Está en la página 1de 14

ENTRE VISILLOS

Carmen Martín Gaite


Índice
Contexto externo. ......................................................................................................................................... 1
Panorama de una España bajo atadura.............................................................................................. 1
Integración en el eje norteamericano. Planes de Desarrollo (1953-1968). ................................ 1
Las niñas de la guerra en el Régimen (los años 50). ...................................................................... 1
La novela durante el protofranquismo (años 40 y 50). ................................................................... 2
Etapas de la narrativa durante el franquismo. .................................................................................. 3
Algunos novelistas influyentes en los años 50. ............................................................................... 3
Características generales de la novela social de los 50. ............................................................... 4
Carmen Martín Gaite. ................................................................................................................................... 5
Talante y talento de mujer. ..................................................................................................................... 5
Etapas de la obra narrativa de Carmen Martín Gaite. ..................................................................... 5
Análisis de Entre visillos. ....................................................................................................................... 5
Título de la novela: Entre visillos. .................................................................................................... 5
Temática.................................................................................................................................................. 6
Trama. ...................................................................................................................................................... 6
Argumento y estructura. ..................................................................................................................... 6
Aspectos del contenido en Entre visillos. ..................................................................................... 7
Espacio.................................................................................................................................................... 7
Tiempo. .................................................................................................................................................... 8
Personajes. ............................................................................................................................................. 8
Voces del narrador. ............................................................................................................................ 11
Estilo. ..................................................................................................................................................... 11
Carmen Martín Gaite – Entre visillos

Contexto externo.
Panorama de una España bajo atadura.
La historia de los casi 40 años de dictadura franquista se puede dividir en tres
períodos. Estos tres períodos sirven de marco a la Literatura en España:
- Aislamiento español desde la II Guerra Mundial y penuria (1939-1952)
- Integración en el eje norteamericano. Planes de Desarrollo (1953-1968)
* A esta etapa pertenece Entre visillos (1955-1957). De Carmen Martín Gaite.
- Tardofranquismo y escarceos de oposición antifranquista (1968-1975)

Integración en el eje norteamericano. Planes de Desarrollo (1953-1968).


En los años 50, se estableció un nuevo orden mundial con el intento de equilibrio en un
contexto de guerra fría. En el enfrentamiento imperialista entre el poder de EE.UU. y el de la URSS,
Franco (que no puede sostener una España aislada) se alinea con el capitalismo emergente y acusa
a un imaginario contubernio judeomasónico y comunista como responsable del estancamiento
español. Comienza un primer grado de desarrollo y aperturismo:
- el acuerdo con EE.UU. (1953) que instala bases militares en territorio español
- la firma del Concordato con el Vaticano (1953) por el que el Estado español es confesionalmente
católico
- la admisión de España en la ONU (1955)

Se convocan las primeras revueltas contra el Régimen, continúa el lastre de la pobreza y de


una economía muy retrasada, se acomete un exiguo reformismo y una política de embalses para
un país eminentemente agrícola y con el despegue del turismo (Spain is diferent): movía a millones
de visitantes en busca de sol y playa. Planes de Desarrollo cuatrienales, cooperativismo y un
sistema de sindicatos verticales, se aceptan las primeras libertades, empezando por una ley de
Prensa. En los 50, van despareciendo las cartillas de racionamiento, se inicia una pequeña
industrialización, comienza la migración del campo a la ciudad, el comercio es algo más activo e
internacional. La cultura existencialista se dejará sentir en la literatura de esta década.

Las niñas de la guerra en el Régimen (los años 50).


La filosofía de la angustia existencial encontró en la España de los 50 el caldo de cultivo
ideal para desarrollarse, pero con un tamiz pesimista (procedente de la filosofía de Schopenhauer).
Ahora, llegaban las consecuencias lacerantes de la guerra española (1936-1939) y de la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945) a la generación que nació poco antes de los conflictos. Carmen Martín
Gaite nació en 1925, o sea, tenía once años en 1936, y casi treinta, en 1955, en el momento de
comenzar la redacción de Entre visillos.

Una de las manifestaciones más emblemáticas de la década de los 50 fue la película


Marcelino, pan y vino (1955), protagonizada por el niño Pablo Calvo: Tali dice que va a verla, porque
está clasificada –por la censura oficial– como “dos erre”, película apta para jóvenes. Así y todo, la censura
prevenía del cine como un medio cultural mal visto: Miguel, el novio de Julia, es guionista (y de familia
poco conocida, o sea, nada burguesa); es el cura quien advierte a Julia sobre los males del cine.

La situación de la mujer era deprimente. Siempre definida en relación con el varón, y


sometida a él, a la mujer se la concebía en estos años solo como madre –el “ángel del hogar”, la
madre sacrificada– y esposa –la abnegada esposa–.

El matrimonio era un asunto que excedía del ámbito de lo privado y personal: era decisión
tan importante que intervenía la familia, especialmente los padres (e incluso, el contexto social, el
entorno). Un chico que estuviera acabando la carrera o haciendo oposiciones, serio y de familia
conocida, era el más aconsejable, un hombre estable, responsable, de porvenir. Otro extremo en el
que se insistía machaconamente era en el de la diferencia de edad: el varón siempre mayor, hasta
unos diez años.

1
Carmen Martín Gaite – Entre visillos
La formación reglada en la mujer de la posguerra española es como si se tratara de una
droga peligrosa que hay que dosificar atentamente y siempre bajo prescripción facultativa. A los
primeros síntomas de que empezaba a hacer daño, lo aconsejable era abandonarla. Según una
revista de la época, “en las mujeres el conocimiento analítico puede perturbar las finas arterias de
su feminidad”.

