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TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL

SALA CIVIL DE DECISION

Santa Fe de Bogotá D.C., veintidós de septiembre de mil


novecientos noventa y nueve (1.999).-

ADMÍTESE el recurso de apelación interpuesto contra la


sentencia del 19 de julio de 1998, pronunciada en el proceso de
competencia desleal de LEXCO S.A. VS. DATACOL S.A., por el Juzgado 38
Civil del Circuito de la ciudad.

NOTIFÍQUESE.

El Magistrado,

JORGE EDUARDO FERREIRA VARGAS

TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL


SALA CIVIL DE DECISION

Santafé de Bogotá D.C., Veinticinco de Agosto de


dos mil(2000)

REF: COMPETENCIA DESLEAL DE LEXCO


S.A. VS. DATACOL S.A. 0364

MAGISTRADO PONENTE: JORGE


EDUARDO FERREIRA VARGAS

Discutido y aprobado en Sala de 10 de mayo de


2000

SALA CIVIL DE DECISION


Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 2

Decide el Tribunal el recurso de apelación


interpuesto por la actora contra la sentencia de 19 de julio de 1999,
pronunciada por el Juzgado Treinta y Ocho Civil del Circuito de la
ciudad.

I. ANTECEDENTES

1. LEXCO S.A., mediante apoderado judicial


convocó en demanda abreviada a DATACOL S.A., pretendiendo se declare
que ésta incurrió en actos de competencia desleal y, en consecuencia, sea
condenada a pagar a su favor los daños y perjuicios causados de acuerdo
con el monto que resulte probado y prohibirle a los directivos ejercer el
comercio hasta por el lapso de diez años.

2. El petitum se apoya en los fundamentos de


hecho que se resumen así:

a)
Desde la constitución de Lexco S.A.,
mediante escritura pública No.1277 de 26 de agosto de 1983 de la Notaría
16 de este círculo, se dedicó a desarrollar su objeto social en la distribución y
comercialización en el mercado nuestro de los productos Canon, tales como
copiadoras Canon P.C., copiadoras Canon N.P. y facsímiles Canon,
colocando todo su empeño en abrir los mercados, conseguir clientela y
colocar en primeros lugares la línea en mención a través de la capacitación y
formación de personal para cumplir con amplia solvencia la difícil labor de
aglutinar clientes.

b)
Mediante escritura pública No. 4531 de
octubre 28 de 1994 de la Notaría 35 de Bogotá se constituyó la sociedad
comercial Datacol S.A. y, desde el mismo momento de su creación dio inicio
a un proceso de sustracción de personal calificado al servicio de Lexco S.A.
(entrenado y capacitado por la entidad actora), vinculándolos mediante
procedimientos vedados por las leyes y prácticas mercantiles, tales como
ofrecimiento de mejores salarios, lo que significó el traslado de esos
conocimientos y procedimientos comerciales, así como la desvinculación de
numerosos e importantes clientes que había conseguido la demandante a lo
largo de más de 10 años de actividad comercial, entre ellos, el Banco de la
República, Banco de Colombia, Inextra, Color Copias, Auros Copias, B.P.
Exploration, E & S Distribuidor Medellín, Canel Distribuidor Cartagena,
Proventas Distribuidor Ibagué, Ericsson de Colombia, entre otros.

c) Las practicas ilegales que estiló Datacol S.


A. representaron para Lexco S. A. una baja en las ventas de $15
´000.000.000.oo en los tres últimos años (1995, 1996 y 1997),
consecuente con ello, dejó de percibir utilidades brutas porcentuales de
un 35%.

3. La demandada, oportunamente, en réplica


al libelo se opone a las pretensiones y sobre los hechos los niega en su
totalidad. Propone las excepciones de “CARENCIA DE FUNDAMENTO
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LEGAL DE LA DEMANDA”, apoyado en que si los hechos endilgados
ocurrieron antes del 18 de enero de 1996, no pueden ser juzgados a la luz de
la Ley 256 de 1996, porque implicaría la aplicación de una ley posterior a
hechos ocurridos con anterioridad a su vigencia y violaría el principio de la
legalidad; “CARENCIA DE ACCION o EXCEPTIO SINE ACTIONE AGIT”, por
estimar que los actos considerados como desleales no estaban tipificados
como contrarios a la luz de la legislación vigente en la fecha en que se dice
ocurrieron, de ahí que la actora no sea titular de ningún derecho frente a ella;
“AUSENCIA DE COMPORTAMIENTO MALICIOSO O ACTITUD DE MALA
FE POR PARTE DE DATACOL S.A. FRENTE A LOS SUPUESTOS ACTOS
DE COMPETENCIA DESLEAL”, fincada en que siempre ha obrado en la más
estricta buena fe en todas sus actuaciones comerciales y, jamás, ha acudido
a procedimientos engañosos ni medios o sistemas encaminados a causar
daño, es tan así que para la selección del personal publicó oportunamente
avisos en el diario El Tiempo, invitando a los particulares para que se
vinculasen a su planta de personal como ejecutivos de ventas, ingenieros y
técnicos para su departamento de servicios; “ILEGITIMIDAD DE
PERSONERIA PASIVA…”, bajo el argumento que ella no ha obrado en
forma maliciosa o engañosa en perjuicio de nadie, ni ha incurrido en actos
constitutivos de competencia desleal; “INEXISTENCIA DE LOS
SUPUESTOS ACTOS CONSTITUTIVOS DE COMPETENCIA DESLEAL”
apoyada en la inexistencia de desviación de la clientela, de inducción a la
ruptura contractual y actos de violación de secretos industriales o
empresariales, conductas estas tipificadas en la Ley 256 de 1996 y por ende
inaplicable a esta controversia y, que en todo caso no son de recibo si así
llegare a considerarse porque la actora ya no tiene la exclusividad de la
distribución que en otrora tuvo y si alguna merma en las ventas ha
experimentado ello encuentra su explicación en las leyes del mercado y a la
libre competencia; y, en cuanto refiere al desplazamiento de personal de una
empresa a otra no pasa de ser un señalamiento temerario; “AUSENCIA DE
DAÑO” soportada en la aseveración de que los $15´000.000.oo de mermas
en las ventas en los tres últimos años no obedeció a actos de competencia
desleal, sino al vencimiento del pacto de exclusividad en la distribución de
productos Canon y, si en verdad se produjeron, corresponde es a Canon
Latin America Inc. repararlos por razón de haberle quitado la exclusividad;
“PRESCRIPCION DE LAS ACCIONES DE COMPETENCIA DESLEAL”
afincada en la consideración de que bajo el imperio de los arts. 75, 76 y 77
del Código de Comercio el perjudicado con los actos de competencia desleal
para demandar debe observar las reglas generales de prescripción; en tanto
que, con la Ley 256 de 1996 se estableció prescripción especial de 2 años
bajo las exigencias que señala el art. 23, por ello al tenor del art. 41 de la Ley
153 de 1887 la actora se acogió a esta última, la bienal, estructurándose el
medio de defensa; “TEMERIDAD O MALA FE” acorde con la previsión del
art. 74 del C.P.C. esta demanda carece totalmente de sustento legal al estar
prescrita la acción y la “GENERICA” edificada en cualquier otro hecho que
surja en el proceso y que se erija en valladar infranqueable para la
prosperidad del petitum, si así aconteciere debe ser declarada de oficio.

4. Fracasada la conciliación, se abrió el


proceso a pruebas en donde se allegaron, decretaron y recepcionaron las
solicitadas por las partes, luego se dio traslado para alegar y, para finiquitar
la instancia, se emitió fallo que no acogió las pretensiones del libelo, decisión
que no compartió la actora, interponiendo la apelación que ahora se revisa.

II. LA PROVIDENCIA OBJETO DE CENSURA


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5. Luego de exponer en qué consiste la


competencia desleal, los elementos que la estructuran, citar cada uno de los
medios probatorios arrimados, el a-quo sostiene, en resumen, que la
demandante conocía perfectamente los efectos de la decisión adoptada por
Canon Latin America Inc. en el sentido de establecer otro competidor en el
país y que ella no se encontraba preparada para competir en la misma línea
del mercado y confió en que el eventual competidor no alcanzaría el punto de
equilibrio y obtuviera utilidades en su ejercicio; que no es cierta la sustracción
de empleados por la demandada pues ellos mismos manifiestan que el
cambio de empleador fue consecuencia de su interés personal, su deseo
natural de progreso en sus labores profesionales al tener conocimiento por
parte de la misma actora y por avisos publicitarios de prensa de la presencia
en el país de otro competidor; que la demandada en ningún momento instigó
en la fuga de empleados “a menos que se quiera tomar la colocación de
avisos solicitando trabajadores como un hecho contrario a la lealtad
comercial”, afirma que “el ofrecimiento de mejores salarios y su aceptación
por parte de los declarantes no puede considerarse per se como constitutiva
de infracción en el mercado”, que no hay lugar a hablar de competencia
desleal cuando el empleado se desvincula voluntariamente de la empresa”,
ya que la libertad de trabajo es un derecho amparado constitucionalmente;
argumenta que lo censurable es que ante el rechazo del ofrecimiento por el
empleado, se acuda a maniobras abusivas para hacer cambiar de parecer al
trabajador del competidor o cuando de forma reiterada las propuestas y
maniobras se dirigen a trabajadores claves dentro de la organización de la
empresa; sostiene que la forma como los empleados de lexco llegaron a la
planta de datacol descartan la maquinación o reiteración de las maniobras
engañosas, pues ello ocurrió por ofrecimiento de amigos, interés propio de
cambiar de empresa; manifiesta que no hubo apoderamiento ilícito de la
clientela sino el resultado de reacomodamiento del mercado ante la
presencia de competencia hasta ese entonces inexistente.

