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Ámbito municipal
Martínez Yllescas Irvin Miguel
Introducción
Pareciera que los gobiernos municipales mexicanos tienen poco interés temas
actuales como la Transparencia y el Gobierno Abierto, posiblemente porque las
autoridades municipales mantienen una gran desconfianza en hacer pública la
información con la que toman decisiones de gobierno, ejecutan sus políticas
municipales y gestionan el funcionamiento de las instituciones de gobierno. No
parece muy atractiva la idea de que cualquier persona pueda acceder a la
información que se resguardan en los archivos municipales y con la cual pueda
cuestionar el porqué se están tomando tales decisiones y por qué se están
llevando a cabo los proyectos gubernamentales de cierta manera y no de otra
alternativa, en fin, la autoridad puede pensar que gobernar es un asunto que le
corresponde a ella que para eso fue electa por los votantes y sería inaceptable
tener que justificar sus acciones de gobierno con cualquier persona, y de la misma
manera, permitir que cualquier gente pudiera modificar sus políticas o la manera
de llevarlas a cabo.
1
El artículo 115-III de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que los municipios son
responsables de proveer al menos 8 servicios públicos a la población, que son los siguientes:
a) Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales;
b) Alumbrado público;
c) Limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos;
d) Mercados y centrales de abasto;
e) Panteones;
f) Rastro;
g) Calles, parques y jardines y su equipamiento; y
h) Seguridad pública, policía preventiva municipal y tránsito.
Pero aún mas grave, la falta de democracia, la corrupción y la ineptitud al no
otorgar bienestar social vulneran la legitimidad política de la autoridad. Esto lleva,
a su vez, a la apatía ciudadana por conocer o participar en los asuntos públicos, o
bien, se manifiesta en protestas que de salirse de control conducen a convulsiones
sociales. Otra alternativa a la falta de legitimidad política resulta en movimientos
autogestivos, es decir, grupos de ciudadanos que se desvinculan de las
autoridades formales para ellos mismos resolver sus problemas colectivos más
inmediatos, por ejemplo, las policías comunitarias a falta de seguridad en los
barrios o grupos vecinales que recuperan áreas verdes para la recreación de sus
hijos y ahuyentar a delincuentes e indigentes.
El presente trabajo tiene la intención de explicar dos obstáculos que Víctor Peña y
Luis Ríos han identificado por los que los municipios no se han sumado a un
gobierno abierto y se proporcionan algunas recomendaciones para comenzar a
abordar el tema.
Los autores antes mencionados se lamentan que los municipios hayan quedado
relegados de las legislaciones, pues no se les concedió la importancia que
realmente tienen por ser el nivel de gobierno más próximo a los ciudadanos y las
que más solicitudes de transparencia recibieron según el estudio de
“Transparencias y rendición de cuentas municipales: un impulso desde la
legislatura estatal y la sociedad organizada” de 2019 que señala:
la importancia del municipio puede derivarse [entre otros aspectos, del] del
interés mostrado en este ámbito, con base en las solicitudes presentadas.
Del total de estas solicitudes, en Coahuila, por citar algunos ejemplos, el
57% se han dirigido al nivel municipal; en Guanajuato, el 51%; en
Michoacán, el 44%; y en el Estado de México, el 41%. En Chihuahua, el
primer lugar en solicitudes se presenta en este ámbito con 603 de las 1625
que suman el total.3
2
Agustín Millán Gómez, El ABC de la Transparencia, México, Conferencia Mexicana para el Acceso a la
Información Pública (COMAIP), s/f p. 11
3
Citado en Víctor Peña S. y Luis Efrén Ríos Vega, “De la Transparencia al Gobierno Abierto. Una breve mirada
a la esfera municipal”, en Héctor Díaz Santana (coord.) Retos y Perspectivas de los Municipios, México,
SEGOB, Instituto Nacional para el Federalismo y Desarrollo Municipal, 2011 p. 202
4
Ibidem, p.203
Asimismo, hubo diferencias sustantivas en la forma en que las diferentes
legislaturas estatales elaboraron sus correspondientes leyes de trasparencia,
entonces la homologación de leyes era necesaria para definir claramente las
competencias entre estados y federación. Este perfeccionamiento del diseño
institucional tuvo su primer ajuste en la reforma del artículo 6 de la Carta Magna
donde se obliga al Estado mexicano de garantizar el Derecho de Acceso a la
Información a toda persona apagándose a ciertos principios y bases operativas
que el apartado A de dicho artículo menciona:
Principios.
Toda la información en posesión de los órganos del estado mexicano es
pública (en fracción I) […];
El principio de máxima publicidad (fracción I) [con sus excepciones];
La protección de la vida privada y de los datos personales, como límite del
derecho de acceso a la información (fracción II);
Que el ejercicio del derecho de acceso a la información, y de acceso y
rectificación de datos personales, no puedan estar condicionados ni requerir
de acreditación de interés alguno (fracción III);
El principio de gratuidad (fracción III).
Bases operativas
La suficiencia de mecanismos de acceso que permitan a cualquier persona
realizar y obtener de manera expedita el acceso a la información, a sus
datos personales o la rectificación de estos últimos (fracción IV);
La necesaria existencia de mecanismo de revisión, también expedito, ante
un órgano u organismo especializado (fracción IV);
La necesaria existencia de organismos [con autonomía] operativa que
consiste en la administración responsable con criterios propios; [con
autonomía] de gestión presupuestaria que se refiere a […] ejercer su
presupuesto con base en los principios de eficacia, eficiencia y
transparencia, sujetándose a la normatividad, la evaluación y el control de
los órganos correspondientes […], y finalmente la [autonomía] de decisión,
que supone una actuación basada en la ley y en la capacidad de un juicio
independiente debidamente fundado y motivado, al margen de las
autoridades en turno;
La necesaria existencia de mecanismos para proporcionar a través [de]
medios electrónicos sus principales indicadores de gestión, así como
información sobre sus actividades que procure una adecuada rendición de
cuentas (fracción V);
Existencia de mecanismos legales sobre la manera en que los sujetos
obligados deberán hacer pública la información relativa a los recursos
públicos que entreguen a personas físicas o morales […] (fracción VI);
El establecimiento de sanciones por la inobservancia a las disposiciones
contenidas en las leyes en la materia (fracción VII). 5
3) Es posible que las autoridades creen una cuenta institucional en redes sociales
o algún blog donde los ciudadanos puedan manifestar su opinión sobre los
problemas públicos, la manera en que la autoridad está actuando o sugerencias
para encontrar soluciones; sin duda, el empleo de tics se vuelve una herramienta
fundamental para establecer vínculos de comunicación con la ciudadanía.
A lo largo del trabajo se ha visto las trabas institucionales por las que ha sido difícil
abordar temas de gobierno abierto en los municipios, muchas de ellas producto de
una legislación inacabada o inoperante porque no hay voluntad para cambiar o no
existe la infraestructura institucional para hacer avances. Seguro que faltan mucho
por avanzar en materia de transparencia y gobierno abierto, pero aquí el cambio
de actitud de los actores involucrados es crucial para que se den los
acercamientos y discusiones que pongan en la mesa los temas sustanciales del
municipio, pues difícilmente tendrán los problemas se resolverán sin la
colaboración gobierno-sociedad.
Fuentes
Peña S., Víctor y Luis Efrén Ríos Vega, “De la Transparencia al Gobierno Abierto.
Una breve mirada a la esfera municipal”, en Héctor Díaz Santana (coord.) Retos y
Perspectivas de los Municipios, México, SEGOB, Instituto Nacional para el
Federalismo y Desarrollo Municipal, 2011 pp. 201-216