La mismísima Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio, en su catecismo pedagógico,


propugna cortar las alas a las mujeres marisabidillas o, directamente, sabihondas.
En Entre visillos, leemos esta réplica de Ángel, aviador, a su novia Gertru: “Para
casarte conmigo, no necesitas saber latín ni geometría: con que sepas ser una mujer
de tu casa, basta y sobra.

Las mujeres podían ser casaderas, pero también podían quedar solteronas. Casarse se
convirtió en un objetivo necesario para mantener y perpetuar el patrimonio, tanto el material como
el espiritual. Había que casarse en buenas condiciones para todos.
Casi todos los personajes femeninos de la novela están marcados por el
matrimonio o su inviabilidad. Lo ideal es que el varón sepa escoger entre una chica
púber, según la confidencia de Ángel, el novio de Gertru, al faldero Manolo Torre: “Y,
sobre todo, mira lo más importante, que es una cría. Dieciséis años no cumplidos. Más
ingenua que un grillo. Es una garantía. Ya de meterte en estos líos tiene que ser con
una chica así. Para pasar el rato vale cualquiera, pero casarse es otro cantar”.

He aquí la moral hipócrita de los varones: una doble moral que permitía la transgresión de
fidelidad o de castidad si era un hombre el infractor; por eso existían las “casas de tolerancia” donde
se ejercía la prostitución, o se aceptaba con resignación que el señor de la casa mantuviera a una
favorita –una “querida”– a la vez que estaba formalmente casado con otra.

La novela durante el protofranquismo (años 40 y 50).


La férrea censura prohibía la entrada de novelas del extranjero y, por ello, la España de
postguerra solo conoce la tradición narrativa finisecular (siglo XIX) de Galdós y Clarín, la de la
Generación del 98, especialmente Baroja y Unamuno, y la excelente prosa decadentista de Gabriel
Miró.

Los autores más promocionados y leídos son los novelistas del bando vencedor, que tratan
asuntos políticos: Agustín de Foxá y José Mª Gironella, con su obra cumbre Los cipreses creen en
Dios, tetralogía sobre la Guerra Civil.

También hay narradores que permanecen en España y ejercen una oposición o resistencia
silenciosa respecto a la ideología hipernacionalista y conservadora del Régimen: se enmascara el
sentido de las novelas en apariencias inocentes o inocuas para la dictadura. Hubo dos subgéneros
de novela de evasión de muchísima relevancia popular, verdaderos best sellers en la España
franquista:
 La novela del viejo Oeste norteamericano, con Marcial Lafuente Estefanía, quien escribió
más de dos mil novelitas, como La mascota de la pradera
 la novela rosa, con Corín Tellado, simpatizante del Opus Dei, que se inició con Atrevida
apuesta. Fue mujer atrevida y valiente en sus contenidos, incluso llegaron a llamarla, con
algo de exageración, la “inocente pornógrafa”.

En el exilio, la España peregrina de los trasterrados dejó muestra de su quehacer narrativo.


Algunos autores ya conocidos editaron en el extranjero obras de interés, aunque pierden el eco en
la España de Franco. Son autores como: Francisco de Ayala, Arturo Barea, Ramón J. Sender y Max
Aub. De Sender, sobrasalen la trilogía de Crónica del Alba, Réquiem por un campesino, ambientada
en la Guerra Civil; y el humor, la sátira y la crítica de La tesis de Nancy, sobre el choque de culturas
de una universitaria estadounidense y el amable mundo gitano andaluz de Sevilla. Max Aub publicó
Campo cerrado (de la sexalogía El laberinto mágico): en torno a los campos de refugiados.

2
Carmen Martín Gaite – Entre visillos

Etapas de la narrativa durante el franquismo.


Las tres décadas siguientes a la Guerra Civil, se produce un proceso de renovación de la
narrativa. Tres corrientes acordes al tiempo político y social del momento y al modo de denuncia.
Período.
Obras progresistas más
Subgénero Características básicas.
significativas.
representativo.
. Protagonistas individuales. - La familia de Pascual
. Predominio del existencialismo: desencanto Duarte, de Cela.
Años 40. de la vida. - Nada, de Carmen Laforet.
Novela . Personajes angustiados por el malestar de - La sombra del ciprés es
existencial: una existencia precaria o aburridos por lo alargada, de Delibes.
desarraigo y anodino de la existencia.
tremendismo. . Predominio de la narración en 1ª persona:
monólogos.
. El tratamiento del tiempo es lineal.
. Protagonistas, en general, colectivos: - El camino, de Delibes.
jóvenes, obreros, suburbiales. - La colmena, de Cela.
. Enfoque testimonial y crítico: denuncia de la - El Jarama, de R. Sánchez
desigualdad de clases y la injusticia social (la Ferlosio.
explotación del proletariado: dureza del - Entre visillos, de
campo, transformación de campesinos en Carmen Martín Gaite.
Años 50.
operarios industriales; la banalidad de la vida - Los gozos y las sombras,
Novela social:
aburguesada). de G. Torrente Ballester.
realismo
. Uso del narrador-testigo en 3ª persona; a - Nuevas amistades, de
crítico.
veces, narrador omnisciente. Juan García Hortelano.
. Narración objetivista (como el neorrealismo
italiano y la nouveau roman francesa).
. Abundancia del diálogo.
. Claridad en busca de más lectores.
. Tiempo lineal.
. La crítica social se yuxtapone a la - Tiempo de silencio, de L.
preocupación por el hombre. Martín-Santos.
. La novela atiende a la formalidad narrativa y - Reivindicación del conde
su lenguaje como innovación: a veces omite la don Julián, de Juan
puntuación o anula distancia entre verso y Goytisolo.
Años 60 y prosa. - La saga/fuga de J.B., de
primeros 70. . Personaje individual, siempre en conflicto G. Torrente Ballester.
Novela interior o con el entorno que parece destruirlo
experimental: o enajenarlo: no existe el héroe.
renovación . Narrador omnisciente (en 3ª persona),
narrativa. multiplicidad de puntos de vista.
. Tiempo no lineal: técnica del contrapunto
(historias simultáneas contadas
alternativamente); analepsis (flash back) y
prolepsis (flash forward).

