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QUEMADURAS

Definición
Una quemadura es una lesión en los tejidos del cuerpo causada por el calor, sustancias
químicas, electricidad, el sol o radiación. Las escaldaduras por líquidos calientes y vapor,
los incendios en edificios y los líquidos y gases inflamables son las causas más comunes
de las quemaduras. Otro tipo de quemadura es la causada por inhalación de humo o
partículas tóxicas. (Medlineplus, 2020)
Las quemaduras pueden causar hinchazón, ampollas, cicatrices y, en los casos más
severos, shock e incluso la muerte. También pueden conducir a infecciones porque dañan
la barrera protectora de la piel. El tratamiento de las quemaduras depende de la causa,
qué tan profunda es y qué grande es el área del cuerpo afectada. Las pomadas con
antibióticos pueden prevenir o tratar las infecciones. Para quemaduras más graves, es
posible que se necesite tratamiento para limpiar la herida, reemplazar la piel y asegurarse
que el paciente recibe suficiente líquidos y nutrición. (Medlineplus, 2020)
Una quemadura es una lesión a la piel u otro tejido orgánico causada principalmente por
el calor o la radiación, la radioactividad, la electricidad, la fricción o el contacto con
productos químicos. (OMS, 2018)
Clasificación
Las quemaduras se clasifican como de primero, segundo y tercer grado, según qué tan
profundo y con qué gravedad penetran la superficie de la piel.
 Quemaduras de primer grado (superficiales). Las quemaduras de primer grado
afectan únicamente la epidermis, o capa externa de la piel. El sitio de la
quemadura es rojo, doloroso, seco y sin ampollas. Las quemaduras leves del sol
son un ejemplo. Es raro el daño de largo plazo al tejido y generalmente consiste
de un aumento o disminución del color de la piel.
 Quemaduras de segundo grado (espesor parcial). Las quemaduras de segundo
grado involucran la epidermis y parte de la capa de la dermis de la piel. El sitio de
la quemadura se ve rojo, con ampollas y puede estar inflamado y ser doloroso.
 Quemaduras de tercer grado (espesor total). Las quemaduras de tercer grado
destruyen la epidermis y dermis y pueden dañar el tejido subcutáneo. La
quemadura puede verse blanca o carbonizada. La zona afectada pierde
sensibilidad.
 Quemaduras de cuarto grado. Las quemaduras de cuarto grado también dañan
los huesos, los músculos y los tendones subyacentes. No hay sensación en la
zona, ya que las terminales nerviosas han sido destruidas. (STANFORD
CHILDREN'S HEALTH, s.f.)
Epidemiologia
Las quemaduras constituyen un problema de salud pública a nivel mundial y provocan
alrededor de 180 000 muertes al año, de las cuales la mayoría se produce en los países
de ingreso bajo y mediano, y casi dos tercios, en las regiones de África y de Asia
Sudoriental de la OMS.
En muchos países de ingreso alto, las tasas de muertes por quemaduras han ido
disminuyendo y la tasa de mortalidad infantil es actualmente más de siete veces más
elevada en los países de ingreso bajo y mediano que en los de ingreso alto.
Las quemaduras no fatales son una de las principales causas de morbilidad, que incluye
hospitalización prolongada, desfiguración y discapacidad, lo que suele generar
estigmatización y rechazo.
 Las quemaduras se cuentan entre las principales causas de pérdida de años de
vida ajustados en función de la discapacidad en los países de ingreso bajo y
mediano.
 En 2004, casi 11 millones de personas de todo el mundo sufrieron quemaduras lo
suficientemente graves para requerir atención médica.

Fisiopatología
La piel es un órgano con importantes funciones biológicas como la de sintetizar la
vitamina D, proteger frente a infecciones y otros agentes externos, regular la temperatura
corporal, y prevenir la pérdida de líquidos y electrolitos corporales entre otras. Cuando
ocurre una quemadura, se producen dos fenómenos (aumento de la permeabilidad y
vasodilatación) que traen como consecuencia todo el cuadro clínico de esta patología en
las primeras horas de su evolución:
 El calor aumenta la permeabilidad de los capilares, el paso de las proteínas
plasmáticas al espacio intersticial produciendo un gran edema, con la consiguiente
disminución del volumen sanguíneo y pudiendo llevar al paciente al colapso
circulatorio.
