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INTEGRADORA HUMANISTA
Tratamiento de 69 problemas en los procesos
de valoración, decisión y práxicos
ANA GIMENO-BAYÓN
RAMÓN ROSAL
BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA
Desclée De Brouwer
Ana Gimeno-Bayón y Ramón Rosal, 2017
@ E d D esclee
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si necesita fotocop ia r o escanear algún fragm ento de esta obra.
Introducción......................................................................................... .15
PARTE I
Conceptos básicos sobre cuatro procesos psicológicos
PARTE II
Tratamiento de 69 problemas de las fases quinta a
decimotercera del ciclo de la experiencia
ANEXOS
Ramón Rosal
Ana Gimeno-Bayón
Conceptos básicos sobre
cuatro procesos psicológicos
Naturaleza y relevancia del
percibir, sentir, pensar y decidir
2.5. Ejem plos p osib les de receptividad sen soria l que pod em os
haber ejercitado al inicio de una m añana:
3.1. Introducción
b. La actividad representativa
Las representaciones comparten con las percepciones sensibles
el hecho de tratarse de “contenidos de nuestra conciencia de los
N ATU R A LEZA Y R ELEVAN CIA DEL PE RCIBIR, SE N T IR , PENSAR Y DEC ID IR 35
Claro está que el ciudadano medio, que no tiene por qué ser espe
cialista en ninguno de estos saberes, o todo lo más en uno de ellos,
podrá tener centrada su capacidad de admiración -e n el caso de tener
la- solo en algunos de los entes que forman parte de su entorno natu
ral, dependiendo de su peculiar sensibilidad e intereses personales.
42 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA IN TEG RA D O RA HUMANISTA
siente simpatía, aceptarán sin más com o válidas sus ideas, aunque
no les llegue ninguna clase de pruebas a favor de que sean verdade
ras. Si, por el contrario, ese político aparece con los rasgos hacia los
que el oyente no siente simpatía, o atractivo, o interés, rechazará la
validez de esas ideas, aunque no le llegue ninguna clase de pruebas a
favor de su falsedad. Este modo de reaccionar es muy comprensible,
pero mientras uno actúa de esa forma no está demostrando ser un
buscador de la verdad.
razón' (Ferrater Mora, 1994, p. 994). Entre los estoicos de línea mode
rada pueden considerarse el cordobés Séneca (siglo I) y el romano
Cicerón (siglo II). La persona sabia, según Séneca, debe ser dueña de
sus impulsos y distanciarse de las pasiones y necesidades que domi
nan erróneamente las vidas de muchos, haciéndoles esclavos de las
mismas.
Los escolásticos de la Edad Media, en especial la escuela neoaris-
totélica representada por Tomás de Aquino (siglo XIII), dedican
mucha atención al tema de la vida afectiva, distanciándose de la
interpretación recelosa hacia la misma de la corriente estoica, y
reconociendo el papel de las emociones y sentimientos en la existen
cia humana, con el respeto con que los trató Aristóteles. Las pasiones
-térm ino que se seguía utilizando para las emociones y sentimien
to s- son los “apetitos sensitivos", que constituyen manifestaciones
tendenciales de la vitalidad humana, que surgen a partir de las expe
riencias perceptivas de la sensibilidad (incluyendo entre los sentidos
también los llamados sentidos internos com o la imaginación y la
memoria). Estas vivencias emocionales y tendenciales pueden pro
ducirse de forma humanizadora o deshumanizadora. Se dan dos
grupos: las pasiones concupiscibles y las irascibles, con muchas
ramificaciones. Sorprende la semejanza entre esta doble corriente
tendencial y emocional, con la clasificación de Freud, siete siglos des
pués, entre impulsos de vida y de muerte.
Respecto a la función de las emociones en la vida humana, los
filósofos se han diferenciado entre:
d. Los que sostienen que es mejor, para una vida lograda, evitar
las emociones, y antes, para conseguirlo, evitar implicarse en abun
dancia de deseos, por ejemplo los estoicos, salvo los moderados cita
dos antes.
no parece que pueda afirmarse con fundamento que todo acto volun
tario sea libre.
Entender la voluntad com o decisión no es falso -c o m o tampoco
lo era entenderla com o apetito- pero, al igual que en esta captamos
el carácter insuficiente de aquella idea, ya que
la voluntad com o resolución tiene que ser, no puede ser otra cosa
que la expansión, el proceso de algo primario y más radical en lo
que consiste, y que constituye la esencia formal de la voluntad
com o tal (Ibídem, p. 31).
¿De dónde viene esta voluntad y por qué nos hace falta, en térmi
nos psicológicos, interpretar esta voluntad, incomprendida en
sus orígenes, entendiéndola ya com o voluntad de poder o ya
com o instinto sexual y, mejor aún, por qué hace falta interpretar
la en lugar de reconocer su verdadera naturaleza psicológica?
sis, com o también que el sujeto se someta al poder del Ello y que "se
aplique en disipar las inhibiciones éticas de la censura, del Supere-
go” (Ibídem, p. 31).
1. Formas de bloqu eo
1.1.1. Descripción
Una de las características de la persona adulta equilibrada es la de
estar en posesión de una identidad sólida (lo que se llama un “yo fuer
te”, por contraposición a un “yo débil”). Ello incluye (vid. Kernberg,
1987) tres aspectos básicos:
1.2.1. Descripción
Un tanto diferente al anterior problema, la persona aquí, no es
que no vibre, sino que detiene el movimiento hacia el compromiso
con los valores en su fase inicial, antes de que se convierta en acción,
a partir de la proyección de unas consecuencias negativas de ese
compromiso.
Considera que el implicarse con unos determinados valores le va
a complicar la vida, y prefiere vivir en la conocida comodidad. Por
ejemplo: evita pensar en el tema de la justicia social, por miedo a ver
se obligada por su propia presión interna a cambiar de estilo de vida;
o acerca de la eticidad de su trabajo, por temor a tener que plantear
se si lo debe dejar; o sobre una relación, o una discrepancia impor
tante que le llevaría a manifestarse en contra del parecer grupal... y
decide que "ojos que no ven, corazón que no siente”, borrando el
mundo de los valores (o de alguno de ellos en concreto) para vivir
más cómodamente.
Corresponde a una evolución moral que se ha detenido en la fase
infantil, más frecuentemente. Mas también puede tratarse de una
persona que haya vivido unas figuras parentales excesivamente
estrictas y haya sido culpabilizada en exceso por un fallo concreto.
No es raro entonces que se trate de una persona muy perfeccionista,
que carece de tolerancia hacia sus errores y le produce angustia el
FASE 5a: VALORACIÓN 103
1.3.1. Descripción
La sumisión puede venir tanto desde la aceptación de esa presión
por parte de una persona de tipo dependiente, com o por rebelión
frente a grupos rígidamente moralizantes y necesidad de encajar la
rebelión individual en un ámbito grupal que amortigüe el distancia-
miento de las figuras parentales. Se trata de sustituir una dependen
cia por otra opuesta. Para mantener la vinculación afectiva se acepta
la confluencia valorativa.
Puede también corresponder a una etapa evolutiva, com o suele
ocurrir en la adolescencia. Durante la misma, es normal y saludable
que el adolescente revise los valores recibidos de los padres y demás
figuras parentales, para analizarlos y decidir cuáles considera válidos
para hacerlos suyos. Es decir: se trata de masticar y digerir esos con
tenidos que ya posee, incorporando parte de los mismos y desechando
otra parte. Algunos, durante este proceso, prefieren rechazar de entra
da, en bloque y en apariencia todo lo recibido, en especial si los padres
son agobiantes. Así se crean un espacio amurallado (y “con pinchos”
hacia afuera) para poder realizar su tarea de revisión. Están pidiendo
FASE 5a: VALORACIÓN 105
que “les dejen en paz”, para tener el silencio interno necesario dentro
de este interesante cometido que tienen por delante.
En algunos casos, sin embargo, se pueden dejar seducir interior
mente por la presión de grupos amorales y realmente bloquear la fase
valorativa en los procesos cotidianos. Su necesidad de tener la aproba
ción de los compañeros supera la madurez de sus criterios éticos. Les
falta valor para diferenciarse del grupo juvenil de pertenencia.
Pero no es solo en la adolescencia donde se da este problema. No
es infrecuente, en algunos ambientes profesionales o laborales que
se den comportamientos que claramente van contra los valores éti
cos de la persona, pero que la cultura del grupo genera una presión
que impide a la persona percatarse de ello, porque aquellos com por
tamientos aparecen com o “lo normal” y desmarcarse de ellos es “lo
raro”. Pensemos, por ejemplo, en algunos ambientes y niveles del
mundo empresarial y los sistemas de ocultación de ingresos para
evitar las cargas fiscales; o algunos ambientes políticos y las estrate
gias de “hacer favores” e “intercambiar favores” que van en contra de
la justicia distributiva, para obtener lo que se desea; o algunos
ambientes laborales en los que parte del tiempo del trabajo se emplea
en jugar en internet o enviar mensajes a los amigos; o en ambientes
juveniles en los que fotocopiar libros, piratear programas informáti
cos y comprar música barata a través de “top manta” fraudulentos se
convierte en algo habitual.
Es más: buena parte de la publicidad incluye explícita o implícita
mente comportamientos y mensajes que son claramente contrarios a
la ética (competición tramposa, mentiras, pequeñas prepotencias,
manipulación o descalificación del otro, atentados a la solidaridad,
consum o irresponsable, etc.) que pueden ser objeto de mimesis y
generalización entre la población, desde la habituación a la exposi
ción pública de ese mensaje en los mass media com o algo normal o
incluso bueno.
1.5. Heteronomía
1.5.1. Descripción
La persona se guía por lo que dicen los demás, a quienes responsa
biliza de la tarea ética que ella inhibe. Puede depositar esa tarea en
personas individuales (maestros o directores espirituales, gurú, figu
ra parental...) en grupos o instituciones (el partido político, la Iglesia,
el sindicato) o en estructuras anónimas (el ambiente, la sociedad).
Aunque en el problema descrito en 1.3. también se da heterono
mía (del griego heleros = el otro y nomos = norma, ley) es decir que se
siguen las normas de otro en lugar de las propias (autonomía), aquí
no es tanto por sumisión afectiva, sino por sumisión cognitiva; y no
por miedo a disgustarse con el otro, sino por miedo a equivocarse.
Se da en personas con dificultades para pensar por sí mismas,
tendentes a introyectar, y con una posición vital “Yo estoy mal, Tú
estás bien”. Suelen haber tenido alguna figura parental que le ha
dado el mensaje “No pienses” y “No pienses lo que tú piensas, piensa
lo que yo pienso”.
Muchas veces irá bien sugerir lecturas de ética aplicada que invi
ten a pensar sobre los temas concretos respecto a los cuales se plan
tea la introyección valorativa (si el problema se centra en un tema
concreto), o de ética general, que pongan énfasis acerca de la autono
mía de la propia conciencia.
En general, suele ir bien la “Entrevista al Padre”, en la que a este
se le pregunta por el carácter provisional y "prestado” de sus valora
ciones hasta que el hijo adquiere criterios propios.
