Está en la página 1de 15

"CHICAS RARAS" EN DOS NOVELAS DE CARMEN MARTÍN GAITE Y CARMEN LAFORET

Author(s): Nuria Cruz-Cámara


Source: Hispanófila , SEPTIEMBRE 2003, No. 139 (SEPTIEMBRE 2003), pp. 97-110
Published by: University of North Carolina at Chapel Hill for its Department of
Romance Studies

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/43894941

JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
https://about.jstor.org/terms

is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to


Hispanófila

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
"CHICAS RARAS" EN DOS NOVELAS
DE CARMEN MARTÍN GAITE
Y CARMEN LAFORET

por Nuria Cruz-Cámara


University of Tennessee

Es bien conocida la vision ultraconservadora de la mujer ideal que el


franquista impuso desde su subida al poder en 1939. En lo que pare
regresión de siglos, el estado, en íntima unión con la iglesia católica,
nó una feminidad uniforme basada en la domesticidad y la maternida
esta imposición ideológica surgirían voces inconformistas que pond
duda la validez de tales imperativos. 1 Una manifestación de esta rebe
forma literaria en lo que Carmen Martín Gaite denomina la "chica r
tipo de personaje que la escritora analiza en su ensayo Desde la
(1987). La figura de la chica rara de posguerra se revela en la primer
de Carmen Laforet, Nada (1944), y se caracteriza porque "de una m
otra pone en cuestión la 'normalidad' de la conducta amorosa y domé
la sociedad [franquista] mandaba acatar" (111). Martín Gaite exa
componentes de este paradigma femenino y afirma que el modelo qu
Andrea en Nada se verá repetido en otros textos posteriores de mu
teoría es altamente sugestiva y sirve como punto de partida para el e
varias protagonistas de la novelística de posguerra, entre las que se en
Marta en La isla y los demonios (1952), de Laforet, y Natalia y E
Entre visillos (1958), de la propia Martín Gaite. En este artículo me
desvelar los rasgos comunes que permiten identificarlas con el mod
chica rara y que las convierten, a su vez, en instrumentos críticos q
de relieve el ambiente represivo en el que vivía la mujer española de
El ensayo de Martín Gaite se basa en la exploración de la relac
mantienen estos personajes literarios con una serie de elementos: la
del régimen franquista, representada en la sociedad "normal" en la qu
respecto a la cual se define su "rareza"; los espacios interiores, y, com

97

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
98 Nuria Cruz-Cámara

cuencia, el grupo famil


una atadura y un encier
mo un recinto liberador
de vista; y los/as carcel
para su búsqueda de ind
aspectos veremos las car
el mencionado paradigm
ción madre/hija adquier
estas novelas se desarro
casi huérfanas de madre
lizada), Elvira no lo es.
estudiar las variaciones
como su influencia en l
Una de las semejanzas
demonios y Entre visillos
dos adolescentes de die
la primera tiene el prot
te con otros personajes
tanto la una como la ot
es, en la frontera entre s
Es precisamente en est
manifestar su rareza r
que están creciendo.
Además, las dos novel
semejantes. En La isla y
Las Palmas de Gran Can
madre, quien hace much
Al comienzo de la narra
parientes de la penínsul
de la Guerra Civil, que
lescente ha puesto toda
puerta abierta a la satis
en el asfixiante ambien
no satisfarán sus expect
tor de quien Marta se e
joven experimenta a lo
su violento hermano Jo
Marta toma la determin
sidad. Al final, será la m
consigue dejar la isla atr
Entre visillos se inicia
indica su aborrecimient
sociedad. La novela se d

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
" Chicas raras " en dos novelas de C. Martín Gaite y C. Laforet 99

