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Ensayo Español A
Según Sartre el poeta es “el hombre que se compromete a perder […]; está
seguro del fracaso total de la empresa humana y se dispone a fracasar en su propia
vida, a fin de testimoniar, con su derrota particular, la derrota humana en general
[…]derrota que esconde toda victoria” (Sartre 1948 [2008]: 275). El poeta es un ser
sensible y atormentado que piensa y sufre.
Esta faceta del poeta es plasmada por Piedad Bonett en su poema inédito “El
nudo”. En él la autora aborda el dolor y sufrimiento como “un nudo que pareciera
provenir del azar, ser inocente” pero que engaña pues “No hay nudo sin proceso […]
sin lazadas”. A través de esta metáfora Bonnett expresa como la herida producida por
nuestro dolor profundo no es espontánea ni casual sino producto de un entramado de
conflictos y traumas enlazados. La impotencia ante el dolor le induce a “esa parálisis
que nace del temor a la derrota”.
Es tal complejidad el entramado de nudos que Bonnett afirma “podría deshacerlo si
supiera dónde comenzar o hubiera un método para manipular tanta maraña”. Más
adelante veremos cómo Bonnett halla en la poesía una forma de introspección y
rebeldía. el método para manipular esa maraña de traumas. Así pasará “del querer
desistir a la esperanza”.
Con respecto a la superación del dolor y sus consecuencias, en su libro “La gaya
ciencia” (1887), Nietzsche dice : «...Sólo el gran dolor, ese largo y lento dolor que se
toma tiempo, en el que nos quemamos de forma parecida a la leña húmeda, nos obliga
a nosotros, filósofos, a descender a nuestra última profundidad [...] No sé si un dolor
semejante nos hace «mejores»; pero sí que sé que nos hace más profundos»
Esta concepción vitalista descrita por Piedad Bonnett y por Nietzsche, muestra
paralelismos respecto a la filosofía Kintsugi. El Kintsugi es una antigua práctica
japonesa que consiste en usar oro o plata líquida para recubrir y fortalecer las grietas
de objetos de cerámica. Esta filosofía, que también abraza a la vida, nos muestra
cómo la belleza puede surgir de cubrir y curar nuestras heridas, es decir del
sufrimiento. De manera similar a como Bonnett halla esperanza y belleza en las
“cicatrices [...], costuras de la memoria”, en la filosofía Kintsugi se hace resaltar en
dorado las heridas que la vida nos ha infligido, cuya superación nos define como
personas.