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Cuando las “bromas” entre compañeros de trabajo exceden lo razonable y

afectan la dignidad, imagen y la intimidad del trabajador

Por Carlos Alberto Livellara(*)

I. INTRODUCCIÓN

Es habitual que entre compañeros de trabajo se hagan “bromas” o “chistes” (“hecho o palabra que
divierte y provoca risa”), que de algún modo hacen más placentera la convivencia por largas horas
de labor. Pero esas “bromas” pueden exceder lo razonable (“broma pesada”: “acción que parece
simple, pero tiene graves consecuencias”) y afectar a quien la padece, alterando la normal
convivencia y mereciendo la intervención del empleador para restablecer el orden alterado. El fallo
comentado de la Cámara de Apelaciones del Trabajo de Trelew, Sala B, de fecha 29/9/2022, en la
causa B.A.J. c C.S.A s/cobro de pesos e indem. de ley 1, plantea precisamente el caso protagonizado
en ocasión del trabajo por el actor y otro compañero de trabajo, que cuando el último se fue a bañar,
luego de la jornada de labor, el primero le hizo una broma que consistió en filmarlo cuando se bañaba
y luego subir el video a un grupo de WhatsApp. De acuerdo a lo señalado en la sentencia, en la
causa se acreditó que el afectado “vivió con suma angustia la filmación del video y posterior
divulgación en su ámbito laboral, lo que se vio acrecentado por sus convicciones religiosas” y que
de su testimonio se desprende que “la broma no fue consensuada ni reaccionó risueñamente, tanto
al momento de la grabación como de la difusión del video, por el contrario lo vivenció como una
situación angustiante, vergonzosa y humillante…” 2 A nivel judicial la demanda fue contra el despido
dispuesto por la empresa que invocó como injurioso el hecho narrado, reclamo que fue rechazado
tanto en primera instancia como por la Cámara considerando que la demandada había ejercido
correctamente sus facultades disciplinarias dado que tiene la obligación de velar por la integridad
psicofísica y dignidad de sus dependientes, de acuerdo a lo dispuesto por el art. 75 de la LCT.

El fallo resulta de interés porque pone de relieve la plena vigencia de los derechos personalísimos
del trabajador, en especial, su dignidad, derecho a la propia imagen e intimidad, en el ámbito de
trabajo y el deber del empleador de evitar su afectación.

II. Derechos personalísimos

Uno de los temas novedosos y trascendentes que incorpora a la legislación positiva argentina el
Código Civil y Comercial (CCC), aprobado por ley 26.994, es la regulación de los derechos
personalísimos, ubicada en el Capítulo 3, del Título I, de su Libro Primero.

En general cuando se alude a los derechos de la personalidad o derechos personalísimos 3 se


incluyen como tales a un conjunto de facultades fundamentales que atienden a la más eficaz

