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El Tapiz de la Palabra
de Dios
Ahora que hemos hechos un breve resumen de la estructura de la Biblia en la
línea del tiempo, estamos listos para ponerle un poco de carne al esqueleto. Hay
un número de temas mayores (o hebras) que resuenan a través de las páginas de
la Palabra de Dios. Estas hebras son la materia de esta lección.
Unidad en la Diversidad
Hay un maravilloso sentido de orden en la Biblia. Pero este orden viene a ser obvio
solo cuando comenzamos
a mirar como las partes Tú y la Biblia
individuales de la Biblia Una Anatomía de la Biblia
están conectadas entre sí Un Resumen de la Biblia
con un propósito común.
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Como un buen tapiz, es EI Tapiz de la Biblia
aconsejable dar un paso La Autoridad de la Palabra de Dios
atrás para mirar el mural El Propósito de la Palabra de Dios
entero, antes de comenzar LIegando a Ser un Estudiante de la Palabra de Dios
a examinar la trama y el
tejido de sus hebras in- Excavando tras el Tesoro Escondido
dividuales. Vas a encontrar Principios de Estudio Bíblico
que si pones el microscopio Estableciendo una Cosmovisión Bíblico
muy a fondo en una parte
específica de la Palabra de Dios, puedes perder mucho de su belleza y significado.
Lo que encontramos cuando damos un paso atrás para abrazar un vista completa de
la Biblia, es que es un trabajo de notable unidad. Aunque se compone de 66 libros, es
al mismo tiempo un solo libro. La Biblia es un libro de unidad dentro de la diversidad.
En las palabras de William Gladstone en el último siglo:
“Una mente controladora, guiadora y unificadora debe haber estado operando
a través de todas las edades para producir, de tantos elementos compuestos,
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algo maravillosamente único, elevado e insondable como la Biblia; y esa mente
por la naturaleza de las cosas no pudo haber sido humana.”1
La unidad de la Biblia es mucho más asombrosa cuando tomamos en cuenta que
fue compilada en un período de 1600 años. Imagina un grupo de 40 artesanos,
esparcidos en dieciséis siglos, tejiendo un único tapiz que, al ser finalizado, prueba
ser algo de una belleza insuperable y de una inequívoca unidad. Sumado a esto,
está el hecho de que los artesanos que comenzaron el trabajo no tenían ninguna
idea de cómo se vería la imagen al final, y cualquier observador concluiría que
tuvo que haber un solo Maestro de los artesanos dirigiendo el trabajo.
Arthur Pink describe la unidad de la Biblia de esta manera:
“La manera en como la Biblia ha sido producida argumenta contra su unidad.
La Biblia fue redactada en dos continentes, escrita en tres lenguajes, y su
composición y compilación se extendió lenta y progresivamente durante
dieciséis siglos. Las diversas partes de la Biblia fueron escritas en diferentes
tiempos y bajo las más diversas circunstancias. Algunas partes fueron escritas
en tiendas, desiertos, ciudades, palacios y cárceles, otras partes en tiempos
de inminente peligro y otras en tiempos de extático gozo. Entre sus escritores
hubieron jueces, reyes, sacerdotes, profetas, patriarcas, primeros ministros,
pastores, escribas, soldados, médicos y pescadores. Y con todas estas variadas
circunstancias, condiciones y escritores, la Biblia es un Libro; detrás de sus
muchas partes, existe una inerrable y orgánica unidad. Contiene un sistema
de doctrina, un código de ética, un plan de salvación y una regla de fe.” 2
Existe una innegable armonía entretejida a través de la Escritura, desde el primer
versículo de Génesis hasta el último de Apocalipsis. Cuando un artesano deja una
hebra, otro la toma embelleciéndola y agregándole otros detalles, haciendo que
vaya emergiendo la imagen.
La Biblia comienza con la creación del mundo (Génesis 1), y finaliza con un nuevo
orden de creación (Apocalipsis 21:1). Comienza en un Jardín (Génesis 2:8-
15) y termina en una Ciudad (Apocalipsis 21:2-27). Comienza con la caída del
hombre (Génesis 3.1-7) y finaliza con la restauración total de la humanidad (
Apocalipsis 21:3-5). Comienza con un cordero sacrificado (Génesis 4:2-4) y
termina con el Cordero de Dios sacrificado por todos (Apocalipsis 5). Se abre con
un promesa (Génesis 3:15) y se cierra con la promesa cumplida (Apocalipsis
12:9-10;20:1-3,7-10).
