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MÁSTER EN MERCADOS FINANCIEROS

Y GESTIÓN DE ACTIVOS

MÓDULO DE ANÁLISIS
FUNDAMENTAL

NOTA TÉCNICA SEMANA 1:


INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS
FUNDAMENTAL

© IEB 1989-2019 © Documentación elaborada por Jacobo Cuadrado Arévalo. Prohibida su


reproducción total o parcial sin autorización expresa de su autor.
MÁSTER EN MERCADOS FINANCIEROS
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ÍNDICE

1. CONCEPTO DE ANÁLISIS FUNDAMENTAL. DIFERENCIA ENTRE


VALOR Y PRECIO.

2. FUENTES DEL ANÁLISIS FUNDAMENTAL

3. EL PROCESO DE TOMA DE DECISIONES. ANÁLISIS TOP DOWN-


BOTTOM UP

4. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA EVOLUCIÓN DE LOS MERCADOS


FINANCIEROS

5. MERCADO DE ACCIONES VERSUS. MERCADO DE BONOS

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1. CONCEPTO DE ANÁLISIS FUNDAMENTAL

Aunque siempre resulta difícil definir un concepto, podríamos afirmar que el análisis
fundamental es el estudio de toda la información disponible en el mercado sobre un
determinado activo financiero, con la finalidad de obtener su verdadero valor y así
formular una recomendación de inversión de acuerdo con el precio que en ese
momento tenga el activo financiero en cuestión.

El analista recopila y analiza la información, parte del pasado y trata de predecir el


futuro, para emitir un juicio, normalmente denominado recomendación. La
información analizada es lo que se conoce como “fundamentos del activo
subyacente”. El objetivo del análisis bursátil es “descubrir lo bueno pero, sobre todo,
lo barato”, ya que podemos encontrarnos con compañías de altísima calidad, pero
ajustadas por valoración e incluso sobrevaloradas, mientras que valores de menor
calidad de beneficios pueden representar verdaderas oportunidades de compra por su
situación en el mercado.

El análisis fundamental se realiza sobre dos grandes campos de conocimiento:

Análisis macroeconómico (variables macro)


Análisis microeconómico (conocimiento del sector y de la empresa)

A pesar de que tan análisis fundamental es el que realizan los analistas


macroeconómicos como los microeconómicos o también llamados sectoriales, y
posteriormente veremos la importancia de la labor realizada por los primeros, vamos a
centrar nuestra exposición en lo que sería un analista típico o standard de renta
variable.

El trabajo del analista en las principales empresas donde se desarrolla esta actividad
profesional (las más importantes son las sociedades de Bolsa y los bancos de
inversión) suele estar dividido sectorialmente. Hace algunos años esta división se
hacía por países o áreas geográficas, pero la globalización de los mercados (donde ha
tenido una importancia creciente la creación de la Unión Europea) ha hecho que los
movimientos de los mercados estén mucho más determinados por sectores que por
países.

Sirva el ejemplo a este respecto de que la evolución de Repsol (compañía petrolera


líder en España) está mucho más determinada por las perspectivas del sector petrolero
a nivel internacional que por lo que puedan hacer otras empresas españolas cuya
evolución poco tiene que ver con el negocio de Repsol (decir nada sería excesivo
teniendo en cuenta que cualquier empresa española se ve influenciada por la
evolución de la economía doméstica).

La justificación del análisis fundamental es intentar predecir y, por lo tanto, en la


medida de lo posible, anticipar el comportamiento bursátil de una determinada
compañía en el mercado. Para ello hay que partir de una hipótesis básica:

“El mercado no es eficiente en el corto plazo, aunque en el largo sí lo es”

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La hipótesis de mercado eficiente establece que los precios sólo se mueven conforme
aparezca nueva información. Y dado que ésta es impredecible, el movimiento de los
precios también debería ser impredecible. Este argumento es la esencia de la teoría del
Random Walk (Paseo Aleatorio), cuya hipótesis básica consiste en mantener que no
es posible intentar predecir la evolución de los mercados, ya que prácticamente está
regida por el azar o al menos por un proceso de toma de decisiones aleatorio.

Ahora bien, la evolución de carácter aleatorio no significa irracional, ya que un


inversor inteligente es aquel que descubre nueva información antes que el resto del
mercado y pretende descubrir ineficiencias en el mismo, por lo que desde ahora
decimos que no suscribimos en absoluto la tesis de la Teoría del Paseo Aleatorio ya
que la experiencia demuestra que la evolución de los precios de las acciones siguen su
valoración fundamental, especialmente en el medio plazo y salvando movimientos
erráticos que se puedan producir en el corto plazo.

El hecho de que existan equipos de analistas muy numerosos en todo el mundo (y con
retribuciones muy elevadas en muchos casos, especialmente en los mercados con más
experiencia y tradición en este negocio como son los de los países anglosajones) y que
hayan sido capaces de sobrevivir durante periodos de mercado especialmente
complicados, confirma la tesis de la utilidad del análisis fundamental.

Como los analistas utilizan información pública, sólo los analistas con mucha
experiencia conseguirán alguna ventaja (excluído el supuesto del posible acceso a
información privilegiada). No sólo hay que analizar bien, hay que hacerlo antes y
mejor que los demás. De hecho, el grado de eficiencia de los mercados también se
puede aplicar a valores determinados y en este sentido es importante destacar que
cuanta más información exista sobre un determinado valor (tanto en cuestión de
cantidad como de calidad, como de momento de obtención de la misma), la opinión
de los distintos analistas será más concordante, de alguna manera se llegará a
establecer una valoración relativamente cercana a lo que podría entenderse con el
huidizo término de valor fundamental (o valor intrínseco) y por lo tanto, la
posibilidad de beneficio, y consecuentemente de pérdida, es mucho más limitada. El
mercado es mucho más eficiente en la formación de los precios en este tipo de
compañías, por lo que la posibilidad de participar de fuertes fluctuaciones en los
mismos es bastante remota.