En algunos casos en los que la persona invoca unas razones de
tipo religioso que le imponen unos criterios éticos indiscutibles, sue
le ser adecuado la confrontación, mediante un diálogo gestáltico,
con la persona o entidad que encarna para el cliente la máxima auto
ridad moral. Por ejemplo: diálogo con Dios, Buda, Jesucristo o la
Biblia. Normalmente al incorporar el cliente esta figura amplía sus
criterios más allá de los introyectos concretos, pudiendo extraer nor
mas y criterios más generales y susceptibles de ser aceptados por el
Adulto, al permitirse reflexionar sobre las razones subyacentes a los
introyectos, muchas veces deformados por la transmisión cultural a
lo largo de la historia.
Solamente en algunos casos muy dependientes de figuras de tipo
gurú, que exija obediencia ciega nos encontraremos con dificultades
para integrar una ética adulta. En estos casos el terapeuta ha de
estar atento para no competir con estas figuras, que llevaría al clien
te a abandonar la terapia, respetar la decisión del cliente de no afron
tar este problema y buscar las formas más sanas de su vivencia
religiosa. Entre otros recursos, remitiéndose a otras personas con
esas propias creencias que vivan en forma equilibrada el conjunto de
valores éticos.
1.6.1. Descripción
Este problema tiene rasgos comunes con el anterior, pero mien
tras ese se vive desde una posición infantil, de dependencia, este se
vive desde una posición de autoridad, de convicción de tener la razón.
Precisamente se puede entender frecuentemente com o el otro lado
FASE 5a: VALORACIÓN 113
general, más creíble para la parte infantil del sujeto com o portadora
de valores que la verbal del terapeuta) que invite a un desarrollo del
Adulto y encaje con la cosmovisión del cliente.
Otro procedimiento puede ser el diálogo entre los tres estados del
yo, teniendo buen cuidado de que el estado Niño facilite la expresión
del Niño Natural, que puede estar muy reprimida. Aquí habrá que
vigilar los procesos subyacentes que se ponen en marcha. Por ejem
plo, si introducimos, para inducir a la persona a que se ponga en el
Padre una pregunta del tipo “¿quién de tu infancia pensaba así?”
hemos de tener en cuenta que posiblemente el estilo dogmático o los
introyectos hayan sido tomados de una figura parental querida y
admirada, y cuidar la diferenciación entre gratitud y respeto hacia
esa figura y la asimilación a la misma.
Puede ser también muy adecuado el “Análisis en regresión" de
Berne (descrito en Rosal, 2013), para dejar la intuición del niño libre
para hacer preguntas por parte del terapeuta que lleven a manifestar
la incongruencia del dogmatismo en relación con determinadas
situaciones.
Como normalmente este tipo de personalidad suele tener descon
fianza respecto a los deseos más espontáneos, se le puede proponer
también el “Ejercicio de los 20 deseos”, para aprender a discernir lo
bueno de lo malo desde una ética humanista (ver capítulo 9 de Rosal,
2003).2
2. D ispersión energética
2.1.1. Descripción
Al contrario que en el dogmatismo, la persona enfatiza tanto la
unicidad de cada situación que entiende que no hay ningún principio
ético que ayude a discernir en la valoración del problema concreto,
porque “todo es relativo” y no se atreve a arriesgarse optando por dar
prioridad a unos valores sobre otros.
FASE 5S: VALORACIÓN 115
2.3.1. Descripción
Este problema es uno de los más corrientes del vivir cotidiano.
Normalmente la persona logra optar, en un tiempo razonable, por
alguno de los valores implicados, o bien encuentra una solución
creativa que integre en forma armoniosa a todos ellos.
La dispersión del proceso se da cuando ese tiempo de solución se
prolonga demasiado, o cuando la persona vive este conflicto en for
ma crítica, acaparando tanta energía en la fase de valoración, que va
desgastando y disminuyendo la energía disponible para continuar el
proceso.
2.4.1. Descripción
El problema, consistente en una especie de “ doble m oral”, en
que se emplean criterios distintos según los destinatarios o las
120 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
2.5.1. Descripción
mamá son malos, y al momento siguiente ese niño o esa mamá son
buenos, porque se les ha pasado el disgusto.
Puede darse también, com o se apuntó en Gimeno-Bayón y Rosal
(2001, p. 182), de personas con tendencia al histrionismo, más tam
bién se puede dar en personas dependientes, que internamente viven
la necesidad de complacer a distintas figuras parentales (internas o
externas) con diferentes criterios. Según con qué zona interior estén
en contacto, o ante quién se dé la situación, variará su respuesta
(interna o externa) valorativa.
También puede darse com o consecuencia de otros problemas,
tales com o la falta de contacto con los propios deseos o aspiraciones,
falta de información o conflicto de valores sin resolver que hacen
titubear a la persona en cuanto a la solución.
3. Distorsiones energéticas
3.1.1. Descripción
Como puede verse por los ejemplos, no son algo tan raro las valo
raciones invertidas en áreas concretas, con el permiso y la alabanza
de la propia cultura. Lo cual invita a ponernos alerta ante ella, por
que cada cultura transmite unos valores y a la vez unos contravalo
res, Estos últimos podrán hacerse más conscientes y ser más
fácilmente confrontados y superados cuanto más receptiva esté una
cultura a interaccionar con otras distintas, con sus propios valores y
contravalores a su vez, que cuestionarán algunas de las convicciones
tenidas por indiscutibles y contribuirán así a la creación de una ética
cultural más madura.
No hay que olvidarse aquí de los casos de acoso moral a los que se
refiere Hirigoyen (1999) en los que una persona queda atrapada en
las redes de un acosador narcisista explotador, que va inculcando
valoraciones invertidas en la persona acosada, y esta acaba renun
ciando a sus valores iniciales y adoptando los del acosador, aceptan
do así su propia explotación. En estos casos podemos hablar de lo
que Wilson Schaef (1993) califica de "adicción” a una persona, uno
de cuyos síntomas es la sustitución de los propios valores por los de
la persona, con tal de no perderla. El trabajo de fondo será aquí con
la separación, generando primero la conciencia de las graves conse
cuencias de esa adicción, luego la posibilidad de nuevas alternativas
con fantasías positivas de futuro, ayudando en forma repetitiva a
todas las recaídas en la adicción y utilizando técnicas de trabajo con
el duelo para hacer más fácil la desvinculación de la relación tóxica.
Remitimos para ello, en forma global, a las obras de estas dos auto
ras, además de las de Mellody, Miller y Miller (1987), Wahston y
Boundy (1991) y Glass (1997).
En los casos más leves y referidos a un área concreta, en los que la
capacidad de empatia de la persona no esté anulada, se le puede pro
poner el diálogo gestáltico con la persona perjudicada por sus actua
ciones, la confrontación con la figura parental en base a la "Entrevista
al Padre”, o también representar el terapeuta la figura del estado Niño
de los perjudicados, con preguntas al Adulto del cliente.
Si la persona tiene suficiente intuición, se le puede pedir que dra
matice simbólicamente la relación subyacente (agresor-agredido;
explotador-explotado) que crea con las personas perjudicadas en
base a una escultura de la relación, poniéndole además un título, e
imaginando que la escultura luego la ve un tercer personaje que pasa
por allí. El cliente incorporará a este tercer personaje y desde ahí
dirá lo que piensa y cóm o se siente respecto al agresor/explotador.
Cuando la agresión es hacia uno mismo, se realiza en igual for
ma, simbolizando la parte propia agresora y la agredida. No es infre
cuente que el cuerpo sea la parte agredida por un comportamiento
peligroso o destructivo para él. En este caso, si se propone un diálo
go gestáltico, se le puede dibujar previamente en un folio, para dotar
le de mayor contundencia.
128 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
3.2.1. Descripción
Fruto frecuente de la rebelión frente a un exceso de dogmatismo
en la educación, rebelión que confunde autonomía con arbitrarie
dad, este problema puede ser síntoma de falta de madurez del yo,
que, com o señalamos en 1.1., se caracteriza, entre otras cosas, por la
adhesión a unos valores objetivos, y por lo tanto, al reconocimiento
de la relatividad de propio sujeto. Pero la persona que no ha supera
do la fase narcisista-hedonista en su evolución, o la que ha entrado
en un tipo de esquema antisocial, se erige a sí misma en patrón de
toda valoración y, por lo tanto, esta carece deliberadamente de toda
objetividad, puesto que es el propio sujeto quien la dicta.
Bien plasmó Nietzsche este estilo valorativo, en el que cualquier
autoridad externa ha de ser eliminada (“dar muerte a Dios”) si los
sujetos desean llegar al “seréis com o dioses”. La colocación de uno
mismo com o fuente de la moralidad, constituye así un endiosamien
to deliberado del sujeto, al que no ha sido ajena la difusión de deter
minado tipo de existencialismo que, ante la falta de sentido objetivo
de la vida para sus autores, propugnan la arbitrariedad valorativa
com o manera de demostrar la libertad y la creatividad del sujeto.
3.3.1. Descripción
Este tipo de problema no hay que considerarlo com o tal cuando
la persona se encuentra en un proceso de maduración de su concien
cia moral. Kólhberg señala cóm o, en unas determinadas etapas, el
valor que se impone por encima de todos puede ser el de evitar el cas
tigo (niño muy pequeño), obtener la satisfacción de los propios deseos
(niño pequeño), complacer a los otros (niño a partir de 9 años, más o
menos), cumplir las normas del grupo (preadolescencia), etc. Por su
parte, Guilligan (1982) formula una evolución específica para las
mujeres, más centradas en los valores de cuidado e integración en el
grupo que en el de justicia. En el Anexo 4 figura un resumen donde
se describen más detalladamente las diferentes fases de evolución de
la conciencia moral según estos autores.
El problema hará referencia entonces a una persona que está des
fasada en relación con el momento vital en que se encuentra. No
importa que la persona esté muy desarrollada intelectualmente, o
desde el punto de vista pragmático, puesto que desde el punto de vis
ta ético puede tener esta inmadurez. En cambio no estamos seguros
FASE 5a: VALORACIÓN 131
de que una persona con inmadurez ética pueda tener una madurez
afectiva, puesto que el tratamiento de los valores afecta al subsiste
ma emocional (nos emocionamos respecto a lo que consideramos
valioso, a lo que nos importa, y por lo tanto es un valor para noso
tros). Y de hecho, puede observarse la correlación entre conciencia
inmadura y trastornos de personalidad, lo que hará que el deteni
miento del desarrollo ético comporte detenimiento psicológico y, a la
inversa. Para ello puede consultarse el Anexo 5, elaborado a m odo de
instrumento tanto de diagnóstico de la evolución valorativa com o de
los trastornos de personalidad a la luz de los valores.
No hay que confundir este problema con las diferencias de valores
en las personas, según su propio estilo de personalidad, dentro de una
conciencia madura, que es distinto a una conciencia homogénea. Por
ello estará bien tener en cuenta los diferentes estilos sanos a la hora
de valorar, y que vienen también reflejados en ese mismo anexo.
3.4.1. Descripción
Este problema es y ha sido uno de los más clásicos detectados
por los tratadistas de ética. Aún cuando todo el proceso quede afec
tado por el estilo general de valoración, consistente en un filtro
excesivamente ancho o estrecho a la hora de establecer criterios éti
cos. La persona, aún cuando se lo confronten desde fuera, frecuen
FASE 5': VALORACIÓN 133
3.5.1. Descripción
Si bien hemos observado el fenómeno de la utilización de criterios
éticos correspondientes u opuestos a figuras o grupos de referencia a
propósito del bloqueo, com o pueden ser los problemas de sumisión a
la presión de grupos amorales, o de heteronomía, y hemos visto tam
bién cóm o una y otra vez -a lo largo de la descripción de los diferen
tes problemas de esta fa se- aparecen entre bastidores las figuras,
grupos y culturas de referencia, el problema que ahora nos ocupa
tiene un matiz específico distinto a aquellos otros ya vistos.
136 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
bles de los mismos, porque corre peligro del enfrentamiento del clien
te y de que este compita con el terapeuta para defender a los suyos.
En el caso de rebelión afectiva no siempre aparece tan claro, por
que con más frecuencia que en el caso anterior puede tratarse de
figuras ocultas en la infancia del cliente, com o un profesor, todo un
colectivo social... Pero seguramente se advertirá a través de la des
proporción o falta de argumentos adultos para adoptar un determi
nado criterio, y -a veces- por la presencia demasiado frecuente en la
sala de terapia de esa persona o colectivo para ser objeto de crítica.
En las situaciones grupales la persona se preocupará, antes de
emitir su parecer, por qué es lo que piensa uno u otro, para adherirse
o rebelarse, según que la cathexia hacia ellos sea positiva o negativa.
Por eso, frecuentemente, es el último en hablar o definirse. Su finali
dad, así, no es tanto el juicio com o mostrar su apoyo o rechazo al otro.
A veces hemos oído a algunos quejarse: “ya sabía que ibas a decir eso,
porque basta que yo diga una cosa para que tú digas lo contrario”.
3.6.1. Descripción
El término de “introyección” lo tomamos en el sentido que lo
entiende la Psicoterapia de la Gestalt en tanto que mecanismo de
defensa. Aquí, simplemente, se trata de aclarar que se refiere a la
aplicación de este al campo de la valoración ética.
FASE 5a: VALORACIÓN 1 39
3.7.1. Descripción
Acaso empalmando con el introyecto recientemente citado ("lo
importante en la vida es...”) pero no necesariamente com o tal, pues
puede ser fruto de la propia elaboración de la persona, el reduccionis
mo valorativo empobrece el acto de evaluación, desviándolo a base de
omitir o minusvalorar algunos de los aspectos esenciales al juicio.
FASE 5a: VALORACIÓN
3.8.1. Descripción
Este tipo de problem a no ha sido nada infrecuente durante
algunas generaciones, mientras que en otras posteriores más bien
se da el problema opuesto: la autoprohibición del sentimiento de
culpa sana o "inocencia neurótica” en contraposición a la “culpa
neurótica”.
Lo importante aquí, más que la realidad concreta a la que se está
refiriendo una culpa puntual, es la necesidad por parte de la persona
de ir sembrando un sentimiento de culpabilidad a lo largo de toda su
trayectoria vital. La culpa así ni es real (aunque pueda haber una
FASE 5a: VALORACIÓN 143
• imagina un país en el que todos los hijos que viven cerca de los
padres pasan a visitarlos todos los días a la salida del trabajo,
aunque estén muy cansados, no tengan ganas, tengan mucho
trabajo pendiente en su casa y esa obligación les vaya causando
cada vez más resentimiento. ¿Qué crees que pasaría en ese país?
¿Te parece un país mejor que otro en el que los hijos vayan cuan
do (aparte de las situaciones en que los padres estén enfermos o
algo así) tengan ilusión de verles y puedan hacerlo sin descuidar
su salud y otros aspectos relevantes de su vida? La cliente se que
da pensativa un momento y luego dice: “creo que en el país en
que fuera obligatoria la visita todos vivirían peor: los padres y los
hijos, porque cada vez iría aumentando el resentimiento de los
hijos y habría peor relación porque se lo harían pagar dándoles
compañía pero retirándoles el afecto”.
1. ni la autodestrucción
2. ni la violencia física
3. ni el tomar rehenes (utilizar a otros com o armas)
1. Formas de bloqueo
1J. Pasividad
1.1.1. Descripción
Muriel James suele realizar una pregunta a sus clientes, en la pri
mera entrevista, que dice así: "Los principales cambios de tu vida
¿los decidiste tú, los decidieron otros por ti u ocurrieron porque no
había otra opción? Pues bien: en las personas en las que se da pasivi
dad a la hora de decidir, los cambios suceden porque alguien toma
las riendas y decide por el sujeto (tanto si le toma la delantera con la
sumisión posterior de este com o si lo hace en vista de la pasividad del
mismo), o bien porque no había más opciones. En este último caso,
lo relaciona James con la adopción de una actitud rebelde que se nie
ga a ver los síntomas que anuncian lo que ocurrirá, si no se adoptan
las medidas pertinentes.
En definitiva, el adulto que se queda pasivo a la hora de decidir,
adopta un patrón infantil en el que se niega a asumir el riesgo de la
decisión, bien porque desea evitar la responsabilidad por las conse
cuencias, conservando una inocencia neurótica, bien porque así cul
pará a otros, o al Destino, y consolidará su posición Yo+ Tú-. Le
falta la valentía y autoexigencia de un Padre Crítico interno positivo
que le impela a decidir y asumir las consecuencias. Mas también
150 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIAINTEGRADORAHUMANISTA
1.2. Autolimitación
1.2.1. Descripción
Aquí la persona se elimina del campo decisorio. No es que por
pasividad cóm oda bloquee el proceso, sino que hay detrás una deci
sión de no permitirse decidir desde una posición interna de “lo mío
no importa” que prescinde de dedicar energía a dirigir las decisiones
que conciernen a su propia trayectoria.
1.3. Indecisión
1.3.1. Descripción
A diferencia de lo que ocurría en el problema 1.1., la persona blo
quea el proceso, pero ella no está bloqueada. Puede acceder a las
fuentes de información que le permitirían decidir de una manera
lúcida, conoce el proceso de decisión... pero no la toma. Aquí no es
156 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
le pide sobre las siguientes opciones. Por ejemplo: un joven que duda
qué estudios seguir, pero no se ha informado de las materias de las
distintas opciones, ni de qué clase de salidas profesionales facilita
cada una de ellas. En este segundo caso, el terapeuta tendrá que
plantearse si detrás no hay una decisión del estilo “No pienses” o un
trastorno de personalidad por dependencia.
2. D ispersión energética
2.1.1. Descripción
El problema se refiere a una situación similar a la indecisión,
pero no tan drástica com o aquella. Más bien se trata de que a la
hora de decidir se busca una vía intermedia que intente satisfacer
FASE ó3: DECISIÓN IMPLICADORA 161
2.2.1. Descripción
La persona contacta bien con sus necesidades y deseos, pero pre
tende satisfacerlos todos en el momento, al estilo infantil (en el caso
de la persona histriónica o antisocial), o bien tiene unas fantasías de
brillo y éxito desmesurados (en el caso del narcisista), o bien prescin
de de la incompatibilidad real entre ellos, o pretende la adaptación
de todos a sus antojos o necesidades.
Suele haber bajo este problema alguna de las creencias que Was-
hton y Boundy (1991) califican com o "creencias adictivas” tales
como: "Yo siempre debería conseguir lo que quiero”; "yo debería ser
todopoderoso”; “la vida debería estar libre de todo dolor y no reque
rir ningún esfuerzo”.
3. D istorsiones energéticas
3.1.1. Descripción
No conviene confundir este problema, que reúne unas caracterís
ticas más de tipo psicosocial que propiamente psicológico, con aque
llas situaciones en que la persona reconoce la limitación de su poder,
y acepta con serenidad las limitaciones de la vida, entre las que se
encuentra su situación de desventaja. Reconociendo que no tiene
libertad de elegir, simplemente acepta las reglas del juego.
Otra cosa es el problema que aquí contemplamos y que tiene que
ver con la aparente decisión propia, cuando está claramente desvia
da de la que sería propia de la persona si se encontrara en situación
de libertad para la elección. Incluso en el caso de que la elección fue
ra la misma, el hecho de realizarla desde la presión puede confundir
a la persona y restarle eficacia, por la generación de un sentimiento
de rebelión por la coacción sufrida y preparar en secreto su vengan
za destructiva del buen fin del proceso.
También puede darse este problema cuando la persona cree que
se está dando una presión por parte de alguien que puede ser pro
ducto de su fantasía y del desplazamiento paranoide de situaciones
de presión vividas con anterioridad.
3.2.1. Descripción
Aquí a la persona le falta no ya libertad externa, com o en el caso
anterior, sino libertad interior. A veces tendrá la sospecha de esa fal
ta de libertad, pero no siempre será así. Cuando las introyecciones
son muy antiguas, la persona puede estar tan acostumbrada a obe
decerlas que puede vivirlas com o si fueran suyas.
En algunos casos, el m arco de referencia de la persona es tan
estrecho en un área determinada que no concibe la existencia de
algunas opciones que realmente se dan. Otras situaciones son más
sutiles, com o en el caso del chantaje emocional en el que no se da
una real coacción externa, pero sí una manipulación de los senti
mientos del sujeto que son tanto o más efectivos que la coacción
externa cuando la persona es sensible a los temas de culpa.
FASE 6": DECISIÓN IM PLICAD ORA 169
3.3.1. Descripción
Normalmente el aspecto omitido a la hora de tomar la decisión
será también un aspecto omitido en el momento de la valoración, es
decir, que será la prolongación del problema descrito en el capítulo
anterior bajo el apartado 3.7.
Pero no siempre será así: en algunos casos se trata de personas
que dan por sentadas una serie de premisas que no siempre se van a
cumplir. Y así, nos podemos encontrar, por ejemplo, con personas
que han crecido en ambientes fiables y cariñosos y parten de la base
de que todos los ambientes son similares al familiar, sin dilucidar las
FASE 6a: DECISIÓN IMPLICADORA 171
3.4.1. Descripción
La decisión viene ya contaminada probablemente desde la fase de
identificación afectiva, com o consecuencia de un miedo parásito o
un descontrol del mismo que se manifiesta aquí. Pero hay ocasiones
en que no ha hecho su aparición hasta este momento, porque lo que
hay es una especie de “ fobia” a la responsabilidad de proseguir el
proceso que comporta la decisión. A veces se da una especie de sen
sación de vértigo ante una decisión relevante. Otras se magnifican
FASE 6a: DECISIÓN IM PLICAD ORA 1 73
3.5.1. Descripción
Aunque con elementos comunes al problema anterior, en este
caso la persona no experimenta temor ante la toma de una determi
nada opción o de la decisión en sí. Simplemente, borra buena parte
de las opciones, o las rebaja, en base a una concepción de sí misma
devaluada. Puede ser fruto de una autoimagen tan devaluada que, al
igual que ocurría en 3.2., no incluye dentro de su marco de referen
cia algunas de las opciones posibles.
Puede ser que la persona no reúna en sí esas capacidades, si ha
vivido un estilo victimista en que no se ha ocupado de desarrollarlas,
pero el hecho de ni siquiera contemplar la posibilidad de adquirirlas
-s i no hay algún grave inconveniente- ya implica una falta de realis
m o por exceso de conformismo y represión de la capacidad de cam
bio propia.