 La vasodilatación provoca un aumento de la presión hidrostática capilar que
contribuye a la formación del edema. El líquido extravasado contiene en mayor o
menor proporción plasma, agua y electrólitos. A medida que la lesión es más
profunda y extensa las pérdidas son mayores, por lo que el peligro de shock
aumenta. La piel quemada pierde sus funciones fundamentales mencionadas
anteriormente y se desencadenan fenómenos inflamatorios que pueden ocasionar
alteraciones en todo el organismo y llevar a un shock hipovolémico, cardiogénico y
distributivo. (Fernández Santervás & Melé Casas, 2020)
Proceso de atención de enfermería en pacientes con quemaduras:
Actuación de enfermería en los primeros auxilios
Lo básico en un primer contacto con una quemadura es hacer un buen diagnóstico,
porque si este no se hace correctamente, es muy difícil que podamos aplicar el
tratamiento adecuado. Tenemos que conocer:
 Temperatura: la piel tolera temperaturas hasta de 44º C sin ocasionar ningún daño
si el tiempo de exposición es corto. Superada esta cifra, aparecen las primeras
lesiones tisulares. Una temperatura entre 45-50ºC C puede producir una pequeña
quemadura, pero si sobrepasa los 51ºC la lesión es tan rápida, que en poco
tiempo puede destruir la epidermis; y por cada grado que sube la temperatura se
duplica la velocidad de destrucción celular y por encima de los 70ºC la destrucción
de la piel es total con una exposición brevísima a la fuente de calor.
 Concentración del agente agresor: no es lo mismo una quemadura con agua que
con aceite, ya que el segundo alcanza temperaturas mucho más altas por ser más
espeso, el calor permanece en la piel durante un periodo de tiempo más
prolongado, el daño será mayor ya que tarda más en enfriarse.
 Tiempo de contacto con la piel: para el desarrollo o la aparición de una
quemadura. Al producirse la lesión, el calor se mantiene en la piel, aunque esta se
haya separado de la fuente de contacto, por ello es necesario enfriar siempre la
quemadura.
Para hacer un diagnóstico correcto debe examinarse al paciente y localizar la zona
afectada, comprobar la extensión, la profundidad y la localización. Interrogatorio sobre la
hora del accidente, tipo de agente y si se ha realizado alguna cura básica previa.
Una vez obtenido los datos, el siguiente paso es valorar la quemadura locamente
mediante: 
 Extensión o superficie total quemada, que determinará la gravedad
 Profundidad, que determinará la evolución
 Localización, que determinará el pronóstico
 Agente causante, que determinará el manejo y tratamiento de la quemadura
Si a estos parámetros se les suman los antecedentes patológicos previos, el resultado es
una patología importante que debe ser tratada como tal.
Existen dos escenarios en la actuación del paciente quemado. El primero; el propio lugar
donde se ha producido, allí debe aplicarse los primeros auxilios e iniciar de inmediato el
tratamiento de reanimación o hidratación, estos cuidados deben aplicarse con rapidez y
eficiencia.
La primera medida a realizar es interrumpir si es posible el agente causal, manteniendo
siempre la seguridad. En las quemaduras térmicas aplicar agua fría (nunca hielo) durante
al menos 5 minutos, la retirada de la ropa se debe realizar lo antes posible, pero la
adherida se debe retirar tras el ingreso (limpieza y desbridamiento de las lesiones). Las
químicas por ácidos precisan lavar al menos media hora.
Las medidas a aplicar en el lugar del accidente por parte del personal sanitario son:
1. Detener el proceso inductor de la quemadura.
2. Remover las prendas de vestir y anillos.
3. Ofrecer los primeros auxilios básicos, asegurar vía aérea, respiración y ventilación.
Frecuencia cardiaca y pulso.
4. Canalizar una vía venosa y administrar 500 cc de Ringer Lactato a chorro.
5. Irrigar la zona quemada con abundante agua fría pero no helada, para calmar el
dolor y el calor
6. Cubrir con sábanas o ropas limpias.
7. Traslado a sala de urgencias.
 El segundo escenario se trataría de la propia sala de urgencias, allí debe conocerse
mediante entrevista la historia clínica completa; para conocer cuándo se produjo (la hora
exacta) el agente causal, etc. Una correcta y adecuada anamnesis que engloba la
totalidad de la urgencia permitirán establecer un correcto tratamiento.
Tratamientos y curaciones en quemaduras.
Cuidados de enfermería y tratamiento local de áreas quemadas:
 Cortar la ropa.
 Retirar anillos, pulseras, reloj, zapatos, cinturón…
 Prevención antitetánica.
 Analgesia previa a la cura.
 Mantener en posición elevada los miembros quemados, lo que evitará el edema y
favorecerá su reabsorción y permitirá mantener la circulación periférica de las
áreas comprometidas por las quemaduras.
