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El círculo del ilícito una mirada desde la teoría de la dependencia.

Leidy Jhojana Usma Zuleta1


Juan Diego Naranjo Bustamante2
Luisa Fernanda Zapata Alvarez3
Gardenia Zapata Montoya4
Resumen

Uno de los objetivos que se ha trazado el equipo de investigación en el marco del proyecto
“apoyo a la gestión de los ingresos del Departamento de Antioquia como estrategia para el
fortalecimiento institucional y descentralización del departamento” es construir una
metodología de trabajo que deje ver la multidimensionalidad de la ilegalidad en las rentas.
A través de una metodología cualitativa, con un enfoque hermenéutico y una estrategia de
revisión documental y sistematización de la experiencia, se tuvo como resultados ocho
dimensiones que se vinculan con la ilegalidad en las rentas departamentales: las estructuras
de violencia, la debilidad institucional, las prácticas socio-comunitarias, la escasa cultura de
la legalidad, el desconocimiento del aparato normativo, la pobreza y desigualdad social, el
subregistro en la información y la escasa cultura tributaria, son los aspectos que en el
presente artículo se relacionarán y analizarán a la luz teoría de la dependencia.

Palabras clave: teoría de la dependencia, ilícito, tenencia de la tierra, concentración de la


riqueza.

Introducción

Desde el año 2016, un equipo de investigación de las líneas de Contabilidad y Desarrollo,


Territorio y Gobierno del grupo Observatorio Público del Tecnológico de Antioquia-
Colombia y la Secretaría de Hacienda de la Gobernación de Antioquia, ha desarrollado un
proceso investigativo, este ejercicio se contrarrestaba con la política de “militarización de

1
Investigadora del grupo Observatorio Público. Tecnológico de Antioquia. ljusma@tdea.edu.co
2
Contratista e investigador del proyecto “Apoyo a la gestión de los ingresos del Departamento de Antioquia
como estrategia para el fortalecimiento institucional y descentralización del departamento” de la Secretaría de
Hacienda del Departamento de Antioquia y el Tecnológico de Antioquia. juand.naranjo0113@gmail.com
3
Investigadora del grupo OBSERVATOS. Tecnológico de Antioquia. luisa.zapata31@tdea.edu.co.
4
Contratista e investigador del proyecto “Apoyo a la gestión de los ingresos del Departamento de Antioquia
como estrategia para el fortalecimiento institucional y descentralización del departamento” de la Secretaría de
Hacienda del Departamento de Antioquia y el Tecnológico de Antioquia. gardeniazapata@hotmail.com
las rentas” a la que estaba orientada la estrategia para sanear el ingreso de recursos públicos
al departamento a través del control de las rentas “ilícitas” con el uso de las fuerzas
militares y policiacas en los diversos territorios de Antioquia. De manera que el proceso
investigativo entró a posibilitar nuevos marcos de comprensión sobre este fenómeno y
problemática social y económica que fortaleciera escenarios pedagógicos y comunicativos
en función de la legalidad en las rentas departamentales. Este ejercicio, se centró en trabajar
sobre: el monopolio de licores, monopolio de juegos de suerte y azar, el degüello de
ganado, la renta de extracción de hidrocarburos, y el contrabando de cigarrillos, los cuáles
se han analizado asuntos como la cultura de la legalidad en el marco de las rentas ilegales,
el lugar de las instituciones para el abordaje de estas problemáticas y la mirada social y
comunitaria al fenómeno de las rentas. También se ha construido un análisis de orden
cuantitativo en los que se ha posibilitado dar cuenta de lo que deja de ingresar al
departamento a causa de la ilegalidad en las rentas.

Si bien el concepto de rentas ilegales ha sido debatido, ya que, para muchos, si una renta es
ilegal, no sería una renta, puesto que no estaría ingresando el dinero al departamento, sino
que este queda captado por los actores que cometen el delito y, en algunos casos circulando
en la comunidad, desde el grupo de investigación, se tuvo como objetivo construir una
metodología de trabajo que deje ver la multidimensionalidad de la ilegalidad en las rentas
y, a su vez, explicite que es una problemática sistémica que no se es de causalidad, sino, al
contrario, que deviene de un entramado de relaciones sociales, políticas, económicas e
incluso culturales que complejizan la mirada sobre la misma y, por tanto, sitúa su
intervención desde diferentes lugares y escalas. Este lente se ha llamado el círculo del
ilícito, ver figura 1, el cual tiene distintas dimensiones de análisis que, entrecruzándose
entre sí, tienen como resultado la ilegalidad en las rentas del departamento de Antioquia.