Circunstancia que influye de alguna manera en la eficiencia del mercado es el


conocimiento y la predicibilidad del negocio de la compañía a analizar. Es
indiscutible que negocios tradicionales, con mercados maduros, crecimientos escasos
y márgenes en un rango de variación muy conocido se prestan a hacer valoraciones
más exactas, por lo que el mercado tenderá a ser más eficiente; además hay que tener
en cuenta que este tipo de compañías, que normalmente suelen ser de gran dimensión,
son seguidas o están cubiertas por muchos analistas nacionales e internacionales. Es el
caso de las compañías denominadas "utilities" (empresas de electricidad, gas y agua)
o en general de los grandes valores del mercado llamados "blue chips". Sin embargo,
es evidente que la eficiencia en compañías cuyo negocio es desconocido por su
novedad, lo que entraña una evidente dificultad en la predicción, hace muy
complicada la valoración de las acciones, por lo que el mercado es menos eficiente y
se pueden aprovechar más ineficiencias del mercado debido a que la formación de
precios es marcadamente más errática.

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Como ejemplo podemos ver la evolución que han presentado dos valores españoles
pertenecientes al Ibex-35 y por lo tanto de una liquidez y de una capitalización
bursátil muy respetable. Me estoy refiriendo al caso de Terra (sirva como ejemplo, ya
que salió a Bolsa en noviembre de 1999) y de Iberdrola. Es evidente que los factores
que determinan la eficiencia de la formación de precios de un valor están mucho más
presentes en Iberdrola que en Terra en cuanto a conocimiento del negocio,
perspectivas futuras, tradición bursátil, métodos de valoración, etc, por lo que la
evolución del precio de la eléctrica habrá de ser mucho menos volátil que la de Terra.

El gráfico que compara la evolución de estas dos compañías de un año a esta parte no
deja muchas dudas al respecto.

Otra circunstancia que influye de manera importante en la eficiencia del mercado,


aunque realmente este es un dato que influye más en el riesgo de los títulos por su
volatilidad, es el riesgo del mercado en el sentido de ser valores poco líquidos en los
que se producen fuertes variaciones de los precios, circunstancia que analizaremos
más en profundidad al hablar del concepto de riesgo.

Por lo tanto, podemos concluir que la base de partida del análisis fundamental es que
el precio de una acción no refleja el verdadero valor de la misma, por lo que un
análisis pormenorizado y riguroso sobre los factores que determinan la valoración de
las distintas acciones nos permitirá el descubrimiento de oportunidades de inversión
cuya rentabilidad estará asegurada, especialmente en el medio plazo.

Queremos hacer hincapié en la hipótesis básica de que el ajuste entre los precios de
mercado y lo que los analistas consideran que es el valor fundamental de las acciones
(que no siempre es acertado), se produce en el largo plazo y que, a corto plazo, puede
haber factores que hagan que las valoraciones fundamentales no se vean reflejadas en
los precios de las acciones.

Por lo tanto, podemos concluir que el analista fundamental trata en todo momento de
descubrir infravaloraciones o sobrevaloraciones en base a determinada información no

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recogida aún por el mercado o no interpretada de forma correcta o en la medida


oportuna.

El objetivo básico del análisis fundamental es obtener el valor intrínseco de una


acción y compararlo con el precio de mercado para realizar una recomendación de
inversión. El análisis fundamental se basa en la idea de que a largo plazo el precio de
mercado de la acción tiende a su valor intrínseco.

Si el precio de mercado es inferior al valor intrínseco, la recomendación será la


de COMPRAR, ya que el precio de mercado es inferior al valor del negocio. Es
decir, pagamos menos de lo que en teoría vamos a obtener.

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2. FUENTES DEL ANÁLISIS FUNDAMENTAL

De la explicación anteriormente efectuada sobre el concepto de análisis fundamental


se deduce sin excesivo esfuerzo que la materia prima del analista es la información.
De la obtención de buena información y en momentos oportunos (siempre respetando
la legalidad) va a depender en mucho la calidad el análisis, y no tanto la calidad (en la
que influyen otra serie de factores como la experiencia, visión de mercado, métodos
de valoración empleados, etc), sino sobre todo la eficacia del trabajo del analista.
Tener acceso a información de calidad, en momentos oportunos y saber dar una
opinión sobre el impacto de esa información en el precio de un valor o en la evolución
del mercado en su conjunto (si la información afectara al conjunto de un mercado) se
torna en objetivo absolutamente fundamental para llevar a cabo una tarea acertada.
Por lo tanto, la información es condición necesaria, aunque no suficiente, para llevar a
cabo una labor de análisis rigurosa y en la mayor parte de los casos exitosa.

Las fuentes de información de las que dispone un analista son múltiples y variadas,
pero lo importante es afirmar que cualquier fuente de información es válida siempre
que permita tener una opinión lo más adecuada posible sobre el valor objeto de
nuestro análisis. Si descubrimos cualquier fuente de información, por rara o extraña
que pudiera parecer, que vemos que nos proporciona elementos adicionales para
formar nuestra recomendación de inversión, bienvenida sea, siempre que sea legal y
no contravenga nuestros principios éticos profesionales. Por lo tanto, hay que conocer
todas las fuentes públicas (si se nos escapase algo que ha salido publicado en algún
medio público sería un fallo grave de un analista) e intentar aprovechar las privadas
en la medida de lo posible.