 Limpieza suave de las áreas quemadas con ducha a modo de arrastre y solución
jabonosa antiséptica. Puede usarse agua del grifo potable, agua destilada o suero
salino evitando que esté muy fría ya que incrementa la profundidad de la lesión y
aumenta el dolor.
 Apertura y recorte flictenas o ampollas, y retirar posterior a punta de tijera de todos
los esfacelos y restos de piel que hubiera.
 Eliminar el vello cortándolo con tijeras.
 Ocluir el área lesionada mediante colocación de gasas impregnadas con el agente
tópico y farmacológico elegido.
 Cubrir la zona lesionada con un vendaje, en posición funcional.
Evaluación Primaria (ABCD):
 Vía aérea: Evaluar si existe compromiso de la vía aérea o respiratorio. La
exposición directa al calor produce generalmente lesión de la vía aérea superior
(edema o laceración de la mucosa); el humo origina traqueo bronquitis y
neumonitis debido a las partículas en combustión incompleta. Debemos sospechar
lesión por inhalación en caso de fuego en espacios cerrados, hollín en las fosas
nasales, boca o en el esputo, pelo facial o nasal chamuscado, quemadura en la
cara, lengua, faringe, cuello, quemaduras circunferenciales del tórax y si existe
estridor, ronquera o sibilancias. Inmovilización cervical si se sospecha lesión
cervical.
 Ventilación: Oxigenoterapia a la mayor concentración posible, fundamental en
inhalaciones de monóxido de carbono. Preparar intubación, traqueotomía y
ventilación mecánica.
 Circulación: Monitorización mediante ECG, hemodinámica, temperatura, diuresis,
pH y gases, hematocrito, electrolitos, osmolaridad, proteínas, glucemia, BUN,
creatinina, balance de líquidos, peso y radiografía de tórax o cateterización de dos
vías venosas, preferiblemente periféricas y/o central por vía percutánea si no es
posible; en niños menores de cinco años valorar la vía intraósea. La inserción del
catéter se hará en la zona menos quemada. Tras canalización de la vía se inicia la
reposición de volumen.
 Situación neurológica: valorar el nivel de consciencia. La hipoxia o la hipovolemia
pueden producir irritabilidad.
Los aspectos importantes que muchos de los artículos y guías para el cuidado
consultados coinciden en que las quemaduras deben manipularse con máximas medidas
de asepsia, no se ha de utilizar ningún tipo antiséptico o colorante que pueda enmascarar
el aspecto real de la quemadura. Ante cualquier duda frente al manejo o cuidado de la
quemadura, debe consultarse o derivar el caso a un centro especializado.
Los niveles de evidencia aclaran que no se recomienda el empleo de antibióticos a nivel
profiláctico, ya que no existe evidencia científica que mejore el pronóstico.
Es necesario valorar el estado vacunal del paciente para administrar el toxoide
antitetánico independientemente de la gravedad de las lesiones.
La reposición de líquidos por vía parenteral puede hacerse mediante el uso de cristaloides
como el Ringer Lactato o bien con coloides como serían los expansores plasmáticos; los
primeros son los más empleados en este tipo de urgencias. La Regla de Parkland es la
más utilizada para la reposición de líquidos en este tipo de pacientes. A través del peso
del paciente y de la superficie corporal quemada se establece un volumen total de infusión
a repartir en las primeras 24 horas; en las primeras 8 se administra el 50% del volumen
total y el resto en las siguientes 16h siempre dependiendo del volumen de diuresis. Es
importante resaltar que para una adecuada reposición de líquidos se deben tener
presentes los siguientes puntos: en el cálculo del porcentaje de superficie corporal
quemada, no se deben incluir las áreas con quemaduras de primer grado. El primer
período de hidratación se cuenta desde la hora de la quemadura. La diuresis horaria es el
parámetro clínico ideal para controlar la hidratación.
La monitorización del paciente las primeras 24 horas mediante la medición de nivel de
conciencia, frecuencia cardiaca y respiratorio, tensión arterial, saturación de oxígeno,
temperatura, peso y diuresis permitirá controlar la evolución. Además, el control
bioquímico mediante análisis de sangre para determinar valor hematocrito por punción
capilar, hemograma, analítica de orina con osmolaridad, ionograma, gases arteriales,
BUN, creatinina, proteinograma. Los Rayos X de tórax y estudio cuantitativo
bacteriológico de las zonas quemadas, mediante biopsia y cultivo de los orificios naturales
(garganta, oídos y fosas nasales) y la medición de los niveles del Lactato Sérico es
importante; ya que es marcador de procesos inflamatorios y se considera un predictor de
morbi-mortalidad.
