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Liderar: es asumir una misión con responsabilidad, es inspirar a través de la coherencia, el respeto,
la visión, la pasión, el coraje y el compromiso.
Ejemplo de esto es Gedeón, un hombre humilde pero siempre dispuesto a servir y cooperar en
todo lo que se le ordenaba, nunca pensó que sería escogido por Dios para liderar y ver su gloria a
través de la obediencia y el compromiso con que iría hacia los madianitas para derrotarlos.
“Y les dijo: Miradme a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del
campamento, haréis vosotros como hago yo” Jueces 7.17
se sentía seguro porque sabía que tenía el respaldo de Dios y estaría con él para ir y en su
Nombre vencer.
era un líder definido y que no se guardaba nada para sí antes, por el contrario, lo
enseñaba y estaba pendiente de que aquellos 300 hombres que habían sido escogidos
junto con él, obedecieran lo que ya Dios había mandado.
Era obediente y con humildad liderar un grupo,
¿Sabía usted que un líder es un ser privilegiado en la obra del Señor? Por lo tanto:
¡Ahora podemos analizarnos a nosotros mismos, y pensar cuántas veces hemos asumido nosotros
el compromiso!
La Biblia nos dice en Filipenses 1.27 “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de
Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en
un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio”
Nos han sido dadas las armas para ser líderes en las manos del Señor y así como Gedeón tenía
una palabra clave con la cual derribar ese gran ejército, la cual sirvió para la liberación de su
pueblo ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!; así también nosotros las cosas que hacemos de
palabra o de hecho debemos hacerlas en el Nombre de Jesús para obtener la victoria.
Ningún líder que dedique su vida al Señor y se guarde para él tiene nada que temer, pues Él va
delante de nosotros como poderoso gigante y el compromiso adquirido debe ser el objetivo
principal para ser de bendición a otros.
Ahora bien, un líder comprometido y seguro que Dios está con él, es capaz de enfrentar cualquier
situación o cualquier dificultad.
Había una mujer con una dificultad muy grande; La biblia registra que era viuda y estaba muy
endeudada; Le iban a quitar lo más hermoso que tenía en el hogar, sus dos hijos por el pago de
una deuda.
Ella en medio de su duelo, congoja y preocupación, no se acobardó, pues fue inspirada a seguir
luchando, hasta ganar la victoria; Aunque no había esperanza de cómo salir de esa situación.
Fue donde el profeta de Dios, buscó intervención divina, reconoció al único Dios en medio de sus
dificultades; y aunque estaba turbada no perdió el control.
Ella dice: “no tengo nada en casa solo una vasija con aceite” Pero ella obedece lo que le dice el
profeta; Consigue las vasijas y se encierra con sus hijos.
Miremos:
El conflicto que estaba viviendo le impulsó a luchar por sus hijos, a descubrir su potencial y lo que
era capaz de hacer. De una vasija era imposible llenar muchas, pero Dios obró maravillosamente,
porque de Él son los milagros.
Proverbios 10: 22 La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
Hermana mía, líder de Damas Dorcas, esposa de pastor; Sigamos sirviendo a nuestro Dios con
esmero y con pasión.
Cuando nos sintamos impotentes, ahogadas y desanimadas por los problemas y dificultades que
se nos presentan con nuestra familia, esposos, hijos y situaciones de diferente índole; Cuando
halla contrariedad y pensemos que solo nos pasa a nosotras recuerda que Dios es fiel, y que está
ahí para ayudarnos.
salmos 121: Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? mi socorro viene de
Jehová, que hizo los cielos y la tierra.
CONCLUSIÓN:
Enciérrate con Dios y logra que los tuyos también lo hagan; Verás la gloria de Dios. Él sabe con el
amor que le sirves; adelante, no permitas que las dificultades que a diario llegan a tu vida ahoguen
el servicio a Dios.
Esta mujer inspiró a otros, con su fe, con su visión, y pasión por lo que estaba haciendo para
defender lo que más amaba: “sus hijos”.
Testifica las maravillas de Dios, no te canses de contar lo que Él ha hecho en tu vida. Luchemos por
los nuestros para que sean salvos; No permitamos que el enemigo destruya a tus hijos ellos le
pertenecen a Dios.
2° Reyes 4: 5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las
vasijas, y ella echaba del aceite.