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PROGRAMA DEL BACHILLERATO INTERNACIONAL

El Vitalismo Trágico como filosofía en la poesía de Piedad Bonnett

¿De qué manera se presenta la filosofía vitalista-trágica de Piedad Bonnet en su


poesía?

Ensayo Español A

Piedad Bonnett es una poetisa colombiana nacida en 1951. Licenciada en


Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes, su corpus poético, organizado en
diferentes antologías poéticas, se conforma como un todo compacto y orgánico.
El dolor, la introspección, la comprensión y la rebeldía son elementos definitorios de
la poesía de Bonett que en vez de tratar de expresar un sentimiento o experiencia
busca poetizar la comprensión de las mismas. (Romero. M (2021). Lo terrible es el
borde-P. Bonnett.)
A lo largo de su obra, Piedad Bonnett deja entrever una cosmovisión vitalista
caracterizada por la sublimación del dolor y la tristeza que lleva a la poeta a encontrar
la belleza e inspiración en el mal. De esta manera la pregunta que se plantea es ¿De
qué manera se presenta la filosofía vitalista-trágica de Piedad Bonnet en su poesía?

Según Sartre el poeta es “el hombre que se compromete a perder […]; está
seguro del fracaso total de la empresa humana y se dispone a fracasar en su propia
vida, a fin de testimoniar, con su derrota particular, la derrota humana en general
[…]derrota que esconde toda victoria” (Sartre 1948 [2008]: 275). El poeta es un ser
sensible y atormentado que piensa y sufre.

Esta faceta del poeta es plasmada por Piedad Bonett en su poema inédito “El
nudo”. En él la autora aborda el dolor y sufrimiento como “un nudo que pareciera
provenir del azar, ser inocente” pero que engaña pues “No hay nudo sin proceso […]
sin lazadas”. A través de esta metáfora Bonnett expresa como la herida producida por
nuestro dolor profundo no es espontánea ni casual sino producto de un entramado de
conflictos y traumas enlazados. La impotencia ante el dolor le induce a “esa parálisis
que nace del temor a la derrota”.
Es tal complejidad el entramado de nudos que Bonnett afirma “podría deshacerlo si
supiera dónde comenzar o hubiera un método para manipular tanta maraña”. Más
adelante veremos cómo Bonnett halla en la poesía una forma de introspección y
rebeldía. el método para manipular esa maraña de traumas. Así pasará “del querer
desistir a la esperanza”.

A lo largo de su obra filosófica Nietzsche descubre el irremediable vacío y


sinsentido de la existencia. Sin embargo, ante esta situación, huye de la pasividad y
busca llevar a cabo la superación del nihilismo a través del superhombre, un dios
propio que no cree en la verdad si no que la crea . De manera similar Piedad Bonnett
reconoce lo absurdo de la existencia y ante ella adopta la rebeldía de la poesía como
actitud audaz del que no quiere mostrarse pasivo y sucumbir ante el nihilismo.
El poeta se erige así como un superhombre, pues “El poeta es un pequeño dios”
(Vicente Huidobro), capaz de crear a través de la poesía.

De esta forma, el inconformismo y la rebeldía de Piedad Bonnett ante el


sufrimiento y la tristeza dibujan la idea del Vitalismo Trágico, presente sobre todo en
sus primeros poemarios. Esta actitud se ve reflejada en “Asalto” donde el sujeto
poético se rebela frente al maltrato recibido por la vida. A través de “echaron sal sobre
mis ojos” , con la utilización del verbo en tercera persona, Bonnett dibuja un culpable,
la vida y sus vivencias. Sin embargo, este maltrato de la vida lejos de cegarla, le
confieren una sensibilidad propia y una perspicacia que hacen “que vea más allá de
donde suele ver el inocente”. Aparte de la idea descrita de rebelde inconformismo, en
este poema aflora una idea del sufrimiento como alimento a su poesía.

Echaron sal sobre mis ojos.


Sólo lograron
que viera más allá de donde suele ver el inocente
y el propio corazón acontecido
(Bonnett, 2016, p.158)

Esta sublimación del dolor en poesía y palabras es observable también en


“Proceso digestivo”. En este poema, donde el yo lírico adopta la perspectiva de niña,
se usa la metáfora del alimento como símbolo de sufrimiento y traumas. Bonnett
“mastica juiciosamente”, aprendiendo de ello, la “sopa de clavos”, “pan de munición''
y “ración de venenos” comiéndose “todo lo que pusiste en mi plato”. Mediante el uso
del verbo en segunda persona y el fragmento “Mira que buena soy. Ya me lo he
comido todo”, desde una clara perspectiva de niña, el yo lírico señala al culpable de su
dolor en el entorno familiar. A raíz de este doloroso alimento, Piedad Bonnett,
regurgitará rebeldes versos en “un borbotón de palabras hinchadas”.

Como ya he mencionado previamente, la obra de Piedad Bonnett es un todo


orgánico con abundante metapoesía. De esta forma, en “Ración Diaria” el tema y
metáfora resulta muy similar a la de “Proceso Digestivo”.
En este poema se vuelve a hacer referencia a la infancia de Piedad Bonnett (“un barco
cruza el agua nocturna de mi infancia”) señalando el seno familiar como una de sus
fuentes de dolor y traumas. Sin embargo, esta vez el yo poético no habla desde la voz
de una niña sino desde la del cocinero que prepara la ración diaria con la que
alimentar “al monstruo que le habita”. Para Piedad Bonnett el ruido que el monstruo
hace al masticar “es música en su insomne madrugada”.
A diferencia del anterior poema, ahora es Bonnett quien alimenta con su sufrimiento
diario al susodicho monstruo. El ruido, es decir, el dolor que sale de la boca del
monstruo es sublimado en música, es decir, poesía a través del inconformismo de la
autora. De esta forma vuelve a surgir la idea del sufrimiento como motor de
inspiración.
Por otra parte, cabe resaltar la metáfora del “monstruo que le habita” como el miedo.
Al igual que enfrentarse a un monstruo, enfrentarse a los miedos propios supone un
acto de valentía. Sin embargo, tal y como dice el paratexto del poema “ Solo hay un
medio para matar a los monstruos: aceptarlos”. A través de la personificación de sus
miedos, Piedad Bonnett los acepta, enfrentándolos y aprovechándolos a través de su
poesía. Al fin y al cabo, parte del vitalismo trágico propuesto por la autora consiste en
la transgresión de las emociones, llevando al poeta al goce de la tristeza.
Esta idea de transgresión de los sentimientos y del sufrimiento como algo bello
vuelve a aparecer claramente en “Cicatrices”, poema perteneciente al poemario
“Explicaciones no pedidas (2011)”. Este se trata de un poema esperanzador pues la
existencia de una cicatriz implica la curación de una herida. El tema principal que
Bonnet aborda es la superación del dolor y traumas. Así, la trasgresión del
sufrimiento en algo bello se traduce en un cambio esperanzador en la profundidad de
la persona. Las cicatrices no solo son «la forma que el tiempo encuentra de que nunca
olvidemos las heridas» sino también la prueba de la superación y aprendizaje de esas
heridas. Es por esa sanación implícita que no hay cicatriz “por brutal que parezca, que
no encierre belleza.”

Con respecto a la superación del dolor y sus consecuencias, en su libro “La gaya
ciencia” (1887), Nietzsche dice : «...Sólo el gran dolor, ese largo y lento dolor que se
toma tiempo, en el que nos quemamos de forma parecida a la leña húmeda, nos obliga
a nosotros, filósofos, a descender a nuestra última profundidad [...] No sé si un dolor
semejante nos hace «mejores»; pero sí que sé que nos hace más profundos»

Esta concepción vitalista descrita por Piedad Bonnett y por Nietzsche, muestra
paralelismos respecto a la filosofía Kintsugi. El Kintsugi es una antigua práctica
japonesa que consiste en usar oro o plata líquida para recubrir y fortalecer las grietas
de objetos de cerámica. Esta filosofía, que también abraza a la vida, nos muestra
cómo la belleza puede surgir de cubrir y curar nuestras heridas, es decir del
sufrimiento. De manera similar a como Bonnett halla esperanza y belleza en las
“cicatrices [...], costuras de la memoria”, en la filosofía Kintsugi se hace resaltar en
dorado las heridas que la vida nos ha infligido, cuya superación nos define como
personas.

Piedad Bonnett es poeta por naturaleza con toda la sensibilidad, tormento e


inconformismo que eso conlleva. Sin embargo, como dice Leonard Cohen: “Hay una
grieta en todo, así es como entra la luz”. Mediante su filosofía Vitalista-Trágica
Bonnet es capaz de hallar esa grieta en su sufrimiento y en todo lo que la vida le
arroja, alimentando con ello su condición de poeta. Así nace el sentido filosófico de
una obra literaria comprometida y transformadora, que desde el dolor, el nihilismo y la
crudeza se alza hacia el vitalismo gracias al rebelde acto de escribir.

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