Puede también colocarse una sonda nasogástrica y vesical. El control horario de la
eliminación urinaria es el método más seguro y eficiente para evaluar la hidratación del
paciente quemado. Es importante eliminar el contenido inicial de la vejiga, a la hora de la
llegada del paciente a la sala de urgencias. Prevenir la dilatación del estómago y la
aparición de Úlcera de Curling, un tipo de úlcera producida por estrés del paciente
quemado.
Para el manejo local de la quemadura; en el abordaje de la cura (retirar vendaje previo,
limpieza, manipulación, tratamiento, colocación de apósitos…) puede emplearse
analgesia previa para reducir el nivel de estrés y padecimiento del paciente.
En Atención Primaria debe valorarse siempre la quemadura pasadas las primeras 24
horas, con el fin de ver la evolución, observar complicaciones como podría ser la infección
o empeoramiento, valorar el vendaje y apósito para obtener información del paciente y
establecer así un plan de curas adecuado.
La llamada cura en ambiente húmedo es la técnica que se emplea actualmente en todas
las comunidades autónomas, esta consiste en el uso, tras la limpieza exhaustiva mediante
suero fisiológico o agua de la herida, de productos de tipo tópico como pomadas y
apósitos. Son productos ampliamente utilizados, aunque poco conocidos por muchos
profesionales, ya que, en la gran mayoría de casos, aunque su comunidad autónoma
disponga de un amplio arsenal de estos recursos, los profesionales terminan utilizando las
mismas cremas, como la sulfadiazina argéntica, que actualmente no es tan recomendada
como lo era con anterioridad. Frente al gran arsenal de apósitos existentes en el mercado,
guías clínicas como la de SERGAS explican claramente características e indicaciones de
éstos.
 El uso del tratamiento tópico tiene como principal objetivo limitar el crecimiento de los
microorganismos que colonizan la quemadura, evitando posibles infecciones y
favoreciendo la epitelización. La utilización de apósitos o pomadas dependerá de:
 Las características de cada quemadura en cuanto a extensión, profundidad,
localización y mecanismo de producción.
 Riesgo inherente de infección en el paciente quemado.
 Proceso evolutivo que presente la quemadura.
 Adaptabilidad a la zona quemada.
 Necesidad de higiene y curas frecuentes.
 Disponibilidad de material.
Las pomadas tópicas que existen en el mercado son la sulfadiazina argéntica: útil en
quemaduras de segundo grado y tercero, cuando no se dispone de otros materiales o la
orografía de la quemadura así lo requiere. La sulfadiazina argéntica con nitrato de cerio se
utiliza en quemaduras de tercer grado ya que el cerio permite una gran penetración en la
escara. La colagenasa elimina el tejido desvitalizado. Si no hay exudado se debe aportar
hidrogel para potenciar su acción. Y las cremas hidratantes que servirán para recuperar y
mantener la piel, así como para evitar el picor.
Se recomienda el desbridamiento de las ampollas asociadas a quemaduras de grosor
medio en base a la disminución de infecciones y de complicaciones en la herida;
basándose en puntos clave como: acción curativa, infección, resultado funcional y
estético, comodidad de la persona, facilidad para las curas/cambios de apósitos o
pomadas y eficacia económica. Estas ampollas presentan una mayor probabilidad de
riesgo de ruptura.
 
Las últimas revisiones de estudios demuestran que las ampollas o flictenas con un
diámetro menor a 6 mm deben mantenerse íntegras excepto si interfieren con el
movimiento y son molestas para el paciente.
La infección de la quemadura es la complicación más importante y más frecuente,
pasadas las primeras 48 horas puede producirse una colonización de la herida que hasta
el momento era estéril. La contaminación se produce en las primeras 72 horas,
generalmente producida por gérmenes gram positivos, aunque existen otros factores que
favorecen la infección como serían los vendajes mal aplicados, las curas mal hechas,
productos inadecuados y los cuidados del propio paciente sobre la herida, como la escasa
higiene o en la falta de asepsia por parte del personal sanitario a la hora de realizar la
cura. El riesgo aumenta considerablemente en función de la superficie quemada, la edad
del paciente, la profundidad y la exudación de la herida.
Los antibióticos como profilaxis están contraindicados, porque aumentan el riesgo de
infección debido a microorganismos resistentes. Para la infección ya instaurada las guías
recomiendan el uso de sulfadiazina de plata como agente tópico y eliminar mediante
desbridamiento el tejido desvitalizado. Debe también establecerse un plan de curas diario,
con la máxima asepsia; limpieza profunda de la herida con suero fisiológico tibio a
temperatura ambiente o Polihexamida en solución o gel, ya que es un potente
descontaminante.