Algunos novelistas influyentes en los años 50.


En la década de los años 50 destacan varios autores de renombre e importancia. Se trata
de la Generación de posguerra o del medio siglo (o los niños de la Guerra), que escriben una
narrativa social, de realismo crítico.
- Carmen Laforet: precursora del neorrealismo con Nada y también de la novela neocatólica con La
mujer nueva.

3
Carmen Martín Gaite – Entre visillos
- Ana Mª Matute: fue tres veces candidata al premio Nobel, es la escritora más traducida en España.
Fue elegida para la RAE y obtuvo el premio Cervantes. Olvidado rey Gudú, Los Abel, …
- Josefina Aldecoa: fundó el Colegio Estilo. Novela realista: La casa gris.
- Elena Soriano: fundó la revista literaria El Urogallo. En la corriente neorrealista escribió varias
novelas: Caza menor y la trilogía Mujer y hombre, cuya primera entrega, La playa de los locos, fue
censurada y retirada del mercado.
- Camilo José Cela: una vez publicada La familia de Pascual Duarte, se prohibió su reimpresión y
la siguiente novela, La colmena, con la que se inaugura el realismo social español, solo podrá ver
la luz en Argentina. Cela fue galardonado con el Premio nobel de Literatura en 1989. En su primera
obra, La familia de Pascual Duarte, mezcla el realismo descarnado, la cruda violencia y la
descripción meticulosa, lo que recibió el nombre de tremendismo, que se combina sin ambages con
el humor negro, el más tierno lirismo y con un riquísimo léxico. La colmena fue la obra que encumbró
a Cela: novela coral en la que, en poco más de dos días, se hace un repaso completo de la sociedad
media, proletaria e indigente de Madrid; no faltan alusiones al hambre y al sexo, al miedo y a la
hipocresía, al recuerdo de la reciente guerra.
- Rafael Sánchez Ferlosio: comenzó a publicar en 1951 (Industrias y andanzas de Alfanhui) y ha
seguido hasta la actualidad (Campos de retama), pero debe su fama principalmente a la novela El
Jarama.
- Miguel Delibes: varias constantes de sus contenidos, colmados de valores positivos: a) amparo de
los sectores débiles, oprimidos o marginados y crítica feroz contra opresores y prepotentes, b)
defensa de lo inocente en el hombre y en el niño, y respeto por la tolerancia, c) protección y auxilio
del medio ambiente. Obra representativa: El camino. Después de la novela existencial y del realismo
crítico, evolucionó con obras de experimentación formal, como Cinco horas con Mario y Los santos
inocentes.
- Gonzalo Torrente Ballester: fue autor teatral, pero alcanzó el prestigio literario al publicar su trilogía
narrativa Los gozos y las sombras, sobre la sociedad gallega de preguerra.
- Juan García Hortelano: novela objetivista y de enfoque antifranquista, Nuevas amistades. Su obra
cumbre con El gran momento de Mary Tribune, en la que recurre a un humor del tipo de los cineastas
García Berlanga y Woody Allen.
- Ignacio Aldecoa: escribió los más estilistas cuentos realistas de la época. Sus novelas El fulgor y
la sangre y Con el viento solano, tratan de un crimen rural, analizado con distanciamiento objetivista,
en cuyo trasfondo late una cálida solidaridad con los humildes.

Características generales de la novela social de los 50.


- Asunto y argumento social: en el sentido de sociedad ordinaria y cotidiana; sobre los problemas
de realización personal y las inquietudes de la mujer provinciana. Deseo de transformación social.
- Novela existencial, acoplada a los principios del realismo social, la defensa del pueblo, la crítica
burguesa, la evidencia de una sociedad problemática desde el punto de vista de la persona.
- La trama recoge alusiones a aventuras próximas a la novela rosa, vida anodina e imaginariamente
amorosa con el matrimonio como objetivo; atmósfera existencialista.
- Objetivismo: más que la captación de la realidad –con el método de la cámara fotográfica–,
consiste en la exploración de lo que experimenta el autor al querer plasmar lo que observa o imagina
como real. Finales truncados o bruscos. El objetivismo hay que entenderlo como herramienta
política (o artística) de la novela; antídoto contra la cultura de la evasión promovida por el Régimen,
y se compromete en la defensa de la mujer.
- Reducción del psicologismo: intentar captar o contar la psicología de los personajes se antoja un
juego burgués.
- Huida del tremendismo: no se trabajan los matices oscuros o morbosos.
- Cierta despreocupación o condensación y actualización del espacio y del tiempo narrativo: interés
por la actualidad.
- Sobriedad del lenguaje: expresión lingüística sencilla y conversacional o coloquial.
- Ausencia de experimentalismo en los recursos narrativos: el aburrimiento se traslada a los sucesos
narrados; y la novela es lo contrario de lo rocambolesco.

4
Carmen Martín Gaite – Entre visillos

Carmen Martín Gaite.


Talante y talento de mujer.
Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925 – Madrid, 2000) pertenece a una familia bien, recibió
una esmerada educación con profesores particulares, para evitar los códigos de moral y
pensamiento recortados, de los centros donde se instruía para convertir a las alumnas en señoritas
serias y “ángeles del hogar” y se aleccionaba para las tareas domésticas. Se licenció en Filología
Románica, en Salamanca.

