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Hipoxiacerebralneonatal

La falta de oxígeno en algunos fetos que están a punto de nacer pueden provocar graves e
irreversibles lesiones en los bebés que pueden marcarles para el resto de sus vidas, pudiendo
sufrir una parálisis cerebral o en el peor de los casos, puede ser causa de muerte. La denominada
hipoxia cerebral neonatal la sufren hasta dos de cada mil niños nacidos, se calcula que en nuestro
país este problema lo sufren unos 1.500 bebés al año.

LA HIPOXIA CEREBRAL NEONATAL puede producirse por diferentes causas, una anemia o una
enfermedad cardiopulmonar de la madre, una insuficiencia en la irrigación placentaria a causa de
la hipotensión, una anomalía en las contracciones uterinas, placenta previa, una interrupción del
riego sanguíneo en la circulación del cordón umbilical, etc., causas que provocan que se destruyan
las neuronas fetales de forma acelerada. Al parecer, es posible detener esta destrucción neuronal
si se coloca al bebé en un entorno frío antes de que cumpla las seis horas de edad. Se aplica una
terapia en frío para recién nacidos con poco oxígeno, una hipotermia controlada mediante un
acolchado relleno de hielo o un colchón por el que circula una corriente de agua fría. Se trata de
una especie de incubadora aunque en este caso no posee climatización ni cobertura compacta tal
y como la presentan otras incubadoras.

La temperatura corporal se reduce hasta los 33º C, dependiendo de en qué momento SE APLICA
ESTA TERAPIA EN FRÍO, se podrá determinar el grado de lesión cerebral que el niño sufrirá. Según
explican en la publicación digital El Periódico, la hipoxia cerebral neonatal provoca la aparición de
una acidez sanguínea mortal para las neuronas, y al parecer, la terapia del frío logra extinguirla,
sin embargo, las zonas cerebrales dañadas antes de provocar la hipotermia controlada serían
irrecuperables.

La hipotermia controlada detendría la destrucción neuronal y al parecer, es el único tratamiento


existente para evitar la encefalopatía neonatal, enfermedad que manifiesta sus primeros signos
neurológicos durante las primeras 24 horas de vida y que provoca un estado anatomofuncional
anormal del sistema nervioso central. Esta enfermedad era inevitable hace 5 años, provoca
secuelas en un 20% de los niños que la sufren y un 5% muere irremediablemente, pero todo
dependerá del grado de hipoxia cerebral neonatal o falta de oxígeno en el bebé.

El doctor Josep Figueras, responsable de Neonatología en la Maternitat del Hospital Clínic de


Barcelona, indica que el hospital incluyó la técnica de la hipotermia controlada hace algo más de
un año y se ha utilizado en nueve casos de los que siete lograron sobrevivir, aunque
desgraciadamente se desconoce el grado de la lesión que los niños habrán sufrido, ya que todavía
son muy pequeños.

Según explica el especialista, los casos de hipoxia afectan especialmente a los bebés muy grandes
y que aparentemente están en perfecto estado y no hacen sospechar que puedan producirse
complicaciones en el parto. Algunos signos pueden evidenciar que los bebés pueden haber
sufrido falta de oxígeno, al parecer los bebés se mueven poco y son apáticos, detalles que
podrían delatar la destrucción neuronal y por tanto, sería necesario aplicar la terapia en frío con
la mayor rapidez. También sufren ligeras convulsiones y dependiendo de cada caso, pueden
entrar en estado de coma. Por ello, el frío se muestra como una alternativa que permite congelar
la vida y evitar la destrucción neuronal, reduciendo la temperatura cerebral de 37’5ºC a 33ºC. Al
inhibir el ácido antes mencionado y paralizar el metabolismo de las neuronas se logra salvar a
las que están sanas.

Quizá sería interesante profundizar en los beneficios que puede aportar el frío en este tipo de
casos y cómo podría aplicarse cuanto antes para evitar la destrucción neuronal, queda mucho por
investigar para lograr reducir las consecuencias de sufrir una hipoxia cerebral neonatal.

Cómo reconocer el líquido amniótico


Popularmente se cree todas las mujeres rompen el saco amniótico (la bolsa, o la fuente de
aguas) como indicador de que el parto está próximo. Pero en realidad, únicamente el 12% de
las embarazadas lo rompen en sus casas, la mayoría lo hace en el transcurso del trabajo de
parto e incluso a muchas, es el médico quien se lo rompe.

La ruptura del saco varía de una mujer a otra. Se puede manifestar por la presencia de
humedad, goteo o directamente de un chorro importante de fluidos.

Frente a la ruptura de la bolsa, es fundamental prestar especial atención al color del líquido. Si
es amarillento, está dentro de lo normal y hay tiempo para llegar a la maternidad o llamar al
médico. En cambio sí es verdoso o amarronado, puede deberse a que el bebé hizo su primera
deposición (meconio) y es indispensable la internación para la valoración del estado del bebé
ya que puede haber sufrimiento fetal.

Meconio : Es las primeras heces fetales del bebé dentro del útero

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