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Poemas a Lesbia

II
Pajarillo, cosita de mi amada,
con quien juega, al que resguarda en el seno,
al que suele dar la yema del dedo
y le incita agudos picotazos:
cuando a mi deseo resplandeciente
le place tornarse alegre y aliviarse de sus cuitas, para aplacar su ardor,
¡cuánto me gustaría, como hace ella,
jugar contigo y desterrar las penas lejos de mi triste ánimo!
Me es tan grato como a la niña el fruto dorado
que soltó el ceñidor que tanto tiempo permaneció atado.

Comentario:

En este poema Catulo parece ser contagiado de la ternura que posee Lesbia al tener un
pajarito en sus manos, Catulo a la vez me parece que le encanta ver a Lesbia sonreir , para él
es un placer muy grande, por otro lado le gustaría ser el pajarillo para que fuese tratado como
ese animalito por Lesbia.

III
Llorad, Venus y Cupidos, y cuantos hombres sensibles hay: ha muerto el pajarillo de mi amada,
el pajarillo, cosita de mi amada, a quien ella quería más que a sus ojos; era dulce como la miel
y la conocía tan bien como una niña a su propia madre. No se movía de su regazo, pero
saltando a su alrededor, aquí y allá, a su dueña continuamente piaba. Este, ahora, va, por un
camino tenebroso, a ese lugar de donde dicen que nadie ha vuelto. ¡Mal rayo os parta, funestas
tinieblas del Orco, que devoran todo lo bello!: me habéis quitado tan bello pajarillo. ¡Oh mala
ventura! Pues, ahora, por tu culpa, desdichado pajarillo, hinchados por el llanto, enrojecen los
ojillos de mi amada.

Comentario:

Catulo se siente triste porque el pajarillo que hacía tan feliz a su musa Lesbia ha muerto y ella
esta muy desconsolada, en este poema compara al pajarito con la miel (era muy dulce para
Lesbia). Catulo teme que el pajarillo se encuentre en aquel lugar donde todos los muertos se
piensa que van; y le reclama a la muerte por haberse llevado al pajarillo que era tan bonito y
que ha hecho llorar tanto a Lesbia.
VII
Me preguntas, cuántos besos tuyos, Lesbia, me serían más que suficientes, Cuan gran el
número de arena de Libia yace en Cirene, de laserpicïo plena, entre el oráculo del ardiente
Júpiter y el túmulo del anciano Bato; o cuantos astros, al callar la noche, ven los amores
ocultos de los hombres; sólo esos besos satisfarán a Catulo el loco más que suficientemente,
que ni contarlos podrán los curiosos ni con sus malas lenguas hechizarlos.

Comentario:

Anhela los millares de besos que para el formen la eternidad en su vida, Lesbia para el es todo
y todo lo que Lesbia le da no es tan satisfactorio que sus besos, habla también de la envidia
que podrían causar con su amor y de los envidiosos que hablarían de ello.

V
Vivamos, Lesbia mía, y amemos, y a las maledicencias de los viejos severos démosles menos
valor que a una peseta . Los astros pueden morir y volver; pero nosotros, una vez que muera
nuestra breve luz, deberemos dormir una última noche perpetua. Dame mil besos, luego cien
mil; luego otros mil, luego otros cien mil; luego hasta otros mil, luego cien mil. Después,
hechos ya muchísimos miles, revolvámoslos, para que no lo sepamos nosotros, ni ningún
malvado pueda mirarnos con malos ojo, cuando sepa cuántos besos nos dimos.

Comentario:

Catulo le propone a su Lesbia querida amarse simplemente y no interesarse en lo que sea que
diga la gente, y en el momento en que empiezan a amarse explotando su amor con besos le
dice a Lesbia que nada que no tenga fin es comparable con el deseo que tiene por ella, pero
hay que recordar que Lesbia es casada y el no puede amarla como quisiera frente a todos, de
esta manera su amor tiene que ser furtivo.

LXXXIII
Lesbia, presente el marido, de mi dice males muchísimos;
esto, para aquel fatuo, es alegría máxima.
Mulo, nada sientes. Si olvidada de nosotros callara,
sana estuviera.; hoy, que me injuria y ladra,
no sólo se acuerda, sino, cosa que es con mucho más grave,
airada está; esto es, se quema y se achicharra.

Comentario:

Habla de que Lesbia habla mal de Catulo frente a su marido, Catulo de esto se alegra, pues
pese al mal habla, el no siente nada mas que alegria, pues si ella realmente hubiera odiara a
Catulo no hablaría de él, sino por el contrario callaria y no estaría entonces enferma de amor.
XCII
Lesbia dice pestes de mí todo el tiempo y no para.
¡Que me muera si Lesbia no me quiere! ¿Cómo lo sé? Porque me pasa lo mismo: la maldigo a
todas horas, pero ¡que me muera si no la quiero!

Comentario:

Lesbia continúa hablando mal de Catulo, Catulo pese a esto asegura que Lesbia lo quiere sin
perecer, lo sabe porque él siempre habla mal de ella también y sabe que la adora.

LXXXV
Odio y amo. Por qué lo hago, me preguntas tal vez. No sé, pero siento cómo se hace y me
torturo.

Comentario:

Catulo ama a Lesbia como a nadie, pero le duele no estar con ella como quisiera y por ello a la
vez odia.

LXXXVI
Quintia hermosa es para muchos; para mí, cándida, lengua,
recta es; asi, estas cosas una a una yo confieso.
El todo aquel “hermosa”, niego; pues ninguna lindeza,
ningún grano de sal hay en tan magno cuerpo.
Lesbia hermosa es, que tanto es bellísima entera,
cuanto ella sola, a todas, todas hurtó las gracias.

