Historia de una escalera, escrita en 1947 y estrenada en 1949 en el Teatro
Español de Madrid, es, quizá, la obra más perfecta de Antonio Buero Vallejo y de todo el teatro español de posguerra. Por ella, su autor recibió el Premio Lope de Vega. La obra se estrena a tan solo diez años de haber concluido la Guerra Civil española y en pleno auge de la Dictadura franquista. La posguerra es una época de represión y de aislamiento internacional en un ambiente de absoluta desolación y miseria. Culturalmente, se produce una ruptura traumática con el nivel de creatividad precedente y la pobreza intelectual es palpable en el aislamiento cultural, la censura gubernamental y la autocensura, especialmente en un género tan férreamente controlado como el dramático. Historia de una escalera significó la aparición de un nuevo teatro cargado de profundas preocupaciones existenciales frente al de evasión y entretenimiento, más generalizado en ese momento. La acción se sitúa en el rellano de una escalera de una casa de vecinos de clase humilde, donde Buero pinta la vida de cuatro familias a lo largo de treinta años. Es la historia del fracaso y de la desilusión que se plasma en los intentos de los personajes por salir de la vida sórdida y miserable que llevan. Fernando y Urbano, miembros de la generación intermedia de las tres que aparecen en la obra, reflejan dos actitudes antagónicas: el primero es el individuo que pretende ascender en solitario, al que le falta voluntad, mientras que el segundo es solidario con su clase; sin embargo, los dos fracasan en su lucha, y no sólo en esto, sino también, en su vida personal, ya que Fernando quiere a Carmina, pero se casa con Elvira para aliviar sus problemas económicos y Urbano consigue que Carmina lo acepte porque es bueno, aunque no podrá quitarle del corazón a Fernando, su antiguo amor. Por tanto, la obra es un drama existencial y social, pues la culpa de su fracaso no sólo es de los personajes, sino también de la sociedad que los rodea, con las secuelas de la Guerra Civil de la que no se habla, pero que se hace sentir (sucede entre el segundo y el tercer acto), simbolizado todo ello en una escalera sucia y triste de la que no se puede salir. Es destacable, también, el final abierto y la estructura circular, pues los hijos repiten el comportamiento ilusionado de sus padres cuando eran jóvenes, pero los paralelismos y recurrencias estructurales, que aparecen en los tres actos de que se compone la obra, hacen intuir al espectador que las esperanzas de los jóvenes seguramente se frustrarán, al igual que las de sus progenitores. Además, está escrita en un estilo sencillo, dinámico y coloquial, como hablarían los miembros de la clase social a la que pertenecen los personajes. Por estas características, Historia de una escalera supuso una gran novedad en el teatro español de posguerra.
EL MOVIMIENTO NOVATOR EN LA ESPAÑA DE FINALES DEL SIGLO XVII Y LAS DISCIPLINAS FÍSICO-MATEMÁTICAS - Víctor Navarro Brotons. Instituto López Piñero, CSIC, Universidad de Valencia
Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia