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Introduce el
capítulo haciéndonos entender que cuando el texto habla sobre aliento no tan solo tiene la
connotación de espíritu, sino que también de aliento. Es ese mismo espíritu que nos da el ánimo
para pregonar su palabra y a su vez es capaz de inspirar a otros a conocer el amor y la gracia de
Dios de la misma forma que el predicador fue alcanzado por dicha experiencia. Por tanto, el
sermón es una vía de expresar respuesta a un mundo caído a través de un mensaje que nos indica
que somos a través de la óptica de su gracia y que nuestra respuesta es vivir una vida bajo su
evangelio con un corazón agradecido y lleno por su amor. Otro punto muy importante dentro del
capítulo es que no solo el sermón es uno que inspira, sino que a su vez es profético. La autora
deja en claro que el sermón profético no tan solo es un mensaje difícil de procesar por la
congregación, sino que a su vez es difícil de ser pregonado por el predicador. Esto es debido a
como bien dice la autora, “hay resistencia a la verdad del Evangelio”. Algo que entiendo
meritorio que comprendamos nosotros y nosotras como ministros es lo que plantea la autora al
decir que presentar la verdad del Evangelio “creamos un espacio donde la comunidad (de fe)
comprometidas a pregonar y vivir el Evangelio del Reino de Dios? Es a través del compromiso
de pregonar un sermón que inspire, pero a su vez uno que nos corrija y nos ayude a conectar con
el mundo que vivimos y veamos como el Reino de Dios puede transfórmalo con el mensaje de
predicadora. Primero nos lleva a que podamos evaluar nuestro proceso de preparación y
queremos decir en el sermón y eso es tan cierto en mi caso personalmente y algo que se comentó
en clase es que cada cual tiene su estilo y forma particular en la que establece su proceso de crear
su sermón. Las fases de crear un sermón propuestas por la autora es una gran guía para nosotros
difícil en cumplirlo, pero, me parece que la propuesta es favorable. La autora menciona algunas
cosas que deben estar a la mano en el escritorio de un predicador (calendario litúrgico, calendario
en mi experiencia no se ve mucho dentro de la Iglesia. Esto como bien indica la autora es una
forma de poder estar inmersos en la vida de nuestra comunidad y ver como la Iglesia puede
entrar y ser parte de esta. Además, el tener literatura sobre predicaciones, revistas teológicas y
artículos sobre predicaciones es un “plus” que debemos tener para añadir a nuestros sermones.
También, la autora menciona sobre tener un equipo a la mano en caso de que estemos predicando
a fuera y es muy cierto lo que indica. En mi caso cuando voy a predicar me gusta llegar temprano
para preguntar por el micrófono, me gusta observar la congregación y cómo se comporta durante
sermones viejos por si en algún momento fuese llamado a predicar. Por último, la autora nos
habla sobre la imaginación. Se nos hace unas sugerencias que como predicadores y predicadoras
podamos leer otros libros que no sean de teología para abrir nuestra imaginación, escuchar
música para ayudarnos con el ritmo de la predicación, visitar museos, ver obras con el fin de