Las principales fuentes de información de un analista son las siguientes:

Medios de comunicación

Los medios de comunicación son la primera fuente de información de un analista. Es


una fuente que tiene carácter público y que como tal cualquier persona puede tener
acceso a ella de forma equivalente. Una de las más utilizadas es la prensa económica.

Además de la prensa escrita están los medios audiovisuales como la radio (donde
existen emisoras especializadas en temas financieros) y sobre todo la televisión,
donde la fórmula de la TV de pago multicanal ha permitido la existencia de canales
temáticos de economía, tanto a nivel nacional como internacional, que permiten un
seguimiento permanente de las noticias económicas y financieras alrededor del
mundo. Asimismo, este fenómeno se ha visto potenciado con la TDT (Televisión
Digital Terrestre).

Una fuente de información especialmente interesante para el analista y que dota a su


trabajo de una actualidad y viveza extraordinaria son las agencias de información, que
aunque también proporcionan noticias de información general, tienen un marcado
carácter financiero. El hecho de tener una fuente de información permanente hace que
el analista tenga que estar totalmente al día porque en cualquier momento puede surgir
una noticia o algo relacionado con el sector o valor que es objeto de análisis que
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puede proporcionarle un dato más sobre cuál ha de ser la valoración correcta de cada
una de sus compañías en cada momento.

Otras fuentes de información pública que están al alcance del analista son las
publicaciones que se realizan sobre la evolución de determinados sectores o
compañías.

Por lo que se refiere a las compañías, la información específica sobre las mismas se
encuentra en las memorias que las empresas publican y que normalmente se
distribuyen en la Junta General de Accionistas que se celebra con carácter anual. Este
es un documento que no todo el público tiene acceso al mismo (en principio, hay que
ser accionista), pero que de hecho es de bastante fácil obtención a través de la web de
Relaciones con Inversores de la compañía.

Aunque hemos comentado que estas fuentes de información tienen carácter totalmente
público (toda persona puede tener acceso a ellas sin necesidad de trabajar como
analista o disponer de una formación determinada en diferentes materias), hay que
decir que ninguna persona normal, de lo que podríamos denominar de la calle, tiene
acceso a toda esta cantidad de información ya que, de ser así, no haría otra cosa en su
vida. Ya es muy difícil para un profesional (me atrevería a decir que ninguno de los
que somos profesionales del tema financiero tenemos acceso a todos lo medios
anteriormente mencionados, al menos directamente), por lo que para una persona
profesional de otro campo o que no tenga una labor profesional especialmente intensa
(Ej. Jubilados, amas de casa, etc) resulta absolutamente imposible.

La conclusión a la que queremos llegar con esta reflexión es que ya considerando los
medios públicos de información, la diferencia de información que tiene un analista
con respecto a cualquier otra persona es inmensa, por que además de la información a
la que él pueda tener acceso, tiene toda la información indirecta que le proporcionan
compañeros de trabajo o amigos que han tenido acceso a determinada información
diferente a la que posee el analista en un momento determinado.

Relación con las compañías

Las fuentes de información de las que dispone el analista y que hemos englobado con
el nombre de relaciones con las compañías no se pueden considerar fuentes públicas
de información. Es decir, el acceso a determinada información que dispone el analista
por el hecho de serlo, no es normal que pueda tenerlo cualquier persona que no sea un
profesional del mundo financiero. No es que sean fuentes estrictamente privadas
(término que tendría un sentido especialmente restrictivo, que no es el caso), pero sí
que no son fuentes públicas. Cualquier persona de la calle tendría verdaderas
dificultades, salvo en el caso de que sea accionista de la compañía, y aún en ese caso
sería difícil el acceso a determinada información a la que sí puede tener acceso el
analista. Las compañías cotizadas, debido a su exigencia de proporcionar información
a las autoridades competentes, suelen tener personas dedicadas a las relaciones con los
analistas o con los inversores en general. En las empresas pequeñas a veces con una
persona es suficiente para cubrir el trabajo (que en algunas ocasiones es un directivo
de la compañía) y en las empresas más grandes con un espectro accionarial mucho
más grande, con inversores institucionales nacionales y extranjeros y con cotización
oficial en mercados extranjeros organizados, se crean departamentos para llevar a
cabo esta labor.
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El medio más habitual de relación con las compañías lo constituyen las visitas, en las
que el analista, a veces solo u otras veces acompañado de alguien de su empresa
(vendedor o gestor) o en otras ocasiones acompañado de un cliente, realiza una visita
a la compañía mediante la cual la persona del equipo de relaciones con inversores le
comenta la evolución de las distintas líneas de negocio de la empresa y las
perspectivas de las mismas. Cuestión importante es contrastar de alguna manera las
estimaciones del analista para los años futuros con la persona responsable del
departamento de relaciones con inversores ya que en algunos casos pueden
proporcionar bastante luz sobre la bondad de nuestro análisis. La periodicidad de las
visitas dependerá de distintos factores como la situación del mercado o de la
compañía, el grado de detalle que requiera el analista, el número de compañías que
siga o el interés que el valor suscite en alguno de los clientes de analistas (vendedor,
gestor, o cliente directamente), pero normalmente un ritmo bastante razonable es
realizar dos visitas al año.

Otro medio de relación de los analistas con las compañías son las presentaciones.
Estas presentaciones se suelen hacer con motivo de alguna noticia relevante sobre la
compañía como puede ser la publicación de resultados (que es lo más habitual para
hacer una presentación a analistas y que, algunas empresas tienen la costumbre de
realizarlo trimestralmente), alguna noticia corporativa de consideración (compra de
una empresa, fusión, etc) o bien alguna presentación más de fondo que se realice para
dar un repaso a la estrategia de la compañía.

