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Trabajo Final Individual Urbana-Josue Teran
Trabajo Final Individual Urbana-Josue Teran
A menudo la ciencia ficción no escapa a las hipérboles que infieren los aspectos
visuales de la vida, y muchas veces estas producciones parecen ser el vaticinio retorcido
de una realidad que versa sobre un aspecto en común: el espacio. La visualidad de la
ciencia ficción se sostiene (en su mayoría) en el diseño de los escenarios sobre los que
la historia se desarrolla, y esto es una constante dentro de esas producciones, ya que el
individuo sigue siendo individuo, pero las edificaciones, el entorno que configura un
buen guion, encierra las motivaciones, ideologías, la vida en sí mismo. Los
protagonistas no encierran, ni remotamente constituyen el porqué del cambio y esto
último no se percibe sino hasta que el encuadre permite ver espacios alternativos,
utópicos, diferentes a lo que la vida contemporánea refleja en las grandes metrópolis.
Machine City comprende un espacio central que coordina lógicamente toda actividad
desde Deus Ex Machina, que es quien despliega la matrix en cada ser viviente de esa
ciudad. En la brevedad que las páginas permiten, Machine City no solo es el espacio
que precisa la vida de humanos en suspensión para preservar la perpetuidad de la
máquina, sino que, significa en sí mismo un espacio de disputa de vida. Es decir, el fin
último de aquellas torres es mantener vida humana para sostener la vida-maquina; por lo
tanto, no hay espacio que no implique un despliegue de vida en sí mismo. Parecería una
auténtica locura pensar que tal metáfora pueda ser parte de la realidad urbana de un país
como Ecuador, pero, irónicamente, en Quito hay un Deus Ex Machina: Uribe &
Schwarzkopf.
de estructuras gigantescas, torres de altura desmedida donde cada una alberga determinado número de individuos.
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El poder fálico de Lefebvre es la expresión de un espacio abstracto sobre el que se orienta el autoritarismo
burocrático y político en “La producción del espacio”. Este espacio abstracto resulta negar todo aquello que evoque
lo sensual y la sexualidad per se; no obstante: sólo tiene como referencia presente la genitalidad: la célula familiar y
su morada (apartamento, chalet, villa, etc.), la paternidad y la maternidad, y la suposición de una identidad entre la
fecundidad y la satisfacción.
derecho a erigir a un hombre4 según las lógicas de los procesos urbanos (Harvey, 2013:
19-20), por lo tanto, no es desatinado pensar que una ciudad basada en las centralidades
como lo plantea U&S, es un esfuerzo por constituir a un hombre de acuerdo a las
lógicas de producción, de una ciudad que cada vez más parece acumular impresiones
sucesivas con rangos absurdamente cortos entre sí. Estas impresiones remembran a
Simmel cuando se adentra en la experiencia de la gran ciudad (y la experiencia del
individuo en su afán de no perder su condición de esencial y singular) como espacio
que: “consiste en proporcionar el teatro de estos combates, y de sus intentos de
conciliación” (1986: 8). ¿Impresiones más rápidas? La ciudad de los 15 minutos.
Esta lógica de una modernidad capitalista contempla, desde sus inicios, la idea de
centralidad. Esta idea se contempla a través de Braudel (1984: 496) en su estudio sobre
el punto álgido de la industrialización y su diseminación en las sociedades europeas,
pero la forma en la que estas ciudades industriales se erigen, da cuenta de cómo una
lógica de centralizar los medios ya forma parte de una concepción previa respecto de la
organización de la ciudad moderna. Para el capitalismo -independientemente de su fase-
es indispensable concentrar los medios en una espacialidad que no puede ser pensada
por fuera de una espacialidad producida. No obstante, la lógica de acumulación no
parece ser el cimiento de lo que hoy ocurre: Una depredación del espacio capitalino;
pero retomar la centralidad es esencial para comprender los procesos de urbanización
que se gestan en la capital.
