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COMENTARIO BIBLICO DEL PÚLPITO

Isaías 62:1-12
EXPOSICIÓN

Isaías 62:1

ADEMÁS GRACIAS PROMESAS HECHAS A ISRAEL POR "EL SIERVO". Algunos consideran al orador
en este capítulo como Jehová; algunos como el profeta, o el orden profético; algunos como "el
Siervo". La última suposición nos parece la más simple y la mejor. La estrecha conexión con el capí‐
tulo anterior es evidente. Si eso es, en general, "un soliloquio del Siervo", esto debería ser una conti‐
nuación del soliloquio. A Israel se le promete "justicia", "gloria", "un nuevo nombre", una guardia de
ángeles, un tiempo de paz y prosperidad, liberación de Babilonia y un establecimiento triunfante en
Sión bajo la protección de Dios.

Isaías 62:1

Por el bien de Sion, ¿no callaré? En el pasado, Dios guardó silencio (Isaías 42:14; Isaías 57:11). "El
Siervo" no ha hecho que se escuche su voz. A Babilonia se le ha permitido continuar su opresión sin
control. Pero ahora habrá un cambio. Dios alzará su voz, y las naciones oirán; y la "salvación" de Is‐
rael se efectuará rápidamente. Por el bien de Jerusalén. "Sión" y "Jerusalén" se usan como sinóni‐
mos (Isaías 2:3; Isaías 4:3, Isaías 4:4; Isaías 31:4, Isaías 31:5, y Isaías 31:9; Isaías 33:20; Isaías 40:9;
Isaías 41:27; Isaías 52:1; Isaías 64:10, etc.), como" Israel "y Jacob". Hablando estrictamente, "Sión"
es la montaña, "Jerusalén", la ciudad construida sobre ella. Hasta que salga la justicia de la misma.
(comp. Isaías 54:17; Isaías 61:10, Isaías 61:11). Como brillo; o, como el amanecer (comp Isaías
60:3; Proverbios 4:18; Daniel 6:19). Salvación ... como una lámpara que arde; más bien, como una
antorcha que arde (comp. Jueces 15:4; Nah 2: 1 -13: 14; Zacarías 12:6). La "salvación" de Israel se
manifestaría; principalmente por su regreso triunfante de Babilonia, y más completamente por su
posición en el reino final del Redentor.

Isaías 62:2

Los gentiles verán, etc. Una continuación del relato de la gloria final de Israel, como se da en Isaías
61:6. Lo que los gentiles son especialmente para ver y admirar es la justicia de Israel. Esto puede
señalar los reconocimientos de la pureza y excelencia de la Iglesia primitiva que hicieron los paga‐
nos (Plin; 'Epist.,' 10.97), y que culminaron con el dicho: "¡Miren cómo se aman estos cristianos!" El
escéptico Gibbon reconoce, entre las causas del éxito del cristianismo, "las virtudes de los primeros
cristianos". Todos los reyes (comp. Isaías 49:7, Isaías 49:23; Isaías 60:3; Salmo 50:22: 11). Serás lla‐
mado por un nuevo nombre (comp. Isaías 61:4 y 12; y ver también Isaías 65:15). No está del todo
claro cuál es el "nuevo nombre", ya que en el resto del presente capítulo se sugiere más de un nom‐
bre. Rosenmuller supone que se quiere decir "Hephzibah". El Dr. Kay sugiere "los santos" y señala
que el título de "santos" o "santos" es dado por San Pablo a todos los cristianos (Hechos 26:10; Ro‐
manos 1:7; Romanos 16:15; 1 Corintios 1:2, etc.). El Sr. Cheyne piensa que es un título de honor des‐
conocido, similar al mencionado por Jeremías "Jehová, nuestra justicia" (Jeremias 33:16). Se darán
"nuevos nombres" a los santos individuales en el reino celestial (Apocalipsis 2:17; Apocalipsis 3:12).

Isaías 62:3

Serás también una corona de gloria, etc. Dios exhibirá a Israel en un mundo admirable, como un
hombre podría exhibir una "corona" o "diadema" que sostenía en su mano. Observarán con admira‐
ción y reverencia: "porque percibirán que es su obra" (Salmo 64:9).

Isaías 62:4

No volverás a llamarte Renegado. Judá se había creído "abandonada" de Dios (Isaías 49:14) y, en
cierto sentido, había sido abandonada "por un pequeño momento" (Isaías 54:7). Parecería que sus
enemigos habían ido tan lejos como para darle el nombre en tono de burla. Ni tu tierra ... se llamará
desolada. Judea no solo había sido desolada por los invasores de Babilonia bajo Nabucbarlnezzar,
sino que había permanecido "desolada" durante todo el período del cautiverio (Isaías 32:13, Isaías
32:14; Isaías 49:19, etc.). Se había llegado a hablar de Sh'marnah, "una desolación" (ver Jeremias
34:22; Jeremias 44:2, Jeremias 44:6; Ezequiel 33:29; Ezequiel 36:34). Ahora todo debería ser alte‐
rado. Como Ezequiel profetizó: "La tierra que estaba desolada se ha convertido en el jardín del Edén;
y el páramo y las ciudades desoladas y arruinadas se han cercado y habitado" (Ezequiel 36:35). Se‐
rás llamado Hephzi-bah; es decir, "mi deleite está en ella". Hephzi-bah era el nombre de la reina de
Ezequías, la madre de Manasés (2 Reyes 21:1). Y tu tierra Beulah. Beulah, o más bien Be'ulah, signi‐
fica "casado" (comp. Isaías 54:1). Judea estaría "casada" con sus hijos, o su gente, cuando dejaron
Babilonia y una vez más se apoderaron de ella. El verbo hebreo dedo del pie "casarse" significa lite‐
ralmente "ser señor".

Isaías 62:5

Como el novio se regocija por la novia. Hay un doble empleo de la analogía con el matrimonio aquí.
La tierra, Judea, personificada como una mujer, está casada con sus hijos, o su gente, considerada
(a este respecto) como un hombre. La gente, considerada como una mujer ("la hija virgen de Sión",
Isaías 37:22) también está casada con Jehová y lo reconoce como su Novio (Comp. Isaías 54:5).
Como Novio, Dios llama a su novia "Hephzi-bah" - "mi deleite está en ella".

Isaías 62:6

He puesto vigilantes en tus muros. "El Siervo" ha designado observadores en los muros de Sión, ya
sea "profetas" (Delitzsch), o "sacerdotes y profetas" (Kay), o, más probablemente, "seres angelica‐
les" (Cheyne), que vigilan y protegen perpetuamente. (Comp. Isaías 52:8). Ni de día ni de noche ca‐
llan, ni guardan silencio, sino que interceden ante Dios por su pueblo, como el "ángel de Jehová" en
Zacarías 1:12, recordándole su pacto con ellos y su les promete, y exhortándolo a "despertar, des‐
pertar" por su propio honor (Isaías 51:9). Generalmente se permite que los "observadores" en Daniel
4:13, Daniel 4:17, Daniel 4:23 sean ángeles; y la misma interpretación se adapta mejor a los "vigilan‐
tes" del presente pasaje. Ustedes que hacen mención del Señor; más bien, como en el margen, vo‐
sotros que sois recordadores del Señor; es decir, "vosotros, cuyo asunto es llamar al recuerdo de
Dios las necesidades y reclamos de su pueblo, y las obligaciones de las promesas de su pacto".

Isaías 62:7

No le des descanso. Compare la enseñanza de nuestro Señor con respecto a la eficacia de la impor‐
tunidad (Lucas 11:5; Lucas 18:1).

