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es
MUJERES en el ca María Teresa Fernández Aceves
rasd anote
RRTAN DS
xx mexicano
LNISA MARÍMEez
Mujere
() s en el cambio social en el siete amd ano
StO XV mexic £vammn] a. desde las perspec-
tivas
y biográ
+ fica. culturalely y de Egénero,
e
20, las trayec
las trave s
torias ss as y de vida
polític 3 $
E
cinco mujeres militantes y feminist de
45 y SU Intervención
MARÍA
expone por qué, cómo en la esfera pública. Se
y cuándo la participa
ción de |
PORTADA:
dente en espacios públicos de princ As Mujer es se hizo más evi-
ipios del sielo x | análisis aborda no sólo
Guadalajara Jy México. sino tambié n España
y América | lia.Ap, : en el cambio social en el siglo xx mexicano
DE
son excelentes ejemplos para examinar Los cinco casos .
DISENO
] a Construcción de los
cursos y práclica
cam bia nte s dis-
s en torno a la ciudad
anía
lemenina. educación
política y trabajo. Además malernalismo
. ayudan a historiar la pre
sencia de | as mujeres en la
esfera pública y a identificar las distintas
elapas de su participación polí
tica.
NN
AN
MI
9786070305733
E
MARÍA TERESA FERNÁNDEZ ACEVES
Se desempeña como profesora e
investigadora en el ciesas Occidente.
Su investigación se ha centrado en la
historia del trabajo femenino, la historia
de mujeres y de género en México en
el siglo xx. Editora junto con Carmen
Ramos Escandón y Susie Porter, de
Orden social e identidad de género.
México siglos XIX y Xx (Guadalajara,
cresas-Universidad de Guadalajara,
2006); y junto con Alma Dorantes
González, Luisa Cabayet Ortega y
Julia Preciado Zamora, de Guía de la
Colección Independencia y Revolución
en la Memoria Ciudadana (México,
' CIESAS-INAH, 2011). NAS E
MUJERES EN EL CAMBIO SOCIAL
EN EL SIGLO XX MEXICANO
por
4
] XX]
q
3 siglo
t veintiuno
hi editores
A
; MÉXICO
ARGENTINA
grupo editorial
siglo veintiuno
siglo xxi editores, méxico siglo xxi editores, argentina !
| CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, GUATEWALA 4824, C 1425 BUP
DASID MECO DF CES IES ARCA Para Graciela A, Abel, Rodrigo y Diego
waww.sialoxeditores.com.mx www sigloweeditcres.com,ar y
HQ1462 i
F47 j
2014 Fernández Aceves, María Teresa
Mujeres en el cambio social en el siglo XX mexicano / por María Teresa
Fernández Aceves. — México : Siglo XXI Editores, Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, 2014,
3:18 p.— (Sociología y política)
ISBN-13: 978-607-03-0573-3
¿aida
1i
isbn 978-607-03-0573-3
A
AGRADECIMIENTOS
[91
S
A
10 AGRADECIMIENTOS
Susana Gutiérrez Portillo, Marcela López Arellano, Ana Isabel Enríquez, Armando Ñ
Méndez, Isabel Juárez, Christian Osnaya y Gonzalo Miramontes también escucharon INTRODUCCIÓN
o leyeron generosamente algunas partes de este libro.
En Estados Unidos, en especial, deseo reconocer a Mary Kay Vaughan, mi profesora,
mentora y amiga, por su tiempo, su gran cooperación y por compartir conmigo su conti-
nua pasión por investigar la historia de México, y sobre todo, por enseñarme la gran im-
portancia de la historia de mujeres y de género. Asimismo en este país varias personas me ) social , en el siglo 7 xx mexican ca; o a e xaminaar
; bjetivo general de Mujeres en el cambio : 2 : ; sede
oyeron, leyeron con cuidado diferentes versiones de algunos capítulos, me plantearon de cinco mujere s mi itante . :
o ectorias políticas y de vida y la intervención do la
preguntas que me ayudaron a afinar mis argumentos y me brindaron desinteresadamen- e e da en la esfera pública. Con este análisis ális] expongo por que,é, cómo CÓ yeuta
uándo
te materiales; les doy las gracias por su tiempo, amistad y generosidad a Francie Chassen- másdE evident ! e en espacio
Pp s público s de Pa a
o articipació 5n de las mujeres se ] hizo | n en otras partes a co a
López, Silvia Arrom, Marion Miller, Peg Strobel, Dawn Deaton, Kristina Boylan, Sarah sino tambié
enE si lo oxx no sólo en Guadalajara y México,
Buck, Sasha Schell, Nikki Sanders, Víctor Macías-González, Susan Gauss, Ben Smith, Paul ña y Améric a Latina. Estos casos nos adentr an en experiencias sub)
= qcon
Gillingham y Chris Boyer. Quiero expresar mi gratitud especial a Ana María Kapelusz- ae ] onesy memorias j cultura lturalesles de de mujere jere s con un fuerte nexo
se rácticas, representaci
Poppi, Margaret Power, Susie Porter, Heather FowlerSalamini y Nilda Flores González desarrollo los siguien tes argume ntos: ,
Sa Estado mexicano. A lo largo del libro y ayudar : onA
porque siempre han estado dispuestas a leer y criticar mi trabajo, a discutir ideas e in- polític íti a : y sus dis
discurs os cambia ntes,
; ¡ nco mujeres jere ,' a travésés de su trayectoriai
quietudes comunes; y sobre todo, han sido amigas y colegas muy solidarias. ionaria y o
a] cación de una cultura “moderna” en la época revoluc in as
Agradezco a cada una de mis hermanas que siempre me han brindado su afecto, sentido s, latino1 americ
meri 1 ana. 2] -
Las condic iones e históric
ria¡ mexica
ee i na y, en algu leunos 1
solidaridad y apoyo sustancial. Mi esposo Abel Mercado y nuestros hijos, Rodrigo y a person ales entre ; los decenn i re
isti s procesos influye
distinto 1 luyeron en sus experiencias
Diego, padecieron de mi ausencia por las muchas horas que dediqué para que este de su identi dad como 2 7
1870 y 2000 y a su vez coadyuvaron en la Formación a p
libro diera a luz. Aprecio enormemente su confianza, paciencia, sus constantes pala- j ad másás justa. ] 3] Sus
Si vididas son muestr >
feminis ini tas que luchaban por una socied
bras de aliento, pero sobre todo, su amor incondicional.
en que los cam bios
i sociale1 s y la Revolución : cons truyeron al 0d gén a y
de la manera a
moldeó a a la Revolución 1Ó, y a los cambio
an s s ociales. 2.4] AsimisA mo ellas
cómoÓ >
el género
Algunas secciones de los siguientes capítulos fueron publicados con anterioridad. És- sociale s de femini dad, mascul inidad , políti ca y
eran las configuraciones
tos fueron ampliados y modificados sustancialmente. o e :
dadaníaÍ en el siglo Í xx mexica icano.
n
Parte del capítulo 1 fue publicado en “ “La mujer moderna” y la Revolución mexica- (1884-1977), María o :
Belén de Sárraga (1872-1950), Atala Apodaca
na en Guadalajara, 1910-1920”, en Jaime Olveda, (coord.), Independencia y revolución. ¡ 002) y Guadal upe t
rzúa a Flore
poes
(1896-1939), Guadalupe Martínez Villanueva (1906-2
ts
Reflexiones en torno al Bicentenario y el Centenario, vol. 111, Guadalajara, El Colegio de culturales que interactuaron an
(1912-2004) formaron parte de dos generaciones
Jalisco, 2010, pp. 265-304. i na (1910-1917), e
7 en el po rolucio-
sí y participaron en la Revolución mexica
Parte del capítulo 3 fue publicado en “Educación secular: el caso de Atala Apoda- Estado (1920-1940), en la consoli + ne
nario de la construcción de un nuevo
ca”, en María de Lourdes Alvarado y Leticia Pérez Puente (coords.), Cátedras y cate-
instituciones corporativas estatales y en la polític íti a contestataria1 y diñdente sl esarr
dráticos en la historia de las universidades en México, México, IISUE-UNAM, vol. 2 “De la ¿cada de de 1940.*E Cada una concordó con la visión antr-
llada a partir1 de finales de la década
a
ilustración al liberalismo”, 2008, colección digital, 1-15. 7 cionar
i ios
ios como Francis a
co 1. Madero O
, Manuel M.
clerical de algunos caudill 1 os revolu
Parte del capítulo 4 fue publicado en “María Arcelia Díaz, la política laboral y de Í Calles ; y José J o s é Gu Guadalup p e Zun noe ó
5
Diéguez, Álvaro Obregón,Ó Plutarco Elías
mujeres en Guadalajara, 1896-1939”, en Anayanci Fregoso (comp.), Siete historias de liberale s (españo la y mexica na) que >
Ellas se nutrieron de diferentes tradiciones
vida. Mujeres jaliscienses del siglo xx, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2006, cia1 de diversa 1 tes de pensam iento
s corrien A
riqueci
E eron y transformaron por la influen
i iv
RN
tínezand Heliodoro Hernández Loza and the Politics of Organized Labor in Jalisco”,
en Alan Knight y Wil Pansters, (eds.), Caciquismo in Twentieth-Century Mexico, Londres, que comparten
: ienciaspg
experien comunes
Entiendo por generación cultural a un grupo de individuos
indivi
ILAS, 2005, pp. 201-224. | en el devenir histórico, experienci as que los marcan culturalmente como grupo p ues pA
vividas
O
ad.
mo.
objetivos semejantes y se
Ss
reconocen como colectivid
NI
[11]
1
INTRODUCCIÓN 13
INTRODUCCIÓN
debía ser su posición en la sociedad, arguyeron cuál era su papel
las cinco mujeres estudiadas aquí fueron excepcionales, no fueron las úni-
$
en la educación y
en la política como ciudadanas. Al hacerlo transformaron las construc
ciones sociales o Lo que tienen en común es que las historiografías posrevisionistas
sobre ciudadanía, feminidad, masculinidad y política. Confrontaron
al sistema liberal e acid trans, la formación del nuevo Estado y el conflicto entre
que reforzaba y legitimaba la subordinación femenina en la
modernidad y negocia- a . sellca el Estado han rescatado parte de la participación política de las
ron nuevos espacios, prácticas y representaciones mujeriles. za pa De E relacionó a estas mujeres? ¿Qué procesos sociales convergieron
Este libro parte de una perspectiva de larga duración de los procesos
sociales y de eii ilitudes compartieron? Lo que vincula a estas mujeres, como diría
las configuraciones sociales integradas por “individuos que conjunt
amente forman de 6 el e : les hilos del relato” sobre el anticlericalismo, la emancipación
sociedades”? para examinar más a fondo, como diría Joan Scott,
cómo la participación Pa pp ca paadiós política y “las huellas que dejaron” de sus contactos,
de las mujeres construyó al género y cómo la política determinó
su colaboración.? pa des? Cada una pugnó por la emancipación de la mujer, la educación
Parto de las propuestas teórico-metodológicas de Norbert Elias
sobre la mirada de ico losa : Se ; ¡ales y políticos para las mujeres y además apoyó el combate del
largo aliento, basada en un análisis multicausal, procesal y relaciona
l, que se aparta de al dle Estrato anfálica Cada una arguyó a favor de la mujer cívica o de
determinismos y causalidades lineales para examinar los cambios de
sociales de larga du- a dante los preincó decenios del siglo xx, a favor del vil
ración de un proceso y, sobre todo, de una evolución. Para Elias ; d
del e imi
surgimien to d le movimien tos feminis-
esta perspectiva “ayu- ER íti tural i Í
nacionalist a y de masas;
da a resolver [...] el [...] problema de la conexión entre las estructu
ras psicológicas eras decos cual a la educación y al mercado laboral; del aumento
individuales, esto es, de las llamadas estructuras de personal
idad, y las composiciones : paulatino
el de organiz
g a 1ciones educativas, filantrópicas, labor ales, j a Ss
polític y S ociales
que constituyen muchos individuos interdependientes, esto es, y le
las estructuras socia- lideradas por mujeres, y de un mayor acceso a una cultura de
les. Ambas estructuras [son] mutables, como aspectos ideas antic erica do
interdependientes del mismo Sárraga desarrolló su actuación y su pensamiento con
desarrollo a largo plazo”.* Estas configuraciones conllevan complejos y E
cambiantes tistas, librepensadoras, masonas y republicanas. Realizó cuatro giras propaga
equilibrios de poder entre actores interdependientes, y se forman y transfo ra en vari jas ocasiones o
(1912, 1922 y 1923), que
rman en por Hispanoam
: érica,
éri y visitó
isitó Guadalaja j
el curso de procesos sociales. El cambiante equilibrio de poder “permite ron para escuc A y dla
la concep- fue cuando Apodaca, Díaz y Martínez aprovecha
tualización de diversos matices y niveles en las diferencias de poder existente Le da 2
s entre contacto y encuentro entre Apodaca, Díaz, Martínez y SArraga
los grupos humanos”. Los cambios en las estructuras individuales y las estructu E Y O
ras impulsar la difusión de la política anticlerical de la Revolución ma
sociales las rastreo en los distintos discursos, prácticas y representaciones yla espeñienci a da yjetiv e lc
del orden Estado revolucionario desde la vida cotidiana
de género, la educación, la ciudadanía y la política de ) o :
educadores, feministas, milita- convergencias y encuentros reforzaron sus convicciones, luchas z 1
res, líderes políticos y obreros, la prensa (anarcosindicalista, laborales, p
católica, conservadora, la mujer moderna como ciudadana con derechos económicos,
constitucionalista, liberal, de partidos políticos y protestante),
sacerdotes y mujeres.
En los cinco casos seleccionados examino cómo procesos de la o
de l argo alcance tuvieron Belial la difusión de estas ideas, pRcurtO a la ea
repercusiones (en los ámbitos local, regional, nacional y transnacional) “otro a mujer, y la pa Irred
en las tempo- ria Mary Louise Pratt sobre la modernidad y su
ralidades diacrónic a y sincrónica. Es decir, me nutro de las perspectivas a
de la nueva modernidad en América Latina. Pratt sostiene que en “el estatus con a
historia cultural y de la nueva biografía (centrada en el de la modernida d a E dee
actor), que emergieron entre bilizante de las mujeres como el otro interno
las décadas de 1980 y 1990. ee a e
tres imperativos contradictorios de la modernidad: [e su necesid ad
para poder definirse a sí mismo; su necesidad de producir sujetos mo Y
a ia cd
14 15 |
INTRODUCCIÓN INT RODUCCIÓN
doras, estudiantes y profesionistas) en campañas que buscaban ampliar i ¿ a historia cultural a finales a ;
sus derechos e
e la antropología cultural, invitó a los HN RAnatES a >
e
formaciones socioculturales como textos y a poner atención en los usos de
pa
y en el análisis del discurso; promovió el acercamiento a la antropología y estimo
$ Mary Louise Pratt, “Repensar la modernidad”, p. 55.
2 Ibid., p. 70. q
10 Ibid. los historiadores a considerar los artefactos culturales como performativos, más
" Tbid., p..56.
*En especial me refiero a la lucha y disputa entre los que apoyaban ca dee dad
la influencia de la religión en la so- E y A
ciedad y aquellos que buscaban privilegiar los puntos de vista del Estado
para remplazar el fuerte dominio 1 Véase también Yves Mény, “Prefacio”, en Ciudadanía: justicia social, identidad
! :9 e
de la Iglesia sobre la sociedad, proceso desigual de larga duración conocido
como secularización. Para una García ; Steven Lukes (eds.), Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1999, p: vii, pea
discusión de este concepto véase Hugh McLeod, Secularisation in social y la crisis de los estados de bienestar”, en Ciudadanía: jus E
Western Europe, 1848-1914, Nueva pa pobres, la ciudadanía
York, St.
Martin's Press, 2000. identidady participación, cit., p. 15.
16 INTRODUCCIÓN + x7
INTRODUCCIÓN
a y a de
como meras expresiones. La nueva historia cultural también fue receptiva ante los so social y niega a los individuos la experienci
postulados feministas; éstos sensibilizaron los vínculos entre la vida pública y la priva- al sujet o en el discur fía diluci da “proce sos histó-
s de cambio. Sostiene que el uso de la biogra
da, las subjetividades, y entre ficciones e ideologías. Asimismo, la nueva historia cul- compl eja que escap an al lente del macro -
uña así como su interacción
tural se acercó a los estudios literarios para examinar nociones como intertextualidad revela r inter conex iones a través del espaci o, que no
E or Ta pié rafía puede
fértiles para
(una historia siempre alude a otra historia) y la recepción de los lectores.!* La nueva ho ca análisis histórico tradicional. Es una de las formas más
el segui miento de
historia cultural también puso énfasis en las relaciones de poder para examinar “des- | e as ins la historia transnacional y transregional, como
materi ales y el papel de lugar en
de abajo” cómo grupos marginados y excluidos del poder hegemónico resistieron o eos us dE personas ideas, prácticas, y los bienes
negociaron con este último. arán” 18
con la
En el debate candente acerca del giro cultural en la academia estadunidense a pl tan de la nueva biografía se complementan a la perfección
afirma que las biografías pue
finales de la década de 1980, Joan Scott argumentó que la incorporación de géne- rió de género propuesta por Joan Scott, quien
y picos conte
ro como categoría de análisis ayuda a ilustrar el papel integral que han tenido las e untos históricos para examinar con detalle los múltiples
mujeres en los procesos históricos, en vez de escribir un capítulo aparte sobre ellas a un cd armar a
ls Acanto —culturales y políticos— que crean E os
y no de integrarlas en la narrativa histórica. Pero, sobre todo, el análisis de género: mujeres han negocia Zo e
biográfica permite elucidar cómo algunas
sino a O
refuta la invisibilidad, la marginalidad y la subordinación de las mujeres.'* Al usar esta papeles de género no sólo en una sociedad determinada, Ea
es posil E
perspectiva se corrige la ausencia de las mujeres en el pasado y se describe cómo la “cotidiana.” De acuerdo con Jean Franco, a través de la biografía ye En
historia de a
historia ha sido usada como un espacio para la creación del conocimiento genérico. los discursos y las representaciones de las mujeres en la
una sane e £ pi
Recientemente, la historiadora Kathleen Canning con sus análisis sobre la República que estas posiciones discursivas se han caracterizado por 2
en el cambio social so
de Weimar, identifica cómo los conceptos de experiencia y género se han conceptua- des, violencia y choques.” Las cinco mujeres de Mujeres
lizado y usado en tres áreas de la investigación antropológica e histórica." Canning se- XX tnexicaro. A ad Es
cabal de ello a lo largo de gran parte del siglo a:
E evo o
ñala que para ir más allá de las discusiones dicotómicas entre experiencia y discurso, Recurro a los estudios posrevisionistas 7 de género q
se han analizado a fondo las categorías de cuerpo, memoria y subjetividad. Con estas revolucionario de formación del nuevo e loci
na (1910-1917)”y al proceso
ci y sa pa
nociones se puede estudiar lo individual, lo colectivo y lo material. Para Canning, 1940)* para contextualizar cómo sectores populares ganaron
públicas y formas corp as
con los nuevos estudios sobre el cuerpo, la memoria y las subjetividades se analiza la por medio de procesos culturales y sociales, políticas
que los grupos su
experiencia desde una perspectiva histórica. Esta mirada logra discernir acerca de los del nuevo Estado. Los aportes de estas historiografías muestran
sentidos y sentimientos; del sujeto y el objeto; del actor y la sociedad; y de la agencia
y la estructura en un contexto cultural e histórico específico, que cambia y puede ser
8 Vaughan, Portrait¡ of a Young Painter.
¡ Zúñiga i in Mexicoico Ci City, Y 1943-1972.
