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Violencia hacia la mujer en Bolivia

¿QUÉ ES LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER?

Es cualquier acción o conducta, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en
el ámbito público como en el privado.

La violencia contra las mujeres es un problema muy serio en Bolivia, que constituye una violación a los derechos
humanos, un problema de justicia social y de salud pública. Bolivia es el segundo país de la región con mayores índices
de violencia contra la mujer.

• 7 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia.

• De cada 10 personas que denuncian la violencia, 9 son mujeres.

• Cada día se registran 12 denuncias de violencia sexual.

• Cada 3 días una mujer muere a causa de feminicidio.

El 9 de marzo de 2013 se aprobó la Ley 348 “Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”

que protege a las mujeres de cualquier tipo de violencia.

TIPOS DE VIOLENCIA HACIA LA MUJER

Violencia Física. Es toda acción que ocasiona lesiones o daño en el cuerpo, con el uso de lla fuerza física, o cualquier
tipo de objetos o armas.

Ejemplo: Golpear a una mujer por enojo o para que ella “obedezca” al agresor. Pueden ser puñetes, patadas, pellizcos,

jalones de cabellos, etc.

Violencia Feminicida. Es la acción de extrema violencia que causa la muerte de la mujer por el hecho de ser mujer.
Generalmente los feminicidios ocurren por personas cercanas a la mujer, como esposo, pareja, ex pareja quienes
antes de matarlas ejercen una brutal violencia contra ellas.

Ejemplo: Asesinar a una mujer por celos o porque ella acabó una relación amorosa con su pareja.

Violencia Psicológica. Son acciones de desvalorización, intimidación y control del comportamiento, y decisiones de las
mujeres, que tienen como consecuencia la disminución de su autoestima y la depresión.

Ejemplo: Control a la mujer, en la ropa que usa, en cómo se arregla, en sus conversaciones, sobre sus amistades.

Violencia Mediática. Es aquella producida por los medios masivos de comunicación a través de publicaciones, difusión
de mensajes e imágenes estereotipadas, que discriminan, deshonran, humillan a las mujeres.

Ejemplo: Publicidades que exhiben el cuerpo de las mujeres como objetos sexuales.

Violencia Contra la Dignidad, la Honra y el Nombre. Es toda expresión verbal o escrita de ofensa, insulto, difamación,
calumnia o amenaza que desacredita, descalifica, desvaloriza, degrada o afecta el nombre, la dignidad, la honra y la
reputación de la mujer.

Ejemplo: Calumniar a una mujer, no respetar su intimidad y su vida privada.

Violencia Sexual. Es toda conducta que ponga en riesgo la autodeterminación sexual, tanto en el acto sexual como en
toda forma de contacto o acceso carnal, genital o no genital, que amenace, vulnere o restrinja el derecho al ejercicio a
una sexualidad libre, segura, saludable y plena, con autonomía y libertad sexual de la mujer.

Ejemplo: Forzar a una mujer a tener relaciones sexuales, no respetando su decisión. Así sea su pareja igual se
considera violencia sexual y puede/debe ser denunciada.
Violencia Contra los Derechos Reproductivos. Es la acción u omisión que impide, limita o vulnera el derecho de las
mujeres a la información, orientación, atención integral y tratamiento durante el embarazo, parto, puerperio y
lactancia; a decidir libre y responsablemente el número y espaciamiento de hijas e hijos; a ejercer su maternidad sin
riesgo, y a elegir métodos anticonceptivos seguros.

Ejemplo: Prohibir a una mujer que se informe o acceda a un método anticonceptivo.

Violencia en Servicios de Salud. Es toda acción discriminadora, humillante, deshumanizada que omite, niega o
restringe el acceso a la atención eficaz e inmediata y a la información oportuna por parte del personal de salud,
poniendo en riesgo la vida y la salud de las mujeres.

Ejemplo: No respetar la cultura de una mujer al momento del parto o negarse a darle atención. Maltratar a las
mujeres en el proceso de parto, diciéndoles que se aguanten el dolor o que deberían haberlo pensado antes de tener
relaciones sexuales.

Violencia Patrimonial y Económica. Es toda acción u misión que al afectar los bienes propios y/o gananciales de la
mujer, ocasiona daño o menoscabo de su patrimonio, valores o recursos; controla o limita sus ingresos económicos y
la disposición de los mismos, o la priva de los medios indispensables para vivir.

Ejemplo: Prohibir o Q a una mujer trabajar o no dejarla decidir sobre sus ingresos.