Figura 1

Círculo del ilícito


Estructuras
de violencia
Escasa
Debilidad
cultura
institucional
tributaria

Subregistro El Prácticas
de la círculo sociocomuni
información del ilícito tarias

Pobreza y Escasa
desigualdad cultura de la
social legalidad
Desconocim
iento del
aparato
normativo

Nota: Elaboración propia.

Metodología

Para el desarrollo de la investigación y en el marco del proyecto se tiene un abordaje


cualitativo que “apunta a la comprensión de la realidad como el resultado de un proceso
histórico de construcción a partir de las lógicas de sus protagonistas, con una óptica interna
y rescatando su diversidad y particularidad” (Galeano, 2013, p.18). A su vez, el método
hermenéutico fue el elegido para dar cuenta del recorrido investigativo, porque:

(…) la hermenéutica permite plantear la interpretación de los motivos de las


expresiones humanas no sólo a nivel individual sino del colectivo, considerando la
historicidad, presentando así esta disciplina cualitativa, la posibilidad de
comprender, partiendo del presente, las manifestaciones humanas en tiempos
pasados y quizás inferir situaciones colectivas que podrían generarse a futuro
(Ruedas, Ríos y Nieves, 2009).
Y además, la sistematización de las experiencias se tiene como referente marco en el
ejercicio investigativo, por ser:

(…) aquella interpretación crítica de una o varias experiencias que, a partir de su


ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso vivido en
ellas: los diversos factores que intervinieron, cómo se relacionaron entre sí y por
qué lo hicieron de ese modo. La sistematización de experiencias produce
conocimientos y aprendizajes significativos que posibilitan apropiarse de los
sentidos de las experiencias, comprenderlas teóricamente y orientarlas hacia el
futuro con una perspectiva transformadora (Jara, 2011, p.4).

La sistematización de experiencia, entonces, tiene relación con los paradigmas sociocrítico


y hermenéutico que, desde una perspectiva cualitativa, permiten situar el problema, el
fenómeno u objeto de estudio desde una posición contextualizada, histórica y comprensiva
de los sujetos y la subjetividad de quienes toman parte en la investigación.

Resultados

De acuerdo al proceso investigativo y reflexivo del equipo de investigación sobre el


ejercicio del control a las rentas ilícitas, las dimensiones del círculo del ilícito responden a
una dinámica y/o fenómenos que se ha identificado como factor de comprensión de la
ilegalidad en las rentas departamentales, se tiene las estructuras de violencia que
interrumpen ciclos de producción y coartan las dinámicas comunitarias a partir del control
social y territorial (Gómez, et. al, 2019, p.39). La debilidad institucional que implica una
escasa legitimidad de las instituciones gubernamentales en ciertos territorios antioqueños a
causa de la ausencia de la mismas, la cohonestación con los actores armados y/o las escasas
políticas de bienestar social con la población, las prácticas socio-comunitarias en las se
está normalizada la ilegalidad e incluso hace parte de sus mecanismos de obtención de
recursos para la subsistencia de las personas que viven en los territorios, la escasa cultura
de la legalidad hace referencia a las acciones que socialmente se han aceptado y que está
relacionadas con forma de ilegalidad, en la que se desconoce el aparato normativo y se
privilegia aquellas prácticas que están por fuera de la legalidad.
Por su parte el desconocimiento del aparato normativo, está relacionado con la escasa
cultura de la legalidad que tiene que ver con que los ciudadanos antiqueños, en muchos
casos no tienen un conocimiento sobre la norma tributaria y las implicaciones que tiene
realizar acciones por fuera de la legalidad. Se tiene la pobreza y desigualdad social, la que
responde a las condiciones socioeconómicas del territorio Antioqueño y su relación con el
acceso a oportunidades de trabajo y subsistencia, el subregistro en la información que hace
referencia a las dificultades que existe en el registro de la información por parte de los entes
competentes sobre el tema tributario y su control y la escasa cultura tributaria que, en
relación a la escasa cultura de la legalidad hace referencia al poco conocimiento y
legitimidad que existe en los ciudadanos en el tema del pago de impuestos y su retribución
en inversión social. En este sentido, es posible relacionar el círculo del ilícito con las
causas de la desigualdad, particularmente en Antioquia-Colombia a partir de la teoría de la
dependencia. Para ello, se centrará el análisis en tres aspectos que se consideran relevantes
para explicar la desigualdad y que se relaciona con el círculo: la tenencia de la tierra, la
concentración de la riqueza y la precarización laboral.

A mediados de los años 60 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe –


CEPAL- desarrolla análisis y reflexiones alrededor del estancamiento socioeconómico de
América Latina para emular el auge industrial y tecnológico norteamericano y generar
propuestas para lograr un crecimiento económico y, por ende, disminuir las desigualdades
sociales entre los países. Sin embargo, esa concepción del crecimiento latinoamericano
donde se transita de una sociedad tradicional a una sociedad moderna estaba ignorando las
diferencias históricas, contextuales, culturales y sociales de las regiones al tomar como
referente el modelo desarrollista de los Estados Unidos. Este modelo definía que el
subdesarrollo respondía a una etapa inferior antes de llegar a la etapa del desarrollo o
industrialización plena. En ese sentido, Rostow definió que las sociedades deben pasar por
cinco etapas entre el subdesarrollo y el desarrollo: (1) la sociedad tradicional, (2) las
condiciones previas para el impulso inicial, (3) el impulso inicial, (4) la marcha hacia la
madurez y (5) la era del gran consumo en masa o la modernidad (1961).

Por esto, la CEPAL identifica que las economías latinoamericanas no llegarían a cumplir
esas condiciones para alcanzar al desarrollo porque el subdesarrollo no es ni una etapa en
un proceso gradual hacia el desarrollo ni una precondición, sino una condición en sí misma,
donde no importa cuánto estimulo haya en América Latina lo cierto es que no se
modernizaran por esa vía porque las economías periféricas “(…) tienden a ubicarse como
exportadoras de bienes primarios, o bien ensambladoras de procesos productivos dirigidos
por los centros (López y Noguera, 2020, p.472).”

Desde esa perspectiva se pueden observar las dinámicas socioeconómicas de Colombia que
al pertenecer a América Latina se considera como economía periférica y que al ser gran
exportador de bienes se encuentra en una situación de dependencia respecto a las
importaciones y el crecimiento socioeconómico de las centralidades. En este sentido. se
reconoce una simetría con el departamento de Antioquia, donde se identifica una influencia
de la dependencia en los territorios, que no es tan lejana como la dependencia entre países,
sino que ya existe una relevancia actual dentro de las localidades.

La centralidad para este caso está situada en el Oriente Antioqueño y en el Valle de Aburrá
que son subregiones que cuentan con gran población y con la mayor importancia
económica ya que existen allí varios clústeres estratégicos que representan el mayor aporte
al PIB del departamento (Ospina, 2019), por otro lado, las periferias se sitúan por
subregiones que reúnen los demás municipios y que son definidas por características
geográficas, socioeconómicas y culturales; las cuales tienen varias dificultades por su
localización pero que a su vez poseen grandes riquezas naturales que permiten proveer de
materias primas, insumos y alimentos básicos a ese centro generando una dependencia
económica de la periferia que se traduce en varias dimensiones estructurales que devienen a
partir de lo monetario, entre ellas está la pobreza y la desigualdad social que conllevan a
prácticas de ilegalidad y de violencia que afectan a su vez la cultura de la población.