cincuenta, y recoge con minuciosidad todo el entramado de prejuicios, frustra-


ciones, hipocresías y estrechez mental que domina ese mundo. A la ciudad
acaba de llegar un nuevo profesor de alemán del instituto donde Natalia cursa
su bachillerato. Su nombre es, coincidentemente, Pablo, y marcará, como su
homónimo en la novela de Laforet, ese momento fronterizo de la vida de
Natalia. Pablo sirve como una válvula de escape para los habitantes de ese
universo cerrado, y en él varios personajes desahogarán sus frustraciones y sus
anhelos de liberación y huida. Uno de estos personajes es Elvira, la tercera
"chica rara" de este artículo, de la que me ocuparé con detalle más adelante.
Natalia, por su parte, encuentra un placer genuino en el estudio, y su mayor
deseo, como el de Marta, es ir a Madrid a estudiar una carrera.
A pesar de sus diferencias tanto en la ubicación temporal (Guerra Civil /
los años cincuenta) como geográfica (Islas Canarias / ciudad de provincias
castellana), la sociedad de La isla y los demonios y la de Entre visillos no
difieren lo más mínimo en cuanto a su configuración ideológica. La idiosin-
crasia que se le intenta imponer a Marta es la misma que el franquismo perpe-
tuó como la única aceptable y portadora de los parámetros de normalidad con-
tra los que las protagonistas chocan y se rebelan. Tanto Marta como Natalia
son bien conscientes de las consecuencias que acarrea la ecuación mujer =
casa/madre, como lo demuestra la siguiente reflexión de la protagonista de La
isla y los demonios : "Le parecía imposible que este destino fuese pasar un
montón de años pacíficos metida en una casa. Es verdad que desde niña el fin
de su vida siempre pareció ser ese: vivir resguardada entre gentes de una fami-
lia y crear otra a su debido tiempo, igualmente resguardada, sometida y pacífi-
ca" (147). Al igual que Marta, Natalia sintetiza en el concepto de encierro y
sometimiento el compendio del ideal de feminidad de la época, al rebelarse
contra la idea de acabar "encerradas como el buen paño que se vende en el
arca" (228), o al preferir la muerte al destino de ser "una mujer resignada y
razonable" (229).
La primera manifestación de la rareza de Marta y Natalia es, precisamente,
su negativa a casarse o su falta de interés por el tema, en contraste con el resto
de las mujeres que las rodean. Esta indiferencia se manifiesta asimismo en su
rechazo de todos los artilugios concebidos con el fin de atraer al Novio/Mari-
do. Así, Marta es acosada desde varios flancos sobre la conveniencia de usar
tacones, maquillarse y buscar un buen chico para casarse (53, 67). No sólo las
mujeres adultas (Pino y su tía Honesta), sino sus propias amigas, de la misma
edad que ella, insisten en estos temas y la consideran "rara" debido a su indi-
ferencia hacia la relación con Sixto (198). Para Marta, por el contrario, el
matrimonio está lejos de ser algo deseable porque el ejemplo de Pino y su her-
mano José, con los que convive, le revela la "trampa" (57) que encierra. Sus
temores se confirman cuando Sixto, que insiste en perseguir a Marta aunque
ésta no tiene el más mínimo interés en él, le habla del matrimonio como del
momento en que él, en sustitución de su hermano José, tomará el control de la

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
100 Nuria Cruz-Cámara

vida de ella: "después ser


asuntos. Tu hermano no
perpetuo, Marta anhela
informa, sin embargo, d
una mujer.
Natalia, del mismo mod
la caza del marido. Su tía
Mercedes le instan a que
niega rotundamente a pa
sociedad con el rango de
de la puesta de largo, que
opresivo y limitador de
en que el emperifollado a
sus movimientos y su esp
las barcas por miedo a es
quedarse de pie mientras
yada en un árbol [12]). E
metáfora del papel social
para moverse librement
Siendo el vestido el prim
marca la feminidad ofici
su vida.
El lugar donde la retór
casa, es decir, en el espa
encierro y como el may
protagonistas. En el caso
cárcel literal de la que su h
torio de las consignas ofi
violencia y el resentimie
sufre la violencia física d
su hogar como el espacio
ción de estar constantem
cuarto donde su tía, su h
son signos del grado en
más, el Casino de la ciud
hogar familiar. Siendo el
extensión pública de aqu
efecto limitador.
En contraste, y al igual
la naturaleza representan
sencillamente: "para mí e
No sé, me parece que es
(118). Su deseo, que parec

