior a las cantidades absorbidas o lixiviadas.
• Cuando la cantidad de sales aportadas por el agua de riego o la solución fertilizante
es superior a las cantidades absorbidas por las plantas o las perdidas por lixiviación.
• Cuando el suelo presenta una elevada capacidad de intercambio catiónico.

Todas estas situaciones pueden ser prevenidas en gran parte conociendo las cantidades
de fertilizantes requeridas por los cultivos y evitando las aplicaciones excesivas de
abono.
Un incremento de la salinidad puede ser prevenido o corregido, mediante lixiviación
controlada, con agua de buena calidad. Otros métodos serían:
• Mantener el medio de cultivo húmedo.
• No aplicar fertilizantes en polvo ni soluciones fertilizantes con elevada fuerza iónica
cuando el medio esté seco.
• Reducir el estrés de las plantas mediante sombreados e incremento de la humedad
relativa del ambiente.

Una vez repasados algunos conceptos fundamentales relacionados con aspectos físicos,
químicos y biológicos del suelo podemos abordar cuestiones relacionadas con su
manejo y entender cual es la justificación "teórica" a esas prácticas culturales que
inciden directamente sobre el sustrato de cultivo.

ACOLCHADO DE SUELOS
Consiste en cubrir la superficie del suelo con cualquier material que lo aísle del aire
circundante con el fin de mejorar el comportamiento del suelo como soporte de cultivo.
Esta mejora atañe fundamentalmente a la conservación de agua al disminuir las pérdidas
por evaporación, impedir el desarrollo de malas hierbas y por tanto ahorrar trabajo en
las labores de bina y escarda, y amortiguar las oscilaciones extremas de temperaturas
del suelo. En caso de que este acolchado se realice con algún material orgánico este ha
de estar altamente liginificado para evitar en lo posible una relación C/N demasiado
baja que modifique el equilibrio nutricional del suelo y procesos de descomposición

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en Cultivos Hortícolas Intensivos

indeseables. Este además puede ser incorporado al suelo al final del cultivo y
proporcionar abundante materia orgánica para aquellos cultivos que se hagan
posteriormente. Sin embargo, materiales como la paja de cebada, trigo o arroz no son
demasiado recomendables ya que en un ambiente húmedo y caluroso como es el de un
invernadero facilitan el desarrollo de enfermedades criptogámicas y puede servir de
hospedaje a insectos vectores de virosis que pueden ocasionar graves daños a nuestros
cultivos.

Otra posibilidad puede ser la utilización de láminas de polietileno o mallas antihierba,


aunque estas últimas son desaconsejables por su elevado precio. Es preferible que el
color de estas láminas sea negro. Las de color blanco favorecen las condiciones de
iluminación en la parte baja del cultivo pero provocan una bajada de la temperatura del
suelo al reflejar gran parte de la radiación incidente e impidiendo por tanto la emisión
de radiación infrarroja de onda larga, efecto conocido como efecto invernadero, que
mejora la temperatura del invernadero especialmente durante las épocas frías del año.

En caso de disponer de arena en cantidad es muy recomendable la adopción del llamado


"enarenado", sistema muy utilizado en el SE de España y que ha posibilitado el enorme
auge del cultivo de hortalizas bajo abrigo experimentado en este área durante los
últimos 30 años.

El cultivo en enarenado consiste en cubrir sucesivamente el suelo original por un


horizonte impermeable más bien arcilloso, un horizonte nutritivo de carácter orgánico y
otro protector formado por arena, cumpliendo cada uno de estos horizontes con una
función específica

El horizonte protector
Está formado por una capa de unos 10 cm de arena, que puede ser gruesa o fina. Las
ventajas que aporta son:
• Rompe la capilaridad disminuyendo la evaporación del agua y evitando la ascenso
de sales desde los niveles inferiores. De esta manera se controlan también aquellos
problemas, sobre todo enfermedades criptogámicas, asociados a una elevada
humedad ambiental.
• Evita la formación de costras salinas lo que permite la utilización de aguas de mala
calidad
• Al tener un gran número de macroporos la masa de aire que contiene actúa como
aislante térmico, protegiendo la raíz de cambios bruscos de temperatura y mejorando
la inercia térmica del suelo. Esto permite la la disponibilidad y asimilación del
fósforo incluso en las épocas más frías del año, lo que explica la ausencia de
carencias de este elemento en este tipo de suelos.
• Tiene un calor específico bajo, de forma que para igual radiación recibida, eleva
más su temperatura, calor que cede al entorno radicular.
• La arena limita el número de malas hierbas, facilitando su eliminación, así como
parásitos y enfermedades.
• Protege a los frutos de polvo y barro y de posibles enfermedades fácilmente
transmisibles desde el suelo como es el caso de la Botrytis.
• Estimula el crecimiento de un sistema radicular superficial que encuentra en la zona
intermedia entre el horizonte arcilloso y la capa de arena un entorno óptimo para su
desarrollo (buena temperatura, humedad constante, buena estructura y buena
disponibilidad de nutrientes).

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en Cultivos Hortícolas Intensivos

El tamaño de las partículas de arena es de gran importancia. Se puede utilizar en general


dos tipos de arena: la de granulometría muy fina o arena “volada” (0.2 mm) y la arena
“gruesa”(2-5 mm), que, como su nombre indica, tiene partículas de mayor tamaño.