Fue galardonada en 1957 con el Premio Nadal por su obra Entre visillos, que había
empezado a componer en 1955. Dedicó su vida a la escritura. Es la primera mujer en recibir el
Premio Nacional de Literatura por El cuarto de atrás. Apela de modo progresista y racional contra
la intransigencia y el dogmatismo, contra la conminación de las mujeres para coartar su libertad y
su proyección.

Etapas de la obra narrativa de Carmen Martín Gaite.


Etapas de la obra narrativa de Carmen Martín Gaite
1) Novela neorrealista Entre visillos.
Las ataduras.
Ritmo lento.

2) Narrativa de la memoria y uso de la metaficción Retahílas.


El cuarto de atrás.
3) Literatura juvenil (cuentos) El castillo de las tres murallas.
El pastel del diablo.
Caperucita en Manhattan. (Novela)
4) Novela de tonalidad lírica y reflexiva Nubosidad variable.
La reina de las nieves.
Ensayos relevantes de Carmen Martín Gaite
- Usos amorosos del dieciocho en España.
- Usos amorosos de la posguerra española.
- El cuento de nunca acabar (Notas sobre la narración, el amor y la mentira).
- Desde la ventana: Enfoque femenino de la literatura española.

Destacan personajes insatisfechos y llenos de carencias, afanosos por lograr su realización


personal y cuyos problemas encuentran unos lectores afines. Se adaptan a los tiempos que viven.

Análisis de Entre visillos.


La novela Entre visillos pertenece al subgénero de las autobiografías ambientales: novelas
que aprovechan las vivencias, los recuerdos y las imaginaciones del autor para desarrollar la trama,
el espacio y el tiempo narrativos y retratar la sociedad que han experimentado.

Título de la novela: Entre visillos.


La expresión “entre visillos” es una referencia al mundo doméstico. Un visillo es una cortina
pequeña que se coloca en la parte interior de los cristales de las ventanas. La ventana a la que
alude “entre visillos” es comparable con la reja de una prisión: un mundo de cadenas, pautado y
reducido, cara adentro… Se refiere a la gente, especialmente a la mujer, que observa, sin ser vista,
porque esa gente vive dentro de la casa y husmea la vida de fuera, la vida más expuesta a lo
incierto. El estar en casa, oculta en una ventana, tapada por un visillo o cortina, reduce a la mujer a
un puesto pasivo, receloso y secundario.

La “vista desde dentro”: una perspectiva de denuncia y crítica. Se apoyará en un personaje


que, después de experiencias vitales en el extranjero, retorna a España.

5
Carmen Martín Gaite – Entre visillos

Temática.
El tema general y trascendente de la novela se centra en la soledad y en el hastío de algunos
seres humanos por lo reducido y previsible de su existencia al tener como entorno y circunstancia
la vida provinciana de la España de mediados de siglo XX.

Trama.
La novela retrata cómo es la vida pequeño-burguesa de un grupo de jóvenes, de quince a
treinta años, y sus mayores (padres, tías…), en una menuda capital de provincias, en la España de
mitad de siglo XX, caracterizada por el inmovilismo social y la fuerza del tradicionalismo en las
costumbres del Régimen del nacional-catolicismo extendido por todos los rincones de España:
cuáles son sus proyectos de vida y cómo construyen su identidad en función de las diferencias de
sexo.

En el ambiente opresivo que se respira en la ciudad, hay lugar para algunos inconformismos
o algunas moderadas rebeliones.
La solución es “escapar”, como afirma con rotundidad la Elvira más
inconformista al finalizar la primera parte de Entre visillos. En efecto, primero huir de
esa ciudad que sofoca: Pablo, Julia… así lo hacen; Natalia y Elvira así lo piensan.
Pero esta última, Elvira, sucumbe asustada: claudica y se frustra al comprometerse en
matrimonio con quien no ama (Emilio); de este modo se protege de su atracción por
Pablo, el profesor.

Entre visillos transmite una visión crítica de la sociedad. La novelista procura, más bien,
manifestar la lucha del individuo con su medio y el resultado de ese enfrentamiento, con desenlaces
muy diversos.

Personajes: formas de ser vencido.


- Plena integración social e ideológica: Gertru y Ángel, Emilio… (no hacen problema).
- Sumisión o integración forzada: Mercedes, Goyita, tía Concha (con amargura o resentimiento).
- Alienación: el resto de personajes que ni se lo plantean.

Formas de superar el peso de la tradición conservadora.


- Fracaso: intentos de rebeldía fracasados: Elvira, padre de Tali y la primera Tali (respecto a su
padre).
- Triunfo: alcance de cierta independencia y autonomía (de las “chicas o chicos raros”): la segunda
Julia, Rosa, ¿la segunda o póstuma Tali?, Pablo y, sui generis, Yoni…

Argumento y estructura.
La novela se divide en dos partes: la primera, once capítulos, y la segunda, con siete: un
total de 18 capítulos. No practica una estructura tradicional de planteamiento, nudo y desenlace. Se
abren muchos conflictos y se van desarrollando con celeridad, sin plantear al lector nudos o
desenlaces ordinarios o nítidos. Todos los personajes tienen contacto con uno u otro de la trama:
no hay historias dispersas, inconexas o paralelas, o deshilvanadas. El conflicto en Entre visillos
plantea la dualidad dialógica entre el ámbito de la intimidad y el de la exterioridad.

