PASEO

CON
ANIMALES

Textos del Primer Taller de Relato Breve

23 de abril del 2018

www.editorial.ucr.ac.cr
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 CONTENIDO

Agradecimiento
A manera de prólogo
Relatos breves
“Alguien” me espera
Ceniza verde
Colosal
De averías mecánicas y tapires
Demigato
El “gato”
El arte de la identidad
El quetzal plateado
El tiempo a pelo
Elefante
Jaguareando
La ballena
La necesidad de no ser
Lagartija
Mariquita en vuelo
Mi dragón de Komodo
Mi nahual
Reencuentro
Reptiles
Revelación
Soberana de cielo

Ficha catalográfica y créditos

 AGRADECIMIENTO

El Sistema Editorial y de Difusión de la Investigación (SIEDIN) desea externar su agradecimiento al señor Alfredo Montero Fonseca, por su
valioso papel como facilitador en el Primer Taller de Relato Breve, de donde emerge esta colección de relatos.
 A MANERA DE PRÓLOGO

Desde los albores de la humanidad, el ser humano, como ente pensante, ha visto la necesidad de registrar su entorno, sus miedos y sus
creencias. De allí surgen las manifestaciones pictóricas que han sido preservadas bellamente en las paredes de algunas cavernas como las de
Altamira y Lascaux. En estas pinturas rupestres se plasmó la visión de animales, plantas y escenas de caza y de la vida cotidiana.
Con la invención de la escritura se pudo registrar el pensamiento. De esta forma floreció la literatura, el misticismo y la religión, piedras
angulares en el florecer de toda civilización. Por este motivo, la palabra escrita ha quedado grabada en diferentes medios que incluyen desde
bloques de mampostería y piezas de artesanía hasta libros impresos y digitales.
Sin embargo, el ejercicio de escribir como actividad racional y recreacional, enmarcada en el ocio intelectual o con la aspiración de generar
expresiones artísticas, se ha convertido en una necesidad que ha quedado patente en diversas aristas del quehacer humano. Aun la escritura
epistolar, que podría valorarse como utilitaria, puede tener un alto contenido literario. Por esto, la publicación de cartas no ha sido del todo
insignificante en el contexto de la creación literaria.
Con este breve contexto y enmarcado en la celebración del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, el Sistema Editorial y de
Difusión de la Investigación (SIEDIN) organizó el Primer Taller de Relato Breve, en el cual se generaron los textos que componen este volumen. El
motivo desencadenante versó sobre los animales. Cada uno de los autores identificó un animal como eje literario, y tomándolo como punto de
referencia se inició el trabajo creativo. Dicha labor fue conocida y retroalimentada, y finalmente depurada para su presentación formal.
La cantidad de ideas, acciones y colores que se derivan de este ejercicio creativo brindarán al lector momentos de disfrute y, a su vez, lo
motivarán para continuar con la fascinante actividad de escribir.

Ólger Calderón Arguedas

Director
Sistema Editorial y de Difusión de la Investigación
23 de abril del 2018
RELATOS
BREVES
 “ALGUIEN” ME ESPERA

C uando se queda inmóvil con tanta atención, me pregunto qué pensará de esos ruidos que solo ella escucha. Tal vez es lo mismo que sucede
con mis pensamientos o esos ruidos que solo yo escucho.
Me levanto, y sin decir nada, me voy a otra habitación mientras ella custodia mi paso. Ha aprendido que mi espacio es el suyo y a ambas nos
basta con escucharnos la respiración.
Otro ruido afuera me hace salir a mirar. Veo que solo es el viento y no otro pensamiento distractor. Regreso y me recibe con la alegría
desesperada como lo hizo cuando me fui por meses. Me ausenté por pocos minutos y antes de salir se lo dije, pero ella no lo recuerda y por eso
celebra su presente. De igual forma viene a mí esa pequeñita alma, porque su lealtad no depende de cuántas veces la regañe por romper la
almohada.

