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CAPITULO 4

LA MISION DEL MATRIMONIO

Efesios 5:25 al 27.

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por
ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de
presentársela a sí mismo, una Iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha.”

Hemos utilizado el tiempo para discutir qué es el matrimonio, pero ahora debemos preguntarnos,
“¿para qué es?” ¿Cuál es el propósito del matrimonio? La respuesta de la Biblia a esta pregunta
comienza con el principio de que el matrimonio es una amistad.

SOLEDAD EN EL PARAÍSO

En Génesis 1 al 2, así como Dios había creado al mundo, él miró lo que había hecho y
repetidamente dijo que “eso era bueno”. Esta afirmación se expresa 7 veces sólo en el primer
capítulo, enfatizando de la forma más fuerte posible cuán grande y glorioso es el mundo material
creado. Llama la atención, que después de que Dios creó al primer hombre, Él dijo “no es bueno
que el hombre esté solo” (Génesis 2:18). Esto llama la atención no sólo por el contraste con todo lo
que acabamos de leer, sino porque surge una pregunta: ¿cómo podría Adán estar en una condición
“no buena” cuando él se encontraba en un mundo perfecto y tenía, evidentemente, una relación
perfecta con Dios?

La respuesta podría recaer en la declaración de Dios en Génisis 1:26: “hagamos al hombre a


nuestra propia imagen”. Los lectores instantáneamente formulan la pregunta, ¿quiénes son
“nosotros”? ¿Con quién está hablando Dios?” una respuesta es que Dios está hablando con los
ángeles que le rodean, pero no hay ninguna indicación en la Biblia de que los ángeles hayan
participado con Dios en la creación del ser humano. Los teólogos cristianos, a través de los siglos,
han visto aquí una alusión a una verdad únicamente revelada después de la llegada de Jesús al
mundo, que Dios es tri-único, que el Dios único ha existido en la eternidad como tres personas –
Padre, Hijo y Espíritu- quienes se conocen y se aman unos a otros. Por tanto, entre otras cosas, el
ser creados a la imagen de Dios significa que hemos sido diseñados para relacionarnos.

Entonces aquí está Adán, creado por Dios y colocado en el jardín del paraíso y aún así su soledad
es “no buena”. La narración del Génesis implica que nuestra intensa capacidad relacional, creada y
dada a nosotros por Dios, no fue completamente satisfecha con nuestra relación vertical con Él.
Dios nos diseñó para necesitar relaciones horizontales con otros seres humanos. Por esto, aún
estando en el Paraíso, la soledad es una cosa terrible. Por tanto, no debería sorprendernos darnos
cuenta que todo el dinero, comodidades y placeres en el mundo –nuestros esfuerzos de recrear
una paraíso para nosotros mismos- son incapaces de satisfacernos de la forma en que el amor si lo
puede hacer. Esto es una confirmación de nuestra intuición de que la familia y las relaciones son
una gran bendición y que proveen más satisfacción que cualquier otra cosa que el dinero pueda
comprar.

En respuesta a la soledad, Dios creó lo que el texto denomina, ‘ezer, una palabra que significa una
compañía que ayuda, un amigo. Cuando el hombre mira a la mujer, él responde poéticamente.”
¡Por fin¡” él dice. “Esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne” algunos han propuesto que él
está diciendo, “conocerte a ti llena un vacío que tenía en mí! Y así como nosotros vemos eso, en el
principio, Dios dio al hombre una compañía para ser su cónyuge. La mujer que habla en la canción
de Salomón hace eco a lo dicho por Adán cuando ella dice, “este es mi amado, este es mi amigo”
(5:16).

EL CARÁCTER DE LA AMISTAD

¿Qué es la amistad? La Biblia, y particularmente el libro de los Proverbios, toman mucho tiempo
describiéndola y definiéndola. Una de las primeras cualidades de un amigo es la constancia “ama
en todo tiempo” y especialmente durante la adversidad (Proverbios 17:17). Un ejemplo de un
concepto distorsionado de la amistad es un “amigo sólo en los buenos tiempos” que llega cuando
eres exitoso pero que se va si la prosperidad, estatus o influencia se debilitan (Proverbios 14:20;
19:4,6,7). Los verdaderos amigos. Son más cercanos que un hermano (Proverbios 18:24). Ellos
están siempre ahí para ti. Otra de las características esenciales de la amistad es la transparencia y
la honestidad. Los amigos reales se animan y se afirman afectivamente uno al otro (Proverbios
27:9; confróntese 1 Samuel 23:16-18), incluso los amigos reales también ofrecen críticas
constructivas: “fieles son las heridas de un amigo” (Proverbios 27:5-6). Como un cirujano, los
amigos te infringen cortes para sanarte. Los amigos se vuelven más sanos juntos a través de una
saludable confrontación de puntos de vista. “así como el hierro se afila con otro hierro, el hombre
se afila con el trato de un amigo” (Proverbios 27:17).

Hay dos aspectos de la amistad real: constancia y transparencia.los amigos reales siempre te dejan
subir, pero nunca te dejan caer. Una escritora describió una relación que unía estos dos elementos.
Ella habló de:

“La amistad es la comodidad, el confort inexpresable de sentirse seguro con


una persona que no tiene que sopesar los pensamientos, ni palabras medidas,
pero vertiendo bien fuera tal y como son, paja y grano juntos, seguros de que
una mano amiga fiel los tomará y los tamizará, mantendrá lo que vale la pena
tener y, con un suspiro de alivio soplará el resto”.

Sin embargo, hay una tercera cualidad de la amistad, y no es fácil ponerlo en una sola palabra. La
palabra correcta, literalmente, es “simpatía” –sym-pathos, pasión común. Esto significa que las
amistades son descubiertas, más que creadas por voluntad propia. Se erigen entre personas
quienes descubren que tienen intereses comunes y desean las mismas cosas.

