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Observatorio Estructural y Político, Ing. Alfredo Peña

Ing. Alfredo Peña

El Mundo de la Post-Pandemia, un Nuevo Paradigma

La pandemia del Covid-19 es un episodio sin ejemplos en la historia de los virus de alta
capacidad de ser transmitidos en el mundo. Ha sido el única que ha tenido presencia en los cinco
continentes poblados de la tierra, el que más ha estremecido la economía mundial en poco tiempo
y el único que ha puesto al ser humano a repensar su “nueva normalidad”.

Ha sido la “crisis sanitaria” que menos “crisis sanitaria” ha causado y que menor tasa de
letalidad ha tenido, en un mundo 4.2 veces más poblado que hace 100 años, cuando la humanidad
experimentó los embates de la gripe española, que diezmó la vida de más de 50 millones de
personas.

El Covid-19, en términos comparativos, no representa una amenaza contundente para el

organismo, la cantidad de enfermos afortunadamente no supera el 2.5% de la población mundial, y
la cantidad de muertes no está por encima del 0.06%. En el caso de la gripe española, la pandemia
de menos letalidad después del Covid-19, el porciento de muertes respecto de la población global
de aquel momento (1920) llegaba a casi 3%, 50 veces más que el covid-19.

El Coronavirus, lejos de atentar contra la existencia de la raza humanidad como tal, ha venido
a estimular a los pueblos para que se coloquen al nivel de los nuevos avances de la comunicación y
la tecnología, con la redefinición de una “nueva normalidad” y a la consolidación de un nuevo
paradigma social y económico.

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Sistema de Macrocefalia Estatal, Neoliberalismo y “Post-Sistema”

En los últimos 100 años de historia mucho se ha debatido acerca del sistema más apropiado
para los pueblos, desde el punto de vista político-económico. Después de la gran recesión de 1929,
el británico John Maynard Kaynes, experimentó la eficacia de sus teorías instrumentadas por el
presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, que establecían que la mejor manera de evitar el
extremismo político y el colapso económico era incrementar el papel del estado, lo que significaba
entre otras cosas, la intervención económica contra cíclica (aumentar el gasto público en tiempos de
crisis económica). Este sistema de intervención y macrocefalia estatal, aunque fue efectivo por más
de 40 años, fue agotado a finales de la de los 70’ y principios de los 80’.

El economista austriaco Friedrich Hayek, el mejor representante del liberalismo y

neoliberalismo económico del siglo XX, establecía que, los mercados se nivelan solos, y no necesitan
ni intervención ni regulación estatal.

Estas teorías fueron apuntaladas y puestas en práctica en la década de los 80’ por Ronald
Reagan en los Estados Unidos y Margaret Thatcher en Inglaterra (alumna y discípula de Hayek). El
neoliberalismo económico y la idea del libre mercado se popularizaron por todo el mundo trayendo
un progreso nunca antes experimentado por la raza humana.

Sin embargo, la historia misma ha enseñado que, el neoliberalismo desmedido y sin límites,
tiene resultados negativos en términos de desigualdad, concentración de las riquezas y distorsión
económica, que desemboca en una cadena de males en la sociedad. Esto se explica por el hecho de
que el objetivo principal de toda empresa privada es la monopolización de sus bienes y servicios,
dejando desprovista su función de todo contenido social. Es en este aspecto, la intervención del
Estado es importante y crucial como ente regulador del mercado.

La historia político-económica de los últimos 100 años ha demostrado que, ninguno de los
dos sistemas por si solos generan bienestar colectivo, los dos, a lo largo de los años, han sido
necesarios, formando un “péndulo simple” donde una vez agotado uno, el otro debe entrar en
relevo.

Sin embargo, la pandemia del Covid-19 ha confirmado que hay algo mejor que la idea del
“péndulo”. El Producto Bruto Mundial Asciende a casi 90 trillones de dólares, Estados Unidos tiene
casi el 25%, equivalente a 22.5 trillones de dólares, más que la suma de las dos potencias que le
siguen (China con 14 trillones y Japón con 5 trillones de dólares). China hace tan solo 10 años atrás
tenía de Producto Interno Bruto 5 trillones de dólares, por consiguiente, su economía ha crecido un
200% en tan solo una década y, para el 2050 se proyecta que haya sobrepasado al gigante
norteamericano.

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Este crecimiento tan asombroso y colosal de la economía china ha sido gracias a la

implementación armoniosa de un sistema híbrido compuesto por un estado regulador de una
economía de libre mercado.

A pesar de que el virus comenzó en China, las cifras de personas contagiadas se han
mantenido prácticamente estáticas desde hace más de un año. En el mes de marzo de 2020 la
cantidad de contagios ascendía a 84,000 casos y ahora, en el mes de julio de 2021 (momento en que
se escribe este artículo) los contagiados ascienden a 92,000 en total. Un aumento de solo 8,000 casos
nuevos en un periodo de un año y tres meses, mientras que en el mismo periodo de tiempo en
Estados Unidos se tienen 34 millones de contagios, 370 veces los casos de China, con tan solo una
población que es cuatro veces más pequeña que la potencia asiática.

A través de éstas cifras solo retumban los gemidos prudentes de una verdad insoslayable e
irrefutable, “un mundo híper democrático de liberalismo económico desmedido no puede estar en
armonía sin un estado que encarne efectivamente el espíritu regulador que garantice equilibrio y
bienestar social”. Este debe ser el “Post-Sistema” anhelado y aprendido después de la Pandemia del
Covid-19, en todos los sistemas humanos organizados de la tierra.

