Me aterroriza pensar en aquello a lo que conduce el fanatismo masivo, la cómoda y neurótica
inmovilidad del venezolano de hoy .Paul Valery anotaba en sus cuadernos, hacia fines de 1930: “La sensibilidad de los modernos está en vías de debilitamiento, puesto que hace falta una excitación más fuerte, un desgaste más grande de energía, para que sintamos algo. Esta atenuación de la sensibilidad es bastante notoria por la indiferencia creciente y general hacia la fealdad y la brutalidad de los aspectos” (Cahiers 1894-1914, vol. 2 Gallimard, 1988). ¿Tendrá mucho que ver esto con el notorio hiperbolismo -seguro me corrigen: “antiparabolismo”- del venezolano actual?