En la arena fina o “volada”, los espacios entre las partículas son muy reducidos, por lo
que la ventaja que se expresaba anteriormente del enarenado respecto a la ruptura de la
capilaridad y el ascenso de sales, puede no producirse, sobre todo si debajo tenemos una
tierra arcillosa. Si la tierra es más suelta y de textura más franca, como la greda, el
peligro de ascenso de sales es menor. Este tipo de arena, al estar más apelmazada,
conserva más tiempo la humedad, lo cual, si en verano puede suponer una ventaja, en
invierno puede ser perjudicial por favorecer el desarrollo de enfermedades. En verano
alcanza altas temperaturas, y en el invierno, al estar muy húmeda, se enfría más
rápidamente.

La arena gruesa tiene un mayor número de poros, con lo que rompe más la capilaridad y
las sales no suben, pero si por debajo tenemos una sustrato muy permeable, se
conservará muy poco la humedad, con lo que los riegos deberán ser más frecuentes,
sobre todo en verano. En invierno, al estar más seca se enfría más despacio, y en verano
se calienta menos, con lo que las temperaturas que alcanza son más extremas que en la
volada.
Por tanto, en un terreno con tierra arcillosa deberíamos utilizar una arena gruesa, y si
disponemos de arena volada debemos procurar que la tierra sea de textura más bien
franca. Lo mejor es utilizar arena de tamaño intermedio, del tipo "grano de arroz”, que
presentará las ventajas de las dos anteriores y los inconvenientes serán menores.

El espesor medio de la capa de arena aportada será de unos 10 cm lo que equivale a


unos 10 m3 por cada 100 m2 y el extendido puede hacerse con herramientas de mano si
la distancia entre cargas es corta o con un motocultor dotado de pala si esta distancia es
mayor. Es necesario evitar en la medida de lo posible el paso sucesivo de la maquinaria
sobre las misma zona (evitar las bandas de rodadura y la formación de una suela de
labor localizada) para evitar la compactación del terreno y por tanto problemas de falta
de permeabilidad que puedan afectar al desarrollo homogéneo del cultivo. Es por tanto
conveniente mullir de nuevo con un paso de grada aquellas zonas pisadas por la
maquinaria.

Una vez extendida la arena es necesario regarla abundantemente para lo cual se hará
preferentemente un riego a manta para mojar de una forma homogénea el suelo. Se
puede aprovechar este momento para realizar la desinfección de la parcela. Hay que
evitar en la medida de lo posible pisar el terreno salvo en aquellas zonas destinadas al
paso de operarios o vehículos.

El horizonte nutritivo

Está formado por estiércol o cualquier material compostado. Sus ventajas son:
• Conserva la humedad y fija la salinidad.
• En él se desarrollan las raíces.
• Aporta y fija elementos nutritivos al constituirse en un complejo de cambio
localizado
• Absorbe el calor que le trasmite la arena

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Puede presentar una serie de inconvenientes en función del tipo de materia orgánica que
utilicemos. Si es estiércol y está poco maduro pueden presentarse problemas de falta de
disponibilidad de nitrógeno en la relación C/N. Es conveniente entonces compostar en
combinación con residuos vegetales frescos y secos. Habrá que evitar el uso de mezclas
pobres en nitrógeno o estiércoles que contengan enfermedades, semillas de malas
hierbas, etc. Por ello, siempre es conveniente esterilizar antes de aportarlo al suelo, bien
por solarización o compostaje y si no hay otra alternativa con cualquier agente químico.
La composición del estiércol varía entre límites muy amplios dependiendo de la especie
animal, la naturaleza de la cama, la alimentación recibida, etc. Como término medio un
estiércol con un 20-25% de materia seca contiene 4 kg/Tm de nitrógeno, 2.5 kg/Tm de
anhídrido fosfórico y 5.5 kg/tm de óxido de potasio. En lo que se refiere a otros
elementos contiene por tm 5 kg de azufre, 2 kg de magnesio, 5 kg de calcio, 30-50 gr de
manganeso, 4 g de boro y 2 gr de cobre. El estiércol de caballo es más rico que el de
oveja, el de cerdo y el de vaca. El de aves de corral es con mucho el más rico y
concentrado en elementos nutritivos, principalmente nitrógeno y fósforo.
Se suele admitir que un animal en estabulación permanente produce anualmente
alrededor de 20 veces su peso en estiércol. El procedente de granjas intensivas se
reconoce fácilmente por su desagradable olor a putrefacción, lo que provoca la
formación de sustancias tóxicas para el suelo. Ello es debido a que contiene más
nitrógeno proteico y a sus altas tasas de antibióticos y otros fármacos (restos de
estimulantes de apetito, tranquilizantes, productos hormonales, etc.). En general, estos
materiales deben utilizarse con mucha precaución , compostándolos previamente en
mezcla con otros estiércoles o materias orgánicas equilibradas y siendo prudentes en su
uso.