(*)
Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Profesor emérito de la Universidad Nacional de Cuyo.
Director de la Maestría en Derecho del Trabajo en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
de Cuyo y Director del Doctorado en Derecho del Trabajo en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la
Universidad de Mendoza. Ha sido Consultor externo de la Organización Internacional del Trabajo
(O.I.T.) en Panamá (1982) y Vicepresidente de la Asociación Iberoamericana de Derecho del Trabajo
(1998-2000, 2007-2010). Ha participado como expositor en congresos, jornadas y cursos de su
especialidad en Latinoamérica y Europa. Entre sus libros sobre temas de la especialidad, se
destacan: "Infortunios del trabajador" (Buenos Aires, 1986); "Medicina, higiene y seguridad en el
trabajo" (Buenos Aires, 1987); "Contratista de Viñas y Frutales" (Mendoza, 1992); "Código Procesal
Laboral de Mendoza", en colaboración (Mendoza, 1992/ 1994); "Suspensión preventiva y precautoria
del contrato de trabajo" (Buenos Aires. 1993); "Régimen Laboral Bancario" (Buenos Aires, 1996);
"Derechos y garantías de los trabajadores incorporados a la constitución reformada" (Buenos Aires,
2003); "Derecho del Trabajo" (en colaboración), 2004; "Reformas Laborales" (en colaboración),
2010, Código Procesal Laboral de Mendoza Comentado, Anotado y Concordado, (en colaboración),
La Ley 2011, Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social (en colaboración), La Ley 2013.
1
Expte. Nro. 426 – “B.,A. J. c/ C. S.A. s/ Cobro de Pesos e Indem. de Ley” - CÁMARA DE
APELACIONES DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL III DE TRELEW (Chubut) - Sala B –
29/09/2022 (elDial.com - AAD183)
2
De acuerdo a lo señalado por uno de los miembros del Tribunal que vio el video, “fue filmado
desnudo en la parte posterior de la totalidad de su cuerpo, lo cual desmiente lo manifestado en la
demanda en cuanto a que el accionante no filmó partes “íntimas” de aquel”
3
Confalonieri, Juan Angel, Los derechos personalísimos del trabajador en el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación, en Rodríguez Mancini, Jorge, Código Civil y Comercial y su proyección en
el derecho del trabajo, Thomson Reuters La Ley,2015, p 162 manifiesta que, si bien no es clara la
diferenciación entre los derechos personalísimos y los fundamentales, lo cierto es que hay una

1
protección y defensa de la persona individual y de sus atributos. Se los ha definido como aquellos
que "corresponden innatamente a toda persona, desde antes de su nacimiento y hasta su muerte, y
que le garantizan el íntegro ejercicio y desenvolvimiento de sus atributos esenciales para así poder
desarrollarse plenamente en su humanidad".4

El Código Civil y Comercial incluye la regulación de los “derechos y actos personalísimos” en once
artículos (arts. 51 a 61). En la misma se abordan aspectos generales, como son las consecuencias
que traen aparejadas la afectación de la dignidad personal (art. 52), y las condiciones a las que está
sujeto el consentimiento para la disposición de los derechos personalísimos (art. 55). En el resto del
articulado, en particular, se declara inviolable a la persona humana, a la que se le reconoce en
cualquier circunstancia, el derecho al reconocimiento y respeto de su dignidad (art. 51); se
establecen las condiciones para captar o reproducir la imagen o la voz de las personas (art. 53); se
declaran, por regla general, inexigibles los contratos que tengan por objeto actos que pongan en
peligro la vida o la integridad de la persona (art. 54); se prohíben, en principio los actos de disposición
sobre el cuerpo en vida (art. 56); también se prohíben ,de modo absoluto, las prácticas con embriones
(art. 57); se establecen los requisitos para las investigaciones en seres humanos (art. 58), y las
condiciones para prestar el consentimiento para actos médicos e investigaciones en salud(arts. 59 y
60), y para las exequias e inhumación del propio cuerpo, y la dación de todo o parte del cadáver(art.
61).

III. Derechos personalísimos incluidos en el Código Civil y Comercial que se vieron afectados
en el fallo comentado.

Seguidamente nos detendremos en la consideración de aquellos derechos personalísimos


receptados en el CCC, que tienen proyección en el contrato de trabajo, por cuanto hoy nadie discute
que el trabajador en cuanto ser humano tiene derecho a gozar de los mismos derechos
fundamentales reconocidos a todos los ciudadanos5, y que se han visto afectados en el fallo
comentado: dignidad, derecho a la propia imagen e intimidad del trabajador.

III.1. Respeto a la dignidad del trabajador

El artículo 51, CCC, con que se inicia el capítulo 3, de los “Derechos y Actos Personalísimos”,
bajo el título de “Inviolabilidad de la persona humana”, dispone: “La persona humana es
inviolable y en cualquier circunstancia tiene derecho al reconocimiento y respeto de su
dignidad”.