Ralph Waldo Emerson y C. S. Lewis, cada uno escribió ensayos muy conocidos acerca de cómo una
visión común puede unir a personas de temperamentos muy diferentes. Lewis insiste en que la
esencia de la amistad es la exclamación “¿tú, también?” mientras que el amor erótico puede ser
descrito como dos personas mirándose una a la otra, la amistad puede ser descrita como dos
personas colocadas una junto a la otra mirando el mismo objeto y siendo movidas y cautivadas
por dicho objeto de la misma forma. Lewis habla acerca de un cordón secreto que corre a través
de películas, libros, arte, música, pasatiempos, ideas y escenas que nos mueven de la manera más
profunda. Cuando nosotros conocemos a alguien más que comparte este cordón con nosotros
existe este potencial de una amistad real, si la nutrimos con transparencia y constancia. La
paradoja es que la amistad no puede basarse solamente en eso. Debe haber algo más, algo que a
ambos amigos les genere un sentimiento de compromiso y pasión.

“la amistad surge… cuando dos o más… descubren que ellos tienen un interés
común entre ellos… como Emerson dijo, ¿me amas? Significa ¿ves la misma
verdad? – o cuando menos, ¿te preocupas acerca de la misma verdad? El
hombre que tenga esa misma pregunta, aunque otros no le den importancia,
muy probablemente podrá ser nuestro amigo. Esta es la razón por la cual las
personas patéticas no pueden encontrar amigos por más que lo intenten. La
condición principal para tener amigos es que deberíamos querer algo junto con
los amigos. Si la verdadera respuesta a la pregunta ¿ves la misma verdad? es
“no estoy preocupado por la verdad –yo sólo quiero que tú seas mi amigo”, no
es posible que exista una amistad. La amistad debe ser acerca de algo, aún si es
únicamente un entusiasmo que nos domine como a un par de ratones blancos.
Aquellos que no tienen nada que puedan compartir; aquellos que no tienen
ningún lugar al cual ir no pueden tener compañeros de viaje.

AMISTAD CRISTIANA

Cuando llegamos al Nuevo Testamento, una nueva página se agrega a nuestra comprensión de la
amistad. La amistad sólo es posible cuando hay una visión y una pasión en común – piensa en lo
que esto significa para todos los cristianos. Para los creyentes en Cristo, a pesar de las enormes
diferencias en clases, temperamentos, culturas, razas, sensibilidades, e historias personales, hay
un estado subyacente que es más poderoso que todo lo mencionado. Más que un ”cordón”, es
como un cable de acero indestructible. Todos los cristianos han experimentado la gracia de Dios
en el evangelio de Jesús. Todos hemos cambiado nuestra identidad desde la raíz, ahora el llamado
y amor de Dios son las bases fundamentales de nuestro ser, más que ninguna otra cosa. También
nosotros compartimos el mismo futuro, un viaje hacia el mismo horizonte, que la Biblia llama “la
nueva creación”. Pablo habla del “buen trabajo” que Dios está haciendo en los creyentes y que
será completo al final del tiempo (Filipenses 1:6). Nos convertiremos en nuestros seres
verdaderos, las personas por las que fuimos creados, libres de todo defecto, imperfección y
debilidad. Él habla de “la gloria que será revelada en nosotros”, una liberación desde nuestra
“esclavitud de decadencia… a la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:18, 20)
esperamos ansiosamente por este final y por la redención plena (Romanos 8:23).
¿Qué significa esto? Significa que cualquier par de cristianos, con nada más que su fe común en
Cristo, pueden tener una amistad robusta, ayudándose uno a otro en su camino hacia la nueva
creación, así como ministrando juntos en el mundo. ¿Cómo pueden hacer eso?

Ellos lo hacen a través de transparencia espiritual. Los amigos cristianos no sólo confiesan sus
propios pecados al otro (Santiago 5:16), sino que también amorosamente le muestran a su
compañero los pecados que ellos no pueden ver por sí mismos (Romano 15:14). Tú deberías darle
a tus amigos cristianos “licencias de cacería” para que te confronten si tú has fallado en vivir
alineado con tus compromisos (Gálatas 6:1). Los amigos cristianos te remueven y te provocan
para hacerte a un lado del punto mortal (Hebreos 10.24). Esto no sucede frecuentemente pero
debería de ser así a un nivel muy concreto cada día (Hebreos 3:13). Los amigos cristianos admiten
sus errores, ofrecen o piden disculpas (Efesios 4:32) y toman pasos para reconciliarse cuando
alguno defraudó a otro (Mateo 5:23, 18:15).

La otra vía es constancia espiritual. Los amigos cristianos ayudan a llevar las cargas (Gálatas 6:2),
ellos están ahí codo a codo y (1a Tesalonicenses 5:11,14-15), compartiendo sus bienes y sus vidas
con cualquier otro que tenga necesidad (Hebreos 13:16; Filipenses 4:14; 2ª Corintios 9:13). Los
amigos deben animarse unos a otros a través del honor y la afirmación (Romanos 12:3-6, 10;
Proverbios 27:2). Ellos identifican y exhiben los dones, fuerzas y habilidades de los demás.
Fortalecen la fe de los demás a través del estudio y la alabanza comunitaria (Colosenses 3:16;
Efesios 5:19).

La pintura que la Biblia muestra de la amistad espiritual es notable. La amistad cristiana no es sólo
ir a conciertos juntos o disfrutar el mismo evento deportivo. Es la unidad profunda que se
desarrolla cuando dos personas viajan hacia el mismo destino, ayudándose en los peligros y retos
que surgen en el camino. Hay muchas películas de amigos realizadas a través de los años. De todos
los tipos y niveles de mérito artístico, “desde los leatherstocking tales” de James Fenimore Cooper
a los filmes de los años 60’s “The dirty dozen” a la clásica “El Señor de los Anillos”. Ellos provenían
de diferentes razas y clases e, incluso, se odiaban unos a otros, pero por causa de la misma meta y
misión tuvieron que confiar entre ellos, convirtiéndose en un equipo, en una unidad. Se
rescataron entre sí, se empujaron, se provocaron y se exhortaron unos a otros y ganaron por causa
de la misión común que los convirtió en amigos y sus diferencias se convirtieron en fortalezas.