Tipos de estiércoles
• Estiércol bovino
Presenta una elevada presencia de compuestos de lenta degradabilidad. Su particular
maduración ha hecho de él un material altamente polimerizado hasta el punto de resultar
parcialmente inalterable por la microflora, lo que retrasa su descomposición en el suelo.
Su función es en buena parte estructural, contribuyendo a promover la agregación de las
partículas terrosas y la estabilidad de los glomérulos formados. El efecto nutritivo, de
momento, tiene una importancia relativamente menor, pero se prolonga por más años
del de su aplicación. En general se indica que este efecto nutritivo puede equivaler en el
primer año de su aportación hasta el 30% del nitrógeno total presente. El efecto residual
tiene importancia relevante después de varios años del cese de los aportes, en función
del tipo de suelo, del clima, de las labores, de otros abonados y de los cultivos que se
siembren.
• Lisier (mezcla líquida de excrementos y orines) bovino
Presenta características fuertemente diferenciadas en función del sistema de cría,
pudiendo llegar en el lisier auténtico (7% de sustancia seca) hasta la consistencia más o
menos pastosa del llamado "liquiestiércol", que puede llegar a una riqueza en sustancia
seca del 15-20% cuando se usa cama a razón de 3-4 kg por cabeza y por día. El efecto
estructural puede ser la mitad de estiércoles con compuestos nitrogenados de lenta
degradabilidad (40%), mientras que el efecto nutritivo en el primer año de
mineralización puede llegar como máximo al 60%. En general se trata de un abono de
eficiencia media durante el primer año y de buen efecto residual, pero la gran
variabilidad del material hace alejar con mucho las características funcionales de las
medias antes indicadas. En particular, la presencia mayor de cama aproximará su

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comportamiento al del estiércol, mientras que los sistemas de separación y de


almacenaje influirán en el grado de maduración y de estabilización.
• Lisier porcino:
En función de tipo de manejo y del tratamiento de las deyecciones es relativamente fácil
estimar su composición y valor fertilizante. De hecho, es un material que puede llegar a
proveer, ya en el primer año, eficiencias de N que llegan al 80%. Es evidente entonces
que el efecto residual puede ser sólo limitado, así como su contribución a la mejora de
la estabilidad estructural del suelo.
• Estiércol de ovino:
Sus propiedades oscilan entre las del estiércol bovino y la gallinaza; es el estiércol de
riquezas más elevadas en N y K2O del de todos los demás animales. Su efecto sobre la
estructura del suelo es mediano. Su persistencia es de tres años, mineralizándose
aproximadamente el 50% el primer año, 35% el segundo año y el 15% el tercer año.
• Gallinaza:
En este caso casi la totalidad del N está presente en forma disponible ya en el primer
año de suministro, resulta por ello un abono de eficacia inmediata parecida a los de
síntesis. También en este caso, el efecto residual puede ser considerado débil y el
estructural prácticamente insignificante. Es un material muy difícil de utilizar
correctamente porque no está estabilizado, es de difícil distribución, sujeto a fuertes
pérdidas por volatilización y con problemas de olores desagradables. Tales
inconvenientes pueden ser, sin embargo, considerablemente reducidos o eliminados
utilizando sistemas de tratamiento como la desecación o el compostaje, que permiten
revalorizar sus propiedades nutritivas o estructurales.

El horizonte impermeable
Es una capa de 15 - 30 cm de tierra arcillosa o franca, que puede ser de traída de otras
zonas o autóctona. Las ventajas generales son:

• Drenaje horizontal para el exceso de agua y salinidad.


• Evita la subida de sales de niveles inferiores.
• Participa en la nutrición.

Todo ello dependerá, en buena parte, del tipo de tierra utilizada.

Las tierras de textura franco-arcillosa o arcillosa presentan los inconvenientes de las


tierras con textura pesada, es decir, mala aireación, mal drenaje y son fácilmente
compactable, lo que dificulta enormemente el desarrollo de las raíces, hasta el punto de
que el 90% de las mismas se van a desarrollar entre la capa de estiércol y de arena.
Tienen también un mayor peligro de salinización.
Su ventaja fundamental es que presenta un mayor poder de retención de agua y
nutrientes. En el caso de utilizar riego por goteo da lugar a un bulbo más amplio
quedando mejor repartida la humedad. Por su impermeabilidad evita el ascenso de la
salinidad a capas más superficiales.

En tierras con una textura más arenosa, el bulbo producido por el goteo se desarrolla
más en vertical que en horizontal, produciéndose una peor distribución de la humedad
en el suelo. Al ser permeable, puede producirse ascenso de sales de niveles inferiores.
Por otra parte, también es más fácil el lavado de esas sales hacia niveles más profundos,
y al ser una tierra más aireada las raíces pueden desarrollarse con más facilidad.

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Tierras de textura franco-arcillosa presentan características intermedias entre las


anteriormente citadas.

Como características generales del enarenado podemos decir que nos permite utilizar
aguas de peor calidad, la temperatura del suelo es mayor y la concentración de sales a
nivel superficial es menor.