Puede señalarse que la concepción del respeto a la dignidad del hombre, se encuentra desarrollada
hoy en día como un principio-derecho de realización de la persona, constituye el fundamento de los
demás derechos y a la vez, principio interpretativo y de suplencia de deficiencias y vacíos del
ordenamiento jurídico.6

Por su parte, el art. 52 CCC, se refiere a las “afectaciones a la dignidad”, disponiendo que “La
persona humana lesionada en su intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o
identidad, o que de cualquier otro modo resulte menoscabada en su dignidad personal, puede
reclamar la prevención y reparación de los daños sufridos, conforme a lo dispuesto en el
Libro Tercero, Título V, Capítulo 1.” La norma plantea dos cuestiones: una relativa al carácter de
la enunciación legal y otra sobre las acciones atinentes a la prevención y la reparación del daño
sufrido. Con respecto a la primera, la enumeración legal no es taxativa o cerrada, dado que el propio
texto legal alude al menoscabo “de cualquier otro modo” de la dignidad personal.7

relación de género a especie. Señala que no todos los derechos fundamentales pertenecen a la
tipología de los derechos personalísimos, agregando que los primeros, conforme a las normas de
rango constitucional, son más (en cantidad) que los segundos. En cambio, los derechos
personalísimos son todos fundamentales, esto es, se sitúan en el peldaño más alto de la pirámide
normativa (están reconocidos por normas constitucionales o de rango constitucional). Los derechos
al honor (compresivo de la honra y la reputación), a la intimidad, y a la propia imagen, que son los
que menciona el nuevo Código Civil y Comercial- concluye- son personalísimos y fundamentales (es
decir constitucionales).
4
Moisset de Espanés, Luis e Hiruela de Fernández, María del Pilar, “Derechos de la personalidad”,
publicación on line.
5
Para PASCO COSMÓPOLIS, Mario, Los derechos laborales inespecíficos, Revista Jurídica
Thomson Reuters, La Ley, 11/3/13, Año I, nº 11, p29 “otros derechos constitucionales de carácter
general, y no específicamente laborales, pueden igualmente ser ejercitados por y entre los sujetos
de las relaciones de trabajo. Son derechos de carácter general, atribuidos a todos los ciudadanos y
que son ejercitados por ellos dentro de una relación laboral. Son ciudadanos que, al mismo tiempo
y naturalmente son trabajadores, y por lo tanto, esos derechos que, en su origen no son estrictamente
laborales se convierten en derechos laborales por razón de los sujetos y de la naturaleza de la
relación jurídica en que se ejercen. Son “derechos del ciudadano trabajador, a fin de cuentas, que
ejercita como trabajador ciudadano”.
6
Lira, Luis A. Derechos fundamentales del trabajo: La dignidad como fundamento (online).
7
Navarro Floria, Los derechos personalísimos, (online), observa como omisión notable del CCC
alguna previsión referida a la libertad, y en particular la libertad de conciencia y específicamente el
derecho a la objeción de conciencia, que podría haber sido previsto. Dado que estos derechos en su

2
En el tema laboral, la persona del trabajador, es el eje central donde se desarrolla el trabajo como
actividad esencial del ser humano en su dimensión individual y social, y por ende debe considerarse
como sujeto de protección, tanto en su dignidad física como moral y también en su dimensión familiar
y social. 8

Claro está, que en la práctica la violación de los derechos fundamentales en el trabajo y en especial
la violación de la dignidad humana, del trabajador, ha sido realizado no sólo por la acción de
empleadores inescrupulosos, sino generalmente por omisión del accionar del Estado, no sólo por la
falta de implementación de adecuadas políticas de empleo sino también por omisiones en su función
de policía de trabajo, de velar por el cumplimiento de la normativa laboral y previsional.
Consecuentemente, el derecho del trabajo se propone que en el desarrollo de la actividad laboral
toda persona y en especial el Estado debe preservar el valor supremo del trabajo, la dignidad de la
persona humana del trabajador y el bienestar de los mismos y sus familias. 9