¿Cómo puede existir esta amistad sobrenatural entre cualquier par de cristianos en la que se una
la amistad natural y humana descritas por Emerson y Lewis, que esté basada en un contrato
común o en pasiones y amores similares? La respuesta es que ellos pueden solaparse o coincidir.
Un cristiano puede tener una gran amistad con no cristianos quienes, por ejemplo, comparten su
entusiasmo por un autor. Ellos leen los libros del autor y se reúnen para hablar de manera
entusiasta y gozosa acerca de lo que leyeron en los libros. Si esos dos amigos son, digamos,
madres jóvenes, entonces ellas tendrán otra base de amistad, y la amistad puede volverse cálida e
íntima, a pesar de que no tengan una fe común en Cristo. Como hemos mostrado, dos cristianos
pueden tener la amistad espiritual escrita en las diversas directrices del Nuevo Testamento, aún y
cuando ambas personas sean de distintos temperamentos y extremadamente distintas, incluso,
humanamente hablando, incompatibles. Quizás la mejor de las relaciones, sin embargo, sea
aquella que combina tanto el elemento natural, como sobre natural. El matrimonio, por supuesto,
puede añadir el poder del amor romántico a los aspectos naturales y súper naturales de la
amistad, y esto es lo que hace al matrimonio la más rica de todas las relaciones humanas.

La amistad es una unidad profunda que desarrollan dos personas, hablando la verdad en amor al
otro, viajando juntos hacia el mismo horizonte. La amistad espiritual es el mejor camino de todos,
porque el horizonte es más alto y lejano, nada menos que el día de Cristo Jesús y en lo que nos
convertiremos cuando lo veamos cara a cara. El apóstol Juan escribió

“Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha


manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo
venga seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como Él es. Todo el que
tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como Él es puro.

(1ª Juan 3:2-3)”

TU CONYUGE COMO TU MEJOR AMIGO

Cuando Dios le trajo al primer hombre su esposa, no sólo le trajo a una amante, sino a la amiga
que su corazón había estado buscando. Proverbios 2:17 habla de tu esposa como tu ´allup, una
palabra única que el lexicón define como tu confidente especial o tu mejor amiga. En una era
donde las mujeres eran frecuentemente vistas como propiedad de su marido, y los matrimonios
eran mayormente negocios y transacciones, buscando incrementar el status social de la familia y
su seguridad, fue muy sorprendente que la Biblia describiera a la esposa de esta manera. Pero en
la sociedad actual, con este énfasis en el romance y el sexo, también resulta radical insistir en que
tu esposa debería ser tu mejor amiga, aunque por una razón distinta. En las sociedades tribales, el
romance no importaba tanto como el status social, y en la sociedad occidental individualista, el
romance y el gran sexo importan más que cualquier otra cosa. La Biblia, sin embargo, sin ignorar la
responsabilidad hacia la comunidad o la importancia del romance, coloca un gran énfasis en el
matrimonio como un acompañamiento.

Vemos en nuestro texto, Efesios 5. Pablo está hablando a la gente con trasfondo pagano y a su
perspectiva de matrimonio mayormente como una transacción social. En ese tiempo, necesitabas
casarte para que pudieras mejorar el status social de tu familia. El trabajo de tu esposa era
vincular a tu familia con una buena familia y entonces tener niños. Ese era el objetivo que tenía el
matrimonio.

Pablo, sin embargo, brinda a sus lectores una visión del matrimonio que los dejó completamente
sorprendidos. El primer objetivo del matrimonio cristiano no es el status social y estabilidad,
como fue en las culturas antiguas ni tampoco, su prioridad es la felicidad romántica y emocional,
como la cultura de hoy. Pablo apunta a los esposos al amor sacrificial que Jesús mostró hacia su
esposa. Pero Pablo no se detiene aquí, él habla acerca del objetivo del amor sacrificial hacia su
esposa. El objetivo es santificarla a ella (versículo 26) para presentarla a sí mismo en una belleza
radiante y esplendor (versículo 27 a), para traerla a ella a una perfección santa y sin mancha
(versículo 27 c). ¡Él quiere una nueva creación para nosotros! Él quiere remover todas nuestras
manchas espirituales, defectos, pecados y cicatrices para hacernos santos, gloriosos y sin mancha.

En otro lugar, Pablo dice a todos los cristianos en Filipos que quien comenzó la buena obra en ellos
la completará hasta el día de Cristo Jesús (1:6). Esto habla de un proceso, que inicia el día en que
crees en Jesús, y que tradicionalmente se llama santificación. Pablo dice que no debemos pensar
que el proceso concluirá antes del final de los tiempos – no podemos pensar en que alcanzaremos
la perfección aquí y ahora. Pero nos anima a no perder la esperanza. Nosotros concluiremos el
trabajo. Lenta, pero seguramente, por el poder del Espíritu, nos colocaremos en nuestro nuevo
ser, creado a semejanza de Dios (Efesios 4:24). Durante esta vida, mientras confiamos en Dios y lo
conocemos somos transformados a semejanza de Cristo desde un nivel de esplendor al siguiente
(2 a Corintios 3:18). Aún, o especialmente, las experiencias de sufrimiento nos hacen más sabios,
profundos, fuertes, mejores.

“Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos
desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos
ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale
muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en
lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es
eterno” (2 a 4:16-18)

¿Cómo puede Pablo decirle a todos los cristianos que el trabajo de nueva creación que se inició en
nosotros se completará? Porque Jesús está presente en nosotros, supervisando el trabajo. Él es el
amigo último que es más cercano que un hermano. Nunca nos dejará caer. Está comprometido en
convertirnos en la gloriosa y única persona que podemos ser en Él. En Juan 15:9-15 esto es
justificado porque Él es nuestro divino amigo, pero en Efesios 5, Él se justifica porque es nuestro
divino esposo. En su trabajo redentor, Jesús es tanto amigo, como amante, y este es el modelo de
esposo en el matrimonio. Marido y mujer son ambos amantes y amigos el uno del otro de la
manera en que Jesús lo es con nosotros. Jesús tiene una visión de nuestra gloria futura (Colosense
1:27; 1ª Juan 3:2) y todo lo que Él hace nos dirige hacia esa meta. Efesios 5:28 vincula
directamente el propósito de todo matrimonio al propósito del matrimonio final. “De esta misma
forma, los esposos deberán amar a sus esposas…“ ¿Podría ser de otra manera? Si cualquier par de
cristianos no relacionados se provocan uno a otro hacia el amor y la bondad (Hebreos 10:24), se
afirman los dones de uno y otro y se sostienen para superar sus propios pecados (Hebreos 3:13)
¿Qué tanto más deberían de hacerlo el marido y su mujer?

Este principio – que tu cónyuge sea capaz de convertirse en tu mejor amigo – es un juego de
intercambio cuando te preocupas en los aspectos de compatibilidad de tu prospecto de cónyuge.
Si piensas en el matrimonio en términos de amor erótico, entonces la compatibilidad significa
química sexual y apariencia. Si piensas en el matrimonio como un medio para obtener un status
social en tu vida, entonces la compatibilidad significará ser parte de esa clase social deseada, y
quizás gustos y aspiraciones sociales comunes. El problema con ambos factores es que ninguno de
ellos es durable. El atractivo físico disminuirá, sin importar qué tan duro trabajes para evitar su
partida. Y el status socioeconómico desafortunadamente cambiará algún día. Cuando la gente
piensa que ha encontrado compatibilidad en estos aspectos, frecuentemente descubre de forma
dolorosa que han basado su relación en una superficie inestable. Una mujer que se descuida o un
hombre que pierde su trabajo, y la compatibilidad termina.

Peor aún, el atractivo sexual y el status social no te dan una visión en común. ¿Para qué es el
matrimonio? ¿Hacia dónde vamos? Si ustedes tienen objetivos materiales y financieros juntos eso
les brindará unidad por un tiempo. Pero aquellas metas no crean una unidad profunda aunque
eventualmente las alcancen ¿y entonces qué? Si te casas primordialmente con una pareja sexual o
primordialmente con una pareja financiera, en realidad no van a ninguna parte. Ya aquellos que
no van a ninguna parte no pueden ser compañeros de viaje

EL GRAN HORIZONTE

¿Para qué, entonces, es el matrimonio? Es para ayudarse entre sí a convertirse en su futura


glorificación, las nuevas creaciones que Dios hará de nosotros, eventualmente. El horizonte común
del marido y la esposa mira hacia el Trono, y la santa, pura y sin mancha naturaleza que tendrán.
Pienso que no puede haber un horizonte más poderoso que el descrito, y es la razón por la cual
colocando a la amistad cristiana en el corazón de la relación matrimonial, éste se podrá levantar al
nivel al que ninguna otra visión del matrimonio se acercará.

¿Alguna vez has viajado a una región montañosa del mundo que esté nublada y lluviosa? Miras
por la ventana y no puedes ver casi nada, excepto el suelo. Entonces la lluvia se detiene, las nubes
se despejan y pierdes el aliento porque ahí, grandiosamente, justo frente a ti se muestra una
cumbre magnífica. Pero en un par de horas más las nubes la envuelven y desaparece, y no la
vuelves a ver en un buen rato. Esto es algo similar a lo que sucede cuando conoces a un cristiano.
Tienes a un ser viejo y a un nuevo ser (Efesios 4:24). El viejo ser está limitado por sus ansiedades,
la necesidad de probarse a sí mismo, malos hábitos que no puede abandonar, con enormes y
numerosos pecados y muchos defectos de carácter que no puede dejar. El nuevo ser está también
en esa persona, pero fue liberado de todos los pecados y defectos. Este nuevo ser está siempre
trabajando para progresar, y algunas veces las nubes del viejo ser hacen que sea casi
completamente invisible. Pero algunas veces las nubes se apartan, y puedes ver la sabiduría,
coraje y amor del cual es capaz. Esta es una vista parcial de lo que el nuevo ser puede lograr.

En esta visión Cristiana del matrimonio se ve lo que significa enamorarse. Significa mirar a la otra
persona y tener una muestra del ser que Dios está creando, y decir, “yo veo lo que Dios está
haciendo en ti y ¡me emociona! Yo quiero ser parte de eso. Yo quiero acompañarte a ti y a Dios en
el viaje que están haciendo hacia el trono. Y cuando lleguemos ahí, te miraré en toda tu
magnificencia y diré “Yo siempre supe que tú podrías ser como esto. Yo tuve muestras de ello en la
tierra, y ahora ¡mírate!””. Cada cónyuge debería ver las grandes cosas que Jesús está haciendo en
la vida de su pareja a través de su Palabra, el evangelio. Cada cónyuge, por tanto, debería ser para
él o a ella el vehículo para completar ese trabajo y visión, de tal forma en que el día en que
ustedes estén de pie frente a Dios, puedan verse uno a otro presentados puros, hermosos y
gloriosos.

Mi esposa, Kathy, frecuentemente menciona que la mayoría de la gente, cuando busca a una
pareja, está buscando una estatua terminada cuando ellos deberían buscar un hermoso bloque de
mármol. No para que puedas crear el tipo de persona que tú quieres, más bien para que puedas
ver qué tipo de persona está haciendo Jesús. Cuando Miguel Ángel fue cuestionado sobre cómo
esculpió su magnífico David, se cree que él contestó “yo miré adentro del mármol y sólo eliminé
las partes que no eran David”. Cuando miramos a un compañero matrimonial, cada uno debe ser
capaz de mirar al interior del otro y mirar lo que Dios está haciendo y sentirse emocionados acerca
de ser parte del proceso de liberación que permite emerger al “nuevo tú”.