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La hebra negra
El negro en la Escritura representa la oscuridad del pecado, la muerte y la
separación de Dios (nota Mateo 8:12; Judas 13). Una de las características más
notables de la Biblia, comparada con la mayoría de la literatura de ese período, es
que no glorifica las obras humanas ni tampoco hace un glosario de sus fracasos.
Constantemente contrasta el pecado y la fragilidad de los mejores esfuerzos del
hombre con el estándar de la santidad de Dios.
A.W. Tozer describe el propósito de la Escritura sucintamente:
“Las Sagradas Escrituras, nos dicen lo que nunca podemos aprender de otra
manera; nos dicen que somos, quienes somos, como llegamos a serlo, y porque
estamos donde estamos y que se requiere hacer mientras permanecemos aquí.”3
Para encontrar ejemplos de la hebra negra, lee los siguientes pasajes:
Lee Salmo 103:13-16
Lee Isaías 40:6-8
Lee Romanos 1:18-32
Lee Romanos 3:23
La hebra escarlata
La hebra escarlata que corre a través del Antiguo y el Nuevo Testamento es un
tema de redención. Desde el tiempo de la caída de Adán, hasta el sacrificio último
de Cristo en la cruz, ha habido un requerimiento de derramamiento de sangre a
fin de recibir perdón y aceptación delante de Dios (lee Hebreos 9:22). Desde la
caída del hombre y la primera promesa de redención en Génesis (Génesis 3:15)
hasta la venida misma de Cristo, vemos como se desarrolla el plan de redención
de Dios, construido línea por línea, revelación por revelación, hasta que emergen
la imagen completa en la persona de Jesús.
Para encontrar ejemplos de la hebra escarlata, lee los siguientes pasajes:
Lee Isaías 53:3-7
Lee Efesios 1:7
Lee 1 Pedro 1:18-19
Lee Apocalipsis 19:13
La hebra de oro
Como el artesano en tiempos del Exodo sacaba repujando finas capas de oro, luego
las cortaba en hebras que eran tejidas en una cortina que aislaba el Lugar Santísimo,
así a través de toda la Escritura está entrelazada la hebra de oro. Esa hebra de oro
es el propósito definido de Dios. Aún en el libro de Génesis, comenzamos a ver la
hebra del propósito final de Dios, una hebra que tiene su culminación en el libro de
Apocalipsis. Este propósito se expresa finalmente en la Ciudad de Dios. Esta es
una ciudad habitada por los redimidos de Dios (Hebreos 12:22), a través de
quienes la gloria de Dios será revelada al mundo entero.
Para ejemplos de la hebra de oro, lee los siguientes pasajes:
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Lee Habacuc 2:14
Lee Hebreos 11:8-10,16
Lee Hebreos 13:14
En la medida que nos movemos a través de la Biblia, observando como estas hebras
son juntamente entretejidas, una imagen comienza a aparecer sobre el tapiz, una
imagen clara y marcada.
La Imagen Emergente
Lee Juan 5:37-40
Jesús habló osadamente cuando describió su rol en el plan de salvación de Dios. En
estos versículos, el describe su relación con la Escritura. No solo proclamó ser el gran
maestro de la Escritura, o aún el cumplimiento de las profecías de la Escritura, aunque
ambos son ciertos. No, Jesús proclamó ser el tema central de la Escritura misma.
Lee Juan 5:46-47
Lee Mateo 26:53-54
Lee Lucas 24:25-27
Lee Lucas 24:44
Como una imagen que ha estado ahí todo el tiempo pero que solamente se hace obvia
después que alguien te la señala, así la imagen de Jesús emerge, una vez vista, como
una imagen clara y destacada bordada dentro del rico tapiz de la Escritura.
Dale una mirada a la imagen debajo y prueba tus habilidades de percepción a
través de tratar encontrar la imagen de Jesús contenida dentro de ella. Mira
cuidadosamente. No te preocupes sino no la ves de primera: se persistente. En el
momento que veas su rostro, tus ojos nunca más se perderán de verlo de nuevo.