Isaías 62:8

El Señor ha jurado. En respuesta a las representaciones de los "recordadores", Dios se compromete


solemnemente con un juramento a socorrer al pueblo, restaurarlo en su propia tierra y darles el dis‐
frute de sus frutos en paz. Por su mano derecha. Dios comúnmente jura "por sí mismo" (Génesis
22:16; Isaías 45:23; Jeremias 49:13; Jeremias 51:14; Amós 6:5), o" por su santidad "(Salmo 89:35;
Amós 4:2). Una vez que jura "por su gran Nombre" (Jeremias 44:26), y una vez "por la excelencia de
Jacob" (Amós 8:7). No hay otro lugar en la Escritura donde jure "por su mano y brazo derechos", em‐
blemas de su poder para actuar. Tu maíz ... tu vino; Es decir, los frutos de tu tierra. Hasta ahora, in‐
cluso cuando Israel estaba en posesión de Palestina, sus frutos fueron constantemente destruidos
o arrastrados por las incursiones de vecinos hostiles. En adelante, este saqueo debería cesar.

Isaías 62:9
Lo beberé en los atrios de mi santidad. Esto no debe entenderse literalmente, en todo caso, de todo
el producto de la alabanza. Lo que se quiere decir es que el producto será consagrado por medios
festivos como lo ordena la Ley (Deuteronomio 14:22-5), y que el resto se consumirá con el debido
agradecimiento y reconocimiento.

Isaías 62:10

Atraviesa, atraviesa las puertas. El hablante regresa al período del exilio y exhorta a la gente a salir
de Babilonia y acelerar su camino a casa (comp. Isaías 48:20; Isaías 52:11). Algunos de ellos son
para despejar obstáculos, otros son para traer materiales y construir una carretera a lo largo de la
cual el flujo de emigrantes puede marchar (comp. Isaías 57:14), mientras que un tercer cuerpo eli‐
mina las piedras que podrían causar tropiezos , y un cuarto levanta un estándar para dirigir la
marcha.

Isaías 62:11

Mientras tanto, Jehová, por sus ángeles o sus profetas, hace que se haga saber hasta los confines
de la tierra que se acerca la redención de Israel y que se acerca la "salvación" de Sión. Su recom‐
pensa es con él, etc. Las palabras se repiten de Isaías 40:10. Aquí ciertamente se dice de Israel. Sa‐
len de Babilonia, teniendo su recompensa con ellos, es decir. libertad, honor, riquezas hasta cierto
punto (Esdras 1:4), y su trabajo, o más bien su recompensa, la posesión de Palestina, ante ellos.

Isaías 62:12

Los llamarán; o, los hombres los llamarán, equivalente a "serán llamados". El pueblo santo Los per‐
sas en cierto grado reconocieron este carácter en los israelitas (Esdras 1:2, Esdras 1:3; Esdras 6:8:
Esdras 7:12). Lo mismo hizo Alejandro, según Josefo. Los romanos, por el contrario, los considera‐
ban los devotos de una superstición degradante. Desde la conquista romana, han sido desprecia‐
dos casi universalmente. Quizás se considere que la profecía aún espera su cumplimiento com‐
pleto. Serás llamado. "Tú" se refiere a Sión o Jerusalén. Ella debería ser llamada buscada, es decir.
un objeto especial del cuidado de Dios, y una ciudad no abandonada, todo lo contrario de su antiguo
nombre (versículo 4), que fue "Abandonado". Todas las condiciones de su existencia anterior serían
alteradas, más aún, revertidas, en el futuro.

HOMILÉTICA

Isaías 62:2, Isaías 62:4, Isaías 62:12

La enseñanza de las Escrituras con respecto a los nombres.

Los nombres no se mencionan en las Escrituras como sin importancia, sino como de muy alta
importancia.
I. UN VALOR ESPECIAL SE ESTABLECE EN LOS NOMBRES DE DIOS. Los nombres de Dios son signi‐
ficativos y exponen su naturaleza. "El" es "el Grande"; "Shaddai", "el Fuerte"; "Jehová", "el Solo-exis‐
tente". Dios seleccionó este apellido como aquel por el cual sería especialmente conocido por los
judíos (Éxodo 3:14), y se convirtió en una especie de nombre propio con ellos y sus vecinos. Era
este nombre el que no debía tomarse en vano (Éxodo 20:7). Llegó a considerarse tan sagrado que
los judíos no se aventuraron a pronunciarlo, sino que sustituyeron la palabra "Adonai" o "Señor" cada
vez que leían las Escrituras en voz alta. Dios mismo está, de hecho, en todos sus nombres; y se les
debe casi la misma reverencia que a él. Los cristianos son bautizados en el Nombre del Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 28:19). El Nombre del Dios de Jacob los defiende (Salmo 25:1). El
Padre los mantiene a través de su Nombre (Juan 17:11). Agradecen su Nombre (Hebreos 13:15), te‐
men y glorifican su Nombre (Apocalipsis 15:4), confiesan y le cantan alabanzas (Romanos 15:9). El
nombre de Cristo, a través de la fe en su nombre, los hace fuertes, sí, les da una solidez perfecta en
presencia de todos (Hechos 3:16).

II Se establece un cierto valor en los nombres de los hombres. Dios asigna nombres de hombres
(Isaías 7:14; Isaías 8:3; Oseas 1:4, Oseas 1:6, Oseas 1:9; Mateo 1:21; Lucas 1:13, etc.); altera o modi‐
fica sus nombres (Génesis 17:5, Génesis 17:15; Génesis 32:28; 2 Samuel 12:25, etc.); explica el sig‐
nificado místico de sus nombres (Mateo 16:18); les da nombres completamente nuevos (Apocalip‐
sis 3:12). Los escritores sagrados también a veces alteran los nombres de los hombres con despre‐
cio o como castigo. Así Esh-Baal, "hombre de Pablo", se convierte en Ish-Bosheth, "hombre de
vergüenza"; Merib-Baal se convierte en Mephi-Bosheth, y similares. El verdadero nombre del padre
de Ezequías parece haber sido Joacaz, "posesión de Jehová"; pero los escritores sagrados, ofendi‐
dos con él por sus idolatrías, solo lo llamarían Acaz, "posesión". Los reyes conquistadores a veces
requerían que se cambiaran los nombres de los reyes sujetos, aparentemente como una señal de
sumisión y sumisión. Así, el faraón Necho (2 Reyes 23:34) convirtió el nombre de Eliakim en Joacim
y Nabucodonosor (2 Reyes 24:17) y el nombre de Mattanías a Sedequías. En conjunto, se reconoce
que los nombres humanos tienen una importancia que rara vez se les atribuye a los escritores
profanos.
III. También se establece un cierto valor en los nombres de los lugares. La importancia se atribuye a
la importancia de los topónimos, y se encuentra un significado para ellos no siempre de acuerdo
con sus etimologías reales. Babel (Babilonia) sin duda tenía la intención de los babilonios de signifi‐
car "la puerta de Dios"; pero los escritores sagrados vieron en el nombre una derivación de balal,
"confundir" (Génesis 11:9). Cuando los lugares dejaron de corresponder a sus nombres, los escrito‐
res sagrados los modificaron libremente, para adaptarse a las circunstancias. Así, el Bet-el de los
patriarcas se convierte en el Bet-evitado de Oseas (Oseas 4:15; Oseas 5:8; Oseas 10:5), las idola‐
trías de Jeroboam convirtieron "la casa de Dios "en" la casa de la nada ". En el presente capítulo, se
supone que Jerusalén se convirtió en" Azubah "en su destrucción por los babilonios, y que los exilia‐
dos que regresaron la llamarían" Hephzi-bah "en su restauración. Otro nombre que le dio Isaías es
"Ariel" (Isaías 29:1). Cada nombre expresa alguna fase en su historia o característica de su
personaje.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isaías 62:1

Promesas de gloria futura.