En el manejo del cultivo habrá que tener en cuenta el tipo de tierra que tenemos y la
calidad de estiércol que hemos introducido. Un aspecto importante es la plantación. La
arena es un excelente medio de plantar o sembrar, pero sólo tiene un inconveniente
grave, y es que si está seca se calienta en exceso provocando daños o muerte de las
plántulas. Otro punto importante es que la planta pueda nutrirse rápidamente. Lo mejor
es colocarla cerca del horizonte nutritivo. Debe evitarse hacer plantaciones con barra,
por la compactación que se produce en las paredes del hoyo, lo que dificulta
enormemente el desarrollo de las raíces. Antes de la siembra es necesario realizar un
riego previo. Al día siguiente se realiza la siembra, apartando manualmente la capa de
arena para que la semilla esté en íntimo contacto con el horizonte nutritivo. El riego no
se repetirá hasta que se haya producido la germinación. En el caso de manejar plántulas
obtenidas en semillero el proceso es el mismo solo que el agujero practicado en la arena
ha de ser algo mayor para permitir la inserción del taco de cultivo. Es recomendable
hacer un riego a continuación para homogeneizar el contenido de humedad del sustrato,
taco de cultivo y el suelo.

ENMIENDAS
Recibe el nombre de enmienda toda aquella operación que se realiza al suelo mediante
aporte de alguna sustancia para corregir su pH, su estructura, su textura (muy costosas),
etc.

De acuerdo con el elemento que se emplee en su realización las enmiendas son de


distinto tipo y reciben otros tantos nombres:

Arenosas o silíceas: Cuando el elemento incorporado sea la arena; se llevan a cabo en


terrenos fuertes para darles mayor soltura y permeabilidad. Esta operación en la práctica
suele ser antieconómica y se realiza en contados casos.

Arcillosas: Si lo que se incorpora es arcilla, con propósito contrario al anterior.


También es una operación antieconómica.

Con estas dos enmiendas se pretende corregir la textura. Naturalmente la utilización de


un acolchado tipo enarenado no es sino una modificación completa del perfil del suelo,
que tiene sentido económico en cultivos de alta rentabilidad y en el que los materiales
(arena y suelo) se hallan disponibles.

Encalado: La sustancia que se añade al terreno para enmendarlo es la cal. Esta


enmienda, aparte de corregir la acidez del suelo (con sucesivas aportaciones),
proporciona calcio que sirve de alimento a las plantas, favorece la nitrificación y da
soltura a los suelos fuertes y cohesión a los ligeros.

La ejecución del encalado determina una rápida transformación de la materia orgánica


contenida en el suelo, lo que puede ocasionar un agotamiento prematuro del humus; por

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lo que, cuando una enmienda de este tipo sea aconsejable, no deberá descuidarse
tampoco la aportación de abonos orgánicos.

La práctica del encalado es sencilla y las mejores épocas de realizarla son el otoño o la
primavera; deben en todo caso procurar hacerse con bastante antelación a la siembra.

Suele emplearse la cal viva, que se depositará por toda la superficie del terreno
formando montones a una distancia conveniente. Estos montones se recubren con una
capa de tierra y se dejan así durante el espacio de tiempo, variable en función de la
humedad ambiental, necesario para que la cal se apague. Cuando esto ha sucedido se
deshacen los montones y se reparte la cal, sola o mezclada con la tierra que la cubría,
uniformemente por toda la superficie del terreno. Después se entierra mediante un pase
de grada o ligera labor de arado.

Las cantidades a emplear, teniendo en cuenta siempre la calidad y, composición de los


suelos, su acidez, contenido de materia orgánica, etc., oscilan entre 800 y 1.000 Kg por
hectárea, cada cuatro años para los terrenos arenosos; unos 2.000 Kg con el mismo
esparcimiento para los de consistencia media y hasta 5.000 Kg en los fuertes, en dos
aportaciones cada cuatro años. Las dosis de nuevas incorporaciones se rebajan a 2.000 ó
2.500 Kg

Estercolado- Retranqueo: El estiércol más recomendado es el de vacuno bien


descompuesto y se debe aportar a unas dosis de 30 Tm/Ha. El estiércol de ovino es
también recomendable con una dosis de aporte de unas 50 Tm/ha, más o menos una
capa de unos 2 cm de espesor. Antes de extender la capa orgánica es incorporar al
horizonte arcilloso una enmienda orgánica para mejorar sus cualidades agronómicas.
Dicho aporte puede ser, por ejemplo, unas 50 Tm por hectárea pero siempre dependerá
del contenido en materia orgánica de ese material original. En caso de utilizar estiércol
de oveja bien descompuesto esas 50 Tm incrementarán el valor del contenido en materia
orgánica un 0.5 %. No deben ser utilizados estiércoles procedentes de explotaciones
intensivas avícolas o porcinas ya que su composición lo desaconseja .

Es de gran importancia introducir estiércol de probada garantía. No obstante una buena


medida es desinfectarlo antes de introducirlo en el bancal. Para ello debe amontonarse
en el exterior con varias semanas de antelación, formando una pila de 1 m de espesor.
Dándole un buen riego y cubriéndolo con plástico, se consigue que las semillas de las
malas hierbas, hongos y parásitos se mueran por la elevada temperatura que se alcanza.
Es lo que se denomina SOLARIZACIÓN. Si no disponemos de tiempo suficiente,
siempre podemos recurrir a aplicar 2 Kg de bromuro de metilo cada 20 m3 de estiércol,
o en su lugar cualquier otro desinfectante químico.