III. ARGUMENTOS DEL RECURSO

6. Alega la censura que la afirmación del a-


quo de que en ningún caso se hizo patente la intervención de Datacol como
agente instigador en la fuga de empleados, es contraria a la realidad
probatoria, pues es obvio que nadie se retira de un cargo para desmejorar su
situación, siendo natural del ser humano el deseo de progreso y es ese
anhelo del que se valen habilidosamente los comerciantes inescrupulosos
para lograr apoderarse de ejecutivos que han adquirido experiencia y
conocimientos en la competencia, de todas maneras la ley no sanciona ese
hecho cuando se presenta como un caso aislado y ocasional, pero sí lo
reprime cuando esa situación se precipita de manera masiva produciendo el
desmantelamiento de la firma competidora; sostiene que la sustracción de
empleados quedó plenamente demostrado con los testimonios e inspección
judicial, la cantidad e identidad de los funcionarios de Lexco que fueron
inducidos por Datacol a vincularse a ella corresponde a la lista incluida en la
demanda, con esas mismas pruebas se acreditó la desviación de la clientela,
de ahí que se probó la inducción a la ruptura contractual de un crecido
número de trabajadores que manejaban el área técnica, de comercialización
y ventas, así como la expansión y crecimiento de la empresa competidora a
expensas de los clientes de lexco que fueron a dar a su órbita, por cuanto los
empleados que ya estaban en su nómina eran quienes manejaban estos
clientes.
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IV. CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL

1. De vieja data la jurisprudencia ha venido


sosteniendo que el fallador está facultado para emitir decisión de fondo, sólo
cuando concurran en la litis los presupuestos procesales, requisitos
indispensables para la regular formación y desarrollo de la relación jurídico
procesal, tales como demanda en forma, capacidad para ser parte,
capacidad procesal y competencia; en el sub-lite no hay duda que esos
supuestos confluyen y como no se observa causal que invalide lo actuado,
se impone una sentencia de mérito.

2.
El artículo 333 de la Carta Política
preceptúa “La actividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de
los límites del bien común. Para su ejercicio, nadie podrá exigir permisos
previos ni requisitos, sin autorización de la ley. La libre competencia
económica es un derecho de todos que supone responsabilidades. La
empresa, como base del desarrollo, tiene una función social que implica
obligaciones…”.

Esta disposición garantiza el libre ejercicio de la


actividad económica y de la iniciativa privada, junto con la facultad de los
asociados de desarrollarse económicamente a través de la empresa,
propenden al progreso individual y social, pero dentro de los límites que
señalen las normas que para el caso expida el legislador; fue por ello que el
constituyente señaló que “La libre competencia económica es un derecho de
todos que supone responsabilidades”, y esas responsabilidades se
refieren al cumplimiento de determinadas reglas que sobre el ejercicio de la
actividad económica ha expedido el legislador, es por ello que el particular al
ejercer el comercio tiene que adecuar su conducta al marco normativo que lo
orienta, lo controla y lo verifica, con el fin de que no cause daño a los demás
particulares, deterioro al medio ambiente, o lo reduzca a las más mínimas
consecuencias y dentro de los niveles permitidos; así que la libertad
económica y empresarial no es absoluta sino restringida en cierto grado,
porque quien la ejerza debe someterse a determinados límites, debe
desarrollarse dentro de ciertos parámetros o talanqueras que el legislador ha
impuesto, facultado por la misma Constitución Política, al indicar en ese
postulado “que supone responsabilidades”; la misma Carta previó que en
esta actividad aunque exista plena libertad, debía regular determinadas
conductas o comportamientos no acordes con el progreso particular y social.

3. LEY APLICABLE

Se afirma en la demanda que los hechos de


competencia desleal que se le endilgan a la demandada empezaron a
cristalizarse a partir del segundo trimestre del año 1995, data en la cual se
encontraba en vigor el artículo 75 del Código de Comercio, que señalaba de
manera enunciativa lo que podía configurarse como competencia desleal, y
el libelo se presentó el 31 de marzo de 1998, esto es, en vigencia de la Ley
256 de 1996, de ahí que deba averiguarse en materia sustantiva cuál es la
disposición aplicable al caso sometido a estudio.

Sobre la irretroactividad de la ley la H. Corte ha


sostenido “La ley, por lo general, no es retroactiva, pues se expide para que
rija en el futuro, y por tal razón el legislador no puede establecerla para
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situaciones pretéritas, comprensivas de derechos adquiridos bajo el imperio
de una norma anterior, como quiera que ‘evidentemente, el desarrollo de la
libertad civil habría de sufrir grave daño, si el ciudadano, al obrar según y
conforme a la ley para adquirir derechos, pudiera temer que otra ley posterior
le privase de los que legítimamente adquirió’ (Pascuale Fiore. De la
Retroactividad e Interpretación de las Leyes, pág. 28). La razón de ser de la
regla de no retroactividad, dice Josserand, ‘ se deduce de la autoridad misma
de la ley: para que la ley inspire confianza a quienes han de obedecerla, - la
confianza que hace lo mejor de su fuerza -, es indispensable que los actos
verificados bajo su égida subsistan, sin variación y ocurra lo que ocurra. Si
no fuera así, las transacciones estarían amenazadas de destrucción y la vida
jurídica carecería de seguridad, tanto que, en definitiva, quedaría arruinada la
autoridad misma de la ley. No se creería en ella, siendo sustituido el orden
legal por el régimen de la arbitrariedad’ (Derecho Civil, Tomo I, volumen I,
pág. 79)” (Sala de Casación Civil. Expediente 4845, sentencia de mayo 29 de
1997).

Tanto el derogado artículo 75 del Código de


Comercio como la Ley 256 de 1996 que regula todo lo concerniente a la libre
y leal competencia económica, son disposiciones de estirpe sancionatorio,
por cuanto están reprimiendo y castigando determinadas conductas no
acordes con la lealtad y la honestidad en materia de mercado, de ahí que
teniendo ese carácter debe aplicarse el principio consagrado en el artículo 29
de la Carta Política de que “Nadie podrá ser juzgado sino conforme a las
leyes preexistentes al acto que se le imputa…”.

Con apoyo en ese principio, los presuntos hechos


de competencia desleal que se le achacan a la demandada cometidos a
partir del segundo trimestre de 1995, deben juzgarse, en materia sustancial,
a la luz del artículo 75 del Código de Comercio vigente para esa época y no
conforme a la nueva disposición que sobre competencia desleal se dictó en
la Ley 256 de 1996.

4. MARCO TEORICO DE LA COMPETENCIA DESLEAL

La competencia desleal como su nombre lo señala


y como emerge de los hechos enumerados por el artículo 75 del Código de
Comercio, no se presenta por la sola circunstancia de que un comerciante
explote una línea de bienes o servicios igual o parecida al ramo en que otro
ha acreditado un producto determinado o ganado una clientela. La libertad de
industria y comercio, hace lícito que un comerciante pueda rivalizar con un
producto igual o similar al que ya se produce en el comercio y que
honestamente pueda ganar la clientela de otro, utilizando medios aceptados
por la costumbre comercial y la ética mercantil, como mejorando la calidad
del producto o abaratando los precios. No es, pues, acto vedado el buscar
por medios honestos el atraer a la clientela.

La competencia simple, la emulación de los


comerciantes en las distintas áreas del mercado, solo se torna desleal,
cuando el competidor arrebata la clientela que ha ganado otro comerciante
apelando a procedimientos legalmente vedados o reprochables, mediante
maniobras o engaños, como son, entre otros, el introducir confusión con el
competidor, sus establecimientos de comercio, sus productos o servicios,
desacreditar a la persona, los establecimientos o los productos, desorganizar
internamente la empresa, obtener sus secretos, desviar la clientela por
medios innobles, desorganizar en forma general el mercado, privar al
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competidor de sus técnicos o empleados de confianza aunque no se
produzca la desorganización ni se obtenga sus secretos.