Además de estas dos principales fuentes de información del analista con las
compañías, hemos de mencionar todas las notas de prensa que las empresas emiten
con relación a cualquier noticia o novedad que pudiera surgir sobre la empresa.
Además de estas notas (que se suelen distribuir vía correo electrónico), existe siempre
la posibilidad del contacto directo vía telefónica entre el analista y la persona
responsable del departamento de relaciones con inversores de cara a comentar alguna
noticia que haya salido en prensa, algún rumor que nos puede haber llegado sobre la
compañía o simplemente un comportamiento bursátil algo excepcional en términos de
volumen o de variación de precio.

El último medio al que queremos referirnos son los informes de análisis sobre los
valores que estamos analizando que efectúan otras casas de valores. Este medio no es
estrictamente confidencial, pero desde luego no puede considerarse algo público ya
que estos informes están reservados para los clientes de las respectivas casas de
análisis. Sí que es verdad que se puede tener acceso a los mismos a través de
filtraciones, amistades, prensa, intranet, pero en principio no son fuentes de
información a las que pueda tener acceso cualquier ciudadano.

Resultados Trimestrales

Si hemos establecido que la labor del analista se basa en la recopilación de


información y su interpretación para llegar a obtener una idea lo más clara posible de
las perspectivas de la empresa, es evidente que la publicación de los resultados
trimestrales se convierte en la fuente fundamental de información y a la que el analista
debería prestar más atención. De la contrastación entre los resultados trimestrales y las
estimaciones del analista, éste irá perfilando sus estimaciones futuras que son la clave
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para el establecimiento del precio objetivo de la compañía y consecuentemente de la


recomendación de inversión.

Las compañías cotizadas tienen la obligación de proporcionar información al


organismo regulador del mercado (la Comisión Nacional del Mercado de Valores en
España, la Securities and Exchange Commission en Estados Unidos) sobre hechos
relevantes que puedan afectar a su evolución en el mercado, y dentro de éstos, se
encuentran en lugar muy destacado los resultados. Las compañías cotizadas han de
publicar los resultados trimestrales con unos plazos determinados de presentación y
con la exigencia de proporcionar determinados datos según la regulación exigida.

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3. EL PROCESO DE TOMA DE DECISIONES. ANÁLISIS TOP DOWN-


BOTTOM UP

El objetivo del análisis fundamental llegar a proporcionar una recomendación de


inversión sobre un determinado valor de acuerdo con la confrontación entre lo que el
analista entiende que es su valoración fundamental y lo que el mercado dice en esos
momentos, es decir, su precio. De cara a realizar el proceso de la toma de decisiones,
se pueden utilizar dos técnicas básicas de aproximación a los valores que van a
depender del punto de partida para realizar las recomendaciones. Los dos enfoques a
los que nos estamos refiriendo son el Top-Down y el Bottom-Up, cuya traducción
literal sería la de "Arriba-Abajo" y la de "Abajo-Arriba", pero que como tantos otros
conceptos financieros, la traducción española correspondiente, como se puede
apreciar, es poco gráfica o significativa, por lo que normalmente se impone la
utilización de los términos en inglés, como tantas otras veces.

Top Down. El método o enfoque Top-Down es aquél que toma las decisiones de
inversión partiendo de las variables más globales para ir descendiendo
progresivamente hasta las más específicas. El proceso de la toma de decisiones podría
seguir el siguiente camino:

El primer análisis consistiría en analizar primero la situación del ciclo económico de


cada país donde opera la empresa, en segundo lugar el análisis del sector y finalmente
el análisis específico de cada compañía en la que habría que evaluar los aspectos
fundamentales de la misma: posición competitiva de la compañía (cuota de mercado,
calidad del producto, barreras de entrada), rentabilidad, nivel de endeudamiento,
liquidez,… Todo con el objetivo de determinar el precio objetivo y emitir una
recomendación de inversión.

Por lo tanto, se ve que se parte de lo más global a lo más particular, siempre con la
idea de que la aproximación sea lo más útil posible de cara a la toma de decisiones y,
al final, de cara a ganar dinero, que no nos olvidemos que es el objetivo fundamental
de cualquier labor de análisis.

Como es lógico, las compañías conocidas en el mercado por el tiempo que llevan en
el mismo y por su negocio, como por ejemplo, Iberdrola, Repsol o Acesa darán
muchas menos sorpresas en lo que se refiere a sus fundamentales que lo que puede
hacer Terra (sirva como ejemplo del pasado), que está inmersa en un sector nuevo
sobre el que es muy difícil establecer el futuro del mismo y, como consecuencia de
ello, de los resultados de las compañías que operan en él.

Bottom up. En este segundo enfoque de análisis, el proceso de toma de decisiones es


el inverso: primero analizamos la empresa, en segundo lugar el sector y en tercer lugar
los países donde opera la empresa.

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Por lo tanto, podríamos concluir esta primera parte de introducción al concepto del
análisis fundamental y a su ejercicio profesional afirmando que el proceso del análisis
se puede concretar en las siguientes fases:

Recopilación de la información
Interpretación de la información recopilada (juicio del analista)
Traslado de las conclusiones a números (Confección de las
estimaciones futuras de resultados)
Valoración, determinación del precio objetivo
Recomendación de inversión
Contraste de la recomendación con el comportamiento bursátil

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4. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA EVOLUCIÓN DE LOS MERCADOS


FINANCIEROS

Introducción

Una vez descrito el concepto de análisis fundamental, los conceptos básicos que hay
que dominar para realizar la labor de análisis de la mejor manera posible y la
descripción de los que son los dos enfoques más utilizados en la toma de decisiones,
vamos a entrar en el estudio de los factores que influyen en la evolución del mercado.

