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TRADUCCIÓN DE LA PAGINA FALTANTE EN EL CAPÍTULO 17 DE PRINCIPIOS DE NEUROCIENCIA

– ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO

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Bulbo raquídeo

El bulbo raquídeo es la extensión anterior directa de la médula espinal, y se parece a ésta tanto
en su organización como en su función. Grupos neuronales del bulbo raquídeo participan en la
regulación de la presión

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sanguínea y la respiración. El bulbo raquídeo también contiene grupos neuronales que forman
algunos de los núcleos de relevo [de la información sensorial] del gusto, oído y el mantenimiento
del balance, así como el control de los músculos del cuello y de la cara.

Protuberancia anular [o Puente de Varolio]

La protuberancia anular se encuentra anteriormente [por encima] del bulbo raquídeo y sobresale
o protruye [de ahí su nombre: protuberancia] de la superficie ventral del tronco encefálico. La
porción ventral de la protuberancia contiene una gran cantidad de grupos o clusters neuronales,
los núcleos pontinos [o de la protuberancia], donde se produce el relevo de la información
sensorial y motora hacia el cerebelo. La porción dorsal de la protuberancia contiene estructuras
que participan en la respiración, el gusto y el sueño.

Mesencéfalo

El mesencéfalo, la porción más pequeña del tronco encefálico, se encuentra anteriormente [por
encima] a la protuberancia anular. Las neuronas en el mesencéfalo proporcionan importantes
contactos entre los diferentes componentes de los sistemas motores, en particular, el cerebelo,
los ganglios basales y los hemisferios cerebrales. Por ejemplo, la sustancia negra (substantia
nigra), un núcleo bien diferenciado del mesencéfalo, proporciona importantes señales aferentes
a un grupo de ganglios basales que regulan los movimientos voluntarios. La sustancia negra es el
foco de un fuerte interés clínico y de investigación ya que las neuronas dopaminérgicas de esta
estructura están alteradas en la enfermedad de Parkinson, produciendo marcados trastornos
motores asociados con esta patología (Capítulo 43). El mesencéfalo también posee componentes
de los sistemas auditivo y visual. Finalmente, varias regiones del mesencéfalo están conectadas
con los músculos oculares externos, proporcionando la principal vía para el control del
movimiento de los ojos.
Diencéfalo

El diencéfalo presenta dos divisiones principales: el tálamo y el hipotálamo. El tálamo es una


estructura esencial en la transmisión de la información sensorial (con la excepción de la
información olfativa) desde los receptores en la periferia corporal hacia las regiones de
procesamiento en los hemisferios cerebrales. Antes se pensaba que el tálamo actuaba
únicamente como una estación de relevo de la información sensorial que viajaba hacia el
neocórtex, pero está claro ahora que juega un importante rol en el control del pasaje y la
modulación de la información sensorial. En otras palabras, el tálamo determina si la información
sensorial alcanza el neocórtex y por lo tanto los niveles de conciencia. El tálamo participa en la
integración de la información motora del cerebelo y de los ganglios basales y transmite dicha
información a las estructuras cerebrales involucradas en el control del movimiento. El diencéfalo
también presenta regiones que, como la formación reticular, se cree que modulan los niveles de
atención y conciencia.

El hipotálamo se encuentra hacia la parte ventral del tálamo y regula varias conductas esenciales
para la homeostasis y la reproducción. Por ejemplo, controla una variedad de conductas,
incluyendo el crecimiento, la ingesta de alimentos y de líquidos, las conductas maternales, a
través del control de varias hormonas de la [glándula] hipófisis. El hipotálamo también ejerce una
influencia sobre la conducta a través de extensas conexiones aferentes y eferentes con
prácticamente todas las estructuras del sistema nervioso central. Es, además, un componente
esencial del sistema motivacional del cerebro, participando en el inicio y mantenimiento de
conductas placenteras. Un componente del hipotálamo, el núcleo supraquiasmático, regula los
ritmos circadianos, estados y conductas cíclicas asociados a los ciclos de luz y oscuridad.

Hemisferios cerebrales

Los hemisferios cerebrales son las estructuras más grandes del encéfalo humano. Están formados
por la corteza cerebral, la sustancia blanca subyacente y tres estructuras profundas: los ganglios
basales, la amígdala y la formación hipocámpica. Los hemisferios cerebrales participan en las
funciones perceptivas, motoras y cognitivas, incluyendo la memoria y las emociones. Los dos
hemisferios cerebrales están conectados por el cuerpo calloso, un prominente conjunto de fibras
que conectan regiones simétricas en ambos hemisferios. El cuerpo calloso, que puede verse en
la superficie medial de los hemisferios, es la más grande de las

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comisuras, aquellas estructuras que formadas por fibras que conectan fundamentalmente
regiones similares en los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo. La amígdala participa en las
conductas sociales y en la expresión de las emociones, mientras que el hipocampo está vinculado
con la memoria y los ganglios basales con el control del movimiento.

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