Comentario:

Quintia es una bella mujer sin duda de Catulo pero en este poema dice que a pesar de su
belleza carece de gracia, por lo que no puede llamarle ”hermosa” como su Lesbia que

XLIII
Hola, muchacha sin nariz pequeña, sin bello pie, ni negros ojos, sin dedos largos, y de rostro
sudoroso, con lengua apenas elegante, amiga del rumboso formiano, ¿acaso se dice en
provincias que eres bella? ¿contigo comparan a nuestra Lesbia? ¡Tiempo ignorante y
corrompido!

Comentario:
Marca descaradamente los defectos que pudo poseer aquella muchacha, y los rasgos
característicos de Lesbia quién poseía en muchas cualidades rasgos finos y delicados. Catulo
no está de acuerdo en que comparen a estas mujeres por la calle puesto que para él la única
mujer hermosa es Lesbia.

LXXXVII
NInguna mujer puede decir que ella amada fue tanto
cuando por mi en verdad, mi Lesbia, fuiste amada.
Ninguna fe en ningún pacto fué nunca tanta
cuanta en el amor tuyo fue, de mi parte, hallada.

Comentario:

Catulo presume por Lesbia el amor que ella recibe por el, asegura que nadie más es amada
como ella.

VIII
¡Ay, Catulo, deja de hacer simplezas, y ten lo que está muerto por perdido! Radiantes soles te
brillaban cuando, en esos días, ibas allí donde quería la joven, amada por nosotros como
nadie será amada jamás. Muchas fiestas celebraste allí entonces, que tú deseabas y ella no
odiaba. En verdad, lucían soles radiantes. Ella ya no lo quiere, no lo quieras tú, débil,
ni persigas a la que huye, ni vivas miserable: resiste con tu mente obstinada. Adiós,
muchacha. Catulo aguanta ya, no te rogara ni pedirá nada. Mas sufrirás, cuando por nadie
seas rogada. ¡Ay, infame! ¿Qué vida te queda? ¿Quién irá a ti hoy? ¿Quién verá tu belleza?
¿A quién amarás ahora? ¿De quién se dirá que eres? ¿A quién besarás? ¿A quién morderás
los delgados labios? Pero, ¡tú, Catulo, aguanta firme!

Comentario:

Este poema me parece tiene detrás un sentimiento de cólera y amargura, Catulo se cansa de el
tipo de relación que lleva con Lesbia o quizá algo que sucedió, agrega en sus versos mucha
composición de tipo retórica y con reiteraciones de sus preguntas responde a sñi mismo los
supuestos problemas que tendrá Lesbia si el logra separarse de ella y olvidarla. Catulo usa la
autopersuasión para dejar de demostrar cariño, sentimiento y dejar de hacer inepcias, con el
final, dice adiós a Lesbia refiriendo que no soportará más, dentro de todas estas negaciones
me parece importante enfatizar que al final en su rendimiento se contradice en el “¡tú, Catulo,
aguanta firme!” pues el AGUANTA refiere a que no soportaria pero se obliga a la fuerza de
voluntad.
LVIII
Nuestra Lesbia, Celio, aquella Lesbia, aquella Lesbia a quien Catulo amó, más que a sí mismo
amó, más que a todo lo suyo amó, ahora en esquinas y en callejuelas se las pela a los
magnánimos nietos de Remo.

Comentario:

Se dirige Catulo a Celio hablándole de Lesbia la mujer que mas ama ante todo, Celio alguna
vez también estuvo con Lesbia y ahora pasó a ser historia de ambos, Catulo define aquí a
Lesbiapérdidaa, pues su postura ahora es de un prostituta.

CARMEN XXXII
Te lo ruego, dulce Ipsitila, joya
mía, mi belleza soñada: manda
que acuda a ti a mediodía, y ayúdame
si lo haces: no cierre nadie la
fina hoja de la puerta, ni salgas fuera;
debes quedar en tu casa y tener
nueve polvos continuos listos para
nosotros. Mándalo ya, si has de hacerlo:
aquí yago, boca arriba a la fuerza,
rebosante, atravesando mi palio
y mi túnica, esperando tu auxilio.

Comentario:

Catulo llama a Ipsitilia, quien le daba todo lo que el quería cada que quería, incluso polvos.
Catulo le hace una invitación a que se quede en su casa a esperarlo para tener romance de
una noche. Catulo recurre a ella para su auxilio después de la pérdida de Lesbia.

CARMEN XCIX
Juvencio, te robé un furtivo beso
-a ti, que eres de miel- aún más dulce
que la ambrosía dulce. Pero no lo hice
impunemente: recuerdo haber quedado
crucificado en alta cruz, y haber
tratado con gran llanto de borrar
un poquito tu áspera crueldad.
En cuanto te besé, tus parvos labios,
mojaditos por gotas incontables,
te limpiaste con todos tus deditos,
para que no quedara nada en ellos
de mi saliva infecta de orinada
loba. Además, me diste al Amor cruel,
¡ay de mí!, sin cesar de atormentarme,
para tornar aquel besito dulce
en un beso más triste que el más triste
eléboro. Si impones al amor
desgraciado tan grande pena, nunca
más habré de robarte beso alguno.

Comentario:

Pienso que Catulo se sentía atraído por Juvencio, y este su amigo le dió mucha confianza en
un momento hasta que Catulo cometió el error de plantarle un beso, Juvencio se enojó de tal
manera que Catulo sentía una gran tortura sin el habla de su “dulce” amigo. Juvencio sintió
repugnancia por Catulo en cuanto lo besó y mostró su desprecio limpiándose la boca
enseguida. Catulo promete no volver a hacerlo.

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