Violencia Laboral. Es toda acción que se produce en cualquier ámbito de trabajo por parte de cualquier persona de
superior, igual o inferior jerarquía que discrimina, humilla, amenaza o intimida a las mujeres; que obstaculiza su
acceso al empleo, permanencia o ascenso y que vulnera el ejercicio de sus derechos.

Ejemplo: Impedir el ascenso laboral de una mujer que ha demostrado ser competente para ese cargo, solo por el
hecho de ser mujer, o pagarle menos salario que a un hombre por el mismo trabajo.

Violencia en el Ejercicio Político y de Liderazgo de la Mujer. Se ejerce contra las mujeres candidatas, electas,
designadas en ejercicio de la función política-pública para impedir, acortar o restringir el ejercicio de su cargo.

Ejemplo: Obligar a una concejala, asambleísta, ministra o dirigente a renunciar amenazándola con hacer daño a su
familia o chantajeándola con su vida privada.

Violencia en la Familia. Es toda agresión física, psicológica o sexual cometida hacia la mujer por el cónyuge o ex-
cónyuge, conviviente o ex-conviviente, o su familia, ascendientes, descendientes, hermanas, hermanos, parientes
civiles o afines en línea directa y colateral, tutores o encargados de la custodia o cuidado.

Ejemplo: El marido que golpea a su esposa porque cree que ella debe servirle y atenderle.

Violencia Contra los Derechos y la Libertad Sexual. Es toda acción u omisión, que impida o restrinja el ejercicio de los
derechos de las mujeres a disfrutar de una vida sexual libre, segura, afectiva y plena o que vulnere su libertad de
elección sexual.

Ejemplo: Despedir a una mujer lesbiana de su fuente de trabajo, solo por su orientación sexual.

¿DÓNDE DENUNCIAR?

Todo hecho de violencia contra las mujeres podrá ser denunciado por la mujer o cualquier otra persona que conozca
el delito, en los siguientes servicios:

• Policía Boliviana.

• Ministerio Público.

• Servicios Legales Integrales Municipales.

• Defensorías de la Niñez y Adolescencia, cuando la persona agredida sea menor de 18 años de edad.

• Servicios Integrados de Justicia Plurinacional.

• Servicio Plurinacional de Defensa de la Víctima.

• Autoridades indígena originario campesinas, cuando corresponda.


¿CUÁNDO DENUNCIA TIENE DERECHO A?

• Ser atendida de forma gratuita, con calidad, respeto y dignidad, sin revictimización y contar con información durante
todo el proceso.

• Obtener atención inmediata en cualquier centro de salud y solicitar certificado médico, que demuestre los daños en
el cuerpo.

• Contar con medidas inmediatas de protección para evitar que el agresor se te acerque o te amenace.

• Si es necesario podrás contar con traductor/a para presentar tu denuncia y seguir el proceso en tu idioma.

• La conciliación está prohibida en cualquier hecho de violencia contra las mujeres, que comprometa su vida e
integridad sexual. Ninguna institución receptora de denuncias ni su personal, podrá promover la conciliación ni
suscripción de ningún tipo de acuerdo entre la mujer y su agresor.

Ahora los procedimientos deben ser más simples y ágiles, con juzgados que atiendan 24 horas al día, con medidas de
protección que se cumplan, con atención gratuita, confidencialidad sobre la identidad de la víctima, con
investigaciones de oficio, con certificados médicos emitidos en cualquier centro de salud.

¿CUÁLES SON LAS SANCIONES PARA LOS AGRESORES?

• Multa (hasta 50% del salario).

• Trabajos comunitarios.

• Inhabilitación a cargos públicos.

• Privación de libertad dependiendo del delito.

• Rehabilitación del agresor con tratamiento psicológico en todos los casos.

ARTÍCULO 3. (PRIORIDAD NACIONAL).

I. El Estado Plurinacional de Bolivia asume como prioridad la erradicación de la violencia hacia las mujeres, por ser una
de las formas más extremas de discriminación en razón de género.

Durante la pandemia por COVID-19 -que ha obligado a periodos prolongados de confinamiento y de restricción de
actividades presenciales para evitar la propagación del virus- las niñas, adolescentes y las mujeres han sido
encerradas, en sus hogares, junto con sus agresores, lo que ha repercutido en el recrudecimiento de la violencia. Así lo
evidencian los casi 100 feminicidios y los más de 40 mil casos registrados, en 2021, de delitos relacionados con la Ley
348, la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia.