Supongamos que Jehová es el orador, y que pronuncia este oráculo en un momento de oscuridad y
abatimiento. Lo que se expresa es la intensa pasión, si podemos decirlo, de Dios por la realización
de sus ideas en el mundo. El profeta teme no usar las imágenes antropomórficas más audaces para
exponer esta visión de Dios.

I. LOS DESEOS Y PROPÓSITOS IRREPRESIONABLES DE LO ETERNO. No callará ni descansará. En


tiempos oscuros parece que Dios se está refrenando a sí mismo, refrenando sus labios, mante‐
niendo la paz, etc. Cuatro veces en la última porción de Isaías se produce ese pensamiento (Isaías
42:14; Isaías 57:11; Isaías 64:12; Isaías 65:6). Cuando la impiedad y la opresión son rampantes, los
malvados exclaman: "¿Cómo sabe Dios?" y el justo, "¿Por qué está callado?" Y sin embargo, debe
haber temores y escrúpulos en ambos lados. El silencio y la reserva no necesariamente significan
indiferencia. Tampoco la voz del Eterno sería tan impresionante si no fuera por los largos espacios
de silencio que se interponen. Tarde o temprano se levantará, y su voz poderosa saldrá y habrá un
cambio en los asuntos.

II EL IDEAL EN EL QUE HA ESTABLECIDO SU CORAZÓN. Es la gloria del ideal de Jerusalén, la ciudad


espiritual de Dios o su Iglesia.

1. La gloria de la justicia y la salvación. Los dos términos parecen aquí casi denotar la misma cosa.
Negativamente, libertad de toda calamidad externa y de toda impureza interna; positivamente, el lo‐
gro de toda prosperidad y toda rectitud moral. Esto debe ser un brillo omnipresente, o una antorcha
llevada lejos de mano en mano.
2. La belleza de la santidad. "Corona de adorno en la mano de Jehová" o "diadema de realeza", será
ella. Todas las asociaciones de abandono, desolación y viudez desaparecerán y serán reemplaza‐
das por aquellas de belleza y alegría nupcial. Su nombre será cambiado por uno nuevo, es decir, su
aflicción por una condición gloriosa.

III. EL MINISTERIO ANGÉLICO. Los observadores angelicales se encuentran en los muros de la ciu‐
dad, incesantemente involucrados en la intercesión. La idea de ellos es la de los seres mediadores.
Aquí ellos interceden con Jehová para que él eleve la ciudad (o Iglesia) a su renombre apropiado en‐
tre las naciones de la tierra. Y parece indicarse una respuesta a la oración, cuando Jehová jura que
la cosecha y la cosecha ya no serán saqueadas por sus enemigos.

Isaías 62:10

La llamada de regreso a casa.

"El profeta regresa a los exiliados en Babilonia y les insta a no retrasar su marcha de regreso a
casa". Es la misma llamada que resonó en las dos divisiones anteriores de la profecía (Isaías 48:20;
Isaías 52:11).

I. EL CAMINO LIBRE. Las puertas de Babilonia se abrirán. Los siervos invisibles de Jehová deben
preparar el camino (Isaías 40:3; Isaías 57:14). Se ve una gran carretera (como en Isaías 11:16) que
se extiende hacia el hogar, desde la cual el grupo de pioneros está eliminando obstrucciones; y en lo
alto flota una pancarta sobre la escolta de gentiles (Isaías 44:22; Isaías 11:10, Isaías 11:12).

II LA PROCLAMACIÓN La noticia de la próxima salvación de Israel se publicará hasta los confines


de la tierra. Mientras tanto, Sión, por medio del ministerio angelical o profético, debe ser informada
de su próxima liberación. El que es el distribuidor y el compensador está a la mano.

III. LA REALIZACIÓN DEL DESTINO DE SION. El pueblo debe ser conocido una vez más por esa gran
denominación que les da la Ley (Éxodo 19:6), el pueblo santo, que participa de la naturaleza del
Dios santo, por él redimido, por él santificado, un título que pasó al uso cristiano. En contraste con
su antiguo aislamiento y abandono (Jeremias 30:17), la ciudad será "buscada", el objeto del amor y
el cuidado de las naciones. En los cristianos como los elegidos, los amados de Dios, en la Iglesia
como la "ciudad puesta en una colina", o como una novia gloriosa e impecable, se puede encontrar
el cumplimiento cristiano de estas profecías.

HOMILIAS DE W.M. ESTATAM

Isaías 62:4

Compañerismo con Dios.

"No volverás a llamarte Renegado". Podemos estar equivocados, nuestro juicio es tan débil, nues‐
tros corazones tan mundanos, pero no abandonados. Es una palabra hermosa, y es suficiente. Dios
no condescenderá para explicar todos sus caminos a los hombres; pero él es un padre, y el padre
nunca abandonará a su hijo. Isaías se llama el profeta evangélico, y él es así; él anuncia el reino de
Cristo, describe la naturaleza del reino, bajo un Rey que reinará en justicia, y nos da la imagen paté‐
tica de sus penas. En una palabra, como profeta del Redentor, describe la teofanía, la aparición o
manifestación de Dios mismo; La gran era de Emanuel, "Dios con nosotros". Se profetizan las gue‐
rras, incluso después del advenimiento de Cristo: tribulaciones y sacudidas de las naciones. Mucho
tiene que ser anulado; pero en medio de todo está el camino del verdadero Rey. Jesús viene y viene
a reinar. Mucho es transitorio aquí. Se declara así. Se dice que el hombre es un peregrino, y sin em‐
bargo lanza un grito de asombro de que no puede hacer de la tierra un hogar. Se dice que las rique‐
zas tienen alas, y luego el hombre se sorprende de que huyan. Se dice que la vida es como la hierba,
y luego el hombre se tambalea y se corta. Los amigos se vuelven falsos o inconstantes, y luego el
hombre se sorprende de que los corazones malvados actúen de manera malvada. La naturaleza
tiene sus estaciones, y luego el hombre se maravilla ante el análogo de la vida que tiene tanto su no‐
che como su día. Por un lado, el hombre se burla y desprecia la Biblia, y por el otro se niega a ver
cuán llenas de realismo y verdad son todas sus revelaciones morales. Es igualmente cierto en su
lado tranquilo. Nos dice que en medio de todos tenemos un Padre en el cielo, cuya voluntad es sa‐
bia y justa, cuyo corazón es amable, verdadero y bueno. Nos asegura en esa venida de Cristo, a la
que todas las edades esperaban, que Dios "nos recuerda en nuestro bajo estado, por su misericor‐
dia, se edifica para siempre", y que, aunque a menudo se equivoque, nunca se nos llamará
Renegados.

