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la historia de Rumi, una comunidad andina, y la vida de su alcalde, Rosendo Maqui,

indio ya entrado en años. Empieza en el año de 1910, cuando Rosendo, al retornar a


Rumi luego de un viaje, se tropieza con una culebra, lo que de acuerdo a la visión
indígena es signo de mal agüero. Rosendo, machete en mano, busca
infructuosamente al reptil. Cómo por su innata sapiencia y su laboriosidad fue elegido
primero regidor y luego Alcalde de Rumi Nos relata como los gamonales, usando a su
favor leyes que los indios no entendían, se fueron expropiando de muchas tierras de
los comuneros. Muchas de las leyes que daba el gobierno desde Lima daban la
impresión de que iban dirigidas contra el indio y la comunidad, como la del tributo
indígena y el servicio militar obligatorio. Y las que aparentemente debían favorecerlo,
como la de la educación primaria obligatoria, no eran cumplidas. La escuela de Rumi,
pese a todos los esfuerzos de Maqui y los comuneros, nunca se concretaba. El indio
era despreciado por los blancos, los cuales tenían el control del poder político y
económico. Don Álvaro Amenábar, rico propietario de la hacienda Umay, cercana de
Rumi, llevó a juicio a la comunidad por un pleito de linderos. El tinterillo Bismarck Ruíz
fue contratado como "defensor jurídico" de Rumi. En el pasado, según recordaba
Rosendo, hubo una epidemia de tifo que mató a mucha gente. Uno de las víctimas fue
enterrada aun viva pero logró salir de su sepultura y volver a casa, no sin antes causar
un gran susto a su familia y al resto del pueblo. También en una época se habló del
estallido de la Guerra con Chile y muchos indios fueron reclutados. “Diz que Chile
ganó y se fue y nadie supo nunca más de él”. Luego hubo una guerra civil entre los
partidarios de Miguel Iglesias (los “azules”) y los montoneros

de Andrés Avelino Cáceres (“los colorados”). Los “azules” ocuparon Rumi y los indios
fueron enrolados a la fuerza a sus filas. La guerra civil llegó hasta el mismo pueblo.
Ganaron los “colorados”, quienes enterraron a los “azules” caídos en combate en una
fosa común. Muchas mujeres sufrieron violaciones de los montoneros y tuvieron hijos;
uno de ellos fue Benito Castro, quien fue criado como un hijo por Rosendo y Pascuala.
Luego el narrador nos cuenta la historia de dos pillos, quienes disfrazados de frailes,
bendecían el ganado, lo que, según los crédulos comuneros, hacía que las ovejas se
multiplicaran; a cambio de sus “bendiciones” los farsantes recibían muchos regalos.
Los falsos frailes terminaron por ser descubiertos. la descripción de la vida rural de
Rumi. Rosendo sentía mucho cariño por un buey negro llamado Mosco, gran arador y
noble animal, que parecía corresponderle su aprecio, pero que por desgracia murió al
desbarrancarse; Rosendo lloró sentidamente la muerte de quien, a sus ojos, era un
comunero más. El toro Choloque era la contraparte del bueno Mosco. Enseguida se
describe el duelo entre los toros Granizo y Choloque; este último muere igualmente
desbarrancado. Rosendo retorna al pueblo con un negro presentimiento.
Efectivamente, el tañer de la campana de la iglesia anunciaba que su esposa
Pascuala había fallecido

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