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Tabla de contenido
1. Definición de mitología
2. La cuestión homérica
3. El epíteto homérico
4. Estructura de La Odisea
1. Definición de mitología
La mitología comprende historias que tratan sobre la vida y las hazañas de los dioses,
semidioses y héroes de la antigüedad pagana.
La cuna de la mitología occidental se ubica en las regiones de Egipto, Fenicia y
Mesopotamia. No obstante, fueron los pueblos de Grecia los que dotaron a la
mitología de su mayor esplendor.
Idearon y dejaron por escrito multitud de fábulas, algunas de las cuales descansan
sobre fundamentos históricos, enriquecidos por medio de la imaginación con creativas
ficciones enmarcadas en circunstancias extraordinarias.
Estos relatos se convirtieron en la primera manifestación de la literatura occidental,
dando lugar al surgimiento de los géneros literarios (epopeya o poesía épica, teatro y
poesía lírica).
Aparte de la involuntaria intención literaria, los relatos proporcionaban de forma
alegórica preceptos morales y normas de conducta. En estos se despliegan, a partes
iguales, conceptos como el remordimiento, la vanidad, la desobediencia y su castigo, el
orgullo, las consecuencias de la falta de equilibrio, las acciones desmesuradas, el
ejercicio de la libertad, etc.
2. La cuestión homérica
La tradición literaria otorga a Homero la autoría de las dos grandes obras épicas de la
literatura griega antigua, a saber: La Ilíada y La Odisea.
Sin embargo, lo cierto es que apenas disponemos de datos biográficos sobre la figura
de Homero.
Se piensa que su existencia cronológica tiene lugar entre los siglos IX y VIII a.c.
En cuanto a su procedencia, se le supone originario de la isla de Quíos, ubicada frente
a las costas de la península de Anatolia en el mar Egeo. Aunque algunos historiadores
fijan su nacimiento en la ciudad de Esmirna, ubicada en la actual Turquía.
La tradición también nos habla de Homero como un aedo, tal vez ciego, que daba
forma poética a los relatos orales, muchos de ellos legendarios, y cuyo oficio era
recrear las fiestas cortesanas que convocaba la aristocracia griega, por medio del canto
y la recitación acompañados por música interpretada con instrumentos de cuerda
como la lira o la cítara.
Esta tradición ha sido cuestionada por los estudios históricos y literarios posteriores,
dando lugar a lo que se ha llamado la cuestión homérica.
A continuación, vamos a sintetizar las conclusiones a las que llegaron los estudiosos de
Homero.
Terminada esta síntesis, de lo único que podemos estar seguros es del punto de
partida, lo cual significa que Homero y sus presuntos textos proceden de una larga
tradición oral que se fijó por escrito en torno al siglo VIII a.c.
A pesar de que la escritura estuvo presente en Grecia desde aproximadamente el año
1500 a.c. procedente de Egipto, la auténtica revolución en el terreno de la escritura se
dio con la adaptación del alfabeto Fenicio por parte del pueblo griego alrededor de los
años 800-750 a.c.
3. El epíteto homérico
Antes de hablar del epíteto homérico vamos a aportar varios conceptos introductorios:
Adjetivos
Son palabras que carecen de autonomía semántica, pues van siempre referidas al
sustantivo, al cual añade nociones diversas.
No poseen rasgos gramaticales inherentes ya que dependen del género y número del
sustantivo al que acompañan.
Ejemplos: libro interesante, persona simpática, niñas altas, ojos azules, etc.
Adjetivo calificativo
Expresa cualidades características del nombre (personas o cosas) al que acompaña y se
sitúa delante o detrás del sustantivo.
Ejemplos: hombre ambicioso, poema sublime, infinito amor, etc.
Epíteto
Es una figura retórica situada delante del nombre y posee un carácter literario y
ornamental.
Se puede definir como aquel adjetivo calificativo que no califica, pues alude a
cualidades intrínsecas (propias) del sustantivo sin aportar restricción a su significado.
De manera extensa, en lengua española se tiende a considerar epíteto a todo adjetivo
calificativo que se sitúa delante del nombre.
Ejemplos: el frio hielo, la blanca nieve, la verde hierba)
Como se observa en los ejemplos, el epíteto antecede siempre al sustantivo.
Epíteto homérico
Definición:
Homero empleaba el epíteto para referirse y describir de manera poética a sus
personajes (sean hombres o dioses) en varios aspectos:
Su forma de actuar (descripción moral)
Su personalidad.
Su apariencia física.
Sin embargo, también usaba epítetos aplicados a otros objetos, por ejemplo: animales,
objetos, paisajes, etc.
Constituye un recurso estilístico bastante sutil, mero (breve) y concreto, alejado de
otras figuras retoricas más extensas, barrocas o ampulosas (estilo de lenguaje
redundante, falto de sencillez o naturalidad).
Ejemplos:
Divino Aquiles, esclarecido Héctor, poderosa Afrodita, impávido Zeus, valiente
Menelao, esforzado guerrero, entrañable Patroclo, etc.
Aquiles, el de los pies ligeros; Ulises, fecundo en ardides; Héctor, de casco brillante;
Afrodita, la amante risueña; Atenea, la de los ojos de lechuza; Poseidón, que sacude la
tierra; Zeus, el que las nubes reúne, etc.
Troya, la ciudad bien murada / de altas puertas / populosa / de anchas calles / ventosa
/ fecunda / sagrada…
Características:
Es directo y poco adornado.
Es minimalista: economiza los recursos literarios al máximo.
Evoca con un simple adjetivo, es decir, no es explicativo y busca, así como obtiene,
una huella inmediata en nuestra imaginación.
Exige una capacidad de síntesis literaria muy perfeccionada.
Cuando se traduce al idioma castellano, el epíteto homérico suele presentarse en
forma de inciso. Por ejemplo: Odiseo, rico en ardides / Entonces, la diosa de ojos
brillantes, Atenea… / Eos, la de rosados dedos, etc. Se podría decir que describe
personajes por medio de cortas descripciones que señalan su linaje o resaltan
algún rasgo heroico. En definitiva, nos hacen partícipes de su esencia.
4. Estructura de La odisea
Primera parte
Subdividida en 2 bloques:
La telemaquia (cantos I-IV)
Los viajes de Odiseo (cantos V-XII)
Segunda parte
Subdividida en 3 bloques:
Regreso de Ulises (cantos XIII-XX)
Matanza de los pretendientes (cantos XXI y XXII)
Final feliz (cantos XXIII y XXIV)