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Para este trabajo el concepto “hombre” se plantea desde aquella concepción marxista que refiere una naturaleza que
se reconoce y se determina.
Como se ha dicho anteriormente, el capitalismo precisa de una centralización de los
medios de modo en tanto que estas se puedan valer de una espacialidad en las que se
ven inmersas relaciones sociales -relaciones de producción-. No obstante, la ciudad
moderna escapa de un simple sentido de lugar, y ya no solo se trata de pensar una
centralidad espacial donde las relaciones sociales se dan, sino que estas mismas
relaciones son en si espaciales. Referidas al espacio ineludiblemente. Tal como en el
caso de París, Quito llega a un momento donde las relaciones espaciales producen
cambio en los propios hábitos de consumo. Harvey en su texto sobre París como capital
de la modernidad comenta lo siguiente: “La revolución que se produce en la venta al por
menor, con la aparición de los grandes almacenes, y el cambio de las relaciones de
poder entre comerciantes y productores fue en parte resultado de las nuevas relaciones
espaciales.” (2008: 142)
Sin embargo, los hábitos de consumo no son en si el problema central de lo que sucede
con U&S en Quito, si no lo que gira en torno a ese cambio en los hábitos que menciona
Harvey. Lo de París es, sin lugar a dudas, el modelo más exitoso -replicado
globalmente- de metamorfosis del espacio social. Para indagar en el problema central de
la depredación del espacio capitalino es menester regresar al capitalismo y sus
contradicciones. La transformación del espacio en la ciudad moderna es la solución que
el capital financiero rentista encontró por medio de la reconstrucción de París. El
excedente de capital como contradicción es el factor necesario para pensar una forma de
reabsorber tal excedente, proyectándolo sobre la inversión inmobiliaria.
“la propiedad era una de las pocas formas seguras de inversión a la que podía acceder.
Era rentable simplemente porque la oferta de vivienda iba muy a la zaga del crecimiento
de la población y la burguesía podía explotar esa escasez.” (Harvey, 2008: 163). Este
modelo de reabsorción del capital financiero es la clave para entender la depredación
del espacio en Quito y cómo es que cada vez más la inversión ocupa espacios de una
zona financiera de la capital. Uribe y Schwarzkopf en conjunto a las inversiones
nacionales e internacionales han desplegado un mercado inmobiliario que consume
propiedades a su paso, y que, además, sitúa un proyecto que no solamente incide en la
forma en la que se mueven, habitan y se relacionan los individuos, sino también en la
vida misma del sujeto capitalino.
Machine City es el espacio que U&S centraliza para generar viviendas que alberguen no
solo la vida, si no todos los mecanismos que predisponen a la vida del sujeto capitalino
a formar parte de los cálculos de poder (Foucault, 2006). Deus Ex Machina es una
expresión más que adecuada para pensar en Uribe y Schwarzkopf, que -en los
mencionados cálculos de poder- despliega dispositivos que controlan a la vida que se
disputa, como resultado de procesos de subjetivación, ese horror por la sustituibilidad de
la que hablaba Simmel. Incluso la narrativa del centro como connotación geográfica
entra en disputa con esta depredación del espacio; una forma de centralizar la vida,
dotarla de condiciones óptimas y preservarlas.
Bibliografía
Benjamin, W. (2005). Paris, capital del siglo XIX. En: Libro de los Pasajes (pp.37-65).
Madrid: Akal.
Harvey, D. (2013). “El derecho a la ciudad” y “Las raíces urbanas de las crisis
capitalistas”. En: Ciudades rebeldes (pp.19-106). Madrid: Akal.
Lefebvre, H: (2013). “El espacio social [I-X]”. En: La producción del espacio (pp. 125-
183). Madrid: Capitán Swing.
Marx, K. (2002). El capital. Tomo 1: El proceso de producción del capital. Siglo XXI
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