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La importancia del agua para el ser humano es evidente, en tanto que 

el porcentaje de
agua en nuestro cuerpo casi alcanza las dos terceras partes. Está presente en los tejidos
corporales y en los órganos vitales. Es un elemento fundamental para procesos corporales
vitales. Sin beber agua no podríamos sobrevivir más allá de tres o cuatro días.

El agua es esencial para el desarrollo de procesos orgánicos como la digestión, así como en
la absorción y eliminación de desechos. Además, estructura el sistema circulatorio y
distribuye nutrientes hacia todo el cuerpo a través de la sangre. Otros de los
principales beneficios del agua para nuestro organismo son: mantiene la temperatura
somática al eliminar el calor sobrante con su salida en forma de transpiración y vapor a
través de la piel, alivia la fatiga, evita dolores de cabeza o reduce los riesgos de problemas
cardíacos.

A día de hoy, hay muchas zonas del mundo que no disponen de agua potable y
saneamiento de la que sus habitantes puedan hacer uso. Esto es de sobra conocido, pero
queda patente el 19 de noviembre, fecha en la que cada año se celebra el Día Mundial del
Saneamiento, que busca crear conciencia sobre los 4200 millones de personas que
carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura.

Es por eso que, con los datos que proporciona la Organización Mundial de la Salud


(OMS), es fácil darse cuenta de la importancia del agua en nuestra vida, pero sobre todo
hasta qué punto es imprescindible.

En el año 2015, el 71% de la población mundial utilizaba un suministro de agua potable


gestionado de forma segura (ubicado en el lugar de uso, disponible cuando se necesita y
no contaminado). Es decir, estos datos dejan fuera a casi una tercera parte de la población
mundial.

Ahondando más en el asunto, 844 millones de personas no tienen, ni tan siquiera, un


servicio básico de suministro de agua potable.

Es por eso, que beber este agua contaminada puede acarrear, y acarrea, múltiples


enfermedades a sus consumidores. Entre ellas esta situación puede transmitir a sus
consumidores diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea o poliomielitis.

Y en zonas como estas, esta inseguridad, supone más de 502.000 muertes al año por


diarrea debido a la contaminación del agua potable.

Además, en el año 2025, a los problemas ya existentes en el agua se le van a añadir los
ocasionados por la crisis climática, y por ello se espera que más de la mitad de la
población del mundo viva en zonas de escasez de agua.

Y es que la lluvia es nuestra principal fuente de abastecimiento de agua. Su ciclo cumple,


habitualmente, el siguiente proceso: el agua se evapora del suelo y de las plantas hacia la
atmósfera y luego se precipita sobre la Tierra y se distribuye a través de ríos, lagos y
humedales. Sin embargo, las precipitaciones pueden variar mucho de unos lugares a
otros, lo que produce enormes problemas de escasez de agua en lugares como África,
donde gran parte del territorio es árido.

Así, que ya sea porque la escasez del agua es ya visible en muchas partes del planeta, o
porque pueda serlo en un futuro cercano en otras muchas, debemos interiorizar la
importancia del agua en nuestras vidas y cuidarla para que podamos disfrutar de este bien
tan preciado el mayor tiempo posible. Porque la ausencia de la misma puede desatar
además de problemas de salud, también diplomáticos y migratorios en un mundo ya
complejo como el actual.

Porque, aunque el agua cubre gran parte de la Tierra, solo el 2,53% es agua dulce, y,
además, 2/3 de esta agua dulce está congelada en glaciares o en lugares con nieves
perpetuas, y su uso por tanto es muy limitado.

En promedio, los seres vivos contienen un 70% de agua en su composición. Hay quienes
tiene más que otros, por ejemplo los vegetales suelen tener más de este líquido que los
animales, pero esto nos sirve para afirmar que es un recurso insustituible para todos los
seres vivos; no sólo porque debemos consumirla para mantener la salud, sino por su
intervención en todos los aspectos que contribuyen a sostenernos en el planeta. Es por
esta razón que es un componente para establecer el índice de desarrollo de un país o
sociedad.

La importancia del agua para los individuos

Los seres humanos también estamos hechos de agua. El porcentaje en nuestra


composición oscila durante toda la vida. Al nacer somos 80% agua, En la adultez llegamos
al 60%. Pero no sólo estamos hechos de agua, sino que esta cumple funciones
importantes como contribuir a la eliminación de sustancias y toxinas a través de los
riñones, ayuda a regular la temperatura corporal, transporta oxígeno y nutrientes a todo
el cuerpo a través de la sangre, es parte fundamental de la digestión, alivia la fatiga,
reduce la incidencia de problemas cardíacos y dolores de cabeza.