Acerca de la competencia desleal la H. Corte se


pronunció al declarar exequibles los artículos 75, 76 y parte del 77 del
Código de Comercio, en los siguientes términos: “…El desarrollo de las
actividades comerciales es una economía de mercado supone
necesariamente la competencia entre empresarios con el propósito de
obtener la preferencia de la clientela, en relación con los productos que
fabrican o comercializan, o respecto de los servicios que prestan. La
competencia, esto es, la oposición de fuerzas entre dos o más (rivales entre
sí) que aspiran a obtener algo, tiene su significado propio en el campo de las
relaciones mercantiles, pues aquello que se busca obtener no se consigue
como fruto de un esfuerzo momentáneo sino como resultado de un proceso
en el que influyen factores de muy diversa índole, tales como el prestigio
comercial, la calidad de los productos o servicios ofrecidos, los antecedentes
personales y profesionales del empresario, las condiciones de precios y de
plazos, la propaganda y el lugar de ubicación de los establecimientos de
comercio. Considerada objetivamente, la competencia debe significar una
emulación entre comerciantes tendiente a la conquista del mercado con base
en un principio según el cual logrará en mayor grado esa conquista el
competidor que alcance la mejor combinación de los distintos elementos que
puedan influir en la decisión de la clientela. Así concebida la competencia,
encaja perfectamente dentro del esquema de la libertad de empresa (artículo
32 C.N. de 1886) y, por tanto, la posibilidad de competir por la clientela se
convierte en un verdadero derecho para el empresario, garantizado en las
disposiciones constitucionales. Pero ese derecho no es absoluto, como
tampoco lo es la misma libertad de empresa. Ambos están sujetos a
limitaciones impuestas por el orden jurídico a partir de la misma Constitución
en guarda de los intereses comunes y con fundamento en el principio que ya
desde 1886 enunciaba el actual artículo 30 de la Carta Política (derogada): la
prevalencia del bien público o social sobre el interés individual o particular.
Las profundas transformaciones que ha sufrido la sociedad y la complejidad
creciente de las relaciones económicas han hecho indispensable que a ese
principio se haya agregado el de la dirección general de la economía por
parte del Estado (art. 32 C.N. derogado), cuyo ejercicio también implica con
frecuencia el establecimiento de restricciones a la libertad individual…La
competencia comercial está sometida a las instituciones enunciadas y, desde
luego, a las normas legales o reglamentarias de orden público que se dicten
en desarrollo de las mismas, así como también a la vigilancia que ejerzan los
agentes estatales para asegurar el acatamiento de tales disposiciones. El
Código de Comercio, como conjunto normativo puesto en vigencia para
regular, según lo expresa su artículo 1º, la actividad de los comerciantes y los
asuntos mercantiles, permite la competencia entre empresarios pero la sujeta
a limitantes derivadas de los principios constitucionales enunciados.
Consagra como una de las obligaciones de los comerciantes la de no
ejecutar actos de competencia desleal, señala cuáles son esos actos y
contempla las consecuencias que en ella se imputan. La competencia
permitida según esas disposiciones, es aquella que se adelanta libre de
procedimientos tortuosos o ilegítimos. Por tanto, la conciben ajena a
mecanismos consistentes en descrédito para el competidor, en cualquiera de
sus formas, o en desorganización del mercado en su conjunto. Tales normas
parten del principio, universalmente aceptado, según el cual la clientela se
alcanza mediante la afirmación de las propias calidades y el continuo
esfuerzo de superación y no a través de la artificial caída del rival” (Sentencia
de exequibilidad de 10 de julio de 1986).
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Conforme al derogado artículo 75 del Código de
Comercio, se consideraban hechos de competencia desleal, entre otros, los
siguientes: “…4. Los medios o sistemas encauzados a obtener la desviación
de la clientela siempre que sean contrarios a las costumbres mercantiles;…6.
Las maquinaciones reiteradas tendientes a privar a un competidor de sus
técnicos o empleados de confianza, aunque no produzcan desorganización
de la empresa ni se obtengan sus secretos…”.

Según el profesor Henri Capitant los elementos


estructurales para que se de la figura de la competencia desleal son: “a) que
se trate de un acto de competencia, teniendo en cuenta que ésta solamente
puede darse entre dos o más comerciantes dedicados a la misma actividad y
que se disputan la misma clientela; b) que el acto de competencia realizado
sea indebido, es decir, contrario a los usos honestos en materia industrial o
comercial, o sea contrario a las costumbres mercantiles; c) que el acto de
competencia indebido sea idóneo para producir un perjuicio”. La
jurisprudencia y doctrina nuestra han señalado como elementos que
estructuran el acto de competencia desleal los siguientes: a) La calidad de
comerciantes de las partes, b) su condición de competidores, c) los
hechos o las conductas que se alegan como competencia desleal y su
aptitud para producir un perjuicio y d) el vínculo de causalidad entre
esos hechos o conductas y el demandado.

5. CONCURRENCIA EN EL ASUNTO DE LOS ELEMENTOS QUE


ESTRUCTURAN LA COMPETENCIA DESLEAL SEÑALADA EN LA
DEMANDA

Calidad de comerciante de las partes

Son comerciantes las personas que


profesionalmente se ocupan en alguna de las actividades que la ley
considera mercantiles (artículo 10 del Código de Comercio), y se consideran
mercantiles todos los actos señalados en el artículo 20 ibídem, amén de que
algunos hechos hacen presumir la calidad de comerciante, tales como
hallarse inscrito en el registro mercantil, tener establecimiento de comercio
abierto y anunciarse al público como tal (artículo 13).

Tanto demandante como demandada acreditaron


la calidad de comerciantes, por cuanto se allegó certificado de existencia y
representación de la Cámara de Comercio de esta capital, donde se
encuentran inscritas como personas jurídicas legalmente constituidas (folios
13 a 16 cuaderno 1), a estos documentos se les debe dar plena credibilidad
por cumplir las exigencias del artículo 252 del C. de P. Civil.

Condición de competidores o competitividad

La competencia es un asunto de hecho, que varía


constantemente, dependiendo de factores diversos que inclusive pudieran
ser ajenos a la voluntad humana. Esta ocurre cuando dos comerciantes se
disputan un espacio común de negocio o cuando están dedicados a ramos
semejantes aunque las actividades sean distintas; el caso mas corriente se
presente entre productores o comercializadores de productos afines, pero
podría darse también entre el fabricante y el comercilizador de un mismo
producto o de un producto afín o entre el inversionista y el vendedor.
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El objeto social de la actora (folio 15 cdo. 1) “…es
la fabricación, ensamblaje, compra, venta, suministro, importación,
exportación, arrendamiento, distribución, representación y comercialización
de 1) muebles, equipos y suministros para oficina y para el hogar, 2)
materiales, elementos, procesos, procedimientos, programas, equipos y
accesorios para el almacenamiento, impresión, reproducción, transmisión o
procesamiento de información, sonidos e imágenes por cualquier medio…”, y
el de la demandada (folio 13 cdo. 1) “…la compra, venta, importación,
exportación, distribución y comercialización de todo tipo de equipos de
oficina y especialmente de máquinas fotocopiadoras y de escribir,…”; en
consecuencia, cotejando los fines sociales de ambas empresas no hay duda
para la Sala que la actividad comercial que desarrollan son similares o
equivalentes, pues propenden por la compra, venta, importación, exportación
distribución y comercialización de equipos de oficina, es decir, son
competidores en los mismos productos

Deducción, la anterior, que se reafirma


específicamente en el hecho referente a que demandante y demandada
también son competidoras, por cuanto que se demostró que tanto la actora
como su contraparte distribuyen copiadoras Canon PC, copiadoras Canon
NP y facsímiles Canon; ciertamente, la postulante de la demanda así lo
confiesa en su escrito y lo corrobora con la comunicación que le enviara el
Presidente de Canon Latin América, Inc. (folio 2 y 3 cuaderno principal),
entre tanto la demandada lo reconoce con los avisos que publicó por el diario
El Tiempo (folios 34 y 35) donde dijo “DATACOL S.A. Distribuidor oficial para
Colombia de fotocopiadoras y Telefax Canon…”, los que allegó al proceso
junto con la contestación de la demanda.

Actos o conductas tipificados como de competencia desleal

Por leal se entiende lo que es verídico, fidedigno,


fiel en el trato o en el desempeño de un oficio o cargo; en la dinámica de las
actividades económicas significa ser honorable y honrado frente a los
competidores y los consumidores; lealtad es un concepto ético que implica el
cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad, del honor y de la
hombría de bien; mientras que desleal es lo contrario de todos esos
principios; la deslealtad económica se presenta cuando el acto sea contrario
a las normas de corrección que deben regir en el tráfico económico.

