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En cortisol, que es una hormona clave para la supervivencia.

Vivimos en un estado de alerta


permanente y no estamos preparados para ello y el organismo está sobresaltado, manda señales
al hipotálamo y activa otras zonas cerebrales y comienza una respuesta involuntaria del organismo
a través de señales hormonales y nerviosas. Después, las glándulas suprarrenales liberan
adrenalina y el cortisol, que no es malo, pero en exceso es perjudicial.

Es un antinflamatorio muy potente y cuando vivimos en ese estado de amenaza nos intoxicamos,
el organismo enferma y el sistema inmunitario empieza a detectar el cortisol no como algo bueno,
sino malo, y el cuerpo pasa a inflamarse.

El siglo XXI es un siglo profundamente inflamado, de gastroenteritis, amigdalitis, gastritis., pero el


cortisol se puede bajar con ejercicio moderado y lo más cerca posible de la naturaleza porque
ayuda a manejar el hipocampo; con meditación, aprendiendo a respirar y entrenando tu mente, y
con omega 3 que potencia el estado de ánimo y la capacidad cognitiva.

Hay que aprender a gestionar a tus personas tóxicas y rodearte de "personas vitamina", frenar los
pensamientos negativos y disfrutar de las cosas pequeñas porque vivir en constante alerta y
angustia nos impide encontrar el equilibrio imprescindible para ser felices

De la felicidad, de los problemas de mente, corazón y cuerpo, pero también de los aspectos
buenos y saludables de nuestra vida, habla en su libro "Cómo hacer que te pasen cosas buenas",
en el que da algunas claves para descubrir las pautas para combatir los miedos, las angustias y
cómo canalizar las emociones negativas que llegan a bloquear física y mentalmente.

-Pregunta: ¿Todo el mundo puede conseguir hacer que le pasen cosas buenas?

- Respuesta: Cada uno, con sus circunstancias, puede conseguirlo. La vida es un constante volver a
empezar, un camino donde uno atraviesa situaciones alegres o, incluso, instantes de felicidad,
pero también momentos difíciles. Para ser feliz hay que ser capaz de rehacerse en lo posible de los
traumas y dificultades. No existe una biografía sin heridas.

P: Usted estuvo en Camboya trabajando con niñas que habían sufrido la prostitución infantil.
¿Consiguieron reponerse y ser felices?

R: He trabajado como voluntaria, con niñas con traumas severos y vejaciones terribles y, poco a
poco, se han ilusionado. A esas personas que sufren hay que introducirles la palabra ilusión, metas
y objetivos en su vida para reponerse del trauma. El sufrimiento te ayuda a ser mejor persona, a
reflexionar, al fondo de muchas cuestiones que de otra forma no te habrías planteado, y cuando
aparece te empuje a clarificar el sentido de tu vida.

P:¿Como se sale del sufrimiento?

R: A pesar de que existan momentos muy duros donde lo importante es sobrevivir y encontrar
algún apoyo donde sostenerse, el resto del tiempo hay que dedicarlo a luchar por sacar nuestra
mejor versión. Yo he visto a muchas personas que han caído y que han sido capaces de levantarse
después, y la actitud es fundamental, aunque es cierto que hay personas que tienen
impedimentos reales para sentir la felicidad porque están atravesando circunstancias difíciles,
como una enfermedad grave, problemas económicos severos o por su bioquímica.

P: Y ahí hay que pedir ayuda...

R: El dolor también ayuda a que uno a veces acepte sus propias limitaciones. Nos convertimos en
seres más vulnerables y nos caemos del pedestal que nos habíamos colocado y a veces hay que
reconocer que necesitas ayuda, el cariño y apoyo de otras personas y que solo no puedes y tienes
que compartir tus limitaciones con otras personas...El sufrimiento bien asimilado transforma.

Pero la actitud, la decisión con la que yo decido enfrentarme a la vida, siempre les va a ayudar a
que por muy duro que sea el sufrimiento tú puedas interpretar la realidad de una forma un poco
más positiva. La actitud es un potente activador del estado de ánimo, y para ello es determinante
la salud física, el consumo de drogas y alcohol, las circunstancias externas, la bioquímica, las
hormonas.