Dentro de las fuentes del derecho del trabajo que tienden a la protección de la dignidad de la
persona del trabajador, debemos señalar, además de la amplia temática comprendida en la
cláusula del art. 14 bis de la C.N. que asegura al trabajador, "condiciones dignas y equitativas de
labor", con la constitucionalización de los tratados y declaraciones internacionales de derechos
humanos, que fueron incorporados al art. 75 inc. 22, C.N., por la reforma constitucional de 1994, se
ha receptado expresamente el derecho a las condiciones dignas de trabajo, como derecho
fundamental del trabajador, con jerarquía constitucional. 10

Indudablemente, uno de los aspectos más trascendentes y significativos de la reforma constitucional


argentina de 1994, es la constitucionalización de los tratados y declaraciones internacionales,
referidos a los derechos humanos.11

También la LCT de 1974 (ley 20.744 y sus reformas), contiene varias normas tendientes a asegurar
el respeto debido a la dignidad del trabajador, la preservación y mejora de sus "derechos personales",
así como para evitar todo daño, no sólo en su salud física, sino también en su personalidad moral, e
igualmente se pondera el aspecto familiar del trabajador, todo lo cual sirve para delimitar el ámbito
de actuación de ambas partes del contrato de trabajo.

En el título II, capítulo VII, en lo relativo a los derechos y deberes de las partes, es donde mejor
se aprecian las notas que el legislador ha impreso al complejo de relaciones que vinculan al
empleador y al trabajador, para mejor lograr aquellas metas:

I. Se ponderan los deberes éticos o de conducta de las partes al establecer la buena fe, la
colaboración y solidaridad como premisas fundamentales que deben orientar el actuar de ambas
partes del contrato de trabajo (arts. 62, 63 y concs., LCT).

La LCT se ha ajustado a estos principios, al establecer las reglas generales sobre la actuación de
las partes del contrato de trabajo, en el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus
obligaciones. Por de pronto, ambas están obligadas, no sólo a lo que surge de los términos expresos
del contrato, sino a "todos aquellos comportamientos" que sean consecuencia de él, de los estatutos

repercusión en la vinculación laboral, como así también el derecho de la identidad de género


reconocido por la ley 26.743 fueron abordado en Livellara, Carlos Alberto, Derechos fundamentales
inespecíficos del trabajador y su aplicación en la Argentina, Revista de Derecho Laboral 2014-1, pág.
27, a su contenido remitimos.
8
Lira, Luis A. Derechos fundamentales del trabajo: La dignidad como fundamento (online).
9
Conf. Livellara, Carlos Alberto, El trabajo informal afecta derechos fundamentales del trabajador
reconocidos por la Constitución, Revista de Derecho Laboral 2014-2, pág 11.
10
En efecto, los textos que aluden a tal temática son: a) Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del hombre (Bogotá, 1946). Art. XIV: "Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones
dignas..."; b) Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (N.U., 1966). Art.
7: "Los Estados partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al goce de
condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que le aseguren en especial:.. b- "la seguridad y
la higiene en el trabajo". Art. 12:" 1- Los Estados partes en el presente Pacto reconocen el derecho
de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental; y, c) Convención
internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial (Nueva York, 1967).
Art. 5: "En conformidad con las obligaciones fundamentales estipuladas en el art. 2 de la presente
Convención, los estados partes se comprometen a prohibir y eliminar la discriminación racial en todas
sus formas y a garantizar el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza,
color y origen nacional o étnico, particularmente en el goce de los derechos siguientes:... "inc. i) el
derecho al trabajo, a la libre elección de trabajar en condiciones equitativas y satisfactorias de
trabajo...".
11
Así, en el art. 75, relativo a las atribuciones del Congreso de la Nación, en su inciso 22, se
incorporan ocho tratados internacionales y las tres declaraciones de derechos más importantes del
Siglo, con la aclaración que "en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no
derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse
complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos...".Ver sobre el tema: Livellara,
Carlos Alberto, Derechos y garantías de los trabajadores incorporados a la constitución reformada,
Rubinzal-Culzoni Editores, 2003.