Nos vamos a centrar en:

Influencia de los tipos de interés


El factor beneficios empresariales
El factor flujo de fondos

4.1. Influencia de los tipos de interés.

Una vez expuesta esta diferenciación entre los conceptos de renta fija y de renta
variable, que creíamos necesaria y que luego nos va a ser de utilidad, vamos a
centrarnos en la influencia de los tipos de interés en la evolución del mercado bursátil.
Los tipos de interés se pueden definir como el precio del dinero. Es decir, es la
retribución que se satisface a los activos líquidos. De cara a analizar qué tipos de
interés son los que influyen en mayor medida en los mercados, sabemos que no es
sencillo debido a que hay muchas referencias de tipos de interés y no es lo mismo la
influencia de unos que de otros.

El primer tipo de interés que hay que tener en cuenta en nuestro análisis es el tipo de
intervención, que hasta el año 1998 lo regulaba el Banco de España pero que en este
momento ya ha pasado a ser competencia del Banco Central Europeo (BCE). Este tipo
de interés de referencia es muy importante en el sentido de que marca la pauta de la
política monetaria y da una idea al mercado de la orientación o del sesgo de la política
monetaria. En muchos casos el mercado secundario ya está reflejando cuál va a ser el
próximo movimiento de la autoridad monetaria y, salvo sorpresa en la política
monetaria de esta institución, los movimientos son relativamente esperados. Por lo
tanto, el tipo de intervención es una gran guía para ver por dónde puede evolucionar la
curva de tipos, pero no es especialmente relevante en términos de mercado, debido a
que el mercado secundario ya está reflejando dónde cree que deberían estar los tipos.
Los tipos a un año (normalmente representados por las Letras del Tesoro o el mercado
interbancario) son bastante significativos de cara a las valoraciones de las acciones
debido a que se comparan con la rentabilidad anual proporcionada por una acción,
especialmente con los dividendos.

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Los tipos de interés influyen en la evolución del precio de los activos financieros, y en
concreto de las acciones, debido a tres motivos fundamentales:

1-Valor presente de los flujos futuros. Es indiscutible, por pura teoría financiera
básica, que un movimiento en los tipos de interés influye en el valor actual de los
flujos futuros que estamos descontando para un determinado valor, que no olvidemos
es lo que determina la evolución del precio de las acciones. Si los tipos de interés
suben, los beneficios estimados para cualquier compañía en el futuro valen menos a
día de hoy (suponiendo constantes los beneficios), mientras que si se produce una
bajada en los tipos de interés, el efecto es el contrario y los flujos futuros de una
compañía tienen más valor a día de hoy.

2-Alternativas de inversión. Como ya hemos comentado, los tipos de interés no son


más que la retribución del dinero, de la liquidez, por lo que siempre habrá que
compararlos con las alternativas de inversión que hagan más o menos atractiva la
inversión en renta variable.

Así, si los tipos de interés están especialmente elevados la inversión en Bolsa (en
acciones) pierde atractivo, ya que la rentabilidad exigida a la Bolsa aumentaría porque
el inversor en bolsa espera una rentabilidad superior al activo libre de riesgo.

La argumentación contraria también es absolutamente cierta. En la medida en que los


tipos de interés estén bajos, la inversión en Bolsa se verá beneficiada porque será más
fácil batir a la rentabilidad de los activos sin riesgo, si bien no porque los tipos estén
bajos quiere decir que se tenga que invertir en Bolsa en cualquier caso como luego
analizaremos).

3-Resultados empresariales. El tercer factor por el que los tipos de interés tienen una
influencia marcada en la evolución de las acciones, y en consecuencia de los
mercados, es el efecto de los mismos en los beneficios empresariales. La influencia de
los tipos de interés en los beneficios empresariales se refiere a unos menores gastos
financieros.

No todas las empresas presentan el mismo grado de sensibilidad a un movimiento de


los tipos de interés. Precisamente los ratios de endeudamiento serán los principales
indicadores de la sensibilidad de los beneficios de una empresa a un movimiento de
los tipos de interés.

Otro factor donde la evolución de los tipos de interés puede afectar a los beneficios
empresariales es la propensión a invertir. Con unos tipos de interés bajos se fomenta
la inversión empresarial (lo mismo que ocurre con la inversión privada) y puede
favorecer los procesos de expansión de las compañías.

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4.2. El factor beneficios empresariales

Podríamos decir que la principal labor del analista de renta variable es estimar de la
forma más precisa posible la evolución de los beneficios empresariales de sus
empresas objeto de estudio hasta el ejercicio que él estime oportuno con vistas a
realizar un análisis consistente y riguroso.

Antes de entrar a analizar este factor clave de la evolución de los mercados, hemos de
apuntar aquí, como ya hemos adelantado anteriormente, que nos estamos refiriendo a
los beneficios empresariales de forma genérica y que en algunos casos se puede hacer
una actualización de otro tipo de flujos que no sean estrictamente los beneficios, como
puede ser el caso del flujo de caja de la empresa (Free Cash Flow to the Firm) o
los dividendos.

De hecho, el flujo de caja de la empresa (que analizaremos más adelante) es una


variable más exacta para analizar la evolución de una empresa, simplificando
podríamos decir que el flujo de caja es la tesorería generada por una empresa (es
decir, cobros menos pagos).

Podríamos decir que una de las variables que más influye en los beneficios
empresariales es el crecimiento económico. Como analizamos en un módulo anterior,
en una cuenta de resultados de una compañía estándar advertimos que la cifra de
ventas era la más importante de la misma por ser la partida de la que surgen todos los
fondos generados por una entidad.