Pepepe Zúñiga o) a !
objetivado en las instituciones. 4
Joan bag pa
Me il sinpino que Lo Scott usa en inglés es siteshistorical locations or markers, Véase
Recientemente Mary Kay Vaughan sintetizó de forma magistral por qué los his- , a Pr e o pS
Only Paradoxes to Offer. French Feminists and the Rights of Man, Cambridge
toriadores de la cultura han dado el “giro a la biografía”.' Vaughan señala que por 2 Personal; Narratives
i Group (ed.), Interpretin ¿ g Women's% ?
Lives. Feminist Theory> and Pers E sue s,
medio de la biografía se trascienden los límites del postestructuralismo que encajona Press, 1989, p. 5; Margaret Smith Crocco, Petra pc y Kathleen Sa
Bloomington, Indiana University mith
Educator Activists, 1880-1960, E
“In Search SÉ Subjectivity", en Pedagogies of Resistance. Women 4 ds E
College E ER
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Franco, Las conspirador as. La representac ión de la mujer en México. (Versión actualizada),
Jean
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State and Society in meca pa
' Scott, Gender and the Politics of Elistory, p. 27. cana véase el debate en Daniela Spenser y Bradley A. Levison, "Linking
Latin Américan pe h e P a
"Kathleen Canning, Gender History in Practice: Historical Perspectives on Bodies, Class E? Citizenship, Whaca, Action: Political and Cultural Studies of the Cárdenas Era in Mexico", is ,
Revolution: Bourgeois: o
Cornell University Press, 2006. núm. 2, primavera de 1999, pp. 227-245; Alan Knight, “The Mexican +
* Mary K. Vaughan, Portrait of a Young Painter. Pepe Zúniga in Mexico City, 1943-1972, Durham, Duke Uni- ?”, Bulletin of Latin American Research, núm. 4, 1985, Pp- 137; Susan a
Órjusra 'Great Rebellion'
Review. Mexico's New Cultural History:
versity Press en prensa. Para una visión comparativa de la nueva biografía véase Garielle M. Spiegel, “aur y Gilbert M. Joseph (eds.), A Special Issue of. Hispanic American Historical
Forum comment on A Crooked Line", American Historical Review 113, núm. 2, 2008, pp. 406-416; David Nasaw, , Pe pm o
Una Lucha Libre?, vol. 79, 1999.
Politics in uo Latin e
“Introduction”, American Flistorical Review 114, núm. 3, 2009, pp. 573-578; Lois W. Banner, “Biography as : “sJeffrey W. Rubin, "Decentering the Regime: Culture and Regional "Great
History”, American Historical Review 114, núm. 3, 2009, pp. 573-578; Alice Kessler-Harris, “Why Biography?”, Knight, “The Mexican Revolution : Bourgeois? Nationalist ? Or Justa
Reserach Review 31, núm. 3, 1996,
American Historical Review 114, núm. 3, 2009, pp. 573-578. Rebellion”?”
A
18 INTRODUCCIÓN 19
INTRODUCCIÓN
e rs dt A O init
. 23
22 INTRODUCCIÓN 3 INTRODUCCIÓN
intentos regionales para organizar a los maestros.' En los decenios de 1920 y 1930, ctiva cultural; también muestra cómo diferentes tipos de mujeres, con distintas
erspe - : : ¡
tio políticas en diferentes regiones y localidades, p
articiparon
Pp
en los debates
los maestros representaron y organizaron a trabajadores oprimidos. Sin embargo, en j
laboral , el confli cto entre la Iglesia
la década de 1930 fueron forzados a concentrar sus demandas en el mejoramiento de - acerca de la educación, la política social, la polis
o
las condiciones de enseñanza. Al hacerlo formaron parte de la política nacionalista in. : atólicay el Estado y la formac ión de éste
s conservadoras y
tegrándose en organizaciones nacionales; se separó a los maestros de los trabajadores, pa han argumenta que las divisiones religiosas entre las mujere
olucionario E pa -
Al final, debilitaron tanto a los maestros como a los trabajadores. a yla desconfianza antirreligiosa del Estado posrev de
de los movimientos de ca
Las cinco mujeres de Mujeres en el cambio social aportan de manera significativa a la - riamente su potencial para influir en la política dentro
haber sido un A o ;
historiografía del movimiento de mujeres en México, a la agencia y al empoderamien- en México. Estas segregaciones dividieron lo que pudo
el de ls Estados Unidos. Cada grupo busc
to femenino y feminista. La historiografía revisionista sobre el movimiento feminista * mujeres de clase media unificado como
e
se ha concentrado en reconstruir sus metas y tácticas de diversas organizaciones fe- nuevas alianzas entre las mujeres trabajadoras.* SU
a, : oí. EN
ministas, de los distintos congresos feministas y de las líderes feministas más promi- + La política conservadora e intransigente de la Iglesia católic
ó el anticlericalis
nentes, quienes primordialmente desarrollaron su carrera feminista y profesional en va cuenta a la sociedad mexicana, a principios del siglo Xx, reactiv
dientes más spa trata-
la ciudad de México.* En contraste, una mirada posrevisionista no sólo brinda una de líderes políticos. El Estado y la Iglesia, dos de los conten
s de la incipi ente sociedad civil; en is a
ron de influir en diferentes grupos sociale
i y las prác-
dominar las propuestas de las producciones discursivas, las ap
% La sindicalización de los maestros jaliscienses, por medio
debía ser el papel de las mujere s. El Estado revolu cionario
del sindicato nacional del STERM,
resultados inmediatos. En 1939 diferentes disposiciones legales sobre educación, inamovilidad, materni-
ofreció 3
ticas sociales sobre cuál
dad, escalafón y pensiones se reglamentaron para cubrir las demandas de los maestros y brindar seguridad -
laboral. Para una discusión de los sindicatos de maestros véase John A. Britton, “Teacher Unionization and *
Ps q E e
the Corporate State in Mexico, 1931-1945", Hispanic American Historical Review 59, (1979), David L. Raby, * América Latina del siglo xx a los umbrales del Xx1, Isabel Morant (ed.), Madrid, Cátedra,
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Smith, d
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Mexican Revolution: Yucatán Women and the Realities of Patriarchy. . , 30
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1930-
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por a ps
der, Westview Press, 1994, pp. 199-221; Lau Jaiven y Ramos Escandón, Mujeres y revolución, 1900-1917, Ana la representación como la relación “con una imagen presente y un objeto ausente, una que vale
(p. 58) y las percibe como matrices de prácticas constructivas del uds me en
Lau Jaiven, “Expresiones políticas femeninas en el México del siglo xx: El Ateneo Mexicano de Mujeres y porque es homóloga”
la Alianza de Mujeres de México, 1934-1953”, en Orden social e identidad de género. México siglos XIX y Xx, María sí. Sostiene que es necesario entrelazar “la historia de las prácticas, social e Pus icareos a AS, y
Teresa Fernández Aceves, Carmen Ramos Escandón, Susie S. Porter (eds.), Guadalajara, Universidad de la historia de las representaciones, inscritas en los textos O producidas por los individuos”. Consicd A que
y
Guadalajara, GrEsas, 2006, pp. 93-124, “Cuando hablan las mujeres”, en Debates en torno a una metodología es necesario comprender “cómo los mismos textos [...] pueden ser diversamente captados, manejados
feminista, Eli Bartra (ed.), México, UNAM-PUEG, UAM, 2002, pp. 185-197; La nueva ola del feminismo en México, comprendidos”. Ginzburg parte de una visión más crítica de entre el vaivén de la sición la cia
le
México, Planeta, 1987, Gabriela Cano, “Ciudadanía y sufragio femenino: el discurso igualitario de Lázaro mimética, entre la ausencia y presencia del objeto representado. Después de hacer un análisis minucioso
“la pa
Cárdenas”, en Miradas feministas sobre las mexicanas del siglo xx, Marta Lamas (ed.), México, rcE, 2007; “De- algunos funerales de reyes, de cómo surgen las imágenes del cadáver ausente, concluye que
bates en torno al sufragio y la ciudadanía de las mujeres en México”, en Historia de las mujeres en España y real, concreta, corporal del “sujeto” permitió la cristalización del objeto extraordinario que hace de él e
AAN e É
E INTRODUCCIÓN 4. INTRODUCCIÓN
E 25
promovió un comportamiento burgués y apolítico en las mujeres, como ciudadanas de ran la e Me
segunda clase, que contrastaba con la construcción social de la ciudadanía masculina: vigilara, para que no perjudicaran el orden familiar ni debilita
ir a e os dis-
servicio militar, trabajo asalariado y compromiso cívico.* La Iglesia católica motivaba a Ei. Para el Estado y la Iglesia, su educación debería contribu
+. ma a Li
cursos y prácticas maternalistas que les asignaba el papel paa
las mujeres a seguir imágenes ambivalentes. Por un lado, la representación pasiva de la cado e in em e
Virgen María; por el otro, los modelos de “la mujer fuerte” como Juana de Arco y Sor aceptaban que se podía dar una “modernización del patriar
AAA
y po pa .— 9
Juana Inés de la Cruz. Sin embargo, en este periodo circularon más figuras culturales articipación de las mujeres en la política me un tema crucial
Latina, Europa y Esta os Uni y
de género y Y discursos transnacionales que representaban diversos yY contradictorios Guadalajara y México, sino también en América
En este libro reviso principalmente la participación política de Sárraga, A
y de g +A
mensajes como “la madre”,”u el ángel del hogar”, “la beata”, “la mujer moderna”, “la chi- a es
ca moderna”,” uu la victimizada y explotada mujer trabajadora”, “la perdida”, , “la militante | Díaz, Martínez Villanueva y Urzúa Flores durante ciertos procesos políticos
pa OS
política”, “la visitadora de los pobres” y “la soldadera”. Éstas fueron producidas por ; clave en la historia de México en el siglo xx. Su participación política
y la Iglesia. Lo ss de
compañías extranjeras transnacionales, la prensa, la literatura, el cine y los discursos po- papeles tradicionales de género asignados por el Estado
an su
líticos; aunque no todas tuvieron los mismos significados culturales. Sostengo que estas rio y lo político de los hombres se conmemoró y 56 DESPEVÓ porque resalta
lo femenin o en la política se olvidó o silenció porque
ideas, representaciones y productos culturales transnacionales sirvieron para abrir nue- masculinidad. Mientras que
Sais
media
vas posibilidades en el ámbito de la autorreflexión, autocreación y autoevaluación. A; trastocaba el orden social y las identidades de género. Estas mujeres, de clase
s y combativ as para
su vez, estas ideas, representaciones y productos culturales fueron usados como símbo- y trabajadora, recurrieron a representaciones femeninas militante
campañas (educativ as, anpEss
los para motivar reformas sociales y políticas, o bien para resistir dichas transformacio- ganar más apoyo y movilizar a otras mujeres. En sus
nas, electorales, laborales, de salud y sufragistas) decidieron controlar su IABRocan
nes. Algunos de estos símbolos y discursos influyeron en las construcciones culturales
de las políticas contenidas en la legislación (Constitución de 1917, civil, penal, laboral
visual e ir más allá de los estereotipos femeninos promovidos. por la Iglesia yel Estado:
ales : E
y electoral), en las instituciones (Estado e Iglesia católica), la prensa y organizaciones en ciertos momentos se masculinizaron o dejaron de ser “mujeres tradicion
tas cinco mujeres crearon complejas representaciones que se Apuros a estereo apes
asistenciales, feministas, educativas, laborales y políticas. Las prácticas de las mujeres la madre”, “el ángel
tradicionales; se apropiaron de otras imágenes transnacionales (
E
muestran que no se apegaron a estas representaciones, sino que las modificaron y las
del hogar”, “la mujer moderna” y “la chica moderna”) y las ajustaron a sus propias
adecuaron de acuerdo con su propia experiencia subjetiva.
El conflicto ideológico entre el Estado y la Iglesia católica en México se cristalizó circunstancias y prácticas. En este proceso cambiaron la esfera pública e iniciaron la
en un fuerte debate, al igual que en Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Chile, Argen-
transformación del papel de las mujeres en la sociedad, la política y el trabajo. Como
tina y Brasil, sobre el papel de las mujeres en la educación, el trabajo y la política.” lo señala Maxine Molyneux en el caso de los movimientos de mujeres en América La-
tina, “no siempre el activismo de las mujeres las emancipó. Por el SA provocó
Respecto de los dos primeros temas, diferentes actores se pronunciaron a favor de almente z
relaciones de poder más complejas verticalmente y horizont
que las mujeres recibieran educación y trabajaran siempre y cuando se les controlara
Las categorías (teóricas y metodológicas) y los estudios sobre género, política, po-
der y ciudadanía en México y América Latina brindan, como afirma Heather Fowler-
simbolo concreto de la abstracción del estado, la representación”. Por tanto, la representación es la abs-
Salamini, una visión descentralizada y regional del género, del Estado y de las rela-
tracción de un símbolo concreto. Veáse Carlo Ginzburg, Ojazos de madera. Nueve reflexiones sobre la distancia, ciones de poder para analizar las construcciones sociales de género, caciquismo y
Barcelona, Ediciones Península, 2000, pp. 85, 103; Roger Chartier, £l mundo como representación. Historia
cultural: entre práctica y representación, Barcelona, Gedisa, 1995, pp. 52-58; Escribir las prácticas: Foucault, de llamado a En
Certeau, Marin, Buenos Aires, Manantial, 1996. 48 Algunas historiadoras como Victoria de Grazia, Mary Kay Vaughan y Susan Bese han
qa
Olcott, Revolutionary Women in Postrevolutionary Mexico, p. 20. nueva relación entre el Estado y las mujeres la “modernización del patriarcado + Por la incorporación
y. y os
W Para una discusión más amplia véase Tani E. Barlow et al, “The Modern Girl around the World: a ideas más igualitaristas en los papeles de género en las políticas sociales a principios del siglo
a l-
Research Agenda and Preliminary Findings”, Gender €? History 17, núm. 2, 2005, pp. 245-294, participación más activa de las mujeres en la esfera pública en campañas de vacunación,
n no buscaba anda
Y Para excelentes análisis comparativos véase Elizabeth Dore y Maxine Molyneux, Hidden Histories of giene y anti-alcohólicas, pero como ciudadanas de segunda clase. Esta modernizació
a
Cender and the State in Latin America, Durham, Duke University Press, 2000; Georges Duby y Michelle Perrot, el poder masculino ni borrar los papeles tradicionales de género, sino solamente deseaba
Ruled Women: Italy, 1922 A
Véase Vaughan, La política cultural de la revolución, De Crazia, How Fascism
Historia de las mujeres, 5 vols., Madrid, Taurus, 1992; Christine Fauré, Enciclopedia histórica y política de las is
Besse, Restructuring Patriarchy: the Modernization of Gender Inequality in Brazil, 19141 940.
mujeres. Europay América, Madrid, Akal, 2010; Guadalupe Cómez-Ferrer et al. (eds.), Historia de las mujeres en nee
España y América Latina del siglo xx a los umbrales del xx1, vol. 4, Madrid, Cátedra, 2006; Cheryl Johnson-Odim Véanse en especial los análisis en Fauré, Enciclopedia histórica ypolítica delas mujeres. Europa y
of Gen sil
y Margaret Strobel, Expanding the Boundaries of Women's History: Essays on Women in the Third World, Bloom- 5 Maxine Molyneux, “Twenty-Century State Formations in Latin America”, en Hidden Historias
Press,
ington, Indiana University Press, 1992. and the State in Latin America, Elizabeth Dore y Maxine Molyneux (eds.), Durham, Duke University
2000, p. 33.
PARANAA A A AAA A
| o 27
INTRODUCCIÓN ¡NTRODUCCIÓN
que se les asignan. !
ciudadanía.” Estas construcciones las someto a un análisis porque los casos de Díaz,
$ fieles y deben cumplir con las obligaciones O cargos
ha sido par
Martínez y Urzúa, tratados en este libro, están fuertemente vinculados a la práctica
E 7 => : mencionan ante todo para explicar cómo el caciquismo
a distin-
política caciquil en el siglo xx mexicano. Existe una historiografía muy abundante
+ o a político mexicano. Los diferentes estudios recurren
y articulación
sobre caciquismo” que caracteriza al cacique como un jefe fuerte, cuya autoridad a » ] E explicar el ejercicio de su poder — intermediación
proviene de fuentes informales, que tiene un poder político personal y arbitrario en ae e da re e. y local, control, centralización, patronazgo, clientelismo,
id
tradicional
una región o localidad porque logra mediar con estructuras políticas, económicas, - A a pEEoaoA autoridad y dominación—. Desde una perspectiva
al parecer no podían realizar esas funciones.
sociales y culturales, y su base. % Algunas veces ejerce su poder a través de violencia E ña Enero las mujeres
de quienes
para dominar; otras veces utiliza medios más paternalistas y clientelistas. El cacique e: a Ps mesailiso de la palabra cacique como la reflexión
en el papel de los
logra controlar la riqueza, el honor, los puestos políticos y el poder político.** Está - ¡a e q tema, han centrado su enfoque principalmente
Ecientes historiadoras feministas tomaron en cuenta a las mu-
respaldado por sus redes familiares, de amistad y de compadrazgo, luchadores y de- a p>
ass caciquil.* El historiador Raymond Buve puntualiza que la
pendientes.” Igualmente, se ha visto como un intermediario político y cultural entre - a ed
centrado en los siglos XIX y XX y se han
sus superiores y sus subordinados porque logra articular diferentes culturas políticas - pise OR Le sobre caciques se han
indígenas que apa y
y crear conexiones entre sus diferencias. A sus superiores tiene que mostrarles obe- ; da 10 ue en la época colonial también hubo mujeres
Manzo
diencia, información y apoyo político; mientras que sus subordinados tienen que ser : se , a 1 papel de caciques.” Nicolás Cárdenas García y Enrique Guerra
posrevolucionario y
rar un análisis más matizado “para interpretar al Estado
categorías Y
e ope con los poderes locales, proponen que el uso de las
3 Fowler-Salamini, “Género y la Revolución mexicana de 1910”, p. 387. un conte
%El origen del vocablo es kassegua, castellanizado como “cacique” para referirse
y
inados permite repensar la manera en que algunos actores, en
a los representantes
A pesar de estos matices, la on es
legales autóctonos de las repúblicas de indios. Véase Guillermo de la Peña Topete, “Poder
local, poder re- ns al sistema político”.
