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Re s p o n s a bi l i d a d p o r d o s
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“ “Dios, que habita en su santo templo, es padre de los huérfanos y defensor de las viudas”
(Salmos 68:5). Las mujeres jefas de hogar que aceptan a Dios como guía no están solas
en su caminar, el Santo y Todopoderoso Dios las cuida y las protege, no solo a ellas sino
también a sus hijos.
Introducción:
La mujer jefa de hogar es aquella persona que es el principal sostén económico de su
familia y los integrantes de su núcleo familiar la reconocen como tal y es la figura que los
representa ante los demás. Hoy se conoce también con el nombre de familia
monoparental, es cuando los hijos viven con solo uno de sus progenitores, en este caso, la
madre.
A esta condición se llega por circunstancias no deseadas o por una decisión voluntaria, la
principal y más reconocida a través del tiempo es la viudez, pero también hay otras vías
como el divorcio, la separación, madre solterismo, la adopción, entre otras.
1. ¿Por qué diríamos que una mujer en la condición de jefa de hogar conlleva sobre
sí una responsabilidad doble?
El plan de Dios para la familia, es un hogar nuclear en el que los hijos estén bajo el cuidado
de sus dos progenitores, puesto que, cada uno de ellos tiene su propio rol y así hay una
estabilidad en la dinámica familiar.
Al faltar el padre y esposo pueden surgir carencias muy marcadas en el seno de ese hogar.
Vamos a mencionar solo algunas:
El sustento económico se ve afectado. La madre se ve obligada a trabajar duro para
suplir las necesidades básicas, que en muchas ocasiones no alcanzan a ser
satisfechas en su totalidad.
La demostración del afecto: todos tenemos la necesidad de sentirnos amados, de
tener un apoyo emocional, un hombro en el cual apoyarnos cuando las cosas no salen
bien; una madre jefa de hogar es el apoyo para sus hijos. Sin embargo, ¿ella podrá
darles a sus hijos todo el afecto que requieren? y ¿quién suple esta necesidad de
afecto en una madre jefa de hogar? Es ahí, que muchas de estas mujeres se refugian
en Dios y es lo mejor que pueden hacer.
Dificultades sociales: tener a alguien que te respalde ante los demás, que diga “ella
no está sola”, ¡eso es genial! Aquí ya hay un vacío difícil de llenar. En los hogares
monoparentales, solo un progenitor representa a sus hijos y por más que quiera, es
complicado suplir el rol presencial del progenitor ausente, eso conlleva a que los hijos
se defiendan como puedan.
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