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La doctora Oh, ‘diosa de la

crianza’, te atenderá. En la
televisión
En Corea del Sur, la reconocida psiquiatra Oh Eun-young, ha ayudado a
desestigmatizar la terapia y, al llevarla a la televisión, ha acabado con la relación
privada médico-paciente.

Muchos surcoreanos dicen que Oh Eun-young, especialista en psiquiatría de niños


y adolescentes, es una heroína nacional por desestigmatizar el lenguaje sobre la
salud mental y la terapia.Credit...Chang W. Lee/The New York Times
Por John Yoon
30 de julio de 2022

SEÚL — El día de la cita al fin había llegado. Los padres habían esperado un mes
para consultar sobre las dificultades de su hijo a la psiquiatra reconocida en Corea
del Sur. Entraron a la sala, la doctora llegó y la puerta se cerró.

Luego se encendieron los teleprompters, las cámaras empezaron a rodar y alguien


de la producción gritó “¡Acción!”.

Así empezó el rodaje de My Golden Kids, uno de los programas de telerrealidad más
populares en Corea del Sur. El episodio lo presidía Oh Eun-young, una doctora
especializada en psiquiatría infantil y adolescente que ha sido apodada “la diosa de
la crianza”.

Su lema: “No hay niños problema, solo problemas de crianza”.

En un país donde la celebridad a menudo la encarnan las superestrellas jóvenes


producidas por una exigente industria del entretenimiento, Oh, de 57 años, ocupa
un lugar peculiar en la cultura popular. Atrae a millones de espectadores en la
televisión y en internet, ofreciendo consejos para la crianza y el matrimonio.

A través de una gama de programas —y libros, videos y conferencias— ha


redefinido la terapia para los coreanos, al dinamitar la relación habitualmente
privada entre médico y paciente y le ha brindado al país un vocabulario accesible en
materia de salud mental.

“Es la madre que hubieras deseado tener en tu infancia”, dijo Yesie Yoon, una
psiquiatra coreanoestadounidense en Nueva York que creció viendo los programas
de Oh. “La gente realmente confía sus sentimientos personales en los personajes
populares en los medios. Y siento que ella está fungiendo una suerte de papel de
buena madre para mucha gente coreana”.

Su éxito es más destacable en un país donde están muy enraizados los tabús sobre
la búsqueda de tratamiento de salud mental e ir a terapia suele ser algo que se hace
a escondidas.

Los surcoreanos dan fe del papel de Oh para desestigmatizar el tratamiento


psiquiátrico y el hecho de que algunos están dispuestos a compartir sus dificultades
en sus programas es un momento cultural clave. Los colegas de Oh dicen que se
está haciendo más fácil convencer a los surcoreanos de ir a terapia o tomar
medicamentos.
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En Corea del Sur, aproximadamente uno de cada cuatro adultos ha reportado tener
un desorden mental a lo largo de su vida, y solo uno de cada 55 recibía tratamiento
en 2021, según el Centro Nacional de Salud Mental. (Uno de cada cinco adultos
estadounidenses recibieron tratamiento de salud mental en 2020, según los
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades). Corea del Sur tiene una de
las tasas más altas de suicidio en el mundo; fue la quinta causa de muerte en 2020,
según el gobierno. Representa el 54 por ciento de las muertes entre las personas de
veintitantos años.

Cuando Oh comenzó su carrera de médica en 1996, muchos surcoreanos asociaban


las enfermedades mentales con debilidad, dijo en una entrevista en un centro de
consejería en el próspero distrito de Gangnam, en Seúl. Algunos incluso creían que
la gente podía tener dificultades mentales al estudiar psiquiatría. Con los años,
estas actitudes han cambiado.

“En comparación con la época en la que empecé como doctora, ahora más personas
se han dado cuenta de que hablar con un psiquiatra es algo útil, para nada algo que
avergüenza”, dijo.

Yang Soyeong, una psiquiatra que practica en Seúl, estuvo de acuerdo: “Los padres
pueden tener temor de que un psiquiatra les haga ver sus errores. Pero como Oh lo
hace con tanta gentileza en la televisión, creo que eso ha disminuido la aprehensión
de las personas al ir a la clínica”.

Estados Unidos tiene una larga tradición de convertir en estrellas a personalidades


de la medicina, como Dr. Phil y Dr. Oz, quienes han sido criticados por sus tácticas.
La celebridad de Oh se ha desbordado del campo médico. En Seúl, hay una figura
en tamaño real de la doctora frente a una concesionaria de celulares que anuncia
los planes familiares de la empresa. Aparece en comerciales televisivos de una
compañía de seguros.
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Oh, quien dirige un hospital y cuatro centros de consejería, ha estado usando la
televisión como plataforma terapéutica desde 2005, cuando empezó su carrera
mediática dando conferencias sobre desórdenes del desarrollo infantil.
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En My Child Has Changed (Mi hijo ha cambiado), emitido de 2005 a 2015, cada
episodio estaba dedicado a los problemas de una familia. Oh iba a sus hogares para
sesiones de consejería y la conclusión de muchos episodios era que bastantes de los
problemas de los niños los causaba el abuso parental, la incomprensión o la
negligencia.

En un gesto emblemático del programa, Oh descartaba todos los objetos que los
padres usaban para golpear a sus hijos: rascadores de espalda, sombrillas,
calzadores, patas de sillas rotas.