Pues bien, la variable macroeconómica que más influencia tiene en la cifra de ventas
es el crecimiento económico, que no deja de ser la que me determina en mayor
medida la demanda del negocio que desarrolla la empresa. Por lo tanto, el crecimiento
económico se torna en variable absolutamente determinante de la evolución de los
beneficios empresariales y cualquier gestor de una empresa lo que más puede añorar,
y por tanto desear, es que la economía o economías donde se desarrolla su actividad
crezcan lo máximo posible ya que de esta manera no tendrá problemas en cuanto a la
obtención de resultados satisfactorios.

No obstante, por otro lado, el crecimiento económico es una partida difícil de estimar
en la que los gestores no pueden influir en exceso debido a que está influida por una
serie de variables que, en contra de lo que ocurre con la práctica totalidad de las
partidas de gasto, se escapan en gran medida del control de los gestores. Ahora bien,
si tan importante es el crecimiento, el analista ha de estar especialmente sensibilizado
con lo que son todas las partidas que de alguna manera indiquen cuánto está creciendo
una economía. Pero, ¿Cómo se mide el crecimiento económico y cómo se puede
acceder a su evolución?

El crecimiento económico en cualquier economía desarrollada se mide en términos de


crecimiento del PIB en términos reales, es decir, descontando el efecto de la subida de
precios (que se mide a través del deflactor), siendo el principal problema que tiene
este dato el hecho de que se conoce de forma trimestral y, además, con un cierto
retardo en relación al periodo económico considerado. Por lo tanto, en ocasiones nos
encontramos con que el analista tan sólo tiene información una vez al trimestre de la

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variable más importante para la estimación de los beneficios empresariales y, además,


esta información la obtiene con un claro retardo temporal.

Es por esto por lo que el analista se siente obligado a conocer algunos datos que le
proporcionen una indicación de por dónde está yendo la economía de una forma más
adelantada de lo que lo hace el indicador trimestral de crecimiento del PIB. A este
propósito se utilizan los indicadores de coyuntura que no son más que una serie de
datos que nos muestran de una forma más dinámica y pronta, aunque lógicamente más
parcial, la marcha de la economía. Indicadores de coyuntura hay muchos y muy
variados, suelen proporcionar información sobre un determinado sector o línea de
actividad (aunque los hay globales) y el analista ha de valorarlos en gran medida
debido a que se publican normalmente de forma mensual y, además, muchos de ellos
son especialmente relevantes para la evolución de su sector, en algunos casos incluso
por encima del propio dato agregado del PIB.

Como decimos, los indicadores de coyuntura son muchos y cualquiera de ellos nos
puede ayudar a conocer la situación económica, siendo los que nos parecen más
destacados los siguientes:

Producción Industrial
Empleo
Ventas de coches
Ventas en grandes superficies
Viviendas iniciadas
Evolución créditos bancarios
Morosidad bancaria
Consumo de energía eléctrica
Tráfico en autopistas
Consumo de cemento
Ocupación hotelera

Como se puede apreciar, son datos referentes a distintos sectores que nos van a dar
una visión algo parcial de la evolución de la economía, pero es evidente que en la
medida en que más indicadores marquen una tendencia más marcada y, sobre todo,
más pronunciada, en mejor disposición nos encontraremos para saber cómo está
evolucionando la economía en un determinado período. Estos indicadores se publican
casi todos con periodicidad mensual y normalmente con no excesivo retardo en
relación al período vencido, por lo que son especialmente indicativos de la situación
económica en general.

Por otro lado, el tipo de cambio tiene influencia en empresas que tienen una parte
importante de sus ingresos denominados en divisas diferentes a la local, circunstancia
que se produce, además de en el ya comentado caso de las empresas exportadoras, en
las empresas con un peso importante de las filiales internacionales en su balance
(piénsese en el caso de los grandes bancos españoles) y cuyos resultados se
denominan en moneda local. También en este aspecto habría que mencionar que la
evolución del tipo de cambio también puede ser importante en empresas con elevada
deuda denominada en divisa, que puede hacer que aumente el principal, y también el
coste de la misma por una posible subida de los tipos de interés, como consecuencia
de una depreciación de la moneda, ya que cualquier mecanismo que pretenda paliar
este efecto vía seguro de cambio no dejaría de tener un sobrecoste para la compañía,
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amén de que muchas veces, y especialmente para importes muy elevados en divisas
algo laterales, el seguro de cambio es difícil de realizar.

Por lo tanto, el tipo de cambio sí que puede considerarse como una variable
macroeconómica que tiene un impacto relevante en la evolución de los beneficios
empresariales, especialmente si los movimientos de los tipos de cambio son
especialmente pronunciados en relación a una divisa en concreto, circunstancia que ha
ocurrido con relativa frecuencia en los últimos años en algunos países emergentes y
que ha tenido un impacto en los mercados muy considerable.

4.3. El factor flujo de fondos

El factor flujo de fondos no se puede considerar un factor estrictamente fundamental,


en el sentido de que no es perfectamente cuantificable; no obstante, no por ello hay
que minusvalorarlo ya que su influencia en los mercados es manifiesta. El factor flujo
de fondos puede ser definido por aquella resultante de todos los factores que pueden
hacer que la Bolsa se mueva en una dirección u otra, especialmente en el corto plazo.

