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POBRES EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

Desde
Desde el Vatic
Vaticano
ano II, el tema
tema de los pobres
pobres ha pasado
pasado a un primer
primer
plano en la reflexión cristiana dentro de la Iglesia Católica. El debate
gira principalmente en torno a los siguientes interrogantes: ¿quiénes
pueden ser considerados actualmente pobres desde una perspectiva
bíblica? ¿En qué consiste la pobreza evangélica? ¿Qué relación existe
entre pobreza sociológica y pobreza evangélica? ¿Exige la pobreza
evangélica asumir las condiciones materiales de vida de los pobres
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reduccionistas y antagónicas:
• la de aquellos que tienden a reducir la pobreza evangélica a su
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ndo
o en una
interpretación espiritualista de la misma, y
• la de aquellos que tienden a reducirla a su dimensión material y
política.
Nosotros vamos a tratar de poner de relieve la necesidad de superar
ambos reduccionismos y de recuperar el equilibrio y la articulación
dinámica entre ambas dimensiones.

I. LOS POBRES EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.


Las literaturas antiguas se preocuparon casi exclusivamente por las
gestas de los grandes héroes.
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inmenso cortejo de los pobres, de los pequeños, de los marginados. El
Antiguo Testamento nos ha conservado y nos ha transmitido diez siglos
de reflexión creyente sobre el hecho social de los pobres, cuyo eje
central es la relación entre Dios y los pobres sociológicos y, sobre todo,
entre Dios y los "pobres de Yahvé"
• El Éxodo nos describe, de manera impresionante, la esclavitud del
pueblo israelita en Egipto, la explotación económica a la que estaba
sometido y la liberación realizada por Dios a través de Moisés.
• Los Profetas denuncian con tonos dramáticos las prácticas injustas
i njustas
de los reyes, de los príncipes y funcionarios reales, de los ricos y
poderosos, de los sacerdotes y de los
l os jueces contra los pobres.
• En los Salmos, son los mismos pobres los que nos cuentan, en sus
lamentaciones ante Yahvé, sus desgracias e infortunios.
• En el Éxodo, en el Levítico y, sobre todo, en el Deuteronomio
nos encontramos con una legislación social, inspirada en la voluntad
de Dios, que quiere eliminar las causas del pauperismo.
• Los Libros Sapienciales nos han transmitido sus meditaciones
sobre la pobreza y sus exhortaciones frecuentes a la solidaridad
activa con los pobres.
En todos estos libros ocupa un lugar central la experiencia de Dios
realizada por los pobres y por aquellos que se solidarizaron con su
causa y se comprometieron en su liberación, entre los que destacan
Moisés y los profetas. El Dios bíblico es un Dios que se ha revelado a
los pobres y que ha sido conocido y experimentado por ellos como un
Dios solidario de su causa y liberador de sus des gracias e infortunios.
1. LOS POBRES SOCIOLÓGICOS.
En el A.T. unas veces ocupa el primer plano las relaciones entre ricos y
pobres: la denuncia de las prácticas injustas que realizan los poderosos
contra los pobres; la descripción de las situaciones de explotación, de
opresión, de marginación, de miseria y de postración que padecen los
pobres de parte de los ricos; la proclamación de que Dios está de parte
de los pobres y en contra de los ricos y poderosos que los explotan,
oprimen y marginan; el anuncio de que Dios castigará a los ricos y
poderosos, que son injustos, violentos e impíos y liberará a los pobres.
Otras veces, pasan a un primer plano las oraciones y confesiones de
fidelidad de los pobres ante Yahvé: los pobres nos manifiestan sus
actitudes religiosas de fe, de esperanza y de confianza en Dios; de
sumisión y docilidad a su voluntad. Los pobres sociológicos dan el salto
de la fe y se presentan ante Dios como indigentes y mendigos, que lo
esperan todo de Él. Otras veces, se mezclan y confunden estas dos
dimensiones de los pobres: su dimensión sociológica y su dimensión
religiosa.
Por razón de claridad analizaremos por separado estas dos
dimensiones bajo los epígrafes de "pobres sociológicos" y "pobres de
 Yahvé".