3.6.1. Descripción
El problema tiene un tinte distinto si tenemos en cuenta el marco
evolutivo en que se da. En el adolescente y en el adulto joven, que aún
no han pasado por lo que Guardini (1970) denomina "crisis de la
experiencia’ suele ser una manera de decidir que habla de confianza
en sí mismo y en la vida, y puede formar parte del proceso sano de
maduración. Las realizaciones futuras se visualizan interiormente
en un marco menos complejo que el que luego vendrá, y este tipo de
decisión responde a una falta de información experiencial (no bas
tan los consejos de los mayores, que frecuentemente aparecen obso
letos). Más tarde la persona moderará sus decisiones entusiásticas,
pero acaso gracias a la etapa en que se minusvaloraron las dificulta
des (com o una de las sabias trampas de la evolución) se tomaron
decisiones arriesgadas que hacen avanzar el crecimiento personal
del individuo y la especie. Se parece un poco a lo que ocurre en el
enamoramiento, en el que quedan ocultas algunas de las dificultades
de la relación que ya están allí agazapadas, pero que no se muestran
para permitir el nacimiento de la relación. Tiempo vendrá de hacer
frente a las dificultades que se minusvaloraron.
Otra cosa es cuando este tipo de decisión se convierte en un estilo
de vida de la persona, independientemente de su edad, por creer en
una realidad propia magnificada, o por pretender tener más poder
que el real. Entonces se convierte en un problema permanente que
conducirá a un fracaso tras otro.
FASE 6S: DECISIÓN IMPLICADORA 179
1. Formas de bloqueo
Por ejemplo: una mujer que había decidido dejar el trabajo, por
que no le compensaba toda la insatisfacción de trabajar en un
ambiente de tensión com o la que creaba su jefe en el entorno, que
además hacía más ineficaz el trabajo, se veía a la vez incapaz de
dejarlo, por temor al estilo de interacción de este jefe. Se representó
la escena temida, incorporando la cliente primero la figura del jefe
(un hábil manipulador). Eran tantos, tan rápidos y tan distintos los
argumentos (unas veces amenazaba, otras culpaba, otras suplica
ba...), que si la cliente empleaba energía en contraargumentar o en
practicar el desacuerdo racional, quedaría agotada y acabaría
cediendo por cansancio. La terapeuta le comentó que era com o si en
un partido de tenis el jefe permaneciera en el centro de la pista,
mientras ella corría de un lado a otro para recoger los pelotazos que
disparaba cada vez en una dirección diferente, por lo que acabaría
agotada. A continuación le dijo que "no tenía obligación de respon-
der a sus pelotazos. Podía dejar caer la pelota y no responder más
que a las que se dirigieran al sitio donde ella estaba". Entendió la
M AN U AL PRÁCTICO DE PSIC OT ER A PIA IN T E G R A D O R A H UM ANISTA
1.3.1. Descripción
La aportación que realizaron Kahler y Capers (1984) a la dinámi
ca del funcionamiento de los llamados “Mandatos Impulsores del
Minguión” en Análisis Transaccional, nos permite remitirnos a este
concepto a la hora de describir este problema.
En síntesis diremos que el funcionamiento del proceso por el que
una persona se ve actuando compulsivamente en un intento de cum
plir alguno de los mandatos impulsores del miniguión, puede llegar
a tener (aunque no todos las agotan) hasta cuatro fases: la primera
consiste en la aceptación del mensaje y actuación compulsiva por
cumplirlo. La segunda es de freno al comportamiento, ante el can
sancio y la imposibilidad de cumplirlo. La tercera, de encuentro con
malos sentimientos por el proceso. La cuarta, de rebelión contra el
impulsor y venganza respecto al mismo, realizando el com porta
miento opuesto al que se desea. (Ver diagrama en Anexo 8).
Pues bien: el problema al que ahora nos referimos es cuando la
persona, que ya ha tomado una decisión y que es com o si interior
mente se diera la orden de llevarla adelante, en lugar de cumplirla, se
rebela contra la misma, boicoteando dar el paso siguiente (la movili
zación), negándose a poner la energía suficiente para llevarla a la
práctica. Podríamos decir que es una especie de “somatización ener
gética” que nos habla de una rebelión latente no consciente.
FASE T\ M O VILIZA C IÓ N DE R E C U R SO S 189
dormir más allá de doce horas (las semanas anteriores dormía dieci
séis). Los estudios han avanzado un poco, com o consecuencia del
aumento de tiempo disponible. Una semana más tarde comunica
que está durmiendo ocho horas y que su estudio estaba en marcha.
Se le ayudó entonces con visualizaciones positivas del momento en
que le felicitaban al acabar la oposición. Pocos meses después la
visualización se convertía en realidad.
Pero ya, aparte de los matices propios del problema con el que
esté conectado este síntoma, podemos indicar una serie de procedi
mientos que serán útiles en buena parte de los casos en que se mani
fieste lo señalado en c):
2. D ispersión energética
2.1.1. Descripción
Conforme avanza el proceso van apareciendo problemas que pue
den ser consecuencia de un mal manejo de alguna de las fases ante
riores, pero que se ponen de relieve en un momento posterior dado.
Algo de eso pudiera ocurrir con la movilización dispersa, que puede
estar relacionada con las dificultades de jerarquización valorativa o
de atención dispersa. Y puede colaborar también a esta movilización
dispersa una estructura corporal excesivamente lábil, que impida
mantener la energía concentrada durante el tiempo suficiente para
conseguir el objetivo deseado.
para la obtención del título. Dado que una y otra vez, en forma inter
mitente, aparecía en terapia planteando su dedicación del tiempo de
estudio a otros menesteres, com o eran trabajos esporádicos con los
que obtener un dinero extra, y actividades variadas que iban pospo
niendo las tareas necesarias para la obtención del trabajo elegido, la
terapeuta le propuso un empleo del tiempo basada en una organiza
ción delxmismo en base a lo que Berne (1974) denomina "tiempo
meta”. Consiste esta organización en posponer todas las actividades
que no sean absolutamente imprescindibles hasta la consecución de
una determinada meta. La terapeuta practicó con el cliente la "Fanta
sía del Proyecto” y le pidió que la dibujara en un folio, remarcando
bien el camino recto que llevaba hacia el objetivo. A petición de la
terapeuta, encima de este dibujó una gran pancarta en la que ponía
"META”, y a los lados del camino algunos hitos que marcaban trámi
tes y metas parciales. En las sesiones siguientes, la terapeuta sacaba
el folio y le pedía al cliente que se dibujara en el punto del camino en
el que estaba. Si el cliente se había desviado entreteniéndose con otras
actividades, le pedía que dibujase un desvío del camino central y la
figura del cliente caminando por ella. Entonces le pedía que dibujase
el retorno del desvío hasta el camino principal, para encontrarse en el
mismo sitio en el que se desvió. Las tres primeras sesiones transcu
rrieron a trancas y barrancas con muchos caminos colaterales. Pero
a partir de la cuarta sesión, la persona pudo ir dibujándose siempre
dentro del camino recto que le conducía a su objetivo. Había aprendi
do a concentrar la energía hacia la meta.3
3. Distorsiones energéticas
3.1.1. Descripción
En términos generales, podríamos decir que este es el problema
central que aborda la Psicoterapia de la Gestalt. La tendencia al cie
rre de una situación incompleta (el “efecto Zeigarnik”) es algo en sí
mismo natural y sano. El problema es cuando se presenta incoheren
te con la actualidad del momento, y la persona pretende utilizar el
198 M ANUAL PRÁCTICO DE PSIC OT ER A PIA IN T E G R A D O R A H UM ANISTA
3.2. Agitación
3.2. J. Descripción
Es propia de personas activas e impulsivas, con poca capacidad
de contención, cuando se encuentran en una situación en la que han
generado una gran cantidad de movilización y todavía no pueden
actuar. El caso típico de los chistes de hace unos años, en los que
aparecía la sala de espera de una maternidad, llena de hombres
paseando nerviosos y fumando compulsivamente puede ser un ejem
plo claro. También es típica de personas asustadas. En todos estos
casos hay una falta básica de orientación en la utilización de los
recursos. Hace falta “quemar” energía porque no se sabe qué hacer
con ella ni cóm o controlarla. Si bien en algunos casos serán una
manera inofensiva de descargar un exceso de tensión, en otros el
proceso entonces se distorsiona, porque la movilización se agotará
en objetivos que no son coherentes con la finalidad del proceso.
Así puede verse frecuentemente cuando la agitación se da en el
seno de una pareja que siente amenazado su vínculo y que en lugar
de enfocar ese problema, se provocan toi'mentas de celos, discusio
202 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA 1N TEG RA D O RA H UM ANISTA
1. Form as de b loq u eo
1.1. Impulsividad
1.1.1. Descripción
Hasta no hace mucho, y aún hoy, el hablar de planificación alarma
a algunas personas que confunden esta fase con un corsé ortopédico
que va a ahogar la espontaneidad del proceso. Y sin embargo, difícil
mente saldrá adelante un proceso que no tenga un buen plan detrás.
Ciertamente, no todas las planificaciones son conscientes. Inclu
so podem os hablar de una planificación biológica de especie, que
hace que los procesos tengan lugar en forma ordenada y sabia en el
conjunto de nuestro sistema corporal, por ejemplo.
Podemos también aceptar que buena parte de nuestra manera de
planificar la solución de problemas no es consciente, y que buena
parte de ellos los solventamos utilizando una planificación intuitiva.
En otros, la planificación que una vez hicimos se ha convertido en
hábito, y la llevamos a cabo mecánicamente y con éxito.
En cambio, en situaciones más complejas y novedosas, la planifica
ción consciente suele ser indispensable. No en vano señalan Perls,
Hefferline y Goodman (1951) que en los animales y otros organismos
vivos el ajuste del contacto organismo-ambiente se realiza en forma
206 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA TNTEC-RADORA H UMANISTA
1.2.1. Descripción
A diferencia de lo que ocurría en el problema anterior, aquí se da
un bloqueo que paraliza el proceso. En el caso anterior se elimina o
salta una fase, pero el proceso sigue. Aquí, en cambio, la persona se
queda com o desarmada y com o si no supiera cóm o seguir, desde una
actitud de desvalimiento.
por ella y dando por sentado que sabe pensar correctamente. Cual
quier otra intervención la podría llevar a confirmarse que no tiene
capacidades de pensar, o a explotar su dependencia del terapeuta.
1.3.1. Descripción
La persona, al igual que en el problema anterior, está en una
situación victimista, pero no tiene el sentido explotador de aquel.
Realmente vive la ansiedad de la planificación no tanto por pasivi
dad com o por un auténtico bloqueo, que puede venir provocado por
una visión del proceso demasiado abrumadora y amplificada. De
pronto, cuando llega el momento de iniciar la actuación concreta,
empezando por la planificación de la misma, le entra una especie de
mareo o confusión provocado por su propia angustia al no encontrar
medios que le parezcan adecuados para el logro del objetivo.
2. D ispersión energética
I. ímportanle v i i Imporianle \
Ui'geuie \c> liycnU:
3. D istorsiones energéticas
3.1.1. Descripción
Muchas veces este trastorno es consecuencia de una dificultad
para aceptar la frustración, en especial en esas ocasiones en que la
persona emprende una “huida hacia adelante” en un intento de negar
el fracaso del plan anterior. Corresponde a una persona en la posi
ción Yo+ Tú-, que confunde el ser valioso con el lograr todo lo que se
propone o con ser admirado por los otros en base a la grandeza de
sus realizaciones. La persona se puede ir complicando cada vez más
y realizando planificaciones megalómanas que desbordan claramen
te sus capacidades y posibilidades Puede tener detrás un mandato de
guión de “Sé Maravilloso”, y generar mucha angustia el pensar en un
fracaso puntual, con lo que planifica... un fracaso general.