Aunque la teoría de la dependencia explica un fenómeno estructural que define una relación
subordinada de las economías de América Latina por las economías industrializadas que se
benefician de los procesos productivos e intercambios de bienes, se podría decir que desde
esta perspectiva se puede comprender la realidad actual de las regiones teniendo en cuenta
elementos socioeconómicos que responden a la expansión de los centros, pero además la
simetría de ese fenómeno general a un contexto más local.
Y aunque se defina que entre mayor sea el desarrollo del centro mayor será el subdesarrollo
de la periferia “(…) la dependencia no se limita a relaciones entre países, sino que también
crea estructuras internas en las sociedades” (Blomström y Ente, 1990). Lo que implica
considerar y reconocer que la teoría de la dependencia se puede reflejar a menor escala
dentro de las comunidades. Por ejemplo, hay consecuencias en la estructura económica de
las periferias y que expuestas por Prebisch (1986) se evidencian en seis aspectos:

(1) desempleo estructural, generado por la incapacidad de crecimiento económico


de las economías periféricas que no pueden absorber la población rural; (2)
desequilibrio en la balanza comercial, porque se importan más bienes de capital que
lo recibido en concepto de exportaciones; (3) deterioro en los términos de
intercambio; (4) dificultades en la balanza de pagos; (5) devaluaciones; y (6)
escasez de divisas.

En relación con lo anterior, desde las periferias del departamento de Antioquia se evidencia
un intercambio desigual de bienes y servicios y también explotación del trabajo lo cual ha
ido generando a través del tiempo las relaciones institucionales y políticas locales donde se
evidencian dificultades en la ejecución de proyectos de inversión social y construcción
colectiva. El desarrollo de las regiones se ha visto afectado por los diferentes procesos del
contexto, el cual es estructural y está atravesado por las realidades nacionales que han
configurado condiciones no favorables para las comunidades, entre ellas se pueden
mencionar: grandes índices de pobreza, presencia de grupos armados, conflictos
ambientales, inseguridad alimentaria, entre otros.

Muchas de estas consecuencias han compuesto dinámicas propias para la supervivencia de


los pobladores de las periferias, que están en relación con la supervivencia, la
concentración de la riqueza y la tenencia de la tierra, donde dichos propósitos sobrepasan la
ley por las mismas violencias estructurales que han permeado las prácticas de las
comunidades y de allí también se encuentra la ilegalidad en las rentas departamentales y
que se han consolidado de tal forma que se desde la institucionalidad se ha propuesto
contribuir al fortalecimiento de estas con la intencionalidad de generar mayor inversión
social.

La concentración de la riqueza.
La concentración de la riqueza se puede revisar desde dos esferas concurrentes en
las dinámicas de la producción interna y externa de los países. Una externa, que se puede
considerar en una expansión hacia afuera y favorece la acumulación de riqueza de las
economías hegemónicas o centrales (Falleto y Cardoso, 1967); y una interna, que favorece
los centros de producción dentro del límite nacional (CEPAL, 2016).

La concentración de la riqueza en América Latina derivada de los procesos


productivos y las relaciones económicas internacionales no ha sido históricamente
homogénea: ha variado en torno a las relaciones políticas y económicas de los países
latinoamericanos con la potencia económica; a sus condiciones y posibilidades de
producción y explotación de recursos, y los intereses de los centros económicos mundiales
por éstos; a la capacidad de control económico y político de las élites nacionales en torno a
la coordinación de la producción nacional; o también al control directo por parte de
capitales extranjeros de ciertos sectores de la producción nacional, denominándoseles
“economías de enclave” para satisfacer sus requerimientos de abastecimiento de recursos y
productos (Falleto y Cardoso, 1967).

Esta situación de dependencia internacional, donde hay un centro económico


hegemónico y las periferias dependientes, en las cuales se circunscriben los países
latinoamericanos, ha posibilitado dinámicas económicas internas, cuya estructura
productiva se ha orquestado en torno a los intereses y requerimientos foráneos. Así, las
políticas nacionales -cuyo fin es perseguir los intereses nacionales- se han formulado y
ejecutado de acuerdo a los estímulos internacionales y la capacidad productiva, es decir,
dando prelación a la economía de exportación y los sectores que atiendan dicha orientación.
Esto produce una especialización de la economía, una focalización de la inversión de
capitales extranjeros en tales sectores concretos, que por tanto posibilita las salidas de los
excedentes allí generados por la explotación y producción al interior de los países. (Falleto
y Cardoso, 1967).

