Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
François-Xavier GUERRA *
relación entre la nación y el Estado, ya sea bajo su aspecto institucional, o bajo el de las
prácticas políticas. Otros han insistido más sobre los aspectos culturales: primero, sobre
la formación de la conciencia criolla o de las identidades particulares de tal o tal región
en la época colonial; luego, sobre los imaginarios, las memorias, los lenguajes de todo
tipo, por los que se construían y en los que se cristalizaban los proyectos nacionales de
los nuevos estados.
Sin pretender sintetizar aquí los resultados de esos estudios , señalemos
3
* Universidad de Paris I.
1 Una buena reflexión sobre esta historiografía — hasta el momento de su redacción — se encuentra en
Eric HOBSBAWM, Nations and Nationalism since 1780. Programme, Myth, Reality, Cambridge
University Press, 1990,
2 Cfr. para una extensa panorámica sobre el tema, el artículo de Mónica QUIJADA en este mismo
número.
3 Una síntesis reciente de estos múltiples enfoques, es la obra colectiva, patrocinada por el Forum
International des Sciences Humaines: A. ANNINO, L. CASTRO LEIVA y F.-X. GUERRA (ed.), De
los Imperios a las Naciones. Iberoamérica, Zaragoza, Ibercaja (en prensa). .
2
algunos puntos sobre los que existe un acuerdo relativo y también aquellos otros que
siguen estando aún controvertidos. Entre los primeros, sobresale esencialmente la
afirmación del carácter no “natural” sino “artificial” o “construido” de la nación y la
necesidad, por tanto, de estudiar los procesos —largos o menos largos— de esa
construcción. Los segundos son mucho más numerosos : ¿que relación existe entre el
progreso de la la modernidad y la aparición de la nación? ¿cómo surge la nación
moderna tal como empieza a imponerse a finales del siglo XVIII, con la independencia
norteamericana primero y sobre todo después con la revolución francesa? ¿cuáles son
las causas —políticas, culturales, económicas…— que provocan su emergencia? ¿qué
designamos con el término “nacionalismo”? ¿la victoria de la “nación” es definitiva?
¿existe una alternativa al modelo del Estado-nación?
Es evidente que no pretendemos dar aquí una respuesta general a estas
cuestiones complejas. Nuestro intento es, a través de varios estudios sobre la
problemática de la nación en América latina, contribuir a una mejor comprensión de
problemas análogos en otros países. En el curso de estos estudios irá apareciendo la
constelación de conceptos e imágenes que giran en torno a la nación: reino, Estado,
república, patria, pueblo, pueblos… Una buena parte de los debates e interpretaciones
sobre la nación se verá así clarificada, al mostrar la polisemia considerable que, en el
tiempo y el espacio, dichos conceptos e imágenes poseen. El caso latino-americano nos
parece particularmente adecuado para este intento de clarificación. En efecto, por un
lado, la amplitud de esta área geográfica y la diversidad de sus “naciones” permiten
estudiar la pertinencia de los criterios utilizados para definirla. Por otro, la singularidad
de América latina es tal que permite distinguir bien en el fenómeno nacional lo esencial
de lo accidental.
Su singularidad, en efecto, es considerable, sobre todo en la América
hispánica. Primeramente no hay que olvidar que, como los Estados Unidos, los Estados
hispano-americanos son estados nuevos que se incorporan muy precozmente al
“concierto de la naciones”. También se cuentan entre los primeros que, para fundar su
independencia, apelan a la soberanía de la nación o de pueblos, sin que esta
reivindicación esté precedida por movimientos que podrían ser calificados de
nacionalistas.