Del conjunto de los distintos factores que podemos incluir en lo que denominamos
flujo de fondos se pueden distinguir dos tipos muy marcados:

Fundamentales

Desde un punto de vista estrictamente fundamental, hay una serie de datos objetivos
que pueden favorecer la entrada de capitales en Bolsa, algunos de tipo
macroeconómico y otros de tipo legal/regulatorio. En el primer grupo hemos de
destacar la tasa de ahorro, que es un claro exponente de la cantidad de dinero que
puede llegar a invertirse en los mercados, así como también es muy significativa la
proporción que de los activos financieros totales en manos de los particulares y
empresas se mantengan en renta variable. Si la tasa de ahorro es elevada y el
porcentaje de activos financieros invertidos en renta variable es bajo, se dan las dos
mejores circunstancias para que el mercado pueda ser destinatario de una gran
cantidad de flujos hacia el mismo, especialmente si las expectativas sobre la renta
variable son favorables; de hecho, la conjunción de estos factores fue uno de los
grandes motores del mercado español en sus años más alcistas de la segunda mitad de
los años 90.

En el segundo grupo de factores hemos de incluir la diferente normativa de los


distintos países que puede influir en cuanto a la propensión a invertir en renta
variable. En este sentido lo más significativo es el tratamiento fiscal de las
operaciones bursátiles que puede hacer que los inversores, especialmente los
particulares, que suelen ser los más indefensos frente al fisco y, por consiguiente, los
más sensibles, se decidan a aumentar sus posiciones en el mercado. Si el tratamiento
fiscal de las operaciones bursátiles es favorable, o se piensa que va a cambiar a mejor,
es evidente que la propensión a la inversión bursátil será mucho más pronunciada que
en el caso contrario.

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Momentum de Mercado

Un segundo grupo de factores que se incluirían en el amplio paraguas del flujo de


fondos son todos aquellos que se considerarían parte del amplio concepto de
momentum. El momentum del mercado (término que se aplica con toda propiedad
también en el caso de valores particulares) viene a incluir todos aquellos factores que
puedan influir en la situación concreta del mercado en cuanto al sentimiento en un
momento determinado. El hecho de que las expectativas sean buenas, que haya interés
en un valor, que esto suponga un aumento de volumen de contratación, la posibilidad
de nuevas noticias positivas, tanto desde el punto de vista macroeconómico como a
nivel empresarial, factores como la época del año en la que nos encontramos, y en
general, el estado de opinión que se cree en torno a un valor o a un mercado en su
conjunto son todos factores que se incluyen en el concepto de momentum de un valor
a la hora de determinar si esa compañía o mercado está "de moda", está "caliente", lo
que tradicionalmente se dice que "puede pasar algo", que hay interés. A pesar de que,
como se puede apreciar, todos los factores que se incluyen en el momentum no tienen
una configuración estrictamente fundamental y que, como tal, son prácticamente
imposibles de cuantificar, hay que establecer dos puntualizaciones:

En primer lugar, cualquier movimiento que haga el mercado como consecuencia de


una tendencia del mismo, aunque pueda ser exagerada por el famoso efecto de
sobrerreacción, se demuestra que siempre tiene una base fundamental, por lo que no
hemos de despreciarla en absoluto y hemos de intentar determinar si se nos está
pasando algo realmente fundamental de la compañía o del mercado o tan solo es una
situación de pura tendencia de mercado para actuar en consecuencia.

Por otro lado, un comportamiento especialmente marcado de un valor a veces dura


poco tiempo (semanas, o incluso solo días) pero en otras situaciones un determinado
valor coge una tendencia en cualquier dirección y puede seguir así durante años, por
lo que cuidado con menospreciar este factor.

En resumen, el análisis fundamental es el estudio de toda la información disponible en


el mercado sobre un determinado activo financiero, con la finalidad de obtener su
verdadero valor y así formular una recomendación de inversión.

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5. MERCADO DE ACCIONES VERSUS. MERCADO DE BONOS

Las empresas que precisan de financiación pueden lograrla, básicamente, acudiendo a


dos tipos de «mercados» distintos.

- Por un lado, pueden lograrla de los prestamistas profesionales,


fundamentalmente las entidades financieras, es lo que conocemos como el
mercado de crédito.

- Por otro lado, pueden emitir valores para que bien inversores profesionales,
bien los pequeños ahorradores/inversores, los suscriban, y así aporten dinero a
la empresa.

Estos valores emitidos a su vez pueden ser de dos tipos:

- Acciones si representan una parte del capital de una empresa, de forma que
el inversor se convierte en socio y adquiere los derechos propios de esa
condición, pero también podrá en otro momento vender sus acciones para así
volver a obtener liquidez. En este caso, la emisión de valores-acciones (bien al
momento de la fundación de la sociedad anónima, bien mediante un aumento
de capital) supone una financiación mediante recursos propios.

- Bonos si los valores emitidos pueden suponer simplemente un préstamo, de


forma que el inversor que los suscribe aporta un dinero y obtiene un derecho a
cobrar unos intereses de forma periódica y a la devolución del principal. En
tales casos el inversor es un simple prestamista, no un socio (no tiene derecho
de voto, de información, etc.), y el dinero que aporta es una financiación
mediante recursos ajenos.

En cualquiera de estos supuestos se obtiene financiación, pero con unas consecuencias


(en cuanto a la devolución, a los derechos de los inversores, etc.) completamente
distintas, tanto para la empresa emisora como para los financiadores. A estos
mercados en los cuales se emiten valores para obtener la financiación («mercados de
valores»), y en donde se cruza la oferta (de títulos) y la demanda (de los inversores) se
dedica este tema comprendido dentro del módulo relacionado con la obtención de
financiación por las empresas.

A continuación vamos a recordar la diferencia que existe entre “Acciones” y


“Bonos”. Durante este módulo del Master es importante recordar que nos vamos
a centrar en la Valoración de acciones.