I. ESTA ES UNA RESPUESTA DIVINA. ¿Una respuesta a qué? Por qué, para la expresión de Sión en
Isaías 49:14, "El Señor me ha abandonado". No, obsérvese, que no ha habido huellas divinas en el
pasado, ni provisión y protección divinas en el ayer de Sion; pero ahora nos ha abandonado. Estudia
la vida, especialmente lo que se llama vida religiosa, y encontrarás que este es siempre el grito
tonto de la Iglesia. Vivirá en el pasado. No creerá que hay profetas y hombres justos hoy en día. De‐
corará los sepulcros de los padres. Lo hizo en tiempos de Isaías; lo hace ahora. Glorifica los días de
Wickliffe y Luther, de Whitefield y Wesley, olvidando que Dios es el Dios viviente, y se escucha su
voz, su mano extendida, su propósito funcionando ahora. No sé nada en lo que la mente humana
esté tan fatalmente sesgada como en este mirar hacia atrás y anhelar, mientras él todavía está
cerca de nosotros en nuestro aliento y en nuestro corazón. ¿Abandonado? No, todavía hay profetas
de la verdad; heraldos de la misericordia todavía; videntes nacionales todavía, que buscan el cora‐
zón de las naciones Dondequiera que esté el Espíritu de Cristo, allí está él. Hay guerras, vicios, erro‐
res, todavía; pero su tiempo no es tan fácil como lo fue, no es tan fácil, de hecho, como en algunas
épocas pasadas que glorificamos. El Espíritu de Cristo se está convirtiendo cada vez más en la
prueba del bien y del mal, de la sabiduría y la falta de sabiduría, de lo real y lo falso, de lo justo y lo
injusto. Hoy hay una luz brillante que no pueden apagar los rompedores, no se apagan las tormen‐
tas de pasión. "La Luz que ilumina a cada hombre que viene al mundo" está aquí. El brazo de Cristo
no se acorta; los espíritus más cansados ​y cansados ​se apoyan en él más que nunca. La misericor‐
dia de Cristo no se agota; Su perdón sigue siendo la alegría de millones de corazones. Sus revela‐
ciones de la inmortalidad no se han desvanecido a lo largo de los años. Él solo le ha dado al mundo
su cielo que lo cubre todo. Sentimos que aunque todavía creemos en él y nos unimos a él, las pala‐
bras proféticas son reales y verdaderas: "No volverás a llamarte Renegado".

II Una divina armonía. Las palabras no están solas. No son simplemente un texto hermoso, o una
flor aislada, o una joya separada. Tenemos que tomar la tensión moral de un libro para ver en la
mente y el significado del plan. No interpretamos Mendelssohn o Mozart por pasajes separados,
tampoco debemos tratar a Isaías. Evidentemente, es el profeta de una edad de oro, sin importar si
hay diez manos visibles en la obra o una. Probamos la verdad por su voz, no por su simple hablante.
Todos los profetas no debían ser escuchados y obedecidos simplemente porque eran profetas.
"También he visto en los profetas de Jerusalén una cosa horrible: cometen adulterio y andan en
mentiras: fortalecen también las manos de los malhechores ... Así dice el Señor de los ejércitos: No
escuchen las palabras de los profetas que profetizan. a ti: te hacen vanidoso: hablan una visión de
su propio corazón, y no de la boca del Señor "(Jeremias 23:14, Jeremias 23:16); y nuevamente, "No
dejes que tus profetas te engañen" (Jeremias 29:8); y nuevamente, "Mi mano estará sobre los profe‐
tas que ven vanidad, y que las mentiras divinas" (Ezequiel 13:9); "Así dijo el Señor Dios: ¡Ay de los ne‐
cios profetas, oh Israel, tus profetas son como zorros!" (Ezequiel 13:3, Ezequiel 13:4). Si; hubo una
prueba moral entonces; un instinto que reveló al verdadero profeta, como revela al verdadero Salva‐
dor. Nuestro Señor descansó todo sobre esto: "Si fueran de la verdad, oirían mi voz:" "Mis ovejas
oyen mi voz". Un ejemplo notable de esta prueba moral se nos da en Ezequiel 13:22. La gente debía
poner sus rostros contra los profetas. ¿Por qué? "Porque con mentiras habéis entristecido el cora‐
zón del justo, a quien yo no he entristecido, y fortalecido las manos del impío, para que no vuelva de
su malvado camino, prometiéndole vida". Lo que estaba en contra de la justicia y el mal asistido no
se podía creer. ¿Por qué los hombres tendrán tanto miedo de esta prueba? ¿Por qué buscan descan‐
sar la autoridad sobre los autores y escritores de libros, y no descansarla, como lo hace Dios, y
siempre lo hizo, y solo podría hacerlo, sobre la verdad misma? Era el camino de Isaías, era el camino
de nuestro Señor, era el camino de San Pablo. "Encomendándonos a la conciencia de cada hombre
a la vista de Dios". Llego así a mi palabra "armonía". Es armonioso con todos dentro de nosotros.
Isaías es un profeta de justicia, de paciencia divina, de perdón divino, de piedad divina, de ministerio
divino, de sacrificio divino. Si se le pregunta: ¿Es un Dios en quien se puede confiar, adorar, amar?
todo el ser interior exclama: "Amén, y amén".

III. Una consolación divina. Es realmente parte de la tensión de "consuelo", ya que llega a las profun‐
didades de nuestro ser. No abandonado. El mismo Isaías está aquí. Sentimos pecado Israel lo sin‐
tió. No podemos por ninguna filosofía de herencia escapar de la conciencia de la culpa personal.
Solo la llama arde. Por la noche, la espina atraviesa la almohada. ¿Nos dejan soportar la gran pena
sin impiedad y sin ayuda? De Sión vendrá el Libertador. "Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice
vuestro Dios". Sentimos males sociales; somos heridos por la injusticia, deshonrados y heridos por
el egoísmo. En medio de todo, las guerras feroces parecen agitar una y otra vez las locas pasiones
de la humanidad. ¿Qué pensamiento puede iluminar nuestra penumbra, puede fortalecer nuestras
esperanzas? Solo esto: "Un Rey reinará en justicia". Si no hay esperanza para la supremacía de
Cristo, todo está perdido, porque a su lado no hay Salvador. ¿Pero no hay indicios de que haya un
mejor espíritu en el extranjero? Creo que sí. Los hombres suspiran por un Príncipe de paz, y con el
suspiro también hay un sollozo, "Oh Señor, ¿cuánto tiempo?" Sentimos nuestra propia soledad. Pa‐
rece que estamos abandonados. El cambio llega. La fortuna se convierte en desgracia, la salud en
enfermedad. Pero hay horas de descanso en todos los corazones cristianos. Di qué voluntad de los
hombres de los misterios, déjales reflexionar sobre los hechos; hay un toque de Cristo, hay un tierno
sentido de un brazo que lo rodea, hay una conciencia del cuidado y amor del buen Pastor. Queremos
llevar a casa la música de esta promesa a los corazones cansados. Si queremos ejercer más in‐
fluencia que los filósofos y los moralistas, debemos tener un mejor mensaje. Cuando Ulises pasó
por la isla de los syrens, la historia clásica nos cuenta que, para salvarse de sus trampas, se ató con
poderosas tangas a los mástiles y aseguró la seguridad de sus marineros llenando sus oídos con
cera, para que pudieran No te dejes hechizar. Pero cuando el dulce cantante, cuando Orfeo, viajó por
la misma isla Syren, no se ató a ningún mástil. Comenzó una música más dulce y noble de la que
jamás alcanzaron los syrens, y así navegó triunfante. Si queremos ganar hombres y mantenerlos,
hombres que han sido encantados con las voces del mundo durante toda la semana, nuestra melo‐
día debe ser una que descienda del cielo; la música del perdón y la misericordia, de la gracia y la
ayuda, del amor de Dios, y el cuidado de Dios, y el trono eterno de Dios. Estamos en aquel que es
verdadero, en aquel de quien toda la profecía está llena, quien fue el Espíritu de todo. En la vida con
todos sus misterios, y en la muerte con todas sus despedidas. Nunca seremos llamados "Renega‐
dos" - W.M.S.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isaías 62:1

De la noche al mediodía.