;
gional: perspectivas socio-antropológicas”, en Poder local, Poder regional, Jorge Padua y
Alan Vanneph (eds.), o
iquismo istinción * natura 1” entreelolos dife-
tienden a mantener y reproduciri una distinción
México, El Colegio de México, CEMCa, 1986.
; Red tradicionales de los hombres DN ai €. 5 an ne! ya
La bibliografía es muy extensa, sólo mencionaré algunos. Paul Friedrich, Rebelión agraria cr P o,
y
política— y de las mujeres —relacionadas con la domesticida:
en una aldea
mexicana, México, FCE, 1981; Gilbert Joseph, Revolution from Without: Yucatán, México, and
the United States, expresó por q
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. . . A
Ángel
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26
o a ,
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vida novohispana”, en Viw
Popular Movements and State Formation in Revolutionary Mexico: The Agraristas and
Cristeros of Michoacán, Dur- época colonial véase Josefina Muriel, “Las viudas en el desarrollo de la
i Éxi
(ed.), México, Condumex, 2002. , %
ham, Duke, University Press, 1999; Ben Fallaw, Cárdenas Compromised: The Failure of
Reform in Postrevolutionary historia, Manuel Ramos Medina
% el unn a
Yucatán, Durham, Duke University Press, 2001. E Nicolás Cárdenas García y Enrique Guerra Manzo (eds.), £ ntegrados y marginados
milco, Migu: g
* Salmerón Castro, “Caciques: Una revisión teórica sobre el control político local”, p. 109. lucionario. Los juegos de poder local y sus nexos con la política nacional, México, vaM-Xochi
o o _ . ter
35 Ibid. Porrúa, 2009, p. 29.
lo
“De la Peña Topete, “Poder local, poder regional: perspectivas socio-antropológicas”; Salmerón Castro, Un espia serio y sofisticado para avanzar en la teorización sobre caciquismo. Er
“Caciques: Una “Goodbye to the Caciques? Definition, the State and the Dynamics of Caciquismo in q A E
revisión teórica sobre el control político local”; Gilbert Joseph, “El caciquismo
y la revo- Pansters ),
lución: Carrillo Puerto en Yucatán”, en Caudillos ) campesinos en la Revolución Mexicana,. David A. Brading Mexico”, en Caudillo and Cacique in Twentietl-Century Mexico, Alan Knight y Wil
(ed.), México, FCE, 1985. ILAS, 2005, pp. 349-376.
28 29
INTRODUCCIÓN ¡NTRODUCCIÓN
ones de género A
no son mencionadas, resulta evidente que ellas no aparecen porque no hacen “políti: nino—; que los estados buscaron regular las relaci
yoto feme ementarosu n n
ue lenta pero progresivamente las mujeres incr
Y
ca,” entendiéndose ésta como ámbito exclusivo de los hombres. Como acertadamente 7%
do con Eliza beth Dore y
argumenta Joan Scott, “los términos de exclusión repetidamente producen la “dife. ++ sepa siai atal y en organizaciones oficiales. De acuer
on al descub ierto la histor ia silen-
rencia sexual” como fija, los límites naturales entre lo político y lo doméstico, entre el de A le estudios más recientes pusier
parte de la histor iograf ía sobre las mujeres
representante y el representado o entre el autónomo y el dependiente”. a a femenino.” La mayor
siglo XxX se enfoca en la funció n de las mujeres
En contrapartida los estudios de las mujeres, y en especial la perspectiva de géne- Y er 2 cn en la política del
ibuciones de campe sinas,
ro, refuta tal visión. El estudio pionero de Joan Scott sobre la utilización de género. pra reis pero han empezado a recuperarse las contr
como categoría de análisis ha mostrado “cómo la política construye género y cómo
en México
Ne
género construye la política”.* Scott intenta ir más allá de las dicotomías que domina e ad en épocas recientes en el análisis de ciudadanía
formas contras-
ins
el pensamiento occidental. De manera similar, estudios recientes de género critican entre 1917 y 1934, las mexic anas esgri miero n tres
jee a -
mascul inas: una retóri ca liberal del sufrag io,
la teoría política porque no ha incluido las relaciones de género en su análisis. Los - ño ud elena construidas como
elismo y las prome sas revolu cionar ias de movil izaci ón
estudios de género abordan desde tres perspectivas diferentes la reconceptualización 3. A ido ales de client
danía que impli caba
de la política y el poder: 1] al recurrir a la concepción de conflicto de poder se pue-' o nitosan de 1917 incorporó una noción de ciuda
de argumentar por la ampliación de la concepción institucional de la política para | s mascul inas: servic io militar , partic ipació n cívica y partici-
ts; tradic ionale Ss
como mas
.
a
a
que se incluya a la familia; 2] al usar la concepción de capacidad de poder se busca - . La partic ipació n de las mujere s en
..
activi dades Sa
e laboral
aron la inestabilidad de los papeles de
desarrollar normas de la esfera privada en una concepción ética de la política, y 3]lal nas provocó fuertes reacciones que mostr
culirea
utilizar la concepción práctica de poder se pretende ir más allá de la dicotomía de lo
público y lo privado para desarrollar una concepción más crítica de la política. Igual
2 a
mente, esta visión sostiene que no existe una distinción “natural” entre lo público y * d Century State Formations in Latin America”, p. 33.
pepe ei E
lr ol pa Women and the Search for Social Justice, a
lo privado, sino que ambos son parte de un continuo.* Los análisis sobre las mujeres o feminista en México hasta a a
New England, 1991; Macías, Contra vientoy marea. El movimient Duke University
y la política examinan no sólo a las líderes de organizaciones, sino también a las par ; Ne bs u Female Sex: The Struggle for Women's Rights in Brazil, 1850-1940 , Durham,
a mor
ticipantes en movilizaciones sociales y políticas. Diferentes estudios arguyen que toda pei una perspectiva de ara
delos noventa se incorporó
look 5
sión Lavri men, Feminism, and Social Change in ntina,
bl exi
movilización lleva a un proceso de politización. Women
ad in ' a Dni lis ei pt] 1995; Álvarez, Engendering Democracy in Ea
Los estudios de ciudadanía, género, política y poder en el siglo xx en América La- ' Urugne M ents in Transition Politics; Dore y Molyneux, Hidden Histories of Gender and the State a e e
againstvea Apt ss
tina muestran que con el surgimiento de movimientos de mujeres se hicieron deman- e oe Power, Rightwing Women in Chile: Feminine Power and the Struggle pl dd :
E cd O ao
das específicas a los estados —igualdad en los códigos civiles, laborales y agrarios y el oie Park, Pennsylvania State a
e
ise Political Cultures E? the State in Chile, 1920-1950, Chapel Hil,
for LegalEl 1 me ES aa
po rea E the House to the Streets: The Cuban Woman's Movement a
es son Victoria González y A io
Scott, Only Paradoxes to Offer: French Feminists and the Rights of Man, p. 14. Duke University Press, 1991. Las excepcion a 0
in Latin America: Left and Right, University Park, Pennsylvania State University cent 2 de
5 Scott, Gender and the Politics of History, pp. 41-50, a «7 Sáenz (ed.), Un siglo de luchas feministas en América Latina, San José, Universidad de osta ses ne
% Para un excelente y detallado análisis de estas diferentes perspectivas véase Judith Squires, Gender in
e o os Eu La
Political Theory, Oxford, Polity Press, 1999, pp. 24, 53. Victoria Gonallés, “Mujeres somocistas': 'la pechuga” JO > - Asa
Central, Eugeni rodri E
% La bibliografía sobre el debate entre lo público y lo privado es muy extensa, Sin embargo, resulta clave 9". % ilencios y voces. Cénero e historia en América
o
el siguiente libro de Joan B. Landes, Feminism, the Public and the Private, Oxford, Oxford University Press, A a 2000; Eugenia Rodríguez Sáenz, Ena
y América Latina del siglo : h e ai
1998. en América Central”, en Historia de las mujeres en España cc
Cátedra, 2006; Lola G. Luna, “Mujeres y id : lA
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del XX, Isabelcre e y E pera
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y raza en América E ina eo Prat
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pro
at de Barce bad sa q a
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Sector, Londres, University of London, Institute of Latin American Studies, 1994. (ed.), Madrid, Cátedra, 2006.
ren men in
30 31
A TOA
INTRODUCCIÓN
UCCIÓN
género. Esta fluctuación semántica y cultural ilustraba las cambiantes nociones acciones
Í íticas de Alas
polític
ticas de género y de ciudadanía. Olcott sostiene que las mujeres activistas,
y prác C> P
_. n ncepto de Kaplan es útil para entender las
al reclamar y enriquecerse con los estudio
¡E A: ps
su P perspe ctiva puede complementarse
Sm :
la ciudadanía revolucionaria, suavizaron las acusaciones de malinchis
tas desleale
iS
$ mujeres, . Pero bre el Estado socialista en Nicaragua , y de Soniaia Alvare
Á z so-
se ajustaron a la ideología masculina vigente, para apropiársela y cambiarla. Tambi Yol X SO
a Á ica
e
z Tr
a través de categorías como empoderamiento ; Laa An énero. co
tá maternalista, por ejemplo, apunta a historiar ibución de las
la contribució
—el proceso por el cual los oprimidos i
controlan sus vidas mediante el desarrollo de actividades y estructuras para aumentar a con
a
d re clase media
de discursos en el surgimiento de los estados benefactores
su participación en asuntos que les afectan de forma directa—, conciencia en competencia —sobre ciudadanía, relaciones de c se na
e >
2 .
femenina,
.
*
intereses de género y maternalismo.” En su estudio sobre las mujeres de Barcelona ica historiografía
histori as muymu
muestra que las
* —.” Esta rica
¿nero e identidad nacional
: ciade gén:
cias
de principios del siglo xx, Temma Kaplan desarrolló el concepto de concienci
a feme- * moviliz ado como madresy cuidad
ida d.
oras En estas
de la comun
dino
nina para explicar la movilización social y política de las trabajadoras. Para menudo se han
: Es
E y: se
a
ellas, “la do a discurs os tradici dia onales sobre Pi
viilizaciones, , ellas han recurri E ] , —
conciencia femenina se centra en los derechos de género, en relación público : señalan que e porno a e
con lo social al
idad ad ámbito
y la supervivencia. Aquellos con conciencia femenina aceptan el sistema a laidad y hanidad
matern comola matern
llevado una identid política. Con estas acciones, as a mo
de roles de
género que la sociedad asigna a las mujeres como la responsabilidad de preservar .
de las a A
e
y
.
a
va
E
a
e
, Ls
2
de
920”, examino el contexto
dios sobre caciques han estado muy sesgados porque se han concebido sólo como Revolución mexicana en Guadalajara, 1910-1
cuyos integrantes se :
. mo-
..
civil
.
ad
.
fenómeno masculino. Sin embargo, al incorporar la crítica feminista y la categoría A que abrió la puerta a una activa socied
SNA '
íc
a os, mr pa s.
género se abre el camino para cuestionar si fue sólo un fenómeno de hombres. No e
de p de una lu orNN diversos intereses culturales, ideoló i gicos,
ÓgICos polític íticos, religiosos yy sociale
reo públic a ye
que la noción de cacique deba utilizarse al estudiar a las mujeres y así considerarlas
roínas O compensar su ausencia en el sistema político. Por el contrario, considero QUe
he E ha
a o
¿Jizaciones, la participación
icciones cultur : ales y sociale
de las mujere s en la esfera
1 s de lo que debíaÍ ser E “un hombr re”,>» “una pa mu-
la polític a. Mu
los conceptos de cacique y de género nos pueden ayudar a elaborar análisis más equi pa d y masculinidad, de lo público y lo privado, y de
COm laa lucha a aarmada, el movimiento aisj de
librados y a reconocer las distintas relaciones de poder entre los hombres y las mujeres E qe ri ¡ itizada
ujeres apolitiz (p (po factores ; como
das s (por
( adas
movim iento obrero ie lo y
en los sistemas de cacicazgos y en la política en general, cil
acción social OLE el surgimiento del incipiente
tambiéién lucharon por aa formac Aión
En este libro contribuyo al entendimiento del papel de las mujeres en las construed flicto entre la Iglesia católica y el Estado) ca
A
ad
e.
s. Reviso las
e... .
ciones de ciudadanía, educación, poder, política y trabajo en relación con el conflicto ¿ res modernas con derechos polític
>
os y sociale
A Je E
íti o y social] de ambos grupos. , enti tifico c
entre la Iglesia católica y el Estado; la Revolución mexicana; la formación del nuevo: e A de género y el programa polític mujer -
mu) cívica”
er”,, “lala mujer n o “la e
Estado; la consolidación de instituciones corporativas, y la participación de las muje. E iaron
i Llos discur
i so s sobre 7 “la nueva mujer”
sujetos de los discursos E 1 pe da
res en puestos de elección popular. lustro la interacción entre la agencia histórica 3. A palarado Las mujeres fueron objetos y que resisti a pr
i ones de g género y
de las mujeres en lo local, regional, nacional y transnacional. Analizo y detallo la ¡ lo i les; alguna; s configu raron nuevas relaci
da
os y
participación activa de las mujeres como antirreeleccionistas, ba cal masculino y el de la Iglesia católica en su forma discursiva, y E a
maderistas, constitu¿ e
encia.
] i
as discur i
sivos i
que dieron lugar a pea
cionalistas, “rojas”, sindicalistas y líderes de secciones femeniles de la CTM-FT] y CNC e e tes provocaron nuevos sistem ¡ E
anticlericalismo,
- E * .
o de oe y paa
de políticas anticlericales, que restringían el númer
.
El libro está dividido en seis capítulos, En el primero, “La mujer moderna”, la licos. á
¡ cuáles
Puntualizo fueron los proyectos de Ap odaca, > sus luchas y práctica
¡
z 35
34 INTRODUCCIÓN ¡E ¡NTRODUCCIÓN
riar la presencia celos mujeres en
largo de su vida y sus vínculos con las fuerzas progresistas. El caso de Apodaca es muy estos casos concretos ayudan a histo ión política su
etapas de su participac
En pe blica y a identificar las distintas
ilustrativo para entender la radicalización y la politización de ideas y valores liberales * ción en la
Ss Ear ds pa les espacios públicos a principios del siglo XX; su colaboraales y polí-
"e
decimonónicos en torno a la patria, la ciudadanía y la educación, que entretejieron $ visi istas, liberales, labor
e des cvanizaciones (cívicas, educativas, femin
a diferentes grupos subalternos en la política mexicana del siglo xx. Su caso ilumina movi mien tos femin istas y obreros para pugnar por
A. no al surgimiento de
O At it
e ra-
también por qué y cómo se construyeron y reprodujeron las diferencias para resaltar. sociales para las mujeres; su integ
an ser ña los derechos civiles, políticos y
lo masculino y reprobar lo femenino en la política durante el proceso revolucionario, - femen iles camp esin as
le a olíticos en su mesa directiva y en las secciones
En el capítulo 4, “María Arcelia Díaz (1896-1939): la política laboral y de mujeres su nomi naci ón para puest os de
e pa Lo ación en procesos electorales;
en el contexto de la construcción del estado posrevolucionario en Guadalajara”, re- como cacic as, conte stata-
IAN
su dese mpeñ o
elecci ón:
pos y o finalmente elegidas;
construyo la trayectoria laboral y política de una trocilera, obrera textil. Identifico
ARA
rias O gesto ras.
los diferentes momentos de su politización y examino cómo pasó de una agenda de :
derechos de los trabajadores a una enfocada en cuestiones de mujeres. La reconstrue- +
ción de la trayectoria política y de vida de Díaz implica adentrase en el debate acerca *
de “hablar de otros” y volver a la pregunta planteada por Gayatri Chakravorty Spivak: *
¿puede el subalterno hablar? Al igual que Sárraga y Apodaca, Díaz colaboró con estu- ;
diantes de la Normal, maestras y trabajadoras para expandir la sindicalización de las :
obreras por medio del Círculo Feminista de Occidente (CFO), centro de alfabetiza- :
ción y politización para las mujeres del movimiento obrero organizado. Las mujeres
del CFO construyeron y reprodujeron una memoria cultural después de la muerte de
led
Díaz en 1939. Realizaron diferentes actividades y ceremonias fúnebres de 1939 a 2001
para mantener la unidad de su grupo y rememorar cómo habían obtenido un espacio ;
político en el movimiento obrero organizado,
AAA
En el capítulo 5, “María Guadalupe Martínez Villanueva (1906-2002): las moviliza-
ciones de mujeres y la política corporativa”, reconstruyo la larga trayectoria de vida y
política de Martínez y sus vínculos con Apodaca y Díaz. Exploro sus diferentes etapas
de politización (la com, el cro, la alianza CFo-FT] y los puestos de elección popular
deriaos dci
que ocupó). De estos momentos examino sus nociones cambiantes acerca de la ciu-
dadanía, las mujeres y la historia de México. Como parte integrante de la mancuerna
perfecta del cacicazgo sindical, cro-rrj], Martínez diseñó políticas educativas, labora-
les, políticas y sociales para hombres y mujeres dentro de su grupo político.
En el capítulo 6, “Guadalupe Urzúa Flores (1912-2004): gestora modernizadora en
la política campesina jalisciense”, me adentro en el concepto de gestora y lo distingo
de la conceptualización de cacique; exploro cómo su experiencia individual en el Mé-
xico rural durante el proceso posrevolucionario de formación del Estado (1917-1940)
il
cómo surgió como una líder rural que gozó de una larga carrera política en puestos
públicos. Ella se convirtió en una intermediaria cultural y política entre la política
local, estatal y federal para representar a los campesinos y a las mujeres. En su larga
co
*Fondos Especiales de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (rE/BPEJ), “El clericalismo y el nuevo
régimen,” Boletín Militar, Guadalajara, 25 de julio de 1914, 1.
? Kathleen Canning, Gender History in Practice: Historical Perspectives on Bodies, Class E Citizenship, Ithaca,
Cornell University Press, 2006.
