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GUIA DEL FEEDBACK

Uno de los elementos más importantes dentro de un evento que lleve


música en vivo es el sistema de monitoreo ya que, un monitoreo bien
diseñado, podrá entregar al grupo de alabanza una mezcla con los
elementos necesarios para hacerlos sentir cómodos durante el tiempo de
ministración; por el contrario, un monitoreo deficiente podría arruinar la
concentración de los músicos y hacer que la congregación no pueda
recibir ese toque de Dios.

A pesar de que los monitores son de vital importancia para una buena
reunión de iglesia o evento en general, también podrían convertirse en
un dolor de cabeza para los que estamos en audio ya que, a menudo,
nos enfrentamos a uno de los mayores y más temidos problemas que se
presenta en el audio en vivo; el feedback, también conocido como efecto
larsen, acoplamiento, retroalimentación, entre algunos otros nombres
que se utilizan en la industria.

El feedback, a pesar de ser un fenómeno muy conocido, en pocas


ocasiones se entiende de manera adecuada y, como consecuencia, las
medidas tomadas para su prevención y corrección pueden no ser las
mejores. Por eso, a continuación, les explicare cómo es que se genera y
cuáles son nuestras recomendaciones para evitarlo (es mejor prevenir
que corregir).

 
¿Cómo se genera un feedback?

1. La fuente llámese cantante, instrumento, etc. emite vibraciones


con una presión sonora determinada.
2. El micrófono convierte estas vibraciones en impulsos eléctricos,
esta señal generada se envía a la consola encargada de hacer la
mezcla para el escenario (monitores).
3. La señal es sometida a una amplificación tenue por parte de los
preamplificadores y, posteriormente, se amplifica con mayor
potencia para ser enviada a través de los monitores.
4. Los monitores convierten los impulsos eléctricos en vibraciones.
5. Las ondas emitidas por el monitor llegan hasta el oído del
integrante de la alabanza, el problema es que, también, llegan
hasta el micrófono que las había captado inicialmente. Si la presión
generada por el monitor es mayor que la presión generada por la
fuente el sistema es inestable, entonces…
6. El micrófono vuelve a captar la misma onda y comienza de nuevo
el ciclo a partir del paso. El problema es que el ciclo se completa
tan rápido que la señal original y la emitida por el monitor se
superponen y, al sumarse, aumentan su amplitud.
7. El aumento de la amplitud, debido a la superposición de las ondas,
se sale de control, provocando el característico “chillido” que puede
llegar a dañar los oídos de la gente y/o el sistema de audio;
cuando nos enfrentamos a un feedback escuchamos, solamente,
una frecuencia acentuada, esto se debe a que la respuesta en
frecuencias del sistema se encuentra acentuado en esa frecuencia

1. Seleccionar los micrófonos adecuados:

Para hacer una correcta selección de micrófonos, es necesario echar


mano de las cualidades de cada uno de ellos. A pesar de no haber
escuchado o trabajado con todos los micrófonos del planeta, hay muchas
especificaciones técnicas que nos pueden orientar en la selección.

Patrón polar: Una de las características más importantes, ya que ésta


determina las zonas de rechazo del micrófono. En muchas ocasiones se
tendemos a seleccionar una dotación de micrófonos cardiodes, sin
embargo, hay que considerar que, en la categoría de micrófono
direccionales, es el que tiene peor efectividad en su zona de rechazo.

Respuesta en frecuencias: esta es otra de las características


importantes en la selección de micrófonos para tener un sistema libre de
feedback ya que todos los micrófonos tienen variaciones de amplitud a lo
largo de su rango de frecuencias. Veamos el caso de uno de los
micrófonos más populares para audio en vivo, el SM58 de Shure.

Como podemos ver en la imagen, tenemos dos zonas donde las


frecuencias se acentúan en, aproximadamente, 5 dB. En caso de tener
un sistema inestable y estar utilizando este micrófono, es muy probable
que las frecuencias que se retroalimentarán son, precisamente, aquellas
acentuadas por el micrófono, por lo que debemos buscar micrófonos con
la respuesta más plana posible. También es muy importante tomar en
cuenta las frecuencias del instrumento que deseamos capturar y el
contexto del sonido que buscamos obtener; recordemos que la
respuesta en frecuencias de un micrófono nos puede ayudar a ecualizar
nuestro instrumento y, de esta manera, darle el lugar deseado en la
mezcla.

Factor de Distancia: el factor de distancia es una característica


importante de los micrófonos ya que determina la distancia a la cual un
micrófono puede proveer la misma calidad de sonido, en términos de la
relación sonido deseado vs ruido, que un micrófono omnidireccional. No
tiene relación con la sensibilidad del micrófono, más bien es un factor
relacionado con la capacidad de rechazo de ruido (sonido no deseado).
En la imagen podemos ver que el patrón omnidireccional sirve como
referencia para este factor, por eso es que su magnitud es uno; a partir
de este valor de referencia se asignan los valores de los demás patrones
polares. Es decir, si tenemos un micrófono omnidireccional apuntando a
la fuente de sonido a 2 metros de distancia, obtenemos una calidad de
sonido determinada; si deseamos obtener la misma calidad de sonido
usando un micrófono hipercardioide, necesitaremos posicionarlo a  1.9 *
2m = 3.8 metros de distancia.

Esto nos dice que, en aplicaciones en las que necesitemos colocar el


micrófono a mayor distancia, es conveniente utilizar micrófonos con un
mayor factor de distancia. Además, podemos observar que el micrófono
cardioide y el micrófono bidireccional tienen el mismo factor de
distancia, por lo cual, ambos tienen la misma capacidad de acentuar el
sonido deseado sobre el sonido no deseado.

2. Posicionamiento de monitores.

Otro de los factores que es de vital importancia es el posicionamiento de


los monitores; es importante no perder de vista que el propósito del
sistema de monitoreo es brindar a los músicos una referencia de lo que
están ejecutando. Por ello, los monitores deben estar orientados hacia
los oídos de los músicos y no hacia los micrófonos. No olvidemos que
esto debe de ser combinado de manera adecuada con las técnicas de
microfonía que hemos escogido. Pongamos un ejemplo de una
combinación adecuada de posicionamiento de monitores y selección de
micrófonos.

En la imagen podemos ver el posicionamiento, en dos dimensiones, del


monitor respecto al músico y al micrófono; es importante tomar en
cuenta el ángulo de inclinación del monitor ya que no todos comparten
el mismo. Tomemos como ejemplo el monitor CBR 15 de Yamaha que
cuenta con un ángulo de inclinación de 50º, además, tomemos como
referencia una altura del piso al oído del músico de 1.7m. Teniendo estos
datos, podemos hacer una aproximación a la distancia que debería
existir entre el músico o cantante y el monitor a través de la fórmula
planteada en la imagen d= a/tan Θ; si sustituimos los datos tenemos
que d=1.7/tan (50º), lo que nos da como resultado una distancia de 1.2
dos metros.
En la mayoría de los casos, por cuestiones de tiempo o falta de
especificaciones, nos sería imposible hacer este cálculo para cada uno de
los monitores, sin embargo, es importante no perder de vista que el
monitor ¡siempre! debe dirigirse al oído del músico y no al estómago o la
rodilla, de lo contrario, es muy probable que el músico nos pida
aumentar el volumen de su monitor y terminemos con un nivel de
presión sonora muy alto en el escenario (lo cual, seguramente, nos
llevará a tener un feedback).

3. Respuesta en frecuencia del sistema.

 Ya que hemos seleccionado los micrófonos, los monitores y su


posicionamiento, es importante revisar la respuesta en frecuencias de
los monitores. Cuando nos encontramos ante un sistema de audio, cada
uno de los componentes de la cadena (preamp, ecualizador, micrófono,
monitor…) tienen una respuesta en frecuencia que afecta la relación
existente entre la señal original y la señal de salida.

En la mi iglesia tenemos en un salón monitores NX-115A marca Elipsis y


en la imagen de arriba podemos ver una superposición de la respuesta
en frecuencia, en combinación con un micrófono SM58 de Shure. Como
podemos, alrededor de los 4-5 KHz tenemos una resonancia en ambos
componentes, por lo que, seguramente, los monitores tendrá una señal
de salida exaltada en este espectro de frecuencias (falta tomar en
cuenta los demás componentes de la cadena por ejemplo consola). Por
lo que necesitaremos atenuar estas frecuencias para tener un sistema
con una respuesta plana y estable; esto se puede lograr a través de un
ecualizador gráfico, es importante tener en cuenta que se trata de
obtener una respuesta plana y no de “matar frecuencias”. 

¿Qué NO hacer para evitar feedback?


En muchas ocasiones es común que nos encontremos con operadores
que, para evitar feedback, utilicen un ecualizador gráfico para atenuar
las frecuencias exaltadas por el sistema (hasta aquí todo bien). Sin
embargo, es común caer en el juego de “matar frecuencias”, es decir,
atenuar las frecuencias exaltadas hasta el punto mínimo que nos
permita el ecualizador gráfico. Esto con la justificación de que, si
desaparecen esas frecuencias, nos olvidamos del feedback. Pues temo
decir que esto podría ser contraproducente para nuestro sistema, el
problema de esta técnica es que estamos quitando información que
podría ser útil para el músico o cantante. Cuando el músico o cantante
se percate de que su voz no tiene claridad o que, simplemente, se pierde
entre los demás instrumentos, seguramente pedirá un aumento de su
voz en el monitor, lo que aumentará el nivel de aquellas frecuencias que
no “matamos” y seguramente, tendremos feedback.

Por eso, te recomiendo tener en cuenta esta pequeña “Guía Anti


feedback” para que en tus reuniones no se vuelvan un dolor de cabeza
para ti y el grupo de alabanza ¿conoces más técnicas para evitar el
feedback? No dudes en dejarla en los comentarios.

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