Ahora, no es necesario que el acto desleal venga


precedido de mala fe o de la intención tortuosa de buscar el perjuicio del
competidor al generar la confusión del mercado, la desviación de la clientela,
su desorganización interna o cualquiera de los otros postulados que enuncia
el artículo 75 del Código de Comercio, basta simplemente en que se adopte
una actitud negligente o culposa, es decir, una conducta aún desprovista de
mala intención pero con capacidad para crear los mismos efectos
perjudiciales. Así lo ha expuesto la H. Corte al sostener “ A diferencia de lo
que parece insinuar en términos generales el artículo 75 del C. de Cio. en el
sentido de consagrar allí la exigencia de un comportamiento doloso del
competidor demandado para que se configure la institución de la
competencia desleal, el numeral 9º de dicho precepto se encarga de
despejar esa duda al tipificar así mismo como tal cualquier conducta culposa
de aquel que, siendo contrario a la costumbre mercantil, afecte los intereses
de sus rivales. No es entonces indispensable la existencia del dolo en el
demandado para que se estructure esta figura, porque la conducta culposa
también puede dar lugar a ella, cualquiera sea el grado de la misma”
(Sentencia 26 de julio de 1996).
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Sostiene la actora que la demandada


especialmente a partir del segundo trimestre de 1995, empezó un proceso de
sustracción de personal calificado al servicio suyo para ser vinculado allí,
acudiendo a procedimientos vedados tales como el ofrecimiento de mejores
salarios, y como esos empleados estaban enterados de las políticas de
precios, Datacol S.A. modificó las suyas creando confusión y
desorganización de la clientela.

Las hipótesis enunciadas en el artículo 75 del


Código de Comercio se pueden clasificar en determinadas conductas que
tipifican el ilícito mercantil de competencia desleal, así: a) Actos de
confusión, b) actos de desviación de la clientela, c) actos de
desorganización de los competidores y d) actos de desorganización de
los mercados.

Se consideran actos de desorganización de los


competidores, literal c) de la clasificación anterior, todos aquellos medios o
sistemas dirigidos a desorganizar internamente una empresa competidora, a
obtener sus secretos e igualmente las maquinaciones reiteradas tendientes
a privar de sus técnicos o empleados de confianza, aunque no produzca la
desorganización de la empresa ni se obtengan sus secretos; respecto de
esta última modalidad hay que distinguir dos clases de empleados: los
técnicos, es decir, personas calificadas en determinados ramos, especialistas
y los empleados de confianza , o sea aquellos que por razón de su cargo
pudieren conocer secretos empresariales o información comercial de tanta
importancia que su revelación puede causar perjuicios incalculables a la
empresa donde prestan sus servicios.

No le cabe duda a la Sala, en desacuerdo con lo


sostenido por el a-quo, que la entidad demandada ideó y maquinó de
manera reiterada, artificiosa y oculta la salida de varios técnicos y empleados
de confianza al servicio de la empresa demandante, por cuanto de manera
torticera ofreció halagos salariales y perspectivas de ascenso que no eran
dados por la actora, los contactó directamente dando lugar a que la voluntad
de esas personas se interesaran por cambiar de patrono; es decir, que la tan
cacareada desvinculación voluntaria, de que habla el a-quo, de esos
trabajadores no fue tal, sino que la decisión de irse a laborar con la
competencia tuvo un móvil económico cual era las mejores prebendas
salariales que la demandada les ofreció y el interés latente de escalar
laboralmente; si la demandada no hubiere llegado a esos extremos, es decir,
no hubiere puesto en práctica esos procedimientos, de ofrendar o prometer
esas retribuciones en el aspecto que más le interesa al ser humano como
trabajador, como lo es el salario y la posibilidad de subir peldaños dentro de
la empresa donde presta sus servicios, es muy seguro que esos empleados
no habrían cambiado de patrono y, en el evento, que hubieren decidido
hacerlo, ahí sí se podría hablar de una decisión puramente voluntaria, pero
cuando al ser humano, como empleado, se le brindan mejores condiciones
laborales en la competencia, donde va a desempeñar idénticas funciones de
las que viene ejerciendo en la empresa donde está vinculado, jamás se
podrá sostener que el retiro fue voluntario, porque la voluntad del empleado
fue movida por lisonjas de índole económico que desploman, abiertamente,
cualquier conciencia férrea; es decir, esas excelentes dádivas salariales que
indudablemente influyen en las prestaciones fueron los artificios o
maquinaciones que la demandada utilizó para sonsacar a los técnicos y
empleados de confianza de la actora para que fueran a laborar a su servicio.
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 11
El deponente OSCAR ALFONSO BOLAÑOS, dijo:
“…Trabajaba yo en lexco hasta el mes de agosto del 95 momento en el que
fui contactado por Datacol compañía que me ofreció trabajar con ellos…
Después de algunas conversaciones con el gerente general señor Jurg
Degenmann acepte iniciar operaciones con ellos trabajando desde el día
primero de septiembre del 95,…En ese momento fui el único llamado para
conversaciones con Datacol. Anteriormente ya se habían vinculado otros,…
yo creo de Lexco a Datacol terminamos pasando unas 12 a 15 personas…
PREGUNTADO. En su caso cual fue el motivo determinante de su
aceptación de la oferta hecha por Datacol…CONTESTO. La posibilidad de
crecimiento profesional, el estancamiento por el mismo concepto en lexco y
la remuneración que mejoraba lo que ganaba anteriormente…” (folios 79
a 88).

CAROLINA ROMERO HERRERA, sostuvo “…En


el año 93 ingrese a LEXCO trabaje durante 3 años, el último cargo que tuve
fue asistente de la gerencia comercial que en ese momento era la señora
AMPARO GUZMAN, yo era la mano derecha de ella, me retiré de LEXCO
porque se me presentó una muy buena oportunidad en DATACOL, allá entré
como secretaria y termine manejando el departamento de distribuidores…”
interrogada sobre cuántos empleados de LEXCO se pasaron a laborar a
DATACOL dijo “No recuerdo pero me acuerdo de i en este momento,
GABRIEL ESCOBAR, FERNANDO CASTRO, HENRY NAVARRO,
RICARDO VERGARA, ADRIANA BARRERA, JOSE LUIS RODRIGUEZ,
NANCY RODRIGUEZ, OSCAR BOLAÑOS, ROLANDO GONZALEZ, JAIME
OCHOA, MAURICIO ACOSTA, WILLIAM BARACALDO, FERNANDO
CEDIEL…Unos eran directivos y otros eran técnicos. GABRIEL ESCOBAR
en LEXCO manejaba la parte de equipos de color y en DATACOL pasó a ser
gerente de distribuidores, FERNANDO CASTRO manejaba la parte de
distribuidores y paso a distribuidores, HENRY NAVARRO asistente de
cartera a jefe de cartera, RICARDO VERGARA era vendedor y paso a
director de ventas, ADRIANA VERGARA era directora grupo de venta y paso
al mismo cargo, JOSE LUIS RODRIGUEZ asesor comercial y paso a varios
cargos en DATACOL, soporte y coordinador de distribuidores, FERNANDO
CEDIEL era instructor técnico y paso a ser gerente técnico, OSCAR
BOLAÑOS gerente de posventas a gerente de servicio al cliente y los otros
eran técnicos y pasaron a ser técnicos…” respecto de las condiciones
labores manifestó “Yo me fui a DATACOL con un sueldo básico de
$300.000.oo y el señor ESCOBAR me dijo que después de dos meses me
iba a arreglar el sueldo, ganando comisiones sobre lo facturado en el
departamento de distribuidores y así sucedió. Y en LEXCO sólo con un
sueldo de $350.000.oo sin comisiones…” (folios 89 a 94).