[37]
LAJARA 39
38 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA $ LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADA
a hacer hincapié en
jóvenes y el papel de “la mujer moderna” en la sociedad.? Su reflexión, entretejida por. E or lala. creación de mujeres modernas. Aquí me interes
lucharon por na” e ir más allá de los estudios que la han
discursos transnacionales? sobre la tradición y la modernidad, contrastó las prácticas ' co de “la mujer moder
el aspecto políti el consumo, la imagen visual y la sub-
obsoletas y las acciones (imaginadas) propias de las mujeres con el fin de crear una| analizado des de las categorías de la belleza, local, para
nación unida, tolerante y próspera. El discurso de Laura Apodaca pone en el centro * jetividad. 6 Inicio con
el caso de las mujeres de Guadalajara, en el ámbito
sobre la
del análisis los fuertes cambios culturales, de género, políticos y sociales durante la * después
e vincular sus propuestas a los debates transnacionales de la época
década de 1910. Como sostiene Mary Louise Pratt, “las mujeres modernas expresaron mujer moderna.
su identidad ciudadana inconstante de manera cada vez más desconcertante”? Como $
una mujer moderna y con una fuerte herencia del liberalismo del siglo x1x, Apodaca 1.1. La moda elegante, 1913
refutó el orden de género que promovía la Iglesia católica. Dio pistas de cómo las + para
acciones, los cuerpos y las representaciones de las mujeres dejaban una huella en los *
nuevos rumbos que tomaba la nación y en el papel que desempeñaban en el progreso
del país. Su mirada subjetiva ayuda a vislumbrar cómo construyó sus ideas sobre los *
oprimidos, el feminismo, la nación y la tolerancia. Sin embargo, estas nociones eran *
parte de un debate (local y nacional) más amplio sobre la posición de las mujeres y *
los hombres en la sociedad moderna entre anarquistas, católicos, liberales, socialistas, -
Y entre las diversas facciones revolucionarias “villistas, zapatistas y constitucionalistas”.
Apodaca contrastó las construcciones sociales del orden de género con la reconfigu- *
ración de la masculinidad, desde una postura constitucionalista en 1914, con base en :
un discurso de un alumno del Liceo de Varones (Daniel Galindo).
Después de 1914, Apodaca y otras mujeres de Guadalajara se radicalizaron por *
el curso que tomaron la lucha armada, el proceso revolucionario (1920-1940) y el
conflicto entre la Iglesia y el Estado que surgió a partir de la promulgación de la 7
Constitución de 1917. Este antagonismo influyó de forma significativa en el rumbo
de otros movimientos sociales (campesino, católico, feminista y obrero). Diferentes
visiones circularon sobre las prácticas y las representaciones discursivas y simbólicas
de hombres y mujeres; sobre cuál sería el proyecto educativo y la función de las mu- 3
jeres modernas, bombardeadas por una cultura de consumo (véanse las imágenes 1 y
2), pero en un contexto de radicales y rápidos cambios culturales, políticos y sociales.
En este capítulo muestro que las mujeres politizadas por estos procesos, también
* Agradezco a Alma Dorantes su amabilidad y generosidad por haberme proporcionado una copia de
este documento. Laura Apodaca, Educación de las jóvenes. Conferencia leída en el Teatro Degollado por la señorita , ee Santa
Colección Indep elciaes
quiner
na: enden y
Bibli eca Carme n Castañeda García (BCCG-CO- CIRMC)
Fuente: : Bibliot
Profa. Laura Apodaca, directora de la Escuela Normal para Señoritas del Estado de Jalisco, Guadalajara, s. e., 1914. concursa n
Revolución en la Memoria Ciudadana, Expediente tv,
1Por transnacional me refiero a la perspectiva que va más allá de la visión nación-Estado y que resalta
la migración de la gente, ideas y mercancías que cruzan las fronteras de las naciones. Para una discusión
los debates ma ep inn
más profunda sobre una perspectiva transnacional, véase David Thelen, “The Nation and Beyond: Trans- 5Los estudios sobre la mujer moderna y la chica moderna han señalado ake : y
Anne Rubensteín, Bad Language,
national Perspectives on United States history”, The Journal of American History 86, núm. 3, 1999, Inderpal nidad y la fuerte influencia de la cultura de consumo. Véase
Grewal y Caren Kaplan, Srattered Hegemonies: Postmodernity and Transnational Feminist Practices, Minneapolis, to the Nation: A Political History of Comic Books in Mexico, Duchar, Duke University ress,
and Other Threats a pe
eidentidad de género,con
University of Minnesota Press, 1994; Inderpal Grewal y Caren Kaplan, An Introduction to Women's Studies. Gen- 1998, p. 84. Mary Kay Vaughan, “Reflexiones finales”, en Orden social so
Susie 5. Porter tadas Guad: ce
der in a Transnational World, Boston, McGraw-Hill, 2002; Inderpal Grewal, Transnational America: Feminisms, María Teresa Fernández Aceves, Carmen Ramos Escandón y “Repensar lamo e 2
Pratt,
Diasporas, Neoliberalisms, Durham, Duke University Press, 2005. Universidad de Guadalajara, 2006. Para una visión comparativa, véase
“The Modern Girl around the World: a Research Agenda and Preliminary Findings”,
* Mary Louise Pratt, “Repensar la modernidad”, Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, v, núm. 15, 1999, Tani E. Barlow et al.,
p. 55. Gender E? History 17, núm. 2, 2005.
ER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA 41
La MUJER 2 ?
: ito en las reglas del juego del sistema.” El surgimiento del antirreelecciónismo
q ¡olución madeista (1909-1911) en Jalisco no resonó con un eco amplio y
o ados constantes alzamientos estuvieron desarticulados, sin apoyo económico
a > nes nacionales.? En cambio, algunos grupos de la Iglesia católica se radicali-
a NR del fuerte movimiento de acción social católica organizado de acuerdo
y ni social, generación y sexo. El ala política de católicos afiliados al Partido
e o Nacional (Pcn) buscó “conjurar a fondo la revolución, ya desencadenada
merci frentes en otras regiones del país, gracias a frutos de una legislación de
i ítica y social”.?
a Elisa Cárdenas, los levantamientos o la e
ed E ri
ción amplia de ideas antirreeleccionistas (a favor de un cambio político),
márgenes (en el ámbito municipal) de esta gran Revolucida. E db A .
cian la presencia en Jalisco de un isboratorio democrático que ma y por pe
político y por el electorado en la Revolución mexicana de 1910. Cárdenas s
que cuando se examinan con minuciosidad los procesos políticos y los movimientos
sociales de 1908 a 1912 desde las localidades, se puede refutar la idea 1 que la o
ción llegó a Jalisco de fuera, porque era el “gallinero de la Revolución”, y que dc
de alianzas políticas entre gobernadores anticlericales y las masas para contrarres
Í te católico. o
a pe , esta visión matizada y sugerente de Cárdenas para plantear las siguientes
preguntas, con una perspectiva de género, acerca de cómo estos procesos E
a Guadalajara de otras regiones ya estudiadas:' ¿Por qué Guadalajara desarro ó un
fuerte movimiento católico de acción social? ¿Las causas de la Revolución tuvieron en
Guadalajara características similares a otras regiones del pais ¿Qué papel a
ñaron las mujeres en ambos movimientos? ¿Cuál era la política de género y el progra-
Fuente: BCCG-CO-CIRMC, Colección Independencia y Revoluci ma social y político de la acción social católica y de los revolucionarios O para
ón en la Memoria Ciudadana.
Expediente 1v, concursante Jorge Sanromán Quiñones hombres y mujeres? ¿Cuál era la perspectiva de las propias mujeres sobre su función
.
en la sociedad moderna en la prensa escrita? Para responder a estas preguntas con-
Las historias de vida y las trayectorias políticas de las mujeres sidero necesario describir el panorama al final del porfiriato y contextualizar y desa-
que identifico como . rrollar la cuestión católica y la lucha armada de 1910 para ubicar las dimensiones y
modernas, dan indicios para esclarecer por qué esta ciudad y
Jalisco experimentaron
ciertos procesos con determinadas particularidades debido a las
diferencias (cultura- *
les, sociales, políticas y en vías de comunicación) entre diversas
regiones y áreas mar-
ginadas en la entidad entre 1908 y 1913. Los procesos concreto "Elisa Cárdenas Ayala, El derrumbe. Jalisco, microcosmos de la Revolución mexicana, vol. 6, México, Tusquets
s que convergieron y Editores, 2010, p. 228 (Tiempo de Memoria). . ]
los actores sociales que lucharon por algunas transformaciones
políticas al final del - Elisa Cárdenas Ayala, de cit., pp. 298-299, 303, 320-21, 425, 431; Mario Alfonso Aldana Rendón, Del
porfiriato y que impulsaron la Revolución mexicana, fueron el
reyismo, el antirreelec- reyismo al nuevo orden constitucional, 1910-1917, en Mario Alfonso Aldana Rendón (ed.), 12 vols., vel L; cl
dió
cionismo y el movimiento de acción social católica. El fuerte empuje desde la Revolución, Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, Universidad de Guadalajara, 1987, p. 111.
de la oposición 9 Ibidem, p. 394. , , . - ,
política liberal al régimen de Díaz (oposición que apoyaba la
candidatura del gene- "Los Pm. sobre la Revolución mexicana de 1910 son muy amplios en otras regiones, sólo senal
ral Bernardo Reyes para la vicepresidencia en 1910), fue el
“polo estructurante del gunos: David A. Brading (ed.), Caudillos y campesinos de la Revolución mexicana, México, FCE, 1995, a
reyismo” en 1909 en Jalisco. En esta entidad se fundó un partido Oikion Solano y Martha Eugenia García Ugarte (eds.), Movimientos armados en México en el siglo e Sa,
reyista, el Partido
Independiente por definición, y el primero que se constituyó como México, cIEsas, El Colegio de Michoacán, 2006, Luis Barrón, Historias de la Revolución Mexicana, México,
un partido políti- FCE, 2004,
42 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA. POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADA L AJARA 4 3
M UJER M ODERNA , LA
LA J
luchas en los discursos de la maestra Laura Apodaca y del estudiante Daniel Galindo, ya “entes feministas que cuestionaban la desigualdad en las relacio
de octubre de 1914. corrien
énero.
e
13
económica, política y cultural también
a expuso sus dudas, descontentos OS y
s, era una élite hete-
“snamientos a la dictadura de Díaz. En términos generale
idea de que
andividida principalmente en dos posturas: los que apoyaban la
EL FIN DE PORFIRIATO Y EL INICIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA (1910-1917) ena ero aprobab an continu ar con el mismo sistema político
a E
paa) y les que optaron por transfo rmarlo por medio de un levanta-
E > ee ra ,
La paz porfiriana propició el desarrollo económico y la estabilidad política, pero con * y E coran, magonis tas, villistas y zapatista s).
un crecimiento económico desigual en las distintas regiones del país, tanto en zonas* ron una protesta popular, principalmente campesina.
oa e factores h produje
ei y Friedric Katz esta rebelión de 1910 fue un parteaguas
P- urbanas como rurales, y con un alto costo social.!! Hacia finales de la dictadura de | apa
Díaz, varias crisis económicas (en la minería, la agricultura y la industria) golpearon ; campesi nas esporádi cas en M é x i c o y ,
«sos del siglo xx en las movilizaciones
fuertemente la economía mexicana y provocaron el cierre de empresas, despidos ión mexican a empezó como un levanta miento de
de * at ina. Aunque la Revoluc
trabajadores, la caída de salarios y la migración de la población a centros urbanos. pronto
s EAS y de los hacendados liderados por Franciso L. Madero, muy
Esta situación empeoró por las pérdidas en cultivos de maíz y frijol, que causaron y E hs ma
el | PSI, trabajadores y otros grupos A
incremento de sus precios y la escasez de alimentos. :
q habíe i sus descontentos o propuestas de
El historiador Alan Knight, desde una perspectiva populista, sostiene que estas en E a E
oran artesanos convertidos
crisis económicas no fueron el detonante principal de los diversos movimientos (ca- s y prapaci os y funda:
rrancismo, villismo y zapatismo) que conformaron la movilización social y popular
3 industriales idearon sus propias agendas, demanda
*
alrededor de la Revolución mexicana.!? Por el contrario, diversas crisis (agrícola,
fi- riad arena
oresel revisioni
i a istoriadas een: campesis nos fueron una parte
nanciera, industrial, laboral, minera y política) ligadas más al desarrollo capitalista
area en la lucha armada, aunque manipulados por pd
y a la centralización política, causaron la caída del régimen de Díaz. Algunos de a = se to
los ' locales y regionales, y movilizados con la promesa de una
procesos en estas crisis fueron: la neutralización del ejército, la represión ejercida * E er pi dl
bargo, en los levantamientos rurales participaron de manera
contra los opositores a la dictadura (reyistas, magonistas y obreros de Río Blanco y Ca- + e, mientra s que - p: p e
y peones. Los campesinos intentaron rebelars
nanea), la falta de incorporación de nuevos grupos sociales (élites marginales, clases o > il
ron en las haciendas con la esperanza de recuperar su tierra perdida
medias y trabajadores) al sistema político, las tasas altas y diferenciadas en el cobro su parte, el objetivo de los a ie
territorial de las hacienda s. Por
de impuestos, las fuertes tensiones creadas por la ofensiva de la propiedad industrial a a A rial
ción de sus tierras y la expropiación de un amero importante de
y de las haciendas hacia las tierras comunales y, en general, el descontento de grupos un Í IIA e
* A pesar de que Knight percibe la Revolución mexicana con
excluidos que exigían reformas. un papel signi E e ES
popular, en su visión no les otorga a los trabajadores
Las distintas crisis mencionadas propiciaron una efervescencia social y política O . a
rente radicalización de los trabajadores en 1915 fue difusa y
en algunas localidades del país. Actores de diferentes clases sociales expresaron y a compart ir el poder político.
dispuestos a realizar alianzas políticas
fuertes críticas en la prensa; elaboraron programas de clubes liberales y partidos po-
líticos para impugnar la política de Díaz; artesanos, campesinos, trabajadores e inte- y Loss a ica
z d
'*Véase Genaro García, Apuntes sobre la condición de la mujer. México, CIESAS, pi
grantes de la clase media organizaron huelgas, revueltas, asociaciones, sindicatos
y Zacatecas/Porrúa, 2007, Carmen Ramos Escandón, “Genaro García, historiador feminista de glo”,
movilizaciones para manifestar sus inconformidades. También aparecieron diversas y istóricos 5, 2001. . , E A.
del siglo xv ene xx, 2 vols
ad Katz (ed.), Revuelta, rebelión y revolución: la lucha rural en México
vlgimene PA e
México, Era, 1990, Knight, La Revolución mexicana: del porfiriato al nuevo
y obreros en la Revolució n mexicana” , en La Revo A E
7 Anos Ribera Carbó, “Campesi nos
!! Para una discusión más profunda sobre los estudios del porfiriato, véase Aurora México, FCE, 2010, p. 15.
Gómez-Galvarriato, 1908-1932, Ignacio Marván Laborde (ed.),
“The Evolution of Prices and Real Wages in Mexico from the Porfiriato
to the Revolution”, en Latin America 3
and the Word Economy since 1800, en John H. Coatsworth y A. M. Taylor (eds.), Cambridge,
"Brading (ed..), Caudillos y campesinos de la Revolución mexicana.
ca ,
Harvard Univer- E Ls
de Er
Revolución mexicana e induciría a México al orden social y a las normas de países in- LA ACCIÓN SOCIAL CATÓLICA
dustriales más avanzados.” El presidente estadunidense planeó la ocupación de Tampi-
co y Veracruz para finales de abril. Al recibir noticias de la llegada de un vapor alemán, El movimiento católico en México se originó en la doctrina social de la a cató-
el SS Ypiranga, con un gran cargamento de armas y municiones para el general Huerta, lica y en el movimiento internacional de la llamada acción social católica.” as
el porfiriato se conciliaron la Iglesia católica y el Estado para garantizar la pazy €
orden público. Ambos acordaron que la Iglesia abandonaría su beligerancia rr,
John Lear, Workers, Neighbors, and Citizens: the Revolution in Mexico City, Lincoln, University of Nebraska
siempre y cuando no se aplicaran los postulados de las Leyes de ER Este modus
Press, 2001.
*! Jeffrey Bortz, Revolution within the Revolution: Cotton Textile Workers and the Mexican Labor Regime, 1910- vivendi se aplicó de manera diferenciada; por ejemplo, en Jalisco, las autoridades ch
1923, Stanford, Stanford University Press, 2008; Ribera Carbó, “Campesinos y obreros en la Revolución les y eclesiásticas desarrollaron un modus vivendi que se caracterizó por la no agresión
mexicana”. y la cordialidad”.%
“EHxDm/UNam, Ecos de la semana, El abogado cristiano, México, 15 de agosto de 1912, p. 516.
3 Friedrich Katz, La guerra secreta en México. Europa, Estados Unidos y la Revolución mexicana, Ga. ed., 2
vols., vol. 1, México, Era, 1982, p. 227, Josefina Mac Gregor, “El autoritarismo del gobierno de Victoriano “Katz, op. cil.
Huerta”, en Independencia y Revolución. Reflexiones en torno del Bicentenario y el Centenario, Jaime Olveda (ed.), 35 Ibid., p. 232.
vol. 2, Guadalajara, El Colegio de Jalisco, 2009, pp. 286-288. Elisa Cárdenas Ayala, 0p. cit.
a —
46 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA $ N MEXICANA EN GUADALAJARA 47
LA M UJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓ
La Iglesia católica había construido una plataforma social y política con una ge- stitución de 1857.% Sin embargo, dicho proceso ya venía desde el siglo x1x.*
neración de obispos mexicanos formados conforme a los postulados de la encíclica * pe rama lo llevaron a cabo por medio de organizaciones de trabajadores, con-
Rerum Novarum (1891), en el Colegio Pío Latino Americano en el Vaticano. Las con- | ; Eos a artido político. De acuerdo con Manuel Ceballos Ramírez, los católicos
diciones económicas y sociales que imperaban en México a principios del siglo xx$: A e trajeron al movimiento su resistencia a la secularización y la defensa
coincidían con el llamado que hizo el Papa León XII en su encíclica Rerum Novarum + pe lechos de la Iglesia. Los activistas sociales se enfocaron en los intereses de
los
para disminuir los excesos del capitalismo industrial, resolver la cuestión social trabajadores, las organizaciones obreras y la educación. Los liberales e
por +
medio de la protección del hogar, ya que era la base del orden social, y luchar en con-+ deseo por un republicanismo, una Pais electoral y una estructura parla
tra del socialismo.” La difusión de esta encíclica y su puesta en marcha y sus efectos + a
taria efectiva al creciente movimiento católico,
en México no sucedieron de manera simultánea. Se requirió de tiempo porque los En 1902, los católicos en Guadalajara establecieron su primera o e tra-
obispos y arzobispos no estaban de acuerdo en cómo “seguir las enseñanzas de León $ bajadores, la Sociedad de Obreros Católicos de la Sagrada Familia y dnd pe
XIII sobre la cuestión social”.% de Guadalupe.** En varios congresos nacionales, entre 1903 y 1909, los cató 8 e
4
Por tal razón, los obispos mexicanos llevaron a cabo una reforma clerical, mantu- tieron sobre el remedio para el endeudamiento de los peones y la necesidas . una
q
vieron un catolicismo intolerante hacia el Estado, y criticaron fuertemente la política 3 reforma agraria y laboral.” Seguían los lineamientos de la corriente internaciona a
conciliatoria existente entre la Iglesia y el Estado liberal porfirista.? Los obispos seña- predicaba una solución a la cuestión social.* La acción social católica se llevó a cabo
laron que el Estado porfirista permitió el enriquecimiento de grandes hacendados, * * en el campo jalisciense; sus impulsores fueron sobre todo sacerdotes; jesuitas y católi-
industriales y empresarios nacionales y extranjeros, mientras se deterioraban las con- + cos militantes. Algunos eran jaliscienses, otros de otras regiones de país o de Europa.
diciones sociales de las masas. Ante estas circunstancias, y en respuesta a la propuesta El movimiento de acción social católica no representaba de e
-
de esta encíclica, los obispos promovieron reformas sociales para remediar los pro- a la Iglesia católica; tampoco era “la marioneta de intereses clericales - De la o
+
blemas en torno a la calidad de vida, de trabajo y morales de los campesinos y traba- ción beligerante y política del movimiento de acción social católica surgió el pcN. En
¿
jadores. Fomentaron la protección y la caridad hacia los pobres. En especial, durante 1911, los católicos laicos establecieron este partido para sentar las bases y crear una
$
el vacío político creado por el movimiento armado rural y popular de la Revolución plataforma católica y así entrar al gobierno parlamentario.*” Este grupo no venía: en
mexicana que destruyó el Estado porfirista, los católicos establecieron organizaciones línea directa del conservadurismo mexicano del siglo x1x, que promovió el estable-
católicas laicas. Persiguieron crear un nuevo orden social: una sociedad jerárquica en
la que diferentes clases sociales vivían en armonía por el bien común, pero vinculadas + a
Las Leyes de Reforma se promulgaron para abolir los fueros de la Iglesia, el ejército y las
por la caridad. Creían que con estas acciones restaurarían el poder de la Iglesia. En + indígenas; para secularizar las propiedades de la Iglesia; para establecer la libertad religiosa, y Pan A '
este nuevo orden, el Estado y los ricos estaban obligados a ayudar a los pobres, pero Iglesia y el Estado. Buscaban crear una clase media rural al dividir las propiedades de la PE po a
su visión superaba la idea tradicional de la caridad porque tomaban en cuenta la idea saron porque sólo los ricos hacendados pudieron comprar tierra de la Iglesia o de comuni ; es E : e ' .