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
" Chicas raras " en dos novelas de C. Martín Gaite y C. Laforet 101

de la sociedad, que la califica de "loca" (125). Marta comparte con Natalia la


atracción por la naturaleza, así como por los lugares elevados desde los que se
pueda captar una panorámica amplia y diferente de la cotidiana: la cumbre de
Bandama, para la primera, y la torre de la catedral, para la segunda. 2 Este
anhelo de nuevas perspectivas se corresponde con el afán de ambas por ir a
estudiar a Madrid. Los libros equivalen a un enorme y fresco espacio abierto,
a lo que se une el hecho de que Madrid esté lejos de sus ciudades natales.
Siendo el deseo de estudiar una carrera en la capital lo que más podría ayudar-
las a evitar el destino de mujer resignada y encerrada que tanto temen las dos,
es, por ello, el que más oposición encuentra por parte de los guardianes fami-
liares. Para Marta, su hermano José, representación violenta y extremada del
machismo, es el principal obstáculo en la búsqueda de independencia. En el
caso de Natalia, su tía, su hermana Mercedes y su padre son las figuras que,
de un modo u otro, coartan las ansias de liberación.
La cuestión de las figuras parentales merece una atención detallada, espe-
cialmente si tomamos en cuenta el motivo de la relación madre/hija. Elvira, el
tercer personaje que considero como chica rara, ilumina este aspecto clave en
la interpretación del paradigma femenino que vengo discutiendo. Por un lado,
es evidente que existen paralelos entre Natalia y Elvira: ambas asistieron al
mismo instituto (el público, en lugar de un colegio de monjas), comparten el
gusto por la lectura, y tienen inquietudes artísticas (Natalia escribe un diario y
Elvira pinta, y también se sugiere que escribe), rasgos estos dos últimos que
también posee Marta. Como ellas, Elvira vive el espacio del hogar como un
lugar de ahogo y encierro (55), y se siente atraída por la idea del viaje (54) y
de la perspectiva desde las alturas (128). Desafía las reglas de moralidad
pública asignadas a la mujer, presume de que no le gustan los chicos (1 18) y
se siente, definitivamente, diferente del resto de las mujeres que la rodean:
"leo y tengo inquietudes que otras chicas de aquí no suelen tener. Ellas me
ponen verde, te lo puedes figurar, porque tengo amigos y salgo y voy a los
sitios

Sin embargo, esta chica rara es muy diferent


Marta. Elvira se debate entre dos fuerzas contrad
una parte, proclama su rechazo de las normas so
representan para ella la mediocridad y la asfixia;
de su obsesiva preocupación por la opinión ajena,
independencia de pensamiento y acción que tant
de ella una persona neurótica, hipócrita, arrogante y
cre como el resto de la sociedad a la que desprec
puede afirmar que Elvira posee los rasgos que hac
actitud difiere de la de Marta y Natalia. Éstas apa
de prejuicios interiorizados, y dispuestas a luchar
que anhelan. Elvira, por el contrario, represent
resignarse, a pesar de sus deseos, a adaptarse a la vid

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
102 Nuria Cruz-Cámara

Es posible explicar la dif


de la relación madre/hija
dad específica del tiempo
evolución de dicha relaci
destaca la repetida ausen
cas, las cuales coinciden c
texto de un rígido patri
madre se convierta en un
que, si está muerta o ause
these novels are either pow
are frustrated, trivial, in
of these categories, dead
maternal figures we hear
La dicotomía entre ause
mo en La isla y los demoni
mayor profundidad la dife
La madre de Elvira se co
ésta cómplice, transmiso
men, razón por la cual su
las distancias, podemos
Alba . Elvira, como Adela
que las reglas del luto le
protagonista lorquiana, s
tendría que estar usted
casa, a ver si se ahogaba
lante se detallan las reglas

Elvira se levantó a ech


lo menos año y medio
no. Para el otro marzo
camente con anticipac
miento de una letra. C
se llamaba el alivio de

Al igual que Bernarda, es


amenaza con asfixiar a l
gustaba que estuvieran l
calle aquel aire sofocan
<122>-
La figura materna, por tanto, representa la prohibición, el encierro, las
"monsergas" (126), habla con "voz de salmodia" (129) y aparece como hueca,
teatral y mediocre. No puede constituirse, pues, en un modelo positivo para
Elvira. Como a las heroínas de las novelas que Hirsch incluye en su estudio, la