Cuando en 2020 se lanzó My Golden Kids, (Mis chicos preferidos), la pandemia y


todas sus restricciones sociales forzaban a que la gente enfrentara cabalmente los
problemas de sus seres queridos. En lugar de visitar, Oh ahora envía un equipo de
camarógrafos a grabar lo que sucede. Con el permiso de las familias, se muestran
segmentos al discutir los temas en el estudio.

Los problemas mostrados abarcan todo el espectro: un niño de 9 años le grita a su


madre, una de cinco se hace daño, uno de 12 le roba a su madre, otro de 14 sufre de
vómitos crónicos e inexplicables.

Incluso con el consentimiento de la familia, las cámaras pueden sentirse muy


invasivas en la casa. Pero darle a un médico la oportunidad de evaluar las
interacciones de la familia en un entorno de la vida real, no en los confines de un
consultorio psiquiátrico, tiene ventajas al momento del diagnóstico, dicen los
expertos.
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“Es el sueño de un psiquiatra infantil”, dijo Yoon, la psiquiatra de Nueva York. “En
mi clínica solo atiendo y discuto las cosas que me traen. Puedo hacer preguntas
para indagar más y puede que no las respondan y puede que no respondan con la
verdad”.

El programa enseña cuánto trabajo hacen los padres para seguir los consejos de la
doctora y ver resultados. También muestra cómo, a veces, el cambio demora y los
viejos problemas pueden volver a surgir.

Desde que empezó My Golden Kids, Oh ha hecho crecer su imperio televisivo, que
ahora incluye Oh Eun-young’s Report: Marriage Hell y Dr. Oh’s Golden Clinic, un
programa en el que aconseja parejas y otro en el que trata a pacientes,
respectivamente. Dice que tiene un plan para atender el tema de las bajas tasas de
natalidad del país, quitándole a la gente el miedo de tener hijos. También espera
poder presentar a más familias coreanas que viven en el exterior y encuentran
barreras culturales e idiomáticas.

Oh nació prematura y dijo que los médicos no sabían si sobreviviría. Hasta los 2
años era más pequeña que los niños de su edad y tenía un “temperamento difícil”:
remilgosa con la comida, enfermiza y a menudo lloraba todas las noches. Atribuye
la comodidad que siente consigo misma de adulta a sus padres y dice que recibió
“mucho amor y sentía comprensión por parte de ellos”.

Recibió títulos de licenciatura y maestría de la Escuela de Medicina de la


Universidad de Yonsei y un título médico de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Corea. Se casó con un médico y el hijo de ambos está en el ejército.

“Todos fuimos el hijo de alguien en algún punto”, dijo. “La idea no es culpar a los
padres por cada problema sino enfatizar que son figuras increíblemente
importantes en la vida de sus hijos”.
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En una grabación reciente de My Golden Kids apareció un panel conformado por
comediantes y celebridades. Junto con Oh saludaron a los padres de un menor que
llevaba meses rehusándose a asistir a la escuela. Se mostró el video de la vida
familiar. Luego la doctora impartió sus recomendaciones.

Oh tiene sus críticos. Lee Yoon-kyoung, de 51 años y activista a favor de la reforma


educativa y los derechos parentales, dijo que le preocupaba que la celebridad de la
doctora hiciera que los televidentes consideraran sus palabras al pie de la letra
cuando podría haber varias interpretaciones para el mismo comportamiento.

“Por supuesto que reconocemos su experiencia, pero algunos padres se ponen un


poco incómodos cuando la gente estima que sus opiniones siempre son válidas,
como si sus palabras fueran divinas”, dijo Lee.

Algunos espectadores han cuestionado su criterio, así como las implicaciones de


privacidad por mostrar en televisión a familias que gritan y golpean. En My Golden
Kids, Oh no identifica explícitamente a los niños, pero sus rostros no son
distorsionados y los padres dan sus nombres y llaman a sus hijos por sus nombres
reales.

En YouTube se han subido episodios que generaron comentarios humillantes sobre


las familias. Desde entonces se desactivó la función de comentar. Pero algunos
padres y profesionales de la salud mental señalan que el contenido que se sube a
internet es extremadamente difícil de borrar por lo que han exigido que los rostros
se difuminen.

Oh dice que distorsionar los rostros podría hacer que sea más difícil empatizar y
causar más abuso. La especialista afirma que los espectadores deberían considerar
los problemas que se analizan en el programa como parte de la experiencia
humana. “La principal razón por la que hago estos programas es porque
comprender a los niños es el punto de partida para comprender a la gente”, dijo.
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Ban Su-jin, de 42 años y madre de tres hijos en Incheon, tenía algunas reservas
respecto a la privacidad cuando apareció en My Golden Kids, en 2020, para consultar
sobre un hijo que temía que se fuera de casa.

“Mi esposo estaba preocupado de que los amigos de mi hijo se rieran de él por
tener este problema”, dijo. Pero concordaron en que “valía la pena arriesgar lo que
sea”.

Explicó que, luego de la grabación, la ansiedad de su hijo mejoró drásticamente. El


episodio suscitó algunos mensajes negativos, dijo Ban, pero también expresiones
de ánimo por parte de amigos y vecinos.

“El episodio les ayudó a comprender cuánto dolor había sufrido mi hijo”, dijo.

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