En segundo lugar, en el campo de la causas que explican la aparición de
esta nuevas “naciones”, no son operativas muchas de las razones dadas para explicar el
nacimiento —más tardío— de los movimientos nacionales en Europa. No es operativo,
por ejemplo, ligarlas al triunfo de la economía moderna y a la aparición de nuevos
grupos sociales. Cierto es que el último tercio del siglo XVIII fue para muchas regiones
de la América hispánica, un tiempo de expansión económica, pero es difícil sostener
que ésta representara una solución de continuidad con las estructuras económicas o
3
Diríase que sólo queda entonces como explicación posible del surgimiento
de las “naciones” hispanoamericanas, suponer la existencia de comunidades territoriales
dotadas de una fuerte identidad cultural —reinos o provincias—, que serían como
proto-naciones, o naciones de tipo antiguo, análogas a lo que eran en la Edad Media y
moderna algunos reinos europeos —Francia, Inglaterra, Castilla, Portugal o Cataluña
4 Cfr. para una síntesis clara de esas diferentes teorías (E. Gellner, A. Smith, B. Anderson, etc.) Chris
SOUTHCOTT, Au-delà de la conception politique de la nation, Communications, Paris, Le seuil, n°
45, 1987, pp. 51 y ss.
5 Utilizamos aquí esta palabra tan a la moda y más ambigua aún que la nación, como designando un
grupo humano que se define por un origen común —¿racial?— real o supuesto.
6 El caso de Brasil es diferente, pues en él, la independencia fue simplemente la ruptura con la
metrópolis, sin la desintegración territorial de la América hispánica.
4
muy diferentes según las épocas y los paises. Para evitar, pues, anacronismos o
generalizaciones poco fundadas, es necesario adoptar una óptica que explique los
aspectos aparentemente contradictorios de la nación: la permanencia de la referencia a
ella y la variabilidad temporal de su contenido; su extensión cada vez más universal y el
particularismo de donde procede su fuerza movilizadora; la crítica de su carácter
“artificial” o “construido” y la imposibilidad de pensar la realidad fuera de ella…
La mejor manera, a nuestro parecer, de superar estas aparentes
contradicciones es considerar la nación como una nueva manera de concebir las
comunidades humanas, como una forma ideal e inédita de organización social, como un
nuevo modo de existir al cual pueden aspirar grupos humanos de naturaleza muy
diferente. La nación aparece así como un nuevo modelo de comunidad. Modelo en un
doble sentido: en primer lugar, como arquetipo, es decir algo que pertenece al orden de
lo ideal, que sirve de referencia a la imaginación, al pensamiento y a la acción en
intentos —siempre inacabados— de plasmarlo en la realidad. En segundo lugar y en
cuanto al contenido de ese arquetipo, modelo como formalización conceptual de un
conjunto complejo de elementos ligados entre sí; como una combinatoria inédita de
ideas, imaginarios, valores y, por ende, de comportamientos, que conciernen la
naturaleza de la sociedad, la manera de concebir una colectividad humana: su estructura
intima, el vínculo social, el fundamento de la obligatoriedad política, su relación con la
historia, sus derechos…
Considerada la nación bajo este prisma, se puede así explicar que sea un
fenómeno nuevo que irrumpe en la historia a partir del siglo XVIII. Que, como en
todos los modelos culturales, haya que estudiar no sólo en qué lugares y en qué medios
aparece esta nueva representación, sino también sus ritmos de difusión tanto en una
determinada sociedad, como en otras áreas geográficas. Que, como en todos ellos, su
implantación en sociedades muy diversas, produzca modalidades propias a cada país.
Que diversos sectores de la sociedad puedan tener distintas concepciones de la nación.
Que la invocación de la nación sea tanto más fuerte, cuanto más lejos se esté de su
realización. Que la nación sea, en fin, una mezcla de razón y de historia, de concepto y
de realidad, de universal y de particular, de antigüedad y de novedad.
Para aprehender la nación más vale no intentar determinar si tal o tal
comunidad humana cumple con los criterios que permiten considerarla como nación,
sino analizar si esas comunidades humanas adoptan o no el modelo nacional y,
correlativamente: ¿cuándo? ¿por qué? ¿bajo que forma?
Añadamos, para terminar, que como el modelo nacional es una
combinatoria muy compleja de elementos que pertenecen a campos muy diversos, no
todas sus potencialidades se revelan al mismo tiempo, sino que van apareciendo en
momentos diferentes. Por eso, estudiar la nación equivale en gran parte a examinar sus
6