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DORMITORIO. INT.

NOCHE
NOCHE

CHARO entra toda airada y cierra dando un portazo; va vestida de fiesta, con bolsito de lentejuelas y
tacones. VIRGILIO se está poniendo el pijama, preocupado, sentado en la cama.
CHARO
¿Pero a Santo de qué te vas de la cena sin decirme nada? Que el
antiguo alumno eras tú… Yo creyendo que llevabas media hora en
el baño cuando me dice Alfredo que ya te habías ido…
VIRGILIO
(tapa, mohíno) … Han sido los pimientos rellenos, que ya sabes
que yo soy de digestión pesada. (tenso) Pero bueno, estaba
Alfredo contigo…
CHARO
(contenida) Pues menos mal... Pegadico como un pulpo lo he
tenido todo el tiempo, que le ha faltado meterse conmigo al váter
para sujetarme el abrigo… que ofrecerse se ha ofrecido.
CHARO mira a VIRGILIO fulminándolo. Él no sabe qué decirle y sonríe tratando de hacerse el simpático.
VIRGILIO
Alfredo es muy de ofrecerse… Te habrá invitado a algo, que le he
dejado veinte euros por si te apetecía un carajillo…
CHARO
(Salta) ¿Pero qué carajillo…? Que yo no necesito un maromo que
me pasee de barra en barra, como si fuera yo la Sara Montiel. Yo
lo que necesito cuando salgo a cenar, es que esté mi marido a mi
lao. Así que ya me estás contando qué demonios te pasa…
VIRGILIO, muy digno, se pone de pie en calzoncillos y busca el pantalón del pijama entre las sábanas.
VIRGILIO
(Mientras busca) Pues no, no te lo voy a contar.
CHARO
Ah, pues si no me lo vas a contar, yo me vuelvo al restaurante que
estaban a punto de poner el revival de los ochenta. (abriendo la
puerta)
VIRGILIO deja de buscar y se gira hacia ella a medio vestir.
VIRGILIO
Pues mira, sí, te lo voy a contar… (se miran) ¿A qué tienes tú que
decir en mitad de la cena que si te metes en la bañera, que si la
espuma y los chorros del agua caliente, Charo…? ¿A qué? Delante
de toda esa gente que no me ven desde el instituto…
CHARO
(descolocada) Bueno, chico, ha sido un hablar por hablar, estaban
todas las mujeres opinando, no me voy a quedar yo callada como
si fuera una monja… ha sido gracioso, la gente se reía.
VIRGILIO
No, no se reían… se imaginaban. Que Gorriti se estaba poniendo
bizco de tanto imaginarte en la bañera, que nos estaba
ensuciando el matrimonio, por dios…
CHARO
(Molesta) Tú sí que tienes la mente sucia, que el hombre sólo
trataba de ser amable… (Fijándose) Y colócate bien ese calzoncillo
que se te asoma el gorrión y no hay manera de tomarte en serio.
VIRGILIO se apaña el calzoncillo y continúa cada vez más subido y airado.
VIRGILIO
Y además, ¿se puede saber cuándo demonios te metes tú en la
bañera… (Gesto de salpicarse agua entre las piernas) si tú has sido
siempre de baño checo, checo y palangana...? ¿Qué estás,
esperando a las mañanas que coja yo la caja de herramientas, pa
meterte en la bañera?
CHARO
(con cierta sonrisilla) Uuuu, aquí hay algo que pica…
VIRGILIO
Que pica…. pues sí, pica. Porque tú y yo somos un matrimonio.
Una familia. Y no podemos tener secretos de esa índole, Rosario…
CHARO
Que no son secretos, Virgi. Pero a ver cuando te entra en la
mollera que una mujer es dueña de su intimidad, de su cuerpo… y
de atender sus necesidades sexuales como buenamente pueda…
CHARO se acerca a su marido, enternecida, VIRGILIO agacha la cabeza, cansado, agobiado.
VIRGILIO
¿Ves? Si ya lo sabía yo… (se sienta en la cama)
CHARO
(Apuntillando) ¿El qué… qué sabías Virgi? Si tú no te enteras de
nada nunca… ¿El qué sabías…?
VIRGILIO
(Derrotado) Que tú eres mucha mujer pa mí, Charo. Y mira que yo
me llevo esforzando desde que nos casamos. Pero los años pasan.
(Señalándose los bajos) Y esto ya es un peso muerto…
CHARO lo mira incrédula y enternecida a la vez y se sienta junto a él culpable de haberle hecho daño.
CHARO
(Cariñosa) No digas eso Virgilio, que tú estás hecho un torete…
VIRGILIO
Un manso más bien… Pero mira: si tú te quedas con hambre, pues
yo me meto contigo en la bañera, te manejo los chorros hasta que
te comas postre, copa y puro, o me voy a un consejero
matrimonial o al obispo de Roma, lo que haga falta…
VIRGILIO la mira con cierta esperanza. CHARO conmovida.
CHARO
Qué tonto eres… que no hace falta ir a lao ninguno. ¿Tú sabes por
qué me casé contigo…? Porque te quiero, tonto. Porque cada vez
que voy contigo del brazo se me hincha el pecho de orgullo…
¿Qué me importa a mí si te pesan los años… o los miembros?
VIRGILIO
Entonces… ¿por qué te metes en la bañera, Rosario?
CHARO
Me meto porque me da la gana, Virgilio, porque es normal. No
porque tú me dejes con hambre. Que tú eres mi hombre… (se
miran sensibles…) Afuera y adentro de la bañera.
VIRGILIO
(descolocado) ¿Adentro… cómo?
CHARO
¿En quién te crees que pienso cuando estoy con los chorros?
CHARO da un beso coqueto en la oreja a VIRGILIO, que se estremece, tierno. Se miran enamorados.

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