El Sistema de las Naciones Unidas en Bolivia exhorta a poner especial atención a la violencia sexual hacia las niñas y
adolescentes, que se encuentran en total indefensión y que enfrentan embarazos forzados a temprana edad. De
enero a noviembre de este año, se han registrado 1.723 casos de violación a infantes, niñas, niños y adolescentes.

Es deber del Estado, la sociedad y la familia garantizar como prioridad el interés superior de la niña, que comprende la
preeminencia de sus derechos, la primacía en recibir protección y socorro en cualquier circunstancia, la prioridad en la
atención de los servicios públicos y privados, y el acceso a una administración de justicia pronta, oportuna y con
asistencia de personal especializado y con sensibilidad, como lo establece la Constitución Política del Estado, el Código
Niña, Niño y Adolescente y la Convención sobre los Derechos del Niño.

Así también, ONU Bolivia llama la atención sobre las nuevas formas de violencia hacia niñas, adolescentes y mujeres
en entornos digitales, que adoptan formas nefastas como el intercambio de imágenes íntimas sin autorización, el
cibera coso, violencia sexual comercial, los discursos de odio y la publicación no autorizada de información personal,
entre otras. Las mujeres y las niñas gozan del derecho humano fundamental de sentirse seguras y vivir libres de
violencia en todos los espacios. La violencia digital es violencia y se deben hacer esfuerzos por promover su
prevención y sanción.
En Bolivia las agresiones contra la mujer tienen datos alarmantes. Las 134 denuncias diarias de violencia reflejan que las
vidas de las mujeres corren peligro por la ausencia de medidas estrictas judiciales y políticas de prevención. En lo que va del
año se registraron 23 feminicidios. Los especialistas aseguran que el empoderamiento femenino es el principal factor para
que las mujeres sean víctimas del machismo.   

La directora de la Fiscalía Especializada en Delitos en Razón de Género y Juvenil, Daniela Cáceres, presentó la semana pasada
datos alarmantes sobre la situación que atraviesa el país respecto a la violencia contra la mujer. La funcionaria de la Fiscalía
informó que a escala nacional existe un ascenso de denuncias respecto a los delitos de violencia enmarcados en la Ley 348,
ya que del 1 de enero al 31 de marzo del presente año se registraron 11.963 casos, mientras que, en el año 2021, en el
mismo periodo, se reportaron 11.153, lo que significa un incremento de 810 casos de violencia.

Tomando en cuenta la cifra de este primer trimestre de 2022, en el país existe 134 denuncias diarias de violencia. Este
número muestra que en Bolivia la situación de la mujer todavía corre peligro y que las medidas adoptadas por el sistema
judicial y político no son acertadas y cumplidas.

“Tenemos cifras del primer trimestre del 2022, comparadas con el primer trimestre del 2021 se observa un incremento de
las denuncias en los cinco delitos más preponderantes de la Ley 348 y se pudo evidenciar que existe un mayor número de
casos por parte de la población; en ese sentido, podemos decir que el aumento a las denuncias de enero del 2022 al 31 de
marzo del año en curso ha sido de 11.963 a diferencia del año 2021 que fue de 11.153 incrementándose en 810 casos más
denunciados en la actualidad”, detalló Cáceres.

Según datos del Ministerio Público, el principal delito denunciado es violencia familiar o doméstica, con 9.527 casos; seguido
de abuso sexual, con 682; violación 661, violación de infante, niña, niño o adolescente 611 y estupro 364, entre otros.  En
2021 en el primer trimestre se registraron por violencia familiar o doméstica 9.111 casos, seguido de abuso sexual 528,
violación 542, violación de infante, niña, niño o adolescente 436, estupro 375, entre otros.

INCREMENTO DE CASOS

Cáceres remarcó que existe un incremento en los delitos de tentativa de feminicidio, ya que en 2021 se tenían 35 casos
denunciados al 31 de marzo, mientras que en la actualidad, del 1 de enero al 31 de marzo de 2022 se tienen 50 casos
presentados. Según la Fiscalía, estas cifras demuestran un incremento evidente de las denuncias debido a que hay una
mayor confianza de la población para presentar demandas. El departamento con mayor índice de casos denunciados es
Santa Cruz, con 4.536; seguido de La Paz, con 2.417; Cochabamba tiene 1.835, Tarija 980, Potosí 759, Chuquisaca627, Beni
349, Oruro 345 y Pando con 115.