1.1. L A RELACIÓN DIALÉCTICA ENTRE RICOS  Y  POBRES .


La Biblia subraya fuertemente la relación dialéctica de los pobres
sociológicos con otros grupos sociales. Ese carácter dialéctico aparece
con diversos matices, incluso en las palabras que emplea para
designarlos. Pero, sobre todo, se manifiesta en la denuncia de las
prácticas injustas de los ricos y poderosos y en la descripción de las
diversas situaciones que padecen los pobres.
Los pobres sociológicos son:
• Los empobrecidos por los ricos y poderosos.
• Son los explotados, los expoliados y desposeídos por los ricos, que
se han enriquecido en los despojos de los pobres. Hay una mayoría
de pobres, porque hay una minoría de ricos que han acaparado los
campos y las casas de los pobres.
• Los oprimidos, los perseguidos, los aplastados con violencia y
eliminados por los ricos y poderosos,
• Son los humillados, despreciados y marginados,
• Son las víctimas de la tiranía y la arbitrariedad de los poderosos.
• Son los que carecen de recursos para defenderse de sus enemigos,
que son poderosos, violentos, orgullosos e impíos.
• Son los débiles, los desvalidos, los indefensos que no pueden hacer
valer sus derechos en los tribunales frente a los ricos y poderosos
que decretan leyes injustas y practican la venalidad en los juicios.
Por eso, los profetas y los salmistas nos describen a los pobres como
personas descorazonadas, abatidas y sin esperanza. Los pobres son los
afligidos, que tienen el corazón roto y que se sienten impotentes para
defenderse de las injusticias que padecen. Para los autores bíblicos el
prototipo de pobres sociológicos, indefensos y desvalidos, son los
huérfanos, las viudas, los extranjeros y los esclavos, a quienes se les
explota y se les despoja de sus derechos y de sus bienes con facilidad,
a quienes se les humilla, se les desprecia y se margina sin escrúpulos.
Desde esta perspectiva bíblica, la pobreza sociológica no se describe
exclusiva y principalmente por la indigencia o carencia de bienes
materiales, sino por las situaciones de explotación permanente, de
expolio y expropiación del fruto del propio trabajo; por las situaciones
de opresión, de persecución y de represión; por las situaciones de
inferioridad social, de dependencia e indiferencia frente a los
explotadores, los opresores y los discriminadores: por las situaciones
de indiferencia, desprecio e insolidaridad que padecen.

1.2. DIVERSOS GRUPOS DE POBRES SOCIOLÓGICOS .


En el A.T. nos encontramos con diversos grupos de pobres sociológicos,
que tienen unas características comunes bien definidas:
• Los pequeños campesinos agobiados por los impuestos y
endeudados con los más pudientes de cada localidad, que son
despojados por sus acreedores de sus campos y de sus casas.
• Los jornaleros eventuales, que se ven forzados a trabajar a cambio
de la comida o de cualquier cosa, a quienes no se les paga un
salario justo, o se les retiene largo tiempo.
• Los que se ven forzados a mendigar, porque no encuentran trabajo,
o porque están incapacitados para hacerlo.
• Las viudas y los huérfanos, que son despojados de sus bienes y de
sus derechos y sometidos a la explotación.
• Los extranjeros, refugiados y emigrantes
• Los esclavos y los siervos
• Los incapacitados para el trabajo: ciegos, cojos y enfermos en
general.
• Los deportados, los perseguidos y los encarcelados, sometidos a
toda clase de violencias y malos tratos.
Sería demasiado prolijo citar todos los pasajes bíblicos que aluden a
estos diversos grupos de pobres. Para nuestro objetivo, basta esta
caracterización general. En algunos textos hay listas o enumeraciones
de pobres en que aparecen varios grupos de estos. Por ejemplo:
Isaías 29, 18-19: aquel día oirán los sordos las palabras del libro, sin
tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos; los oprimidos volverán a
festejar al Señor y los pobres se alegrarán con el Santo de Israel.

Is. 35, 3-6: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes.
Decid a los cobardes: Sed fuertes, no temáis; mirad a vuestro Dios, que trae
el desquite y la venganza, viene en persona y os salvará. Se despegarán los
ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como ciervo el cojo, la
lengua del mudo cantará; brotará agua en el desierto, torrentes en la estepa.

Is. 49, 9-13: … para decir a los cautivos: Salid; a los que están en tinieblas:
Venid a la luz; aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las
dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el viento ardiente ni el
sol; porque los conduce el que los compadece y los guía a manantiales de
agua. Convertiré mis montes en caminos y mis calzadas se nivelarán. Mirad,
unos vienen de un país remoto; mirad, otros del norte y del occidente, y 
aquellos del país de Siene. Exulta, cielo; alégrate, tierra; rompen en
aclamaciones, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se
compadece de los desamparados.
Is. 58, 6-10: El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas,
hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper 
todos los cepos; compartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres
sin techo, vestir al que ves desnudo y no despreocuparte de tu hermano.
Entonces brillará tu luz como la aurora, tus heridas sanarán rápidamente; tu
 justicia te abrirá camino, detrás irá la gloria del Señor. Entonces llamarás al
Señor, y te responderá; pedirás auxilio, y te dirá: Aquí estoy. Si destierras de
ti los cepos, y el señalar con el dedo, y la maledicencia; si das tu pan al
hambriento y sacias el estómago del indigente, surgirá tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.

