FILOSÓFICO Raúl Pavón Moreno Introducción: en este comentario sobre la obra “el existencialismo es un humanismo”, analizaremos con detenimiento, la elección inevitable del ser humano a la hora de decidir quién somos, y por qué somos así y la angustia como consecuencia de esta elección. Cuando nos elegimos a nosotros mismos, estamos eligiendo a la humanidad entera, compromete a todos los hombres cuando este se elige a sí mismo, por eso explicaré la importancia de tomar buenas decisiones en la vida, para así habitar en un mundo mejor, ya que la decisión tiene la misma importancia en el otro, que en mí mismo que soy quien elige. Desarrollo: Jean Paul Sartre, nació en Francia el 21 de Junio de 1905, fue un escritor, novelista y filósofo que fue pareja de Simone de Beauvoir, filósofa que trataremos en los comentarios siguientes. Seguía la corriente del existencialismo, una corriente filosófica que gira alrededor de la existencia humana, analizando temas como la responsabilidad humana, las emociones y la libertad entre otros muchos. El existencialismo defiende que la existencia precede a la esencia y que la realidad precede al pensamiento a su vez. Nadie nos determina a nosotros, solo nosotros nos determinamos a través de nuestras acciones. Toda la obra está enfocada en la inexistencia de Dios, es decir, según Sartre, como Dios no existe, el ser humano se encuentra en total libertad de elección, en el mundo no hay un ser que determine conceptos universales ni valores, nosotros decidimos cuales son, debe decidir sobre su moral y siempre elegir una, el hombre está condenado a ser libre porque no se creó a sí mismo. Esto tiene como consecuencia, una terrible angustia en el ser humano por tener que elegir, por tener que comprometerse. Pero no solo se elige a sí mismo, con nuestras elecciones, estamos determinando a su vez al otro, al mundo que nos rodea. El hombre está eligiendo al universo en su totalidad, porque todo proyecto por más individual que parezca, contiene dentro de sí cierta universalidad. No elegir, que es por naturaleza obligación del ser humano, nos hace cobarde. Por esto, nos asusta tanto la responsabilidad y por eso nos angustiamos, nos damos cuenta de que somos conscientes de que somos responsables radicales de nuestra existencia. El hombre es el único responsable de sus acciones, y la elección conlleva un compromiso y una acción, por eso decimos que el hombre es angustia porque al elegirnos, elegimos a los demás. Por ejemplo, cuando decido llevarme la última barra de pan de la panadería, elijo llevármela a casa, y también elijo que la persona que tengo detrás en la cola, no la pueda comprar y comerla en su casa. Estamos arrojados en un mundo, donde no encontramos culpables de nuestra existencia, culpables de los que nos hacen tener que elegir, pero esta angustia, lejos de decidir y a actuar. Cuando huimos de la angustia y de la decisión, estamos actuando con mala fe, caemos en la cobardía no creyéndonos dueños de nuestras responsabilidades. El ser humano es responsable en cuanto al otro desde ser amable con una persona, hasta cuando tiene que elegir despedir a una serie de hombres de la empresa de la que es propietario. Existen diferentes tipos de responsabilidades, de mayor y de menor importancia, unas tienen mayor repercusión y las otras tienen menos, pero de una manera o de otra, influimos en el carácter del otro y somos parte del otro, las decisiones del otro, al igual que, al contrario, también nos influye a nosotros. Conclusión: nosotros nos creamos a nosotros mismos, somos nosotros quien decidimos si ser amables o no, si estudiar algo o no hacer nada, si ayudar a los que más lo necesitan o no. Hoy en día, aun existen un gran número muy elevados de personas que huyen de su responsabilidad, que prefieren observar desde la ignorancia como pasan los días y siguen sin aportar nada al mundo que le rodea. No son conscientes de que son personas de mala fe, y que, al no elegir responsabilizarse, están eligiendo ser unos cobardes. Una vez haber decidido sobre nuestra vida y sobre nosotros mismos, tendremos que dejar a un lado el “yo” y tratar de ser la mejor persona posible en beneficio del “otro”. Esto, es un ejercicio de reflexión que se ejerce diariamente, con la repetición se perfecciona la técnica. Si todos los días doy lo mejor de mí mismo mejoro el mundo, y si más personas como yo en el universo realizan el mismo tipo de reflexión, la humanidad evolucionará a pasos agigantados.