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
" Chicas raras " en dos novelas de C. Martín Gaite y C. Laforet 103

hostilidad hacia la madre la lleva a buscar lazos de alianza con figuras mascu-
linas: "The repression of the maternal leads women writers and fictional
heroines to construct the 'female family romance,' based on fraternal rather
than maternal attachments" (14). Así, Elvira se vincula con su padre, en pri-
mer lugar, y posteriormente con Pablo, quien es, a fin de cuentas, un amigo de
su padre al que éste, como ella afirma, quería mucho (129). Es evidente el
fuerte vínculo afectivo que unía a Elvira con su progenitor; su muerte, por otra
parte, conlleva el fin de toda esperanza de salir del ambiente provinciano que
odia: habiendo renunciado a hacer un viaje a Suiza con él (por razones que no
deja claras, pero que podemos achacar a la fundamental cobardía de su carác-
ter), es consciente ahora de que ya nunca lo hará (54). Ve en Pablo, por ello, su
única y última esperanza de escapatoria, la cual, sin embargo, se verá frustra-
da, ya que éste pone al descubierto el grado en que Elvira ha asimilado los
prejuicios de la misma sociedad que detesta, así como su egocentrismo y vani-
dad. El papel de la madre en la sociedad patriarcal como transmisora de las
normas que la recluyen se hace evidente en la madre sustituía de Natalia, su
tía Concha, de quien afirma su sobrina: "nos quiere convertir en unas estúpi-
das, que sólo nos educa para tener un novio rico, y que seamos lo más retrasa-
das posible en todo, que no sepamos nada ni nos alegremos con nada, encerra-
das como el buen paño que se vende en el arca y esas cosas que dice ella a
cada momento" (228). Una vez más, la idea de encierro aparece asociada a la
madre, como en Elvira, y en este caso sin la excusa del luto. Al no ser la tía
Concha la verdadera madre de Natalia, sin embargo, su fuerza se debilita.
Si el modelo materno negativo es común en la tradición de la novela feme-
nina, lo más común es, como hemos señalado, la madre ausente o muerta.
Siendo, como vemos en el caso de Elvira, un obstáculo para el desarrollo de la
hija, su ausencia o muerte le proporciona a ésta la posibilidad de inventar una
figura materna positiva. Esto es precisamente lo que hace Natalia, huérfana de
madre desde su nacimiento: "Yo miraba el retrato de mamá. . . . Tiene el pei-
nado alto y un traje oscuro de cuello muy cerrado, pero la expresión está
borrosa y no se sabe si es de risa o de pena. Yo, como no la he conocido, me la
he inventado a mi manera, y desde luego no se parece a la que está en ese
retrato" (179-80). Rechaza, pues, la imagen de oscuridad y de asfixia que el
traje y el cuello cerrado sugieren, imagen que rememora el estado de luto de
Elvira. Sin embargo, al igual que ésta, en la vida real Natalia solamente puede
aliarse con figuras masculinas. De su padre conserva el recuerdo de una unión
idílica, aunque ésta esté totalmente rota ahora, una alianza que se remonta a su
infancia en el campo, el cual se configura como un espacio alejado de la civi-
lización - entendida aquí como opresión - que la ciudad representa. En esa
época, Natalia "[cjazaba y montaba en bicicleta. Su padre y ella se entendían
bien entonces" (214). La llegada a la ciudad y al espacio dominado por su tía
(representante, recordemos, de la figura materna) acaba con la unión: "Desde
entonces, la tía era la que mandaba en todos y se había empeñado en civilizar-

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
104 Nuria Cruz-Cámara

la a ella y en refinar a su
rico" (214). Civilizar, en
de comportamiento difer
te de la novela, Natalia e
interlocutor ideal que ag
necesidad de luchar por
niña, la animaba a que "f
protestara (229), Pablo
ambiente de la familia" (
Natalia adquiere sobre la
aunque la novela deja en s
lia como Elvira, pues, bu
espacio de libertad. La dif
dad de inventarse un mode
te la interiorización de las
El motivo madre/hija of
en cuanto que, aunque Te
espiritualmente. A pesar
su no estar en el mundo,
advertirle que tras termi
a Pino a cuidarla. Ante e
desolador: "Tragó saliva
seca como la arena, se le
tada, pues, como la causan
nomasia del sistema dom
control.
Para seguir explorando
rareza femenina, es precis
ta ha estado luchando po
das de su familia, de la i
rara en su sociedad, de l
recordar mil hogares am
punto de que la marcha d
gedia. ... En estos hogare
jarse de ellos, como no f
tes para la compra del bi
se halla encerrada en una
ción. Sin embargo, tras o
"Es como si estuviera muerta. Nunca estuviste con ella. Nunca te necesitó. Ni
la necesitaste desde que dejó de estar en tu vida. ¿Te habría entendido alguna
vez?" (193). Marta pasa a rememorar el carácter doméstico de Teresa, su gusto
por las joyas y su carencia de inquietudes literarias o de deseos de otros mun-
dos, para afirmar, a continuación, su alianza con el padre: "Desde que creciste