Los ideales de estas leyes los incorporaron en la Constitución de 1857. Véase Laura O'Dogherty Madrazo,
de una justicia social. Esta última idea era un eje central de la encíclica Rerum Novarum De urnas y sotanas: el Partido Católico Nacional en Jalisco, México, Conaculta, 2001.
y fue la base ideológica para un activismo católico en diferentes partes del mundo, A dezco a Silvia Árrom esta aclaración.
conocido como la acción social católica. Esta encíclica estimuló un movimiento de re- 3
Alo Knowlton, Church Property and the Mexican Reform, DeKalb, Northern IMlinois Press, 1976, pp. 417,
sistencia en México, que tuvo una visión más progresista que la de Porfirio Díaz. Pero
at más de 7000 trabajadores y 9000 trabajadoras. Véase Manuel Ceballos Ramírez, El catolicismo:
al final fue cooptado por el nuevo Estado mexicano en su plataforma social. un tercero en discordia Rerum Novarum, la “cuestión social" y la movilización de los católicos mexicanos, 1891-1911,
Entre 1902 y 1914 en México, diferentes grupos católicos (tradicionalistas, activis- éxico, El Colegio de México, 1991, p. 30,
tas sociales, demócratas o liberales) planearon un programa para restablecer y recu- Pes oa católicos osa se llevaron a cabo en las ciudades de Oaxaca (1903), Morelia
(1904), Guadalajara (1906), y otra vez en Oaxaca (1909). Los católicos también realizaron dos doo
perar el poder que la Iglesia había perdido por las Leyes de Reforma (1857-1861) y
sos Agrícolas Regionales (1904-1906) y dos Semanas Sociales (1908-1909). En estos CONgTESOS se en
evidentes dos corrientes principales en el catolicismo mexicano: la conciliatoria yla intransigente. Véase
Francisco Barbosa Guzmán, La Iglesia y el gobierno civil, Mario Alfonso Aldana Rendón (ed.), vol. 6, Jalisco
desde la Revolución, México, Universidad de Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, 1988.
Esta encíclica también impulsó la creación de sindicatos católicos y asociaciones mixtas % O'Dogherty Madrazo, De urnas y sotanas. el Partido Católico Nacional en Jalisco, p. 237.
para promo-
ver la acción social católica. Aceptó el republicanismo francés y su compromiso. Véase ibid, “ Elisa Cárdenas Ayala, ibid. , p. 436. e
3
%S.J. Márquez Carpet, Las grandes encíclicas sociales, Madrid, Apostolado de la Prensa, 1958, p.
286.
"Véase ibid., Partido Católico Nacional, Acción política de los católicos en los tiempos modernos, México, El
"Cárdenas Ayala, ibid, Bufete ]. Crespo, 1911.
AJARA 49
48 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA ER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADAL
La MUJER *
liberalismo y carol
cimiento del imperio de Maximiliano. Por el contrario, fue una corriente ligada 2. ; olítico muy porfiriano: personificaba un puente entre
las tendencias transnacionales para solucionar el problema social y participar políti. a le permitía alcanzar un espectro político-ideol ógico bastante amplio”.*
a
gobern ador el 23 de octubre de
camente a través de la democracia cristiana. El movimiento de acción social católica + Po e ¿pez Portillo y Rojas tomó posesión como
del gobernador saliente,
experimentó divisiones internas y hubo diferencias sobre las alianzas políticas que . a 6 se rumoreaba un golpe de Estado por parte
podían realizar durante la apertura democrática maderista (en los ámbitos naciona] Emeterio Robles Gil, sino que casi se había cerrado el diálogo entre las diferentes
me
y local) y después del asesinato de Madero y Pino Suárez. Los principales promoto- ee 43
erzas políticas. , 0 iclerica-
res del PCN, los Operarios Guadalupanos, rompieron el juego político porfirista que + le El a percibía a los liberales como sus enemigos políticos porque eran anticlerica:
los go
impedía la participación política confesional abierta. Los Operarios Guadalupanos les.** Los legisladores católicos jaliscienses decretaron leyes que seguían
libertad de educación, €
se organizaron entre el Tercer Congreso Católico Nacional (Guadalajara, 1906) y el + Í la encíclica de León XIII, es decir, legislaron sobre la
cuarto (Oaxaca, 1909). Esta asociación fue uno de sus pilares más sólidos y tal vez el + a e Familia, las Cajas Rurales Raiffeisen y las uniones profesionales.* Los católi-
más estructurante del pcN*. Hicieron de Jalisco su laboratorio y dominaron por un + a PP. incorporaron un nuevo elemento en su programa: la independencia
centralistas de los
tiempo su propia organización a escala nacional. El declive de la dictadura de Porfirio + pig municipios como una manera de contrarrestar las políticas
Méndez a puso e
Díaz y el principio de la Revolución mexicana permitieron a los católicos difundir su + .. federales y estatales. En 1913, el jesuita Alfredo
social en México, y convo
proyecto reformista y ser una de las fuerzas sociales y políticas en este periodo.*% marcha un programa nacional para los católicos, La cuestión
En Jalisco, el PCN recibió suficiente apoyo de parte de la élite económica y religiosa 3 la segunda reunión de la Confederación Nacional de Círculos Católicos de Obreros
y de militantes católicos en diferentes partes del estado para ganar la gubernatura en Zamora, Michoacán.**
36) como arzobispo de
octubre de 1912 y controlar la legislatura entre febrero de 1912 y junio de 1914. El + iz designación de Francisco Orozco y Jiménez (1913-19
el o
PCN confrontó resistencia por parte del Partido Liberal (PL), el cual ganó las diputa- Guadalajara en febrero de 1913 fue un punto importante para A
el arzobispa se ar
ciones federales en junio de 1912. El PL en Jalisco estaba ligado al Partido Nacional 3 impulso de un movimiento católico fuerte." Pronto
en Guada el con s
Liberal que reunía a antiguos porfiristas. En el ámbito nacional se había aliado con el * líder enérgico; dirigió el movimiento de acción social católico
z aso uencia
Partido Constitucional Progresista (PcP, creado por Madero), pero en Jalisco el PL y frase “restaurar todo en Cristo”. El arzobispo Orozco y Jiméne
legislat ivo y pre:
el PCP eran enemigos.* Cabe subrayar que el pcP representaba una minoría en Jalisco + más allá de los asuntos religiosos. El pex dominaba los poderes
po en la política . Éste ctó
y no estaba en el poder durante la administración maderista (1911-1913). En este + y su política pro-católica favoreció la influencia del arzobis
tes defenso res de la Iglesia y pu
periodo las diferentes fuerzas políticas jaliscienses, como anarcosindicalistas, antiguos las normas para convertir a los católicos en militan
s público y priva-
reyistas, espiritistas, liberales-conservadores, maderistas, masones y anticlericales, no propiedades, y prescribió la conducta de los católicos en los ámbito
liberal lo objetó por tratar de impone r por la fuerza
formaban un bloque político compacto para contrarrestar la avanzada de los católicos do. Inmediatamente, la prensa
militantes. Las tres contiendas electorales en Jalisco en 1912 (diputaciones estatales,
federales y la gubernatura) no fueron una lucha dicotómica entre liberales y conser- Cárdenas Ayala, ibid., p. 351.
vadores. Por el contrario, fueron una efervescencia política que abrió el espacio para 4 Ibid., pp. 427, 29.
, Ss
diferentes posturas con derrotas y triunfos. * Ibi . 86-87.
Cajas AS
7 e ac y Vizcarra, un católico laico, propuso llevar a cabo la idea de las
El Pen ganó la gubernatura en octubre de 1912 porque hizo una coalición con las bancario para e en A
basada en la caridad y el trabajo. Fue un intento de sustituir el sistema
organizaciones católicas-liberales independientes (los clubes portillistas) para lanzar cargo de los trabajadores. El modelo de estas cajas se tomó de un modelo
alemán de cajas les de cré:
19-20, 44, : o ara
como candidato a José López Portillo y Rojas. Él era un escritor, periodista, político to. Véase Barbosa Guzmán, La Iglesia y el gobierno civil, pp. 89-90, 106,
Novarum, la “cuestión social” y
honorable, reyista y, sobre todo, un católico-liberal. De acuerdo con Cárdenas, este 46 Manuel Ceballos Ramírez, El catolicismo: un tercero en discordia Rerum
o
ilizació católicos mexicanos, 1891-1911, p. 117.
La familia de Dai
a on a consular lo describieron como “rico, apuesto y orgulloso”.
conocido por su sa mn a
Jiménez era de Zamora, Michoacán. Estudió en el Pío Latino de Roma, e
Su llegada a Pi
* Partido Católico Nacional, Programa y estatutos del Partido Católico Nacional, México, Imprenta A. Sán- acción social. Orozco y Jiménez fue arzobispo de Guadalajara de 1913 a 1936.
golpe militar del gene ai
chez, 1912, p. 436. el mismo día que la caída del presidente Francisco L. Madero, por el
civil, p. 84, qe Burton, “Resis-
% Elisa Cárdenas Ayala, ¿bid., p. 238. Huerta en febrero de 1912. Véase Barbosa Guzmán, La Iglesia y el gobierno
doctorado,
19 Ibid., p. 421. tance and Accommodations: the Working People of Guadalajara, Mexico, 1910-1926 > 10sís de
grande: Monseñor Francisco Orozco y
*! Manuel Ceballos Ramírez, El catolicismo: un tercero en discordia Rerum Novarum, la “cuestión social” y la Florida State University, 1995, Vicente Camberos Vizcaíno, Francisco el
movilización de los católicos mexicanos, 1891-1911, p. 399. Jiménez, México, Jus, 1966.
50 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA * E
MEXICANA EN GUADALAJARA 51
LA M UJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN
las ideas católicas.** Orozco y Jiménez prohibió a sus feligreses leer la prensa impía
y 3 “as ysecundarias, en la que predominaba una mirada masculina. De la información
explícitamente les pidió que apoyaran al PcN, por lo que la prensa liberal criticó sus '
políticas autoritarias y su programa de acción social católica. La confrontación entre e tada, encontré que la AcpG estaba supervisada por el arzobispo; y éste designó
los diferentes grupos que componían las facciones de católicos y liberales en la prensa A del como su subdirector? La AcDG se convirtió en una organización católica
* a RNE porque buscó expandir la movilización de las católicas para apoyar a
continuó y subió de tono. Orozco y Jiménez le demandó protección al gobernador
$
José López Portillo y Rojas (1912-1914) ante las críticas de liberales, Jacobinos y maso- ecóta y trabajó a favor de la acción social católica femenina;* además realizó campa-
+.
nes, p pero el gobernador se mantuvo en silencio y no intervino.% ñas en contra de lo que consideraba inmoral en el cine y en contra de la pornografía,
y cabildeó para que se cerraran los establecimientos comerciales durante a qa
religiosas.*” Al principio, sólo las damas (mujeres de la clase alta) sed a oa
formar parte de la ACDG. Pero después de que el arzobispo ae o o aliexillo =
mayo de 1914 por considerársele un sedicioso, la AGDO coordinó. a a A
LA ORGANIZACIÓN DE LA ACCIÓN SOCIAL CATÓLICA Y LAS MUJERES COMO ACTORES al E +
SOCIALES FUNDAMENTALES PARA LA RECRISTIANIZACIÓN
otras mujeres de acuerdo con su clase social, ocupación, generación y mr
DE LA SOCIEDAD Sin
Así formaron asociaciones para las maestras, empleadas, sivientas y trabaja oras.”
El declive del pon empezó con la caída de Madero por las divisiones internas entre embargo, sólo las damas y los sacerdotes ocupaban las posiciones de liderazgo:
los católicos laicos: maderistas y porfiristas. Durante la dictadura de Huerta se cance- s El caso de las damas de Guadalajara se asemeja a lo que encontró Laura O"Dogherty
laron los espacios para participar en la vida política y garantizar la libertad religiosa y para las damas de la ciudad de México, ya que compartían “con el clero católico la
de educación, al disolver el congreso federal. Ante esta situación, la jerarquía católica idea de una sociedad jerárquica, dividida en clases que colaboraban para el logro del
decidió crear una coalición con Huerta.* Paradójicamente, las organizaciones católi- bien común y ligadas por vínculos de caridad. En esta sociedad las clases bajas debían
cas de hombres y mujeres aumentaron porque eran dirigidas por sacerdotes, mientras estar conscientes de los límites de su condición y las clases altas recordar sus deberes
-
que las acciones autónomas e independientes de los católicos laicos para consolidar -
un partido político fracasaron. En este contexto se dio la enorme participación de las
mujeres católicas de clase alta para la recristianización de la sociedad.
MEl director era el arzobispo Orozco y Jiménez; la presidenta era Catalina Palomar de Verea; e eo
En 1913, el arzobispo Orozco y Jiménez estableció la Junta Diocesana de Acción
taria era Emilia Hayhoe de Chávez, y la tesorera era Teresa Zavala de Fernández del Valle. Véase Barbosa
Católica Social (]DACS), como una organización de laicos. La JDACS podía trabajar á iglesia y el gobierno civil, p. 3. o d
para intervenir en la estructura, la organización y las actividades de las organizaciones ra desde la da de género sobre la movilización yel trabajo filantrópico, he
de los trabajadores para preservar su carácter confesional. También organizó a los gioso y político de las mujeres católicas en Guadalajara, véase Dávila Garibi, Memoria histórica de las pa
católicos laicos y estableció la Asociación de Damas Católicas de Guadalajara (aDcG)* la Asociación de Damas Católicas de Guadalajara durante la ausencia de su meritisimo fundador, Timo. ) Rmo. A A
y Mtro. D. Francisco Orozco fiménez, o sea del 19 de mayo de 1914 que partió de la ciudad episcopal, al A 4 adan se A
y el Círculo de Estudios Sociales León XII1.53 1919 que volvió de su destierro, Agustín Vaca, “Devociones y trabajos de Margarita Gómez aros 7 E E 'e
Aunque no pude encontrar el archivo original de la acoc para rescatar las voces de historias de vida. Mujeres jaliscienses del siglo xx, Anayanci Fregoso (ed.), Guadalajara, Editorial ve
las propias damas católicas, reconstruí sus actividades por medio de otras fuentes pri- Universidad de Guadalajara, 2006, pp. 90-121, Silvia Arrom, “Mexican Laywomen Spearhead a Catholic
Revival: the Ladies of Charity, 1863-1910”, en Religious Culture in.Modern Mexico, Martin A, Nesvig (ed),
Lanham, Rowman ge Litleñield, 2007, Laura Catalina Díaz Robles, “División selótal y apostolado seglar:
% La Gaceta de Guadalajara, 3 de marzo de 1913, citada en O Dogherty Madrazo, De urnas y Conferencias de hombres y mujeres de san Vicente de Paul en México”, en V Coloquio Internacional aa
sotanas: el Partido de Mujeres y de Género en México, Oaxaca, Redmugen, 2010, SilviaArrom, “The Mobilization of Catholic o-
Católico Nacional en Jalisco, p. 123.
* Barbosa Guzmán, La Iglesia y el gobierno civil, pp. 126-133. men in Jalisco: the Ladies of Charity, 1863-1912”, en V Coloquio Internacional Historia de Mujeres y de pana
Ibid. México, Oaxaca, Redmugen, 2010; Silvia Arrom, “Las Señoras de laCaridad: pioneras obaganar de la asis-
tencia social en México, 1863-1910", Historia Mexicana, núm. 226, 2007; Kristina Boylan, Mexican Catholic
*0'Dogherty Madrazo, of. cit., p. 67.
*El 26 de abril de 1913 estableció la aDcc. Véase Jaime E. Tamayo Rodríguez, Los movimientos Women's Activism, 1929-1940”, tesis de doctorado, University of Oxford, 2001, y “Género, fe y nación. El
sociales, activismo de las mujeres católicas, 1917-1940”, en Género, poder y política en el México posrevolucionario, Gabrie-
1917-1929, Mario A. Aldana Rendón (ed.), vol. 5, Jalisco desde la Revolución, Guadalajara, Universidad de la Cano, Mary Kay Vaughan y Jocelyn Olcott (eds.), México, FCE, 2009.
Guadalajara, gobierno del estado de Jalisco, 1988, 2.