Is. 61, 1-3: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha
ungido. Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, para
vendar los corazones desgarrados, para proclamar la liberación a los cautivos
 y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el
día del desquite de nuestro Dios; para consolar a los afligidos; para cambiar 
su ceniza en corona, su luto en perfume de fiesta, su abatimiento en traje de
gala. Los llamarán Robles del Justo, plantados por el Señor, para su gloria.

Salmo 146,
¡Aleluya! que mantiene su fidelidad
 Alaba, alma mía, al Señor;  perpetuamente,
alabaré al Señor mientras viva, que hace justicia a los oprimidos;
tañeré para mi Dios mientras que da pan a los hambrientos.
exista. El Señor libera a los cautivos.
No confiéis en los nobles, El Señor da vista a los ciegos,
en un hombre que no puede el Señor endereza a los que se
salvarse: doblan,
sale su aliento y él vuelve al polvo, el Señor ama a los honrados,
ese día perecen sus planes. el Señor guarda a los inmigrantes;
Dichoso a quien auxilia el Dios de sustenta al huérfano y a la viuda
 Jacob,  y trastorna el camino de los
su esperanza es el Señor su Dios, malvados.
que hizo el cielo y la tierra, El Señor reina eternamente, tu
el mar y cuanto hay en ellos; Dios,
Sión, de edad en edad. Aleluya.
Estas listas han influido en las enumeraciones de pobres que
encontramos en los Evangelios:
Lc 4,16-23: Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre
entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. Le
entregaron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y dio con el texto que dice: El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la
Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los
cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para
 proclamar el año de gracia del Señor. Lo cerró, se lo entregó al empleado y se
sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Él empezó diciéndoles:
II. LOS POBRES DE YAHVÉ.
La defensa que hicieron los profetas de los pobres en nombre de Yahvé
frente a los reyes, los príncipes y los funcionarios reales, frente a los
sacerdotes, los jueces y los falsos profetas y frente a los ricos y
poderosos, criticando duramente la "baalización" de Yahvé (=reducción
de Yahvé al papel de los "Baales", divinidades de fecundidad) y el culto
realizado al margen de la justicia, suscitaron e impulsaron el espíritu
religioso de los pobres sociológicos, que desembocó durante el
destierro y la primera etapa post-exílica en el movimiento de los
famosos "pobres de Yahvé".
2.1.- La nueva reflexión teológica desde los pobres.
El destierro babilónico (587 a 538 antes de Cristo) convirtió al pueblo
elegido en un pueblo de pobres sociológicos: deportados a Babilonia,
fueron condenados a trabajos forzados, esclavizados y despojados de
sus instituciones políticas y religiosas. En Babilonia eran perseguidos y
encarcelados, aplastados y humillados. Paradójicamente, el destierro
fue el suelo fecundo donde brotó pujante el resurgimiento religioso de
Israel.
Los profetas, continuadores Isaías, del movimiento deuteronómico y de
 Jeremías (Baruc, Ezequiel y los autores del Deutero-Isaías y del Trito-
Isaías) pusieron en marcha una nueva reflexi6n teológica sobre los
pobres y sobre la pobreza, que culminará en Jesús de Nazaret. Los
Profetas que actuaron durante el exilio se comprometían a fondo en la
liberación de los israelitas. Actuaban clandestinamente y algunos
llegaron a conspirar con Ciro en contra de los babilonios. Cuando eran
descubiertos, eran perseguidos y encarcelados. A veces, eran
denunciados por sus compatriotas. En sus mensajes de liberaci6n, los
pobres pasan al primer plano como destinatarios privilegiados del
futuro reino de Dios, que les traerá la liberaci6n total y la justicia plena.
parece que varios de los mensajes de liberaci6n contenidos en el
DeuteroIsaías y en el Trito- Isaías circularon clandestinamente, escritos
en tablillas de barro, como actualmente circulan las octavillas
clandestinas. A partir de la vida de Jeremías y de la vida de estos
profetas, se perfila la figura del Siervo de Yahvé (Is 53) y del Mesías de
los pobres (Is 61, 1-3: El espíritu del Señor Yahveh está sobre mí, por 
cuanto que me ha ungido Yahveh. A anunciar la buena nueva a los pobres me
ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos la
liberación, y a los reclusos la libertad; a pregonar año de gracia de Yahveh,
día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran, para
alabanza en vez de espíritu abatido. Se les llamará robles de justicia,
 plantación de Yahveh para manifestar su gloria). y Lc 4, 16-23 (Vino a
Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el
día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen
del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba
escrito: El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a
los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los
cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y 
 proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al
ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban Nos en él.
Comenzó, pues, a decirles: ”Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha
cumplido hoy” y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las
 palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es éste el hijo
de José? »” El les dijo: “Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate
a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo
también aquí en tu patria”).

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