Otras veces esconde un gran impulsor “Sé Fuerte” que no le per
mite rendirse, incluso aunque por debajo esté la sensación de que
hay algo que no va bien... pero eligiendo llegar hasta el final, aunque
tenga un precio muy alto, antes que fallar a ese mandato o la figura
de la simbiosis que se esconde tras él.
3.2.1. Descripción
El problema suele ser solo la punta del iceberg de otro problema
oculto. Desde el miedo a la acción del obsesivo, al miedo al contacto
del evitativo, al victimismo del dependiente, al rechazo arrogante de
opciones mediocres del narcisista... toda una galería de posibilidades.
No incluimos aquí algunos casos que tienen que ver con carencia
de información acerca de las mismas. Por ejemplo cuando la persona
FASE 8’ : PLANIFICACIÓN 223
• el brainstorming
• el trabajo con Focusing
• algunas veces la “Fantasía del Sabio” puede ser sustituida por
la “Fantasía del Duende”, en la siguiente forma: “Bueno,
podrías buscar dentro de ti al Duende que todos tenemos den
tro, ese personajillo espabilado y creativo. ¿Cómo es el tuyo?
¿De qué color va vestido?”, etc. A continuación se le pide que
escuche al “Duende”, que parece que tiene algunas ideas para
sugerirle, y que aunque igual no le parecen muy acertadas de
entrada, no se las discuta para que no se enfade y luego se
calle si después lo necesita. Una vez que han surgido las pro
puestas del Duende, se elaborará su viabilidad y conveniencia.
• el juego del folio en blanco. Se le pide a la persona que escriba
cada una de las opciones. Una vez que las tiene todas, se le
entrega un folio en blanco y se le dice que escriba ahí la que
olvidó poner.
1. Form as de bloqu eo
1.1.1. Descripción
El bloqueo en este punto corresponde a lo que A. y J.L. Schiff
(1971) califican com o primer nivel de pasividad: el sujeto que está en
el "No Hacer Nada”, a la espera de que otra persona que está en sim
biosis (o que espera a alguien que se enganche en ella) lo haga por el
sujeto pasivo. Es lo que comúnmente se llama un “vago”. En térmi
nos más sofisticados, suele corresponder en bastantes aspectos al
Síndrome de Peter Pan. No quiere crecer, no quiere ser mayor para
no tener que asumir las obligaciones que comportan las capacidades
del adulto. No se gasta asumiendo su tarea, y es una especie de vam
piro de energía. Acostumbra a venir de un esquema de sobreprotec
ción parental, en el que los cuidadores, bien para demostrarle cariño,
bien porque no se fían de sus habilidades, hacen las cosas por él
(incluyendo el adivinar sus pensamientos, necesidades y deseos), de
m odo que en lugar de interiorizar un buen Padre Crítico interno su
lugar es ocupado por un Padre Nutricio negativo y autoindulgente.
Puede haber mucha depresión y enfado ocultos.
226 M ANUAL PRÁCTICO DE PSIC OT ER A PIA IN T E G R A D O R A H UM ANISTA
Pero previo a todo ello será lograr que la persona, además del
reconocimiento de que tiene un problema, esté dispuesta a salir de
él, a costa de pagar el precio de la actuación. Puede ser que esté en
un ambiente relacional en que se pueda permitir el lujo de no hacer
nada sin que pase nada grave. Puede que no esté dispuesta a pagar el
precio y se arriesgue a permanecer pasiva, El terapeuta solo podrá
confrontar las consecuencias de la pasividad desde un planteamien
to adulto, o recurrir a la “Fantasía de la Obra de Teatro" o las consa
bidas preguntas de Frankl, para resaltar la trascendencia del
problema dentro del conjunto de la vida. Y dar la terapia por finali
zada, si el problema se ha convertido en la demanda principal y el
cliente no está dispuesto a colaborar (al 50% com o mínimo, tal com o
dice Steiner (1992).
FASE 9a: EJECUCIÓN DE LA ACCIÓN 231
1.2. Evitación
1.2.1. Descripción
En algunos de los casos de evitación, esta se da por un descontrol
del miedo, más allá de lo que la persona pueda pensar, y por lo tanto
remite al descontrol emocional. En otros, por miedo al contacto, como
ocurre en los casos de fobia social. Pero sea cual sea el contenido que
hay detrás, el rasgo general es: bien la desconfianza de la persona res
pecto a su poder y capacidades, o respecto a las buenas intenciones de
los demás, bien la magnificación catastrófica de los posibles resultados.
2. Dispersión energética
2.1. Compulsividad
2.1.1. Descripción
La tendencia a la compulsividad puede tener su origen en la pre
sencia de alguna figura parental compulsiva o una educación muy
rígida, en que todo debía estar controlado para evitar sufrir el castigo
o la crítica. En la mayoría de los casos, podemos vislumbrar al fondo
un padre o una madre con una necesidad ansiosa de que no suceda
nada que no esté ya previsto, o de que todo se realice en forma perfec
ta. En menos casos, pero también significativos, ocurre en personas
que han vivido un clima de mucho descontrol, que les aterrorizaba, y
FASE 9a: EJECUCIÓN DE LA ACCIÓN 235
2 .2 . Actuación dispersa
2.2.1. Descripción
Mientras que la actuación coherente requiere un determinado
grado de concentración, la actuación dispersa suele correr a cargo
238 M ANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA IN TEG RA D O RA HUMANISTA
3. Distorsiones energéticas
3.1.1. Descripción
Este problema, en la mayoría de los casos, se da al inicio de una
nueva actividad: da igual que se trate del niño cuando aprende a andar
o a hablar, o de un abogado cuando empieza a ejercer s l i profesión.
FASE 9a: EJECUCIÓN DE LA ACCIÓN 241
3.2.1. Descripción
El hecho del fracaso en el logro del objetivo de la acción puede ser
una demostración de una negativa a triunfar (guión de Perdedor);
una negativa a someterse a presiones reales o imaginadas (trastorno
pasivo-agresivo); una venganza frente al impulsor "Esfuérzate”, en
su versión saboteadora de "No lo Logres”; una venganza frente al Sé
Perfecto en su reverso "Destruye”; o un saldo de juego psicológico
realizado desde la posición de Víctima.
En algunos casos en los que se necesita obtener la. colaboración del
otro para conseguir el logro, puede ser resultado de haber negado al
otro y no tener en cuenta sus negativas reiteradas a colaborar (el juego
de poder "Fingimiento”) o no haber escuchado sus necesidades.
1. Form as de bloqu eo
1.1. Deflexión
1.1.1. Descripción
El mecanismo de deflexión, com o ya se estudió en Psicoterapia de
la Gestalt, tiene com o finalidad crear un vacío entre el organismo y el
ambiente, justo en el punto de contacto. Eso hace que el contacto
reduzca o pierda su significado.
Damos aquí por sabido que la deflexión puede tener un sentido
positivo, cuando la ausencia de la misma llevaría a actos destructi
vos. Al fin y al cabo, y com o señala Zinker (1979), la tarea de la diplo
macia es evitar guerras deflexionando la agresividad de las partes,
por ejemplo. Las múltiples normas convencionales de buena educa
ción suelen estar dictadas desde la búsqueda de deflexión de expre
siones espontáneas del Niño Natural que harían daño ala sensibilidad
de los demás (desde la evitación de ruidos excesivos, com o portazos,
el volumen de la voz, el uso de palabras groseras, hasta la utilización
de desodorantes, o la restricción de la exhibición en público de actos
considerados íntimos). Y justamente el sujeto que impone un contac
to intenso pero dañando la sensibilidad del otro puede llevar a este a
252 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
5o Cada miembro del grupo coge uno de los folios del centro, y
uno o uno los van leyendo en voz alta, expresando su reac
ción ante una persona que tiene ese secreto. El resto del gru
po (o los que lo deseen) también com unica cóm o se siente
con él.
2. D ispersión energética
2.1.1. Descripción
Normalmente en este problema, el interés está repartido entre
varios objetos o procesos y se caracteriza por el apresuramiento o la
dicotomía.
Puede tratarse de un tipo de encuentro en el que el sujeto ansioso,
una vez asegurado el encuentro con el objeto, está ya pendiente del
siguiente proceso, y no atiende con la debida calidad de concentra
ción al proceso en el que realmente se encuentra. Como señala Perls
(1976), la angustia es la distancia que hay entre el ahora y el después
y las personas aquejadas de ansiedad crónica tan pronto llegan a la
meta, empiezan interiormente a correr hacia la siguiente para que no
se les escape, con lo que el contacto es tan solo una especie de aperi
tivo sin nada que digerir después.
Puede ser también un sujeto que -m ás que ansioso- es ávido, lo
quiere tener todo, pero com o eso es imposible, acaba teniendo un
p oco de cada contacto. La voracidad le juega entonces una mala
pasada, porque com o no acaba de contactar, no obtiene lo que nece
sita de los múltiples procesos en los que se implica, y sigue perpetua
mente hambriento.
En la dispersión del encuentro, el contacto se diluye, resbalando
por la superficie (en lugar de consumar el momento de fusión), porque
no se le da el tiempo o no existe el interés en que se convierta en algo
significativo. Si se trata de un objeto, la persona está a medias en con
tacto: puede estar, por ejemplo, comiendo una fruta y no enterarse del
olor, sabor, etc. porque está pensando en otra cosa. No hay una rela
ción integrada desde todos los subsistemas: la acción está aquí desco
nectada de la subsistema sensorial. Si el contacto es con un ser
humano, se puede dar una relación de explotación, un encuentro
com o el de la araña con la mosca: solo uno cuenta. El otro, se cosifica,
se convierte en un objeto al servicio de las propias necesidades, no es
un “Otro” real personal, porque es solo un detentador de algunas
riquezas que se desean para sí. Se le extrae el jugo correspondiente, y
FASE 10a: ENCUENTRO 257
3. Distorsiones energéticas
1. Formas de bloqu eo
1.1.1. Descripción
Parece que una ver realizadas satisfactoriamente las anteriores
fases, aquí se daría espontáneamente la sensación de satisfacción
que com porta el auténtico contacto que se ha estado anhelando.
En la Psicoterapia de la Gestalt, con una fuerte carga teórica del
proceso organísmico de los seres vivos, en general, no contempla
que se puedan dar interrupciones en este mom ento del proceso
(salvo por causas externas). Pero el ser humano es ingenioso y com
plejo, incluso destructivamente ingenioso y complejo, cuando se lo
propone, y es capaz de bloquear los logros que ha esperado y por
los que ha luchado. El problema consiste en una especie de fobia al
disfrute o a la fusión, gracias a la cual la persona se retira de la
situación antes de haber recogido los frutos de la misma, sintién
dose vacía. El sujeto corta por la mitad el proceso que le permitiría
llegar a la sensación de satisfacción y plenitud. Los juegos sexuales
que Berne relaciona con el guión "Hasta” y el guión “Después”, pro
porcionan buenos ejemplos en este área que podem os aplicar a
otras:
272 M ANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA IN TEG RA D O RA H UMANISTA
Puede ser muy útil el rastreo al detalle del proceso interno de la per
sona, para detectar con la mayor precisión posible el momento en que
tiene lugar la interrupción del logro y la forma que adopta. En algunos
casos, por ejemplo, se puede interrumpir iniciando una secuencia de
pensamiento obsesivo, y el trabajo remitirá a técnicas sintomáticas de
modificación del comportamiento tales com o la detención del pensa
miento ^para eliminar las conductas de mantenimiento, y a trabajos
con la culpa y el pensamiento mágico, que pueden estar en su origen.