El pasaje implica más que declara una condición muy triste en la que se encuentra Israel, y nos su‐
giere, como punto de partida:
I. DÍAS OSCUROS A TRAVÉS DE LOS QUE PUEDE PASAR UNA IGLESIA CRISTIANA, Los males y las
miserias que pueden ser soportados pueden incluir, como con Israel en el momento de esta
profecía:

1. Números reducidos, que causan debilidad y humillación, quizás acercándose a la extinción.

2. Sumisión a algún tipo de esclavitud; ya sea a la tiranía de algún engaño espiritual, o al despo‐
tismo de algún otro maestro que no sea el Señor del amor y la justicia.

3. La retirada real de Cristo; una condición en la que se le llama correctamente "los Renegados", por‐
que "no hace muchas obras poderosas debido a la incredulidad". Él no habita allí, sino que pasa; él
no manifiesta su presencia y su poder para regenerar, renovar o mantener la gracia.

4. La aparición de un absoluto olvido por parte de su Divina Cabeza. Hay tal ausencia de toda fecun‐
didad, toda utilidad, toda belleza moral y espiritual, que su nombre más apropiado es "El Desolado".

II EL DEBER DE SUS MINISTROS y sus mejores amigos en estos días oscuros (Isaías 62:1).
1. Suplicando a Dios por su pueblo. Por el bien de Sion que no mantiene la paz, por el bien de Jeru‐
salén que no descansa, sino que intercede continua y fervientemente con Dios para que se apiade,
interponga, se restablezca.

2. Suplicando a su pueblo en el nombre de Dios. La función del profeta era hablar por Dios, y espe‐
cialmente cuando su verdad fue olvidada y su voluntad descuidada. El deber y el privilegio del minis‐
tro de Cristo es declarar con toda valentía y fidelidad, y con toda reiteración necesaria, la verdad que
se ha olvidado, el mandamiento que se está ignorando. Este deber es compartido por cualquier otro,
particularmente por cualquier otro oficial, a quien el Espíritu de Dios puede revelar su voluntad.

III. EL FUTURO QUE ESTÁ EN EL PODER Y EN EL CORAZÓN DE DIOS CONFERIR.

1. Liberación de estos males angustiantes. Habrá "salvación" (Isaías 62:1). Se romperán los lazos,
se disiparán los delirios, se eliminará la asunción del poder, se expulsará la "cosa mala en medio"
que impedía la residencia de Cristo.

2. Manifestación del favor del Maestro. Su "justicia" a su vista "saldrá como un resplandor:" habrá
tales señales de favor divino que todos los que moran y observen "verán su justicia" afirmada y con‐
templarán su "gloria" (Isaías 62:2).

3. La posesión del respeto de su Señor. Su nuevo nombre, "Hephzi-bah", indicará que su Señor se de‐
leita en él, lo mira con alegre aprobación, lo sostiene en su mano derecha (Apocalipsis 2:1) mientras
un hombre sostiene una corona o diadema, como algo de valor raro, de gran precio en su estima
(Isaías 62:3).

4. La efusión del afecto de su Señor. Su nuevo nombre también es "Beulah", ya que es ser querido a
su corazón como lo es la novia del novio, el objeto de su ferviente amor. Podemos ser tan conscien‐
tes de nuestras deficiencias y de nuestras desviaciones de la voluntad de Dios que no podemos dar‐
nos cuenta de la plenitud de nuestro privilegio. Pero es nuestro deber sagrado estar insatisfechos
con nosotros mismos, como porciones de la Iglesia de Cristo, hasta que seamos de tal manera que
él pueda considerar con amor y afecto divinos, como pueda apreciar como coronas o diademas
muy preciosas. Si esto parece imposible como son las cosas, nos corresponde humillarnos ante él,
rogarle en oración penitente, volver a dedicarnos a su servicio, hasta que llegue la hora en que no
solo la oscuridad habrá dado paso al amanecer, sino que el amanecer hasta el mediodía brillo — C.

Isaías 62:8, Isaías 62:9

El valor de la seguridad, etc.

La principal lección aquí es la ventaja inestimable de la independencia nacional y la consiguiente se‐


guridad individual. Pero otras lecciones también se destacan del pasaje, a saber:

I. LA REALIDAD DE LA RESPONSABILIDAD NACIONAL. Está muy claramente implícito que Israel ha‐
bía sufrido gravemente en el pasado como nación, debido a la ira de Dios. Había pecado y había
sido condenada, y había pagado la pena de sufrir una invasión cruel y rapaz; de modo que sus ciu‐
dadanos no comieron del maíz que habían sembrado y no bebieron del vino que habían plantado.
Dios hace que las naciones y los individuos paguen la multa debida por sus transgresiones. Por lo
tanto tenemos

II LA OBLIGACIÓN INDIVIDUAL que conlleva este hecho. Es imposible para cualquier hombre sepa‐
rarse de la comunidad de la que es miembro; no está en libertad de abandonar el curso nacional, se‐
gún lo decidan otros hombres, mientras se entrega a trabajos más agradables. Ningún hombre
puede desprenderse de sus responsabilidades como ciudadano de su país; cada hombre está obli‐
gado a ejercer su influencia en nombre de la libertad, la justicia, la paz, la virtud, la piedad.

III. EL VALOR DE LA SEGURIDAD. Si no está claro si los hombres cosecharán lo que siembran, si es
probable que los extraños participen del fruto del trabajo de los hombres, habrá una fuerza cons‐
tante y poderosamente perturbadora en el trabajo. Pero la seguridad promoverá:

1. Orden y buen gobierno.

2. Industria: ocupación, empresa, las artes útiles.

3. Benevolencia: el origen y el crecimiento de las instituciones filantrópicas.

4. Piedad: la construcción de estructuras sagradas y el establecimiento de organizaciones


religiosas.

1. Que la prosperidad que es el fruto de la seguridad se consagre por gratitud y benevolencia.


"Come y alaba al Señor," trae el vino "a los atrios o su santidad". Tenga cuidado con un espíritu
egoísta y complaciente (vea Deuteronomio 6:12), y cultive cuidadosa y devotamente un espíritu de
gratitud hacia Dios y bondad hacia el hombre.

2. Aprecie su valor total y dé gracias a Dios por la seguridad nacional que se disfruta. No es una de
las misericordias más pequeñas que hemos recibido de su mano que no tengamos miedo de ser
desplazados por ningún "extraño", que estamos tan seguros de los frutos de nuestro trabajo. Este
sentido de seguridad y estabilidad ha contribuido en gran medida a los recursos a nuestro alcance,
y está agregando incalculablemente a los mejores movimientos y medidas de nuestro tiempo.

3. Regocíjate y bendice a Dios por el hecho de que aunque no podamos cosechar todo lo que sem‐
bramos aquí, hay un futuro en el que el trabajador será ampliamente recompensado (Salmo 126:6; 1
Corintios 15:58) .— C.

Isaías 62:10

La llamada de Dios a los esclavos.