JAIME OCHOA MARTINEZ, afirmó “…Yo trabajé 6


años en LEXCO hasta el año 95 y allí aprendí todo lo concerniente con el
mantenimiento y reajuste de fotocopiadoras. Me retiré en el año 95 a raíz de
una propuesta salarial más alta que me ofreció DATACOL…La entrevista fue
con el señor DEGENMANN y él me ofreció comenzar con una asignación
total de $700.000.oo, al cabo de 20 días me retire de LEXCO e inicie labores
en DATACOL. Mi asignación en LEXCO era de $480.000.oo…Si, la razón de
la vinculación inmediata se sustentó en el conocimiento que yo tenía sobre
los equipos evitando así la necesidad de capacitación dado que ya había
clientes que necesitaban servicio inmediato…” (folio 103 a 106)

Del dictamen rendido por los peritos se logró


constatar: a) LUIS JESUS RUIZ BUITRAGO laboró en LEXCO desde el 2 de
febrero de 1987 hasta el 24 de marzo de 1995 como Jefe de Almacén y se
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 12
vinculó a DATACOL en el mismo cargo el 24 de abril de 1995, con una
asignación inicial de $450.000.oo y después de dos meses $500.000.oo,; b)
EDWIN ADRIAN MURCIA FORERO laboró en LEXCO a partir de enero de
1992 hasta septiembre de 1995 como técnico de copiadoras a color y se
vinculó a DATACOL en el mismo cargo con un salario de $500.000.oo, el 17
de octubre de 1995; c) ANA SOFIA CIODARO MANTILLA laboró en LEXCO
y se vinculó a DATACOL desde el 2 de octubre de 1995 como asistente del
departamento técnico con un sueldo de $500.000.oo; d) NELSON
EDUARDO RUIZ ANTIVAR laboró en LEXCO desde 1993 hasta 1995 como
ejecutivo de cuentas y se vinculó a DATACOL el 23 de noviembre de 1995
como asesor comercial, con una asignación de $200.000.oo mas comisiones;
e) EMILCE ESCOBAR GIRALDO trabajó en LEXCO en el cargo de ejecutiva
de cuentas desde enero de 1993 hasta febrero de 1995 y se vinculó a
DATACOL el 3 de abril de 1995 como vendedora con un salario de
$200.000.oo, más comisiones sobre venta netas sin iva; f) IVAN DARIO
SANCHEZ SANIN trabajó en LEXCO como asesor empresarial hasta agosto
de 1995 y se vinculó a DATACOL 9 de enero de 1996 como asesor
comercial con una asignación de $200.000.oo más comisiones sobre venta
neta sin iva; g) RICARDO VERGARA CASTRO trabajó en lexco como
vendedor multiproducto gerente de ventas desde junio de 1992 hasta 1995 y
se vinculó a DATACOL el 15 de mayo de 1995 como vendedor de entidades
oficiales con un salario de $300.000.oo más comisiones sobre venta neta sin
iva; h) WILLIAM ARMANDO CARO YEPES laboró en lexco como técnico de
laboratorio a partir de marzo de 1991 hasta el 18 de mayo de 1995 y se
vinculó a DATACOL el 4 de mayo de 1998; i) PEDRO ERIBERTO ROMERO
LINARES trabajó en lexco como técnico desde el 1º de junio de 1990 y se
vinculó a DATACOL el 30 de mayo de 1995 como Técnico copiadoras con un
salario inicial de $300.000.oo y luego de dos meses $350.000.oo; j) LUIS
EDUARDO AMON COY laboró en lexco desde 1987 a 1992 en varios cargos
siendo el último jefe técnico color y se vinculó a DATACOL el 10 de abril de
1995 como encargado de servicio técnico con un sueldo los dos primeros
meses de $600.000.oo, desde el 16 de junio de 1995 $800.000.oo y desde el
16 de agosto del mismo año $1.000.000.oo y el cargo jefe técnico; k)
WILLIAM BARACALDO PINTO trabajó en lexco desde marzo de 1991 hasta
junio de 1996 como técnico de equipos y se vinculó con DATACOL el 10 de
marzo de 1997como técnico; l) NANCY RODRIGUEZ trabajó en lexco desde
1988 a 1996 siendo su último cargo especialista de productos y se vinculó a
DATACOL el 1 de abril de 1996 como soporte de ventas; ll) VICTOR
YAMELL BARRERA ACUÑA trabajó en lexco a partir de agosto de 1993
hasta el 15 de marzo de 1996 como asesor comercial y se vinculó a
DATACOL el 19 de marzo de 1996 como Asesor comercial con un salario de
$200.000.oo garantizado por tres meses $800.000.oo; m) JAIME OCHOA
MARTINEZ laboró en lexco durante 6 años como coordinador de color,
técnico en las labores de fax, máquinas de escribir, copiadoras y técnico
especializado en fotocopiadoras a color y se vinculó a DATACOL el 18 de
julio de 1995 como técnico color con una asignación de $400.000.oo y un
garantizado adicional de $150.000.oo hasta el 15 de septiembre de 1995 y
desde septiembre a diciembre el garantizado era de $300.000.oo; n)
CAROLINA ROMERO HERRERA laboró en lexco desde 1993 hasta 1996 en
el cargo de asistente puntos de venta y se vinculó a DATACOL el 12 de
febrero de 1996 como asistente de distribuidores con una asignación de
$300.000.oo; y ñ) GABRIEL ALONSO ESCOBAR GIRALDO laboró en lexco
desde julio de 1991 hasta marzo de 1995 en el cargo de especialista de
producto y se vinculó a DATACOL el 8 de marzo de 1995 en el cargo de
atención de distribuidores con un salario básico de $500.000.oo más
comisiones sobre venta al distribuidor.
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 13
También se logró probar que quien fue el más alto
ejecutivo de Lexco S.A., como lo era el señor TULIO ANGEL que se
desempeñaba como su gerente desde su fundación, pasó a ser miembro de
la junta directiva de la recién creada empresa competidora, aportando a ella
todo el caudal de conocimientos y del mercadeo de la empresa agraviada
con los actos de competencia desleal, que finalmente revirtieron en
satisfactorios ejercicios contables para la demandada; en efecto, TITO LIVIO
CALDAS GUTIERREZ refirió en el punto: “…Como si fuera poco se
llevaron también al señor TULIO ANGEL que fue como ya dije gerente
desde la fundación de LEXCO y pequeño socio de la misma. …TULIO
ANGEL vendió sus acciones tal vez un 10% y aceptó la invitación de
DATACOL de ser miembro de su junta directiva, es decir todo el
portafolio de la alta gerencia con todos los secretos e informaciones
comerciales, administrativas, contables etc. quedó en manos de
DATACOL …” (folio 173 cuaderno principal), lo que se corrobora
plenamente con el certificado de existencia y representación de la
demandada donde se verifica que realmente TULIO JOSE ANGEL
NAVARRO hace parte de la junta directiva principal como segundo renglón.
En suma, se afinca la certidumbre que las maquinaciones tendientes a esas
conductas que derivaron en la competencia desleal tuvieron su génesis
desde el mismo directivo rector.

De ahí concluye la Sala, que concurrente con lo


anterior fueron cuatro técnicos los que Datacol S.A. sonsacó de Lexco S.A.
para llevarlos a laborar a sus dependencias, tales como EDWIN ADRIAN
MURCIA FORERO, ANA SOFIA CIODARO MANTILLA, NANCY
RODRIGUEZ y JAIME OCHOA MARTINEZ con el ofrecimiento de mejores
halagos salariales que los que la actora les reconocía para ese entonces, y
seis empleados que sin ser de los llamados de confianza son de gran
importancia y valía en el desarrollo del objeto social de la actora, como el jefe
de almacén LUIS JESUS RUIZ BUITRAGO, ejecutivo de cuentas EMILCE
ESCOBAR GIRALDO, asesor empresarial o comercial NELSON EDUARDO
RUIZ ANTIVAR, asistente de ventas CAROLINA ROMERO y gerente de
ventas RICARDO VERGARA CASTRO.

Lo discurrido anteriormente, es muestra patente y


fruto de la conjugación de las calidades de los deponentes que las
declaraciones preanotadas la Sala les otorga plena credibilidad, incluso la
rendida por la testigo CAROLINA ROMERO HERRERA a quien se le tachó
de sospechosa, pero cuyo testimonio la Sala valora, por cuanto supera con
amplitud la crítica rigurosa a que se sometió su versión, resultando ser clara,
precisa, exacta, completa y ausente del vicio que se endilga, más aún
cuando el restante caudal probatorio muestra ser concordante y desprovisto
de todo episodio que demerite la veracidad de lo depuesto en ese momento.

Como complemento de lo hasta aquí discurrido,


pertinente resulta precisar el siguiente aspecto, en desacuerdo con lo
sostenido por el a-quo, que la comunicación que envió el presidente de la
sociedad actora a su homólogo de la Canon Latin América Inc. ninguna
injerencia tiene en los hechos de competencia desleal que aquélla le achaca
a la demandada, por tratarse de una situación completamente ajena a los
hechos aquí debatidos, máxime cuando ésta tuvo ocurrencia con varios
meses de antelación; esa correspondencia debe considerarse como una
reacción lógica, propia y natural de una empresa cuando tiene conocimiento
que la casa matriz ha tomado la decisión firme de romper la distribución
exclusiva de un producto para otorgársela a otra u otras empresas, ya que
esa misiva tenía como único fin persuadir a la empresa productora de los
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 14
equipos Canon, Canon Latin América Inc. de que no rompiera la
exclusividad; es que desde esa fecha, 24 de marzo de 1994, la demandante
premonizó lo que podía suceder si la pluralidad de distribución de los
productos Canon era asignada a empresas poco serias, leales y confiables al
decir “…Deseamos, de todo corazón, que si Uds. insisten en sus
propósitos de pluralidad de distribuidores, lo hagan en personas o
firmas libres cualquier antecedente en este sentido y de una altísima
reputación, con sumo cuidado en su elección,…” (folio 9 cuaderno
principal); de ahí que no sea acertado justificar el comportamiento de la
demandada por parte del a-quo con apoyo en esa comunicación porque lo
expuesto allí no autorizaba a ésta a incurrir en los actos de competencia
desleal que se le imputan, antes por el contrario la finalidad de la
comunicación apuntaba a reclamar en el mercado colombiano un competidor
leal y eficiente en búsqueda de una participación del mercado comercial.