Existe una historia detrás de esta imagen. Se dice que un fotógrafo estaba tan cautivado por la escena del derretimiento
de la nieve, apareciendo la tierra negra detrás, que tomó una foto de la escena. Profundamente turbado en su espíritu y
lleno de asombro, en el momento que revelaba la foto, vio en ella el rostro de Jesús lleno de ternura y amor, y se convirtió
en un Cristiano. Puede llevar un poco de tiempo ver su rostro, pero estate bien seguro que está ahí. De repente se volverá
visible, y una vez visto domina la imagen y te preguntarás como fue posible que te lo hayas perdido.
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Conforme a las Escrituras
Lee 1 Corintios 15:1-8
Este es un pasaje que resume los principios más fundamentales de la Fe Cristiana
- la muerte, sepultura y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Pero nota como
Pablo no solamente alude a los testimonios de los testigos oculares de estos eventos.
También el extrae de la autoridad de la Escritura del Antiguo Testamento para
probar que lo que sucedió con Cristo fue previamente planeado por Dios.
En los versículos 3-4, Pablo escribe:
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo
murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado,
y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras...”
Esta frase “conforme a las Escrituras” condimenta toda las enseñanzas del Nuevo
Testamento, a causa que el Nuevo Testamento está entretejido con muchas citas
del Antiguo Testamento. Lee los siguientes pasajes y nota como los Cristianos del
primer siglo claramente mostraron como la Escritura del Antiguo Testamento
apuntaba a Cristo:
Hechos 2:22-36
Hechos 8:32-35
Hechos 17:2-4
Hechos 28:23-24
La profunda alusión que el Antiguo Testamento hace de Cristo no puede ser
sobreenfatizada. Salpica cada sección del Antiguo Testamento.
Lee Lucas 24:13-27
En el camino a Emaús, después de su resurrección, Jesús expuso sobre mismo de
la Escritura. El usó el Antiguo Testamento para mostrar como todo lo que había
sido predicho giraba en torno a su muerte, sepultura y resurrección.
Lee Lucas 24:44-47
Aún en los relatos del evangelio, Jesús constantemente se refirió a si mismo dentro
el contexto de la profecía del Antiguo Testamento.
Lee Lucas 4:16-21
Jesús tenía la audacia de declarar que la Escritura no solo señalaba a El mismo,
sino al hecho que El era el cumplimiento de la misma.
Lee Mateo 5:17
La Escritura del Antiguo Testamento fue cumplida en Jesús a causa de la pro-
funda identificación entre la persona de Jesús y la Escritura. Ambos son llamados
“la Palabra de Dios.”
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La Palabra Viva
Lee 1 Juan 1:1
Jesús es descrito como el “Verbo (la Palabra) hecho carne” (Juan 1:14). Este
Palabra es una persona de la divinidad, eternamente coexistente con el Padre (Juan
1:1; Filipenses 2:6). La Biblia es la forma escrita del Verbo de Dios, pero Jesús
es la encarnación de la Palabra de Dios – la Palabra de Dios viviente. La Palabra
escrita (la Biblia) y la Palabra viviente (el Señor Jesús) están en pleno acuerdo.
Toma como ejemplo una esposa, separada temporalmente de su marido por sus
viajes de negocios. Cada pocos días él le escribe cartas a ella, contándole de su
amor eterno por ella y recordándole de sus planes para cuando regrese. La esposa
atesora esas cartas, examinando detenidamente cada palabra, porque esas
palabras representan el corazón de quién las escribe, su amado. Luego viene el
maravilloso día de su regreso. Va al aeropuerto para darle la bienvenida.
¿Qué hace ahora con sus cartas? Siguen siendo maravillosas. Siguen representando
el corazón de su esposo. Pero la naturaleza de su valor ha cambiado. Su esposo y
sus cartas están en pleno acuerdo, pero ahora ella tiene a su esposo con ella. Su
esposo es sus cartas personificado. Es la palabra hecha carne.
Cuando Jesús vino al mundo, El declaró que toda Escritura (no solo parte de ella)
habla de El. A través de esto no quiso decir que cada uno de los capítulos y versículos
hablan directamente de El, pero si la suma de la Escritura- el tapiz entero de la Palabra
de Dios - habla de El. El no es siempre el tema de la Escritura, pero es para siempre
el objetivo de la Escritura - la meta hacia la cual la Escritura se esta moviendo.
