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El nacimiento de la

narrativa moderna
Las obras Lazarillo de Tormes, de autor
anónimo, el Quijote, de Miguel de
Cervantes, y Gargantúa y Pantagruel, de
François Rabelais, inaguran la novela

moderna.
El Lazarillo de Tormes y el Quijote
En los siguientes puntos se concretan las
aportaciones a la renovación de la novela
de dos obras fundamentales de la
literatura española, Lazarillo de Tormes y
Don Quijote de la Mancha.
Novelas protagonizadas por
antihéroes, en ambos casos
encontramos una recreación realista
del espacio y de la sociedad de la
época.
El Lazarillo es el punto de partida de
la novela picaresca.
El Lazarillo constituye uno de los
primeros ejemplos del llamado
Bildungsroman o novela de
aprendizaje, cuyo protagonista
desarrolla su personalidad a lo largo
del relato.
La originalidad del Quijote reside en
algunos hallazgos, la metaficción, el
uso de la ironía, la ambigüedad, la
confusión de planos entre la realidad
y la ficción o la utilización de la
parodia como mecanismo generador
de personajes o episodios.
François Rabelais: Gargantúa y
Pantagruel
Con el título Gargantúa y Pantagruel se
conocen los cinco libros publicados
entre 1534 y 1564 por el escritor francés
François Rabelais, que narran las
aventuras de Gargantúa y de su hijo
Pantagruel, un gigante forzudo y glotón,
pero también sabio y elocuente.
Esta novela se caracteriza por la
búsqueda de la comicidad.
Las constantes referencias a la
comida, la bebida, las necesidades
fisiológicas o la actividad sexual.
Una actitud paródica sistemática,
que incluye la mitología, la épica y la
literatura caballeresca.

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