Siempre que sea posible dejar las ampollas intactas para reducir el riesgo de infección
considerar la posibilidad de aspirar en condiciones de esterilidad las ampollas grandes y
aquellas que puedan romperse (muy tensas) o se encuentren en una zona incómoda, que
impida la movilización o que dificulte el mantener una posición anatómica.
Cubrir la herida con un apósito no adherente como gasa de parafina o de silicona, película
de poliuretano o apósito de hidrocoloide. Aplicar un apósito secundario absorbente no
fibroso como fijación del apósito primario, y asegurarlo bien con un ligero vendaje o gasa
tubular.
En las quemaduras químicas debe utilizarse el equipo de protección adecuado. Si es
posible, determinar la sustancia química causante, retirar la ropa cortándola para evitar el
contacto con tejidos sanos. Si el químico implicado está en una forma seca cepillar la
sustancia química de la piel, e irrigar copiosamente la quemadura con agua a baja presión
por un periodo de tiempo de entre 30 a 60 minutos. Debe detenerse la irrigación de forma
inmediata, en caso de que la temperatura corporal del paciente sea igual o inferior a 35ºC.
No tratar de neutralizar las sustancias químicas. La reacción exotérmica que provocan
genera calor y puede agravar la lesión inicial, además de retrasar la retirada del agente.
En caso de que la quemadura haya sido producida por alquitrán, no intentar retirarlo. En
primer lugar, debe ser enfriado para liberar el calor retenido, y después debe ser retirado
con ayuda de emulsionantes. Si la quemadura es por sodio, potasio, litio metálico o
magnesio está contraindicado el lavado con agua ya que la reacción química podría
empeorar la quemadura. En estas situaciones, el área debe ser cubierta con aceite
mineral, y el producto se retirará con ayuda de unas pinzas
 
Las quemaduras en los ojos requieren de una copiosa irrigación continua, preferiblemente
a través de una bolsa/botella de suero intravenoso de cloruro sódico al 0,9% conectada a
un sistema de infusión. El procedimiento requiere dar la vuelta al párpado superior y tirar
hacia abajo del fondo de saco, o el uso de un espéculo de ojo para que este permanezca
abierto durante la irrigación.
A la hora de elegir un apósito, el primario debe mantener el nivel óptimo de humedad, con
un nivel correcto de absorción de la humedad y promover la cicatrización de la herida.
Considerar el dolor y el trauma de la retirada del apósito. Tener en cuenta la utilización de
apósitos de larga permanencia, al objetivo de prevenir el trauma en la retirada del apósito.
A su vez el apósito seleccionado debe proteger contra la colonización del lecho de la
herida.
Una vez curada la zona lesionada, esta debe hidratarse y ha de aplicarse sobre ella
sustancias tipo cremas, emulsiones o geles que evitan la sequedad de la piel; además de
proteger las áreas del sol al menos durante dos años. Se recomienda que los pacientes
con quemaduras usen prendas de presión durante aproximadamente 23 horas al día,
durante aproximadamente 6 a 24 meses después del cierre de la herida hasta que la
cicatriz ya no esté activa. El tratamiento de las cicatrices con gel o láminas de silicona
aplicada diariamente durante mínimo 3 meses produce una mejoría clínica de las
cicatrices, especialmente en pacientes con alto riesgo de cicatrización patológica.
Además, ha demostrado disminuir el prurito post-quemadura. (Ibáñez Molero, y otros,
2021)

Bibliografía
Fernández Santervás, Y., & Melé Casas, M. (2020). Quemaduras. Protoc diagn ter
pediatr. Obtenido de
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/21_quemaduras.pdf
Ibáñez Molero, R., Lahoz Moros, T., Relancio Crespo, L., Aldaz Acín, I., Calvo Campagna,
R., & Escudero Jiménez, M. (2021). Actuación enfermera en el cuidado de las
quemaduras en atención primaria, artículo monográfico. Revista Sanitaria de
Investigacion. Obtenido de https://revistasanitariadeinvestigacion.com/actuacion-
enfermera-en-el-cuidado-de-las-quemaduras-en-atencion-primaria-articulo-
monografico/#:~:text=Ofrecer%20los%20primeros%20auxilios%20b
%C3%A1sicos,el%20dolor%20y%20el%20calor
Medlineplus. (2020). Obtenido de Quemaduras:
https://medlineplus.gov/spanish/burns.html
OMS. (2018). Obtenido de Quemaduras:
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/burns
STANFORD CHILDREN'S HEALTH. (s.f.). Clasificación de las quemaduras. Obtenido de
https://www.stanfordchildrens.org/es/topic/default?id=classificationofburns-90-
P09576

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