Lee Juan 14:6
Existen muchos ejemplos de Jesús describiéndose a si mismo usando este formato,
“Yo soy...” Este versículo probablemente es el más famoso. Aquí Jesús se de-
scribe a si mismo como “el camino, la verdad y la vida.” Démosle una rápida mirada
a cada una de estas descripciones de Jesús y veamos como se aplican a la
descripción de Jesús como el “Verbo (la Palabra) de Dios.”
Yo soy el camino
Jesús declaró que El es el camino - no simplemente un maestro del camino, sino el
camino mismo. Este término -“el camino”- fue generalmente aplicado al pacto de
Moisés (Deuteronomio 10:12-13). A través de declararse a si mismo como el
camino, Jesús se estaba refiriendo a si mismo como el cumplimiento del Antiguo
Pacto y las base de un nuevo Pacto con Dios. El camino a Dios, prescrito en el
Antiguo Testamento, era ahora personificado en Jesús.
Yo soy la verdad
De nuevo, Jesús declaró ser la verdad, no simplemente un maestro de la verdad, pero
la verdad misma. A través de toda la Escritura, el término “verdad” fue reservado
para la Palabra de Dios (Salmo 119:43; Juan 17:17), y Jesús se lo aplicó a si mismo.
La verdad de la Palabra de Dios fue ahora personificada en Jesús (Juan 1:14,17).
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Yo soy la vida
Una vez más, Jesús se llamó a si mismo como la vida, no solo como el dador de la
vida, sino como la vida misma (Juan 11:25). Jesús se describió a si mismo como la
fuente de vida, un término que había usado previamente para referirse a la
Escritura (nota Juan 5:39-40).
Lee Juan 6:63,68
Hasta que reconozcamos a Jesús como la personificación de la Palabra escrita, la Palabra
Escrita no va a venir a ser una Palabra viviente para nosotros. Va a ser una historia
sin un argumento, un libro sin un tema. Sin Jesús, la Palabra escrita esta muerta.
Obteniendo el Punto
Lee de nuevo Juan 5:37-40
Los religiosos de los días de Jesús fueron reconocidos por su intenso estudio de la
Palabra de Dios. Examinaban detenidamente cada versículo y debatían el
significado de cada palabra. Pero terminaron perdiéndose lo esencial. Que
vergüenza sería para nosotros caer en la misma trampa de estudiar la Escritura y
perdernos lo esencial y fundamental de la misma.
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“Las Escrituras son las que dan testimonio de mi; y no queréis venir a mi para
que tengáis vida.”
El propósito de estudiar la Escritura, por tanto, debe ser “venir a Jesús para tener
vida”. En la medida que leemos la Biblia, el Espíritu Santo le pone vida a la Palabra
que originalmente inspiró y a través de la Palabra revela la persona y el carácter
de Jesucristo.
Lee Juan 16:13-15
Este pasaje describe el ministerio principal del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios
y la Palabra de Dios están en compañerismo para revelarte a Cristo. Su combinado
propósito es causar que nosotros “(pongamos) nuestros ojos en Jesús, el autor y
consumador de nuestra fe”(Hebreos 12.2).
En Resumen
El estudio de la Palabra de Dios revela el rico tapiz de entretejidos temas. Todos
estos temas apuntan hacia la venida de Cristo mismo, quién es el tema central de
la Palabra de Dios. Como una brújula que siempre apunta hacia el norte, la Escritura
siempre apunta al Señor Jesús. El Antiguo Testamento mira hacia él y el Nuevo
Testamento testifica de él. Alrededor de él la Palabra de Dios es entretejida. Cada
tema en la Escritura encuentra su culminación en él. Cada esperanza tiene su
cumplimiento en él.
A lo largo de todo este curso en el Instituto, vamos a estar explorando las palabras
hebras de la Palabra de Dios, siguiéndoles los rastros desde sus orígenes hasta
su culminación en Cristo. Esperamos que comiences a darte cuenta, como nunca
antes, todo lo mucho que hay para descubrir del Señor en su Palabra - las
inescrutables riquezas de Cristo que están encerradas dentro de sus páginas.
1
William Ewart Gladstone (1809-1898), citado de Draper’s Quotations for the Christian World, citado de Compton’s
Interactive Bible NIV.
2
Arthur W. Pink. The Divine Inspiration of the Bible. La Divina Inspiración de la Biblia ( Gran Rapids: Baker Books, 1976)
p.65.
3
A.W. Tozer (1897-1963), citado de Draper’s Quotations for the Christian World, citado de Compton’s Interactive Bible
NVI.
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