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De acuerdo con Botero y Restrepo (2010), una vez en el sitio, se trata de reunir uno
a uno todos los detalles del suceso, seguir el hecho hasta su final y obtener todos los
datos significativos. El acopio de imágenes exige cierto orden aun dentro del caos
que el periodista encuentra cuando ha ocurrido, por ejemplo, una catástrofe.
Lo importante es que la tarea del reportero de no sea conducida solo por el instinto o
dejada a merced de la improvisación, sino que, en ella, predominen una lógica y un
orden. Hay que tratar de crear historias encontrando una imagen clave a partir de
la cual se construirá una ilación vigorosa y consistente.
Para Green (2013), en el punto de origen de la noticia, lo más probable es que esté
representada por un reportero y un equipo de gráfico. Gran parte de los hechos se
registran en un cámara; el reportero toma nota sobre el resto, pero su finalidad
primaria en la escena es captar los aspectos importantes y la atmósfera de los hechos
registrados. Para hacer esto, actúa no sólo como reportero, sino también como
director. Le indica al equipo las facetas de los hechos que deben ser grabadas.
Anticipa los problemas que ha de plantear la edición y se asegura de que se disponga
de todas las tomas que necesitará el editor. En suma, es el responsable del
contenido y el estilo de la cobertura.
Entre las habilidades más importantes que un reportero necesita está la precisión:
“chequear y re-chequear la información porque los errores, usualmente, llegan al
guión cuando los reporteros se descuidan. Nada debe ser asumido o tomado como
cierto, todo debe ser confirmado y, si no se puede confirmar, hay que usar la
atribución” (White, 2006, p. 156). Cuando haya errores, deben ser corregidos lo más
rápidamente posible. El autor cree que los reporteros, también, deben desarrollar
sentido noticioso, deben entender qué es noticia y estar en capacidad de reconocer
que ciertas historias son más importantes que otras. “Una de las mejores
formas de aprender esto es aprender de los errores y de la gente que está cerca y lo
hace bien”
Estima que deben ser curiosos, mostrando un interés en todos los detalles de la
noticia. Descubrir algo primero que los demás es la mejor recompensa. Los reporteros
deben mostrar interés por los problemas que afronta la comunidad y el mundo en el
cual viven; frecuentemente, pueden dar información que puede ayudar a los
afectados a llamar la atención de las autoridades.
Un buen reportero odia tomar un no como respuesta, aprende cómo hacer hablar a la
gente cuando no quiere y, cuando consigue un no como respuesta, debe
mencionar en su reporte que el individuo rehusó ser entrevistado (...)
Deben tener determinación y persistencia en la búsqueda de los hechos, ser
agresivos caminando en la delgada línea entre la tenacidad y la beligerancia (p. 163).
El mismo autor señala que no siempre se puede ser completamente objetivo, puesto
que todos tenemos prejuicios, pero “los reporteros deben aprender a apartar sus
sentimientos cuando comienzan a escribir o entregar la noticia. La objetividad para un
periodista significa equidad, es decir, honestamente, dar ambos lados de la
controversia, argumento o debate” (p. 165) Cree que los periodistas deben estar bien
informados y una de las mejores maneras de lograrlo, a su juicio, es leer el periódico,
revistas semanales y también es buena idea observar a la competencia.
Es obvio que un reportero no puede ser una autoridad en todo. Lo ideal sería que
tuviera una amplia educación liberal, auténtico dominio de su
lengua materna, modales cordiales, una voz clara y un conocimiento
actualizado de lo que sucede en el mundo... y también en su vecindad (Fang, 2007,
p.91)
De acuerdo con Mc Cullough (2007), aprender a trabajar bajo presión es una habilidad
que debe tener el reportero porque el tiempo limitado forma parte de su vida diaria.
Su trabajo requiere estar calmado y producir bajo presión, además de focalizar las
energías y atención para evitar distracciones. Debe, también, aprender a aceptar
críticas porque “esta es una profesión pública y su trabajo será expuesto diariamente
a estas. Las críticas no vendrán solo de afuera, sino también de gente que trabaja
contigo o para la cual trabajas” (p.5). Según ella, el negocio de la televisión está hecho
para la gente con iniciativa propia y los líderes; el periodista no debe esperar que la
gente lo conduzca hacia una acción, tiene que tomar la acción y tomar responsabilidad
por ella.
De acuerdo con estos autores, es muy fácil que la labor del periodista se reduzca a lo
siguiente: toma de datos, entrevista, redacción del informe.
Del Portillo y Vásquez (2007) añaden que un reportero debe evitar ciertos gestos
innecesarios así como también muletillas o frases excesivamente adornadas, que
muchas veces son producto de los nervios o del miedo escénico. Para superar todos
estos defectos, es imprescindible que el reportero de televisión tenga una práctica
constante, así como un autoanálisis, a través de los videos, de su presencia en las
cámaras y, además, aceptar las críticas constructivas de sus compañeros, las cuales
ayudarán a detectar y resolver sus principales dificultades. Según Green (2013), la
personalidad del reportero de televisión se incluye de un modo inevitable en la noticia
en mucho mayor grado que en la radio y, por supuesto, en los diarios.