Si le permites a Él… Él hará el más débil y sucio de nosotros en un dios o diosa, una
criatura deslumbrante, radiante e inmortal, latiendo con tal energía y gozo y
sabiduría y amor que no podríamos imaginar, un brillante espejo inoxidable el cual
refleja el regreso de Dios perfectamente (aunque, por supuesto, en menor escala)
Su propio poder ilimitado, deleitable y bondadoso. El proceso será largo y en
algunos momentos será muy doloroso; pero esto es para lo que nosotros estamos
aquí. Nada menos.1

Esto no es un acercamiento inocente y romátnico- por el contrario, es brutalmente real. En esta


perspectiva del matrimonio, cada persona dice a la otra “Veo tus defectos, imperfecciones,
debilidades, dependencias. Pero debajo de todos ellos veo cómo va creciendo la persona que Dios
quiere que tú seas.” Esto es radicalmente diferente a la búsqueda de “compatibilidad”. Desde esta
forma de ver las cosas, los buscadores han encontrado que estos términos significa que estamos
buscando a una pareja que nos acepte tal y como somos. ¡Lo que acabamos de explicar es
completamente lo contrario! La búsqueda de la pareja ideal es una tarea desesperanzadora. Esto
es también un acercamiento totalmente diferente al método cínico y frío de buscar una pareja que
pueda brindarnos estatus social, seguridad financiera o sexo genial.

Si no ves los profundos defectos, debilidades y dependencias de tu pareja, ni siquiera estás dentro
del juego. Pero si tú no te emociones por la persona que tu pareja ha empezado a desarrollar y en
la que se convertirá, no has comprendido el poder del matrimonio como una amistad espiritual. El
objetivo es ver el deleitable trabajado que Dios está haciendo con el amado. Puedes ver ahora
destellos de gloria. Quieres ayudar a tu pareja a convertirse en la persona que Dios quiere que ella
sea.

Cuando dos cristianos que han entendido completamente se presentan ante el ministro, sobre la
plataforma y con sus trajes de boda, se percatarán de que no es únicamente un juego de disfraces.
Lo que ellos están afirmando es que algún día ellos estarán de pie, no ante el ministro, sino
delante de Dios. Y ellos voltearán a verse el uno al otro sin estorbos ni defectos. Y ellos esperan
escuchar a Dios decir “bien hecho, buenos y fieles sirvientes. A través de los años se han levantado

1
Lewis, Sólo Cristianismo, 174-5.
el uno al otro hacia mí. Se han sacrificado el uno por el otro. Se han sostenido entre sí en oración
y con agradecimiento. Se han confrontado el uno al otro. Se han reclamado el uno al otro. Tú
abrazaste y tú amaste al otro y continuamente lo se empujaron cada uno hacia mí. Ahora los veo a
ustedes. Están radiantes.”

Romance, sexo, risas y pura diversión son los aspectos de este proceso de santificación,
refinamiento, glorificación. Esas cosas son importantes, pero ellas no pueden mantener el
matrimonio marchando a través de años y años de vida ordinaria. Lo que mantiene funcionando al
matrimonio es tu compromiso con la santidad de tu pareja. Estás comprometido a la belleza de él
o ella. Estás comprometido con su grandeza y perfección. Estás comprometido con su honestidad
y pasión por las cosas de Dios. Este es el trabajo de un esposo. Cualquier cosa menor a esto,
cualquier propósito menor, y únicamente estarás jugando al matrimonio.

Ahora puedes ver cómo el matrimonio-como-amistado coincide muy bien con el amor-como-
compromiso. En la cruz, Jesús no nos miró hacia abajo con un corazón lleno de admiración y
afecto. Él no sintió “química”. Pero se dio a sí mismo. Él puso sus necesidades a un lado; él se
sacrificó por nosotros. Pero la biblia dice que los esposos no sólo imitan la calidad y la forma del
amor de Cristo pero también su meta. Jesús murió no porque únicamente nos amara, sino porque
quería hacernos objetos capaces de ser amados (amables). Él murió, afirma Pablo, para “hacernos
santos”. Paradójicamente, esto significa que Pablo anima a los esposos a ayudar a sus parejas a
amar a Jesús más que a ellos mismos. Esto es paradójico pero no contradictorio. El hecho
simplemente es que sólo si amo más a Jesús que a mi esposa seré capaz de servir sus necesidades
haciendo a un lado las mías. Sólo si mi tanque emocional está lleno con el amor de Dios seré capaz
de ser paciente, fiel, gentil, y abierto con mi esposa cuando las cosas no van bien en la vida o en la
relación. Y mientras más gozo obtengo de mi relación con Cristo, entonces podré compartir mejor
ese gozo con mi esposa y familia.

UN MENSAJE DE NUESTRA CULTURA

Las enseñanzas de Pablo acerca del matrimonio eran radicales para las culturas antiguas y
tradicionales. Pero aún es un pensamiento radical para la sociedad actual.

Sucede frecuentemente que tienes a un buen amigo del sexo opuesto con el que compartes
compromisos comunes. Confías en la sabiduría de la persona y te das cuenta que puedes abrirte
con él y compartir cosas íntimas sin miedo. Él o ella te entiende, te escucha y te da muy buenos
consejos. Pero esa persona no te atrae románticamente hablando. Tal vez él o ella no tienen el
tipo de cuerpo que estás buscando. Tú no sientes ninguna química sexual. Entonces imagina que
conoces a alguien más y te sientes muy atraído. Esta persona tiene los atributos físicos y sociales
que habías estado buscando y también está interesada en ti. Entonces empiezas a ver a esa otra
persona y se divierten mucho juntos y las cosas empiezan a convertirse cada vez más en intimidad
romántica. Pero si tú eres honesto contigo mismo, esta persona por la que dices estar enamorada
no se acerca ni por asomo al buen amigo que tú ya tenías, ni tampoco está dispuesto a cambiar.
Estás en problemas. Tu cónyuge tiene que ser tu mejor amiga, o estar en camino de serlo, o no
tendrás la matrimonio fuerte y rico que perdura y que los hace bastamente a ambos mejoras
personas con las cuales estar.