Desde el punto de vista estrictamente mercantil, una acción es la parte alícuota del
capital social de una empresa, es decir, la participación que el accionista tiene en los
resultados de la misma, que pueden ser beneficios o pérdidas en su caso. Como
sabemos, la tipología de sociedad anónima limita el riesgo del accionista a los fondos
estrictamente aportados a la sociedad y le pone a salvo frente a posibles pérdidas
adicionales de las que debería responder con parte de su patrimonio, como ocurre en
el caso de las sociedades colectivas. Tan sólo añadir en el ámbito de este enfoque que

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se distinguen distintos tipos de acciones, entre las que cabe destacar las acciones
ordinarias y las privilegiadas (suelen tener algún derecho adicional, normalmente
económico vía mayores dividendos).

Por otro lado, merece destacarse aquí que la acción comporta una serie de derechos al
accionista que son dignos de mención. Hay dos tipos de derechos:

Económicos, entre los que cabría destacar la participación en los beneficios de la


compañía y en el patrimonio resultante de la liquidación y Políticos, entre los que
destacan la participación en la Junta General de Accionistas, el derecho a voto y el de
información.

Los órganos de Gobierno de una sociedad anónima (forma que revisten todas las
empresas cotizadas en bolsa) es importante mencionarlos y son básicamente dos: la
Junta General de Accionistas (JGA) y el Consejo de Administración. La JGA es el
órgano supremo de deliberación de una sociedad anónima y donde deben ser
aprobadas las cuestiones más importantes de la vida de una sociedad tanto las
correspondientes a cada ejercicio económico, básicamente la aprobación del informe
económico anual, la distribución del beneficio y, en definitiva, la gestión del Consejo,
como las de carácter más extraordinario como las fusiones, ampliaciones de capital,
cambio de denominación social o modificación del domicilio. Por su parte, el Consejo
de Administración es el máximo órgano ejecutivo de una sociedad anónima y toma su
legitimidad de la JGA a la que tiene que someter a aprobación su informe de gestión
al cierre de cada ejercicio económico.

Una vez realizado este pequeño apunte jurídico, digamos que desde el punto de vista
financiero una acción es un activo financiero que como tal su valor vendrá
determinado por el valor presente de los flujos futuros esperados para ese activo.
Cualquier activo financiero tiene esta definición en el sentido de que su valor
consistirá en actualizar a día de hoy (a través de la correspondiente tasa de descuento
que luego analizaremos) los flujos futuros que estamos esperando recibir de la
inversión en ese activo.

Normalmente una acción tiene la calificación de título de renta variable y así lo es,
sobre todo en contraposición a lo que serían los bonos, también llamados títulos de
renta fija. En este sentido, nos gustaría hacer aquí una precisión importante y que en
muchos casos da lugar a equívocos.

Las acciones tienen dos formas básicas de retribución. Por un lado estarían los
dividendos, que se entiende que son la retribución periódica que reciben los
accionistas en virtud de su participación en la empresa, y por otro lado, estaría la
posible plusvalía generada en el título como consecuencia de la diferencia entre el
precio de venta y el precio de compra. Como se puede apreciar, los elementos de
retribución de las acciones siempre se considerarán de renta variable, es decir, que el
accionista, a la hora de invertir en un determinado valor, no sabe cuál va a ser su
retribución total futura, especialmente si realiza la inversión con vistas en el medio
plazo. Hay que decir también que normalmente, sobre todo si la inversión se hace con
un horizonte temporal dilatado, y aunque depende del resultado de la misma y del tipo
de acción en la que estemos invirtiendo, el porcentaje que del total de retribución
corresponde a la posible plusvalía es muy elevado, por lo que habrá que prestar
especial atención a este concepto. Es más, se puede afirmar que la gran mayoría de los
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inversores van buscando esta fuente de rentabilidad y que el dividendo (salvo casos
excepcionales de acciones que tienen una configuración más cercana a la renta fija
donde el dividendo es muy importante, como puede ser el caso de las autopistas o en
menor medida de las eléctricas), no deja de ser un complemento a la retribución total
del accionista.

Los analistas de acciones utilizan múltiples fuentes para conocer la evolución de los
negocios como las presentaciones de resultados trimestrales, otras presentaciones
realizadas para analistas y la información publicada por los medios de comunicación.

En el caso de los bonos, títulos tradicionalmente considerados de renta fija, con toda
propiedad por otra parte, hay que hacer alguna salvedad. Por lo que se refiere a estos
títulos, también existen los dos componentes de retribución que antes hemos
comentado para el caso de las acciones. Por un lado, tenemos el cupón (los intereses
que paga el bono) y, por otro, el precio de venta del bono que me va a determinar la
posible plusvalía o minusvalía generada como consecuencia de la confrontación entre
el precio de compra y el precio de venta del título. Normalmente, y sobre todo en
inversiones que se realizan a plazos cortos, el porcentaje que del total de la retribución
corresponde a la plusvalía no es tan elevado como en el caso de las acciones,
especialmente si estamos operando en mercados de bonos desarrollados, donde no
existe prácticamente ni riesgo del emisor ni riesgo de divisa, al menos muy
pronunciado.

Si un bono se mantiene a vencimiento, es claro que la parte de plusvalía de la


inversión no existiría ya que el inversor recibiría a vencimiento la misma cantidad que
invirtió, por lo que la rentabilidad de su inversión en cada uno de los años ha venido
dada por la retribución vía cupones y, en este caso, sí que la inversión en bonos
cumpliría con el objetivo de representar una inversión en renta fija como
intuitivamente supone cualquier inversor que se acerca a estos títulos. Existe un
supuesto en el que el mantener la inversión a vencimiento no garantiza la devolución
del capital inicial invertido, que no es otro que el riesgo de quiebra del emisor (lo que
en terminología anglosajona se denomina "default-risk"); en ese caso, el emisor no
puede hacer frente al pago del título de deuda emitido (sea bono, obligación o
sucedáneo) y el inversor no podrá recuperar su inversión inicial.

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