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El perfil del líder del

tiempo del fin


2 Timoteo 1:7
Consejos del Espíritu
de profecía
1. Líderes de ánimo, enérgicos, fuertes,
llenos de amor
2. Llenos de entusiasmo
3. Líderes valientes, de esperanza,
4. Líderes de carácter firme e íntegros
5. Líderes de fe y paciencia
Después de estas
declaraciones
conteste lo
siguiente:
1. Debo renunciar al liderazgo en la primera
dificultad que se me presente.
m Si m No

2. Si todos abandonan (inclusive el pastor ) yo


debo dejar de ser líder.
m Si m No
3. Si alguien me pone resistencia en mi trabajo,
o la cosa se pone difícil yo prefiero renunciar.
m Si m No
4. Solo basta que me consagre a Dios y todo lo demás
se hará solo.
m Si m No
5. Dios emparejará el camino, todo será fácil, no voy a
tener ningún problema.
m Si m No
6. En mi mente tengo un plan: Si la cosa se pone
difícil, mejor que digan “aquí corrió y no aquí quedo y
murió” a estar llevándome dolores de cabeza. Es mejor
renunciar.
m Si m No
7. Reconozco que Dios me ha llamado a hacer el
trabajo, no será fácil pero confío en el Señor y en el
poder de su fuerza que llegaré al final con más
entusiasmo que el que tengo ahora.
m Si m No

8. Estoy dispuesto para que ni la adulación, la crítica, la


envidia, la resistencia, los aplausos me aparten de Cristo
y su obra.
m Si m No
9. En esta obra hacer planes y estrategias no tienen ningún
valor solo basta con que seamos sinceros y nos
consagremos a Dios.

m Si m No

10. Declaro que no me ha dado Dios espíritu de


cobardía, sino de poder, amor y dominio propio.
m Si m No
Lo que un líder debe
saber y entender
Saber

“Los que trabajan para Cristo nunca han de pensar y mucho menos hablar,
acerca de fracasos en su obra.” (OE 19)

“Prestemos atención a nuestras palabras. Hablemos fe y tendremos fe.


NUNCA demos lugar a un pensamiento de desánimo en la obra de Dios.
NUNCA pronunciemos una palabra de duda. Es como una simiente
sembrada en el corazón de los que escuchan para producir una cosecha de
desánimo y de incredulidad.” (Ev. 459)
“Dondequiera que estéis, por muy difícil que
sean vuestras circunstancias, no habléis de
desánimo.” (Ev. 51)

“Cuando nos entreguemos completamente a


Dios y en nuestra obra seguimos sus
instrucciones, Él mismo se hace responsable

Entender de su realización. El no quiere que


conjeturemos en cuanto al éxito de nuestros
sinceros esfuerzos. NUNCA debemos pensar
en el fracaso. Hemos de cooperar con Uno que
no conoce el fracaso”. (SC 323)

“Tengamos confianza, seamos valientes. El


desaliento en el servicio de Dios es
pecaminoso e irrazonable.” (MC 282)

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