Está en la página 1de 2

as madres solteras y los padres ausentes en una sociedad conservadora son

una representación común de lo desproporcional en la crianza de los hijos/as.


Según un estudio realizado por la Universidad Católica Boliviana y la
Fundación Jubileo,  el 82% de las familias monoparentales están a cargo de las
mujeres y estos hogares están en riesgo de pobreza y exclusión.

Las exigencias morales para ellas son siempre mayores que para los padres.
Esto está arraigado en la consciencia social y en la norma boliviana. Las
madres son quienes usualmente quedan con la tutela después de una
separación o divorcio;  también están las que asumen esta responsabilidad
solas desde el inicio (muchas con ayuda de su madre).

Una mujer, una vez asumida su maternidad,  renuncia a su vida personal en


mayor proporción que el padre. Dentro de sus responsabilidades están la
crianza y el cuidado de sus hijos/as. Los cuidados requieren una alta demanda
de tiempo en cambio de pañales, bañarlos, enseñanzas, y si se enferman estar
pendientes a cada instante. Ellas cubren una serie de gastos económicos
como: alimentación, educación, salud, entretenimiento, etcétera. Las madres
solteras trabajan, muchas dentro del sector informal y con gran esfuerzo deben
cumplir la doble jornada laboral. 

Por otro lado, están los padres ausentes,  quienes son los padres biológicos
que no viven con sus hijos/as. Quienes a diferencia de sus contrapartes
cómodamente se apartan de las responsabilidades y son fácilmente
perdonados por la sociedad, porque esta actitud se asume con normalidad.
Ellos no están presentes ante toda la responsabilidad que implica tener un
hijo/a. Ellos no renuncian a su vida personal porque pueden trabajar, estudiar,
rehacer su vida de la forma más natural por el simple hecho de ser hombres.

En este escenario está el recurso legal de la asistencia familiar, que se reduce


a un monto económico que debe garantizar lo indispensable de los hijos/as
para cubrir la salud, educación, recreación, vestimenta. Ésta no debe ser
menor al 20 % del salario mínimo nacional que no llega a cubrir lo que
verdaderamente requiere la crianza de un ser humano. La asistencia familiar es
un derecho que en varios casos es negado para los infantes. Existen mujeres
que inician el proceso de solicitud años después de cargar con la
responsabilidad de manera unilateral. Y son ellas quienes además de hacerse
cargo del cuidado y crianza, exigen este recurso para solventar parte de la vida
de sus hijos/as. La normativa solo prioriza lo económico y en el mejor de los
casos las visitas de fines de semana.

En este contexto urge promover una responsabilidad paterna que involucra una
serie de exigencias en tiempo y recursos económicos en la crianza y cuidados
de los y las niñas. Urge promocionar los derechos que tienen los infantes y los
procesos que siguen para lograr la asistencia familiar que no debería ser una
exigencia.  

Las madres solteras además de asumir con toda esta responsabilidad, deben
seguir procesos que son poco conocidos para que los padres ausentes
cumplan con la asistencia familiar. Lamentablemente pedir más que eso es casi
imposible en una sociedad que perdona fácilmente a los padres
irresponsables. 

Una campaña virtual que está siendo promovida en este contexto es


#SonMisDerechos para mostrar los procedimientos de la asistencia familiar y la
importancia de una paternidad y maternidad responsable e igualitaria. Se busca
coadyuvar principalmente a las madres solteras el conocimiento de sus
derechos,  dado que la asistencia familiar debe ser justa y oportuna en
beneficio de cada niño, niña y adolescente. Detrás de esta campaña se
encuentran: las Ciberwarmis, el Colegio de Comunicadores sociales de Potosí,
el Estudio Jurídico A&A y Mujer de Plata.

También podría gustarte