3
profesionales o convenciones colectivas "apreciados con criterio de colaboración y solidaridad" (art.
62, LCT). Pero, además, están obligadas a obrar de buena fe, "ajustando su conducta a lo que es
propio de un buen empleador y de un buen trabajador, tanto al celebrar, ejecutar o extinguir el
contrato o la relación de trabajo" (art. 63, LCT).

En la actualidad, la buena fe no es una simple norma de la cual se sigan diversas obligaciones, sino
que asume el carácter de un principio jurídico fundamental, que informa la totalidad del
ordenamiento jurídico y aflora expresamente en múltiples y diferentes normas, aunque no siempre
se le mencione en forma expresa. En tal sentido el CCC en el Título I (Preliminar) CAP. 3 sobre el
“Ejercicio de los derechos”, recepta el ART. 9°., que bajo el título de “Principio de buena fe.”,
consagra expresamente que “Los derechos deben ser ejercidos de buena fe.”

La LCT al igual que lo que ha acaecido con el Código Civil (art. 1198), 12, y recientemente en el
Código Civil y Comercial (art. 961) 13 incorpora explícitamente el principio de la buena fe contractual,
como principio rector de la actuación de ambas partes. Tanto el empleador como el trabajador deben
ajustar su comportamiento a esa regla general, al celebrar, ejecutar o extinguir el contrato o relación
de trabajo (art. 63, LCT).

Es que la buena fe tiene, en el derecho laboral, una trascendencia muy especial, por el componente
personal que existe en esta rama jurídica. El contrato de trabajo, no crea sólo derechos y
obligaciones de orden exclusivamente patrimonial, sino también personal, en una relación estable y
continuada, en la cual se exige la confianza recíproca en múltiples planos, en encontradas
direcciones y sobre todo por un período prolongado de tiempo. Para el debido cumplimiento de esas
obligaciones y el adecuado mantenimiento de esas relaciones es importantísimo que ambas partes
actúen de buena fe.

La LCT, en la formulación relativa al principio de la buena fe contractual, adopta también un standard


jurídico, o sea, fórmulas de carácter general, de las que los jueces harán aplicación según las
circunstancias de cada caso, y que a su vez posibiliten suficientemente la flexibilidad interpretativa,
como para adecuar tales exigencias a la evolución de las valoraciones de la comunidad, que los usos
sociales y las buenas costumbres reflejan. Así, el ya citado art. 63 exige a las partes que adecuen
sus conductas a los módulos sociales medios de buen empleador y de buen trabajador 14.

Las figuras genéricas, adoptadas por la LCT, con su contenido moralizador de la relación, permiten
confrontar las múltiples situaciones que se pueden presentar, con los mencionados "módulos", que
responden a la conciencia social media, teniendo presente que también en materia laboral, el
principio de la buena fe contractual es comprensivo tanto de la buena fe objetiva, lealtad y probidad,
que exige un "honesto y escrupuloso" cumplimiento de las obligaciones contractuales, como de la
buena fe subjetiva (creencia o confianza), que los induce a actuar verosímilmente de acuerdo con lo
que entendieron o pudieron entender.

También la LCT reconoce al empleador las facultades jerárquicas que le competen como titular y
responsable de la empresa, pero encauzando su ejercicio dentro de pautas de razonabilidad y
prudencia, en salvaguarda de la dignidad del trabajador (arts. 65 y 68 LCT).

