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ORGANOS SENSORIALES

El correcto funcionamiento de los órganos sensoriales es lo que dota tanto los seres


humanos como los animales de la capacidad de relacionarse de forma directa con el
entorno. Estos órganos sensoriales están ligados a partes o zonas de nuestro cuerpo
como la lengua, el oído, la nariz, los ojos y la piel. Gracias a estos órganos sensoriales
reconocemos como nuestros cinco sentidos: gusto, oído, olfato, vista y tacto.

La lengua
Como te hemos comentado en la introducción los órganos sensoriales son los que
otorgan facultades a los seres humanos y otros animales. En este caso, queremos
comenzar hablándote del sentido del gusto.
Gracias a él, somos capaces de percibir un amplio abanico de sabores que, a su vez,
repercuten multitud de respuestas a los diferentes estímulos que recibimos de todo
aquello que sentimos a través de la lengua. Y es que no captamos solos sabores
diferenciados gracias a ella, sino también la textura y la temperatura de las cosas que
introducimos en nuestra boca.
La lengua es un órgano que cuenta con casi 10.000 papilas gustativas. Estas se
encuentran distribuidas por la parte superior de la misma donde, las más sensibles a
sabores dulces y salados se encuentran en la punta, y aquellas capaces de percibir
sabores ácidos y amargos se sitúan en los lados y en la parte posterior respectivamente.

EL OIDO
El oído es el responsable de captar las vibraciones que nos llegan del exterior y
transformarlas en impulsos nerviosos para que lleguen a nuestro cerebro para ser interpretadas. El
oído se divide en tres zonas todas conectadas entre sí.
 Zona externa del oído: está compuesta por el pabellón auditivo u oreja y el conducto auditivo
externo. El oído externo cuenta con glándulas que producen cera y pelos, mediante los cuales
logra dirigir las ondas sonoras hacia la siguiente zona: el oído medio.
 Zona media del oído: está formada por el tímpano que es el encargado de conducir las ondas
sonoras hacia el oído interno. Además, este está conectado, gracias a la trompa de Eustaquio,
con la nariz y la garganta que regula la entrada y salida de aire con el fin de equilibrar las posibles
diferencias de presión.
 Zona Oído Interno: aquí se encuentran una serie de canales membranosos situados en la parte
densa del hueso temporal y que se dividen en tres partes caracol, vestíbulo y canales
semicirculares, comunicadas entre sí.
Será gracias a los en la presión del aire que recoge la zona externa los que lleguen al tímpano para
que se produzca la vibración que tras pasar por la cadena de huesecillos nos envíe la información
a nuestro cerebro. Del mismo modo, los pelos situados también en la zona externa informarán de
la posición de la cabeza con respecto a los cambios de presión.

LA NARIZ
La nariz es otro de los órganos sensoriales más importantes. Un
órgano responsable de que podamos percibir olores, aunque no se limita a
esto. De hecho, muchas de las sensaciones que percibimos en nuestra boca y que
atribuimos al sentido del gusto son en realidad olfativas y tienen su origen en los
nervios olfativos. El olfato es, además, nuestro sentido más
estrechamente relacionado con la memoria.
La nariz se divide en región interna, formadas por ambas fosas nasales, el
apéndice nasal y la región externa. En las fosas nasales se encuentra también una
gran cantidad de pelos fuertes, que dificultan el paso de cuerpos extraños.
Se aceptan actualmente siete tipos de receptores, que reconocen siete
moléculas volátiles principales y que, al combinarse, dan lugar a una práctica
infinidad de olores distintos. Estas siete moléculas o tipos de olores principales
son los siguientes:
 Alcanfor
 Almizcle
 Flores
 Menta
 Éter (líquido para limpieza en seco)
 Acre (avinagrado)
 Podrido

EL OJO
Su función es interpretar las vibraciones electromagnéticas producidas por la luz para que
estás sean traducidas por el cerebro gracias al nervio óptico. El ojo o globo ocular tiene forma
esférica y está compuesto por tres capas:
 La esclerótica, cuya función es la de proteger al ojo
 La úvea formada por la coroides
 El cuerpo ciliar y el iris
 Finalmente, la retina, que es la zona sensible a la luz y por lo tanto la más importante.
Cada movimiento del globo ocular, sin importar a que dirección enfoque, se realiza gracias a seis
músculos oculares.

LA PIEL
, terminamos con el órgano sensorial encargado de transmitir el sentido del tacto. A través de la
piel somos capaces de percibir todo aquello que palpamos o que está en contacto directo con
nuestro cuerpo, desde objetos a sustancias.
Todo esto se consigue gracias a los receptores del tacto situado en la capa externa de la piel
denominada epidermis. De este modo todas las sensaciones captadas por los receptores serán
enviadas al cerebro mediante las fibras nerviosas.
Un detalle importante es que cada zona de la piel no posee el mismo número de receptores de
ahí que está sea más o menos sensible.

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