La Guerra ya no será posible… Al menos como la conocemos.

El 90% de los científicos que han existido en la humanidad son de nuestra era, están vivos.
Esto se explica por varias razones, la más elemental es que el 7.2% de los seres humanos que han
habitado en el planeta a lo largo de toda la historia, pertenecen a la era contemporánea (casi
7,800,000,000). Nunca antes había habido tantos humanos en el planeta tierra al mismo tiempo. El
primer billón de habitantes se alcanzó en los años de 1800, cuando la ciencia y la filosofía tenían solo
poco más de dos siglos de haber salido de las cadenas del periodo medieval.

Por otro lado, se puede afirmar que el gran desarrollo científico y tecnológico de nuestros
días ha sido gracias a que en el siglo pasado (XX) el mundo tuvo tres guerras mundiales. Es irrebatible
el hecho de que las guerras dan lugar al desarrollo tecnológico, del cual emana el posterior desarrollo
científico y viceversa.

En el contexto de la pandemia del Covid-19 esto ha sido de mucha relevancia, debido a que
su propagación se ha visto frenada gracias a la gran cantidad de cerebros y científicos de todo el
mundo trabajando para el perfeccionamiento de las vacunas.

Ahora la guerra es contra el virus. Las confrontaciones armadas entre naciones desarrolladas
y en vías de desarrollo son cosas del pasado. Las dos grandes potencias que se disputan el liderazgo
económico mundial (China y Estados Unidos) son altamente interdependientes. No hay manera de
que una afecte negativamente la a otra sin auto sabotearse.

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El virus ahora es el enemigo común en esta guerra biológica. En los momentos de batallas,
los pueblos deben defenderse con lo mejor que tengan a mano, lo más rápido que puedan e,
implementando las mejores técnicas que conozcan. Resulta que lo mejor que la humanidad tiene en
las manos en contra del Covid-19 son las vacunas que se han desarrollado, las cuales deben tener el
apoyo de todos y todas.

Entender la forma en que trabaja la Ciencia… Asunto de vida o muerte en

tiempos de Covid-19

En las guerras se debe tener un espíritu de adaptación que depende de dos aspectos
fundamentales: 1) Las sorpresas de ataques que implementen las tropas enemigas, 2) El avance en
el conocimiento de las propias tropas a medida la guerra progresa.

Es exactamente lo que está pasando con los técnicos que desarrollan la ciencia para
perfeccionar la vacuna. Se tienen versiones mutadas del virus que son más resistentes y peligrosas
que las iniciales.

Con este hecho se justifica la implementación de terceras y cuartas dosis implementadas en

la población. Aunque no se tengan estudios oficiales que avalen específicamente la aplicación de más
dosis, la dialéctica científica y la experiencia de los expertos indica que en estos casos más es mejor.

Entender este proceso epistemológico de esta ciencia fáctica, en medio de una guerra contra
un enemigo que no conoce de argumentos (covid-19), es asunto de vida o muerte.

Teleconferencias, teletrabajo y tecnología e Inteligencia Artificial

Todas las plataformas tecnológicas para posibilitar la efectiva interacción a distancia estaban
preparadas mucho antes de la aparición del coronavirus. El autor recuerda haber tenido una efectiva tele
entrevista de más de una hora con representantes del gobierno de Nueva Zelanda vía Skype, varios meses
antes de los primeros casos de covid-19 en Wuhan.

Sin embargo, antes del covid-19, había una actitud de escepticismo de parte de la humanidad para
aceptar esta nueva realidad virtual y, aunque la comunicación e interacción en persona nunca podrá ser
totalmente sustituida por ningún monitor o celular, ya nadie discute que el mundo se encamina hacia un
sistema hibrido de interacción social, la “vieja normalidad” ya no es tan deseada, hay una intención colectiva
en busca de la “nueva normalidad”. En ese orden, el teletrabajo ya no es un asunto extraño para las personas,
se ha convertido en un sistema de vida versátil y deseado, todo ello, gracias al covid-19.

No se puede hablar del mundo post-covid-19 sin hablar de la inteligencia artificial y el futuro de la
humanidad afectada por ella. Muchos analistas, y la población en general, pudieran sentirse fácilmente
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sustituibles en sus lugares de trabajo por robots y softwares que hagan sus labores mejor que ellos mismos.
Lo cierto es que, la sociedad del futuro será también una combinación entre lo mejor de las máquinas y lo
mejor de los seres humanos. Las maquinas son más capaces que los seres humanos procesando grandes
cantidades de datos, efectuando cálculos complejos, correlacionando informaciones y procesando resultados
lógicos. Sin embargo, nunca llegarán a tener valentía, amor, serenidad, prudencia, sentido de lo moralmente
correcto y sabiduría para definir el futuro anhelado por la colectividad.

En la era de la sabiduría, habrá que pensar en darle contenido axiológico a las informaciones y datos
científico-tecnológicos, fortaleciendo los lazos de cooperación y confraternidad en un mundo cada vez más
interconectado e interdependiente. Todas estas tareas deben ser obra de los seres humanos, y no de las
máquinas ni de los algoritmos.

Alfredo Peña
Amherst, New York. USA
10 de Julio de 2021

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