A su vez, como se pondera en el fallo comentado, en el art. 75, LCT se pone en cabeza del empleador
el deber de seguridad debiendo” adoptar las medidas que según el tipo de trabajo, la experiencia y
la técnica sean necesarias para tutelar la integridad psicofísica y la dignidad de los trabajadores …”

III. 2. Derecho a la imagen

Además, de la inclusión como derecho personalísimo, que hace el art. 52, CCC del derecho a la
imagen, en el artículo siguiente se protege tanto la captación como la reproducción de la imagen o
de la voz, “de cualquier modo que se haga”, exigiendo el consentimiento de la persona, con
excepción de los siguientes casos: “a) que la persona participe en actos públicos; b) que exista
un interés científico, cultural o educacional prioritario, y se tomen las precauciones
suficientes para evitar un daño innecesario ; c) que se trate del ejercicio regular del derecho
de informar sobre acontecimientos de interés general” 15.

12
ART. 1198 CC: Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de
acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado
y previsión.
13
ART. 961, CCC.- Buena fe. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena
fe. Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan
considerarse comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se habría obligado un
contratante cuidadoso y previsor.
14
Livellara, Carlos A., Derechos y deberes de las partes, en Vázquez Vialard (dir.), Tratado de
Derecho del Trabajo, Bs.As., Astrea, 1.982, t. III, p. 591 y s.
15
La norma también contempla la situación respecto a la protección “post morten” de este derecho,
admitiendo que “En caso de personas fallecidas pueden prestar el consentimiento sus herederos o
el designado por el causante en una disposición de última voluntad. Si hay desacuerdo entre
herederos de un mismo grado, resuelve el juez. Pasados veinte años desde la muerte, la
reproducción no ofensiva es libre.” (art. 53, CCC).

4
En el caso motivo del fallo comentado, la afectación del derecho a la propia imagen del trabajador
se vio consumada porque él no dio el consentimiento ni para la filmación ni para la difusión del video
con las imágenes obtenidas.

III. 3. Derecho a la intimidad.

Además de la mención expresa como derecho personalísimo del artículo 52 CCC que alude a
“Intimidad personal o familiar” su protección específica se incorpora en el artículo 1770, CCC que
sigue en líneas generales al artículo 1071 bis del Código Civil y dispone: “Protección de la vida
privada. El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena y publica retratos, difunde
correspondencia, mortifica a otros en sus costumbres o sentimientos, o perturba de cualquier
modo su intimidad, debe ser obligado a cesar en tales actividades, si antes no cesaron, y a
pagar una indemnización que debe fijar el juez, de acuerdo con las circunstancias. Además,
a pedido del agraviado, puede ordenarse la publicación de la sentencia en un diario o
periódico del lugar, si esta medida es procedente para una adecuada reparación.” 16

La Constitución Nacional Argentina, en su primera parte, no reformada en 1994, incluye algunos


preceptos que pueden ser considerados como reconocedores del derecho a la intimidad dentro de
un concepto tradicional. Así, el art. 18 declara inviolable al domicilio, a la correspondencia epistolar
y a los papeles privados. Por su parte, el art. 19 admite un ámbito de privacidad de los ciudadanos
al consagrar que: “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofenden al orden y a
la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad
de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley ni
privado de lo que ella no prohíbe”. 17
En doctrina, algunos autores consideran que estos artículos receptan el derecho a la intimidad en su
concepción tradicional18; en cambio para otros, antes de la reforma de 1994, este derecho debía
ubicarse entre aquellos derechos no enumerados por la Constitución Nacional19.

Con la reforma constitucional de 1994, el derecho a la intimidad adquiere un reconocimiento expreso,


por su inclusión en diversos tratados de derechos humanos, incorporados en el art. 75, inc. 22, CN20.

Además, dentro de las garantías constitucionales introducidas por la reforma constitucional de 1994,
se incorpora como novedad el “hábeas data” o derecho de toda persona a interponer la acción de
amparo “para tomar conocimiento de los datos a ella referidos y de su finalidad, que consten
en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a proveer informes y en
caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o
actualización de aquéllos” (tercer apdo. del art. 43, CN). Esta garantía constitucional está
implementada legislativamente a través de la ley 25.326 de protección de los datos personales.