El consumo de bebidas alcohólicas es el principal detonante de la violencia contra la mujer. Además, dijo que los celos es
otro factor. “Cada causa es diferente. El consumo de alcohol es una de las causas que provoca mucha violencia y es uno de
los factores con más incidentes” María Galindo es activista y dirige el colectivo Mujeres Creando. Ella no ve resultados en las
políticas del Gobierno sobre la violencia contra la mujer y cuestionó que solo haya reuniones “burocráticas” con el fin de
mostrar gestión.

“En esa comisión del Gobierno no hay ninguna seriedad, se han juntado para la foto. Son abogaduchos contratados por el
ministro (Iván) Lima y que van a traficar con los casos y las esperanzas de justicia”, remarcó. “El ministro Lima sale a
prometer milagros, cuando en un año no ha podido hacer nada para reformar la justicia”, criticó Galindo.

La activista se refiere a la comisión que creó el Gobierno para frenar la violencia contra la mujer y que en el inicio de su
trabajo tuvo un solo rostro femenino: el de la ministra de la Presidencia, María Nela Prada. Ahora, Galindo expone que el
sistema judicial y político no favorece en la lucha de las mujeres contra los abusos. La ministra Prada fue la única mujer entre
las diez autoridades de la comisión que examina los casos impunes de violencia, violación y feminicidio tras el escándalo
judicial provocado por la liberación ilegal de un depredador sexual en El Alto. Después se convocó a la defensora del pueblo,
Nadia Cruz, y a la senadora Virginia Velasco, de filas del MAS.

“Estamos frente a un Gobierno que sólo sabe calcular lo que le conviene. Es un gobierno inseguro que en esos cálculos
pierde toda su energía”, arremetió Galindo. Por su parte, la senadora Andrea Barrientos no ve resultados de la comisión al
margen de hallar a jueces y abogados que ayudaron a liberar a feminicidas. “¿Por qué no se convocan a organizaciones de la
sociedad civil que además tienen datos e información respecto a la retardación de justicia?”, cuestionó la legisladora de filas
de Comunidad Ciudadana (CC).
CASOS DE FEMINICIDIO

Vania, Valeria, Wilma y Pamela son algunas de las 23 mujeres que fueron víctimas de sus feminicidas. Los hechos muestran
crímenes despiadados y llenos de odio. Las regiones de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba registraron la mayor cantidad de
feminicidios, con diez, siete y tres, respectivamente, según el reporte que brindó el secretario general de la Fiscalía, Edwin
Quispe. Con estas cifras al primer trimestre de 2022, cada cuatro días una mujer es víctima de feminicidio, tomando en
cuenta que en 90 días se registraron 23 asesinatos.

Según una investigación del médico Juan Cruz Guisbert, el factor principal de los feminicidios se debe al empoderamiento de
la mujer, lo que significa que un grupo de varones no acepta que una mujer pueda gozar de autonomía y fortalecimiento. Un
segundo factor son los celos sobre todo de exparejas que no permiten que una mujer rehaga su vida. En el estudio también
se incluye el consumo de alcohol como un factor para la ejecución de feminicidios.

La doctora en educación y master en filosofía Marynés Salazar pone cinco antecedentes para que un feminicidio se ejecute.
La experta detalló que tuvo que existir antecedentes vinculados a varios tipos de violencia antes del hecho: la simbólica, la
mediática, la psicológica (dentro de la familia), la sexual y la física.

“La violencia simbólica está vinculada más a nivel social y cultural que hace que se entienda a la mujer como un objeto, ya
sea de reproducción, de imagen y de intercambio. La violencia mediática implica la estereotipado del cuerpo, de la vida y del
hecho de ser mujer”, explicó Salazar.

Luego de vivir esos tipos de agresiones, Salazar añadió que la víctima se vuelve vulnerable para pasar a la violencia
psicológica en el entorno familiar, en el cual sus allegados la tratan hasta hacerle perder su autoestima. Después se ejecuta la
violencia sexual, donde el varón se considera dueño del cuerpo de una mujer y se pasa a la violencia física. Finalmente se
ejecuta el feminicidio.

Michelle Shaw es representante de la organización de víctimas de feminicidio en Bolivia. La activista explicó que trabaja en
una propuesta para que el Gobierno frene la ola de violencia contra mujer y feminicidios. Entre las sugerencias plantea la
modificación de las políticas criminales.