No sólo esto, sino que la utilizamos en actividades cotidianas como la higiene personal y
del entorno, preparación de alimentos, entre otras.

Una forma sencilla de saber cómo interviene el agua en el mantenimiento de nuestra


salud es ver los graves efectos de la deshidratación: dolores de cabeza, fatiga,
nerviosismo, mareos, problemas de piel, descenso de la presión arterial, dolores y
contracturas musculares y hasta convulsiones. En casos extremos, la muerte.

De aquí la importancia de consumir agua a lo largo del día, para reponer los líquidos que
se pierden diariamente por la sudoración y respiración.

La importancia del agua para la sociedad

El acceso al agua potable es uno de los indicadores económicos sociales por excelencia,
pues esto puede determinar en gran medida el estado de salud de un grupo social,
además de indicar los niveles de productividad y bienestar.

Como si fuera poco, es un elemento imprescindible para el desarrollo sostenible de


comunidades, pues interviene en la conservación de los ecosistemas y en diferentes
formas de economía, incluyendo la seguridad alimentaria.

Nuestra sociedad requiere agua para poder mantener y crear el crecimiento económico,
pues gracias a su disponibilidad podemos realizar actividades como la pesca, producción
de bienes, transporte, industria y hasta turismo.

En la agricultura, el agua es insustituible. Es la industria que más utiliza agua a nivel


mundial y esto no sólo para la producción de alimento para las personas sino para los
animales que se destinarán para el consumo humano. 

En cuanto a la industria y generación de energía, se usa un 20% de la demanda de agua


global para este sector, aunque aquí el desafío radica en el uso de este recurso sin generar
contaminación. En los ecosistemas y regulación climática, el proceso continuo del ciclo
hidrológico permite tener más o menos la misma cantidad de agua a nuestra disposición,
aunque este aspecto es cada vez más vulnerable por el cambio climático.
Abrimos el grifo y asistimos a la magia del agua corriente. Parece todo muy sencillo, pero
algo que vemos como normal y asumido en nuestra vida. Si tienes curiosidad por saber
cómo llega el agua a nuestras casas, en este artículo podrás calmar tu sed de
conocimientos.

El agua supone todo un lujo que empezamos a disfrutar partir de 1909 que es cuando
llegó el preciado líquido a los primeros hogares españoles.

Captación de agua
En primer lugar, necesitamos una fuente de agua de la que abastecernos. Normalmente
las posibilidades son tres:

 Aguas superficiales como embalses y ríos.

 Aguas subterráneas: pozos y manantiales.

 Agua de mar y salobre.

Camino del grifo


Desde los depósitos el agua emprende su camino hasta nuestras casas gracias a la red de
abastecimiento pública. Después llega hasta la acometida que consiste en una derivación
de la tubería de la red de distribución. También tenemos que hablar de la llave de paso.
Esta última es una válvula situada dentro del edificio o en una arqueta en la fachada con la
que se puede cortar el suministro del edificio o de una vivienda en particular.
A través de esta llave se distribuyen al resto de tuberías que acceden a los diferentes
puntos de la casa y proporcionan agua.

Potabilización
Estas aguas son sometidas a un proceso de potabilización consistente en eliminar
cualquier presencia de sustancias tóxicas como el cromo, el plomo o el zinc, así como
algas, arenas, bacterias o cualquier presencia de virus.
El agua se potabiliza en las plantas potabilizadoras, aunque técnicamente se conocen
como Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP). El proceso no es idéntico en todos
los casos, pues depende de diferentes factores. Así, por ejemplo, si el agua procede de un
río o un lago superficial, es preciso separar ciertos componentes del agua natural, además
de limpiar las impurezas, filtrar y desinfectar con cloro u ozono.
Una vez potabilizada, se almacena en depósitos que suelen estar ubicados en puntos
elevados. Así, se aprovecha esta altura para distribuir el agua por acción de la gravedad y
sin que sea preciso, por lo tanto, recurrir al bombeo.

¿Y qué pasa con el agua sucia de la vivienda?


El agua que empleamos para lavar la ropa o la vajilla deja de ser potable. Así, esta queda
recogida por los desagües y la derivan hasta los conductos del alcantarillado que la
transportarán a la planta depuradora. En este punto se separan los contaminantes como
aceites, tóxicos, comida, papel… La técnica para conseguirlo es dejar esta agua sucia
reposando en unas balsas. Así, lo más pesado se depositará en el fondo. Este mecanismo
permite que el agua depurada se puede recuperar y pueda ser empleada para distintos
fines como, por ejemplo, el riego. Por su parte, la que se desecha se vierte en la
naturaleza. En muchas ocasiones, el mar es el destino de todas ellas.

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