DIAGNOSTICO

La pandemia represento uno de los mayores desafíos en la historia de los

sistemas educativos, para la educación de sus alumnos y alumnas. Se hizo un

gran esfuerzo para continuar con la educación en contexto de aislamiento y

suspensión presencial en las escuelas.

La pandemia nos obliga a no estar presencialmente con los educandos y era el

único lugar donde sus desigualdades socioeconómicas se minimizaban. Y

entonces comenzamos a ver estudiantes desconectados, estudiantes que no

entregaban los trabajos que proponían los profesores.

El confinamiento ha demostrado que la escuela es capaz de adaptarse a

situaciones extremas (en este caso gracias a la ayuda de la tecnología)

desafortunadamente para los alumnos en los que se basa la investigación, fue un

factor detractor, ya que como lo he expresado el contexto que rodea la secundaria

está clasificado como “pobreza”.

El aprendizaje se redujo y con ello aumentaron las deserciones escolares. En su

gran mayoría, los estudiantes dejaron de aprender las materias académicas. Las

inequidades en el aprendizaje aumentaron, dado que solo los estudiantes de

familias más acomodadas y educadas tuvieron apoyo para seguir aprendiendo en

casa, ya que contaban con las herramientas tecnológicas para asistir a sus clases.

Incluso antes de la pandemia del COVID-19, el mundo enfrentaba una crisis de

aprendizajes. En esos días, la meta era garantizar una "educación inclusiva,

equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la

vida” para todos al 2030. Y esta crisis no afecta por igual: los más vulnerables

tienen pobre acceso a la escolaridad. Es posible que los niños y jóvenes que se

vean obligados a abandonar la escuela no regresen, mientras que los que sí lo

hagan hayan perdido un tiempo valioso y encuentren que sus escuelas han sido

afectadas por recortes de presupuesto y daño económico a las comunidades.

Mis estudiantes perdieron la comida más importante que recibían cada día. Cito a

mi Director de secundaria “Que hoy, los alumnos coman calientito, en un ambiente

agradable, muy probablemente sea la única comida caliente de su día”

Cuando los niños no asistieron a la escuela, no se realizaron evaluaciones

formativas, sumarias, normativas y a gran escala. Esto significo que los maestros,

estudiantes, padres y responsables de formular políticas se encontraran volando a

ciegas con relación al aprendizaje. Sin exámenes ni evaluaciones, los estudiantes

y padres no tuvieron una forma justa, equitativa, válida y fiable de evaluar los

conocimientos y habilidades, dando paso a la apatía que presentan los alumnos a

investigar.