En cuanto a las normas de derecho privado, sobre el tema, el Cód. Civil vigente desde 1871 nada
preveía respecto al derecho a la intimidad de las personas. Recién en 1974 se introdujo primero
como art. 32 bis y luego por la ley 21.173 se lo incorporó como art. 1071 bis, del Código, que dispone:
“ el que arbitrariamente se entrometiere en la vida ajena, publicando retratos, difundiendo
correspondencia, mortificando a otro en sus costumbres o sentimientos, o perturbando de
cualquier modo su intimidad, y el hecho no fuere un delito penal, será obligado a cesar en
tales actividades, si antes no hubiere cesado, y a pagar una indemnización que fijará
equitativamente el juez, de acuerdo con las circunstancias; además, podrá éste, a pedido del
agraviado, ordenar la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esta
medida fuera procedente para una adecuada reparación”.

16
Navarro Floria, “Los derechos personalísimos”, on line, observa que se haya seguido en términos
generales la redacción del art.1071 bis del Código Civil, señalando que “la referencia al “retrato” es
estrecha y anacrónica lo mismo que la del “diario o periódico” (cuando debería buscarse una
expresión genérica que incluya a la radio y la TV, o bien mencionarlas expresamente)”.
17
Livellara, Carlos Alberto, De los derechos y deberes de las partes, en Rodríguez Mancini, Jorge
(dir), Barilaro, Ana A. (coord..), Ley de contrato de trabajo comentada, anotada y concordada, 2da
Edición Thomson Reuters La Ley, 2013, p. 717
18
Zavala de González, Matilde M., “Derecho a la intimidad”, p. 50; Rivera, Julio C.; “Derecho a la
intimidad,” p. 926.
19
BIDART CAMPOS, GERMÁN, “Manual de Derecho Constitucional Argentino”, p. 198; Mosset Iturraspe,
Jorge, “Responsabilidad por daños”, t. I, p. 174, citados por Porta, Elsa, “Derecho a la intimidad y
deber de informar en la etapa precontractual”, Errepar- DLE, t. VI, p. 461.
20
De los tratados y declaraciones de derechos humanos, enumerados en el art. 75, inc. 22, C.N., se
refieren al derecho a la intimidad, los siguientes: a) la “Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre” (Bogotá, 1946), en su art. V dice: “toda persona tiene derecho a la protección
de la ley contra ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar”; b) en la
“Declaración Universal de Derechos Humanos” (N. U., 1948) en el art. 12 se consagra: “Nadie será
objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni
de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra
tales injerencias o ataques”; c) igual texto se recepta en el art. 11, ap. 2 de la “Convención Americana
sobre Derechos Humanos” (San José, Costa Rica, 1969) y en el art. 17 del “Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos” (Nueva York, 1966).

5
A partir de la existencia de esta normativa de derecho privado, en nuestro país se ha ido
desarrollando una importante jurisprudencia y una amplia bibliografía sobre el tema 21.

No obstante que en general se señalan las dificultades de resumir en un solo concepto el derecho a
la privacidad o a la intimidad, en la doctrina civilista argentina, que se ha desarrollado sobre todo a
partir de la incorporación del art. 1071 bis del Cód. Civil, se han ido elaborando diversas definiciones
que coinciden en sus aspectos esenciales. Así, para Díaz Molina, “es el derecho personal que
compete a toda persona de sensibilidad ordinaria, de no permitir que los aspectos privados de su
vida, de su persona, de su conducta y de sus empresas, sean llevados al comentario público o con
fines comerciales, cuando no exista un legítimo interés por parte del estado o de la sociedad” 22. Para
Goldenberg, es el derecho que permite al individuo preservar, mediante acciones legales su
intimidad, es decir la parte no comunicable de su existencia 23. A su vez, Cifuentes destaca que este
derecho personalísimo “permite sustraer a la persona de la publicidad o de otras turbaciones de su
vida privada, el cual está limitado por las necesidades sociales y los intereses públicos” 24. También,
Zavala de González pone de manifiesto que es un derecho personalísimo que protege la reserva
espiritual de la vida del hombre, asegurando su libre desenvolvimiento en lo personal, en sus
expresiones y en sus afectos25.