Tomando el lenguaje del décimo verso como una dirección enérgica al pueblo cautivo de Dios para
"atravesar" las puertas de Babilonia, y dirigirse con toda diligencia a Sión, el hogar de la libertad y la
alegría sagrada, tenemos:

I. UNA DIVINA CITA A LOS ENSLAVADOS. Para el alma individual, eso ha sido llevado a una esclavi‐
tud espiritual, tal vez bajo la tiranía de algún hábito esclavizante; a la Iglesia cristiana, que se ha per‐
mitido someterse a algún poder externo que no sea el de su Divino Señor; a la nación traicionada y
sometida, que ha disfrutado y es capaz de un gobierno independiente, recibe la convocatoria de
arriba; "Invoca todos tus poderes, no dejes ningún medio sin probar, prepara el camino, haz un es‐
fuerzo supremo y sacrificado para romper los lazos, caminar en el camino, alcanzar la meta de una
libertad verdadera y duradera".

II LA RECOMPENSA DE LA OBEDIENCIA. "Su recompensa está con él", etc. La primera recompensa
se encuentra en:

1. Una bendita sensación de liberación de la esclavitud. El hombre, o la Iglesia, se regocija enorme‐


mente porque es uno de los "redimidos del Señor". El hecho de que Dios se haya quitado los grille‐
tes y lo haya hecho respirar el dulce aire de la libertad, la conciencia de que la iniquidad "no tiene do‐
minio sobre él" es el mayor y más feliz de todos los hechos para él. La vida no tiene herencia que
sea igual a la "salvación" que ha llegado a su corazón, a su vida.

2. Una reputación restaurada. Pertenecía a los impíos, los culpables, tal vez a los viciosos o violen‐
tos; ahora es uno de "los santos" a quienes todos los hombres honran. Esto conduce a:

3. Comunión y amistad con los mejores y más valiosos; con el Altísimo mismo, y con los sabios y
buenos entre los hombres; él está entre aquellos que son "buscados", "no abandonados". Otras re‐
compensas acompañan a la obediencia, no aquí declarada o insinuada. Podemos sugerir:

4. Capacidad de utilidad para los demás, ocupando una posición en la que él (o ella, la Iglesia)
puede conducir a otros esclavos a la libertad espiritual (Salmo 51:12, Salmo 51:13; Juan 21:15; He‐
chos 26:18; Santiago 5:19, Santiago 5:20).

5. Una buena esperanza de una herencia donde mora la libertad perfecta — C.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isaías 62:1

Deseos piadosos para la Iglesia.

Los judíos estaban notablemente unidos a las localidades. Apreciaban las asociaciones nacionales
con lugares como Betel, el Mar Rojo, el Jordán, etc. pero amaban más intensamente a Jerusalén y al
monte Sión. Para los mejores judíos, las localidades eran solo santuarios de verdades espirituales.
Betel significaba "Dios cercano:" el Mar Rojo significaba "Dios redentor:" Jordania significaba "Dios
fiel a su palabra". Esos judíos vieron lo espiritual a través de lo local; se espera que veamos lo espiri‐
tual sin la ayuda de lo local.

I. LOS DESEOS FERVENTES DE UN ALMA DIOSA. Ver a Sión, el tipo de la Iglesia de Cristo, entregada
y establecida en justicia.

1. Entregado desde

(1) sus debilidades, en motivo, objetivo y trabajo;

(2) sus obstáculos, en el cuerpo, los negocios y las relaciones;

(3) sus prejuicios, tanto individuales como sectarios. La Iglesia en el mundo es como una lámpara
encendida tenuemente en aire impuro.

2. Establecido en la justicia.

(1) El carácter interno de una Iglesia es objeto de mayor ansiedad que su condición externa. La hija
del Rey debe ser "toda gloriosa por dentro".

(2) El carácter interno de una iglesia solo se conserva, ya que tiene una capacidad de crecimiento.
La figura en el texto es de un "brillo", no un simple destello, sino un brillo que se ilumina o avanza.

II LA VARIEDAD DE MOTIVOS QUE AUMENTAN LOS DESEOS.

1. Nuestro voto de consagración. Nos entregamos primero a Cristo, y luego a su Iglesia.

2. Las emociones de la vida cristiana. Estos nos inspiran a "orar por la paz de Jerusalén".

3. Amor a Cristo. Esto, nos dice John, seguramente encontrará expresión en el amor por los
hermanos.
III. EL PROMINENTE MOTIVO SUPREMO EN EL TEXTO, El verdadero bienestar de la Iglesia misma.
"Por el bien de Sion". Deberíamos sentir la mayor ansiedad que

(1) se debe aumentar la alegría de la Iglesia;

(2) la belleza y la semejanza de Cristo de la Iglesia deben ser perfeccionadas;

(3) la eficiencia y el poder de la Iglesia deberían ampliarse. Su justicia, que es su verdadera fuerza,
debería brillar más y más hasta el día perfecto.

IV. EL HOMBRE QUE TIENE BUENOS DESEOS NO RETIRARÁ SUS ESFUERZOS PERSONALES. "No ca‐
llaré", etc. La verdadera grandeza de la oración solo es conocida por el hombre que trabaja, y la
grandeza del trabajo solo para el que ora. — R.T.

Isaías 62:2

El nuevo nombre del Señor para su pueblo.

"Y los hombres te llamarán por un nuevo nombre, que la boca de Jehová designará" (compárate,
para la promesa de un nuevo nombre, Apocalipsis 2:17; Apocalipsis 3:12). Abram, traído al pacto
con Dios, recibe un nuevo nombre: Abraham. Jacob encuentra que su triunfo sella su aceptación
con Dios, y de ahora en adelante se le conoce con un nuevo nombre: Israel. Lo que el nombre es
Dios solo lo sabe, pero reconocerá el hecho de que la gente había sido fiel y había sido recompen‐
sada por su fidelidad. Un sentimiento singular prevaleció entre los judíos en relación con este nuevo
nombre. La posesión de un nuevo nombre llegó a considerarse entre los piadosos como una de‐
mostración de que todos los pecados cometidos bajo el antiguo nombre fueron perdonados, y to‐
dos los decretos anulados que se emitieron contra el pecador mientras poseía su antigua denomi‐
nación. En consecuencia, al acercarse la muerte, los judíos solían cambiar el nombre de la persona
moribunda, y la razón de esta costumbre se percibirá en la siguiente oración ofrecida por los mori‐
bundos, a quienes se les ha dado el nuevo nombre: "O Dios, ten piedad de A (su antiguo nombre), y
devuélvelo a la salud, y deja que de ahora en adelante se llame B (el nuevo nombre); y que se alegre
de su nuevo nombre, y que se lo confirme. complacido, te suplicamos, oh Dios, que este cambio de
nombre pueda abolir todos los decretos duros y malvados en su contra, y destruir la sentencia gene‐
ral. Si la muerte se decreta sobre A (el nombre anterior), no se decreta sobre B ( el nuevo nombre),
si se hizo un decreto malvado contra A, ¡he aquí! esta hora es otro hombre, una nueva criatura, y
como un niño nacido para una buena vida y duración de días ".

I. EL NUEVO MISMO INDICA EL FIN DE LA ANTIGUA VIDA. Ilustrar:

1. Por el nuevo nombre dado en el matrimonio, que cierra la vida anterior en la casa del padre.

2. Por el nuevo nombre dado a los restaurados en Jerusalén, que denunció el final del tiempo de
cautiverio en Babilonia.
3. Por el nuevo nombre "cristiano", que marca el final de la antigua vida pagana, o vida pagana.

4. Por el nuevo nombre celestial (como en Apocalipsis 2:17), que dice que el conflicto de la tierra ha
terminado en la victoria de la santidad. Aplique al reconocimiento Divino de nuestro triunfo final so‐
bre el viejo Adán, que es "corrupto según las lujurias engañosas".