* Fue establecido en junio de 1913. Véase Ignacio Dávila Garibi, Memoria histórica de Vaca, “Devociones y trabajos de Margarita Gómez González”, pp. 9, 84-91. En >
las labores de la Por el momento faltan más estudios para precisar el número de miembros de la ADCG. Dávila Garibi,
Asociación de Damas Católicas de Guadalajara durante la ausencia de su meritésimo fundador,
Illmo. y Rmo. Sr. Dr. y Memoria histórica de las labores de la Asociación de Damas Católicas de Guadalajara durante la ausencia de su meri
Mtro. D. Francisco Orozco Jiménez, o sea del 19 de mayo de 1914 que partió de la ciudad episcopal,
al 14 de octubre de tísimo fundador, Timo. y Rmo. Sr. Dr. y Mtro. D. Francisco Orozco Jiménez, 0sea del 19 de mayo de 1914 que partió de
1919 que volvió de su destierro. Guadalajara, Tipografía de M. Iguíniz, 1920, pp. 127-128.
la ciudad episcopal, al 14 de octubre de 1919 que volvió de su destierro, pp. 545-346.
EN GUADALAJARA 53
52 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA 3 E LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA
LA M AUJER MODERNA,
de caridad para sus inferiores”. Las damas buscaban crear un nuevo orden socia] +?
Normal
en el que las condiciones drásticas se arreglarían y las armoniosas relaciones sociales ++ Asociaciones de Santa Zita
se establecerían, pero sin igualdad social. De acuerdo con la historiadora Patience s
Centros
Schell, los programas de las mujeres católicas respondieron a los problemas urbanos 2 para trabajadoras domésticas
71 para obreras
de pobreza, analfabetismo e industrialización, pero sin borrar las diferencias jerár- *
quicas. Promovían que las mujeres fueran activas participantes en el debate social, Centros morales de trabajadoras
me
y laicismo. * Tanto las experiencias individuales y colectivas de Diéguez como sus po-
líticas públicas dan pistas de que concebía la idea de un Estado civilista, benefactory
promotor de reformas sociales a favor de los desposeídos. Para lograr la democracia
después de una anarquía militar, de acuerdo con Mario Aldana Rendón consideraba +
necesaria una autoridad fuerte para establecer el orden civil e impedir que reinara el
militarismo.*
y
Inmediatamente después de que Diéguez controlara Guadalajara y fuera nombra-
do gobernador de Jalisco, ordenó el exilio de los obispos y sacerdotes extranjeros y
AU
clausuró los periódicos católicos. La ADCG tuvo que reunirse de manera privada.” En
:
enero de 1916, a su regreso de una campaña militar en Sonora, afirmó ante una gran
multitud lo siguiente: 3
3
En 1914, dice el C. General, la Revolución vino desde Sonora a arrojar a Jalisco a los reacciona-
1
rios que infamemente se habían enseñoreado de la Administración para expoliar al pueblo; en
1915, de aquí fue la Revolución a Sonora a arrojar también a los reaccionarios que se encon-
traban apoderados de este último Estado. Jalisco ha pagado gloriosamente la deuda que tenía (AFJHAG).
Fuente: Archivo Fotográfico Jesús Hermenegildo Abitia Garcés
con la Revolución.” 7
3
el coahui-
3 Durante las campañas militares fuera de Jalisco, a Diéguez lo sustituía
a cabo importantes re-
7 lense Manuel Aguirre Berlanga. Ambos decretaron y llevaron
formas sociales en lo educativo, lo laboral y lo religioso. De acuerdo con Friedrich
d>
% Para una excelente reconstrucción biográfica de Manuel M. Diéguez, véase Laura O'Dogerthy Madra- 3 Katz, el costo fue muy alto:
$
zo, De urnas y sotanas. el Partido Católico Nacional en Jalisco, México, Conaculta, 2001.
% Mario Alfonso Aldana Rendón, Manuel M. Diéguez y la Revolución mexicana, Guadalajara, El Colegio de 7
Jalisco, 2006, p. 13. :
% Zbid., p. 12. 5
79 Pbid., p. 10. 4 Manuel M. Diéguez (1874-1923) era originario de Guadalajara, trabajó
como empleado en Cananea,
en 1906. Peg
“FE/BpEJ, “El clericalismo y el nuevo régimen”, Boletín Militar, Guadalajara, 25 de julio de 1914, 1; Jalis- 3 Sonora, apoyó al Partido Liberal Mexicano y participó en la huelga minera de Cananea
Jalisco:
co ha pagado gloriosamente la deuda que tenía con la Revolución, dijo anoche el Gral. Diéguez”, Acción, 23 3 se unió al movimiento armado y a las fuerzas constitucionalistas. Véase Mario A. Aldana Rendón,
de enero de 1916, 1; Dávila Garibi, Memoria histórica de las labores de la Asociación de Damas Católicas de Guada- de la Revolución. Lucha y resistencia hacia un proyecto clerical”, en Independencia y Revolución.
4 el gallinero
Zapopan, El Colegio de Jalisco,
lajara durante la ausencia de su meritísimo fundador, lllmo. y Rmo. Sr. Dr. y Mtro. D. Francisco Orozco Jiménez, o sea Reflexiones en torno del Bicentenario y el Centenario, vol. 2, Jaime Olveda (ed.),
59, 201.
del 19 de mayo de 1914 que partió de la ciudad episcopal, al 14 de octubre de 1919 que volvió de su destierro, p. 258. 2009, y Manuel M. Diéguezy la Revolución mexicana, Zapopan, El Colegio de Jalisco, 2006, pp.
vés
58 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA 59
RA LA MUJE R MODERNA, LA POLÍTICA Y LA
Diéguez persiguió al clero, motivó a los trabajadores para que se lanzaran en huelga, mató
9
y : dral de Guadalajara y varios exconventos en cuarteles militares, y cerró
la
encarceló a los que apoyaron a Huerta, y confiscó muchas propiedades de la oligarquía [...]
LA / Eo A CalBlica (1902-1914). Su edificio formó parte de la Escuela Normal para
masiva confiscación de Diéguez de las propiedades de los ricos, que no beneficia ban a los po Le. de la Escuela Práctica Anexa." be
o
o público.
bres de cualquier manera, su persecución al clero, y las arbitrariedades de sus soldados “cuando ER abito educativo, Diéguez creó las bases para un sistema educativ
. .. * .
:
podían tomab[an] cualquier cosa que quisieran sin pagarla” crearon una rara unidad entre 07 Irene Robledo, una maestra que vivió el periodo revoluci onario, Dié-
la +P 08 .
y
clase alta y baja de la sociedad.” 1 primero en llevar a cabo una reforma educativa, ayudar a los maestros
¿9
_ e
maestras y director es de escuelas
e e , relneniós para las masas.“ Junto con
Además, los constitucionalistas y villistas se retaban mutuamente por el control con
maestros enviaban a
: enes esclitació los desayunos escolares en Guadalajara. Los
militar de Jalisco. Cuando los villistas llegaron a Guadalajara en diciembre de 1914, bres para que desayun aran y al mismo tiempo aprovec haban para super-
esos:
los católicos, los ricos y las masas les dieron la bienvenida. Francisco Villa tenía una en general. Como Robledo lo describió : “Diéguez obtuvo leche y pan
E E tidlen
actitud más tolerante hacia la Iglesia católica; sus tropas eran vistas como liberadoras + a de de los productores. Los desayuno s escolares consistí an de un vaso de
del reino de terror de Diéguez.” Sin embargo, Villa perdió su apoyo cuando impuso + de frijoles, tortillas, pan, y fruta”.* Este tipo de política estatal ha sido
e ae
un préstamo forzoso a los ricos, anunció la preparación de una reforma agraria y or- Inglater ra y Francia entre finales
Pi da or la historiadora Susan Pedersen en
denó algunas ejecuciones. A pesar de esto, Villa era preferido por las clases populares + EN y principios del xx. De acuerdo con Pedersen, la introducción de desayu- 0
Es Da a
y de maestros en Guadalajara.” La polarización entre constitucionalistas y villistas para que éstos no merma
“nos escolares fue parte de una incipiente política estatal
también afectó la participación de las mujeres. Las hermanas Atala y Laura Apodaca beneficios E
elingreso familiar; con ello se intentaba crear nuevos
apoyaron a los constitucionalistas en los combates de Cuesta Sayula en febrero de- poa an +
los niños.** Desde el punto de vista de los caudillos e
los a res Pa a
1915 en contra de los villistas.76 responsabilidad de mantener a los niños recaía no sólo en
Diéguez otorgaba un papel fundamental al Estado como impulsor de la educación - ambos. ES .. P e
en el Estado, responsabilidad que empezó a compartirse entre
laica, popular y moderna. Esta visión implicó la expansión de las actividades de las * na po po
marcó el principio de una nueva esfera social para las mujeres, que
mujeres. A pesar de la inestabilidad económica, política y social, los constitucionalis- primera E qu =P ne a o
blico con lo privado, y aunque fue significativa, no era la
tas promulgaron leyes para transformar el sistema educativo y crear un Estado más cieron el comedo r para los po E o pedo
de 1913 las damas católicas estable
la Pr ón
intervencionista y anticlerical.” En contraposición al arzobispo Orozco y Jiménez, era una manifestación de su deber caritativo que no buscaba destruir
Diéguez ordenó a todos los burócratas renunciar al catolicismo.” El general convir j o la autono mía de la familia trabajad ora. En contast e, e y S sa
de clases sociales
debía ce a pa a
revolucionario percibió su responsabilidad como un papel que
ene Po ndona > ss
sas pobres y analfabetas. A pesar de esta obligación, los
Aída Urzúa Orozco y Gilberto Hernández, Jalisco, testimonio de sus gobernantes, 1912-1939, Guadalajara, ios en contra de los tra E a pe
Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco, 1988, pp. 480-481.
igual que la Iglesia católica, tenían prejuic
an
* Los villistas tomaron Guadalajara del 16 de diciembre de 1914 al 18 de enero de 1915. percibían como flojos, alcohólicos e indisciplinados. Desde sus impulsos y
De febrero a en una fue
abril de 1915, los villistas controlaron ciertas partes de Jalisco. Véase Friedrich Katz, The Life and Times
of 7 dernizadores, los constitucionalistas creían que los podían transformar
Pancho Villa, Stanford, Stanford University Press, 1998, p. 486, José María Muria, Historia de Jalisco,
+ vols., trabajadora disciplinada y responsable.*
Guadalajara, Jalisco, México, Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco, 1980.
4
% Francisco Villa ofreció trabajo en el sistema educativo de Chihuahua a los siguientes maestros: Fran-
ía A.C., ., Jitanjáfo
yos cristeros Julia Preciado Zamora y Servando Ortoll (eds.), Morelia, Red Utopía
cisco Benítez, Eleno García Ramos, i Jitanjáfora, Morelia
Manuel Durán Cárdenas, Alfonso López Núñez, Luis Galindo, Rafael
W
A
G. Gaitán, Antonio Camberos, Rafael A. Campos, Ignacio Rivera, Jesús Rocha, Marcelino Luna, Editorial,
qAnacleto p. 390. Flores, La cuestión religiosa en Jalisco, Breve estudio,
2009, González ] Ma
Crescencio usario inn a e BA de
Laguna, y a algunas maestras como Ángela Álvarez. Véase Luis Ángel Vargas Reynoso,
“Siete meses de
gobierno villista en Lagos de Moreno (1914-1915)”, Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de los católicos en Jalisco, Guadalajara. Asociación Católica de la Juventud Mexicana, 1920, pp. 382-385.
Ciencias Sociales y Humanidades, División de Estudios Históricos y Humanos, Departamento de Historia, % Barbosa Guzmán, La iglesia y el gobierno civil, Pp: Su a SN
2008, pp. 25-36, Zenaido Michel Pimienta, Episodios históricos de la educación en Jalisco, Guadalajara, Talleres 3! Michel Pimienta, Episodios históricos de la educación en Jalisco, pp. ; . , . 3
Vera, 1960, pp. 482-483. “Alma Dorantes Vea Gracia Castillo Ramírez y Julia Tuñón, frene Robledo García, Guadalajara, Univer
Véase el capítulo 3 para un análisis a fondo de la participación de las mujeres constitucional sidad de Guadalajara, Instituto de Antropología e Historia, 1995, p. 48.
istas. >
7 Para una revisión detallada de las reformas educativas de Diéguez, véase su Informe de Gobierno $ Ibid., p. 54. , OS =
del “Los eiii que utilizo en este capítulo fueron de tendencia anarcosindicalista (aca Ape
1 de febrero de 1919, Katz, The Life and Times of Pancho Villa, pp. 257-274.
Urzúa Orozco, y Hernández, Jalisco, testimonio de sus gobernantes, 1912-1939, Robert Curley, “Avanza tucionalista (Boletín Militar). Acción era el órgano de laConfederación Revolucionaria E on
el
desierto": espacio público y suicido político en el imaginario cristero”, en Los guachos y los
mochos. Once ensa- dente y se enmarcaba dentro del constitucionalismo. Era un diario de la tarde que defendía la realiz
a a
S
61
A, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA
+
So LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA LA MU ¡¡ER MODERN
:
z
my larga y
El 15 de agosto de 1914 Diéguez decretó la Ley Protectora del Obrero Mexicano, los trabajadores industriales y peones, cuya jornada de trabajo era
los derechos individu ales
que otorgaba el derecho a percibir el salario mínimo, una jornada de trabajo regula. pra lario fijo. Pero principalmente se buscó proteger
industria les. Mientras tanto,
do y prohibía las tiendas de raya. El 12 de septiembre del mismo año legisló sobre ej e ul y calmar el descontento en las fábricas
la cantidad de
descanso obligatorio durante la jornada de trabajo. Estas leyes eran limitadas porqu Ga de tadoras, en especial torteadoras y fonderas, dependían de
los producto s elaborad os. Por lo tanto, si ellas
no creó un Departamento del Trabajo y una ley reglamentaria. La institucionalización a - > comida vendida, en vez de
aban más que en un día de descanso . Las mu-
de esta política laboral sucedió hasta la década de 1920. Después, Diéguez aprobó +1 especies los domingos, se benefici
las jefas de familia, debían llevar comida para sus hijos y no
una legislación a favor del municipio libre. En este amplio programa de reformas ++ jere da stenían que eran
de:
buscaban los medios
sociales colaboraron las hermanas y maestras Laura y Atala Apodaca. Ellas, junto con + ed compañero que las mantuviera. Recalcaban que solas
y UR
y NTE
otros líderes políticos y obreros lo ayudaron a llevar a cabo los programas sociales y ivencia.
A
se oponían a pagar
a difundir los ideales revolucionarios, como lo ilustro en el capítulo tres dedicado a ca ed de las fábricas textiles también protestaron porque
dueños basaban su argumento E
Atala Apodaca. el salario mínimo a las obreras de sus fábricas. Los
IAN
diferentes salarios e acuerdo
Diéguez promulgó leyes laborales con la intención de otorgar protección y de-. el hecho de que en Europa los trabajadores recibían
el derecho de recibir un paa aa E pe
rechos a los trabajadores, pero hubo consecuencias no previstas. La política laboral con su sexo. Los trabajadores tenían
igual a los hombres
constitucionalista creada “desde arriba” no consideró las necesidades reales de los. nían los dueños, pero las trabajadoras no debían recibir un salario
también se quejaron
- porque eran consideradas obreras no cualificadas. Los dueños
A PS
trabajadores de acuerdo con sus ocupaciones y sexo. Algunos trabajadores como fon-
aban una fuerte com-
deras, carniceros y guaracheros no aprobaron esta legislación porque al cerrar los de que no podían pagar más a las trabajadoras porque enfrent
era vendida a muy 3 nn
mercados los domingos, como lo ordenaba el decreto de Diéguez, o en las fiestas petencia de los talleres a domicilio, cuya producción
laboraban: entre y ] fa
cívicas, se afectaban sus ingresos económicos.* Con base en un principio de equidad En las viejas fábricas textiles en la región de Guadalajara
añadieron que 5
y justicia, estos trabajadores le pidieron al gobernador que revocara dicho decreto. de mujeres, mientras que en las modernas sólo .%.* Los dueños
escasez de materia prima para la producc ión los afectaba
Argumentaron que sus condiciones económicas ya eran precarias, y de no abrir el condiciones inestables y la
o
mercado el domingo, se agudizaría su situación.* Esta legislación se diseñó para ayu- . considerablemente.*
paca pul
Muchos trabajadores textiles demandaron el pago del salario mínimo
jornad a de trabajo . Para
las necesidades de sus familias y pidieron se regulara la
sindica tos O de manera indepen -
de la autonomía individual y de los derechos de la colectividad. 1 Informaba de las actividades de la Casa muchos trabajadores y trabajadoras organizados en
del Obrero Mundial en Jalisco y en el país, y de las asociaciones obreras. El Boletín Militar fue el órgano de ución de 1917, “se convirt ió en un lenguaj e
propaganda de los constitucionalistas, especialmente de Venustiano Carranza y de Manuel M. Diéguez en diente, esta legislación, así como la Constit
derechos colectivo s eran honrados y en un lenguaje de
Jalisco, para dar a conocer sus hazañas militares y su obra legislativa. Se publicó de julio de 1914 a junio de de consentimiento cuando los
; ; a
1916 y su director fue N. Valenzuela. re/BPEJ, “El deber de la mujer”, Acción, Guadalajara, 5 de agosto de resistencia cuando no lo eran”.?
1915; “Lo que el pueblo mexicano ha sido y lo que puede llegar a ser”, Acción, Guadalajara, 7 de julio de
1915; “Programa de educación y enseñanza”, Acción, Guadalajara, 3 de agosto de 1915; “Sección editorial.
A A
La Ley contra la embriaguez”, Boletín Militar, Guadalajara, 20 de agosto de 1915.
*Véanse los documentos en el Ramo de Trabajo del Archivo Histórico de Jalisco (en adelante AHJ)..ABJ,
Ramo de Trabajo, T-1-914, Caja Tebis “C,” 1914, Exp. No. 5906. T-1-914, exp. 578. T-1-914, Caja Tbis “C,”
1914, Exp. No. 5912. T-1-917, Caja Tis “D,” 1916-198, Exp. No. 5929. T-8-917, Caja T-38 bis “O,” Exp. 8588.
T-1-917, Caja Tebis “D,” 1916-1928, Exp. No. 5930. T-2-917, Caja T-10 bis “D,” Exp. No. 7071. T-2-917, T-10
bis “B,” 1917, Exp. No. 7068. T-2-917, Caja T-10 bis “D,” Exp. No. 7069. T-1-917, Caja Tbis “D,” 1916-1918,
Porter, Working Women in Mexico City: Public Discourses and Material conditions, 18721931, pp. 42-44, 48.
Exp. No. 5940, T-1-916, Caja Tbis “D,” 1916-1918, Exp. No. 5925. T-3-917, Caja T-19 bis “J,” Exp. No. 7846. : ] ad 5911.
88 xy, Ramo de Trabajo, T-1-914, Caja Tbis “C”, 1914, Exp. No. 591
* Para un excelente análisis comparativo en la ciudad de México, véase Susan Pedersen, Family, Depen- A Ramo de Trabajo, T-1-914, Caja Tebis “C,” 1914, Exp. No. 5906. EL914, Exp. no: 578. nl
dll:
dence, and the Origins of the Welfare State. Britain and France, 1914-1945, Nueva York, Cambridge University 7, Caja T-38 bis
Press, 1995, Susie S. Porter, Working Women in Mexico City: Public Discourses and Material conditions, 1879-1931. Caja Tbis “C,” 1914, Exp. No. 5912. T-1-917, Caja Teis “D,” 1916-198, Exp. No. 5929. T3-91
Gus L10 bis “D, Ep: No.
