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AIRBAGS

Para que este sistema de seguridad funcione y proteja adecuadamente a los ocupantes del
habitáculo, es indispensable el uso del cinturón de seguridad por parte de todos los que viajan en el
vehículo. Si un conductor no tiene colocado el cinturón al momento de un impacto y el airbag se
activara, podría provocar serias lesiones. En cambio, si ese mismo conductor tuviera colocado el
cinturón, lo más probable es que entre ambos elementos le salven la vida y hasta permitan que salga
ileso de esa situación.
Partes que integran al airbag.

• Los sensores. Se distribuyen alrededor de todo el coche, aunque la concentración es mayor


en la zona frontal y en los laterales. Son acelerómetros, giroscopios y sensores de presión.
Estos miden diversas variables: la intensidad del impacto, la procedencia del impacto, la
trayectoria de la fuerza y la deceleración del automóvil tras el impacto.
• La centralita reguladora. Analiza los datos recogidos por los sensores y actúa en
consecuencia. Diferencia entre un bache, un golpe leve y un golpe intenso. Cuando se trata
de un golpe intenso (uno que supera los parámetros establecidos), determina qué airbags
deben activarse –recordemos que los automóviles actuales cuentan con airbags en diversas
zonas del habitáculo– y los hace funcionar.
• Las bolsas. Compuestas de un material muy resistente, están escondidas en diversas zonas
del vehículo: en el volante, en la zona lateral de los asientos, en la zona frontal del copiloto,
etc. Estas se activan gracias a un material altamente inflamable, el cual genera un gas en el
interior de la bolsa al entrar en combustión. El "detonante" de dicha combustión es un
sistema eléctrico conectado a la centralita, y logra inflar las bolsas en unos 30 milisegundos.
Como es obvio, provoca una explosión muy fuerte, lo suficiente como para inflar la bolsa
antes de que el pasajero impacte con alguna de las zonas del habitáculo. No obstante, estas
comienzan a desinflarse rápidamente mediante unos orificios situados en la propia bolsa y
cuyo objetivo es amortiguar al máximo posible el impacto de los pasajeros con el airbag.
Básicamente, el funcionamiento del airbag es sencillo. En caso de colisión, un saco flexible sale de
la parte central del volante -en el lado del conductor- o de una caja situada debajo de la guantera -en
el lado del acompañante? y se infla en 30 milisegundos. Su activación está controlada por un
sistema electrónico que distingue un choque ligero, un gran bache y una frenada brusca de un
impacto que pueda poner en peligro a los ocupantes.

¿Cómo funciona la señal?


Un microsensor mide la deceleración y envía los datos a un centro de cálculo para su análisis.
Ante una fuerte colisión, la central manda un impulso eléctrico que inflama una pequeña cantidad
de pólvora negra situada por debajo de la bolsa plegada y en contacto con el contenedor de
generación de gas. Éste incluye unas pastillas de azida de sodio (NaN3) que, debido al calor
generado en la detonación, desprenden los 30 litros de nitrógeno que inflarán el airbag.

Fijémonos en que se debe generar una cantidad determinada de gas muy deprisa y de forma
controlada. La respuesta la encontramos en la azida de sodio (NaN3), un compuesto estable, pero
que cuando se calienta a unos 275 grados centígrados, se descompone violentamente y libera
dinitrógeno, el gas que infla el airbag.
Pero la química no se acaba aquí. Esta reacción produce sodio metálico, una sustancia muy reactiva
e inestable. Por ello, los airbags incorporan otros compuestos como el nitrato de potasio y el dióxido
de silicio. El nitrato de potasio reacciona con el sodio para acabar formando una mezcla de óxidos
alcalinos. Por último, estos se combinan con el dióxido de silicio para constituir una mezcla de
silicatos alcalinos de sodio y potasio, un producto estable e inerte.

Como en la reacción pueden producirse sustancias peligrosas, se agrega nitrato de potasio (KNO3)
que produce óxido de sodio (Na2O), óxido de potasio (K2O) y otra vez nitrógeno molecular (N2) .
Además se añade dióxido de silicio (SiO2) con lo que se forma un silicato doble de potasio y sodio
(K2Na2SiO4) que es inerte.

LA QUÍMICA DEL AIRBAG

La azida de sodio , NaN3, es un sólido blanco , formado por los iones Na+ y N 3-. Aunque estable a
temperatura ordinaria, si ésta se eleva por encima de los 275ºC, tiene lugar su descomposición
térmica siguiendo la reacción:
NaN3 ® Na + 3/2 N2

La reacción es tan rápida que en menos de 30 milisegundos se obtiene , a partir de 65 gr. , unos 35 L
de N2 a temperatura ambiente. Este nitrógeno puede inflar la estructura elástica que constituye el
airbag , impidiendo el choque del conductor contra el volante , el salpicadero o el parabrisas en el
momento de la colisión. Conviene señalar que la temperatura necesaria para la descomposición del
NaN3 se consigue también muy rápidamente. El mecanismo está constituido por una bolita metálica
que , a consecuencia del choque , cierra un circuito eléctrico que enciende una mezcla de boro y
nitrato sódico (B + NaNO 3) , cuyo calor de reacción es el que produce la descomposición térmica
del NaN3.

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