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PESCANDO EN RED

Luis Enrique Ascoy (Perú)


con los músicos católicos salvadoreños de 2ª Generación
Radio Luz, sala de reuniones, 28 de Julio de 2002. 17:00 hrs.

Introducción: La música religiosa hoy.

Se conocen en la actualidad por lo menos tres géneros de música religiosa dentro de la Iglesia
Católica:
- Música Litúrgica: Dedicada exclusivamente a la animación de los actos litúrgicos. Es
intraeclesial. Sus destinatarios son los asistentes y celebrantes a una celebración litúrgica.
- Música de animación: Son cantos que sirven para animar los procesos o los momentos de
crecimiento, formación o convivencia de comunidades de fe. Sus destinatarios son los miembros
de esas comunidades con más o con menos tiempo de pertenencia, pero con un proceso de
conversión iniciado. También es de carácter intraeclesial.
- Música de Evangelización (música pastoral): Cantos que tienen el objetivo de llevar la buena
noticia de Jesucristo a aquellos que no la han conocido. Su destinatario es cualquier persona que
la escuche y está escrita para aquellos que no han iniciado un proceso de conversión. Es de
carácter extraeclesial.

Ahora, compete a cada ministerio de alabanza, grupo, solista o banda responderse a sí mismo la
pregunta ¿A qué género de música religiosa pertenezco o me quiero dedicar?.

¿Red o asociación? ¡Ése es el dilema!

En 1996, cuando Martín Valverde, junto a Daniel Poli, tuvieron la moción interna de crear las Redes
de Músicos católicos, no sabían a ciencia cierta qué era lo que Dios quería de esta iniciativa. Al principio se
pensó en una Asociación de músicos, y así se hizo. Sin embargo, a escasas horas de haberse creado se
comenzaron a percibir distorsiones en la forma de entender “La Red”. Se pensaba que pertenecer a ella
implicaba obligaciones contractuales o de mercado entre sus miembros. Se pensaba que era necesario tener un
concejo directivo. A menos de un año después de haber nacido, los fundadores se dieron cuanta que habían
malinterpretado la moción del Espíritu y, tras mucha reflexión y oración con la palabra de Dios, se descubrió
algo: Dios no quería decir que se debía trabajar en red con todos los músicos de América, sino que se debía de
hacer el apostolado de la música con “Espíritu de Red” y difundir ese Espíritu por toda América. Y así se
comenzó a hacer.

Juan Bautista: Modelo de trabajo en red. (Jn. 3, 22 – 30)

Después de esto, se fue Jesús con sus discípulos al país de Judea; y


allí se estaba con ellos y bautizaba. Juan también estaba bautizando en
Ainón, cerca de Salim, porque había allí mucha agua, y la gente acudía y se
bautizaba. Pues todavía Juan no había sido metido en la cárcel.

Se suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y un judío


acerca de la purificación.

Fueron, pues, donde Juan y le dijeron: «Rabbí, el que estaba


contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está
bautizando y todos se van a él.» Juan respondió: «Nadie puede recibir
nada si no se le ha dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que
dije: 'Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.'

El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que


asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi
alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y que yo
disminuya.

Se apuntarán varias reflexiones de este trozo del evangelio.

En primer lugar debe hacerse notar que Jesús y Juan Bautista estaban trabajando en red. Ambos
bautizaban. Y, aunque ellos tenían el mismo Espíritu, sus discípulos entraban en conflictos y crisis («... aquel
de quien diste testimonio, mira, está bautizando y todos se van a él») pues no entendían.

Lo verdaderamente interesante, y de donde sacaremos la reflexión a la cual estamos aludiendo, es la


respuesta que da Juan Bautista a esta desazón de sus discípulos.

«Nadie puede recibir nada si no se le ha dado del cielo. » Cada uno debe hacer un verdadero
examen de autoconocimiento: ¿Cuáles son mis virtudes y mis limitaciones? ¿Cuál es el don que Dios me ha
dado a mí dentro de mi ministerio de alabanza? Se debe caer en la conciencia que ningún cantante o banda
cristiana es cantautora de sus alabanzas. Es decir, no se es propietario del mensaje, el mensaje es de Dios, es
el mensaje que Dios desea transmitir a través de nuestra inspiración, nuestro canto, nuestra música y nuestro
arte. Y Dios da a cada uno según su sabiduría divina, la cual no podemos objetar ni dudar. Se es un simple y
humilde instrumento.

«Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. » Juan tiene la humildad de reconocer
que no es el Cristo. El músico cristiano debe también saber distinguir a Cristo, pero identificándose a sí
mismo como un enviado a anunciarlo. La música y el arte son un telón de fondo donde el verdadero artista es
Jesús. Lo importante no es que al público le guste la música, lo importante es que se muestre a Jesucristo, su
evangelio y sus valores.

«Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. » ¡Cuánto cuesta reconocer las
cualidades, los dones y las virtudes en otros! Juan no sólo es capaz de tolerar que otro esté haciendo su mismo
trabajo, sino que se alegra de que a Jesús le siga más gente que a él. ¿Quién es capaz de esto: Ver que un
hermano o que otro ministerio de alabanza está teniendo más arrastre de personas o tenga mayor unción en
sus canciones que uno mismo y alegrarse “en plenitud” de ello?. Es un don. Este es verdaderamente el
Espíritu que requiere el trabajar en red. Saber que, aunque la propia música no está teniendo el impacto que
uno quisiera, otros hermanos están llevando a Jesús a muchas más gentes a través de sus alabanzas.
He aquí que se deriva una metodología del trabajo en red que debe tenerse en cuenta para cualquier
concierto o recital que sea llevado por más de un ministerio de alabanza o solista:

1. El itinerario del concierto.


Itinerario se refiere a pasos. Estos pasos van en forma de escalera: alcanzando cada vez mayor altura
espiritual. Es un itinerario con una pedagogía kerygmática.

a. Cantos de animación y ambientación.


b. Cantos testimoniales y de contenido social. Este es un paso un poco más largo que los
otros.
c. Cantos de profundización, perdón, acción de gracias y de oración íntima con el Señor.
d. Cantos de consagración y compromiso con el Señor. Debe llevarse a los asistentes en el
concierto a un momento en el cual se comprometan a algo dentro de sus realidades
cotidianas, de lo contrario habría poco trabajo concreto por la construcción del reino.
e. Cantos de animación. Una segunda tanda de cantos de animación se requiere para
terminar con un fiestón después del encuentro con el Señor. Es justo.

2. La organización de los músicos en este itinerario.

Los músicos que participan en un concierto con uno o más ministerios deben tomar en cuenta este
itinerario para llevar adelante el evento, pues así se trabaja en toda Latinoamérica y España. Pero sobre todo
debe tenerse en cuenta para que no suceda lo que lamentablemente se da en muchas ocasiones: En lugar de
tener un solo concierto con tres o cuatro ministerios, se tienen tres o cuatro mini-conciertos en uno. ¿Por qué?
Porque todos quieren hacer lo suyo, demostrar que son capaces de llevar a las profundidades de la fe a un
determinado grupo de fieles. Todos quieren adjudicarse el momento de oración profunda para su propia
banda. Esto es una falta de humildad y es contrario al trabajo en red.

Los músicos deben ponerse de acuerdo previamente al día del concierto y organizar un solo
concierto. Discernir entre los dones que cada uno tenga y ubicarse según sea necesario. Quizá este sea bueno
para la animación, entonces va primero; tal vez aquellos son buenos para la música vivencial, van segundos;
es posible que determinado solista o ministerio tenga una alabanza de oración y de profundización que se
adecue perfectamente al tipo de auditorio que se tendrá y al mismo tiempo este grupo cierra el concierto.

En todo caso se sugiere no seguir el patético ejemplo de algunos conciertos en los que cada
ministerio participante hace un conciertito en su breve espacio. De esa manera ¿Qué le dejan a los últimos?
¡Sólo repetir!, cosa que es antipedagógico y al mismo tiempo da poco testimonio de la calidad que se está
entregando para la alabanza a Nuestro Señor.

«Es preciso que él crezca y que yo disminuya. » A esto se le puede referir como “el don de la
desaparición”. Son muy pocos los músicos cristianos que logran esto. Definitivamente es un don: Poco a
poco, la imagen del artista frente al público va haciéndose más débil, el auditorio comienza a fijar su atención
y su diálogo en el Señor. El artista apenas se nota. Su música comienza a ser como una neblina que envuelve
el misterio inalcanzable de la montaña; pero lo más importante es la montaña, no las nubes que la envuelven.
A veces la neblina obstaculiza, hace difícil, resbaloso y oculto el camino que lleva al pico de la montaña. Si
aquélla no disminuye, ésta no se verá y no podrá ser alcanzada por nadie.

Conclusión.

El trabajo en redes debe volverse algo más que una asociación de músicos. Las redes se transforman
en pequeñas células de músicos afines en sus personalidades y en sus estilos artísticos. Músicos que son
amigos y que crecen en la fe juntos. Que dan frutos en forma de espiral: Primero lo más cercano a sus
realidades, como sus parroquias y respectivas comunidades de fe. Poco a poco, si el Señor les llama, irán
rompiendo fronteras, así la espiral se va extendiendo y el espectro de acción va creciendo. Esto no es trabajo
de unos pocos días.

Allí donde Dios nos ha sembrado es preciso de florecer. Por ello cada ministerio, solista o banda
debe empezar a dar frutos en sus realidades más cercanas. El trabajo que cada ministerio no haga en los
cantones de su país nadie lo hará. El trabajo más importante no es el de los conciertos grandes como los de
Ascoy, Valverde o Poli, en donde algunos se discuten para ver quién es el telonero de estos gigantes de la
alabanza en Latinoamérica. El trabajo principal es el que semana a semana y mes con mes cada ministerio
hace proclamando el Reino de Dios hasta donde “Su mano firme” les lleve. Esto es a lo que Dios está
llamando en esta sociedad fraccionada y exclusivista, esto es lo que verdaderamente da fruto.
GGG

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