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
"Chicas raras " en dos novelas de C. Martín Gaite y C. Laforet 105

pensaste, más que en ella, en tu padre, que te dejó un cajón lleno de libros en
el desván" (193-94). Es precisamente el hecho de sentirse libre de la atadura
maternal el que le da fuerzas para desafiar las reglas y persistir en su "rareza"
(esto es, en la decisión de dejar la isla): "Pero Teresa no podía decir eso [que
no se fuera]. No podía detenerla. Marta no era de nadie, y eso le daba fuerzas"
(194).
Días antes de su proyectada huida, Teresa muere. Este acontecimiento tras-
torna los planes de Marta, quien siente que es casi monstruoso el huir de casa
tras una muerte tan reciente. Provoca, asimismo, el primer comentario positivo
de Marta acerca de su madre cuando rememora una escena de su infancia en
la que Teresa aparece como cómplice y amiga. Este recuerdo le da la certeza
de que "no le habría impedido nunca que realizase sus deseos. Le habría ayu-
dado como nadie" (241). Una vez muerta la madre, Marta, al igual que Nata-
lia, puede inventarse una figura idealizada que discrepe de los modelos vivos
que ambas tienen a su alrededor. Significativamente, el permiso de su herma-
no para irse a estudiar a Madrid es consecuencia directa de la muerte de Tere-
sa, confirmando así la idea de que la madre ausente provoca un mayor grado
de libertad en la hija.6
La alianza masculina de Marta queda sellada con su última elección antes
de tomar el barco que la ha de llevar a la realización de su deseo (irse de la
isla), cuando le pide a Pino permiso para llevarse algo. Al escuchar la pregunta
de Marta su cuñada piensa, con sobresalto, que la niña quiere las joyas de
Teresa; Marta, por el contrario, afirma que solamente le gustaría llevarse los
libros que su padre dejó en el desván de la casa. Este breve diálogo provoca
una casi simultaneidad de sus respectivas perspectivas conseguida mediante
un desplazamiento de la focalización narrativa. Pino, al oír la petición de su
joven cuñada, se dice que ésta es totalmente "boba" (302) al preferir los libros
en vez de las joyas, lo cual sería la norma según el punto de vista de lo que
constituiría una mujer "normal" {versus la "rara", Marta). Marta, sin embargo,
elige los libros de su padre. Mientras que ella se lleva la herencia paterna,
Pino se queda con el legado materno (las joyas), símbolo de un destino, igual-
mente "normal" en la época, que Pino ya lleva marcado en el rostro, tal como
Marta observa desde su ángulo de visión: "Marta miró a Pino también. Vio
una mujer desgraciada. . . . Pensó que Pino no se sentiría nunca feliz. Parecía
no poder soportar las paredes de su casa y sin embargo sólo se preocupaba de
las cosas que sucedían allí. Era como un animal cogido en una trampa. . . .
Su cara, algunas veces, daba la impresión de un ser que se está asfixiando"
(302). 7
Catherine B. Bellver afirma que, en las novelas de Martín Gaite, se
demuestra que la capacidad por parte de algunos personajes de no ceder a las
presiones sociales y evitar caer en la conformidad ambiental depende de su
fuerza de voluntad para rebelarse (14-15), idea con la que estoy totalmente de
acuerdo. Joan Lipman Brown, igualmente, identifica al personaje no confor-

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
106 Nuria Cruz-Cámara

mista, constante en Martí


norms which motivate oth
la que les permite despoja
samiento. Así, en Entre v
hemos visto, radica en qu
quistas sobre la identidad
rechazarlas, las ha asimilad
to que choca con y anula,
sha S. Collins expresa con
hacia Pablo:

Yet in a sense she contributes to her own imprisonment because like


other women she has unconsciously internalized the external grid of
repression. This psychological self-entrapment surfaces in her rela-
tionship with Pablo. Although Elvira obviously fantasizes about him
in a sexual way, every time he confronts her with her own desires,
she angrily condemns him for treating her with disrespect and misin-
terpreting her words and actions. (72)

El quid de la cuestión sobre la interiorización de los prejuicios se halla, en


gran medida al menos, en la figura de la madre. Los críticos han señalado
repetidas veces la omnipresencia y omnipotencia de la autoridad masculina
que aseguran el "buen" funcionamiento de la sociedad patriarcal. Collins, por
ejemplo, llama la atención sobre el cuadro de Franco que preside el despacho
del director del instituto en Entre visillos , y dice así:

From the regimented institute, where a portrait of Franco reigns


supreme and holds vigil over the director, faculty and students, to the
confessional, where the rethoric and ritual of shame and guilt drive
out the demons of deviant female thought and behavior, the deci-
dedly male voice of power reminds women of their limited place in
society. This same voice resonates within the confines of the family,
which guarantees the continuation of the established patriarchy. (74)

No cabe ninguna duda de que, en ambas novelas, el poder ejercido sobre las
protagonistas es masculino. 8 Sin embargo, no deja de ser curioso que tanto
Marta como Natalia, cuyas madres están muertas, ya sea literalmente o a
efectos prácticos, sean las únicas que desean y son capaces de luchar efectiva-
mente contra las normas que se les intenta infligir, lo cual sugiere que la inter-
nalización inconsciente , que Collins apuntaba en una cita anterior, se produce
más bien por vía materna que por vía paterna. Esta idea viene apoyada por el
hecho de que, a pesar de la presencia en sus respectivas familias de fuertes
figuras masculinas impositoras (José, el padre de Natalia), ni Marta ni Natalia
aceptan los valores que dichas figuras intentan imponerles. Parece que el

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
" Chicas raras " en dos novelas de C. Martín Gaite y C. Laforet 107

poder masculino, entonces, se traspasaría principalmente a través de la madre,


quien a su vez habría internalizado la opresión a través de la suya. Cuando
Marta se presenta ante Teresa y le pide permiso para escapar de la isla, es evi-
dente que no es a una persona real a quien se está dirigiendo (Teresa ni siquie-
ra es capaz de oírle), sino que su petición va dirigida a la proyección simbóli-
ca, materializada en la persona de la madre, de la idiosincrasia que rige el
papel femenino y de la que ella es instrumento de transmisión. Es, por ello,
igualmente significativo que José use a Teresa, antes de su muerte, como la
excusa para forzar a su hermana a un futuro de encierro. Se puede afirmar
que, si bien la figura paterna es la autoridad visible que reprime la libertad
exterior (siendo el ejemplo más obvio el encarcelamiento que Marta sufre a
manos de José), la madre funciona como la autoridad invisible (inconsciente)
que impide el ejercicio de la libertad interior. En otras palabras, el padre opri-
me y la madre autorrefrena. 9
Es, entonces, contra el destino asfixiante de la madre o de la mujer tradi-
cional, plasmado en el rostro de Pino, contra el que estas protagonistas se
definen como raras. La chica rara es, en definitiva, una figura que surge del
rechazo al ambiente opresivo y uniforme de la época creado por la retórica
franquista sobre la domesticidad de la mujer. A través de estas jóvenes, ade-
más, Laforet y Martín Gaite revelan con maestría la evidencia de que la rareza
se encuentra, por el contrario, en los mismos que se la achacan. Laforet se vale
del desplazamiento de la focalización narrativa, técnica que ya pudimos obser-
var en la breve escena entre Pino y Marta, para poner de manifiesto este
aspecto. Encontramos otra escena que se nos ofrece, primero, desde el punto
de vista de las amigas de Marta, quienes están comentando su supuesto
noviazgo con Sixto y la extraña actitud que ella ha adoptado al respecto (extra-
ñeza que consiste en que ella no tenga ningún interés por él). En ese momento
la perspectiva narrativa se desplaza a Marta, quien se halla junto a la ventana
del cuarto donde sus amigas están charlando, sin ser vista, y desde su lugar -
desde su conciencia - son ellas las que adquieren el calificativo de raras, debi-
do, precisamente, a su fácil acomodo a las reglas sociales: "pensó que en ver-
dad lo extraordinario y lo irreal eran ellas, sus amigas, su dulce buena fe, su
adaptación sin esfuerzo a la felicidad bien regida entre normas inatacables"
(166). Martín Gaite, por su parte, se vale del objetivismo fotográfico caracte-
rístico de la novela social de los cincuenta como medio de mostrar el ambiente
enrarecido de la sociedad provinciana. Tanto Pablo como Natalia ofrecen
"unbiased reportings" de lo que les rodea y ponen así en evidencia tanto su
condición marginal (rara) como "the true character of provincial life" (Brown
166-67). Su discurso analítico, racional y lógico, libre de los ridículos estereo-
tipos que atenazan la libertad del resto de los personajes, muestra la carencia
de bases aceptables que puedan justificar la reivindicación de normalidad que
la mayoría de esta sociedad pretende reclamar para sí misma. Mediante el jue-
go de perspectivas se pone de manifiesto que las chicas raras de estas novelas