El retranqueo es una operación consistente en retirar la arena y colocar una nueva capa
de estiércol. Suele hacerse cada 3-5 años y es imprescindible para mantener la fertilidad
del suelo a no ser que se aporten ácidos húmicos por fertirrigación. Consiste en ir
apartando la arena en forma de cordones dejando al descubierto una serie de bandas en
las que incorporaremos una nueva capa de materia orgánica. El proceso se irá repitiendo
sucesivamente hasta cambiar toda la capa de estiércol. Naturalmente la operación se
concluye con un riego homogéneo y generoso para permitir el asentamiento del terreno.
Naturalmente está se trata de una labor costosa en tiempo y mano de obra y puede ser
reemplazada por la operación de abrir "carillas"; que consiste en la renovación de una

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franja estrecha, coincidente con la línea de cultivo, de la capa de estiércol. En la


actualidad y debido al alto coste de estas operaciones se está utilizando el aporte de
materia orgánica en disolución en el agua de riego por medio de ácidos húmicos.
En la operación de retranqueo lo correcto será mezclar la mitad del estiércol y el
abonado de fondo (superpotasa, yeso y amoniaco) con la parte superficial de la capa de
tierra, echando el resto por encima.

El retranqueo se completará nivelando y reponiendo la arena que sea necesaria, dando


por último un buen riego a manta para dejar el sistema en buenas condiciones para la
plantación.

Una operación alternativa al retranqueo es hacer un estercolado por bandas todos


los años. En este caso debemos procurar que esas bandas sean lo más anchas posibles
para facilitar al máximo el desarrollo radicular. En este caso, que normalmente coincide
en épocas en las que no se dispone de tiempo para hacer una buena preparación del
estiércol, se pueden utilizar preparados en saco. Para ello debemos tener en cuenta que
esos preparados nos servirán para una cosecha y que normalmente su precio es más
elevado. Como ventajas, su manejo es más cómodo y tenemos la garantía de que no
traerán malas hierbas ni enfermedades.

CONDICIONES DESEABLES PARA UN SUELO DEDICADO AL CULTIVO


DE HORTALIZAS.
• Capa de tierra vegetal de labor, con un espesor mínimo de 25 - 30 cm, y a ser
posible de 60 cm para que las raíces puedan desarrollarse sin dificultad
• Subsuelo permeable, que facilite el drenaje y evite la acumulación de sales y
encharcamientos que favorezcan la asfixia de raíces y enfermedades del suelo.
• Textura franca, que no sea un suelo demasiado arcilloso o fuerte ni muy arenoso.
• El pH del suelo deberá estar entre 6 y 7.5 para evitar problemas de carencias
• Que tenga un buen contenido de materia orgánica y que sea fértil.
• Poca salinidad y no excesiva caliza.
• Ausencia de piedras en el suelo para que no dificulten las labores.
• Que la tierra no esté invadida de nematodos y otros parásitos del suelo causantes de
enfermedades.
• Pendiente adecuada según el sistema de riego que se vaya a adoptar.

En el caso de encontrarnos con suelos pobres o demasiado superficiales, se aconseja


realizar las siguientes operaciones:
• Desfonde o subsolado para formar una capa de suelo suficiente que sirva de soporte
a la tierra de cultivo y asegure un buen drenaje de las aguas sobrantes.
• Rotura de lastras, despedregado y retirada de piedras y cantos rodados que puedan
entorpecer las labores normales del suelo.
• Nivelación, teniendo en cuenta el sistema de riego a seguir.
• Aporte de tierra de calidad adecuada para formar la capa laborable o para corregir la
textura.
• Mejoramiento de la textura. En tierras de cañada envolver greda o arena volada. En
tierras arenosas, envolver tierra de cañada.
• Corrección de la salinidad excesiva mediante enmiendas adecuadas. Cada caso se
determinará según análisis correspondientes y la corrección se hará aportando las
materias necesarias que pueden ser: yeso. Estiércol, azufre, lavado de suelo, así

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como macronutrientes necesarios, a base de superfosfato de cal, sulfato de potasa y


sulfato amónico.
• Realizar el enarenado aportando una capa de arena de tamaño “grano de arroz”
encima de una capa de estiércol extendida previamente sobre la tierra.
• Dar un riego a manta para lavar las sales antes de realizar la plantación.

LABORES PREPARATORIAS DEL SUELO


Una vez vistas cuales son las características que debe presentar un suelo que se vaya a
utilizar para la producción de hortaliza se describen cuales son las labores preparatorias
necesarias para la puesta en cultivo, siendo conveniente tener en cuenta los siguientes
factores:
• El sistema radicular de la especie adoptada, su nivel de exigencia en cuanto a
fertilidad de suelos y su resistencia/tolerancia a enfermedades de suelo nos llevará a
tomar una decisión sobre el tipo de alternativa de cultivo que adoptaremos, siendo
ideal la combinación de cultivos mejorantes o poco exigentes con aquellos
esquilmantes.
• En las etapas iniciales de desarrollo del cultivo hay que intentar evitar niveles
excesivos de humedad en el suelo ya que favorecen el desarrollo exuberante del
cultivo y dificultan la floración y fecundación de las pocas flores que puedan
aparecer. El empleo de sensores pare medir el contenido de agua en el suelo y
mantenerlo dentro de los niveles deseados es entonces imprescindible. Existen en el
mercado distintos modelos de sensores de mayor o menor complejidad lo cual
indudablemente queda reflejado en su coste. Algunos de ellos son:

Tensiómetro: Se compone de una cápsula de cerámica porosa unida a un tubo


lleno de agua que se entierra en el suelo a la profundidad de medida deseada, y
que está conectada a un vacuómetro que mide la tensión negativa que las raíces
deben vencer para extraer la humedad del suelo. Lecturas inferiores a 10 cb
indican saturación hídrica, mientras que lecturas superiores a 40 cb indican
situaciones de stress hídrico.
- Ventajas
Miden rápidamente el potencial matricial del suelo
Bajo coste
Son fáciles de instalar y mantener
No están influidos por el contenido de sales del suelo
- Inconvenientes
No miden directamente el contenido de agua del suelo (para ello hay que contar
con la curva de retención de agua de ese suelo
El tiempo de reacción ante cambios es bajo
Requieren de un mantenimiento periódico
En su instalación se modifica el suelo, lo que da lugar a lecturas incorrectas (su
colocación debe hacerse con cuidado y permitiendo un contacto íntimo entre la
matriz del suelo y la cápsula de cerámica porosa)

Watermark: Consiste en dos electrodos rodeados por una matriz de yeso envuelta
con una membrana sintética que la protege de la salinidad.
- Ventajas:
Permite realizar medidas continuas de la humedad del suelo
Son baratos

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Son fáciles de instalar


- Inconvenientes:
No miden directamente el contenido de agua del suelo sino el potencial matricial
Se deterioran con el tiempo
No son recomendables en suelos de alta porosidad
La temperatura del suelo interfiere en la medida en un 2% por cada grado

TDR (Time Domain Reflectometry): Este instrumento mide la constante


dieléctrica del suelo por medio del tiempo de recorrido de un pulso electromagnético
que recorre el suelo a través de dos varillas de acero inoxidable. El tiempo de
recorrido es proporcional a la constante dieléctrica del suelo que varía únicamente
con el contenido de agua del mismo
- Ventajas
Es muy preciso
No necesita calibración
Las medidas no están afectadas por la salinidad
Miden directamente el contenido de agua en el suelo
- Inconvenientes
Alto coste
Requiere tiempo para realizar las medidas
Presenta problemas en suelos con alto contenido en materia orgánica y suelos de
textura fina.

Enviroscan: Este instrumento mide la humedad del suelo utilizando la capacitancia


tras crear un campo eléctrico de alta frecuencia. El equipo está formado por un tubo
de pvc que incluye varias sondas conectadas a un data-logger que proporciona en
continuo la evolución del movimiento del agua en la zona radicular, así como el uso
del agua por el cultivo
- Ventajas
Permite colocar sensores a distintas profundidades en el mismo tubo y realizar
medidas en todas las profundidades
Permite realizar medidas continuas del contenido de agua en el suelo
- Inconvenientes
La instalación no es fácil, ya que es crítico mantener un buen contacto entre el
tubo de PVC y el suelo
Alto coste
Baja precisión en suelos de textura fina

• En el caso de un suelo enarenado (ya descrito anteriormente) y una vez realizada la


limpieza de restos vegetales de la cosecha anterior, se realiza la preparación de la
capa de arena siguiendo la siguiente secuencia:
- Se arranca el cultivo anterior de raíz y se elimina para evitar posibles
transmisiones de plagas y enfermedades
- Se allana la arena rompiendo los lomos del cultivo anterior
- Se procede a la desinfección del suelo si es necesario hacerlo
- Se incorpora el abonado de fondo que se vaya a aplicar antes de la plantación
- Se hace un pase con grada de púas muy superficial por encima de la capa de
arena con el fin de que quede mullida para de romper posibles costras
(precipitación de fosfato tricálcico). En el caso de regar a manta se hacen
tablares o melgas, teniendo en cuenta el desnivel del terreno, y las regueras o