P: ¿Por qué hablamos más de cómo ser felices ¿¿Por qué somos más infelices en esta época?

R: Porque tenemos más miedo a perder el control. Hay una necesidad constante de tener un
control sobre absolutamente todo: nos decimos "dónde están mis hijos, mi dinero..." y el deseo de
controlarlo todo genera mucha angustia porque nuestra única capacidad reside en el presente. Y
luego porque somos muy perfeccionistas, que por definición son los eternos insatisfechos, nunca
nada está a la altura. Pero hay otros factores como la obsesión por aprovechar el tiempo y no
conseguir descansar, y además está ahora la pantalla digital, que hacen que los cerebros estén
constantemente activados en alerta y bajo la amenaza.

P: ¿Y eso físicamente como se traduce?

R:

. EFE

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Todos buscamos el éxito de alguna u otra manera. Para lograrlo hay que comenzar por definirlo.
¡No dejar que los demás definan nuestro éxito! Sino uno acaba persiguiendo los sueños de
otros. El autogobierno comienza por saber quién soy, qué quiero y cómo quiero lograrlo. En
muchos momentos nos toparemos con el fracaso como compañero de viaje. El fracaso bien
asumido, a diferencia del éxito, nos enseña y es un gran maestro ya que nos hace crecer. Lo que te
hace progresar como persona es el fracaso asumido de forma correcta.
Una amiga me decía, desesperanzada: “No encontraré un hombre que me quiera”. Le pedí que
sustituyese esa idea por la imagen del hombre anhelado. “De mundo, viajero, aventurero...”, me
dijo. Así activé su SRAA.

¿Y?

Al día siguiente, en el AVE, el hombre de su asiento vecino consultaba en un portátil... viajes a


Birmania.

Era él.

Hoy están juntos.

Espero que para bien.

Mi amiga ya sabe atraerse cosas buenas.

Deme otro consejo para eso.

Conecta con tus pasiones verdaderas. Desempeña un trabajo que te ilusione. Y persevera. Esto
hoy va de capa caída...

¿Sí?

El umbral de frustración ha descendido, nos frustramos pronto. Enseña a un niño a perder: le


fortalecerás ante reveses de la vida.

¿Así le educaron sus padres?

Mi madre, economista como mi abuelo, Fabián Estapé, me llevaba de niña a sus gestiones en la
Bolsa de Barcelona. Y allí, en vez de fijarme en las cotizaciones, yo le decía a alguno de aquellos
agentes: “Le noto triste”.

Le salía la psicóloga.

Eso me dijo mi madre: “Dedícate a lo de tu padre”.

El psiquiatra Enrique Rojas.

Mi maestro. Y como a él, me interesan las personas y su felicidad, escuchar, ayudar.

De todo lo aprendido de su padre, destaque algo.

Que el buen terapeuta sabe generar un vínculo de amistosa armonía con su paciente.

Señáleme lo último que la ciencia aporte a su trabajo.

Que el cáncer es de origen multifactorial, y un factor de riesgo son las emociones.

Vaya.

Si tu imaginario es ansiógeno, tu ansiedad generará más cortisol del necesario..., lo que desgasta
el sistema inmunitario, lo que a su vez inflama el organismo...

¿Inflama?
Colitis, faringitis, artritis, amigdalitis... Insomnio, caída de cabello, taquicardias, palpitaciones,
envejecimiento... e irritabilidad. Y mala irrigación del lóbulo prefrontal: pérdida de memoria y
concentración... Y, claro, te deprimes: la depresión es un estado inflamatorio de la mente.

Me temo que vivimos en un siglo inflamatorio.

Es así, por tanto, perfeccionismo: queremos hacerlo todo perfecto. Por cronopatía: le pedimos
demasiado a cada minuto. Por controlarlo todo: incluso el futuro de los hijos...

¿La receta es... que me relaje?

Toma tú las riendas de tu propia vida. Y rodéate de personas-vitamina. Y háblate bien: que tu
pensamiento use palabras alegres, constructivas, ilusionantes, ¡sin quejas! Mira algo con interés, y
se volverá interesante.

¿No es eso autoengañarme?

Puestos a autoengañarte, que sea para bien.

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