Lo anterior condiciona que las economías internas de los países sean débiles, ya que
los sectores económicos que mayor riqueza generan al interior de los países estén siendo
directamente controlada por capitales extranjeros -enclaves- o por élites económicas
internas cuyo interés está centrado en satisfacer la demanda internacional, con una evidente
desatención del mercado interno. Como consecuencia de lo anterior, los países no se
encuentran totalmente conectados y armonizados económicamente entre sus regiones, con
poca integración más que entre los centros de desarrollo económico al interior del país, que
suelen ser las capitales o las áreas metropolitanas que aglomeran mayor población, como en
el caso de Colombia (CEPAL, 2016).

Estos centros de desarrollo internos, que se caracterizan por la concentración de la


población y la generación de la riqueza en los países, así como por contar con la mejor
infraestructura productiva, es una característica del modelo de desarrollo latinoamericano
(CEPAL, 2016), que a su vez condiciona a otras zonas geográficas al subdesarrollo o el
“entrampamiento de la pobreza”, por la vía del vaciamiento de su población, que se
trasladan a las zonas más ricas en búsqueda de mejores condiciones materiales de vida y
mayores oportunidades laborales. Es decir, el recurso necesario para que las zonas más
pobres se desarrollen se traslada a los grandes polos de desarrollo, lo que posibilita que la
desigualdad territorial se siga ensanchando entre las zonas geográficas.

Tenencia de la tierra

Uno de los fenómenos económicos, sociales y políticos que ha tenido en vilo a


Latinoamérica y por supuesto a Colombia tiene que ver con la tenencia de la tierra. Es
decir, la distribución, el uso y la explotación que esta ha tenido en este contexto.
Históricamente, se ha explicado que una de las causas de la desigualdad tiene que ver con
este asunto en particular, esto es, por una razón sencilla: si la tierra -su uso y explotación-
se concentra en unas pocas manos, en el caso colombiano, se podría situar en familias y
empresas, entonces el excedente de su producción se concentra en esas mismas manos,
familias y empresas, como lo plantea Pérez Sáinz (2014), sobre las desigualdades en
América Latina:

[estas inician] con lo que podría denominarse el segundo acto fundacional de las
desigualdades de excedente en América Latina que configura el campo de las
oportunidades de acumulación. Dicho acto se relaciona con el acaparamiento, por
distintas vías, de la tierra por la oligarquía al excluir a la gran mayoría del
campesinado de este recurso básico (p.,246)
En este sentido, la tenencia de la tierra, en Colombia y en Antioquia, no solamente ha
significado una enorme desigualdad en el territorio, concentrándose en la oligarquía, como
bien lo plantea Pérez Sáinz, además, ha conllevado a la consolidación de un conflicto
armado interno que ha generado un sin número de víctimas, una escasa legitimidad del
Estado y por supuesto acrecentar la pobreza, lo que implica fortalecer la desigualdad, en
palabras de Molano (2015):

El conflicto armado comienza con la Violencia. Y la Violencia está asociada a dos


factores originarios que se influyen mutuamente: el control sobre la tierra y sobre el
Estado, sobre todo a partir de la subida del precio del café, y los presupuestos de
gastos de los gobiernos aumentan considerablemente. (p.,5)

De acuerdo a Sánchez (2014) uno de los aspectos relevantes que explica la concentración
de la tierra en Antioquia, tiene que ver con la relación del poder local y el nacional y el
lugar que se le da a los territorios de la periferia:
Algunos autores afirman que el problema de la tenencia de tierras persiste en las
regiones porque existen élites terratenientes que han ejercido suficiente poder local y
nacional para mantener un Estado central débil en la periferia que mantiene la
estructura de la propiedad rural inequitativa (Uribe, 2009; Gómez, 2011; López, 2016).
(Sánchez, 2019, p. 4)