II EL NUEVO NOMBRE RECUERDA A LOS HOMBRES DE LA GRACIA DE LOS CUALES SON MONU‐
MENTOS. Se afirma muy positivamente que Dios da el nombre, para recordar a los hombres lo que
ha hecho por ellos. El nombre "redimido" tiene en cuenta al "Redentor". El nombre "cristiano" esta‐
blece a "Cristo" siempre antes que nosotros. No es nuestro nombre para nosotros mismos; Es el
nombre de Dios para nosotros, por lo que es un recordatorio constante de lo que la gracia Todopo‐
derosa ha hecho y puede hacer.

III. EL NUEVO NOMBRE INDICA EL ESPÍRITU DE LA NUEVA VIDA. El nombre de "ciudad santa" llama
la atención sobre el hecho de que las personas deben ser todas santas, como aquellas que están
totalmente consagradas a Dios.

Isaías 62:4

La figura de Bunyan de la tierra de Beulah.

Hephzi-bah era la esposa de Ezequías y madre de Manasés. La tradición muy incierta dice que ella
era hija del profeta Isaías. El nombre significa: "Mi deleite está en ella", y el Dr. C. Geikie dice: "Su
nombre, ya sea dado en su matrimonio o antes, despierta un pensamiento de ternura y poesía del
viejo mundo. él había amado y respetado, cuando Isaías nos dice que Jehová hará de Sión, después
de su larga desolación, una vez más su Hephzi-bah? La palabra "Beulah" significa "casada", y la fi‐
gura se basa en la noción oriental de la condición desolada de una doncella o una viuda, y el feliz
estado de satisfacción de la mujer casada, que tiene esposo y hogar. Una tierra "casada" es la que
se cuida, cuida, cuida y ama. Bunyan usa el nombre para representar el "tiempo de espera" de la ve‐
jez, o de la fragilidad, en el que el pueblo de Dios se queda un rato antes de pasar el río. Si bien algo
fantasioso, su imagen es hermosa y sugerente. "Ahora vi en mi sueño, que para entonces los pere‐
grinos habían cruzado el terreno encantado y entrando en el país de Beulah; ... cuyo aire era muy
dulce y placentero; por la forma en que lo atravesaban, se trasladaron allí por una temporada. Sí,
aquí escuchaban continuamente el canto de los pájaros, y veían todos los días que aparecían las
flores en la tierra, y oían la voz de la tortuga en la tierra. En este país el sol brilla día y noche: por lo
que esto era más allá del Valle de la Sombra de la Muerte, y también fuera del alcance de la Deses‐
peración Gigante, ni podían ver desde este lugar tanto como ver el Castillo Dudoso. Aquí estaban a
la vista de la ciudad a la que iban: también aquí los conocieron algunos de los habitantes de la
misma; porque en esta tierra los que brillaban comúnmente caminaban, porque estaba en los lími‐
tes del cielo. En esta tierra también se renovó el contrato entre la Novia y el Novio; sí, aquí 'como el
novio se regocija sobre la novia así se alegra tu Dios por ee. Aquí no tenían falta de maíz y vino, por‐
que en este lugar se encontraron con abundancia de lo que habían buscado en todas sus peregrina‐
ciones ". Este pasaje está tomado de la primera parte del 'Progreso del peregrino', pero debe exami‐
narse un pasaje similar al final de la segunda parte. Las siguientes divisiones pueden servir como
guías en la espiritualización de esta figura de Beulah.

I. BEULAH-LAND REPRESENTA TIEMPOS DE PAZ DESPUÉS DE CONFLICTAR CON EL PECADO. Ta‐


les momentos vienen en varias partes de nuestra vida, y son momentos de refresco.

II BEULAH-LAND REPRESENTA TIEMPOS DE CONFORT Y DESCANSO DESPUÉS DE DIVINOS CASTI‐


GOS. Dios es muy tierno sobre la curación de sus heridos, y da estaciones cuando los cielos caen
bálsamo.

III. BEULAH-LAND REPRESENTA TIEMPOS DE ESPERA CUANDO SE TERMINA EL TRABAJO DE LA


TIERRA. El hermoso tiempo de la vejez sagrada, lleno de dulces recuerdos y paciente confianza. R.T.

Isaías 62:6, Isaías 62:7

El trabajo de los hombres de oración entre nosotros.

"Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto vigilantes; todo el día y toda la noche nunca callan: voso‐
tros que sois recordadores de Jehová, no descanses y no le des descanso, hasta que se establezca
y hasta que haga de Jerusalén un renombre en la tierra "(Cheyne). Si los observadores son hombres,
la idea es que durante todos los años del cautiverio de Israel, sus vigilantes, recordadores u hom‐
bres de oración, deben seguir en su trabajo sin cesar, por así decirlo, todos los días recordando a
Dios de su pueblo y de su promesa. La figura del verso está tomada del servicio del templo, en el
cual los levitas designaron una vigilancia constante día y noche. Los relojes en el Este, incluso hasta
el día de hoy, son realizados por un fuerte grito de vez en cuando por los vigilantes, tanto para mar‐
car la hora como para mostrar que están constantemente atentos a su deber. Posiblemente la pri‐
mera referencia de la figura es a los guardias de ángeles designados por Jehová; pero podemos
usar razonablemente la figura para los mensajeros de la tierra de Jehová, las almas piadosas que
son sus intercesores entre su pueblo. Como intercesores, estos hombres ...

I. MANTENGA A DIOS RECORDADO DE SU GENTE. Es una pequeña objeción, que indica un pensa‐
miento muy superficial, que "Dios no puede necesitar que se le recuerde nada". La respuesta es fá‐
cil. Si Dios se complace gentilmente en revelarse en ciertas relaciones, condescendientemente
acepta todas las condiciones involucradas en esas relaciones. Los niños les dicen a sus padres lo
que los padres saben, y tanto los niños como los padres son bendecidos al contarlos. Las oraciones
preservadas para nosotros en la Biblia están llenas de cosas que Dios debe saber. Podría ser un
pensamiento lleno de ayuda y alegría para todos nosotros, mientras que, ocupados con nuestros
cuidados terrenales, podemos estar olvidando a Dios, nuestros hermanos y hermanas piadosos,
nuestros hombres y mujeres orantes, los vigilantes de Sión, nos recuerdan a Dios. . Las campanas
que suenan para las oraciones matutinas en toda nuestra tierra son una voz que Dios escucha tan
verdaderamente como el hombre. Los hombres que oran guardan los muros de Sion antes que su
Rey.
II MANTENGA A LA GENTE DE DIOS NUNCA RECORDADA DE SU DIOS. De esto hay una necesidad
abundante. Tanto la prosperidad como la adversidad tienden a hacernos olvidar a nuestro Dios. In‐
cluso el constante en curso, que no tiene ups y. abajo, hace que el pensamiento de Dios se desva‐
nezca en nuestras mentes. Por lo tanto, necesitamos el testimonio de nuestros observadores, nues‐
tros hombres de oración y su muecín, o un llamado a la oración. Destaque especialmente que debe‐
mos tener en cuenta las disposiciones y promesas del Señor: la seguridad de nuestra redención to‐
tal y final. Los que rezan entre nosotros: "Venga tu reino", nos recuerdan constantemente que hay
una preparación necesaria para todos los que deben compartir el reino.

Isaías 62:10

La misión de quienes eliminan los obstáculos.