No estoy diciendo que debas casarte con alguien con quien no sientas atracción. La Biblia indica
que tu cónyuge debe ser más que tu más querido amigo, pero no menos. La mayoría de nosotros
sabe que hay algo de verdad en el estereotipo de que los hombres sobrevaloran la belleza en un
prospecto de esposa y que las mujeres sobrevaloran el bienestar de la pareja potencial. Pero si tú
te casas con alguien guiado más por estos aspectos que por la amistado, no sólo te estarás
colocando en un fracaso futuro – el bienestar puede disminuir y el atractivo físico seguramente lo
hará – sino que también te estarás acercando a un estado de soledad. Por esta razón Adán
necesitó en el Edén no sólo una pareja sexual sino una compañera, hueso de sus huesos y carne
de su carne.

Si los solteros aceptaran este principio, cambiaría drásticamente la forma en que la gente busca a
su pareja matrimonial el día de hoy. Es típico para un soltero caminar a un cuarto y ver a un
número de personas del sexo opuesto y de inmediato comenzar a analizarlos, no porque busque
compañerismo sino porque busca atractivo. Vamos a decir que tres de diez son atractivos. Si uno
de ellos está de acuerdo en salir en una cita, y tú te envuelves románticamente, quizá verás si
puedes convertir a dicha persona en un amigo. El problema es que muchos de tus mejores
prospectos de amistad fueron descartados probablemente porque eran muy altos, muy bajos,
muy gordos o muy flacos.

Pensamos en nuestra perspectiva de cónyuge primariamente como un amante (o proveedor), y si


él o ella pueden además ser nuestros amigos, bueno, ¡eso sería genial! Nosotros deberíamos
hacerlo de otra forma. Buscar primero por una amistad. Mirar a alguien quien te entienda mejor
de lo que tú mismo te entiendes. Que te haya una mejor persona sólo por estar cerca de ti.
Entonces, después analizar si esa amistad podría convertirse en romance o matrimonio.

Muchas personas van por ahí iniciando citas desde el final equivocado, y ellos terminarán en
matrimonios que no son acerca de nada y que no llegarán a ningún lugar.

LA PRIORIDAD DEL MATRIMONIO

El principio de matrimonio-como-amistad tiene una implicación muy importante. Si tú ves a tu


esposa mayormente como una pareja sexual o una pareja financiera, encontrarás que necesitarás
propósitos fuera del matrimonio que realmente atraigan a todo tu ser. En este caso, niños, padres,
carrera, activismo social o político, pasatiempos, o una red de amigos cercanos—uno o más de
estas cosas -- capturará tu imaginación, te proveerá gozo y significado y absorberá más energía
emocional de lo que absorbe tu matrimonio. Y eso será mortal. Tu matrimonio morirá lentamente
si tu cónyuge siente que él o ella no es la primera prioridad en tu vida. Por el contrario, si tu
cónyuge no se limita a ser tu amante y tu socio financiero, sino que se convierte en tu mejor amiga
es posible que tu matrimonio sea la relación más importante y satisfactoria que tengas.
En Efesios 5, Pablo cita Genesis 2:24— explicando que cuando un hombre se casa, él “abandona a
su padre y madre y se une a su mujer.” Las personas que tienen la cultura occidental no tienen
problema alguno cuando leen este mandamiento, pero ellos deberían de tenerlo. Piensa en e3l
contexto histórico y social de esta orden. Las culturas antiguas colocaban un enorme énfasis en la
relación padre-hijo. Agradar a tus padres, ser fieles a los deseos de tus padres, todo ello era
importante. En las culturas más tradicionales, incluso el día de hoy, los padres y abuelos reciben
una gran autoridad y se espera que los niños pongan mucha atención a los deseos de sus padres
por encima de cualquier otra petición. Para cuando tú eres adulto, tu deberías ser consciente y
admitir que la relación que más delinea lo que tú eres –para bien y para mal—es la relación con
tus padres. Tú no podrías estar vivo sin ellos, y nadie como unos padres harían sacrificios enormes
por el bienestar de sus niños.

Y aún en medio de estas culturas patriarcales, y en la faz de estas realidades, dios dice, “Yo no
puse un padre y un hijo en el Edén, yo puse a un marido y a una esposa. Cuando te casas con tu
cónyuge, esta relación debe superar cualquier otra relación, incluso la relación con tus padres. Tu
cónyuge y tu matrimonio deben ser el número uno en la prioridad de tu vida.”

Tu matrimonio debe ser más importante para ti que cualquier otra cosa. Ningún otro ser humano
debería tener más de tu amor, energía, industria y compromiso que tu cónyuge. Dios pide al
hombre que deja a su padre y a su madre, así de poderosa debe ser esa relación, para forjar una
nueva unión que debe ser la más importante y poderosa fuerza en su vida.

PSEUDO-CÓNYUGES.

Cuando era un joven pastor en un pequeño pueblo sureño, impartí mucho consejo matrimonial.
Algunos matrimonios fueron dañados por cosas como la bebida, las drogas, pornografía o un affair
extramarital. Pero en la mayoría de los matrimonios con problemas que vi, el problema germinó
no por las cosas malas sino por las muy buenas cosas que se convirtieron en demasiado
importantes. Cuando algunas buenas cosas se convierten más absorbentes e importantes que tu
cónyuge, éstas pueden destruir el matrimonio.