Andreina Villalobos Quirós

 CENIZA VERDE

La sequía diezmó las cosechas y la sabana palideció con tonos marrón mientras crujía al caminante.
José tomó su cigarro y encendió la fogata, aspirando por última vez. Recogió el campamento y empezó la quema del charral.
—Ahora a esperar, sembrar y cosechar —pensó con eterna aprehensión—. Si es que llueve.
En lo alto de un ceibo una lechuza observaba con mirada perdida el paso de la desolación, y alzó vuelo para no regresar jamás.
Batió sus alas y entre remolinos de humo, con sus cenizas, inició un nuevo ciclo…

Rodolfo Wattson Gómez

 COLOSAL

D esde la noche eterna acechas; te rodeas de misterio.

La sospecha de tu existencia siembra terror en marinos y navíos. Con tu tinta escribiste una historia; del mito a la ciencia. Vives en lo
profundo del mar, poderoso calamar.

Kevin Campos Corrales

 DE AVERÍAS MECÁNICAS Y TAPIRES

P arecía una madrugada como cualquier otra. La marea comenzaba a subir. Las olas rugían martillando la arena. La narcoavioneta sobrevolaba
Puerto Jiménez; seis horas de vuelo, tres viajes. A la orilla de la playa el tapir fue el único en escuchar el fallo del motor. Cuando llegaron los
guardacostas y bomberos ya no estaba. “No hubo testigos del accidente”, reportaron los noticiarios.

Lucía Rodríguez Rodríguez

 DEMIGATO

I gnacio Elizondo González.

Sí, ese es el nombre del demigato.
Después de ser Aslan, desde una perspectiva muy judeo-cristiana, pasó a un escuálido sobrenombre latino. Poco sabía de que Ignacio o Nacho,
como es conocido, revelaría dos sentimientos en mi vida. Desde la apreciación por lo sublime y natural de wordsworth, hasta lo más plutónico y
visceral de un gato negro.
Sin embargo, esperaría por vos en las próximas siete vidas.

José Fabián Elizondo González

 EL “GATO”

D os personas caminan en la oscuridad, a veces noches tan llenas de nadie (para quienes han despertado demasiado tiempo).
Cuando caminábamos, fingías no prestar atención, como lo haría un gato. Me detuve y, sin embargo, continuabas preguntando,
insistiendo.
Dos personas caminan en la oscuridad y una se pregunta si la ciudad es acaso el espacio narcisista donde el sujeto tiene la ilusión de construirse
a sí mismo como alguien más. Cuando lo piensa, recuerda también cómo a veces nuestras opiniones representan un período de existencia, que no
tiene porqué ser la complacencia despreciable solo por ser una sensación, como la forma en que nos rendimos o cómo nos encerramos y nos
perdemos en nuestras divagaciones.
A mí me encantan tus divagaciones. Me atrae tu silencio. Andas por las nubes. Sabes que después de tu cadencia, los golpes de tu corazón me
llenan de preguntas. No quiero imaginar las veces que buscamos una respuesta. Verte tocar los objetos que encuentras, verte subir a los árboles al
igual que un gato, mirar la pequeñez del mundo en cada árbol.
Dos personas caminan en silencio. Una de ellas va formulando palabras con el nombre de la otra.
“Rama”, “nadar”, “rienda”, “ánima”, “amar”.

Juan Antonio Sánchez Bermúdez

 EL ARTE DE LA IDENTIDAD

L a identidad, esa máscara encarnada producto de nuestras vivencias, de nuestros sueños rotos, de nuestras esperanzas desvanecidas.
Esa máscara él la tiene visible y tangible. Nos llena de admiración su garbo y orgullo al portarla.
Nosotros, por el contrario, la ocultamos, la maquillamos, la confundimos. Nos llena de vergüenza, aunque la tengamos tatuada en el alma. La
vemos huérfana y extraña, aun cuando hasta en nuestros sueños salta.
Tantos miedos, tantas vergüenzas saltando por esa ventana. No la cierres; míralas cómo se derraman. Mira este mapache, mira sus juegos
inocentes. Observa cómo juega con esa rama, cómo no le importa que todos lo miren. Mira su máscara, mira que es única, formada desde su niñez,
es parte de su ser.