El punto de interés aquí es que, en lo que respecta a Jehová, todas las cosas fueron arregladas para
el regreso de los exiliados y la restauración de la nación deprimida por mucho tiempo. Pero algunos
hombres estaban obstaculizando el regreso por sus dudas, dudas y egoísmos. Por lo tanto, Jehová
suplica a todos los que confían en su Palabra, instándolos a que despejen el camino del pueblo y
eliminen estos obstáculos de su camino. Siempre hay obstáculos para toda buena obra, y siempre
está el llamado del Señor para que no dejemos que estos obstáculos hagan su mala obra. Sacan el
corazón de todos los buenos planes, y a menudo hacen mucho más daño que los oponentes acti‐
vos, porque son un enemigo dentro de la ciudad y tienen formas engañosas que rara vez se recono‐
cen por completo.

I. EL TRABAJO DEL RECORDATORIO. Hay un buen trabajo realizado por los conservadores entre no‐
sotros, que no debe confundirse con el trabajo del obstaculizador. Es bueno tener un lastre sobre
las ruedas de la impulsividad. Es bueno estar obligado pacientemente a considerar esquemas que
han sido adoptados sin pensar y con entusiasmo. Pero el impedidor no es el hombre de la pruden‐
cia y la precaución, sino el hombre del egoísmo y la duda. Algunos hombres no pueden ver el bien
en nada, aunque para otros hombres la cosa puede ser rica en promesas. Otros se deleitan en pro‐
fetizar el fracaso y sacar el espíritu de la empresa. Otros ven que los esquemas propuestos exigirán
mucho a la abnegación, y como no están preparados para esto, ponen piedras en el camino. Nunca
se inició algo bueno que no despertó a los impedimentos. Y nunca se llevó a cabo nada bueno que
no superara y se llevara, ni dejara de lado, a los impedimentos.

II LA OBRA. DE LOS QUE QUITAN LAS HINDRANCES. Son hombres enérgicos, que no serán reprimi‐
dos, o hombres de fe en Dios, que hacen que su lealtad domine las dificultades. Se necesitan hom‐
bres de firmeza y persistencia en todas las esferas de la empresa cristiana; y es mucho mejor si tie‐
nen un poco de amabilidad e incluso humor, y pueden eliminar los obstáculos sin ofender a los obs‐
taculizadores. Siempre se necesitan hombres de fe que, al ver claramente lo que Dios habría hecho,
avanzan constantemente hacia su realización, negándose a apartarse hacia la derecha o hacia la
izquierda. Si no podemos, o no lo haremos, ayudar a la venida del reino de Cristo, al menos pode‐
mos apartarnos del camino de aquellos que trabajarán.
Isaías 62:11

La cercanía de la venida del Señor se usa como persuasión.

La referencia inmediata aquí es a la manifestación del Señor en las providencias que llevaron al re‐
greso de los exiliados a Jerusalén. La Iglesia ha tenido alguna gran esperanza en cada época, y esa
esperanza siempre se puede concebir como una venida o manifestación del Señor. Tres "venidas"
son comúnmente reconocidas. La venida de nuestro Señor en la carne, como el Bebé de Belén, y el
"Hombre Cristo Jesús". La venida de nuestro Señor en el Espíritu, en el poder del Espíritu Santo. La
venida de nuestro Señor en alguna manifestación de sí mismo para el juicio de los pecadores y la
glorificación de sus santos. Esta es la persuasión especial a la santidad, la actividad y la prepara‐
ción espiritual que ahora descansa en la Iglesia de Cristo.

I. ESTA CREENCIA LA SEGUNDA VENIDA SIEMPRE HA SIDO DETENIDA POR LA IGLESIA; y el hecho
de que algunas secciones hayan tenido visiones distorsionadas y extravagantes no debe privarnos
de toda la inspiración que proviene de una esperanza tan sobria, pero tan grande y tan gloriosa. La
Iglesia apostólica sostenía claramente la creencia, y los primeros maestros la usaban como una
persuasión para la vigilancia, la tranquilidad de la confianza y la vida piadosa. Bulwer Lytton es fiel a
la vida cuando describe a Olynthus y a un grupo de cristianos cantando en medio de las terribles de‐
solaciones de Pompeya, escuchando a la multitud que corría de aquí para allá por una vida pre‐
ciosa, cantando con la tranquila seguridad de que su Señor estaba ahora muy cerca. -

'' Ay de los orgullosos que lo desafían, Ay de los malvados que lo niegan,

¡Ay de los malvados, ay!

II LA DOCTRINA DE LA SEGUNDA VENIDA SIEMPRE HA TENIDO SU LUGAR EN EL CREDO DE LA


IGLESIA. En el Credo de los Apóstoles: "De allí vendrá nuevamente para juzgar tanto a los rápidos
como a los muertos". En el Credo de San Atanasio: "De donde vendrá para juzgar a los rápidos y los
muertos, a cuya venida todos los hombres se levantarán de nuevo con sus cuerpos, y darán cuenta
de sus propias obras".

III. LA DOCTRINA DE LA SEGUNDA VENIDA SE ENSEÑA EN NUESTROS HIMNOS. La verdadera fe y


esperanza de la Iglesia puede verse mejor por sus himnos favoritos incluso que por su credo for‐
mal. En cada colección de himnos para uso cristiano, una parte se dedica a la segunda venida del
Señor, y no pocos de estos himnos se han vuelto muy sagrados y queridos para los corazones cris‐
tianos. Algunos pueden recordarse a la mente:

"He aquí, él viene con nubes descendiendo". "Cuando tú, mi justo Juez, vendrás". "Gran Dios, ¿qué
veo y oigo?" "El Señor vendrá, la tierra temblará".

O esa magnífica canción de la antigua Iglesia:


"¡Día de la ira! Ese horrible día, ¿se desplegará la cruz de las banderas, la Tierra en cenizas se
derrite".

IV. DEVOUT ALMAS UTILICE ESTA ESPERANZA PARA INSCRIBIR LAS RECLAMACIONES DE CRISTO
EN LOS DISCÍPULOS CRISTIANOS. Por ejemplo, JA James dice: "Debemos estar esperando al Hijo
de Dios del cielo y estar esperando su venida como nuestra bendita esperanza, por encima de todas
las demás esperanzas. Esta espera de Cristo fue en un grado eminente característico de la cristia‐
nos primitivos; es mencionado frecuentemente por los apóstoles, y parece haber sido un senti‐
miento predominante de las Iglesias. Todos los cristianos sinceros ahora tienen el mismo espíritu.
Se supone que la novia, la esposa del Cordero, debe estar siempre mirando para el regreso del No‐
vio celestial. La falta de tiffs que buscan habitualmente el regreso de Cristo indica un bajo estado
de piedad, una prevalencia de mentalidad mundana entre los cristianos profesos ". A menudo se ha‐
bla mucho de tonterías sobre la "esperanza perdida de la Iglesia"; y se afirma firmemente que la Igle‐
sia en general ya no busca la venida de Cristo. Nada mas lejos de la verdad. Todo lo que es cierto en
relación con tales declaraciones es que la gran mayoría de los cristianos no ven que las Escrituras
enseñan la venida del Señor en cualquier modo, tiempo y forma prescritos. La Iglesia se ha conten‐
tado con la inspiración y la persuasión del gran hecho y la gran esperanza. La Iglesia universal man‐
tiene sus ojos fijos en el este, observando las primeras señales del amanecer del día de Dios; pero
la Iglesia también acepta la declaración de su Señor, de que no le corresponde a ella "conocer los
tiempos y las estaciones" - R.T.

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