“Cuántas víctimas están peregrinando por justicia, las familias de las víctimas son las que sufren, mientras que los violadores
y asesinos andan sueltos en la calle. Pedimos justicia y seguridad para las mujeres, no queremos más miedo ni muerte de las
hermanas”, exigió la activista Shaw.

Mientras, la directora de Casa de la Mujer Bolivia, Paola García, ve que las cifras se quedan cortas debido a que hay víctimas
silenciosas que siguen soportando la violencia machista. “Son 26 denuncias por día que se registran en la Fuerza Especial de
Lucha Contra la Violencia, sin contar a víctimas que se callan”

LAS LEYES NO BASTAN

A pesar de los avances normativos en la región, que han sido resultado de los esfuerzos de los movimientos de
mujeres y feministas, la violencia no se ha detenido. El coronavirus, en este tiempo ha jugado el rol de lupa,
amplificando las debilidades institucionales y normativas, que ya existían antes de la pandemia y que se han
acentuado con la emergencia sanitaria.

Persiste la falta de voluntad política de los gobiernos (en todos los niveles) para dar respuesta efectiva a la violencia
contra las mujeres. Muestra de ello es que, en el caso boliviano, apenas habían pasado unos días de la declaratoria de
2020 como año de lucha contra el feminicidio y el infanticidio, cuando se decretó el estado de emergencia sanitaria,
olvidando la necesidad de asegurar que las mujeres, que pasarían durante la cuarentena más tiempo en el hogar, con
sus potenciales agresores, pudieran contar con servicios de denuncia y atención para víctimas que funcionaran
oportunamente. Por el contrario, los servicios fueron irregulares y sus funcionarios no fueron provisto de equipo y
material de bioseguridad para protegerse y prevenir el contagio de las víctimas que solicitaran auxilio.

El personal de los servicios policiales especializados, municipales fueron asignados a tareas de control de la
cuarentena, debilitando la atención de llamadas y denuncias. Durante el período de confinamiento, las denuncias
disminuyeron, porque no se ofrecieron condiciones para hacerlas, debido a las restricciones de movilización que
dificultan más las denuncias en este tiempo.
Las normas contra la violencia establecen además de la atención de las víctimas, desarrollar acciones de prevención,
administración de justicia para evitar la impunidad y asegurar el acceso a la justicia de las víctimas y sus familiares, así
como medidas de rehabilitación de los agresores.

El área en el que más se ha avanzado es probablemente en la atención, sin embargo, existen grandes desafíos para
asegurar servicios de calidad, que no revictimicen y protejan a las mujeres apropiadamente. La cantidad de casos que
se registran muestran que los servicios no son suficientes y que requieren de una mayor cantidad de recursos
financieros, humanos y materiales para atender la violencia. El gobierno nacional y los gobiernos subnacionales
asignan pocos recursos a una problemática que afecta a más de la mitad de la población.

El ámbito de la prevención es probablemente, el que menos avances presenta en términos de política pública. Debería
apostarse a esfuerzos más sostenido para producir cambios en los imaginarios sociales que refuerzan y reproducen los
valores que sustentan la violencia en nuestra sociedad y avanzar en la transformación de la visión machista y
patriarcal de la sociedad. El sistema educativo no ha logrado transversalizar la igualdad de género en el currículo
escolar, por las resistencias de sectores conservadores que tienen una compresión equivocada de los cambios que se
buscan.

Los medios de comunicación, la mayoría de ellos, no cumplen con la función de aportar a cambios estructurales en el
abordaje de la violencia y a cuestionar las expresiones violentas. La violencia contra las mujeres y niñas es una
problemática de carácter estructural, que requiere de intervenciones integrales y la suma de voluntades y
compromisos genuinos de todos los actores sociales e institucionales para coordinar acciones, y medidas adecuadas
para atender, prevenir y transformar la base simbólica que la sustenta, con asignaciones presupuestarias suficientes
que permitan contar con servicios, líneas de atención que proporcionen asistencia psicológica y legal, facilitar
soluciones tecnológicas para que, en tiempos de pandemia, las mujeres puedan acceder a redes sociales y de apoyo,
sobre todo aquellas que no tienen acceso a teléfonos o internet.

Las instituciones públicas y privadas pueden compartir información, promover prácticas positivas, para acelerar los
cambios que necesitamos. Enfrentar la violencia contra las mujeres es una tarea enorme que la sociedad debe encarar
de manera conjunta. Todos podemos jugar un rol, impulsando prácticas que nos acerquen cada día más a la igualdad
de género y a la construcción de una cultura de paz y no violencia.

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