La obra se abre con un diario íntimo de una adolescente (Natalia) que narra, con cierto
estupor, que su amiga más estrecha, Gertru, abandona el instituto (en el séptimo curso de
bachillerato, el último entonces), porque su novio –diez años mayor y un “buen partido” – no aprueba
que ella estudie. Al no pensar de esa manera, la autora de ese diario es una chica rara.
Se cierra con las lágrimas de Tali, ahora en 3ª persona, desconsolada por dos motivos: a)
en la fiesta de pedida de mano de Gertru a la que Tali asiste disfrazada, ha observado que los libros
han desaparecido de su repisa: Tali comprueba, pues, que, de manera irreversible, Gertru se ha
integrado en el mundo regido por el varón donde imperan la sumisión al mismo y el protagonismo
de los valores materialistas; b) el posible amado que le ha abierto los ojos la ha instado a luchar por
estudiar en la Universidad fuera de su ciudad y de su casa, se le escapa y probablemente no volverá.

6
Carmen Martín Gaite – Entre visillos
La escena última de la novela contiene un doble final: en el mismo tren van a viajar Julia (la hermana
de Gertru), que se libera, y Pablo (el profesor amigo), que huye, se retira. Y Natalia queda de nuevo
sola.

Aspectos del contenido en Entre visillos.


Los temas que preocupaban a los autores de la época eran el desajuste entre los sueños y
la realidad, el afán por emigrar de la provincia a las ciudades grandes, la odisea del crecimiento
para los seres débiles y sedientos de amor, el equilibrio inestable entre claudicar o mantener la
bandera del inconformismo. Y, sobre todo, el miedo a la libertad, a ir madurando a solas en una
sociedad hostil, que solo protege a los que se insertan en ella y obedecen sus leyes sin rechistar.

- La represión sexual: está muy presente en toda la novela.


Se focaliza en la relación Julia-Miguel: el novio está por las relaciones
prematrimoniales, como varón; pero ella, teóricamente quiere defender, y mantener,
la castidad; tras caer en algunos lances eróticos, se arrepiente de sus flaquezas y pide
perdón por dejarse acariciar. Ella representa la inocencia femenina de la tradición y él,
el furor libidinoso del instinto humano.
También se trata la represión sexual en la relación inicial entre Elvira y Pablo,
el profesor de alemán. Prejuicios y falta de seguridad colapsan a la joven, la paralizan:
más que una mujer liberada, actúa como una mujer miedosa; Elvira se cobija en Emilio,
al que domina, aunque no ame.

- La sociedad del todos lo saben: todos se conocen, todo lo que uno hace es sabido o comentado
por los demás. Al no disponer de medios de comunicación social, la vida cotidiana y el pensamiento
queda reducido a la percepción que tienen entre sí unos de otros; es el espacio y el tiempo de la
época. Se vive en función de la imagen que se da a los otros o de la que se tiene de ellos. Es la
sociedad del qué dirán y la de “las paredes oyen”. En la ciudad en la que transcurre la acción de
Entre visillos, persiste una especie de vigilancia continua: se vive entre rumores y murmuraciones,
entre cotilleos movidos por la curiosidad malsana y la morbosidad.
Con una agudeza extrema la gente de la ciudad sabe lo de los demás:
- La gente conoce… los problemas de Julia con su novio.
- La gente sabe… que a Mercedes parece gustarle Federico Hortal.
- La gente intuye… que a Elvira le hace tilín Pablo al principio.

- El respeto de las tradiciones rituales: el luto. Rigidez de las convenciones sociales: no solo el
paternalismo y el machismo de la sociedad patriarcal, sino también algunas costumbres
perfectamente estatuidas como las del luto.
Cuando Elvira rompe con esta práctica se está indicando que hay una quiebra
en las tradiciones y que, aunque solo sea metafórica, o literariamente, se produce una
quiebra en la aceptación de las instituciones: es la ingeniosa denuncia de la praxis
emanada del concordato Iglesia-Estado totalitario.

Espacio.
El espacio da veracidad al relato: sitúa a los personajes en un entorno absolutamente
verosímil y proporciona interesantes efectos simbólicos o expresivos. La acción transcurre en una
población, sin identificar. La ciudad parece estar inspirada en una pequeña capital de provincia,
seguramente Salamanca: cuenta con catedral; la descripción del colegio es idéntica al colegio en
que estudió Gaite. Pero no importa que no tenga nombre: lo que nos incumbe es que en esa
población transcurre la peripecia y se retrata un tipo de sociedad concebido y dirigido por el varón,
que garantice el dominio paternalista y su machista perpetuidad. La población sin nombre adquiere
un valor universal, superando el peligro del localismo: un modo de vivir que es válido para cualquier
población de España.

El protagonista simbólico es la pequeña ciudad de provincias en la que se desarrolla la obra.


Frente al espacio de la ciudad descrito por la voz del narrador, microcosmos provinciano y
agobiante, cerrado y estrecho, se erige en meta u horizonte anhelado la libertad supuesta de la gran
capital. Madrid simboliza, para Julia, la oportunidad de vivir con felicidad y autonomía e
independencia: la de vivir y gozar de su amor con Miguel, y la de trabajar.
7
Carmen Martín Gaite – Entre visillos

Desde el punto de vista del espacio narrativo, Entre visillos es una novela claustrofóbica:
predominan los espacios cerrados; los jueves, Casino; los domingos, cine; frente a los abiertos. Lo
desconocido produce miedo (la noche, la ciudad vacía o el barrio chino): lo conocido garantiza la
seguridad, y lo conocido es el entorno de una iglesia.