Luis Gustavo Esquivel Quirós

 EL QUETZAL PLATEADO

S ujeto a la prenda, cada tarde el quetzal permanecía.

Fue comprado en aquella tienda de filigrana en Toledo durante el último viaje con su marido.
José partió y sabía que luego también su prendedor.
Tenían en común algo, ella amaba a su marido y le encantó esa ave de metal. Su cola tejida en colochos sin fin, sus alas extensas como el
horizonte que querría volar.
Lo que más le llamó la atención de su quetzal fue el rubí hecho mirada. Mirada inquieta y soñadora. El rojo siempre deja huella en todo lo que
recorre.
Su cabeza crispada como su temor por abandonarlo todo.
Subió a la rama más alta del bosque lejano.

Flor Ramírez Salas

 EL TIEMPO A PELO

E l tiempo siempre había galopado inclemente; nunca había sido un problema; siempre supo ser un buen jinete. Ahora las circunstancias
cambiaron. El tiempo lo había tirado al suelo e impotente lo observaba alejarse.

Silvia Azofeifa Ramos

 ELEFANTE

D errumbado sobre el suelo, con el polvo mezclándose con sus lágrimas, mirando a sus cazadores, al mismo tiempo que recuerda su vida, su
manada, sus crías, los días de calor frotando su trompa contra su dura piel, rociando agua sobre su cuerpo, todo un recorrido hasta este día…
Acorralado por la codicia, sus patas con fuertes pisadas no fueron suficientes, su lucha fue consumida por armas que nunca vio y, en su último
suspiro, rogó para que su sacrificio valiera la pena, esperando que sus compañeros puedan disfrutar de lo que él alguna vez gozó.

Kimberly León Cambronero

 JAGUAREANDO

H ace tiempo que caminas solo; guardas en tus manchas las caricias de las hojas, los rasguños del polvo y los besos de la lluvia.
Llevando el bosque en tu piel, buscas compañía, refugio y amor.
¡Jaguares y humanos, todos somos iguales; seres queriendo escapar de la extinción!

Esteban Navarro Díaz

 LA BALLENA

H abía aprendido a disfrutar el viaje, por más impredecible que fuera.

Busca ver el mundo lejano a su entorno.
Porque una vez que respire, vuelve la interminable duda de si será la última.

Esteban Ramírez Arrieta

 LA NECESIDAD DE NO SER

U n conejo inevitablemente no es un gato, este último no puede dejar de no ser un conejo, pero ambos fatalmente tienen materia; por ende,
comparten fundamento mas no forma. Esta es la gran contradicción de los vivos.

Robert Oporta Condeya

 LAGARTIJA

C oloqué la servilleta en el zapato. De puntillas intenté golpearla. Escapó. La seguí. La servilleta cayó. La volví a colocar, no quiero que mi
zapato quede con huellas de masacre.
Tres centímetros de cola saltan sobre el azulejo limpio.

Pamela Calderón Monge

 MARIQUITA EN VUELO

A mi padre, que me enseñó a luchar.

E lla sabía que era el San Jorge, no lo podía dejar pasar.

Un sinfín de lunas negras en su espalda con mil soles que olvidar, más sus alas ya ardían y se dispuso a cantar.
Sus carbones encendidos delataron el cansancio, ya no más penumbras, era hora de llorar.
“No te puedo atrapar”, le susurré; pero vuela bajito que ocupas descanso, encuentra mi cabello que ahí puedes soñar con el Santo que te
ayudará.

Leonor Auxiliadora Roldán Carranza

 MI DRAGÓN DE KOMODO

M ítico dragón, ser alado, acuático y protector.

