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Jonathan H.

Ortiz Sicard
EMIG 6210 Cuidado Pastoral
Profesor Gerardo Cintrón Hernández
Estudio de Caso
Hay diversos puntos importantes que se pueden resaltar dentro de la narración.
Existe una diferencia de edad entre ambos (Ana 15 y Javier 17) y de acuerdo con la ley
en Puerto Rico la mayoría de edad es a los 21 años, pero se puede juzgar a una
persona como adulto desde los 18 años. En cuanto a la edad límite para tener
relaciones sexuales consensuales con una persona de 18 años o más es a los 14 años
por lo que al momento no hay una violación a la ley ya que ambos se consideran
menores bajo la ley consensual. Otra diferencia que podemos observar es el tiempo en
que ambos son creyentes bajo una misma congregación ya que Ana lleva desde el
momento en que se comenzó la congregación y Javier lleva un año desde el momento
en que Ana se reúne con la Pastora (él llevaba aproximadamente 7 meses en la Iglesia
cuando comenzó a salir con Ana, pero él viene de una familia con base evangélica así
que no podemos decir congretamente que era un nuevo creyente). Esto en cierta forma
puede verse en el hecho que Ana acude sola a la oficina pastoral ya que lleva tiempo
en dicha congregación y se siente confiada en revelar su preocupación mucho más de
lo que se pudiera sentir Javier (infiriendo un poco en el caso).
Entrando ahora en aguas más profundas, lo que me “revuelve el estómago” es el
hecho que Ana tiene terror de que sus padres lo sepan. A veces creemos que “el temor
de defraudar a alguien” es la razón de no querer revelar un secreto o una verdad, pero
en realidad a mi entender es más bien temor a dicha persona o personas. Lo que
puedo intuir dentro de la narrativa es que Ana está sumamente asustada y temerosa de
decirle a sus padres que está embarazada y que esto implica a que “no se guardó”
para el matrimonio. Es increíble que Ana tenga más confianza en hablar con su pastora
vs a hablar con sus padres sobre su embarazo. Para Ana la pastora pude entender y
manejar el asunto de su embarazo mejor que sus padres… siendo sus PADRES. Esto
me hace pensar como padre y reflexionar en como nuestras construcciones religiosas
pueden lacerar nuestras relaciones en nuestro propio hogar. Como la oficina pastoral
es un lugar más seguro para una hija que su propia casa. Esto como padres y madres,
y como pastores y pastoras debe ser una bandera roja. El último punto a destacar es
que se observa un grado de madurez y conciencia de como ambos han tomado las
cosas ya que entienden que no se quieren casar (probablemente considerando sus
edades), entienden que no tiene la edad suficiente para criar a un hijo o una hija, y por
último han comprendido que tomar decisiones dentro de su caso requiere un grupo de
apoyo que les orienten de la mejor manera posible.
La gran pregunta que nos toca ahora contestar, ¿qué haríamos nosotros en
dicha situación? Primeramente, comenzaría preguntándole si desea tomar agua o
comer algo como método para poder ayudarla a auto-regularse. Luego de esto
comenzaría a hacerle preguntas de cómo se siente, que ha pensado, como se siente
Javier, que han hablado hasta ahora, en fin, poder conocer a fondo primeramente lo
que está pasando y ha pasado en la vida tanto de Ana y lo que pueda indagar sobre
Javier. Es más fácil tal vez para Ana hablar de ella y de Javier que tocar el tema de sus
padres, por lo tanto, comienzo a darle confianza en poder abrirse y contar su historia.
Luego de esto le daría apertura a Javier a través de ella a que pueda ir a la oficina
pastoral y hablar junto con Ana para que así él no se sienta excluido en el proceso. Y
es aquí donde comienzo a indagar por qué Ana no desea que sus padres lo sepan. En
este proceso es escuchar, recopilar información y nunca invalidad sus sentimientos y
temores. Realizar preguntas para que ella misma pueda conocer que está detrás de su
sentimiento de temor. Lo hago de esta manera este proceso ya que debido a la edad
que tiene Ana me requiere por ley el tener que avisar a sus padres lo que ella reveló en
la oficina pastoral. Por tanto, le indicaría a Ana qué es necesario el comentarle a sus
padres sobre su embarazo y a su vez incluirlos en dicho proceso no tan sólo porque
ella es una menor sino porque ellos son sus padres. Debido a que para Ana la oficina
pastoral y la pastora (o el pastor) son lugares seguros para ella le recomendaría que
invitáramos a sus padres a la oficina y que dentro de la oficina junto con ella le diera la
oportunidad para poder decirles acerca de su embarazo. Hago hincapié en darle
espacio a Ana de decirle a sus padres sobre su embarazo por qué parte del cuidado
pastoral en este caso se incluye en trabajar la relación de Ana con sus padres y
viceversa. Al finalizar con todo este proceso entre Ana y sus padres les diría a ellos que
prontamente se les daría una cita para poder estar junto con ellos en dicho proceso sin
antes decirles a toda la familia que la iglesia les apoya y les ama y les van a cuidar en
el proceso.
Lo próximo que haría sería invitar a Javier a una cita pastoral y poder entonces
hacer las mismas preguntas que se le hicieron a Ana para conocer su historia de igual
forma y preguntarle se él tiene el mismo problema que Ana tiene o que tuvo en hablar
con sus padres acerca de su embarazo. Desde ahí entonces trabajaría de la misma
forma que se trabajó con Ana si él tiene el mismo problema que ella y si no, le pediría
tener la oportunidad de reunirme con él y con sus padres para hablar junto con ellos
sobre la situación y de igual forma hacer el hincapié de que Javier es amado en su
comunidad de fe y que su iglesia estará presente en todo el proceso sea cual sea la
decisión que tomen ambas familias. Y el último proceso que haría o que podría
mencionar en este estudio de caso es entonces reunir ambas familias junto con Javier
y Ana y presentarnos con puertas abiertas y dispuestos a estar presente en todo el
proceso de la forma que ellos como familia desean que estemos. Lo más importante
dentro de este punto es que podamos vernos como una comunidad de fe abiertos y
dispuestos a ayudar, amar y cuidar a todos y todas.

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