Los espacios cerrados de la obra se pueden separar en privados: casas (de Elvira, Tali, de
Gertru, de Alicia), el estudio de Yoni; o en públicos (Casino, cine); mientras que los espacios abiertos
son únicamente públicos (la feria en septiembre, el río). Y podrían estar divididos para el uso de un
sexo u otro:
- El mundo exterior: trabajo, calle, bar… Es lugar de varones.
- El mundo interior: doméstico y espiritual: iglesia, mirador, cocina, mercado… Es el de las
mujeres.
- El casino también estaba dividido: la zona de la barra para los varones, la zona del salón
de té para las mujeres; y ambos compartían, únicamente, la zona de baile.

Algunos espacios concretos adquieren un valor simbólico en la novela:


- La torre de la iglesia posee un sentido onírico que asocia el lugar a temores internos; subir es una
conquista de libertad: una posibilidad de evadirse, de ver desde arriba, y dominar la ciudad.
- La habitación propia. Son pocas las personas que disfrutan de un cuarto propio y privado. Es un
símbolo de independencia.
- El mirador. Las familias, o las visitas, pueden desde allí otear el mundo, observar lo exterior, sin
abandonar lo interior de lo doméstico. Se enriquece de una doble función: lugar de observación y
lugar para ser observada, al asomarse. El mirador de la familia Ruiz es lugar de excelencia y
privilegio por hacer esquina.

Tiempo.
El tiempo narrativo es lineal. La acción se sitúa en presente. No se habla del tiempo
heredado: no se cita ni la Guerra Civil, ni a los exiliados, ni a los deportados o encarcelados. Ni
siquiera se menciona nada de emigraciones por motivos económicos.

Se prolonga por un lapso de tres meses: de mediados de septiembre a principio de la


segunda quincena de diciembre. El tiempo narrativo es lento, como lenta, anodina y prevista es la
vida de sus personajes.

Personajes.
La mayoría de los personajes del microcosmos de la novela pertenecen a la clase media-
alta de la sociedad española. Entre visillos es una novela coral: hay más de veinte personajes.
Novela de personaje colectivo; sin embargo, hay cuatro de ellos que destacan sobre el resto y
anclan los ejes del desarrollo del relato: Elvira, Pablo, Tali y Julia.

Uno de los principales logros es la humanidad con la que se dota a los protagonistas: a los
femeninos en quienes los conflictos son más dramáticos por carecer de libertad y por resultar sus
problemas más insolubles; unas son conformistas, pero otras querrían rebelarse… Las mujeres
conformistas se limitan a reproducir los valores recibidos: clasistas, mezquinas, mojigatas.

Los personajes de la novela se presentan como instrumentos que sirven para evidenciar
perspectivas y visiones existenciales que dan forma a la novela y a la sociedad que en ella se
proyecta. Los chicos raros a los que hace referencia son los personajes inconformistas y
relativamente rebeldes con el convencionalista, conservador y retrógrado establishment; chico raro
es Pablo; chicas raras son Tali y la última Julia, pero también Rosa y, en intención primera, Elvira.
A Tali no le agradan las conversaciones de sus hermanas y de sus amigas
“casaderas” sobre candidatos a novios, novios, cotilleos y flirteos en el Casino; a ella
le gusta leer, pintar, ir en bicicleta, disfrutar de la libertad y la naturaleza; para sus
hermanas, es una salvaje, una molesta (como de “familia escocida”). ¡Una chica rara!

8
Carmen Martín Gaite – Entre visillos

Algunos de los personajes más relevantes y significativos son:

- Elvira: su familia representa un modelo de relación abierta y tolerante. Su padre era el director del
instituto de la ciudad: acaba de fallecer al iniciarse los sucesos del relato. Su hermano es Teo:
prepara oposiciones a notaría. Elvira recibe una educación laica, pero tiene habitación propia e
incluso inquietudes artísticas (alentadas por los mayores de la familia): pinta. Ha de someterse aún
a las convenciones más arraigadas –tradicionales– y cumplirá los plazos del luto por la muerte de
su padre. Al principio cuenta a Pablo, el profesor, que quiere volar lejos… Cuando ha sido besada
por este, realiza un viraje inesperado para el lector y se compromete con el pánfilo de Emilio, a
quien no ama, pero sí podrá dominar. Es el personaje de la heroína fracasada: inestable
emocionalmente e incluso angustiada, aunque su agonía es breve; resalta, más que la represión
sexual, la represión y el terror de la sinceridad. Es un querer y no atreverse.

- Mercedes (Merche): es la hermana mayor de Julia y de Natalia: solterona a los veintinueve años:
representa la esfera filial de la familia retrógrada que aboga por la apariencia de la unidad familiar
pase lo que pase y a costa de todo. La fractura de la familia se produce al enfrentarse a su hermana
Julia. Es dibujada como una caricatura: se cree superior y critica a todos: llama “frescas” a las que
tienen arte para encontrar hombre casadero o para disfrutar de la vida y se mofa de Julia llamándola
“la viudita del conde Laurel”. Mercedes fortalece su manera de pensar escuchando novelas por la
radio.

- Julia: la intermedia de las tres hermanas Ruiz. Tiene 27 años. Está enamorada de su novio Miguel,
modesto y novato guionista en Madrid. Julia representa un doble desafío a lo establecido: primero,
a la autoridad paterna; segundo, a la moral sexual, puesto que cae en lo ligeramente lascivo y sufre
tortura de culpa, y hasta se confiesa con un cura.

- Miguel: el novio de Julia. Está diseñado asimismo para desempeñar una doble función, antagónica
de la primera e indecisa Elvira: a) la del hombre libre, independiente y trabajador en Madrid, b) la
de la virilidad, la fuerza física y psíquica que somete a la mujer. Son numerosos los gestos de
agresividad como expresión de autoritarismo masculino y de sentido de la propiedad.