Símbolo de codicia, y viril reivindicación.
De venenosa lengua y pensamiento atroz.
Mi lagarto milenario, apestado y culpado.
De naturaleza solitaria y festines pomposos.
Ahora en una isla misteriosa, inundada y lejana.
Mi lagarto en su inmortalidad se hizo misántropo y vive huyendo de San Jorge, el cazador.

David Ruiz Zapata

 MI NAHUAL

M iro sus ojos captores; imágenes distantes llaman su atención, su pequeña mente explotada por los mitos y el símbolo de sabiduría, es un
nahual cuidador del inframundo que recuerda sueños míticos.
Para mí, una alcancía regalada por mi abuela, marcas en la piel de experiencias memorables, el amor de mi niña interna por la magia de tiempos
pasados.
Un búho, erguido de forma melancólica en la rama del árbol de mango, me mira a través de la ventana de mi cuarto.

Marina Rivera Vargas

 REENCUENTRO

D esde que su madre encontró la muerte, el tigrillo andaba con sigilo. Miraba a todas partes, se sentía inseguro.
La extrañaba y temía su reencuentro.
Hasta que la vio ese día que ¿viviendo? murió.

Edgar Barrantes Brais

 REPTILES

E lena se vistió con su uniforme gris que le tapa las rodillas, con sus medias negras inútiles. Al dar las 7:22 ya iba tarde siete minutos, siete
minutos que no le perdonarían ni el autobús, ni el jefe, ni su cuenta bancaria a fin de mes.
Sus lentes no soportaron tanto estrés. Esa cabeza cantarina, iluminada siempre por lo simple, ya había colapsado. Su reconexión al mundo inició
por lo simple, por un jardín con múltiples colores que encantó en el camino.
A ese jardín fue a parar un animalillo perdido. Sonrió tan alegremente de encontrar algo en que apoyar su mirada. En esa mañana ya no le
quedaba esperanza para nada más que tomar un café.
Esos reptiles viajan alrededor del mundo, solitarios y felices. Pueden vivir cien años lejos de donde rompieron el cascarón, pero llegan a morir al
mismo sitio. Son fuertes. Sostienen mundos completos sobre el caparazón.
Y fue a dar a las manos de Elena.

Susana Gatgens Parra

 REVELACIÓN

D e repente, inusitado, fugaz, discreto, contundente, haciendo gala de su esencia.

El huitzilopotchtli, el pensamiento
en su diminuto verde,
busca (simplemente) la alegría.

Marianella Sáenz Mora

 SOBERANA DE CIELO

L a veo altiva y fuerte mientras vuela solitaria.

Con su vista aguda domina el paisaje. Abajo todos le temen.
¿Acaso la esperan sus crías en el nido?

Marta Eunice Calderón Campos

 FICHA CATALOGRÁFICA Y CRÉDITOS

863.010.836.2
P281p
Paseo con animales: textos del primer taller de
relato breve 23 de abril del 2018 –1. edición–
Costa Rica: SIEDIN, UCR, 2019.
1 recurso en línea (x, 43 páginas): ilustraciones,
digital, archivo ePub ; 2.7 MB

ISBN 978-9977-15-292-9

1. CUENTOS COSTARRICENSES – COLECCIONES.

CIP/3353
CC/SIBDI.UCR

Universidad de Costa Rica

© Sistema Editorial y de Difusión de la Investigación

Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Costa Rica.

Primera edición impresa: 2018.

Primera edición digital (ePub): 2019

Corrección filológica: Gabriela Fonseca A. • Revisión de pruebas: Euclides Hernández P. • Diseño de contenido, diagramación, portada y control de calidad de la versión impresa: Abraham Ugarte S. •
Realización del ePub: Hazel Aguilar B. • Control de calidad de la versión digital: Elisa Giacomin V.

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Edición digital del Sistema Editorial y de Difusión de la Investigación. Fecha de creación: febrero, 2019.

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