Ahora bien, en lo que atañe a los avisos


publicados en el diario El Tiempo donde la demandada solicitaba “ejecutivos
de ventas para el área comercial e ingenieros electrónicos y técnicos
electrónicos para nuestro departamento de servicio” (folio 34 cuaderno
principal), resulta ser un mecanismo colateral a la estrategia de
comercialización de los productos que inicialmente mercadeaba en un medio
donde recién irrumpía, de eso cuenta razonada dan los movimientos
financieros que en manera pormenorizada refieren los peritos en su
experticio y la fecha de constitución de la empresa encartada en este asunto.

En efecto, ese comportamiento torticero en


términos comerciales resulta ser un mecanismo de distracción para
disimular y tratar de justificar la desbandada de empleados de Lexco S.A.
hacia Datacol S.A., en la medida que los artificios a que se recurrió no
fueron lo suficientemente idóneos para soslayar todas las maquinaciones y
habilidades que ésta utilizó en la privación y sonsacamiento de los técnicos y
empleados de confianza ya citados que venían laborando en la competencia;
bien pudo ocurrir que mediante ese aviso hubieren vinculado a algunos
ejecutivos, ingenieros y técnicos, pero el mismo - el aviso - no justifica en
modo alguno la decisión esperada de todos esos trabajadores para cambiar
de empleador casi de ipso facto, precisamente trasladándose para la
competencia y para una empresa que recién se abría al mercado; resulta
diamantino que la causa que indujo a los empleados en mención que venían
laborando en Lexco S.A. a preferir a la competencia e irse a trabajar con ella,
no lo fue el minúsculo aviso que por una sola vez salió publicado en el diario
El Tiempo, en esa resolución influyeron los factores que anteladamente se
citaron.

Son actos de desviación de la clientela, literal b)


de las hipótesis que consagra el artículo 75 ib., los medios o sistemas
tendientes a desacreditar a un competidor, sus establecimientos de
comercio, sus productos o servicios y los que sean contrarios a las
costumbres mercantiles dirigidos a la misma finalidad. Los primeros tienen
una doble acepción, de un lado se encuadran en esta conducta todas
aquellas manifestaciones que asignen méritos, peculiaridades, facultades o
características de tipo positivo sobre el competidor que las emite o sobre un
producto, sin que dichos méritos existan realmente. Es poco importante si el
hecho meritorio existe en otra persona o producto, si está en cabeza de otro
competidor; la razón del reproche en el obrar de esta forma de descrédito
radica en ameritar sobre algo que no tiene tal calidad; se prohiben esas
manifestaciones porque pueden desplazar la clientela del competidor, porque
éstos deducirán que si a determinado producto se atribuyen cualidades
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 15
inmejorables pueden confiar en él y comprarlo, consumirlo, pero en verdad
tal producto carece realmente de la calidad supuesta.

La demandada utilizó medios contrarios a la


costumbre mercantil tendientes a desviar la clientela de la actora, tales como
el sonsacar a los empleados de ésta para que ellos arrastraran de manera
involuntaria los clientes que manejaban, pues con ese solo comportamiento
estaba cometiendo dos ilícitos mercantiles, uno el de privar a la competencia
de los empleados y otro el desviar la clientela; se llega a esta inferencia con
las declaraciones de OSCAR ALFONSO BOLAÑOS quien dijo “…Algunas
de las cuentas que llegaron a la nueva compañía son B.P. EXPLORATION,
CELUMOVIL, SEGUROS COLMENA, CARACOL y alguna cuentas medianas
y pequeñas que no recuerdo en el momento…” (folio 81); CAROLINA
ROMERO HERRERA al preguntársele si sabía cuales de los clientes
importantes que tenía Lexco en esa época se pasaron a DATACOL
manifestó “… B.P. EXPLORATION, BANCO DE COLOMBIA, BANCO DE LA
REPUBLICA, COMCEL, CELUMOVIL…” (folio 92).

Relación de causalidad

Consiste en que debe existir un vínculo de causa


ente los actos de competencia desleal alegados por la actora y la
demandada, es decir, que debe existir prueba que lleve a la convicción al
juzgador de que esos comportamientos desleales fueron ejecutados por la
demandada, contrario sensu, esas conductas quedarían desligadas de la
órbita de la empresa competidora, porque bien puede ocurrir que los ilícitos
comerciales se hayan consumado pero que se desconozca o no se
demuestre quién fue el competidor que los haya practicado, porque resulta
imperioso que prueba de que los actos ilegales los ejecutó a quien se citó y
vinculó como parte demandada.

Todos y cada uno de los testigos antes citados


como la prueba pericial le dan plena convicción a la Sala, efectivamente, que
las maquinaciones reiteradas para privar a varios técnicos y empleados que
laboraban en Lexco S.A. y la desviación de la clientela de ésta fueron
cometidos por la demandada y que rindieron sus frutos al llevar a un
paulatino estado de postración económica a la firma Lexco S. A.,
precisamente derivado de la sustracción de que fue víctima, la del recurso
humano calificado, al que había entrenado y capacitado previamente.

Aptitud para causar perjuicio

Estudiado el dictamen rendido por los peritos


respecto a la determinación de las utilidades por las ventas en base a los
estados financieros de pérdidas y ganancias de las empresas en litis,
concluye la Corporación que los actos de competencia desleal atrás
analizados cometidos por la demandada a su competidora demandante, le
reportó a esta última perjuicio en su patrimonio, por razón que durante el
ejercicio comercial de 1995 a 1997 no reportó utilidades pero sí pérdidas.

En efecto, a diciembre de 1994 la actora obtuvo


ingresos por ventas de $11.274.341 millones, obteniendo una ganancia
operacional de $508.385 millones, que representan el 4.5% sobre los
ingresos y una utilidad neta después de impuestos de $67´972.000.oo
millones, que representa el 0.6% sobre los ingresos; en ese mismo ejercicio
contable la demandada no generó ingresos, precisamente por haberse
constituido en octubre de ese año.
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 16

Para 1995 la demandante obtuvo ingresos de


$10.948.093. millones disminuyó en comparación con 1994 $11.274.341
millones, por lo que tuvo una pérdida operacional de - $567.872 millones, o
sea el -5.2% sobre los ingresos, y una pérdida neta después de impuestos
de -$1.447.583 millones que representan el -13.2% sobre los ingresos;
mientras que la demandada obtuvo ingresos de $4.193.227 millones, una
pérdida operacional de -$37.391 millones sobre los ingresos, presentando
una utilidad neta después de impuesto de $107.293 millones que
representan el 2.6% sobre los ingresos; se aprecia que mientras la
demandante reportó pérdidas a la demandada el ejercicio de ese año le trajo
utilidades.

En 1996 Lexco S.A. obtuvo ingresos de


$11.467.460 millones contra ingresos de $10.948.093 millones del año 1995,
lo que arroja una pérdida operacional de -$171.099 millones, que
representan el -1.5% sobre los ingresos y una pérdida neta después de
impuestos de -$274.189 millones, o sea el 2.4% sobre los ingresos; entre
tanto Datacol S.A. para 1996 obtuvo unos ingresos totales de $13.706.938
millones contra unos ingresos de 1995 de $4.193.227 millones obteniendo
una utilidad operacional de $972.478 millones que representan un 7.1%
sobre los ingresos, la utilidad neta después de impuestos de $312.786
millones representan el 2.3% sobre los ingresos.

A 1997 Lexco S.A. reportó ingresos de


$10.143.375 millones contra los ingresos de 1996 de $11.467.460 millones
obteniendo una pérdida operacional de -$313.530 millones, representado -
3.1% sobre los ingresos presentando una pérdida neta después de
impuestos de - $1.542.098 millones, que es el 15.2% sobre los ingresos;
mientras que Datacol S.A. para 1997 obtuvo ingresos de $14.353.557
millones contra los ingresos de 1996 de $13.706.938 millones, obteniendo
una ganancia operacional de $1.178.650 millones representados en el 8.2%
sobre los ingresos reflejando utilidad neta después de impuestos de
$296.948 millones, que es el 2.1% sobre los ingresos totales.