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arroyos (canales por donde circulará el agua de riego) y se marcan las líneas
donde se realizará el transplante de las plántulas.
- Se forman los caballones o mesetas
- En el caso de que el riego sea localizado no es necesario formar ni arroyos ni
caballones
• En el caso de que el suelo sea un suelo natural su preparación se hace de la forma
siguiente:
- Se realiza el estercolado si procede
- Se incorpora el estiércol al suelo
- Se realiza el abonado de fondo
- Se incorpora el abonado de fondo que se vaya a aplicar antes de la plantación
- Se realiza una labor superficial (15 cm de profundidad) con fresadora, grada o
cultivador
- Formación de tablares, caballones y arroyos en caso de que el riego sea a manta
- Al igual que en el caso anterior si el riego es localizado esto no es necesario
• En caso de que la siembra o plantación se realice en los meses de invierno será
necesaria la utilización de acolchados o tunelillos con film de PE de 200 galgas
• Si la siembra o plantación se realiza durante la época calurosa del año y en
enarenado será conveniente separar la arena de la base de la plántula con el fin de
evitar posibles daños por exceso de temperatura.
• En los suelos sin enarenar es necesario realizar en el momento conveniente una
labor de aporcado para mejorar la estabilidad de la planta en el suelo
• En el caso de riego localizado y con el fin de disminuir las pérdidas por evaporación
y evitar el ascenso salino es conveniente acolchar entre líneas con film de PE. La
utilización de films de color blanco puede inducir un aumento en los niveles de
radiación dentro del invernadero (sobre todo en los meses de menor insolación) al
aumentar la reflexión del suelo. Sin embargo su utilización está también asociada a
menor temperatura de suelo, lo que perjudica el funcionamiento de las raíces, y en el
caso de algunos cultivos como el pepino puede provocar orientaciones indeseadas
de la masa foliar que inciden negativamente en el rendimiento final
• Durante los meses más cálidos puede ser conveniente destapar el suelo con el fin de
permitir la evaporación y por tanto provocar una disminución del déficit de presión
de vapor en el ambiente del invernadero. Así conseguiremos evitar un posible cierre
estomático de las plantas como reacción a una excesiva demanda transpirativa del
aire, lo que ocasionaría pérdidas del rendimiento fotosintético y menores
producciones
• En la medida de lo posible será conveniente evitar la utilización de maquinaria
pesada que favorezca la formación de una "suela de labor". El suelo es un recurso no
renovable y conviene cuidarlo. La adopción de prácticas culturales que eviten la
compactación del suelo y contribuyan a mantener la estructura del suelo son garantía
de permitir la sostenibilidad de nuestra explotación

ESTERILIZACIÓN DE SUELOS

La operación de esterilización, al final de la estación de cultivo, se ha convertido en


imprescindible para garantizar, al menos en parte, la ausencia de agentes patógenos en
el suelo. Existen distintos métodos de esterilización y todos ellos son costosos, o bien en
consumo de energía (esterilización con vapor), en mano de obra, o en tiempo
(solarización).

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Preparación de suelos para la esterilización


En primer lugar es importante conseguir que las condiciones del suelo permitan que la
flora microbiana y potencialmente patógena se mantenga en forma activa. Los
microorganismos patógenos del suelo son más sensibles al calor o a agentes químicos
cuando se encuentran metabólicamente activos ya que tienden a formar estructuras
resistentes (oosporas, esclerocios, clamidosporas) cuando las condiciones del suelo son
de ausencia de agua y bajas temperaturas. Por tanto, es fundamental mantener los suelos
húmedos y calientes a la hora de realizar tratamientos químicos o físicos de
esterilización o desinfección.

Otra cuestión importante es el momento de la desinfección. Para conseguir un


restablecimiento de la flora saprofítica del suelo para evitar así la rápida proliferación de
agentes patogénicos debido a la ausencia de enemigos naturales es conveniente
esterilizar lo antes posible e inmediatamente después del arranque del ultimo cultivo de
campaña. Con ello conseguiremos eliminar a los agentes patogénicos y dará tiempo a
que se recupere la fauna del suelo.

También hay que eliminar todos los residuos vegetales (frutos, tallos, hojas) y
especialmente raíces gruesas que contengan restos de hongos y virus y que puedan ser
una fuente de inóculo para a transmisión de enfermedades.

Hemos de buscar la estructura más favorable para la penetración de los agentes


químicos o del vapor por lo que será conveniente romper todos los agregados y costras
y buscar la máxima porosidad del suelo. En este sentido la temperatura del suelo
también determina la tasa de difusión del vapor o de los diferentes agroquímicos. En los
suelos fríos el vapor se condensa rápidamente y dificulta su penetración a capas más
profundas de suelo. Además los suelos muy húmedos tienen menor inercia térmica y es
raro que alcancen la temperatura de esterilización por lo que es fundamental que el
suelo este por debajo de capacidad de campo. Un nivel conveniente de humedad
optimiza la acción de agentes químicos como el isotiocianato de metilo o el bromuro de
metilo.

Esterilización por vapor


Se sabe que la mayor parte de los patógenos (con la excepción de algunos virus) pueden
ser eliminados a temperaturas que oscilan alrededor de los 70ºC por lo que la aplicación
de vapor puede resultar útil en superficies no demasiado grandes (camas de siembra o
bancales aislados de cultivo). La técnica más adecuada, dejando de lado la inyección de
vapor mediante una reja hueca, consiste en tapar la superficie con una lámina de
plástico e introducir el vapor por debajo de ella. De esta manera se pueden conseguir
temperaturas de 50ºC a unos 30 cm de profundidad y de 70ºC hasta los 23 cm de
profundidad. La esterilización por vapor presenta el peligro de eliminar toda la flora
microbiana del suelo con lo que la reinfección de patógenos transportados por el aire,
herramientas sucias, agua de riego, etc., es más que probable. Además induce una serie
de transformaciones en el suelo en lo referente a disponibilidad de nutrientes. Así, se
libera manganeso, especialmente en suelos ácidos, en cantidades que pueden ser
fitotóxicas y que pueden bloquear la absorción de hierro. También induce cambios en la
dinámica del Nitrógeno en el suelo, ya que al destruir a las bacterias nitrofijadoras el
aporte de abonos nitroamoniacales resulta en acumulación de nitritos y amoníaco, que
pueden ser tóxicos para las plantas si no son lavados del suelo.