La Corte Suprema de Justicia Nacional considera que el derecho a la intimidad “protege


jurídicamente un ámbito de autonomía individual constituida por los sentimientos, hábitos y
costumbres, las relaciones familiares, la situación económica, las creencias religiosas, la salud
mental y física y, en suma las acciones, hechos o datos que, teniendo en cuenta las formas de vida
aceptadas por la comunidad, están reservadas al propio individuo y cuyo conocimiento y divulgación
por los extraños significa un peligro real o potencial para la intimidad” 26, y que: “comprende no sólo
a la esfera doméstica y al círculo familiar y de amistad, sino a otros aspectos de la personalidad
espiritual o física de las personas tales como la integridad corporal o la imagen, nadie puede
inmiscuirse en la vida privada de una persona ni violar áreas de su actividad no destinadas a ser
difundidas, sin su consentimiento o el de sus familiares autorizados para ello y sólo por ley podrá
justificarse la intromisión, siempre que medie un interés superior en resguardo de la libertad de los
otros, la defensa de la sociedad, las buenas costumbres o la persecución del crimen” 27. También la
Corte ha dicho que el derecho a la intimidad “actúa contra toda injerencia” o “intromisión”, “arbitraria”
o “abusiva” en la “vida privada” de los afectados (Cf. Arts. 75 inc. 22, CN; 12 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos; 11 inc. 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y 1071 bis, CC)”28.

IV. Conclusiones.

En definitiva, la sentencia de primera instancia, que fue confirmada por la Cámara, tuvo en cuenta la
gravedad de la falta en que incurrió el actor para con su compañero de trabajo, que afectó su
dignidad, imagen e intimidad , y a la vez que la empresa había actuado dentro de sus facultades
jerárquicas y disciplinarias (art. 64, 65, 67 y conc LCT), y en cumplimiento de su deber de seguridad
de velar por la integridad psicofísica y dignidad de sus dependientes (Art. 75, LCT).

Al confirmar la Sala B de la Cámara de Apelaciones de Trelew, el pronunciamiento de primera


instancia, contribuye al pleno reconocimiento de los derechos personalísimos del trabajador, en
especial, su dignidad, derecho a la propia imagen e intimidad, en el ámbito de trabajo y al deber del
empleador de evitar su afectación.

Citar: elDial DC3124


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21
Ver Kemelmajer de Carlucci, Aída, “Artículo 1072 bis”, en Cód. Civil y leyes complementarias
comentado, anotado y concordado, Belluscio (dir.) y Zannoni (coord.), Buenos Aires, Astrea, 1984,
p. 72 y ss.
22
DIAZ Molina, Iván, “El derecho a la vida privada”, La Ley, 126-985.
23
Goldenberg, I., “La tutela de la vida privada”, La Ley, 1976-A, 576.
24
Cifuentes, Santos, “El derecho a la intimidad”, ED, 57- 832.
25
Zavala de González, Matilde, “Derecho a la intimidad”, Bs. As., 1982, p. 87.
26
CS, 13/02/1996, Dirección General Impositiva c. Colegio Público de Abogados de la Capital
Federal, JA, semanario Nº 6040 del 4/6/1997, p. 74.
27
CS, 15/04/1993, Gutheim, Federico c. Alejandro Juan, JA, semanario Nº 6040 del 04-06-97, p. 74.
28
CS, 13/02/1996, Dirección General Impositiva c. Colegio Público de Abogados de la Capital
Federal, JA, semanario Nº 6040 del 4/6/1997, p. 74.

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