Así las cosas, se infiere de la cuantificación


numérica que arroja el - ANALISIS DEL ESTADO DE RESULTADOS AÑOS
FIN 1994 A 1997- síntesis o reflejo del examen de las contabilidades de
ambas empresas partes en este proceso, que la demandante antes del año
1995 presentaba un estado boyante en sus finanzas, situación económica
que cambió radicalmente a partir del año de 1995 y, que necesariamente
tiene que relacionarse con la actividad desplegada por la sociedad
demandada -su competidora en el mercado-, más aún cuando en el
expediente no existe prueba alguna en contrario que señale, que sirva de
fundamento para atribuir la disminución de las ventas de Lexco S. A. a otros
factores diferentes a las censurables prácticas comerciales que estiló la
demandada para abrirse paso y conquistar un nicho en el mercado de
equipos de la marca Canon. Concurrente con lo expuesto, señaló la H. Corte
Suprema de Justicia en Sentencia No. 114 de septiembre 12 de 1995. Exp.
No. 3939 al citar al doctrinante Tulio Ascarrelli, en su obra Teoría de la
Concurrencia y de los bienes inmateriales, “… consideran suficiente que el
acto sea idóneo para producir un resultado, pues el peligro de la desviación
de la clientela constituye en sustancia el perjuicio de la probabilidad ajena de
ganancia, perjuicio que vindica la represión del acto que viola la lealtad de la
concurrencia y no un derecho absoluto sobre la clientela, por lo cual esta
institución jurídica tutela un derecho subjetivo y no absoluto (…). Es ésta,
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 17
además, la tendencia doctrinaria, legislativa y jurisprudencial moderna”.

Demostrados a cabalidad todos los elementos


estructurales de la figura de la competencia desleal, que pertinente resulta
puntualizar tienen identidad propia y, en principio, excluyen la posibilidad de
aplicar al caso en estudio las disposiciones comunes que gobiernan la
responsabilidad civil extracontractual, aspecto del cual se ocupó en su
momento el más alto tribunal en el fallo citado líneas atrás, concluye, sin
ambages, el Tribunal que la demandada incurrió en maquinaciones para
privar a la actora de varios técnicos y empleados de importancia y en desvío
de la clientela, los cuales constituyen comportamientos desleales al tenor del
derogado artículo 75 del Código de Comercio.

De la prueba pericial que se acoge en toda su


extensión, por cumplir las exigencias de firmeza, precisión, calidad de sus
fundamentos e idoneidad de los peritos (artículo 241 del C. de P. Civil), arriba
la Sala a la conclusión que los perjuicios que la demandada le ocasionó a la
demandante no es otra que la pérdida neta después de impuestos que
reportaron los balances y los estados de pérdidas y ganancias de la actora
luego de compararlos con sus homólogos de la demandada durante los años
1995, 1996 y 1997 los que totalizados dan una pérdida neta después de
impuestos de $3.263.870.000.oo millones, monto por el cual debiera de
condenarse por concepto de indemnización, empero como la parte actora en
su libelo de alegatos en esta instancia limitó el quantum al 35%, margen de
utilidad, sobre las ventas efectuadas por un total de $5´512.762 millones que
representaron los clientes que sustrajo Datacol a su contraparte, la Sala
acoge la suma de $1´929.467.000.oo millones de pesos como el perjuicio
que la actora padeció por los actos de competencia desleal ya citados,
guarismo este que la Sala encuentra su base probatoria suficiente en la
prueba pericial obrante en el informativo.

En efecto, la experticia rendida con ocasión del


proceso está claramente sustentada con soportes y documentos auténticos
tomados de la contabilidad examinada a ambas empresas, la que se lleva de
conformidad con las exigencias legales, lo que permitió establecer la cifra final
de que da cuenta el aparte 4 del cuaderno “informe peritos contables diligencia
judicial” (folios 234 a 238 y 31 a 64 cdo. 2), conclusiones a las que se arribó no
por la vía de la suposición, ni de la imaginación, sino como producto de las
inferencias deducidas del examen de una contabilidad que muestra idoneidad
probatoria en favor de quien la lleva, en los términos del artículo 68 del Cód. de
Cio., y que se reafirma con los demás papeles de comercio relacionados en la
diligencia de inspección judicial.

6. LAS EXCEPCIONES

La institución de la prescripción cumple dos


funciones en la vida jurídica, una como modo de adquirir el dominio de las
cosas ajenas y otra como medio de extinguir las acciones o derechos ajenos,
cuando ambas han dejado de ejercerse durante cierto tiempo; denomínase la
primera usucapión o prescripción adquisitiva, a través de la cual quien ha
poseído por un período determinado y con el lleno de los demás requisitos
de ley, gana así el derecho real de los bienes ajenos corporales, raíces o
muebles que se encuentran en el comercio humano; en cambio la segunda
prescripción extintiva o liberatoria, que no se trata de un mecanismo de
adquirir sino una manera de extinguir las acciones o derechos personales de
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 18
quien ha dejado de ejercerlos por un tiempo determinado, sin que implique,
por otra parte, determinación del nuevo titular del derecho de dominio.

Invocada la prescripción como medio exceptivo, el


juzgador motu proprio debe investigar acerca de si hubo renuncia o
interrupción por parte de los beneficiarios. La renuncia se tipifica cuando la
prescripción ya se ha cumplido, y puede ser expresa o tácita (artículo 2514
del C.C.); mientras que la interrupción se da aún sin haberse cumplido
aquélla, y también es de dos clases: Natural y civil; la primera cuando el
deudor reconoce la deuda, pide plazos o cancela intereses atrasados, y la
segunda, por el hecho de la presentación del libelo genitor, siempre y cuando
concurran los requisitos señalados en el artículo 90 del C. de P. Civil.

Con apoyo en el artículo 41 de la Ley 153 de 1887


que dispone “La prescripción iniciada bajo el imperio de una ley, y que no se
hubiere completado aún al tiempo de promulgarse otra que la modifique,
podrá ser regida por la primera o la segunda, a voluntad del prescribiente;
pero eligiéndose la última la prescripción no empezará a contarse sino desde
la fecha en que la ley nueva hubiere empezado a regir” y en la manifestación
de la demandada que se acoge al término prescriptivo señalado en el artículo
23 de la Ley 256 de 1996 que dice “Las acciones de competencia desleal
prescriben en dos años a partir del momento en que el legitimado tuvo
conocimiento de la persona que realizó el acto de competencia desleal y en
todo caso, por el transcurso de tres años contados a partir del momento de la
realización del acto”, deduce la Sala que la prescripción alegada no tiene
prosperidad.

Ciertamente, atendiendo el postulado del artículo


41 de la Ley 153 de 1887, en el sentido que si el prescribiente elige la última
ley o la vigente, el término prescriptivo empieza a computarse desde su
promulgación, y como en la demandada se optó por el término señalado en
el artículo 23 de la Ley 256 de 1996, disposición vigente, el lapso prescriptivo
empezó a correr el día de su promulgación, esto es, el 18 de enero de 1996,
data en que se publicó en el diario oficial No.42692, de ahí que los tres años
para entablar la presente acción fenecía el 18 de enero de 1999 y el libelo se
presentó el 31 de marzo de 1998, o sea que la prescripción alegada bajo la
nominación de “PRESCRIPCION DE LAS ACCIONES DE COMPETENCIA
DESLEAL” y “TEMERIDAD O MALA FE” no operan en el sub-júdice. Igual
suerte corren las denominadas “CARENCIA DE FUNDAMENTO LEGAL DE
LA DEMANDA” y “CARENCIA DE ACCION O EXCEPTIO SINE ACTI0 EN
AGIT” para ello se remite a lo expuesto en el acápite 3º y 5º de las
consideraciones y, las llamadas “AUSENCIA DE COMPORTAMIENTO
MALICIOSO O ACTITUD DE MALA FE POR PARTE DE DATACOL S. A.
FRENTE A LOS SUPUESTOS ACTOS DE COMPETENCIA DESLEAL”,
“ILEGITIMIDAD DE PERSONERIA PASIVA”, “INEXISTENCIA DE LOS
SUPUESTOS ACTOS CONSTITUTIVOS DE COMPETENCIA DESLEAL” y
“AUSENCIA DE DAÑO” se niegan con base en lo expuesto a partir del
nomenclador 5º de la sentencia y, la “GENERICA” tampoco se afinca en
hecho surgido en el proceso y que de al traste con las pretensiones de la
demanda.

Finalmente, se deberá revocar la sentencia


apelada y se accederá a todas las súplicas, conforme quedó analizado en
precedencia.

III. DECISION
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 19

Por lo expuesto, el Tribunal superior del Distrito


Judicial de Santafé de Bogotá D.C., en Sala Civil de Decisión, administrando
justicia en nombre de la república y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

1º REVOCAR la sentencia materia de alzada de


19 de julio de 1999, pronunciada por el Juzgado 38 Civil del Circuito de la
ciudad, y en su lugar se DISPONE:

2º DECLARAR que la demandada DATACOL S.A.


incurrió en actos de competencia desleal de que trata el numeral 4º y 6º del
artículo 75 del Código de Comercio, en contra de la demandante LEXCO
S.A.