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Pasteurización
La pasteurización consiste en calentar el suelo a 70ºC de tal manera que eliminamos la
mayoría de los agentes patógenos respetando en cambio la microflora saprofítica y la
disponibilidad de nutrientes en el suelo. Esta temperatura se consigue inyectando vapor
de agua en un gran volumen de aire a baja presión y se pueden conseguir calentamientos
de hasta unos 60ºC durante unos 30 minutos. Al igual que el sistema anterior este
resulta solamente viable en pequeñas superficies ya que se trata de un método caro.

Solarización
La solarización es una forma de pasteurización del suelo en la que la temperatura se
consigue cubriendo la superficie a tratar con una lámina plástica expuesta a la acción de
los rayos solares. Existe una relación directa entre el tiempo que se mantiene la lámina
plástica sobre el suelo y su efectividad, siendo deseable periodos de tiempo superiores a
los 30 días de elevada radiación solar. En la medida de lo posible la solarización se
realizará con el plástico de la cubierta del invernadero retirada, por lo que
aprovecharemos el cambio de cubierta, cada 2-3 años en función de la calidad del
plástico, para realizar esta operación. Se pueden utilizar láminas transparentes de PE o
de PVC de unas 400 galgas.

Tratamientos químicos
Consisten en la fumigación del suelo mediante la infiltración en el medio de una serie
de compuestos químicos volátiles de un espectro más o menos amplio de actividad
tóxica (expresada en tabla)

Es difícil controlar a bacterias patógenas de suelo como Clavibacter, Xanthomonas o


Agrobacterium, produciéndose además la destrucción de bacterias nitrofijadoras lo que
obliga a corregir la fertilización nitrogenada si esa población no se restablece
rápidamente en el caso de temperaturas bajas y alta humedad en el suelo. Es importante
también el efecto "bumerán ", que es la responsable de provocar una reinvasión muy
rápida del suelo por aquellos patógenos que no han ido eliminados por el agente
fumigante, bien por presentar resistencia o por encontrarse en la zona profunda o en los
límites del suelo tratado.

Actividad contra:
Fumigantes Bacterias Hongos Nematodos Insectos Malas
hierbas
Cloropicrina + ± + + +
Dazomet (libera MIT) ... + + + ±
Dicloropropano-dicloropropeno (D-D) ± ± + ± ±
1,3 dicloropropeno (1,3 D) ... - + ... ±
Dibromuro de etileno (EDB) ... - + ... ...
Metan sodio (libera MIT) - ± ± + +
Bromuro de metilo - ± + + +
Bromuro de metilo + cloropicrina + + + + +
Isotiocianato de metilo (MIT) + ± + + ±
+ = fuerte actividad; ± = actividad contra algunos organismos a altas dosis; - = poca o ninguna actividad

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La presentación de los distintos formulados puede ser en forma de gas (cloropicrina);


gas comprimido hasta el estado líquido (bromuro de metilo); como líquido o en varias
mezclas (diclorobromopropano-DBCP, D-D, ED, MIT); o como granulado como es el
caso del Dazomet. La forma de aplicación dependerá de la forma de presentación: a
través de mangueras perforadas bajo lámina de plástico o rejas en el caso de los gases;
inyectadas mediante rejas a 15-20 cm o mediante inyectores manuales en el caso de los
líquidos; o distribuidos a surcos o a voleo colocando los gránulos a una profundidad de
20 cm. El tiempo de actividad de la mayoría de los fumigantes es de unos 2-3 días
dependiendo del tipo de organismo y de su actividad y es necesaria una labor de volteo
para permitir que os restos del gas se eliminen.

El caso del bromuro de metilo merece especial atención por la incidencia


medioambiental de los residuos de bromo en el suelo lo cual ha provocado la
prohibición de su uso en los países de la Unión Europea y EE.UU. El bromuro de metilo
reacciona con las aminas y los tioles de la materia orgánica del suelo para formar
bromuros de metilamonio y complejos de tiol que reaccionan después liberando bromo
inorgánico, elemento fitotóxico para muchos cultivos. Con el fin de reducir sus niveles
en el suelo es necesario lavar el suelo con 25/50 l/m2 lo cual acarrea graves riegos
medioambientales.

En una agricultura que tiende cada vez más a una utilización mínima de agentes
químicos medioambientalmente agresivos o poco deseables, la adopción de medidas
culturales que contribuyan a mejorar la racionalidad de los sistemas de explotación para,
entre otras cuestiones, disminuir la dependencia de input externos o producir alimentos
más limpios o simplemente para cumplir con una normativa cada vez más exigente en
estos aspectos, es una obligación para el productor moderno. La alternancia de cultivos
o la fertilización orgánica son medios adecuados para suprimir enfermedades patógenas
de suelo y mantener su equilibrio biológico.

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Anexo fotográfico

Riego a manta

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Riego localizado

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Solarización de suelos bajo invernadero

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Retranqueo o renovación de materia orgánica de suelos bajo invernaderos

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Tensiómetro

Watermark

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Time Domain Reflectometry

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Esquema del sistema de enarenado de los suelos para cultivos en invernaderos

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Cultivo de pimiento en invernadero

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Cultivo de tomate “cherry” en invernadero

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