Tucson, University of Arizona Press, 2003. re/BPxJ, “Campaña anti-alcóholica”, Boletín Militar, Guadalajara, “O.” Exp. No. 8588. T-1-917, Caja Tebis “D,” 1916-1928, Exp. No. 5930. T-2-917,
7 de marzo de 1916, p. 3; “El servicio militar obligatorio, es el mejor método para convertir en hombres 7071. T-2-917, T-10 bis “B,” 1917, Exp. No. 7068. T-2-917, Caja T-10 bis *D,” Exp. No. 7069. Tl1-91 7, o
bis
aptos y útiles a nuestros ineptos desocupados”, Boletín Militar, Guadalajara, 24 de mayo de 1916, p. 2; Leoni- Tbis “D,” 1916-1918, Exp. 5940. T-1-916, Caja Tebis “D,” 1916-1918, Exp. No. 5925. T-3-917, Caja T-19
“J,” Exp. No. 7846. , .
IA
das, “La cuestión obrera”, Boletín Militar, Guadalajara, 4 de marzo de 1916, p. 2; Soledad Muñoz, “Petición núm. 1, 1984,
Keremetsis, “La doble jornada de la mujer en Guadalajara, 1910-1940”, Encuentro,
AR
para que no se cierre el Mercado Libertad los domingos en la tarde”, en AH, Ramo de Trabajo, T-1-914, Dawo
Caja T-bis “C”, 1914, Exp. No. 5907, Guadalajara, 1914. p. 197.
62 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y La REVOLUCIÓN MEXICAN
63
M ODERNA, , LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA
A EN GUADALAJARA
“LA REVOLUCIÓN CONSTRUYE AL GÉNERO; EL GÉNERO CONSTR
UYE A LA REVOLUCIÓN” PE ¿vo de la visita del señor Carranza a Guadalajara, j ' una A
el añoño 1917, , hubo en en su honor
1,4 Co
y un desfile en el que tomaron parte dos mil señoritas, uniformadas
a
Aeon ad mi ra ci ón y cariño
La Iglesia y el Estado estructuraron programas similares, pero manifestación de de enfermeras
su disputa principal s y
centró en el papel que tendría la Iglesia en la vida pública. Durante
el periodo arma. Y Y
do, varias facciones de diferentes regiones lucharon por
intereses diversos: reforma
agraria, destrucción del sistema de haciendas, autonom
ía municipal e integridad del +
voto en los procesos electorales. La facción constitucionalis
ta predominó en la Lucha
después de 1915. A finales de la década de 1910 y principios
de la siguiente, los cons.
titucionalistas iniciaron el proceso de construcción del nuevo
Estado mexicano.
>: rmya
eNBE AIN
En la Revolución mexicana de 1910, hombres y mujeres realizar
on diferentes ac.
ciones. Hubo diversas representaciones de lo masculino y lo
femenino que fueron
descritas por caudillos revolucionarios, periodistas, feminista
s, líderes políticos y cató- +
licos de diversas clases sociales, perspectivas políticas, creencias
religiosas y ocupacio- *
nes. En el caso de las mujeres, su presencia en la lucha armada
fue muy diversa. Las
campesinas, conocidas como las Adelitas, fueron la base
femenina del movimiento ar.
mado rural; cocinaron, cuidaron a los soldados heridos y particip
aron en batallas en
el frente.* Asimismo, las enfermeras del grupo Ácrata, afiliadas
a la Casa del Obrero
Mundial (com) se unieron al grupo sanitario de los Batallones
Rojos.*
Las mujeres de las clases trabajadora, media y alta, como lo
ilustran las cinco mujeres E
de Mujeres en el cambio social, cabildearon para cambiar el Código
Civil y obtener el recono- *
cimiento de los derechos para las mujeres; además se movilizaron
masivamente porque
AEN
diferentes procesos abrieron caminos para su participación en la
esfera públicae in fluye- Fuente: AFJHAG.
ron significativamente en el curso de dichos procesos: la Revolución
mexicana (1910-
ANECA
1917) y la formación de un nuevo Estado (1920-1940); el surgimie
nto de movimientos sa
sociales (obrero, feminista y católico); los cambios en la fuerza Apodaca, buscaron también ampliar sus derechos políticos. Los rra an pass
laboral; el incremento en
este capítulo ilustran cómo ciertas mujeres p a a e ha es
las tasas de alfabetización y escolarización femenina. Las mujeres
modernas, como las ácticas y las representaciones para las
adas, feminldad y política. Con estos a no li da e
*! Mary Kay Vaughan, Cultural Politics in. Revolution: Teachers,
Peasants, and Schools in Mexico, 1930-1 940, ípi as las mujeres de ese periodo en : :
Tucson, University of Arizona Press, 1997; Andrés Reséndez Fuentes,
Female
“Batrleground Women: Soldaderas and e por it A mujeres que no concordaban con lo prescrito y cons-
Soldiers in the Mexican Revolution”, The Americas 51,
Arizmendi, México, Tusquets Editores, 2010; Elena Poniatows
núm. 4, 1995; Gabriela Cano, Se llamaba Elena
truido como “una mujer” de Guadalajara —católica, sumisa y pasiva. e,
ka, Las soldaderas, México, Era, 1999; Elizabeth
Salas, “The Soldadera in the Mexican Revolution: War and Men's A pesar de esta participación femenina, la planeación política A o.
Illusions”, en Women of the Mexican Coun- ES
tryside, 1850-1990: Creating Spaces, Shaping Transitions, Mary Kay
Vaughan y Heather Fowler-Salamini (eds.), mexicana fue un movimiento liderado por hombres de clase media ya A cc a
Tucson, University of Arizona, 1994; Elizabeth Salas, Soldaderas
co, Diana, 1995; Leonor Villegas de Magnón, La rebelde, Clara
en. los ejércitos mexicanos. Mitos e historia, Méxi- masculina les impedía pensar en la emancipación de las mujeres. Al igual que il
ton, Conaculta, 2004; Martha Eva Rocha Islas, “Las
Lomas (ed.), Houston, Universidad de Hous-
dillos revolucionarios, las mujeres revolucionarias buscaron es cird y a
mujeres en la Revolución mexicana, un acercamie
las fuentes históricas”, en Universitarias latinoamericanas: liderazgo y desarrollo, nto a
al país por medio de la destrucci ón del poder de la Iglesia católica y de A a co
Patricia Galena de Valdés (ed.),
México, UNAM, 1990). Véanse las discusiones de Friedrich Katz F osa
sobre el papel de las mujeres en la Revolu- tradicionales como fanatismo, religión, ignorancia y superstición, para cré
ción mexicana y las diversas presencias de mujeres en las fuerzas
Rocha Islas, “Las mujeres en la Revolución mexicana, un
maderistas, villistas y constitucionalistas. ción más competitiva en el mundo capitalista.” Como en otras revoluciones s
acercamiento a las fuentes históricas”, en Katz,
The Life and Times of Pancho Villa, pp. 290-299.
* La com fue creada el 15 de julio de 1912 en la ciudad de
México. Ácrata fue fundada en 1915. Paula % Ana Lau Jaiven y Carmen Ramos Escandón, Mujeres y E 1 E 2 Pads Clor
Osorio, Jovita Estrada, Carmen Velásquez y Maclovia Pacheco
formaron parte de Ácrata. Véase Historia Revolution: Women and the aro ;
Obrera 5, junio de 1975, p. 21; Katz, The Life and Times of Pancho 1993; Steph. i . Smith,
i Gender and the Mexican
] tution: Yucatán
Villa, p. 368. of North Carolina Press, 2009; Porter, Working Women in Mexico City: Public Discourses
pel Hill netalda
64 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y La REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJ
ARA 05
La MUJE R MODERNA, LA POLÍTICA
Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA
y políticas del mundo, se produjo una revolución cultural, de género,
política ysocia sus enemigos.** De éstos, la Iglesia ps era su pa
para crear ciudadanos “modernos”, ligados a los valores nacional
es, que transforma católicas y a la Iglesia como
caracterizaban como una mujer vieja, fanática, muy superstición
rían la patria por medio de una educación racional y trabajo
disciplinado.* Estos adversario, a la queE
católica influía
cambios sociales afectaban a hombres y mujeres, pero ¿cómo
se reconfiguraban E e improductiva. 7 De acuerdo con los constitucionalistas, la Iglesia
egativa en hombres y mujeres. Los caudillos revolucionar ios buscaron
masculinidad y la feminidad en esta lucha armada?
E ral comal de la Iglesia sobre las mujeres, a quienes percibían como una
cas evadora. Respecto de la autoridad de esta institución sobre los hombres,
el Bole Militar criticó “al clericalismo solapado y audaz que se vale del sentimiento
ea
uramentos kÍ mbéci Í 1 es ]
b urlar las co ncien-
1 arr: ancal
LA LEGITIMIDAD DE LA FEMINIDAD Y LA MASCULINIDAD CONSTIT
UCIONALISTA se
2
oso y del confesionario
1
para j y
pra
Jefe del 14 Batallón”, Boletín Militar, Guadalajara, 18 de octubre
público revolucionario?”, Boletín Militar, Guadalajara, 1 de noviembre
de 1914, 1; “¿Cuál es la teoría del poder e independientes. Fuertemente influida por discursos transnacionales mas E emi
Sr. Gral. Manuel M. Diéguez”, Boletín Militar, Guadalajara, 6 de
de 1914, 2; “Datos biográficos del - nismo, la mujer moderna y la república, y por los acontecimientos de la Revolución
septiembre de 1914, 5; “Elementos civiles
en la revolución. Lic. Manuel Aguirre Berlanga”, Boletín Militar,
Guadalajara, 13 de septiembre de 1914, mexicana (1910-1917), afirmó que las jóvenes presenciaron la lucha contra la opre-
4; “La honorabilidad privada y la pública”, Boletín Militar, Guadalajar
a, 5 de noviembre de 1914, 2; “La á
peregrinación del caudillo constitucionalista”, Boletín Militar, 5
de septiembre de 1914, 2; “La Revolución A
sobre los personalismos”, Boletín Militar, Guadalajara, 3 de septiembre de 1914, 2; “Labor de cobardes”,
—
Boletín Militar, Guadalajara, 18 de octubre de 1914, 2: “Los hombres Boletín Militar, Guadalajara, 1 de agosto de 1915, 6; “Carranza, el gran reformador 5 E mic
nuevos como funcionarios y soldados”,
SRA
Boletín Militar, Guadalajara, 6 de septiembre de 1914, 2; “Manifiest lajara, 4 de marzo de 1916, 3; “Hombres de la revolución”, Boletín Militar, Sonia, Le e non ,
o. Gral. Don Manuel M. Diéguez, Gober- 1; Salvador Martínez Alomía, “Venustiano Carranza y el constitucionalismo ,Boletín Mia e ; pase ,
nador y Comandante del Estado, dirige a la Convención de Aguascalie
ntes”, Boletín Militar, Guadalajara, + de septiembre de 1914, 3; Martínez Alomía, “Venustiano Carranza y el constitucionalismo”, Boletín Militar,
10 de noviembre de 1914, 1; “Pueblo de Jalisco”, Boletín Militar, Guadalajar
a, 14 de noviembre de 1914, Guadalajara, + de septiembre de 1914, 4. , 1 EJ
1; “Señor Coronel Ernesto Damy, Jr”, Boletín Militar, Guadalajar
a, 6 de diciembre de 1914, 2; “Sr. Gral. “rE/BPEJ, “Ideas y Hombres", Boletín Militar, Guadalajara, 3 de julio de 1915, ;
Álvaro Obregón”, Boletín Militar, Guadalajara, 30 de agosto de 1914,
1; “Sr. Gral. Dn. Francisco Murguía”, % Para una perspectiva comparativa, véase Vaughan, La política cultural de la ea a a
Boletín Militar, Guadalajara, 8 de noviembre de 1914, 1; “Teniente Coronel
Esteban B. Calderón”, Boletín “rE/BpEJ, “El clericalismo y el nuevo régimen”, Boletín Militar, Guadalajara, 25 de ju e E d
Militar, Guadalajara, 1 de noviembre de 1914, 1; “Biografía y característ
icas de Carranza”, Boletín Militar, * Delgado, Las palabras de otro hombre, anticlericalismo y misoginia, Barcelona, Muchnik E noc E Pe
Guadalajara, 8 de julio de 1915, 9; “Documentos para la historia.
sees
La contestación del general González a 1% Manuel Delgado, Las palabras de otro hombre, anticlericalismo y misoginia, Barcelona Muchni :
los convencionistas”, Boletín Militar, Guadalajara, 8 de julio
de 1915, 3; “Honradez del constitucionalismo”,
1993.
A
66 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA A ] IÓN MEXICANA EN GUADAL
E R MODERNA, > LA POLÍTICA Y LA REVOLUC
AJARA 67
LA MUJ
con valores cívicos que
sión; adquirieron conciencia de su fuerza, de sus derechos y de su porvenir." Cont ruir el poder de la Iglesia católica y construir una nación
una constitucionalista, alabó las políticas laborales y sociales del general Manuel ce an el amor a la ciencia y a la patria. ]
M.*
Diéguez (1914-1918) porque se preocupó por las miserias de los trabajadores. op os de Laura Apodaca y Daniel Galindo fueron pronunciados en el mes
Apo
daca les pedía a las jóvenes que mostraran compasión por los obreros, porque pe e 1914 para alentar la causa constitucionalista, pero contienen represen-
eran
duramente explotados; por los niños y familias pobres y oprimidas, y “por PP SEO distintas. Para Galindo, los hombres cabales, honrados y laicos
la patria | ¿
que destila[ba] sangre”. Sugería que era necesario propagar la concordia para e cid reinara la ciencia, la libertad y la razón para inculcar patriotismo y
que e]|
país progresara. e a mexicana. Con una visión que mezclaba ideas evolucionistas, moder-
$
Al igual que la conferencia de Laura Apodaca, un estudiante del Liceo de Varones, y nd a ul la masculinidad constitucionalista se construía con su participación
Daniel Galindo, reconoció los cambios positivos que brindaba el constituci cap amdón en la fundación de una nación nueva. A pesar de que las mujeres
onalismo, + p
pero con una mirada masculina. Esta corriente política mantenía una salvadora a pe En lcd y con poca capacidad para actividades académicas y
ilu il A e O
sión y redentora esperanza: la revolución constitucionalista.1? Entre
sus acciones se leas, Apodaca sostenía que debían estár preparadas para
dee
ñalaba la expulsión de sacerdotes, de los jesuitas y la expropiación del Instituto
San + una cultura amplia. La educación, en especial la universitaria, y la se
s os Si 2
José. Para el estudiante Galindo, la educación de los jesuitas olvidaba los deberes $ nuevos horizontes; las convertirían ca mujeres moderna
cívicos y fomentaba el egoísmo. Los constitucionalistas incorporaron los
valores cívi.+. los espacios doméstico, nacional y público. Con este nuevo papel se
el porfiriato.
cos en la educación para formar el carácter, amar a la patria y a la humanidad
. Ahora «trucción de lo femenino, visto como el sexo débil durante
libres “del acicate de los jesuitas”, Galindo afirmaba que volvería la Los propagandistas (hombres y mujeres) constitucionalistas a - do do
razón de Voltaire, * programa de acción cd apa
Rousseau, la ciencia, y se construiría el “templo de la verdad positiva”.'% En palabras “salvación del pueblo” se lograría por medio del
y el a a
de este alumno: “El estudio que nos toca hacer de esa ciencia cuyos modernos Carranza, quien favorecía la democracia, da honradez
pro- patriarcal, la aji E A
gresos inician Bacon y Descartes, han sido facilitados por el Gobierno del Estado,
* visión apologética que reproducía una visión
separándola en cátedras y completándola con la magistral corona de la serie tenía que los hombres que habían combatido en campos mi el ego
de las ; prosas y poner e a CR
ciencias abstractas que apellida Auguste Comte: la sociología”.!” Las propuestas espera de sus madres sufridas para salvarlas
teóri- + mexicana.'” En el Boletín | a pea
cas y filosóficas de Comte para resolver el caos ocasionado por la Revolución francesa de Carranza para la regenerac ión de la vida
+ a z 7%
(1789-1799) fueron incorporadas a la Escuela Nacional Preparatoria por Gabino significativo permitir a mujeres anticlericales, como las a
Ba- + es sar e
rreda en 1868 para impulsar el orden y el progreso en el régimen de Porfirio Díaz.% Apodaca, publicar sus escritos. El discurso de Ortiz mostraba
2 od e
Quizá la importancia del positivismo muestra la continuación de ideas porfirianas representación de la mujer sufrida del siglo XIX, mientras que €
en mujeres activas, modernas y transformad oras. ] e
el proceso de modernización, mientras que el regreso al jacobinismo francés y juarista la maestra Apodaca abogaba por
+ el magisterio jalisciense había diversas EE,
fue notable entre los comandantes militares progresistas. Todas.estas ideas eran dos discursos ilustran que en
parte
de una nueva pedagogía constitucionalista en la preparatoria. Durante el sociales sobre el papel de la mujer. Los propagandistas constitucionalistas a ce a
ascenso - sa E '
del constitucionalismo en 1914, el estudiante Galindo entretejió ideas científicas que los auténticos revolucionarios sólo debían apoyar el poe
de * habían traicionad o a Ca:
Comte con conceptos jacobinos franceses para resolver los problemas de la sociedad, perspectiva constitucionalista, el villismo y sl aaparS
za porque habían protegido a la religión católica.
10! Apodaca, Educación de las jóvenes. Conferencia leída en el Teatro Degollado por la señorita Profa. Laura
Apo- |
daca, directora de la Escuela Normal para Señoritas del Estado de Jalisco, p. 9.
1* FE/BPEJ, “Discurso pronunciado por el joven Daniel Galindo en la matinée de los estudiantes pre-
paratorianos con motivo de la apertura del año escolar de 1914 a 1915”, Boletín Militar, Guadalajara,
9 de
octubre de 1914, 4,
1 La propaganda constitucionalista a favor de su propiai causa con trasta signi
ta significati ivamci cone los
1 E/BPEJ, ¿bid..
-
robos y saqueos que Venustiano Carranza permitió a todos sus seguidores. Estas acciones p
1 vE/BPEJ, ibid.