- Natalia (Tali): es la menor de las tres hermanas Ruiz: uno de los personajes protagonistas. Voz
de la narración por medio de la 1ª persona de su diario. Representa el carácter soñador,
independiente y algo rebelde de toda adolescente. Tiene dieciséis años y cursa el último año de
bachillerato. Recoge varios vectores esenciales en la novela: a) Perdido el modelo masculino de la
figura paterna (cálido, cómplice y admirado por la Tali infante), en pleno crecimiento, encuentra el
nuevo modelo masculino en Pablo: y se enamora, y se envalentonará para enfrentarse al padre de
los postulados machistas-paternalistas. b) También se distancia Tali de la amiga más íntima, Gertru,
por considerarla una conformista casadera: ella se resiste a ingresar en ese mundo adulto que las
deja incultas y las viste bobamente. Se muestra como natural y franca, por ello espeta a su amiga
Isabel reafirmando su personalidad.

- Marisol: es una muchacha madrileña, desenvuelta, alegre, libre y no sujeta a convenciones que
ella considera desfasadas, sin llegar a plantearse postulados pre-feministas. Establece contraste
con las jovencitas nativas de la ciudad. La madrileña –foránea y capitalina– mantiene actitudes
abiertas respecto a la diversión, alegría y sexo, con un lenguaje también más espontáneo y sincero.
Es precursora de una relativa igualdad entre los sexos.

- Rosa: es un personaje ajeno al mundo de la sociedad de la ciudad provinciana: es “de fuera” y se


le adscribe a la clase baja. Ha cumplido los 35 años. Es la única mujer que muestra autonomía y
madurez emocional. Representa el ambiente sórdido.

- Yoni (Juan Campo): es el personaje que puede presumir de haber viajado. Hijo del dueño del Gran
Hotel de la ciudad, representa el típico “hijo de papá”, que no trabaja: organiza fiestas hasta el delirio
en su estudio-ático, consume tabaco rubio americano y escucha discos franceses; se dedica a su

9
Carmen Martín Gaite – Entre visillos
mediocre arte de esculpir. Simboliza la necedad del que se cree superior (pero basa su superioridad
en disponer de dinero). Los otros jóvenes lo ven como “un semidiós”, pródigo y sin prejuicios.

- Pablo: es uno de los narradores (en 1ª persona). Representa la figura del extraño extranjero en la
ciudad, aunque había pasado su infancia en esa localidad con su padre, pintor viudo, amigo del
director del instituto. Profesor de alemán –con pedagogía moderna: peripatético, salidas fuera del
aula…–, goza de una mentalidad distinta –más abierta y crítica– porque ha residido en Berlín, París
y Roma. Por su aspecto y su conversación, atrae a varones y a mujeres; es el factor que
desestabiliza el equilibrio monótono de la ciudad con más rotundidad: personaje contradictorio, se
asocia a Elvira, Tali, Emilio, Rosa…, y, en cierto modo, influye en sus pensamientos. Ronda la
treintena y es delgado, con algunas canas.

- Gertru: adolescente de casi dieciséis años: la perfecta quinceañera, y ”la chica perfecta casadera”,
que abandona el instituto en el último curso de bachillerato para casarse y convertirse en ama de
casa; abnegada novia, engañada por infidelidades de su novio Ángel, personaje donjuanesco y
bebedor, bastante mayor que ella. Representa Gertru el acatamiento de las decisiones del varón y
asume la manera de pertenecer a la sociedad imperante.

- Tía Concha: hermana del padre de las tres hermanas Ruiz (Mercedes, Julia y Tali), solterona,
funciona como una “perfecta casada” (cabeza de familia, “ángel del hogar”) y como una criada de
lujo. Sus orientaciones son perniciosas: la tía Concha insiste a Tali en que pierda clases del colegio,
que no se forme tanto y que dedique más tiempo a estar con Petrita López, la amiga de buena cuna
que le quiere imponer para que abandone a la humilde Alicia Sampelayo.

Establishment, según Entre visillos


Roles masculinos Roles femeninos
- Son mimados y protegidos por ellas. - Consideradas como futuras esposas (y
madres) o como mano de obra barata (si son de
clase baja o pobres).
- Estudian en la Universidad. - Llegan al instituto y no siempre lo acaban (si
- Preparan oposiciones a notaría. el novio no lo permite).
- Van en moto. - Van a pie
- Asisten a congresos de mineralogía (Suiza). - Van a misa, al cine (si el confesor tolera).
- Son aviadores, comerciantes, abogados. - Amas de casa.
- Lascivos: tienen escarceos sexuales. - Castas: se visitan entre ellas.
- Se amanceban con extranjeras. - Se hacen solteronas.
- Pasan temporadas en Nueva York. - Pasean por la ciudad.
- Artistas y bohemios: exponen esculturas. - No son bohemias.
- Buscan novias de dieciséis años. - Acuden al Casino y esperan a que las saquen
a bailar y a que la fortuna les brinde un buen
marido.

Se producen casos de mezcla social. Las diferencias de clase también salpican las
relaciones de los personajes:
- La tía Concha manda a la criada que trate a Elvira con decoro y desista de tutearla.
- Alicia Sampelayo es la compañera de clase del instituto. Su humilde casa-peluquería contrasta
con la residencia de los Ruiz. Alicia es consciente de las dificultades que ello contiene y de que
pronto perderá la relación amistosa con Tali por pertenecer a mundos sociales tan distantes.