Había muchas variedades. Algunas veces escuchaba a una esposa decir, “La opinión de sus padres
es más importante para él que la mía. Agradarlos es aún más importante para él que agradarme a
mí.” O podría escuchar a un marido decir “Ella está totalmente atrapada con los niños, en sus
necesidades, programas, escuela, vida social. Si yo necesito algo, ella refunfuña y dice, “OK”, pero
son los niños y sus necesidades lo que en realidad le emociona. Su papel de madre es más gozoso
para ella que su papel de esposa.” Y podría incluso escuchar al marido o a la esposa decir acerca
del otro, “Su carrera es lo que realmente importa. Su carrera es su real pareja—la carrera obtiene
su ingenio, tiempo y energía.” Si tu cónyuge no siente que lo estás poniendo en primer lugar,
entonces por definición, no lo estás haciendo. Y cuando sucede, tu matrimonio está muriendo.

Mucha de la gente tiene problemas matrimoniales porque ellos no han “permitido” la unión con
sus cónyuges. Tú has fallado en abandonar a tus padres si tú te diriges más por sus deseos y
expectativas que por las de tu cónyuge. Pero también puedes fallar en abandonar a tus padres si
tú estás resentidos con ellos o los odias mucho. Por ejemplo, tú podrías decir, “No traeré a mis
hijos a la iglesia por mis padres hacían eso conmigo y ¡yo lo odio!”. Esto significa que tú estás
siendo controlado por tus padres. No estás tomando la decisión con base en las necesidades de
tus hijos, sino basado en el repudio a tus padres. Por otra parte, podrías decir “No me casaré con
él—él me recuerda a mi padre.” Entonces ¿qué pasaría si el hombre se parece a tu padres? Tú
deberías estar juzgándolo a él sobre lo que él es in toto y en cómo él se relaciona contigo. No
permitas que la mala relación con tu padre controle cómo te relacionas con tu pareja. Tú debes
dejarlo atrás.

Algunos cónyuges tienen argumentos constantes acerca de una variedad de objetivos prácticos,
desde cómo se toman las decisiones hasta cómo se toman las vacaciones y cómo son disciplinados
los niños. Mira cuidadosamente para ver si estás insistiendo en hacer las cosas exactamente como
tus padres lo hacen. Tal vez la formad e operar e tu familia fue sabia en un contexto particular,
pero tú deberías únicamente repetirlo en tu nueva familia si eso le es lógico para tu pareja
también. Tú no deberías argumentar simplemente porque “mi familia lo hacía de esta manera”.
Cuando te casas, te comprometes a convertirte en una unidad que toma nuevas decisiones y a
desarrollar nuevos patrones y formas de hacer las cosas. Si impones rígidamente los patrones que
viste en tu propia familia más que trabajar junto con tu cónyuge en crear nuevos patrones que los
satisfagan a ambos, entonces aún no has “abandonado el hogar”.

El compromiso excesivo con los padres es un problema que hundo muchos matrimonios.
Argumentativamente, el compromiso excesivo con los niños es un problema aún mayor. Hay
muchas razones por las cuales esto es una tentación enorme el día de hoy. Primero, tus niños te
necesitan desesperadamente. Ellos son parte de tu nueva familia, no tu familia formal, entonces
es correcto considerar la paternidad un llamado alto e importante en la vida. Inclusive, si un
matrimonio se enfría, es natural dirigir tu necesidad primaria de amor y afecto a la relación padre-
hijo, más que a la relación marido-esposa.

Pero si amas más a tus hijos que a tu cónyuge, la familia entera será empujada hacia la desunión y
todos sufrirán. Y en verdad me refiero a cada uno de los miembros de la familia. Sé de una mujer
que le dio su vida a su hija, pero de una forma que fue creando una gran tensión entre ella y su
esposo. El esposo resentía el tiempo y esfuerzo que la madre ponía en la carrera musical de su
hija. Era claro para cualquier persona cerca que la madre estaba cumpliendo un poco de sus
sueños sin realizar a través de su hija, pero en el proceso ella estaba matando su matrimonio. La
ironía fue que esto fue lo peor que pudo hacer por su hija, quien tuvo mucha ansiedad con
respecto al rompimiento del matrimonio. Un matrimonio fuerte entre los padres hace a los niños
crecer con el pensamiento de que el mundo es un lugar seguro y que el amor es posible. Incluso,
su hija no aprendía cómo trabaja un buen matrimonio o cómo hombres y mujeres pueden
relacionarse adecuadamente entre ellos. Colocando a su hija por encima de su esposo, ella estaba
dañando a su hija.

Vino un rompimiento cuando un consejero le explicó a ella, “el mejor camino para que seas una
gran madre para tu hija es cuando te conviertes en una gran esposa para tu marido. Esta es la
principal cosa que tu hija necesita de ti”. Cuando ella comenzó a ver esto, ella comenzó a darle a
su matrimonio la prioridad que debía darle.

Una investigación acerca del abuso infantil reveló que mucha gente que abusa físicamente de sus
hijos no lo hace porque odie a los niños. Frecuentemente es porque los niños son aquellos en los
que recae primariamente su amor. Y si los niños no responden de la misma forma, su enojo
explota; ellos truenan. Pero los niños son niños. Ellos no son capaces de darte la amistad y el amor
que tu esposa puede darte.

EL PODER DEL MATRIMONIO.

El matrimonio se parece tanto a nuestra salvación y a nuestra relación con Cristo que Pablo dice
que no puedes entenderlo sin conocer el evangelio. Entonces hagámoslo. La Salvación es un buen
comienzo. Las viejas cosas han quedado atrás—en cambio, las cosas nuevas han llegado. Y a través
del evangelio entramos a un matrimonio—como relación con Jesús como nuestro Divino Esposo,
lo cual significa entregar a Cristo la supremacía de nuestra vida (Colosenses 1:15ss). En otras
palabras, Jesús no pide menos de lo que cualquier esposa pediría. “Ponme a mí primero”, él dice,
“no tengas otros pseudo-dioses antes de mí”. Es lo mismo con el matrimonio. El matrimonio no
funciona a menos de que pongas a tu matrimonio y a tu esposa primero, y que no conviertas
buenas cosas, como padres, niños, carrera, y pasatiempos, en semi-esposas.

En Efesios 5:28, Pablo presenta otra metáfora. Él dice que un esposo debe amar a su esposa de la
misma forma en que ama a su propio cuerpo. Pablo se refiere al hecho de que tu salud es
fundamental para cualquier cosa que hagas. ¿qué sucede si tú decides que hacer mucho dinero te
hará feliz, y entonces pones tu trabajo por encima de tu salud? Trabajas enormemente durante
horas y entonces no haces ejercicio ni duermes, comes muy poco, y te colocas a tu mismo a
mucha tensión. Sí, estás haciendo un montón de dinero, pero el ataque cardíaco que te traerá te
hará imposible disfrutar tu bienestar. En otras palabras, si tú piensas que puedes poner tu
“felicidad” por encima de tu salud, entonces no eres para nada feliz actualmente. Buena salud,
entonces, es más básica para la felicidad que el gran bienestar, esto te lo puede decir la gente rica
cuando su salud ha sido quebrantada.

Pablo compara el matrimonio con la salud de tu cuerpo. Como lo hemos dicho, este debe ser la
relación humana más fundamental en tu vida. Cuando te casas, te introduces en algo que fue
inventado por Dios. Si tú determinas caminar a través de tu matrimonio a tu manera, estarás en
muchos problemas, porque el matrimonio es una institución de Dios. Si piensas que el matrimonio
será un accesorio a tu gran carrera, entonces esto lo convertirá en lo segundo o tercero en tu vida
y tu pareja tendría que acostumbrarse a ello, ten cuidado. El matrimonio no se construye de esa
manera. Una vez que te has casado, tu matrimonio toma la primacía.

La razón por la cual debe tener primacía es por el poder del matrimonio. El matrimonio tiene el
poder de darle una dirección completa a tu vida. Si tu matrimonio es fuerte, aún cuando las
circunstancias alrededor de tu vida estén llenas de problemas y debilidades, esto no importará.
Podrás moverte a través del mundo con fuerza. Sin embargo, si tu matrimonio es débil, incluso
cuando las circunstancias alrededor de tu vida estén marcadas por éxito y fuerza, esto no
importará. Te moverás a través del mundo con debilidad. El matrimonio tiene el tipo de poder—el
poder para marcar el curso de tu vida. Tiene el poder porque fue instituido por dios. Y porque
tiene un poder sin igual, debe tener una prioridad sin igual y suprema.

El principal mensaje de este capítulo es que la llave para darle tal primacía al matrimonio es la
amistad espiritual. Muchos matrimonios comenzaron con el viaje pensando en Dios como algo
secundario. Muchos cristianos se felicitaron a sí mismos porque se casaron con otro creyente,
pero ellos toman la fe de su pareja sólo como un factor que los hace compatibles, con intereses y
pasatiempos comunes. Pero la amistad espiritual no se trata de esto. Es una ayuda muy
importante que uno y otro conozca, sirva, ame y busque ser como Dios, de forma cada vez más
profunda.

Una congregante me escuchó predicar acerca de Efesios 5, donde Pablo menciona que el
propósito del matrimonio es “santificarnos”. Ella dijo, “¡Yo pensaba que el matrimonio sólo se
trataba de ser feliz! Lo haces parecer como mucho trabajo”. Ella tenía razón—el matrimonio es
mucho trabajo—pero ella estaba equivocada en considerarlo como opuesto a la felicidad, y ésta es
la razón. Pablo está diciendo que uno de los principales propósitos es hacernos “santos—sin
mancha ni arruga ni algún otro defecto…” (versículos 26-27) ¿Qué significa? Significa tener el
carácter de Jesús en nuestras propias vidas, descrito como el “Fruto del Espíritu”—amor, gozo,
paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, integridad, humildad y autocontrol—en Gálatas
5:22-25. Cuando el amor de Jesús, su sabiduría y grandeza se forman en nosotros, cada uno
combinado con nuestros dones y llamados únicos, nos convertimos en nuestro “verdadero yo”, las
personas que fuimos creadas. Cada página en la biblia clama que el viaje a este horizonte no
puede ser completado solo. Debemos encarar esto y compartirlo con nuestros hermanos y
hermanas, amigos de nuestro corazón. Y la mejor relación humana posible para esta aventura es
con el amante-amigo, quien es tu cónyuge.

¿Todo esto es mucho trabajo? En realidad lo es—pero este es el trabajo para el que fuimos
creados. ¿Esto significa que el ”matrimonio no es acerca de la felicidad, sino acerca de ser
santificados”? Sí y no. Como hemos visto, esta afirmación hace un contraste muy severo. Si
entiendes lo que significa la santidad, comenzarás a ver que la verdadera felicidad se encuentra en
el extremo lejano de la santidad, no en el extremo cercano. La santidad te da nuevos deseos y
alinea los viejos deseos a los nuevos. Entonces, si queremos ser felices en el matrimonio,
aceptaremos que el matrimonio está diseñado para nuestra santificación.

Como C.S. Lewis escribió:

Él da la felicidad que hay, no la felicidad que no lo es. Ser Dios—ser como Dios y
compartir su bondad en respuesta creacional—ser miserable—estas son las únicas
tres alternativas. Si no aprendemos a comer la única comida que el universo
provee—entonces viviremos eternamente hambrientos.” 2

2
C.S. Lewis, El problema del dolor (New York; HarperOne, 2001), 47.
Ahora estamos listos para ser específicos. ¿Cómo exactamente los esposos pueden ayudarse entre
sí en este viaje? Las respuestas vendrán en el siguiente capítulo.

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