3º PROHIBASE a la demandada DATACOL S.A.


a ejercer el comercio por el espacio de cinco años. Comuníquese esta
determinación a la Cámara de Comercio de la ciudad.

4º CONDENAR a la demandada DATACOL S.A. a


pagar a favor de la demandante LEXCO S.A., por concepto de indemnización
de perjuicios la suma de $1´929.467.000.oo millones de pesos, en el término
de los 30 días siguientes a la ejecutoria de esta providencia.

5º Condénase en costas a la demandada en


ambas instancias. Tásense las del Tribunal.

CÓPIESE Y NOTIFÍQUESE

JORGE EDUARDO FERREIRA VARGAS


MAGISTRADO

JOSE ELIO FONSECA MELO


MAGISTRADO

MYRIAM FORERO DE PARDO


MAGISTRADA

TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL


SALA CIVIL DE DECISION

Bogotá D.C., dieciséis de noviembre de dos mil


Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 20

REF: COMPETENCIA DESLEAL : LEXCO S.A.


VS. DATACOL S.A. 0364 A

MAGISTRADO PONENTE: JORGE EDUARDO


FERREIRA VARGAS

Discutido y aprobado en Sala de 20 de Septiembre


de 2000

Decídese la solicitud de aclaración del fallo


proferido por la Corporación el 25 de agosto de los cursantes, impetrada por
la parte demandada, respecto de “frases o conceptos oscuros que ofrecen
verdaderos motivos de duda en la parte resolutiva de dicha providencia que
influyen notoriamente en la parte resolutiva de la misma”.

I. ANTECEDENTES

1. El cuestionamiento lo inicia el petente con la crítica a


la Sala porque según su dicho el dictamen pericial fue acogido en su
totalidad sin más argumentos como el de haber indicado que el mismo
cumplía con las exigencias de firmeza, precisión y calidad de sus
fundamentos, para entrar a concluir que las pérdidas de la demandante
“constituyen un perjuicio indemnizable por el sistema de comparación de
balances con los de mi representada. Sin que se haya analizado con
profundidad cuáles fueron las razones de esas pérdidas acumuladas por
Lexco S.A…”, con lo cual sostiene que hay confusión en la forma como se
tasaron los perjuicios indemnizables debido a que la demandante estaba en
la obligación de probar la existencia y cuantía del daño que dice haber
sufrido, así como del perjuicio ocasionado para que el mismo sea resarcible.
Igualmente afirma que la sentencia resulta confusa “en cuanto a la
prescripción de la acción de competencia desleal pues de acogerse la teoría
del juzgado (sic.), se estaría aplicando retroactivamente una ley que
perjudica a mi representada”.

II. CONSIDERACIONES DE LA CORPORACION

1. El artículo 309 del C. de P. Civil, indica en qué casos


es procedente la aclaración de un fallo o una providencia y se trata solo
eventualmente y en situaciones regladas de manera específica por el
ordenamiento procedimental cuando en ellos se presenten “… conceptos o
frases que ofrezcan verdadero motivo de duda, siempre que estén
contenidas en la parte resolutiva de la sentencia o que influyan en ella”.

2. El principio general establecido en la ley procesal civil


es que las sentencias y las providencias dictadas por la Sala de Decisión de
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 21
los Tribunales, son intangibles e inmutables por el mismo juzgador que las
dictó, esto es, que no se pueden revocar ni reformar; empero,
excepcionalmente y ante circunstancias preestablecidas específicamente
por el ordenamiento adjetivo, pueden aclararse, corregirse o adicionarse.

3. Es así que habrá lugar a la aclaración de los fallos


cuando concurran los siguientes presupuestos: a) Que existan conceptos o
frases que ofrezcan verdadero motivo de duda y, b) que éstas se
encuentren contenidas en la parte resolutiva de la sentencia o que
influyan en ella. Esto indica, que la aclaración no tiene como objetivo que el
juzgador vuelva a analizar los puntos objeto de controversia o a variar el
concepto jurídico ya emitido a efecto de cambiar o alterar sustancialmente
su propio fallo; el fin, específico, de esta figura es la de explicar las oraciones
oscuras o ambivalentes plasmadas en el acápite de la resolución, sin que la
facultad vaya hasta la de revocar o reformar los conceptos sustanciales en
que se edificó la decisión final.

4. Sobre tal aspecto ha sostenido la Corte: “Para


precaver la inseguridad y caos en las decisiones que asumen el carácter de
sentencias, se ha establecido como principio general en la ley de
enjuiciamiento civil, que tales actos procesales son intangibles o inmutables
por el mismo juzgador que los dictó, como quieta que no los puede reformar
y menos revocarlos; sólo eventualmente y ante circunstancias
preestablecidas o regladas específicamente por el ordenamiento
procedimental, puede aclarar, corregir, o adicionar su respectivo fallo.

“2. Excepcionalmente, cuando la sentencia se resiente


verdaderamente en su claridad, surge como correctivo jurídico de la
aclaración, o sea, que en ella aparezcan conceptos o frases que denoten
verdadero motivo de duda, ‘siempre que estén contenidos en la parte
resolutiva de la sentencia o influyan en ella’(art. 309 del C. de P. C.).

“Al precisar la doctrina y la jurisprudencia los alcances


del remedio de la aclaración de los fallos, ha insistido reiteradamente que los
conceptos o frases que le abren paso a dicho correctivo, ‘no son los que
surjan de las dudas que las partes aleguen acerca de la oportunidad,
veracidad o legalidad de las afirmaciones del sentenciador; sino aquéllos
provenientes de redacción ininteligible, o del alcance de un concepto o de
una frase en concordancia con la parte resolutiva del fallo’ (G.J.TXLIX, 47).

“3. No ha pretendido el legislador que en pos de aclarar


la sentencia encuentre la parte la vía expedita para replantear el litigio, o en
utilizar la aclaración para que se decida sobre la legalidad de lo ya resuelto
en fallo, o en procurar que se analice y expliquen situaciones ya definidas.

“Precisamente, sobre el punto tiene sentado la


jurisprudencia de la Corporación:

“La inteligencia y aplicación de este precepto


comportan: a) Que se trate de una sentencia (hoy son aclarables los
autos); b) Que el motivo de la duda de los conceptos o frases sea
verdadero y no simplemente aparente; c) Que dicho motivo de duda sea
apreciado y calificado por el juez y no por la parte que le pide la
aclaración, desde luego que es aquél y no ésta quien debe explicar y
fijar el sentido de lo expuesto y resuelto en el fallo; d) Que la aclaración
incida en las resulta de la sentencia y que no se trate de explicar puntos
meramente académicos y especulativos, sin influjo de la decisión; e)
Exp.No. 0364A. Competencia Desleal : Lexco S.A. Vs. Datacol S.A.. 22
Que el solicitante de la aclaración señale de manera concreta los
conceptos o frases que considera oscuros, ambiguos o dudosos; f) Que
con la aclaración no se pretenda ni se llegue a modificar, alterar o
reformar lo decidido en la sentencia; g) Que la aclaración no tenga por
objeto renovar la controversia sobre la legalidad o juridicidad de las
cuestiones resueltas en el fallo, ni buscar explicaciones sobre el modo
de cumplirlo’(G.J.TXCVIII, págs. 5 y 6)…” (G.J.T CCXVI, págs. 618 a 620).

5. De ahí que las aclaraciones impetradas por la parte


demandada son a todas luces improcedentes, por razón que en la parte
resolutiva del fallo proferido por la Corporación no existe ninguna frase o
concepto oscuro, incomprensible o ambivalente, contrario sensu, en cada
una de las decisiones se observa diamantina claridad y entendimiento;
acceder a lo invocado por el extremo demandado en el litigio sería desbordar
los límites en los que se circunscribe la aclaración y ubicarse el juzgador en
el ámbito de volver nuevamente en el análisis de la cuestión debatida, esto
es, estudiar por segunda ocasión, los fundamentos fácticos en que se
apuntaló la alzada, facultad que le está vedada a la Sala.

Lo que en el fondo persigue la parte demandada, so


pretexto de aclaración, es poner en entredicho los soportes probatorios y
jurídicos que sostienen las decisiones tomadas en la sentencia, porque
presuntamente no los comparte o tiene otros puntos de vista al respecto.

III. DECISION

Por lo expuesto, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de


Santafe de Bogotá D.C., en Sala Civil de Decisión,

RESUELVE:

DENEGAR la petición de aclaración formulada por la parte


demandada.

CÓPIESE Y NOTIFÍQUESE.

JORGE EDUARDO FERREIRA VARGAS


MAGISTRADO

JOSE ELIO FONSECA MELO MYRIAM FORERO DE PARDO


MAGISTRADO MAGISTRADA

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