La mayor parte de las veces, el trabajo remitirá a aspectos profun
dos del guión, con una simbiosis no resuelta en el que sobresalen
mensajes del tipo “No Triunfes’’, “No Disfrutes" o “No me Superes",
en cuyo caso los trabajos a realizar son los típicos relacionados con la
globalidad del guión: “Conflicto con el Cuidador”, "las Primeras
Adaptaciones", “Educar a un Bebé”, trabajos relacionados con el
parentamiento com o el Autoparentamiento, Microparentamiento,
Reparentalización del padre del cliente o “Encuentro y Paseo con un
Padre Nutricio ideal", la Redecisión a partir de la dramatización de la
escena clave de la infancia, el análisis de cuentos o los diálogos ges-
tálticos con las figuras parentales (vid. Gimeno-Bayón y Rosal, 2001).
Otro tipo de problemas son los que surgen, com o apunta Berne en
los ejemplos citados, bien de una estructuración del tiempo de guión
del tipo "Guión de Hasta" o “Guión de Después”, problemas más fáciles
de llevar a la conciencia y permeables a las intervenciones cognitivas
que los anteriores. Aquí se pueden emplear procedimientos de descon
taminación com o la “Técnica de las Tres Sillas” (Stuntz, 1973), con
frontaciones cognitivas, la Técnica para el trabajo con Pensamientos
Deformados (sintetizada en el Anexo 16), o la “Entrevista al Padre", así
com o la fantasía del “Modelo Ideal” y la “Visita al Sabio", ya vistos.
Una manera más sutil de vivir este problema es buscarse una
situación (un tipo de trabajo, por ejemplo), o relación (compañero de
piso conflictivo, pareja alcohólica, drogadicta o tiránica) que van a
proporcionar este tipo de insatisfacción repetitivamente. En buena
parte de estos casos la persona puede haber accedido a estos plan
teamientos desde una posición Salvadora, creyéndose con el poder
suficiente para cambiar al otro (el mito de la Bella y la Bestia) o las
circunstancias (el mito de Superman).
274 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
2. Formas de dispersión
2.1.1. Descripción
Suele aquejar a la persona que lo sufre un predominio de una
visión in fantil que se engaña desde la ilusión, a la vez que una exigen
cia detallada de concordancia de la realidad con su fantasía interna,
que puede ser muy rica. Previamente ha soñado con este momento,
y le defrauda porque en lugar de estar viviendo la novedad del pre
sente su energía se dispersa entre esta y la fantasía soñada.
Otra opción muy opuesta pero igualmente posible es la presencia
de un Padre interno perfeccionista.
3. Formas de distorsión
3.1.1. Descripción
A la persona que tiene este problema parece que le rebotan las
experiencias positivas. Es más: pareciera que tiene interés en que su
visión negativa de la vida contagie a los demás y, de hecho, hace muy
difícil que nadie pueda disfrutar a su lado, pues si eso ocurre hará
una demostración de su infelicidad, o tachará al otro de ingenuo con
sus comentarios cínicos y amargados.
Si las personas que tiene alrededor, a la vista de su insatisfacción,
intentan hacer algo por él, parece un saco sin fondo que no se llena
nunca. O bien, com o le ocurre al que va a salvar a alguien que se está
ahogando, puede acabar arrastrado por él hacia el fondo.
que no está logrando ningún cambio, o que está peor que nunca. O
bien ataca al terapeuta para que este suspenda la terapia, y si este lo
hace lo acusará de abandonarle.
Su exhibición de desesperación puede incitar al terapeuta a Sal
varle, lo que le hará feliz por un rato, puesto que podrá divertirse
persiguiéndole con el “Si, pero...”, hasta que sea el terapeuta el que
acabe desesperado y con sensación de fracaso.
1. Formas de bloqu eo
1.1.1. Descripción
El problema podemos encontrarlo en dos situaciones muy dife
rentes: una de ellas, es la de la persona que ve interrumpido externa
mente su contacto con algo o alguien con quien no ha llegado todavía
a la consum ación natural. Por ejemplo, en una situación trivial,
alguien a quien le interrumpen a mitad de una película apasionante,
o en una situación no tan trivial, com o el niño a quien cambian de
un colegio en el que se encontraba a gusto, o en una situación dramá
tica, alguien cuyo hijo adolescente muere en un accidente. En estos
casos es natural una dificultad para el relajamiento -y una depresión
reactiva en las situaciones graves-, si es proporcionada al suceso
(aunque en el caso de la muerte de un hijo, seguramente los padres
preguntarán qué quiere decir "proporcionada" si todo es antinatural
y desproporción en el hecho en sí).
Un caso diferente y que ya tiene más que ver con algún tipo de
desequilibrio en el funcionamiento psicológico es cuando ya se ha
dado la consumación, pero la persona se niega a dejar partir al obje
to de contacto, intentando negar la realidad de la transitoriedad del
mismo. Ciertamente, también en los ejemplos citados antes se da este
280 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
1.2. Fuga
1.2.1. Descripción
Podemos asociar este problema con las dificultades de vivir las
pérdidas en forma de tristeza emocionalmente madura, es decir: en
la dificultad para asumir las pérdidas con serenidad, com o una par
te dura, pero no insalvable, de la realidad.
Ante una pérdida, cada estilo de personalidad tiende a vivirla de
una determinada manera: ya vimos com o la personalidad depen
diente (en base a la falta de confianza en sus propias capacidades),
así com o la personalidad obsesivo-compulsiva (en base a su testaru
dez para rendirse a lo irremediable del cambio y de las estructuras
de realidad que escapan a su lógica) tienden hacia el aferramiento.
La fuga es, en cierto modo, la salida opuesta. Hay factores que pre
disponen a la adopción de esta medida: la tendencia generalizada a
arreglar los problemas negándolos (como hace la persona evitativa)
al igual que el niño que se tapa los ojos para hacer desaparecer a
alguien. En la fuga no se respeta la graduación del tiempo, el ritmo
de retirada de la energía y un ir separándose que permite cerrar del
todo la gestalt, digiriendo la finitud del encuentro.
Además de la presencia de este problema en el caso de la evitación
frente al dolor de la pérdida, podemos encontrar otros tipos específi
cos de fuga:
MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
2. Dispersión energética
2.1.1. Descripción
Como señala Perls (1976), el aburrimiento surge cuando la perso
na continúa en contacto con algo, que ya no le suscita interés. Esto
significa que, tras el encuentro con éxito en que se ha satisfecho la
necesidad o deseo desde el que se inició el proceso del fluir vital, si la
persona no se da el derecho de marchar del contacto, este se vuelve
insípido, y la calidad del contacto parece que disminuyera y negase
la riqueza que hubo. Como ya se dijo (Gimeno-Bayón y Rosal, 2001,
p. 192), una persona con trastorno de personalidad obsesivo-com
pulsivo puede quedarse en este problema, posiblemente por miedo al
vacío y la desestructuración que ello conlleva.
Mas también puede ser típico del esquizoide que, desde un estilo
afectivo embotado, acaso no nota demasiada diferencia por su parte
entre el aplanamiento del proceso en sí y su propio aplanamiento emo
cional. Por ello algunos esquizoides pueden permanecer muchísimo
FASE 12a: RELAJAMIENTO 289
3. Distorsiones energéticas
3.1. Dicotomía
3.1.1. Descripción
En este problema, la persona no se está dando el tiempo suficiente
para una retirada paulatina acompañando emocional y mentalmente
el proceso somático, y energético. La retirada se convierte en un salto.
Pero no tanto, com o ocurre en la fuga, por huir fóbicamente del
momento de separación, sino por el ansia desmedida y la impaciencia
de estar ya en el proceso siguiente. Ello tanto por fobia al previsible
292 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
con el fin del proceso relacional. Esta variante del problema tiene más
que ver con una mentalidad adictiva, independientemente de si la
adicción es a la comida, a las compras, o a una persona concreta.
En este último caso la persona puede estar jugando a lo que Stei-
ner (2009) coloca dentro de los juegos de poder pasivos, y que llama
“Fingimiento", que consiste en hacer com o que no se entera de los
signos de rechazo del otro; o el juego “Tú me debes" -citado a propó
sito de la fase 6a en su apartado 3 .2 .3 -, en base a exigirle su perma
nencia en la relación com o devolución de favores pasados, más allá
de lo que el otro desea estar.
1. Formas de bloqueo
1.1.1. Descripción
El problema a que nos referimos, cuando se trata de un grupo de
músculos concreto, ■fue ya estudiado en Gimeno-Bayón y Rosal
(2001) en relación con la fase primera, com o A.5: Bloqueo interno
corporal funcional. Pero así com o allí estaba referido a las dificulta
des que este problema comporta a la hora de la receptividad senso
rial, ahora lo volvemos a mirar desde el punto de vista de las
dificultades que aporta a la fase de relajación. La tensión puede ser
también, no tanto de un grupo de músculos y una coraza concreta,
sino más global, afectando a todo el cuerpo pues la persona en gene
ral está polarizada en forma sobrecargada (Boadella, 1988).
Los músculos tensos, entonces, no permiten la relajación total, y
por lo tanto no permiten un vacío receptivo que permita recuperar
fuerzas y estar abierto para cuando se inicie un nuevo proceso. La
neutralidad del vacío desaparece, porque viene condicionada por
esta tensión y por la afectividad correspondiente encapsulada en
ella.
298 MANUAL PRÁCTICO DH PSICOTERAPIA 1NTEGRADORA HUMANISTA
1.2.1. Descripción
La persona que tiene este problema, en general, suele tener una
visión mezquina del tiempo, y su tacañería respecto a él no les per
mite utilizarlo en forma que no sea productiva. A veces tiene una
visión de que "la vida es dura" y no hay lugar para lo lúdico. Esto es
"perder el tiempo". Pueden estar copiando figuras parentales en las
que el horizonte de supervivencia exigió realmente ese trabajo duro,
MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA ÍNTEGRADORA HUMANISTA
El trabajo más de fondo tendrá que ver con la revisión del sistema
de caricias interno, que parece estar centrado en estímulos ansiosos,
seguramente com o un medio de garantizar que la persona habrá
pensado la solución precisa para todos los problemas que puede
plantearle el futuro. El pensamiento irreal de que, una vez que tenga
todo bajo control, podrá descansar, necesita ser suplantado por la
tolerancia de la ambigüedad y una buena dosis de confianza en sus
capacidades para afrontar el futuro y para improvisar con inteligen
cia cuando llegue el momento. En algunas ocasiones -bastantes,
seguramente- habrá que trabajar con el temor a la muerte, que suele
permanecer com o telón de fondo.
En relación con el trastorno obsesivo, de los procedimientos ante
riores, además de serle aplicable muy especialmente la detención de
pensamiento, es también muy interesante la introducción de cambios
MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
1.4.1. Descripción
Así com o en el problema anterior la persona utilizaba el pensa
miento obsesivoide para negar el vacío, aquí el sujeto utiliza algún
tipo de sentimiento que hace de com odín para rellenar el tiempo que
media entre la finalización de un proceso y el comienzo del otro, con
virtiéndose en figura que capta la atención.
