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Instituto Politécnico Nacional

Escuela Superior de Comercio y


Administración

Crisis 1929

Macroeconomía
Santiago Rugerio Alejandra Estefanía
2020400995
3CM5
Profesor: Jesús Mendoza Núñez
Contador Público
Fecha: 29 de Noviembre 2022
Crisis de 1929: el crac bursátil

Los acontecimientos descritos anteriormente expresaban ya una fuerte


inestabilidad política y económica mundial. El 24 de octubre de 1929 ocurre el
llamado “jueves negro” en la bolsa de valores de Wall Street en Nueva York, EU.
Fue sorpresivo para banqueros, inversionistas y dirigentes políticos del mundo; el
29 de ese mes seguiría una caída mayor de la bolsa de valores y a ésta le
secundarían los derrumbes de otras bolsas de más países. Estas caídas
representaban la reducción dramática de los precios de los valores que ahí se
cotizaban; de una ligera recuperación en 1930 se pasó a subsiguientes caídas de
la bolsa estadounidense. Las consecuencias inmediatas redundaron en una gran
pérdida de riqueza en todos los continentes minando la confianza de los
inversionistas, entonces empezó a predominar el pánico bursátil: si las compañías
no podían vender acciones o bonos, el crecimiento a mediano y largo plazo se
vería reducido considerablemente.

La quiebra de bancos de otros países contrajo el crédito, lo que desencadenó


diversas consecuencias como la disminución del consumo y de los precios, lo cual
afectó a muchas empresas. Además, de 1930 a 1933 se da la suspensión de
pagos de miles de empresas al punto de llevarlas a la quiebra; también cayó
estrepitosamente el comercio internacional al reducirse el valor de las
importaciones y exportaciones, esto desembocó en más bancarrotas. En suma, la
economía mundial estaba ante una depresión que trajo la miseria a millones en
países industrializados, también en naciones donde no tenían tal avance.

Los inversionistas, presas de la incertidumbre, se arremolinan en torno a la bolsa


de valores de New York con el fin de vender sus acciones.

La perspectiva que acentúa la sobreproducción de bienes como causa de la crisis


argumenta que la distribución desigual de los ingresos no favorece el consumo;
asimismo, los precios de los productos del campo crecen a menor ritmo que los
industriales; por ello, los campesinos reducen la adquisición de maquinaria,
materias primas y otros productos. Por otra parte, la recuperación económica de
los países más desarrollados les lleva a incrementar su producción; entonces
mientras la producción crece el consumo de esos bienes disminuye. También se
ha destacado que el desplome de la bolsa en 1929 generó incertidumbre y ello
afectó las proyecciones a futuro de los empresarios y la población, generando
inseguridad en los inversionistas y reducción de compras, con afectación al sector
industrial; los posteriores desplomes de las bolsas en otros países acentuaron
estas tendencias. 

En mayor o menor medida los aspectos señalados son parte del origen del crac
bursátil de 1929. Dentro de sus efectos estuvo la incertidumbre y pánico de los
inversionistas bursátiles, banqueros y adinerados de EU y del mundo, al extremo
de que algunos de ellos se quitaron la vida arrojándose de los edificios, ante la
desesperación que produjeron las pérdidas y la ruina.

Dentro del sistema bancario internacional, la quiebra del banco alemán más
importante en 1931 generó pánicos bancarios, retiros de depósitos y fuga de
capitales, a tal punto que se declaró que este país no estaba en condiciones de
seguir pagando las reparaciones de guerra, noticia que agudizó la crítica situación,
llevando al cierre por algunas semanas de los bancos más importantes.

Es en este contexto que se adoptan políticas proteccionistas y nacionalistas. En


EU desde 1930 se imponían tarifas altas a las importaciones, medida secundada
por otros países, lo cual quizá sea un motivo de la caída del comercio
internacional.

Inicialmente, las inercias en la emisión de moneda para ampliar la disponibilidad


de crédito estuvieron presentes, pero entre 1930 y 1931, en la mayoría de los
países hubo fuga de capitales y retiros de depósitos en metálico, mas cuando
algunos países empezaron a abandonar el patrón oro y devaluar monedas fue
posible cambiar la situación. Gran Bretaña es la primera en tomar esta decisión en
1931, le seguirían otras naciones, unas más establecieron controles al tipo de
cambio de su moneda, pero quienes abandonaron el patrón oro encontraron una
recuperación más pronta, entre ellos se pueden incluir países latinoamericanos;
por su parte, Francia, Polonia, Suiza y Holanda continuaron con este mecanismo
hasta 1936.
Las diferencias en cuanto al curso de la política monetaria, seguida por las
potencias, habla de la dificultad de lograr la cooperación para superar la crisis. Fue
hasta 1932 que se dieron reuniones internacionales para diseñar estrategias. Una
vez que se da la quiebra alemana, el gobierno norteamericano estableció una
moratoria por un año de las deudas de los países aliados, para reducir la presión
sobre Alemania.

En 1932, las potencias acordaron renunciar al cobro de la mayor parte de deudas


o indemnizaciones, reduciéndose el monto a pagar por Alemania a menos de 1000
millones de dólares, mientras que a gran Bretaña, Francia, Italia y Bélgica se les
concedió un año de gracia para pagar sus adeudos con EU. En 1933 una nueva
reunión internacional que buscaba la cooperación en las políticas monetarias a
implementar fracasó; así, algunos países mantuvieron el patrón oro hasta 1936,
otros vincularon la convertibilidad de sus monedas con la libra esterlina.

Todo esto no era sino el reflejo de fuertes tensiones internacionales. En respuesta


al congelamiento del pago de las reparaciones, EU aprobó una ley que limitó la
venta de bonos extranjeros en ese país, lo cual se acompañó de una propaganda
antieuropea; por su parte, en 1934, Gran Bretaña suspendió los pagos de sus
deudas de guerra con EU, secundándole Francia, Italia y Bélgica.

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