La mezcolanza de clases es crucial en el deterioro tradicional. Hay dos ambientes en los que
la mezcla es denunciada por los personajes más reaccionarios: uno es el instituto; otro, el Casino.
Al instituto va a estudiar la clase pobre, la que no puede pagar el colegio privado. Elvira y Tali son
las dos excepciones: siendo pudientes, sus familias han optado por enviarlas al instituto; y allí Tali
conoce a Alicia, modesta y pobre, con quien entabla amistad.

10
Carmen Martín Gaite – Entre visillos
En el Casino, la atmósfera también está cambiando: muchas chicas de extracción humilde
comparten espacio con las burguesitas de familia bien, y eso no es del gusto de la mentalidad
conservadora. Al ser el Casino un espacio de relaciones, se videncia la intensa vigilancia-control
social al que todo individuo se ve sometido en la sociedad.

Voces del narrador.


En Entre visillos hay tres voces narrativas, que vienen a ser tres modos de afrontar el relato.
Tres puntos de vista que transmiten la realidad observada de maneras muy distintas:
1. El diario de Tali, en 1ª persona.
2. El relato de Pablo Klein, en 1ª persona.
3. Narrador omnisciente, en 3ª persona.
A estos tres narradores, cabría añadir la perspectiva personal de Julia, de la que se incluye
una carta íntima a su novio Miguel.
- Natalia, en su diario, refiere sucesos inmediatamente anteriores a la narración. Es una narradora
protagonista. La técnica del diario apunta a lo que será la introspección y el intimismo reflexivo en
novelas posteriores.
- La narración de Pablo se mueve en el tiempo pasado, aunque no es concretado. Esa imprecisión
temporal es intencionada, impregna de un halo de misterio al propio personaje de Pablo. Es un
narrador-testigo, que deviene en narrador-protagonista. Pablo, de origen semiextranjero, está de
paso en la ciudad y, por eso, es capaz de arrojar una mirada crítica de lo que contempla.
- El narrador omnisciente no describe a los personajes, ni los retrata psicológicamente: no toma
partido. Los personajes son conocidos por la información que brindan los otros personajes y por sus
diálogos. El narrador omnisciente moderno informa de modo objetivista, pero sabe más que los
lectores. La narración en 3ª persona viene a desempeñar dos funciones:
a) Una especie de prolongación de las percepciones de los personajes, eludiendo el narrador
los juicios de valor o la interpretación psicológica.
b) Una voz más distante y neutra, que recoge el sentido colectivo de los sucesos narrados:
contrasta con la voz de los protagonistas (en 1ª persona), que es mucho más intensa: Tali y Pablo
vierten sensaciones muy personalizadas (subjetividad) de la ciudad, de los personajes y de los actos
que les afectan directamente en sus vidas.

Con la alternancia entre narración en 3ª y en 1ª persona se logra también la doble percepción


de un mismo hecho.

Estilo.
Entre otras características de Entre visillos, destacamos las siguientes:
- Novela objetivista, literariamente subjetivada. La novela social o del realismo crítico es una novela
objetivista: la voz narradora no juzga, solo, como una especie de cámara de cine, deja ver la realidad
con la intención de resaltar detalles que delaten, casi imperceptiblemente, el deterioro y las
carencias de la sociedad en su conjunto y del desarrollo intelectual y emocional de los individuos.
Las descripciones de la vida en la ciudad no son objetivas, sino que son contemplaciones de uno u
otro personaje, y, por tanto, subjetivadas. Con frecuencia, los ambientes están vistos desde la óptica
de un personaje determinado, y, por tanto, están deformados.
- La censura fomentará recursos de ocultación de la denuncia: de ahí las alegorías en los diálogos,
las elipsis y los símbolos. Se contempla un pueblo rural o una pequeña ciudad de provincias, un
entorno subdesarrollado económica y culturalmente, en el que los residentes viven un cierto grado
de desasosiego debido al estancamiento social, la perpetuación de los estratos sociales o el
conformismo de una mentalidad anquilosada.
- La búsqueda de un avezado interlocutor con quien compartir su relato y experto en desentrañar
los secretos de hondo calado de la superficialidad de lo narrado. AL final de la obra, prácticamente
nada parece haber cambiado, queda imaginar el futuro del final truncado: el inmovilismo cultural, la
estrechez de los esquemas sociales durante la dictadura y la posición infravalorada de la mujer
quedan puestos, serena y calmosamente, en solfa.
- Incursión del estilo indirecto libre.
- Oralidad.

11
Carmen Martín Gaite – Entre visillos
- Abundancia de diálogo y la inclusión de unos cuantos monólogos para enriquecer la perspectiva
aún más.

El lenguaje que emplean los personajes femeninos es lúcidamente diferenciado del


masculino: resulta más coloquial, pero siempre sujeto a la norma estándar o al nivel medio-culto del
coloquio. Los personajes masculinos se apoyan más en una norma algo más formal de la
conversación. Las chicas son más creativas, dejan más frases inacabadas que los varones y
recurren con más asiduidad a exclamaciones e incluso a interrogaciones.

Se aprecian las características propias de lo coloquial: espontaneidad, subjetividad, énfasis


y afectividad en los diálogos, pero también en las voces de los narradores en primera persona. Con
el lenguaje coloquial se pretende evidenciar lo banal de la conversación, pero evitando caer en el
simplismo. Algunos rasgos son:
- Naturalidad: ausencia de erudición, engolamiento o pedantería al expresarse.
- La lengua de los diálogos aparenta ser espontánea y fluida, pero nunca sin depurar.
- Comparaciones y metáforas animalizadoras.
- Se da entrada al desenfado coloquial, sin sucumbir a lo vulgar ni a distorsiones.
- Frases cortas y vocabulario limitado.

12

También podría gustarte