Dado que el sentimiento puede ser provocado por la rememora
ción de acontecimientos cargados de un determinado signo afectivo,
o por la generación de determinados pensamientos, la persona pue
de fabricarse el sentimiento que le sirve com o música de fondo con
tra el que irán desarrollándose los distintos procesos. Eso sí, cuando
el proceso se acaba, en vez de notar el silencio, se escucha la música
de fondo afectiva. Sirve esta música para establecer un clima de rela
ción con los demás que controla parcialmente sus posiciones, nece
sariamente encajadas en la gama que complementa las propias
emociones o sentimientos exhibidos.
Uno de los sentimientos más habituales y asequibles es el de la
culpa parásita. Todos hemos hecho algo en el pasado de lo que nos
sabemos culpables (salvo que estemos atrapados en la inocencia neu
rótica), de m odo que podemos pasar la película donde sale ese frag
m ento de nuestro com portam iento del que no nos sentimos
especialmente orgullosos, y ya tenemos una manera de no tener que
afrontar un vacío.
FASE 13a: RELAJACIÓN 309
2. D ispersión energética
2.1.1. Descripción
Las dificultades del manejo del vacío en nuestra sociedad occiden
tal-consumista Se ponen especialmente de relieve en este problema.
La persona no sabe permanecer serenamente en la relajación y se
inquieta por la tardanza en iniciar un nuevo ciclo. Así com o en el caso
de la consumación dispersa hablábamos de la persona que permane
ce en contacto con el objeto de encuentro después de haber perdido el
interés por él, aquí la persona se ve obligada a permanecer en un
vacío que no sabe saborear. La experiencia se vive com o extraña, a
medio camino entre el quedarse allí y el buscar, sin encontrarla, una
excusa para agarrarse a un nuevo proceso. En lugar de permitirse la
312 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
Bien es cierto que el “sin vaivén" del poeta nos remite a una cues
tión nada desdeñable, que es la siguiente: entre las necesidades bási
cas de la persona de tipo fisiológico, com o señala Marge Reddington
(1982) se encuentra el ritmo. Esta autora explica cóm o ya el feto se
encuentra inmerso en el ritmo que le marcan los latidos y la respira
ción de la madre. El nacimiento significa una pérdida de ese ritmo,
y parte de los llantos del niño están reclamándolo, y por eso se calma
al mecerlo. Si tenemos en cuenta entonces lo básico de esta necesi
dad, se entiende mejor que la persona adulta, cuyo ritmo viene regi
do básicamente por sus actividades, si las ha terminado y tarda en
iniciar otra (salvo cuando se retira durmiendo) se pueda sentir des
asosegada y desordenada por haber perdido el ritmo. La ausencia
total de movimiento en el poema de Guillén difícilmente se podrá
mantener durante mucho tiempo para un occidental no entrenado
en meditación de tipo zen. Le será más fácil identificarse con la can
ción de Georges Moustakis:
En mi hamaca
No tengo frío, no tengo calor,
no tengo hambre, no tengo sed.
El viento me despeina con suavidad
Para ayudar a salir del vacío de una forma sana, puede ser muy
adecuado el ejercicio de los "Veinte Deseos”, que pueden dar pistas
sobre algunas posibles actividades que la persona está obviando.
También pueden servir ejercicios de educación de los sentidos,
incluyendo frases de "aquí y ahora" intercalando la percepción de lo
singular del momento con el contacto con la respiración (el ritmo
propio), a m odo de “Continuum de conciencia”. Se pueden dar con
signas, de que se haga fijándose primero en toda clase de sonidos que
se pueden escuchar en el momento, luego en el tacto, luego en lo
visual... Por ejemplo:
3. D istorsión energética
3.1.1. Descripción
Como ya anunciamos cuando tratamos la tensión crónica, algu
nas personas mantienen esas rigideces corporales com o un medio
de defenderse de la sensación de pérdida de control que aporta la
relajación. Especialmente se observa en personas con un esquema
corporal y trastorno de la personalidad de tipo esquizoide. Tal
estructura corporal la atribuyen la mayoría de los autores de línea
reichiana al intento del feto -aterrorizado por la impresión de que va
a ser destruido- de mantener unidos todos sus miembros para evitar
la destrucción.
Igualmente nos encontramos con personas que sufren ataques de
pánico y en ellos pueden tener impresión de muerte inminente. Y
esos ataques se dan, aparte de los que tienen que ver con claustrofo
bia o agorafobia, en situaciones de desestructuración temporal: al
inicio de unas vacaciones o de un fin de semana, cuando todo está
tranquilo, es decir que no hay nada especial que hacer o en que pen
sar o que resolver... es decir, cuando se da la fase de relajación. Una
FASE 13": RELAJACIÓN 317
El respeto comporta:
• Opción para los que “vais a por nota”: antes que nada, expresión
de comprendéis el punto de vista del otro (empatia)
328 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
Volumen de la voz
** Opción para los que “vais a por nota”: utilización del orden del
“desacuerdo racional"
ANEXO 1. ESQUEMA GLOBAL PARA EL TRABAJO CON ASERTIVIDAD 3 31
.... ■
Se puede sustituir la expresión "me No se hace nada (pudiendo hacer
siento culpable de..." por "soy algo) para remediar las
responsable de...” consecuencias destructivas del
comportamiento culpable
Sensación interna de peso (como si se
llevara una carga sobre los hombros) Los de alrededor se sienten
molestos, bien con rabia o acaso
Pena por ser "ese tipo de persona” que
con una vaga sensación de culpa
elige un perjuicio para sí o para otros,
(pase de la “patata caliente”)
pudiendo haber elegido algo mejor,
cuanto se estaba viendo que ese Puede haber somatizaciones: dolor
perjuicio se iba a dar o era muy de cabeza (la más frecuente), asma,
probable eccema, cardiopatías, úlcera, etc.
Duración breve (hasta que se pone No se aprende nada de la conducta
remedio en el mínimo plazo posible) culpable
Ganas de cambiar y convertirse en Se pueden mezclar (o están
"otro tipo de persona” mas acorde con subyacentes casi siempre, aunque
las capacidades de crecimiento que ya acaso no en forma consciente)
se atisban sentimientos de resentimiento y
exigencia
Puesta en marcha de medidas
reparadoras de las consecuencias de
la actuación culpable (cuando son
posibles) o preventivas de actuaciones
similares en el futuro
■■111 K
Experiencia dolorosa o Enseñanza social no confrontada con la
“encogedora” respecto a la realidad propia actual
realidad propia o ajena de la
Experiencia respecto a situaciones
que se es responsable
específicas de relación social en las que se
Reflexión adulta o intuitiva incluye un chantaje emocional
respecto a las consecuencias (consciente o no)
destructivas de la propia
actuación Confusión entre la responsabilidad
propia y ajena
Conciencia de la detención del
desarrollo moral Detención del desarrollo moral (antes del
estrato postconvencional de Kóhlberg)
Percepción de la discordancia
entre el ser profundo y el Deformación de la conciencia, tipo
comportamiento escrupuloso (sobre todo en trastornos de
personalidad de tipo obsesivo-compulsivo
338 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
Función
R em edio
A. Contextualización de la crítica
B. L os principales problem as
C. Las soluciones
1. Escuchar
2. Concretar
5. Recibir y aprender
Pasos a seguir
Anexo 4
Etapas de evolución
de la conciencia moral
según Kohlberg y Guilligan
Nivel I: Preconvencional
Nivel I:
Centramiento en el cuidado de sí misma, com o medio de asegurar la
propia supervivencia.
Nivel II:
Asunción del principio de responsabilidad respecto a los demás: aho
ra son los otros los que cobran protagonismo y centran la atención.
El cuidado de una misma queda en un segundo lugar.
ANEXO 4. ETAPAS DE EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA MORAL 351
Nivel III:
Instrucciones: Lee cada una de las frases que siguen. Están referidas
a qué criterios utilizas para decidir que una actuación es buena o mala,
desde el punto de vista ético. Pon una o dos aspas al lado del número
de cada párrafo, si te parece que encajan bastante (un aspa) o mucho
(dos aspas) con tu manera de actuar y de pensar (si lo piensas, pero no
actúas así, pon media aspa).
10. Soy una persona justa, pero eso no significa que me vaya a dejar
explotar por los otros. No es raro que intenten aprovecharse, por
lo que debo vigilar que no me tomen el pelo.
11. Continuamente juzgo y critico por dentro a los demás, sobre
hacen bien o mal y supongo que los demás harán lo mismo con
migo.
12. En algunos casos, en que sé que algo está mal, me digo: si otros lo
hacen ¿por qué voy yo a hacer el primo y no aprovecharme, como
los demás? Y lo hago, salvo cuando pienso que me van a cazar.
13. Está bien que uno se cuide de sí mismo, siempre que se tengan
en cuenta las necesidades de los otros y se les escuche sobre ello.
14. Es mi conciencia la que me dice lo que es bueno y malo, pero
para saberlo tengo que mirar muy bien qué exigen las normas,
los pros y contras, las consecuencias, etc. y a veces me quedo
bloqueado en la duda.
15. Las personas que me quieren tendrían que hacerlo de verdad,
incondicionalmente, independientemente de si lo que hago es
bueno o malo, si les gusta o no.
16. Nunca me siento culpable. Incluso si hago algo que sé que es
malo.
17. Me ha ocurrido bastantes veces que algo que me parecía bueno
al principio, luego descubrí que no lo era y que tenía algunas
consecuencias negativas de las que no me había dado cuenta.
18. A veces no tengo claro si una cosa me parece buena porque me
la han inculcado así o porque yo pienso que lo es.
19. Yo decido pensando en lo que a mí me conviene. Si conviene a
mis intereses es bueno, y si no me conviene, malo.
20. Así, de entrada, lo que me sale es que es bueno lo que me evita
problemas. Si me genera problemas, desde luego es malo, o al
menos yo lo considero malo para mí.
21. Está bien luchar por conseguir lo que uno quiere, si con eso se
crece com o persona y no perjudica a los otros.
22. Uno de los valores más básicos para m í es respetar los pactos,
cumplir los compromisos, ser fiel a la palabra dada.
356 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
Está bien luchar por conseguir lo que uno quiere, si con eso se crece
com o persona y no perjudica a los otros.
No hay que dar por sentado que todo lo sancionado por la autoridad
es bueno y lo castigado es malo. Vale la pena reflexionar sin tragár
selo directamente y ver si realmente lo que dicen que es bueno lo es.
Uno de los valores más básicos para mí es respetar los pactos, cum
plir los compromisos, ser fiel a la palabra dada.
Hoja de corrección
Traslada ahora las aspas que has colocado en las frases a la plantilla de
abajo. Eso te indicará qué tipo de personalidad tienes más marcada.
Las medias aspas apuntan a incoherencia entre los valores reales (los
que se actúan) y los que se cree que tiene la persona (los que piensa).
La primera tabla corresponde a valores distorsionados, correspon
dientes a trastornos de personalidad.
La segunda tabla hace referencia a valores sanos, correspondientes a
estilos sanos de personalidad. Como hay seis frases para cada tras
torno y una por cada estilo sano, hay que valorar con más intensidad
las aspas de la segunda tabla.
¡■ ■ E li 9Sm m un
—
13 Segura
21 Enérgica
22 respetuosa
32 sociable
33 introvertida
41 cooperadora
43 inhibida
48 sensitiva
Anexo 6
Instrumento para la toma
de decisiones
2. Primera exploración
• Biológicas
• De seguridad
• De pertenencia
• De afecto y valoración
• De autorrealización.
Desde el Niño
• 1) ¿Me apetece?
- Si la respuesta es “sí” pasa a la pregunta 3.
- Si la respuesta es “no" sigue con la 2.
ANEXO 6. CÓMO MANEJAR LA CRITICA 367
Desde el Padre
Desde el Adulto
• Pon todos los folios ante ti, incluyendo los desechados por
imposibles, destructivos o peligrosos, repasando el contenido
global de cada uno de ellos.
• Imagina que está contigo un buen amigo (o un buen padre o una
buena madre), sano e inteligente, que te valora y te quiere. Si este
amigo te aconsejara tomar una de ellas ¿Cuál te aconsejaría?
• Si no logras detectarlo, ponte de pie y deja que tu cuerpo elija
a toda velocidad una de las opciones, yendo hacia ella: una,
dos y... tres ¡ya!
MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA HUMANISTA
I M P O T E N C IA » » victimismo, desesperación
R A B IA »» agresión
O M N IPO TE N C IA » fantasía
CULPA » » > autoagresión
Anexo 8
El desacuerdo racional
a partir de D. Jongeward (1980). En busca del éxito.
México: Limura
2.1. ¿Qué excusas pongo para no hacerlo? ¿son reales (que lo son,
claro) o encierran un grado de deshonestidad?
o porque
3. Pasando a la acción
3.6. Dejar el poder en manos del reloj: ejecutar la acción, con o sin
ganas, cuando él señala que es la hora, y parar cuando dice
que es la hora, disfrutando del tiempo libre.
Para ello, se puede ver primero si tiene una forma concreta (mie
do) o diluida (ansiedad).
Si tiene un carácter diluido, ambiguo, es importante preguntarse
qué peligro real hay o puede haber debajo, para transformarlo en
algo concreto.
Se puede hacer un dibujo simbólico del miedo, con los colores y
tamaño adecuados en términos de proporción con la:
• Relajación corporal.
• Trabajo corporal destinado a poner límites en brazos y
piernas.
• "Amuletos” particulares: técnica del chasquido de RN.L.
para imágenes terroríficas, mantras tranquilizadores, diá
logo interno con una figura parental positiva, fantasía de
x flotar sobre el suelo, fantasía del chaleco antibala, o del
cristal antibala...
• Explorar positivamente la fantasía de lo desconocido,
empleando los propios recursos.
• Pedir a alguien de confianza (que tenga paciencia) la reafir
mación de los propios valores y recursos, y en la inexisten
cia de los fantasmas.
• Colocar en una mano el miedo y en otra los recursos. Empe
queñecer el miedo en la inhalación y agrandar los recursos
en la exhalación. Acabar cubriendo el miedo con los recur
sos.
d. y sobre todo:
Vivir la emoción que el miedo estaba tapando.
Enfocar el tema de fondo: Simbiosis, baja autoestima, com odi
dad, pensamiento mágico, etc.
Aceptar que la vida incluye una dosis de riesgo, que no tene
mos ni tendremos el control de todo por más que nos esforce
mos, y que buena parte de las energías que invertimos en
controlar las podemos usar para disfrutar (y cosas similares)
y eso suele dar mejor resultado.
Anexo 14
Los roles del juego psicológico
Anexo 17
;
■
Eidetic Parent Test
A. Ahsen (1972)
Análisis
Ahsen, A. (1972) Eidetic Parent Test and Analysis. Nueva York: Brandon
House.
Alemany, C. (1988). Despejar un espacio en ''Focusing”. Revista de Psiquia
tría y Psicología Humanista, (23-24), 69-82.
Andreas, C y Andreas, S. (1991). Corazón de la mente. Santiago de Chile:
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412 MANUAL PRÁCTICO DE PSICOTERAPIA INTEGRADORA IIUM AMISTA
03SH
m
IS B N : 9 7 8 -8 4 -3 3 0 -1 6 5 2 -2
K e n n e th j. C e rg e n
. ~ /9 7 -9
A n th o n y Batem an
P e ie r Fonagy
IS B N : 9 7 8 -8 4 -3 3 0 -2 8 7 5 -4
3 0 -2 8 8 3 -9
161. INSOMNIO. Una guía cognitivo-conductual de tratamiento, por Michael L. Perlis, Carla Jungquist,
Michael T. Smith y Donn Posner
162. PSICOTERAPIA PARA ENFERMOS EN RIESGO VITAL, por Kenneth J. Doka
163. MANUAL DE PSICODRAMA DIÁDICO. Bipersonal, individual, de la relación, por Pablo Población
!64. MANUAL BÁSICO DE EMDR. Desensibilización y reprocesamiento mediante el movimiento de los
ojos, por Barbara J. Hensley
165. TRASTORNO BIPOLAR: EL ENEMIGO INVISIBLE. Manual de tratamiento psicológico, por Ana
González lsasi
166. HACIA UNA PRÁCTICA EFICAZ DE LAS PSICOTERAPIAS COGNITIVAS. Modelos y técnicas
principales, por Isabel Caro Gabalda
167. PSICOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN COMUNITARIA, por Itziar Fernández (Ed.)
168. LA SOLUCIÓN M ÍNDFULNESS. Prácticas cotidianas para problemas cotidianos, por R.D. Siegel
169. MANUAL CLÍNICO DE MINDFULNESS, por Fabrizio Didonna (Ed.)
170. MANUAL DE TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN COGNITIVO CONDUCTUALES, por M a
Ángeles Ruiz Fernández, Marta Isabel Díaz García, Arabeila Villalobos Crespo
172. EL APEGO EN PSICOTERAPIA, por David J. Wallin
173. MINDFU LNESS EN LA PRÁCTICA CLÍNICA, por M a T. Miró - V. Simón Pérez (Eds.)
174. LA COMPARTICIÓN SOCIAL DE LAS EMOCIONES, por Bemard Rimé
175. PSICOLOGÍA. Individuo y medio social, por M a Luisa Sanz de Acedo
176. TERAPIA NARRATIVA BASADA EN ATENCIÓN PLENA PARA LA DEPRESIÓN, por Beatriz
Rodríguez Vega - Alberto Fernández Liria
177. MANUAL DE PS1COÉTICA. ÉTICA PARA PSICÓLOGOS Y PSIQUIATRAS, por O. Franca
178. GUÍA DE PROTOCOLOS ESTÁNDAR DE EMDR. Para terapeutas, supervisores y consultores, por
Andrew M. Leeds, PhD
179. INTERVENCIÓN EN CRISIS EN LAS CONDUCTAS SUICIDAS, por A. Rocamora Bonilla
180. EL SÍNDROME DE LA MUJER MALTRATADA, por Lenore E. A Walker y asociados a la investigación
182. ACTIVACIÓN CONDUCTUAL PARA LA DEPRESIÓN. Una guía clínica, por Christopher R.
Martell, Sona Dimidjian y Ruth Herman-Dunn
183. PREVENCIÓN DE RECAÍDAS EN CONDUCTAS ADICTIVAS BASADA EN MINDFULNESS.
Guía clínica, por Sarah Bowen, Neha Chawla y G. Alan Marlatí
185. TERAPIA COGNITIVA BASADA EN MINDFULNESS PARA EL CÁNCER, por Trish Bartley
186. EL NIÑO ATENTO. Mindfulness para ayudar a tu hijo a ser más feliz, amable y compasivo, por
Susan Kaiser Greenland
187. TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL CON MINDFULNESS INTEGRADO. Principios y
práctica, por Bruno A. Cayoun
188. VIVIR LA ANSIEDAD CON CONCI ENCIA. Libérese de la preocupación y recupere su vida, por
Susan M. Orsillo, PhD, Lizabeth Roemer, PhD.
189. TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. Proceso y práctica del cambio consciente
(mindfulness), por Steven C. Hayes; Kirie Strosahl Y Kelly G. Wilson
190. VIVIR CON DISOCIACIÓN TRAUMÁTICA. Entrenamiento de habilidades para pacientes y
terapeutas, por Suzette Boon, Kathy Steele y Onno Van Der Flart
192. DROGODEPENDIENTES CON TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD. Guía de intervenciones
psicológicas, por José Miguel Martínez González y Antonio Verdejo García
193. ARTE Y CIENCIA DEL MINDFULNESS. Integrar el mindfulness en la psicología y en las
profesiones de ayuda. Prólogo de Jon Kabat-Zinn, por Shauna L. Shapiro y Linda E. Carlson
195. ¿MANUAL DE TERAPIA SISTÉM1CA. Principios y herramientas de intervención, por A. Moreno (Ed.)
197. TERAPIA DE GRUPO CENTRADA EN ESQUEMAS. Manual de tratamiento simple y detallado
con cuaderno de trabajo para el paciente, por Joan M. Farrell y Ida A. Shaw
198. TERAPIA CENTRADA EN L A COMPASIÓN. Características distintivas, por Paul Gilbert
199. M1NDFULN ESS Y PSICOTERAPIA. Edición ampliamente revisada del texto clásico profesional,
por Christopher K. Germer, Ronald D. Siegel Y Paul R. Fulton
200. MANUAL DE TRATAMIENTO DEL TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO. Técnicas
sencillas y eficaces para superar los síntomas del trastorno de estrés postraumático, por Mary Beth
Williams, PhD, LCSW y CTS, Soili Poijula, PhD
201. CUIDADOS DE ENFERMERÍA SOBRE LA BASE DE LOS PUNTOS FUERTES. Un modelo de
atención para favorecer la salud y la curación de la persona y la familia, por LAURIE N. Gottlieb
203. EL SER RELACIONAL. Más allá del Yo y de la Comunidad, por Kenneth J. Gergen
204. LA PAREJA ALTAMENTE CONFLICTIVA. Guía de terapia dialéctico-conductual para encontrar
paz, intimidad y reconocimiento, por Alan E. Fruzzetti
206. SENTARSE JUNTOS. Habilidades esenciales para una psicoterapia basada en el mindfulness, por
Susan M. Pollak, Thomas Pedulla y Ronald D. Siegel
207. PSICOTERAPIA SENSORIOMOTRIZ. Intervenciones para el trauma y el apego, por Pat Ogden y
Janina Fisher
208. ¿TRATAR LA MENTE O TRATAR EL CEREBRO? Hacia una integración entre psicoterapia y
psicofármacos, por Julio Sanjuán
210. EL MUNDO DE LA ESCENA Psicodrama en el espacio y el tiempo, por Pablo Población Kanappe y
Elisa López Barbera; con la colaboración de Ménica González Días de la Campa
211. TRATAMIENTO BASADO EN LA MENTALIZACIÓN PARA TRASTORNOS DE LA
PERSONALIDAD. Una guía práctica, por Anthony Bateman y Peter Fonagy
212. FOCUSING EN LA PRÁCTICA CLÍNICA. La esencia del cambio, por Aun Weiser Cornell
213. PSICOTERAPIA CENTRADA EN LA TRANSFERENCIA. Su aplicación al trastorno límite de la
personalidad, por Frank E. Yeomans, John F. Clarkin, Otto F. Kemberg
214. TORTURA PSICOLÓGICA. Definición, evaluación y medidas, por Pau Pérez-Sales
215. PSICOTERAPIA ÍNTEGRADORA HUMANISTA. Manual para el tratamiento de 33 problemas
psicosensoriales, cognitivos y emocionales, por Ana Gimeno-Bayón y Ramón Rosal