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
108 Nuria Cruz-Cámara

lo son por infrecuentes,


punto de vista sus aspirac
En contraste con la natura
te comunican la fuerte se
colectividad, la rareza, en

NOTAS

1 Para una lúcida exposición de la ideología y prácticas políticas co


el franquismo intentó imponer su idea de la mujer, así como de la resiste
ideal encontró en ciertos sectores de la sociedad española, véase el artícul
Graham.
2 El papel fundamental en Entre visillos del contraste entre los espacios
cerrados (claustrofóbicos) y los espacios abiertos (liberadores), ha sido excelentemen-
te examinado por Marsha S. Collins, quien dedica un artículo completo a este aspecto,
y comenta: "Feelings of entrapment arise from enclosure in the constricted space of
the 'architecture of patriarchy,' which transforms women into alienated, powerless pri-
soners of society. . . . Accordingly, Entre visillos displays not only the imagery of
claustrophobia typical of works by female authors, but also its dramatic complement,
the motif of imprisonment and escape" (70). Véase, también, Joan Lipman Brown
(167-69). En cuanto a La isla y los demonios , Margaret E. W. Jones destaca la presen-
cia de este tema en la novela de Laforet (119).
3 Tanto Lynn K. Talbot (91) como Sara Clevenger (88-89) señalan el conflic-
to de Elvira entre rebelión y conformidad, el cual resulta en el triunfo de esta última.
4 Elvira se resigna o se conforma en cuanto que, en primer lugar, se deja
dominar por las categorías de decencia y pureza en las mujeres esenciales en el discur-
so franquista, lo cual le impide satisfacer su deseo sexual hacia Pablo; en segundo
lugar, acepta el matrimonio con Emilio, un hombre del que no está enamorada, con el
fin de integrarse en la sociedad "normal". Su asimilación es, pues, tanto externa (el
matrimonio) como interna (la represión sexual).
5 La orfandad materna es, de hecho, muy frecuente en la novela de protago-
nismo femenino de posguerra, detalle sobre el que llama la atención Janet Pérez. Pérez
menciona novelas de Laforet, Dolores Medio, Elena Quiroga, Ana María Matute y
Mercé Rodoreda (43). Pérez indica, asimismo, el mayor grado de libertad del que tanto
las huérfanas como las viudas disfrutarían en una sociedad patriarcal: "Thus, women
writers who wish to show rebellious or unconventional characters find apt protagonists
in widows and orphans" (43).
6 Jones apunta con gran acierto al aspecto simbólico de la madre de Marta y
a su posición crucial respecto al desarrollo de la protagonista: "Her minimal physical
presence belies her strategic function as a symbol of Marta's potential situation in the
intrafamilial structure: totally dependent on a man, a virtual prisoner in her own home,
her only reaction to life is a negative, fearful one. Her death changes the relationships
in the household and finally consecrates her daughter's spiritual freedom" (116).