] verbo carrancear. 5 En
15 Para una discusión amplia de la introducción de Auguste Comte a México,
véase Apodaca, Educación
de las jóvenes. Conferencia leída en el Teatro Degollado por la señorita Profa. Laura Apodaca, 17 */apEj, , Antonia Ortiz, “Constitucionalistas, la Patria os espera ¡Corr ed a salvarla!", Boletín M
directora de la Escuela Guadalajara, 10 de julio de 1915, 2. Z ] ] 0 A
Normal para Señoritas del Estado de Jalisco, Leopoldo Zea, El positivismo en México: nacimiento,
apogeo y decadencia, dls Ego, “¿Qué pretendía el villismo?”, Boletín Militar, Guadalajara, 3 de julio de 1915, 7.
Sección de obras de filosofía, México, FCE, 1981, pp- 53-78. y. dle
2» |
R MODERNA,A, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJJARA 69
LA MUJ E
da diferencia entre las imágenes de animales y las figuras mascaiinas civilizadas
A izadas que vanaglorian sus victorias en el occidente de México. En el centro
y O rranza, rodeado de Obregón, Diéguez y otros coroneles, señalando las
e E nde los constitucionalistas vencieron a los villistas (Celaya, Lagos, León
ao ) Za la parte superior sobresale la imagen de una mujer que personifica al
de Ualhogar”, no a la mujer moderna que sigue los últimos gritos del consumo y
la d 168 caudillos revolucionarios concibieron el papel de las mujeres como
ca Els en la modernización de la sociedad mexicana dentro del ámbito fami-
da pan ue ellas no debían entrar en la política porque ésta era sucia y corrup-
o aliadón permitía la participación de las mujeres en una nueva esfera social
ps lo privado y lo público, pero que no era considerada política. A
en e E E e
Durante las décadas de 1910 y 1920 en Guadalajara, como
ue mai Ten
nal, las mujeres anticlericales se unieron ala Revolución ia
contra del Estado porfirista. Establecieron organizaciones políticas teme
“ ciaciones mixtas políticas y sociales que pretendían promover ideas revolucionarias
para luchar en contra del movimiento de acción social católico. En respuesta a a
llamada, las mujeres católicas defendieron su catolicismo. a a de
una de las movilizacio nes más dinámicas de mujeres, tanto de católicas pi e
anticlericales. Las mujeres anticlericales, junto con los maestros y trabaja pes se
unieron al incipiente Estado anticlerical a favor de las masas. Ellas, los campesinos
y los trabajadores se empoderaron por la influencia del Estado revolucionario pa
contrarrestar el fuerte movimiento católico. El Estado requería ais antic e-
ricales en su lucha en contra de los católicos. Por su parte, los católicos resistieron
las medidas anticlericales por medio de una movilización basada en la acción social
Fuente: FE/BPE, Boletín Militar, 15 de julio de 1915, 1.
=E católica. En este levantamiento, las mujeres católicas destacan por su participación
las tendencias del activismo de ambos grupos. Las investigaciones históricas recientes
Se
es decir, simbolizan el mundo bajo, sin moral, donde comanda la traición. Huerta
personifica a una serpiente; su rostro muestra una cara con un lenguaje facial muestran que las organizaciones de mujeres católicas estaban muy bien organizadas
duro y
tenso. Villa encarna a una bestia, a un lado de Huerta. Su lenguaje corporal es en espacios rurales y urbanos y que tal vez eran mayoría, mientras que las asociaciones
el de =
un animal agotado y vencido. Estos dos animales (la bestia y la serpiente) liberales de mujeres eran una minoría.!*”
contrastan +
con las fotografías que ahí se incluyen de militares constitucionalistas. Se observa
una
19 Arrom, “Mexican Laywomen Spearhead a Catholic Revival: the Ladies of Charity, 1863-1910”, y “Las
1 *E/BPEJ,y “Nuestro Primer Aniversario”, Boletín Militar, Guadalajara
y , 15 de J julio de 1915, 1, 12. Señoras de la Caridad: pioneras olvidadas de la asistencia social en México, 1863-1910”.
770 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA:
— 71
LA MUJ E 2 MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA
LAS MAESTRAS Y LA REVOLUCIÓN EN GUADALAJARA
revolucionarios. Aco:
Atala
fue una de las iniciadoras en Guadalajara de los grupos obreristas y
de Atala intelectuales y obreros que, de alguna u otra mansa estaban organi
La llegada al poder de los constitucionalistas permitió a maestras liberales (nutriday
dían al grupo política que se vivía, se realizaba n eii cEeciciAs
de valores centrados en la educación cívica, la justicia y el respeto a la Constitución) sar de lo delicado de la situación
ferencia los domingos, en el Teatro Principal, localizado por la calle de Juárez.
unirse al gobierno revolucionario. Destacan las hermanas Laura y Atala Apodaca $
a
a la gente y a intelectua les que asistíamos con invitación especial. Se
Irene Robledo García (1990-1988) y las maestras que fundaron ae Ela olitizar
el Centro Radical. los molestó.!' *
Femenino en 1918. Las maestras Apodaca y Robledo habían apoyado diferentes E 23
hablaba ideas la tendencia a la colectivización. A los asistentes nunca nadie
movimientos políticos y sociales tales como el reyismo (1909) al usar un clavel roj ñ
miembros de un gapo o E
durante sus clases;'!! habían leído los periódicos de los Flores Magón'” y asistido. y Muchas maestras asistían a las conferencias, sin ser
Atala extendía la invitac ión a todos, incluid os sus estudiantes de a Escuela
hablado en mítines políticos durante la campaña presidencial de Madero. El caso “cular.
as. Apodaca
de estas maestras muestra que las escuelas normales fueron incubadoras de la mo 4 de de la Normal. Ella no fue reprimida por las autoridades católic
católica por-
lización de hombres y mujeres durante el movimiento antirreeeleccionista y duran. E sl Liberal Josefa Ortiz de Domínguez se opusieron a la Iglesia
con Irene Robledo , en
te la lucha armada.'** e cepomablliatan del atraso en México. De acuerdo
q debatía por miedo a la tensa
En palabras de Irene Robledo, Ñ las as conferencias de Apodaca la gente escuchaba, nadie
En la Normal, el apoyo al movimiento reyista fue completo. Todos los alumnos participaban a atciineción estatal de Diéguez, Atala tuvo el cargo de inspectora
; + y pl
los hombres eran muy pocos —unos quince o veinte—, pero muy buenos compañeros. cra de Escuelas en Guadalajara, presidió la Comisión de ge
El resto , A pao 0.
éramos mujeres y no nos achicopalábamos de participar en la política, le entrábamos al parejo Nacionalista y editó la revista Argos. Por medio de esta Comisión
Apo A ue A
Muchos de estos compañeros leíamos la prensa de los hermanos Flores Magón que a alguien
le + daca trabajaron activamente por la causa constitucionalista.
directora de una ber pe
llegaba desde los Estados Unidos; nada más era un periodiquito, así que circulaba de mano
en de la Normal de Jalisco y a Irene Robledo se le nombró
espacios para promove r ca Lo
mano. Nos gustaba Bernardo Reyes porque nos parecía que podría serun buen Presidente; yade-
+ Guadalajara. Cada una aprovechó estos nuevos
tiempos re
más éramos partidarios de las ideas de los Flores Magón, es decir, estábamos con los dos grupos. calidad de la educación, en el papel de “la mujer moderna en
rios y movilizar a otras mujeres por la defensa de ideales revolucio narios.
Debido a su herencia liberal, las hermanas Apodaca y Robledo apoyaban a las fuerzas
revolucionarias (constitucionalistas o villistas), aun antes de la llegada de los
constitu-
cionalistas en julio de 1914. En especial Atala Apodaca, por medio de la Liga Amigos del * “ ”
DE LA "MUJER MODERNA
Pueblo y del Círculo Josefa Ortiz de Domínguez, organizó asociaciones revolucionarias + LAS REPRESENTACIONES DISCURSIVAS Y VISUALES
ñ
¿dónde está lo revolucionario de “la mujer moderna”? El uso de la categoría de
ai
iones infiero o
de Antonio Pavissich.!”! A partir de estas polleac
Y
nero para analizar los procesos y las diferentes revoluciones dentro de la Revolución 920)
moderna a
décadas
mexicana permite ir más allá de la visión de que las mujeres no tuvieron un Papel. n el debate transnacional sobre “la mujer moderna”, en des primeras
e moderno hispano america no (España, Argenti na y otros
crucial en las batallas militares de la lucha armada de 1910. Tanto la perspectiva de a ; x en el ambient
tomar la
género como la historia de la vida cotidiana ayudan a entender los cambios radicales de e eiisatió más sobre este tema que acerca del rumbo que debía
país es), E
y rápidos experimentados en este decenio por hombres y mujeres “de carne y hue: | 6
lución mexican:
a. , , da Eo =
» z Aa 5 ni e estas estas ediciones sobresalió La Enciclopedia Católica, de 15 volúmenes y más de
so”. Como argumenté al inicio, E
el debate en torno a la “mujer moderna” no sólo E
fue s nacionalidades. e
cultural sino también político. Laura Apodaca explicó brillantemente, como diría ná 9000 artículos escritos por diferentes autores de diversa e
cos e intelec tuales de la posición
historiadora estadunidense Joan Scott, cómo “el género construyó la política y cóm - dia sintetizó los aportes científicos, filosófi
el movi-
la política construyó al género”.1” É o a desde la perspectiva de la Iglesia católica, la “cuestión femenina”,
et
ns
É E A e encia de las mujeres y puntualizó sus derechos y obligaciones
Después de ese discurso de Apodaca en Guadalajara en octubre de 1914, Hermila + o
Desde
os del sielo xx; además ilustró la posición moderna de la Iglesia.
E
Galindo —feminista y secretaria particular del jefe constitucionalista Venustiano cá T £
e Róssler y William H.
rranza— inició la edición del Semanario Ilustrado. La Mujer Moderna, en septiembre de + S Ets eurocentrista, esencialista y moderna, Agustin
natural eza humana , la historia , la
1915.!'% Al igual que Apodaca, urgía una mejor educación para las mujeres; también dEl da abordaron en el artículo “Mujer” la
y el derech o canónic o. pi y qa
le otorgó un nuevo significado al papel de la mujer dentro del hogar. En sus números + a
“cues codes de la mujer, y las mujeres
plena y pai o e
subsecuentes, Galindo argumentó a favor del sufragio femenino para mejorar la con-É ning reconocieron el derecho de éstas al disfrute de una vida
forma explícita favorec ían una igualda d entre los hombre s y las a
dición de las mujeres. Laura Orellana Trinidad contextualiza y sintetiza el proyecto 4 NN
“como el único absolu tament e perfect o y a
político de Galindo y las transformaciones que buscaba, en los siguientes términos: ++
tomar el sexo masculino
femenino sí ho Si a
del otro”.!* Esta igualdad no era absoluta, el sexo
le > qua a prin :
Galindo planteó la politización de las funciones maternales, es decir, la necesidad de que el cuerpo y en el alma; las mujeres tenían cualidades que
las = laley y” ta pd
madres educaran a sus hijos inculcándoles responsabilidades civiles. Desde ahí empezaba la declararon a favor de una igualdad moral de los sexos;
e e rad
Seas
participación en el espacio público. [...] la mujer debía ser la misma. Desde una perspectiva esenciálista,
en el cuerpo; también eran fisio > aa ,
hombres y mujeres no sólo estaban
efi
Hermila pretendió dejar en el pasado a las mujeres tímidas, nerviosas, pudorosas y recatadas
iones aument aban o disminu ián por la a pd
para dar paso a las mujeres modernas: participativas, desfanatizadas, trabajadoras, libres en sus pro- = gicas y de vocación. Las distinc
acón ps mi
pias elecciones de vida, amorosas con la patria. Galindo ligó el feminismo al constitucionalismo - costumbres. La humanidad se daba por la unión social y la appen
e na «a
en una interpretación peculiar que otorgaba a las cuestiones íntimas un carácter público y social, y la mujer. El sexo masculino sólo era la mitad de la humanidad;
al ci cio perión Y S >
El instinto sexual de las mujeres, la educación sexual para las niñas, la crítica de la doble moral representaba la otra parte. Entre ambos debía
- designa do así por ser líder pita
sexual y la importancia que concedía a las funciones políticas de la maternidad eran temas que + pero el hombre era el dirigente. El creador lo había
pe Epi he
—según su visión— eran fundamentales para la reconstrucción de un México distinto.'1% estructura corporal e intelectual. La mujer quedaba subordinada, pero
z s. Su argume ntació n estaba entrete ji q a de
te no perdía autonomía ni derecho
ón e E
Apodaca, Galindo, Salomé Carranza y otras escritoras argumentaron que la educa- 4 conceptos de diferencia e igualdad, parte central de uma discusi
a ]
ción les brindaría independencia y la capacidad de expresar sus demandas y deseos. 2 5 siglo x1x.'* Respecto de la posición de la mujer en la vida moderna En sig
a y
En los años siguientes se publicaron obras como La Enciclopedia Católica (1907-1915); , maban que su influencia debía ir más allá del hogar e incluso extenderse
La mujer moderna y su papel en la evolución actual del mundo (1919) de Amado Nervo; La
' Ricardo Delgado Capeans, La mujer en la vida moderna, Madrid, ps pio cota Pe
evolución
ió; actual del mun do. Homenaje) de gratitud
rat de la : ¿ 3 e
vo, La mujerj moderna y su papel en la
Aires, Tor, 1919; Antonio Pavissich, Mi ujer antigua ) a mo-
María” dl Santa Unión . S.S.C.C., Buenos
1 Scott, Gender and the Politics of History, pp. 4450. 3 pole y W a H. W. Fanning,
"Desconozco si se divulgó en Guadalajaray cuál fue su circulación en el país. derna, Escenas de mañana, Madrid, Saturnino Calleja Fernández; Agustine
"Laura Orellana Trinidad, ““La mujer del porvenir": raíces intelectuales y alcances del pensamiento 3
3 “Mujer” en Enciclopedia Católica, Enciclopedia Católica, Copyright O ACIPRENSA, 1915.
*2 Róssler y Fanning, “Mujer.” "
feminista de Hermila Galindo, 1915-1919”, Signos históricos 5, 2001,pp. 136. véase
'2 Orellana Trinidad, Hermila Galindo, una mujer moderna, México, Instituto Nacional de Bellas Artes,
Y Para sen Alca histórica y teórica sobre los debates en torno a la diferencia y a la igualdad,
3 Scott, Only Paradoxes to Offer. French Feminists and the Rights of Man.
2001, pp. 66-67.
A
74 LA MUJER MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJAR LUCIÓN MEXICANA EN GUADALAJARA
— 75
AA
a
RA E (UJÉR MODERNA, LA POLÍTICA Y LA REVO
y aún hoy mantiene su vigencia. RENO sus
.
a la Iglesia. Reconocían que el debate de la mujer moderna en países europeos com aria
.
E
Í
«antes . Fue una idea revol ucion
Alemania, Francia, Bélgica e Inglaterra se relacionaba con sus condiciones de vida indep€ los siguientes procesos: 1] el
a estas quedaron opacadas y olvidadas por aa
educación y su posición legal. Identificaban tres grandes posturas sobre la cuestión y pr p ez, pues por alo
n que se les dio a los programas de Diégu
acciones
social de “la mujer moderna”: la emancipación radical (socialdemócrata), la vía mo. realce y difusió antic leric a es; = o
pio que elaborara políticas revolucionarias PA
derada (liberal) y el camino de la Iglesia católica, Para Róssler y Fanning, la solución. “natural” y pro social y de géner o n
lo apoyaron y transgredieron el orden
exitosa de la cuestión femenina era la reorganización de las condiciones las maestras que En la Par pe
A
: recon : o y fueron menos rememoradas. 2]
ocimient
restauración del cristianismo en la sociedad, que contribuiría a restablecer las relacio. ron el mismo
para derogar los decretos de 19 Sy 194
mo VI lización : católica de 1918 y 1919 nes de
nes naturales del hombre y la mujer. Es decir que los tiempos modernos demandaban , ma si va
visibles actores co lectivos. Las accio e
la participación directa de la mujer en la vida pública por su influencia en el hogar. apareciero n las muje res católicas como y preservaron como una : p potenci mn
“eres se recordaron en la memoriaia pública públi
y en el mundo laboral. Las discusiones, que ya estaban en los ámbitos trasnacional. n de la nación. a
rvadora latente qu
RN día explotar e impedir la modernización
nacional, regional y local, continuaron en la década de 1910 y en los siguientes deceo.al%y m
.
más
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o.
y elaborar un anális
nte > sostengo que para comprender
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nios. Eise 1 or arA tanto a
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iento armad o en Guada lajar j a, es necesarioo incorp
Además de este debate transnacional, en diferentes rotativos en los ámbitos estatal
E
istoria del movim , reyist as, M l e
as, católi cos, espiri tistas
y nacional se debatió sobre el papel de la mujer: sobre “la mujer moderna”, su cuerpo, A de es como a mujeres (anarcosindicalist r su pap
a u-
su educación, sobre los productos que debía consumir y usar, y si debía tener trenzas o revol ucion ario,
proce so
andar “pelona”. Es difícil evaluar la recepción de estos debates en la opinión pública, rante la Revolución mexicana y el
pero a través de este libro reconstruyo cómo nuevos sistemas discursivos dieron lugar E
a la agencia, es decir, al punto de mediación entre los discursos y las experiencias que +
rompieron con una visión determinista. Identifico cómo cambiaron los discursos so-.
bre “la nueva mujer”, “la mujer cívica” o “la mujer moderna politizada”. Las mujere
fueron objetos y sujetos de los discursos en las reformas sociales; ciertas mujeres con:
figuraron nuevas relaciones de género que resistían el poder patriarcal masculino
el de la Iglesia católica en su forma discursiva; sus anhelos y descontentos provocaron +
nuevos sistemas. E
Las mujeres como Laura Apodaca y Hermila Galindo iniciaron procesos que his-
toriadoras feministas han considerado como la racionalización de la domesticidad
y la modernización del patriarcado, es decir, la transformación de los papeles tradi-+
cionales de género por medio de reformas agrarias, civiles, laborales y políticas que+
otorgaban más derechos a las mujeres y a los niños dentro del hogar y en los centros +
de trabajo; también promovieron campañas de higiene para controlar las conductas +
de los individuos e impulsar el desarrollo nacional, pero sin destruir el patriarcado. $
Como algunas feministas y mujeres liberales del siglo x1x, las hermanas Apodaca y *
Robledo García le dieron gran importancia a la educación laica. A diferencia de Her +
mila Galindo y otras feministas a favor del sufragio femenino en las décadas de 1910 y *
1920, ellas se concentraron en la lucha por el derecho de las mujeres a la educación *
para su liberación. Para las hermanas Apodaca y Robledo García, esta estrategia pe-
dagógica era más trascendental que la lucha por el sufragio femenino. Esta postura
podía ser liberadora porque empoderaba a los sujetos y permitía tomar decisiones -
Vaughan, “Cultural Approaches to Peasant Politics in the Mexican Revolution”, pp- 300-301, y "Mod-
ernizing Patriarchy: State Policies, Rural Households, and Women in Mexico, 1930-1940”, pp. 194, 197, 200. e
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