Amín, (1988), citado por López y Noguera, (2020) proponen que “resulta evidente desde
estas perspectivas que los países del sur del mundo han permanecido —salvo unas pocas
excepciones— en posiciones subordinadas en el orden global y con menores posibilidades
de desarrollo autónomo nacional” (p. 469), en este sentido, una explicación a este
fenómeno en relación a la teoría de la dependencia, como se dijo anteriormente, tiene que
ver con una traspolación del sistema centro-periferia en los territorios antioqueños. Es
decir, si Colombia, como un país fundamentalmente agrario, ha tenido el lugar de la
periferia en relación a las centralidades del continente y el mundo. Antioquia, que es uno de
sus principales departamentos, también conserva esta relación: las centralidades del país y
del departamento son las que poseen la concentración de la riqueza, lo que implica un
fenómeno de desigualdad ante los otros territorios, como se plantea a continuación:
“la relación es clara: en los municipios de Colombia en donde el Índice de Ruralidad –
PNUD es mayor, también los indicadores de violencia y pobreza son mayores (…).
Como describe Robinson (2015), los municipios de la periferia, generalmente los más
rurales, están condenados a un círculo de pobreza y violencia. Hay diferentes centros y
periferias (por ejemplo, geográficos), sin embargo, en Colombia, y Antioquia en
particular, el concepto de periferia es útil para entender que hay zonas en las que la
pobreza y la violencia se intrincan y persisten en el tiempo, mientras que otras zonas
detienen mejor calidad de vida y parece que han cerrado su ciclo de violencia y
pobreza” (Sánchez, 2019, p. 17).

Esta situación, da pie para identificar algunos elementos relacionados con el círculo del
ilícito en las rentas departamentales. Considerando que las centralidades en Antioquia se
ubican en las regiones del Oriente Antioqueño y Valle de Aburrá, en las subregiones de
Urabá, Bajo Cauca y Magdalena Medio confluyen cuatro asuntos (1) son los territorios con
mayor presencia de actores armados y que se encuentran en disputa por el territorio (2) se
evidencia mayor concentración de la tierra por parte de las élites (Sánchez, 2019) (3) se
encuentran distantes a las centralidades del departamento y existe deficiencia en
infraestructura vial y (4) hay una mayor prevalencia de ilegalidad en las rentas como una
forma trabajo informal y legitimidad de los actores armados, que en la mayoría de los casos
son quienes controlan dichas rentas, sobre esta situación Sánchez (2019) plantea:

es necesario romper con tres círculos viciosos que vinculan la relación de las élites
centrales y regionales con la precariedad estatal regional. El primero, las alianzas entre
políticos en Bogotá que se eligen y co-gobiernan con políticos corruptos y
criminalizados en las regiones. Segundo, la evasión del pago y redistribución de
impuestos necesario para construir Estado en las regiones mientras se tolera la enorme
corrupción. Y tercero, romper la distribución de funciones de facto que ha existido entre
el Estado y los competidores armados en las regiones (p. 15)
Conclusiones

En principio, es importante precisar que la ilegalidad en las rentas departamentales tiene


una relación directa con la evasión en el pago de los impuestos, lo que, a su vez, implica
una escasa inversión social en el departamento. En este sentido, es posible plantear tres
aspectos concluyentes (1) el sistema centro-periferia implica que los países periféricos
estén sometidos a fenómenos de desigualdad, considerando que esta relación con los países
industrializados los pone en una posición de desventaja económica que impacta en las
relaciones sociales y que, al menos en Colombia, impacta la conflictividad social y
legitimidad de los actores armados, dos de las dimensiones del círculo del ilícito. (2) El
sistema centro-periferia se traspola a las territorios periféricos y se replican las mismas
lógicas de producción y acumulación, en donde las centralidades reciben el excedente y
tienen la posibilidad de acumular para fortalecer sus economías, como en el caso de
Antioquia y sus subregiones del oriente Antioqueño y el Valle de Aburrá y la relación que
se establece con las otras subregiones, que se vinculan con las prácticas de ilegalidad en las
rentas departamentales (3) un asunto importante sobre la desigualdad es que las élites
locales, regionales y nacionales concentran la riqueza y se disputan la tierra con otros
actores sociales, por lo cual, se mantiene unas condiciones de asimetría económica y social.

Referencias

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Cardoso , F., & Falleto, E. (1967). Dependencia y Desarrollo en América Latina. Siglo
XXI Editores.
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