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
" Chicas raras" en dos novelas de C. Martín Gaite y C. Laforet 109

7 Mientras que la alianza de Natalia con Pablo en Entre visillos es claramen-


te positiva, la alianza de Marta con Pablo, de quien se enamora y en quien pone todas
sus esperanzas de escape, resulta, por el contrario, muy ambigua. El pintor oscila con-
tinuamente entre el apoyo a los deseos de Marta de marcharse a la península y otra
actitud opuesta, que se repite en varias ocasiones, de conformidad con el discurso
opresor. Por ejemplo, tras haberle animado a salir de la isla, Pablo cambia de opinión y
le empieza a dar "negros consejos sobre lo que las mujeres deben hacer para que los
hombres puedan vivir a gusto. Las mujeres deben estar todo el día metidas en casa,
sonreírles a ellos en todo, no estorbar para nada, no manchar jamás su pureza, no pro-
ducir inquietudes" (119).
8 Un sencillo dato anecdótico prueba la jerarquía de poder exclusivamente
masculina sobre la que se asentaba la sociedad franquista. Luis Otero reúne textos de
diversa procedencia en un estudio sobre la mujer española de posguerra, y uno de
ellos, perteneciente a un libro titulado Así quiero ser (utilizado en las escuelas), dice
así: "En mi casa manda mi padre; en la escuela, el maestro; en el pueblo, el alcalde; en
la provincia, el gobernador; en España, el Caudillo. Este manda en todos, porque tiene
la responsabilidad de todos. Obedezcámosle para que haga a España feliz" (130).
9 La especificidad que adquiere la relación madre/hija dentro de una socie-
dad patriarcal es objeto del clarificador estudio de Marcia Westkott. Westkott llega a la
conclusión de que el hecho de que la mujer se autoimponga, con tanta frecuencia, las
reglas sexistas que producen su propia opresión y que aseguran la continuación del
mismo tipo de mujer de generación en generación, es una consecuencia directa de la
devaluación de la que ésta es objeto en la sociedad patriarcal. Por ello, la identifica-
ción de la hija con la madre es " through weakness ", lo cual perpetúa el ciclo de pasivi-
dad y sumisión femeninas al orden establecido: "What a mother 'gives' to a daughter
in this identification is not just another weak ego-boundary, but the weakness and
powerless of being a mother, a woman in a patriarchal society. This is the guilt and the
self-hatred about which Rich speaks, and it arises from being a woman in a culture in
which women are devalued" (19). El hecho de que en estas dos novelas Marta y Nata-
lia sean las únicas que no han heredado la debilidad de sus madres (por no tenerlas)
parece apuntar a la probabilidad de la explicación de Westkott. Ya sea consciente o
inconscientemente, lo cierto es que tanto Laforet como Martín Gaite eligen hacer
huérfanas a sus heroínas rebeldes.

OBRAS CITADAS

Bellver, Catherine. "Carmen Martín Gaite as a Social Critic". Letras Fem


(1980): 3-16.
Brown, Joan Lipman. "The Nonconformist Character as Social Critic in th
Carmen Martin Gaite". Kentucky Romance Quarterly 28 (1981): 165-76.
Clevenger, Sara. "The Revolution of the Spanish Woman in the Post Civil W
Selected Essays on Representing Revolution. Carrollton: West Georgi
International Conference, 1991. 84-91.
Collins, Marsha S. "Inscribing the Space of Female Identity in Carmen Mar
Entre visillos ". Symposium 51 (1997): 66-78.

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
110 Nuria Cruz-Cámara

Graham, Helen. "Gender an


dies : An Introduction. Ed
1995. 182-95.
Hirsch, Marianne. The Mother/Daughter Plot : Narrative, Psychoanalysis, Feminism.
Bloomington: Indiana UP, 1989.
Jones, Margaret E. W. "Dialectical Movement as Feminist Technique in the Works of
Carmen Laforet". Studies in Honor of Gerald E. Wade. Eds. Sylvia Bowman et al.
Madrid: José Porrúa Turanzas, 1979. 109-20.
Laforet, Carmen. La isla y los demonios. Barcelona: Destino, 1991.
Martín Gaite, Carmen. Desde la ventana. Madrid: Espasa Calpe, 1999.

Otero, Luis. Mi mamá me mima. Barcelona: C


Pérez, Janet. "Contemporary Spanish Women
mance". Monographic Review / Revista Mon
Talbot, Lynn K. "Female Archetypes in Carme
de la Literatura Española Contemporánea 1
Westkott, Marcia. "Mothers and Daughters in
Journal of Women 's Studies 3.2 (1978): 16-21.

This content downloaded from


86.59.13.237 on Sat, 12 Nov 2022 15:57:19 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms

También podría gustarte